España: ¿Qué ha pasado factura al Consell?

España/28/06/2016/ Autor: Noa De La Torre/ Fuente: el mundo

El bipartito ha tenido en la escuela concertada a uno de sus máximos oponentes en su primer año, pero la crisis de gestión se ha percibido en el conflicto comercial o los enchufismos

 

La imagen de miles de personas en una abarrotada plaza de la Virgen clamando contra la política de la Conselleria de Educación en contra de la escuela concertada -a favor de la pública, según la Administración- hizo saltar algunas alarmas en la Generalitat. Pero no todas, porque había quien daba por hecho que se producirían y que forman y formarán parte de la batalla política, como en el pasado lo hicieron las movilizaciones contra los recortes del PP en educación. Pero, vistos los resultados de los comicios y cómo han zarandeado el pacto del Botànic, la primera gran movilización contra el Consell encabeza la lista de las piezas que han acabado pasándole factura.

Fueron «movilizaciones preventivas», declaraba ayer el presidente Ximo Puig en la Ser. Sin embargo, el debate en torno a la concertada implica a miles de familias, miles de profesores y cientos de colegios. Hasta el punto de que tuvo que salir posteriormente el conseller de Educación, Vicent Marzà, a «tranquilizar» al alumnado y a sus padres, a pesar de que su departamento había vendido el mensaje de que se trataba simplemente de una protesta auspiciada por las patronales para mantener su «negocio». Lo que está claro es que socialmente no se entendió así.

Y hay ahora quien también se pregunta por qué la Conselleria que gobierna Compromís -apoyado fundamentalmente por el PSPV en la figura de su secretario autonómico de Educación, Miguel Soler– avanzó en plena campaña electoral su intención de suprimir la exención del valenciano en las zonas castellanohablantes. La pregunta no es baladí, pues hay que tener en cuenta que la propia Conselleria lleva un año congelando el debate sobre el futuro modelo de plurilingüismo… o de inmersión en valenciano. Educación, de hecho, pactó negociarlo con los sindicatos en febrero, pero cuando nadie contaba con un escenario de repetición de elecciones. Es decir, una vez pasados los comicios del 20 de diciembre.

Hasta qué punto el Partido Popular sale beneficiado de este debate sólo hay que verlo observando sus resultados en municipios castellanohablantes como Torrevieja y Orihuela. Si en el primero ha pasado de lograr el 36,29% del voto al 41,81% en sólo seis meses, en el segundo el crecimiento ha sido desde el 46,21 al 51,56%.

En todo caso, el coste electoral no se mide únicamente en términos educativos. Los populares acuñaron la expresión del «pacto del Titanic» -aprovechando el juego de palabras con el pacto del Botànic- para simplificar el mensaje de la nula gestión del Consell, en contraposición con la idea socialmente extendida de que la derecha gestiona mejor. Una máxima, obviamente, que se ha empeñado en rebatir el Gobierno valenciano. ¿Con éxito?

Cisma

No mucho, a juicio de lo que ha pasado por ejemplo con temas como el del conflicto por la libertad de los horarios comerciales que ha llegado a provocar hasta un cisma en la Conselleria de Economía, con el enfrentamiento abierto y ya nada disimulado entre el conseller de Compromís, Rafael Climent, y la secretaria autonómica socialista María José Mira.

Y no es tanto que a la ciudadanía hayan llegado los problemas de mestizaje político evidentes. Al final, se trata de una crisis política con efectos prácticos en la vida diaria. Ha sido tal el lío creado por Economía con pasos adelante y atrás que el resultado ha sido un desconcierto mayúsculo entre comerciantes y ciudadanos, y sin que todavía esté claro qué domingos podrá abrirse y dónde.

Por otro lado, el goteo de casos de enchufismo en el Consell ha sido otro de los argumentos con los que más ha atizado el PPCV de Isabel Bonig al bipartito que sostiene el Consell. No en vano, fue una de las principales armas de batalla de la izquierda contra los populares cuando estaba en la oposición… y que ahora se ha vuelto en su contra con la perversa asunción de que todos los políticos son iguales.

La batalla en clave identitaria e incluso emocional tiene en la prohibición del ‘bou embolat’ en Valencia la gota que ha colmado el vaso del coqueteo sobre todo de Compromís con los antitaurinos. De nuevo, la dialéctica ha girado en torno al concepto de libertad, en una nueva polémica cuya oportunidad ahora se cuestiona por abrirse -otra vez- a las puertas de la campaña electoral. Y antes no faltó la manifestación protaurina.

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