MUSTANG (Belleza Salvaje)
Año: 2015
Dirección: Deniz Gamze Ergüven
Guión: Deniz Gamze Ergüven y Alice Winocour
Protagonizan: Günes Sensoy, Doga Zeynep Doguslu, Tugba Sunguroglu
Coproducción: France, Germany, Turkey, Qatar. CG Cinéma, Vistamar Filmproduktion, Uhlandfilm, Bam Film.
Quien haya visto Vírgenes Suicidas (1999), la ópera prima de Sofía Coppola, encontrará muchos elementos comunes entre la historia de las cinco jóvenes Lisbon que se desarrolla en Detroit, y la representación de las cinco hermanas huérfanas que dibuja Mustang.
La historia de Mustang transcurre en el pueblo donde la abuela de las huérfanas les da cobijo al morir sus padres en un accidente de tránsito. En un verano de despedidas, de la escuela y los amigos, y en medio de un juego inocente entre adolescentes amigos en la ribera del Mar Muerto, la abuela de las chicas y estas, son señaladas por sus vecinas de inmorales, lo cual inicia una serie de restricciones en la cotidianidad de la vida familiar.
A partir de entonces, Lale, Nur, Selma, Ece y Sonay inician su propio camino de resistencia ante lo que no logran entender: la estigmatización de una sociedad en decadencia, dominada por un patriarcado asfixiante y castrante.
Un confiamiento que comienza con barrotes en las ventanas de la casa, tests de virginidad a las jóvenes y palizas, se profundiza hasta cerrar todos los posibles accesos a la casa con cercas de hierro. Esta absurda respuesta que encuentran el tío y la abuela de las jóvenes para «lavar» el nombre de las chicas logra que el encierro traduzca la vida de las hermanas en un aprendizaje forzoso de lo que entiende esa sociedad, son los deberes femeninos.
El ambiente de la película nos muestra en algunas escenas el lado más sórdido de una familia víctima de la sociedad turca, marcadamente patriarcal. En su -casi- secuestro, algunas de las niñas sufren abusos físicos por parte del tío, y también aprenden destrezas propias de la “Guía de la buena esposa: 11 reglas para mantener a tu marido feliz”(1): cocina, costura, limpieza, atención al esposo y arreglo de la casa. Destrezas que sirven para seguir el tránsito «natural» hacia una inserción tradicional en el rol de toda mujer honorable: un matrimonio pactado por sus representantes.
La historia, sin embargo, no es narrada desde la victimización de agredidas o agresores. En lugar de ello, las guionistas nos muestran lo que acontece, tal y como lo ve el ímpetu de la menor de las hermanas, Lale, en su búsqueda por subvertir el orden y disciplina impuestos por su tío con la anuencia de la abuela. En los ojos de Lale vemos la nostalgia por la ausencia de su profesora preferida, la resistencia a seguir el curso normal de un matrimonio obligado y la búsqueda liberadora de quien quiere lo mejor para si y los suyos.
En esta búsqueda incesante, es Lale quien siempre increpa a sus hermanas sobre su conformismo. Al punto que, con ayuda de un perfecto desconocido, logran escapar de casa y trasladarse a un partido de fútbol, al regreso del cual su situación se vuelve aún más asfixiante en casa.
La cruzada de Lale por huir del hogar de la abuela no logra, sin embargo, impedir las bodas de las dos hermanas mayores, las cuales transcurren conforme a lo esperado: el candidato acordado por los padres, la abuela y el tío, llega a casa con su familia, invitado a tomar el te. El ritual del té sirve para evaluar las destrezas de la futura esposa. Para el encuentro, la joven de turno prepara un agasajo típico y con algunos lujos, pese a la sencillez de los atuendos y mobiliario de la casa. Un paseo al servir el te y las galletas, y la familia del novio estaba en condición de dar la aprobación para el matrimonio.
La mayor de las hermanas logra convencer a la abuela de que, en su caso, el matrimonio se acuerde con su actual novio, con quien ya mantenía relaciones clandestinas desde hacía meses. Menos fortuna tiene la segunda de la chicas, obligada a casarse con un total desconocido y a pasar un nuevo test de virginidad la noche de bodas al no producirse el sangrado sobre la sábana matrimonial. El punto de quiebre lo pone el suicido de Ece, la tercera de las hermanas, en los días previos a su boda. Ece, quien también fue objeto de abusos por parte de su tío ve en su propia muerte la única puerta de escape ante un futuro certero de sometimiento y limitaciones emocionales y físicas.
La muerte de Ece agudiza la angustia de Lale por poder salvar a su hermana Nur de un matrimonio forzado. No cabe duda que esa búsqueda viene marcada por la impronta de la pasión de Lale por el fútbol. Una futura mujer con deseos de romper el yugo de su tío, regesar a estudiar y, además, fanática de un deporte casi excusivo para hombres, no podía tener un fin distinto al del sometimiento …. si no se liberaba antes.
Traza un plan casi perfecto, que ejecuta la misma noche de bodas de Nur. Con ayuda del chico que transportaba verduras al pueblo, y que ya antes les había llevado a las hermanas al partido de fútbol, Lale planifica dejar a los invitados a la boda de Nur fuera de casa y escapar en el carro del tío, que abandonan más adelante cuando hacen trasbordo para ir al terminal de autobús y comprar sus boletos para huir a Estambul. Allí, lo tiene claro Lale, se encontrarían con su maestra de escuela y comenzarían a esculpir su libertad.
Pese a la gravedad de la realidad que muestra Mustang, el lenguaje fotográfico y simbólico es muy respetuoso del peso que esa realidad tiene en las luchas feministas. Quizás esa es la razón para que, dentro de su maestría cinematográfica, apenas logre delinear una de las búsquedas por la emancipación y la autodeterminación de la mujer, que es aún para muchas sociedades, una tarea pendiente enfrentándose a diario con prácticas sociales que debilitan su condición de posibilidad.
(1) Libro muy difundido en los años 50 en España y escrito … ¡por una mujer! Pilar Primo de Rivera (1907-1991).
Reseña elaborada por Maria Angela Petrizzo @petrizzo