América del sur/Venezuela/ Omar Hurtado Rayugsen/Artículo/www.scielo.org.ve
Apreciados amigos nos hemos congregado esta tarde en nuestro venerable Padre Pedagógico para asistir al bautizo de una obra que ya es clásica entre los estudiosos de la Ciencia Social, cuyo título: El Programa lo hace el Profesor y sus contenidos .
Recurriremos al artilugio de la Iniciamos la exposición en si con un epígrafe, extraído del trabajo que nos ocupa “Que en una época de cambios, como la que ahora se vive, sea la educación objeto de profundas interrogaciones [a] escala mundial y en todos los niveles, no debe sorprendernos” Tovar, Ramón A.
El programa lo hace el Profesor (1969:33 / 2012: 20) Aspiramos que la anterior cita nos sirva de brújula en el desarrollo de esta exposición y para demostrar la idea central que nos anima: insistir en la imperecibilidad de la doctrina que ejemplifica quien nos convoca.
I.- El Autor: A Ramón Tovar, así a secas y tuteándolo como casi nunca hacemos, lo conocimos, virtualmente diríamos en estos tiempos, avanzada la década de los sesenta cuando al 1 Palabras leídas, el 08/11/1912 en el Instituto Pedagógico de Caracas, en el acto de Presentación de la 2da. edición de El Programa lo hace el Profesor. 2 liceo donde cursábamos bachillerato llegó un profesor graduado en Geografía e Historia y nos puso a estudiar un libro con un título indescifrable para nuestras imberbes entendederas: Venezuela: País subdesarrollado.
Lo que, probablemente, a muchos les parecerá una anécdota baladí para nuestros compañeros etarios está llena de significados. Estamos refiriéndonos a una institución de educación media que está enclavada en las soledades de las mesas orientales; en la que, habiendo transcurrido casi un siglo desde la creación del ministerio de Instrucción Pública y siendo, para aquellos momentos, una de las pocas de su tipo que existían en tales latitudes, la presencia de un profesor graduado constituía una situación excepcional.
El joven profesional en cuestión, por lo demás, se nos presentó con un material de estudio y unas estrategias didácticas desconocidas y totalmente distintas a la enseñanza memorística y repetitiva por donde, hasta entonces, transitábamos tan displicentemente. Y, por si fuera poco, nos urgía para que analizáramos, comparáramos y sintetizáramos; exigiéndonos que utilizáramos unas capacidades mentales que ni siquiera atisbábamos poseer.
Pasados unos meses arribamos a la casona del Paraíso, imbuidos de las ideas revolucionarias tan en boga para esos momentos. En ella un día, inopinadamente, chocamos con el responsable de la disciplina en el Departamento. Fue a tempranas horas de una noche cuando protestábamos la fijación de un examen y nos tocó el llamado al orden de la autoridad en funciones.
Para nosotros; dirigentes estudiantiles ungidos, como todos los jóvenes, –no sabemos por quien- de poderes sobrenaturales; encontrar a alguien que nos dijera que primero debíamos conocer la norma para poder protestar contra ella, fue toda una revelación. No les hemos contado que el Profesor que nos hizo tan enérgico llamado de atención era asombrosamente parecido al que aparece en la solapa del libro en el que habíamos intentado descifrar en las inmensidades de la Venezuela profunda. ¡Claro, si era el mismo! Posteriormente, pasamos a la condición de ser sus alumnos activos durante dos años.
Siempre tenemos presente los pasajes clave de ese exigente ejercicio formativo. Citaremos un ejemplo entre tantos. El primer día de clase el Profesor de Geografía del Antiguo Continente se presentó armado con una Regla en T y, ante nuestra desconcertada mirada, procedió a trazar en la pizarra una matriz de doble entrada mientras nos decía: “Este será el instrumento básico que utilizaremos para organizar la información”, luego procedió a llenarla de datos y a explicar los diferentes rubros que le incorporaba.
Al tiempo que nos indicaba: “Con esta serie procederemos a fundamentar el análisis del espacio estudiado” y afirmaba “Para realizar el mismo yo iré de más a menos y ustedes vendrán de menos a más”. De esa manera nos introdujo, sin jactancia y sin decírnoslo, en el Método de Los Conjuntos y en el uso de los principios del Materialismo Histórico como metodología.
Todo ello con una rigurosidad pedagógica, con una claridad expositiva y con una solidez didáctica que, aun hoy, seguimos definiendo como insuperable. De esa memorable ocasión han transcurrido casi cincuenta años y desde entonces nos hemos beneficiado de un intensivo y permanente proceso de aprendizaje. En ese lapso nuestro Maestro ha desarrollado destacadas investigaciones, ha escrito trascendentales 3 libros, ha elaborado una propuesta metodológica para la investigación y la enseñanza de las Ciencias Sociales en realidades como la venezolana, ha obtenido el reconocimiento de memorables instituciones; y, sobre todo, ha creado Escuela.
Los resultados de su labor inquiridora están en trabajos como La Obra Pía de Chuao y el Estudio de Caracas, ambos editados por la Universidad Central de Venezuela, y Método para la Enseñanza de la Geografía publicado por la UNESCO. De sus libros, de amplia difusión, además de los ya citados, los más conocidos son: Geografía: Ciencia de Síntesis, La Población de Venezuela, Imagen Geoeconómica de Venezuela, Perspectiva Geográfica de Venezuela, Lo Geográfico, El Enfoque Geohistórico y Sendas de la Nueva Ciencia.
Cualquiera de los aquí presente puede atestiguar como la obra escrita del profesor Tovar se conceptualiza entre los libreros casi como piezas de colección y ni siquiera la digitalización adelantada hace unos años por la Universidad de Carabobo ha logrado suplir los reclamos de tantos indagadores y estudiosos de la misma.
II.- La Obra: Reconociendo que estamos sesgados en el análisis diremos que de los más de sesenta años de labor fecunda del Maestro Ramón Tovar hay tres logros que nos llaman poderosamente la atención: (1) la transformación profunda que impulsó en la enseñanza de la Geografía, (2) la creación del Centro de Investigaciones Geodidácticas y (3) la proposición del Enfoque Geohistórico.
Procuraremos reseñar brevemente en que consiste cada uno de ellos, pero sin ajustarnos a ningún ordenamiento cronológicamente lineal. Para hacernos una idea de cuan significativo ha sido el aporte del profesor Tovar en la reconceptualización de la enseñanza de la Geografía recordaremos como para los comienzos de los años sesenta de la centuria pasada; cuando el egresa del Instituto de Geografía Aplicada de la Universidad de Estrasburgo, hoy Universidad Marc Bloch; en Venezuela y en América toda el énfasis en la disciplina estaba dirigido a las variables fisiográficas y nuestros programas tenían como punto de partida “la Tierra en el Espacio sideral”.
El esfuerzo de él y de quienes hicieron causa común con sus propuestas se dirigió a implosionar esta situación. Entonces empezamos a hablar de la población como el punto de partida; se valorizaron los recursos didácticos: cartogramas, cortes topográficos, ilustraciones y gráficos de actividades, entre otros; se incorporaron los trabajos de campo a cualquier escala, incluso al patio de las escuelas y liceos; se redescubrieron las lecturas geográficas e históricas de los representantes de nuestra literatura; se revalorizaron los aportes de las expresiones artísticas a la ciencia de la espacialidad; se invirtieron las relaciones, hasta entonces planteadas, para ir desde lo más cercano y comprensible hasta lo más lejano y abstruso y se comenzó a insistir en la articulación con la historia.
En pocas palabras, más que comenzar a enseñar geografía de una forma distinta, se empezó a enseñar otra geografía. Verbigracia, fuimos testigos del cambio de mentalidad que significó, en un naciente pedagógico, dejar de hablar de Geografía General e iniciar el trabajo con la Geografía del Mundo. 4 Comenzando los setenta empezaron a ganar importancia los clubes de ciencias.
Él nos insistía en que más que un círculo, sinónimo de instancia cerrada, necesitábamos ahondar en la difusión del conocimiento, las maneras de acceder a él y la urgencia de incorporar a las nuevas generaciones de docentes a su sistematización desde el aula hacia la sociedad y el mundo. En esta prédica contó con aliados incondicionales de los cuales, ofreciendo disculpas a los que omitamos, destacaremos a Ezequiel Alfonso Camacho Calderón, su hermano desde los años juveniles, y a María de Lourdes Taborda Romero de Cedeño, nuestra inolvidable Maestra Maruja. Así surgió el Centro de Investigaciones Geodidácticas (CIGD), ente impulsor de las Jornadas de Enseñanza de las Ciencias Sociales y de publicaciones de renombre dentro de la especialidad.
Hoy, a cuarenta años distancia de esas experiencias iniciales, el CIGD tiene presencia en todas las instituciones de educación superior, sobre todo en las destinadas a la formación del recurso docente que el país está reclamando en este momento de cambio epocal. Las Jornadas se han consolidado como producto de un fructífero trabajo que las han llevado a todo el territorio nacional.
Y la Revista Geodidáctica: Teoría y Praxis, orgullosa heredera del Boletín y de la Revista Geodidáctica, lucha por afianzar su presencia entre las publicaciones acreditadas del ámbito. Además, los orgullosos alumnos del Profesor Tovar tienen una fuerte presencia en los institutos de investigación, centros de enseñanza a todos los niveles del sistema educativo venezolano y exhiben una sólida producción de libros, artículos y trabajos especializados, (que, con el debido respeto a la labor cumplida, no enumeraremos para no hacer más tediosa esta participación), pero que han merecido el reconocimiento de los distintos mecanismos de evaluación con que cuenta el país y hasta han trascendido las fronteras nacionales.
Concluiremos este segmento indicando que cuando el Profesor Ramón Tovar se reincorpora a las aulas del Pedagógico ya de Caracas, luego de su brillante pasantía por la celebérrima universidad alsaciana, encuentra que hay una peligrosa tendencia a la fragmentación del conocimiento y un creciente divorcio entre las ciencias sociales, especialmente entre la Geografía y la Historia.
Se dedica entonces a profundizar las líneas de su pensamiento, el cual ya había enunciado en su Contribución para el estudio de la geografía del Guárico occidental, publicado en 1959, y perfeccionado en la elaboración de “Las etapas de la industrialización y el problema de las nuevas implantaciones en el Bajo Rhin”, tesis elaborara bajo la ductoría de Etienne Julliard y con la que obtuvo su Diploma de Estudios Superiores en Geografía. Así fue madurando lo que después, con modestia, llamará el Enfoque Geohistórico.
Decimos con humildad porque, de acuerdo a calificados tratadistas, en él encontramos la consolidada propuesta de un Método. El que, como le gusta decir, constituye una respuesta frente a las dudas que plantean la investigación y la enseñanza de la Geografía en sociedades que, como la nuestra, adolecen de un profundo desconocimiento de la historia.
El referido planteamiento permite justipreciar las enseñanzas de uno de los más renombrados estudiosos de las ciencias sociales al que corrientemente cita: “No hay 5 historia sin geografía, ni geografía sin historia” y “La historia es la geografía en el tiempo y la geografía es la historia en el espacio”. Tal iniciativa académica, bueno es decirlo, nos puso a confrontar sobre la inter, la pluri y la transdisciplinariedad mucho antes que otros actores tan artificialmente publicitados actualmente.
III:- El libro: Como ya hemos silueteado, durante el año de 1969 se manifiesta la claridad pedagógica del Maestro al entregarnos El Programa lo hace el profesor. Este trabajo, que ahora con derecho pleno ve su segunda edición; fue inicialmente publicado como expresión del esfuerzo de dos de sus numerosos amigos. Como toda su producción rápidamente se agotó y, pese a todos los intentos adelantados, no había podido reeditarse. Sobre la materia que lo inspira abre fuegos desde la introducción, cuando nos dice: Asistimos en los tiempos que corren a un marcado divorcio entre la realidad y la escuela. Descubrir la complejidad de los factores incidentes en el hecho, está en el plano de las más urgentes instancias. Contribuir a llamar la atención sobre tan delicado fenómeno, nos ha motivado para ofrecer esta selección de corte pedagógico.
Las páginas restantes las dedica a ofrecernos un acercamiento al perfil de un educador, insistir en el valor didáctico del cartograma, un recorrido por las características de la geografía en los prolegómenos de la contemporaneidad, la tipificación de la disciplina en la educación primaria, la codificación del docente y del alumno de la ciencia geográfica, destacar la contribución de la geografía en la conformación de la educación para los nuevos tiempos, revisar algunos pensamientos trascendentes de Rabindranath Tagore, presentar su definición de la americanidad e hilvanar un recuerdo para su promoción.
En este libro el educador a carta cabal que él es se hace presente cuando asevera, parafraseando al poeta hindú: “Soy como el Sándalo, que perfuma el hacha que lo hiere”. Cuando afirmamos que el Profesor Tovar es uno de los grandes Maestros que este vestuto pedagógico ha regalado al país no estamos haciendo uso de ninguna hipérbole. Sino, por el contrario, nos ajustamos plenamente a lo que tal connotación implica.
Una de las notas distintivas de su producción radica en la vigencia de sus planteamientos. Por ejemplo, en la citada Venezuela: país subdesarrollado nos dice: Cuando hemos definido a Venezuela como un país subdesarrollado, no está en nuestro ánimo el afán de adjetivar; ni menos aún el de minimizar o censurar. Está si, el rigor científico –serio y severo- que nos dirija a la toma de conciencia de lo que somos y porque así somos.
Dejamos a vuestro libre albedrío la decisión de definir el grado de permanencia de la anterior aseveración. En la introducción del escrito que estamos rebautizando en esta ocasión nos regala otra muestra de esa asertividad que define y diferencia su producción, cuando señala: 6 “Mientras celebramos el descenso del hombre en la Luna, ‘los choques entre católicos y protestantes resultaron el fin de semana en más de 200 bajas y en unas 50 detenciones’ en Belfast-Irlanda del Norte”.
Admitiendo que se nos puede juzgar como notablemente exagerados al valorizar las constantes que el Maestro nos ha enseñado a distinguir en las relaciones temporoespaciales.; nos gustaría, ya casi al final de estas palabras, dejar abiertas las siguientes interrogantes, estableciendo claramente que son preguntas que nos surgieron al observar comparativamente las recientes elecciones en el gigante del norte y las llevadas a cabo cercanamente entre nosotros, igualmente dejamos asentado que ellas están dirigidas esencialmente a quienes critican las falencias democráticas del actual proceso venezolano.
En función de lo enunciado queremos indagar: (1) ¿Cómo interpretar el hecho de que en las recientes elecciones estadounidenses de cincuenta estados de la unión, veinticuatro hayan favorecido a la opción no ganadora?, ¿Qué opinar sobre el hecho de que en el Senado, llamado “el club de los cien”, la bancada oficialista esté integrada por 50 parlamentarios, mientras la Cámara de Representantes está dominada abiertamente por la oposición? ¿Significará eso que los Estados Unidos de América ahora están más divididos que nunca antes en su historia? (2) ¿Cómo explicar que, independientemente del margen que separe al ganador del perdedor en el voto popular, salvo en un estado, el primero se lleve todos los votos del colegio electoral de la entidad? ¿No habrá allí una violación al principio de la representación proporcional de las minorías?, sacrosanta noción para el funcionamiento de la democracia representativa tan defendida por los cuestionadores de lo que ocurre en Venezuela.
Y (3) ¿Cuál será la causa de que la Florida, habiendo abierto y cerrado sus centros de votación cuatro horas antes que California, lo que se explica por la diferencia existente entre los respectivos husos horarios, y con menor población que éste, aun no haya dado a conocer los resultados surgidos desde sus urnas? ¿Llamará a suspicacia el hecho de que el Presidente reelecto, según las tendencias que manejan los organismos ad hoc, se encamine a ganar en el estado del sol perenne por un margen de 0,9 % -o sea unos 74.000 votos populares-, y que a nivel nacional la diferencia entre ambos candidatos se estime que estará ubicada en el estrecho margen de 1,6 %? ¿Se deberá esto al hecho de que el ente comicial federal actuó sumisa y perversamente cometiendo fraude a favor del gobernante triunfador?
Reiterando el respeto que guardamos hacia quienes no compartan nuestra visión y reivindicando el derecho que nos asiste, aún equivocándonos, a defenderla; para nosotros, es allí donde radica la trascendencia del método que nos propone el hoy homenajeado. Proclamésmolo de una vez, con él empezamos a entender la posibilidad de ver los fenómenos estudiados, como los pergeñados a lo largo de estos párrafos, desde perspectivas constantes, que para nada son circunstanciales.
Tal y como se desprende del epígrafe que nos ha guiado. Digámoslo parafraseando a un conocido luchador social del siglo XX: “Lo que distingue a un verdadero científico, como a un revolucionario, es lo que piensa, dice y hace, siempre; sobre la base de un sólido compromiso social”. Concluiremos estás líneas resaltando que el Profesor Ramón Adolfo Tovar López, nacido en Puerto Cabello un 11 de diciembre de hace 89 años, parece haber heredado 7 todos los genes iconoclásticos que perviven en su lar natal; terruño que un día como hoy, 189 años atrás, sirvió de escenario a la consolidación de la independencia nacional en su toma por las fuerzas patriotas. Acto tan poco estimado en la cultura oficial tradicional.
Finalmente, expresaremos nuestra convicción en cuanto a que la condición de transformador social que identifica al Maestro, a la que nunca ha renunciado, aparece enmarcada en una enorme sencillez, en una elevada condición humana y en un infinito orgullo de su esencia ontológica: la de ser educador.
De esa manera lo dejó asentado firme y públicamente cuando, en augusta sesión, se incorporó como Individuo de Número a la Academia Nacional de la Historia, ocasión en la que exclamó: “Señores…ustedes han llamado para ser vuestro par a un maestro”. Es esa la condición fundamental que en él celebramos.
¡Muchas gracias!
Omar Hurtado Rayugsen
UPEL-Instituto Pedagógico de Caracas Centro de Investigaciones Históricas “Mario Briceño Iragorry”
omarrayugsen@hotmail.com
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