Simón Rodríguez: Su obra Reflexiones puede tomarse como un diagnóstico de nuestra realidad educativa

Por: Omar Hurtado Rayugsen

Sin embargo, los sectores venezolanos mas reaccionarios insisten todavía en desconocer los méritos del Maestro como escritor, filósofo, educador y pedagogo, opina Omar Hurtado Rayugsen, investigador del Centro Nacional de Estudios Históricos.

El ideario pedagógico de Simón Rodríguez impulsa uno de los buques insignia, clave del proceso revolucionario que nos compromete existencial y raigalmente: la Revolución educativa y cultural.

Así lo dijo, con motivo de cumplirse hoy, 28 de octubre, el 248 aniversario de su nacimiento, Omar Hurtado Rayugsen, profesor del Instituto Pedagógico de Caracas (UPEL) e investigador del Centro Internacional Miranda y del Centro Nacional de Estudios Históricos, quien agregó que “… Aun cuando los grupos mas reaccionarios de la sociedad venezolana insisten en desconocer los méritos de Rodríguez como educador, filósofo, pedagogo, escritor y propulsor de tesis de innegable actualidad, nosotros estamos absolutamente convencidos de su creciente vigencia”.

-Guardando los tiempos históricos y haciendo la salvedad de los giros del idioma, la vigencia de sus ideas es tal, que los planteamientos que figuran en sus Reflexiones pueden ser asumidas como un documento-diagnóstico de nuestra actual realidad educativa, puntualizó

El profesor Hurtado señaló que la frase de Rodríguez “La América española es original, originales han de ser sus instituciones y su gobierno, y originales sus medios de fundar uno y otro” que en su tiempo se consideró descabellada, fue presentada por El Libertador en la Carta de Jamaica, impulsada por calificados pensadores nuestroamericanos en los siglos sucesivos, y defendida por el comandante Hugo Chávez en los novísimos esquemas de integración regional.

Durante la entrevista mencionó algunas de las prácticas rodriguianas del modelo educativo venezolano del siglo XXI.

-Desde el año 2003, se crea la Misión Robinson, orientada a rescatar a miles de compatriotas que vivían en la horrorosa esclavitud del analfabetismo y recientemente se puso en práctica la Micromisión Simón Rodríguez, que busca transformar el sistema educativo para lograr una educación liberadora y de calidad para todas y todos.

Destacó que son notorios los avances en materia inclusiva, que han asegurado el derecho a la educación, sin exclusiones de ningún tipo, y los avances en la incorporación activa de las personas con discapacidad, tanto en los espacios educativos como laborales.

CO: ¿Quién era Simón Rodríguez? ¿Un excéntrico?

-Simón Narciso de Jesús Carreño Rodríguez, quien nació en Caracas el 28 de octubre de 1769 y falleció en Amotape, Perú, el 28 de febrero de 1854, luchó durante toda su vida contra la incomprensión de la sociedad en la que le tocó vivir, que llegó a descalificarlo con los mas duros términos, y hoy, a 248 años de su nacimiento, continúa siendo objeto de insultos por parte de quienes no comprenden ni comparten sus innovadoras propuestas en el campo educativo.

Enfatizó que pese a lo que se nos ha intentado inculcar durante 24 décadas, Rodríguez fue un adelantado para su época. “Su afán por actualizarse en las mas avanzadas teorías, por leer prácticamente a todos los autores que desafiaban el viejo orden, por aplicar principios reñidos con los rígidos moldes escolásticos de su época, por impulsar una educación innovadora dentro de la pacata organización social de entonces, sumados a sus aun no aclaradas condiciones de nacimiento y crianza; lo llevaron a chocar frontalmente contra las formas impuestas”.

Subrayó que tan excesiva desfiguración contradice las exigentes funciones de Maestro -en la Escuela de Lectura y Escritura para Niños- que teniendo solo 21 años le asignó el Cabildo caraqueño y la seguridad con que importantes familias, como los Palacios Blanco, le confiaron sus hijos.

ERUDICIÓN

El profesor Hurtado Rayugsen precisó que Don Simón, siendo un lector voraz, se apoyó en las mas calificadas fuentes de su tiempo para elaborar las propuestas pedagógicas que formuló.

Detalló que Rodríguez leía y citaba a los clásicos griegos, romanos, y a los reformadores españoles, al igual que a Carlomagno, Maquiavelo, y Tomás Moro; a Cervantes, Nebrija, Samaniego, Ripalda, Fernando I de Navarra, Fernando VII, Feijóo y Jovellanos.

Aludió entre las influencias que mostraba el Maestro a los máximos representantes del Iluminismo y los exponentes del pensamiento los siglos XVIII y XIX, como Rousseau y Montesquieu y como parte de las fuentes de su saber, sus constantes viajes por Trinidad, Jamaica, Estados Unidos, Francia, Italia, Alemania, Prusia, Polonia y Rusia, dijo el investigador venezolano.

-El mismo Rodríguez decía sobre su permanente aprendizaje: “…Permanecí en Europa por más veinte años; trabajé en un laboratorio de química industrial, en donde aprendí algunas cosas; concurrí a juntas secretas de carácter socialista… estudié un poco de literatura, aprendí lenguas, y regenté una escuela de primeras letras en un pueblecito de Rusia”.

Por eso Hurtado Rayugsen sostiene que tan profusa y profunda erudición desmonta la conseja de que Simón Rodríguez era solo un proponente de iniciativas antisistema y además “… están sus escritos que lo retratan como un sólido pensador, al día respecto a las ideas mas adelantadas, que abrevó en el mas sólido pensamiento político, económico, social y cultural del hito que transitó”.

PROPUESTAS POLÉMICAS

Hurtado Rayugsen considera que para Rodríguez el componente mas importante del proceso educativo es el alumno. Igualmente el profesor del Instituto Pedagógico tiene en alta valoración en como propugnaba una escuela formativa, antes que informativa, como lo reafirma cuando señala: “Instruir no es educar”.

-La constante en su teoría y praxis fue desmontar el antiguo andamiaje del excluyente sistema educativo colonial; se empeñó en demostrar la necesidad de profesionalizar la docencia, establecer en ella precisiones metodológicas; dar la importancia debida a este oficio para la prosperidad social.

Insistió en la urgencia de incrementar la cantidad de escuelas, las exigencias para escoger maestros, definir la duración de la jornada escolar, precisar los estímulos y castigos y las responsabilidades de los directivos.

Su práctica fue coherente con todo eso: rescata el valor del trabajo manual, combate contra la alienación religiosa, que pretendía sepultar las creencias de los pueblos originarios; propone el uso de las distracciones, los juegos y los paseos para la adquisición de conocimientos y basa el acto educativo en la observación, la reflexión y el rescate de los sentimientos, concluyó Omar Hurtado Rayugsen.

Fuente: http://www.correodelorinoco.gob.ve/su-obra-reflexiones-puede-tomarse-como-un-diagnostico-de-nuestra-realidad-educativa/

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Homenaje al maestro Rafael Tomás Fernández Heres

América del Sur/Venezuela/Octubre 2016/Omar Hurtado Rayugsen/http://revistas.upel.edu.ve/

Permítannos comenzar agradeciendo a la Sociedad Bolivariana de Venezuela, Capítulo Cojedes, al muy Ilustre Concejo Municipal de San Carlos de Austria y la familia Heres Villegas por habernos honrado invitándonos para que hiciéramos esta intervención. Intervención por demás inmerecida ante tan distinguida audiencia y desde los ambientes cargados de historia de esta casa natal de héroes de la Guerra Nacional de Independencia, como son los hermanos mártires Capitán Faustino Figueredo Mena (fallecido el 20 de mayo de 1818 en la batalla de la Laguna de Los Patos), el Teniente José María Figueredo Mena (desaparecido en la batalla de Boyacá el 7 de agosto de 1819) y el de más prologada vivencia el Coronel Fernando Figueredo Mena de quien resaltaremos, entre tantos aspectos notorios, que se cubrió de gloria en las acciones de Araure – de la que ayer se cumplieron ciento noventa y ocho años – y en la Campaña de Guayana; tan cercana a nuestros afectos personales. Arrancaremos la disertación en sí, informándoles que, aprovechando que estamos en la puerta de los llanos, en ella usaremos un baqueano. Para dichas funciones hemos elegido a Don Mariano Picón Salas, a quien – para utilizarla como epígrafe -, le hemos pedido prestada la siguiente cita: “…Una vasta cruzada educacional para crear… los constructores del Estado futuro, me parecen consignas bastantes [como] para colmar toda nuestra vida”. (Picón Salas, 1977: 203) En estas ideas, casi premonitorias que adelantaba desde Santiago de Chile en noviembre de 1933, Mariano Federico Picón Salas (Núñez, 1997:631 – 632) nos parece encontrar las líneas fundamentales que deben orientar nuestra participación, que – sin garantizarlo – aspiramos sea breve. Esta tarde la comunidad cojedeña le brinda un sentido homenaje a uno de sus más preclaros hijos: el Doctor Don Rafael Tomás Fernández Heres; designando bajo su eponimia esta Sala de Investigaciones Históricas, para lo cual han tomado en cuenta su destacada actuación en el mundo académico – intelectual; en la que resaltan su amplia obra escrita, fundamentalmente como historiador de la Educación y el Pensamiento Pedagógico nacional, su participación 8 Conferencia del Doctor Omar Hurtado Rayugsen, en el marco de la inauguración de la Sala de Investigaciones Históricas “Rafael Fernández Heres”, pronunciada el 6 de diciembre de 2011 en la Casa Histórica Figueredo, de la ciudad de San Carlos Edo. Cojedes. 9 Profesor Titular jubilado del Instituto Pedagógico de Caracas. Ex Vicerrector de Docencia de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador. Doctor en Historia (UCAB).

como docente a nivel doctoral y su notoria carrera como funcionario que lo llevó a ser Ministro de Educación y Director de la Academia Nacional de la Historia. Tal y como revelaron los Profesores Joel Manzanero y Jean Carlos Brizuela en Nota de Prensa difundida el 28 del pasado mes. A estas alturas, destacaremos que cuando el connotado emeritense hilvanaba en la austral capital sus ideas pensando en el devenir de la sojuzgada Venezuela, hacía escasos ciento treinta y un días que en el poblado de Nuestra Señora del Socorro de Tinaquillo había visto sus primeras luces el hoy homenajeado. En efecto, el 11 de julio en esa localidad adosada a las últimas estribaciones de la Cadena del Interior y bañada por las aguas del río Tamanaco, nació el primogénito del matrimonio conformado por Rafael Ramón Fernández, descendiente de los Jiraharas originarios habitantes del área y Vicenta María Heres Barrios, emparentada con los castellanos que en 1781 repoblaron el sector. Esta ligazón genética empezó, muy temprano, a definir la personalidad del infante quien como era usual en ese presente la Venezuela rural, recibió sus primeras letras en sencillos establecimientos de su lar natal. Pero, unos nueve años más adelante, su progenitor tomó una decisión crucial para el futuro del objeto de estas palabras. Lo llevó a la reina del Cabriales y lo entregó a la ducción de Monseñor Gregorio Adam Dalmau, (Fundación Polar, 1987, T 1: 47). La impronta de este ilustre prelado valenciano marcó de tal manera al joven tinaquillero que en el futuro el ya maduro intelectual lo ubicaría como el primero de sus grandes maestros.

Revisitando esta primera mudanza que le toco protagonizar, nos hemos preguntado ¿cuánto se llevó en sus pupilas y corazón este niño de la lontananza eterna y serena del llano, que se abre a partir de la ceja de montaña que cobijó sus primeros años, en el momento que lo permutaba por las riberas del antiguo lago de los Tacarigua? No lo sabemos.

Pero de lo que si estamos seguros es que desde su más temprana adolescencia valoró esa imperturbabilidad que define a la ola que cayó del cielo y que, gracias al benéfico influjo del tercer obispo de la Diócesis de Valencia, definió su inclinación hacia el estudio de lo clásico; es decir, hacia lo que permanece, lo que es fundamental, lo que pervive por encima del marasmo de las polémicas estériles. De esta suerte, son las palabras con las que abre uno de sus últimos trabajos, Ideas y Conflictos en la Educación Venezolana:, del que nos dice “Este breviario,…, está integrado por dos ensayos históricos: el primero es una presentación de las ideas que en estos quinientos diez años se han hecho presentes en el escenario educacionista… y el segundo, los conflictos que han surgidocomo consecuencia de la confrontación entre los defensores de unas y otras ideas”, (Fernández Heres, 2009: 9).

De tal manera, Monseñor Adam Dalmau prohijó estas ideas en el nativo del escalón piemontino central que para 1949, con escasos 16 años y recién concluido su bachillerato marcha a Roma a cursar estudios de filosofía luego de permanecer bajo la égida de su albacea acompañándolo en su continuo periplo pastoral y, lo más importante para la construcción de su propio devenir, leyéndole las sagradas escrituras, los clásicos de la edad de oro y las obras fundamentales de la historia de la cristiandad. En la Ciudad Eterna permanecerá casi cuatro años, tiempo que empleará en profundizar su acercamiento a los fundamentos greco romanos de la cultura occidental y que le permitirán regresar a la patria con el título de Baccalereum in Philosophia obtenido en la muy ilustre Pontificia Universidad Gregoriana.

Recién regresado al país consiguió su primer empleo como Catalogador Analítico en la Biblioteca Nacional. Las exigencias de este cargo le permitieron al aún adolescente Rafael Tomás proseguir el pergeñamiento de su perfil como investigador. Cuando el hoy epónimo rememoraba esta etapa de su vida la recordaba con enorme orgullo y satisfacción. En ella siguió leyendo y analizando la razón de ser de sus lecturas lo que significó que la semilla sembrada por el ductor continuó su promisor germinar.

Por esos años, consolidó su amistad con quien todavía era un joven sacerdote y luego se convertiría en otro destacado prelado, Monseñor José Alí Lebrún Moratinos, (Fundación Polar, 1997, T 2: 918). A este seglar porteño, nuestro biografiado lo consideraba como su segundo gran maestro. Suponemos que ello se debió al acercamiento natural entre quienes para esa época frisaban la edad intermedia promedio que asignaba la expectativa de vida al venezolano y a la que la naturaleza de sus estudios les permitió desarrollar fructíferas confrontaciones atrincherados en la perspectiva religiosa: uno en la vertiente seglar y el otro en la óptica laica; contrastaciones éstas que desembocaron en sólidos aprendizajes para ambos.

Al tiempo que ahondó en sus lecturas por razones laborales, avanzó en sus estudios formales. De allí que lo vimos incorporado a las aulas de la casi neonata Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Venezuela, de cuya Escuela de Filosofía egresó con su licenciatura en 1955; y años más tarde lo encontramos en la Universidad Católica “Andrés Bello” que le otorgó el Doctorado en Filosofía. Su contacto con “la casa que vence las sombras”,a superar los once lustros, le permitió cubrir distintos roles. De ellos le enorgullecieron fundamentalmente dos: (1) haber sido alumno de Picón Salas y (2) encontrar la ruta para servirle más útilmente al país: la de ser educador.

A las clases del ideólogo de los centros superiores nacionales de formación docente, asistía embelesado ante la summa de conocimientos que extrapolaba aquel portento de la cultura, eran las palabras con las que definía a quien ha sido calificado como nuestro ensayista por excelencia. Fue tan profunda la impresión dejada por Don Mariano en él que lo ubicó como su tercer gran maestro. En función de lo avanzado, nos atrevemos a esbozar como premisa para una futura biografía del Doctor Fernández Heres, más dilatada que estas apresuradas notas, que en ella se destaque cómo los tres personajes que más lo influenciaron guardan entre sí el común denominador del amor por lo perenne: interpretación que él supo cultivar y exponenciar.

Su desempeño como funcionario público fue una estela de constante ascenso. Luego de ser promovido con honores del reservorio biblio hemerográfico de la Nación, se desempeñó con prestancia en diversas responsabilidades dentro del Ministerio de Educación: en la Dirección Técnica y de Planificación, en la Dirección del Departamento de Estudios Especiales y en la Dirección del Centro de Información y Documentación. Cargos que le permitieron consolidar su condición de organizador y de estudioso de los problemas de la empresa más enaltecedora que puede desarrollar el ser humano: la Educación. Como todos reconocemos, su nombramiento como Ministro del ramo es el resultado de un eficiente desempeño de más de dos décadas en el ente; pero, para nuestra sorpresa, éste no era el cargo que más lo enorgullecía sino que él lo vio simplemente como “el llamado al cumplimiento del deber”. Consideró más enaltecedor el haber tenido las posibilidad de ser el Director fundador del Colegio Universitario “Francisco de Miranda”; mientras que de su tránsito por el piso 20 de le esquina de Salas destacaba que su mayor satisfacción fue la de “haber firmado la Resolución que creó la Dirección Intercultural Bilingüe, que permitió incorporar al sistema educativo nueve etnias que, hasta entonces, permanecían excluidas de aquél”.

Cuando nos atrevimos (en una Entrevista personal que le solicitamos) a pedirle que hiciera el balance de una trayectoria que llegó a cubrir más de seis décadas; en la que vivenció el decir de su estudiado Simón Rodríguez, “Uno nace cuando comienza a brillar”, lo que en su caso fue válido a partir del momento en que sus discursos aprendidos y recitados de memoria impresionaron al obispo visitante; nos dijo que para él los hechos más significativos de su vida habían sido: (1) la posibilidad de ser maestro, (2) la generosidad con que lo trató la universidad, y (3) ser académico. Con el permiso de vuestra paciencia y la indulgencia de los familiares del Doctor Fernández Heres, nos referiremos a esta especie de auto confesión invirtiendo los factores.

La concreción de la viabilidad de ser Individuo de Número de doctas corporaciones nacionales e internacionales la entendemos como la derivada lógica de una vida consagrada a la indagación en los folios preservados en los archivos y bibliotecas públicos y privados, dentro o fuera del país, con la intención de desentrañar los intersticios de la imbricación educación y religión. Ello lo adelantó con una acuciosidad y un brillo que fue conceptualizado como el más culto y el mejor formado de todos los estudiosos de esta relación, (Luque, 2006:142), no siempre armónica. No debe sorprenderles saber que cuando le hicimos notar esta circunstancia su sencillez lo dominó y nos dijo: “Quítamele ese brillo, chico, que eso no es mío”

Los propósitos que lo inspiraron fueron magistralmente delineados por él cuando, el 14 de marzo de 1985, se incorporó a la Academia Nacional de la Historia con un enjundioso estudio sobre las “Vertientes Ideológicas de la Educación en Venezuela. Siglos XVIII al XX”; que fue calificado por el numerario que respondió al recipiendario como un: “Ensayo fundamental…respaldado y fundamentado en un magistral y erudito aparato crítico que ha sido manejado con la mejor técnica historiográfica, con la genuina vocación de un investigador, con la noble pasión de un educador y con la aguda inteligencia de un humanista”, (Bruni Celli, 1985).

La generosidad institucional que exaltaba es el resultado de una interacción que lo llevó con eficacia y coherencia a desempeñar cátedras, orientar proyectos, inaugurar y coordinar líneas de indagación y dirigir centros superiores de docencia e investigación. Por lo cual, las casas superiores de estudio le prodigaron reconocimientos múltiples. Verbigracia, los tres Doctorados Honoris Causa que recibió de la Universidad Nacional Abierta, la Universidad Católica del Táchira y la Universidad Nacional Experimental “Rómulo Gallegos”. Por su parte, los organismos encargados de certificar la calidad de las producciones científicas y los resultados de los inquerimientos racionalmente orientados, lo clasificaron – varias veces – en los más elevados niveles del mundo de la investigación acreditada.

Consideramos que el ser educador fue una función consustanciada con la personalidad de Don Rafael Tomás. Así lo avizoró el maestro de la modesta escuela pública donde cursó sus primeros grados, al encargarle, como una manera de canalizar su inquieta precocidad, que memorizara los discursos que luego, casi, declamaría ante los absortos ilustres visitantes. Su preceptor inicial también lo visualizó de esta manera cuando lo comisionaba para que le leyera alternadamente los materiales que, sin que el joven lo supiera, templarían el acero constitutivo del futuro docente. Ése ha sido el sendero que más satisfacciones le ha prodigado. Por ejemplo, siempre recordó con emoción cuando tuvo que identificar en la figura del joven, recién graduado de ingeniero que lo saludaba emocionado a las puertas del despacho ministerial, al limpiabotas adolescente a quien había protegido y estimulado cuando él cumplía su pasantía de novel funcionario por cargos de menor jerarquía.

Quienes nos beneficiamos con el trato que nos dispensó el Doctor Rafael Fernández Heres sabemos que fue reacio a reconocimientos, como el que se le prodiga en esta tarde. Si estuviera entre nosotros, con absoluta seguridad, protestaría contra ellos utilizando los finos modales y la firmeza de carácter que lo identificaron. Igualmente, nos consta que en la esfera pública junto a su oficio de maestro su blasón más preciado fueron sus libros a los que conceptuó, desde una inmensa modestia, como sus otros hijos.

Ellos ya superaron, largamente, la treintena. Citaremos algunos nada más: “Políticas Públicas sobre la Enseñanza de la Historia en Venezuela”, en Propuestas a la Nación, (2011), publicado por las Academias Nacionales; Ideas y Conflictos en la Educación Venezolana, (2009); Fermín Toro, (2009); “Un hecho significativo”, Estudio introductoria a Educación a Distancia en la Universidad Nacional Abierta, (2009); “Obra Pedagógica de Manuel Velásquez Level”, Estudio Preliminar a las Nociones del Arte de Enseñar dirigida a los Maestros y Maestras de Instrucción Elemental de Manuel Velásquez Level, (2008); Idealización, Libertad de Enseñanza y Autonomía Universitaria en Venezuela, (2008); Simón Rodríguez, (2005); La obra pedagógica de Guillermo Todd: Informes sobre el estado de la educación y propuestas para su reforma 1911-1918, (2005); Humanismo y educación en Venezuela (siglo XX), (2003); Pensamiento educativo en Venezuela. Siglos XVI al XX., (2003), Tomos I al V, editados por la Universidad Nacional Abierta; Convenio Venezuela – Santa Sede. 1958-1964, (2002); Conquista espiritual de tierra firme, (1999); La educación venezolana bajo el signo de la Escuela Nueva, (1997); La educación venezolana bajo el signo de la Ilustración.

(1995); La educación venezolana bajo el signo del Positivismo, (1994); Escritos del Dr. Rafael Villavicencio. “Compilación y Prólogo”, (1989) Cinco tomos; Rafael Villavicencio más allá del positivismo, (1988); Referencia para el estudio de las ideas educativas en Venezuela, (1988); La instrucción pública en el proyecto político de Guzmán Blanco. Ideas y hechos, (1987); El proyecto universitario de Andrés Bello (1843), (1987); Temas del pensamiento maritiano, (1983); Memoria de cien años, (1981- 1984) Siete volúmenes editados por el Ministerio de Educación; y Regionalización de la Educación en Venezuela, (1978), (Rivas D. y García Riera, 2006: 271-272).

Les confiaremos, buscando en ustedes una especie de complicidad, que el Doctor Fernández Heres fue uno de esos venezolanos incansables que no obstante haber desempeñado múltiples funciones cumbre y producido una numerosa y significativa obra, en cada ocasión nos sorprendía – otra vez – al decirnos: “Siento que todavía me falta algo. No estoy totalmente satisfecho”. Permítannos decirles que casi sentíamos vergüenza de nuestras limitaciones porque cada vez que lo encontrábamos nos hablaba de una nueva investigación que estaba adelantando o nos entregaba el último, perdón el penúltimo, libro surgido de la más reciente indagación que había logrado publicar.

La angustia que esto nos producía la ejemplificaremos narrándoles cómo cuando lo entrevistamos para buscar algún orden en lo que, en ocasión cercana, intentábamos escribir y parte de lo cual les estamos leyendo, luego de obsequiarnos su “Ideas y Conflictos…, ya citado nos habló que para el año a entrar avanzaría una pesquisa sobre la temática: “Relaciones entre Estado y Universidad”, que pergeñaría dentro de su proyecto macro dirigido a esclarecer las “Huellas del Humanismo Clásico en el pensamiento venezolano”. Como observamos, todo ello en plena correspondencia con los tópicos centrales de su pensamiento existencial que para entonces ya había adquirido dimensiones colosales.

La discrecionalidad que hemos querido destacar en él fue su compañera perenne. La encontramos, como una especie de máximo común denominador, en toda su producción. Ejemplificaremos esta aseveración, recordando cómo cuando las Academias se propusieron, el mismo año de su lamentada partida, ofrecer su diagnóstico acerca del estado de la Nación, la Academia Nacional de la Historia lo seleccionó para que elaborara el documento que recogería la visión de la corporación sobre tan delicada materia. Al presentar su “Políticas Públicas…”, ya referenciado, nos dice que “El análisis de la intencionalidad que ha activado lo que se indica es extraer de los dirigentes de la cosa pública y de las leyes y decretos… las ideas fundamentales que han influido en la orientación de las decisiones pertinentes” (95) y concluye reclamando “…la vigencia de una posición ecléctica que descansa en el espíritu de democracia y tolerancia…” (154).

Señor Burgomaestre y Directivos de la Sociedad Bolivariana, el caballero a quien en este preclaro día honráis, fue un ciudadano probo que tuvo a honra y prez practicar la pedagogía del ejemplo, sin vanagloriarse de ello y sin necesidad de asociarse a cofradía alguna. Supo preservar, con la proverbial ponderación que en él fue innata, su digna vida privada de los vaivenes que la patria, hoy agradecida, le impuso.

Sin que nos anime un ápice de exageración, osamos decir que en el Doctor Fernández Heres adquieren plena vigencia los atributos que el autor de “Silva a la Agricultura de la Zona Tórrida” le atribuyó a Juan Germán Roscio Nieves, otro genuino representante de la prosapia de estas inmensidades y profundamente creyente como él. Guardando las distancias de los tiempos y circunstancias que vivieron y de los estilos y procederes de ambos civilistas, nuestro exaltado también fue: “… honesto ciudadano, amante esposo, / amigo fiel, y de las prendas todas / que honran la humanidad cabal dechado…Pues supo mantener serena el alma entre las olas de civil borrasca; arrastró cadenas, mirando con rostro igual la sonrisa aleve de la fortuna; y jamás abandonó su frente la dignidad modesta de la virtud”, (Rodríguez, 2011: 85).

En esta tarde luminosa nos acompañan, con afectuoso orgullo, su distinguida esposa, Doña Elvira Villegas, noble dama nacida en la Valencia señorial que cobijó al Doctor Fernández Heres en sus años de infancia y temprana juventud; sus hijos: Rafael Vicente, Sociólogo y Elvira, Educadora como él; en representación de sus otros hijos Rafael Gerardo, Abogado; y Rafael Tomás, experto en las artes culinarias, nada de chef nos confesaba en otra ocasión, y de sus seis nietos y una minúscula porción de los centenares de alumnos, seguidores y amigos que lograra cultivar durante décadas de ejercicio desinteresado. Cualquiera de los cuales ha podido hablarles con mayor propiedad de quien, sin falsas modestias, se siente altamente prestigiado con esta deferencia que sólo pueden explicar vuestra magnanimidad y la inmensurable condición humana del Doctor Rafael Fernández Heres.

Así, por ejemplo, lo destacó quien lo sustituyó como numerario en el Sillón J de la más que centenaria institución al calificarlo como “… gran señor de la amistad y académico ejemplar…” (Mondolfi Gudat, 2011: 8). Por otro lado, la naturaleza del compromiso en que nos han puesto as instituciones reseñadas fue silueteada por quien dijera la oración con motivo de su partida, al afirmar: “Por sobre todo, su devoción por los grandes ideales lo convirtió en centinela de un heroísmo silencioso convencido de que solo los desvelos educativos podían curar los dolores del alma y las plagas del cuerpo de los venezolanos”. (Del Rey, 2010: 21)

Concluiremos, afirmando nuestra percepción en cuanto a que estamos absolutamente convencidos que los motivos de este homenaje, tan justificado desde distintos ángulos, son la manera más expedita que el Doctor Rafael Fernández Heres concibió para honrar la memoria de sus seres queridos; en especial la de su padre quien debió hacer suya la exhortación que le dirigió Monseñor Gregorio Adam cuando, compungido, lo recibió de tan honestas manos; momento cumbre en que el excelso prelado exclamó: “No llores, Rafael, que esas lágrima tuyas son de oro”.

Ése es el azimut y el faro que siempre lo guiaron. Por eso nos sentimos comprometidos con su presencia que nunca nos abandonará y con su ejemplo que permanentemente nos iluminará, porque usted, Ilustre Epónimo de esta Sala de Investigación Histórica tiene suficientes méritos para inspirar a sus coterráneos de los llanos centro occidentales para que conviertan a la misma en una útil herramienta que extrapole las potencialidades del área hacia las nuevas generaciones. Ello es así, Don Rafael Tomás, como nos gusta llamarlo, porque usted y como nos dice Don Mariano Picón Salas en el pórtico con que abrimos estas líneas, asumió a través de la educación y con entereza “una consigna que ha colmado toda su vida”.

Referencias:

AA. VV., (2009) Educación a Distancia en la Universidad Nacional Abierta. Caracas. UNA, Ediciones del Rectorado

Bruni Celli, Blas. (14. 03. 1985).Contestación de Don Blas Bruni Celli [Documento en línea] Discurso de contestación al Académico Don Rafael Fernández Heres en el acto de Incorporación a la Academia Nacional de la Historia. Caracas. Disponible: http://www.anhvenezuela.org/pdf/discursos/ [Consulta: 2009, noviembre 15]

Del Rey Fajardo S. J., José “Palabras pronunciadas con ocasión de la muerte del Dr. Rabel Fernández Heres”. Boletín de la Academia Nacional de la Historia. Nº 372. Tomo XCIII. Octubre – Diciembre 2010.

Fernández Heres, Rafael, (2011) “Políticas Públicas sobre la Enseñanza de la Historia en Venezuela” en Propuestas a la Nación. Caracas. Italgráfica S.A.

Fernández Heres, Rafael, (2009). Entrevista concedida al autor el 01 / 12 / 2009 en la Presidencia de la Fundación de las Academias Nacionales, Palacio de las Academias. Caracas.

Fernández Heres, Rafael. (2009). Ideas y Conflictos en la Educación Venezolana. Caracas. Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia. Colección Estudios, Monografías y Ensayos. Número 192.

Fundación Polar, (1997). “Adam Dalmau, Gregorio”, en Diccionario de Historia de Venezuela. Caracas. Fundación Polar. Tomo 1.

Fundación Polar, (1997). “Lebrún Moratinos, José Alí”, en Diccionario de Historia de Venezuela. Caracas. Fundación Polar. Tomo 2.

Luque, Guillermo. (2006). “Sobre el Maestro Rafael Fernández Heres”, en Tópicos de Cultura. América Latina y El Caribe I. Caracas. Serie de Libros arbitrados del Doctorado de Cultura: América Latina y El Caribe. Universidad Pedagógica Experimental Libertador.

Mondolfi Gudat, Edgardo (2001) Una polémica en Londres en torno a la Independencia Venezolana (1811 – 1812).Discurso de Incorporación como Individuo de Numero a la Academia Nacional de la Historia. Caracas. Gráficas Franco.

Núñez, Roció. (1997) Picón Salas, Mariano”, en Diccionario de Historia de Venezuela. Caracas. Fundación Polar. Tomo 3.

Picón Salas, Mariano. (1977). “Carta a Rómulo Betancourt” en J.M. Siso Martínez, Juan Oropeza et al Correspondencia cruzada entre Rómulo Betancourt y Mariano Picón Salas – 1931 – 1965. Caracas. Ediciones de la Fundación Diego Cisneros.

Rivas D., Rafael Ángel y García Riera, Gladys. (2006). Quienes escriben en Venezuela. Caracas. Impresos Minipres, c. a.

Rodríguez, Adolfo (2011) Juan Germán Roscio: el Máximo Constituyentista Venezolano. Villa de Cura. Editorial Miranda

Fuente:

http://revistas.upel.edu.ve/index.php/entretemas/article/view/1677/697

Fuente imagen:

https://lh3.googleusercontent.com/Xfuqh-SnvfKPjVjMb-d3gtCM8Ag2XSfvlqzvLhnjF0k6130OwnTtmq1-yJW40WLHkLT5qA=s85

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Tres ideas para una recristianización

América del sur/Venezuela/ Omar Hurtado Rayugsen/Artículo/www.scielo.org.ve
Apreciados amigos nos hemos congregado esta tarde en nuestro venerable Padre Pedagógico para asistir al bautizo de una obra que ya es clásica entre los estudiosos de la Ciencia Social, cuyo título: El Programa lo hace el Profesor y sus contenidos .
Recurriremos al artilugio de la Iniciamos la exposición en si con un epígrafe, extraído del trabajo que nos ocupa “Que en una época de cambios, como la que ahora se vive, sea la educación objeto de profundas interrogaciones [a] escala mundial y en todos los niveles, no debe sorprendernos” Tovar, Ramón A.
El programa lo hace el Profesor (1969:33 / 2012: 20) Aspiramos que la anterior cita nos sirva de brújula en el desarrollo de esta exposición y para demostrar la idea central que nos anima: insistir en la imperecibilidad de la doctrina que ejemplifica quien nos convoca.
I.- El Autor: A Ramón Tovar, así a secas y tuteándolo como casi nunca hacemos, lo conocimos, virtualmente diríamos en estos tiempos, avanzada la década de los sesenta cuando al 1 Palabras leídas, el 08/11/1912 en el Instituto Pedagógico de Caracas, en el acto de Presentación de la 2da. edición de El Programa lo hace el Profesor. 2 liceo donde cursábamos bachillerato llegó un profesor graduado en Geografía e Historia y nos puso a estudiar un libro con un título indescifrable para nuestras imberbes entendederas: Venezuela: País subdesarrollado.
Lo que, probablemente, a muchos les parecerá una anécdota baladí para nuestros compañeros etarios está llena de significados. Estamos refiriéndonos a una institución de educación media que está enclavada en las soledades de las mesas orientales; en la que, habiendo transcurrido casi un siglo desde la creación del ministerio de Instrucción Pública y siendo, para aquellos momentos, una de las pocas de su tipo que existían en tales latitudes, la presencia de un profesor graduado constituía una situación excepcional.
El joven profesional en cuestión, por lo demás, se nos presentó con un material de estudio y unas estrategias didácticas desconocidas y totalmente distintas a la enseñanza memorística y repetitiva por donde, hasta entonces, transitábamos tan displicentemente. Y, por si fuera poco, nos urgía para que analizáramos, comparáramos y sintetizáramos; exigiéndonos que utilizáramos unas capacidades mentales que ni siquiera atisbábamos poseer.
Pasados unos meses arribamos a la casona del Paraíso, imbuidos de las ideas revolucionarias tan en boga para esos momentos. En ella un día, inopinadamente, chocamos con el responsable de la disciplina en el Departamento. Fue a tempranas horas de una noche cuando protestábamos la fijación de un examen y nos tocó el llamado al orden de la autoridad en funciones.
Para nosotros; dirigentes estudiantiles ungidos, como todos los jóvenes, –no sabemos por quien- de poderes sobrenaturales; encontrar a alguien que nos dijera que primero debíamos conocer la norma para poder protestar contra ella, fue toda una revelación. No les hemos contado que el Profesor que nos hizo tan enérgico llamado de atención era asombrosamente parecido al que aparece en la solapa del libro en el que habíamos intentado descifrar en las inmensidades de la Venezuela profunda. ¡Claro, si era el mismo! Posteriormente, pasamos a la condición de ser sus alumnos activos durante dos años.
Siempre tenemos presente los pasajes clave de ese exigente ejercicio formativo. Citaremos un ejemplo entre tantos. El primer día de clase el Profesor de Geografía del Antiguo Continente se presentó armado con una Regla en T y, ante nuestra desconcertada mirada, procedió a trazar en la pizarra una matriz de doble entrada mientras nos decía: “Este será el instrumento básico que utilizaremos para organizar la información”, luego procedió a llenarla de datos y a explicar los diferentes rubros que le incorporaba.
Al tiempo que nos indicaba: “Con esta serie procederemos a fundamentar el análisis del espacio estudiado” y afirmaba “Para realizar el mismo yo iré de más a menos y ustedes vendrán de menos a más”. De esa manera nos introdujo, sin jactancia y sin decírnoslo, en el Método de Los Conjuntos y en el uso de los principios del Materialismo Histórico como metodología.
Todo ello con una rigurosidad pedagógica, con una claridad expositiva y con una solidez didáctica que, aun hoy, seguimos definiendo como insuperable. De esa memorable ocasión han transcurrido casi cincuenta años y desde entonces nos hemos beneficiado de un intensivo y permanente proceso de aprendizaje. En ese lapso nuestro Maestro ha desarrollado destacadas investigaciones, ha escrito trascendentales 3 libros, ha elaborado una propuesta metodológica para la investigación y la enseñanza de las Ciencias Sociales en realidades como la venezolana, ha obtenido el reconocimiento de memorables instituciones; y, sobre todo, ha creado Escuela.
Los resultados de su labor inquiridora están en trabajos como La Obra Pía de Chuao y el Estudio de Caracas, ambos editados por la Universidad Central de Venezuela, y Método para la Enseñanza de la Geografía publicado por la UNESCO. De sus libros, de amplia difusión, además de los ya citados, los más conocidos son: Geografía: Ciencia de Síntesis, La Población de Venezuela, Imagen Geoeconómica de Venezuela, Perspectiva Geográfica de Venezuela, Lo Geográfico, El Enfoque Geohistórico y Sendas de la Nueva Ciencia.
Cualquiera de los aquí presente puede atestiguar como la obra escrita del profesor Tovar se conceptualiza entre los libreros casi como piezas de colección y ni siquiera la digitalización adelantada hace unos años por la Universidad de Carabobo ha logrado suplir los reclamos de tantos indagadores y estudiosos de la misma.
II.- La Obra: Reconociendo que estamos sesgados en el análisis diremos que de los más de sesenta años de labor fecunda del Maestro Ramón Tovar hay tres logros que nos llaman poderosamente la atención: (1) la transformación profunda que impulsó en la enseñanza de la Geografía, (2) la creación del Centro de Investigaciones Geodidácticas y (3) la proposición del Enfoque Geohistórico.
Procuraremos reseñar brevemente en que consiste cada uno de ellos, pero sin ajustarnos a ningún ordenamiento cronológicamente lineal. Para hacernos una idea de cuan significativo ha sido el aporte del profesor Tovar en la reconceptualización de la enseñanza de la Geografía recordaremos como para los comienzos de los años sesenta de la centuria pasada; cuando el egresa del Instituto de Geografía Aplicada de la Universidad de Estrasburgo, hoy Universidad Marc Bloch; en Venezuela y en América toda el énfasis en la disciplina estaba dirigido a las variables fisiográficas y nuestros programas tenían como punto de partida “la Tierra en el Espacio sideral”.
El esfuerzo de él y de quienes hicieron causa común con sus propuestas se dirigió a implosionar esta situación. Entonces empezamos a hablar de la población como el punto de partida; se valorizaron los recursos didácticos: cartogramas, cortes topográficos, ilustraciones y gráficos de actividades, entre otros; se incorporaron los trabajos de campo a cualquier escala, incluso al patio de las escuelas y liceos; se redescubrieron las lecturas geográficas e históricas de los representantes de nuestra literatura; se revalorizaron los aportes de las expresiones artísticas a la ciencia de la espacialidad; se invirtieron las relaciones, hasta entonces planteadas, para ir desde lo más cercano y comprensible hasta lo más lejano y abstruso y se comenzó a insistir en la articulación con la historia.
En pocas palabras, más que comenzar a enseñar geografía de una forma distinta, se empezó a enseñar otra geografía. Verbigracia, fuimos testigos del cambio de mentalidad que significó, en un naciente pedagógico, dejar de hablar de Geografía General e iniciar el trabajo con la Geografía del Mundo. 4 Comenzando los setenta empezaron a ganar importancia los clubes de ciencias.
Él nos insistía en que más que un círculo, sinónimo de instancia cerrada, necesitábamos ahondar en la difusión del conocimiento, las maneras de acceder a él y la urgencia de incorporar a las nuevas generaciones de docentes a su sistematización desde el aula hacia la sociedad y el mundo. En esta prédica contó con aliados incondicionales de los cuales, ofreciendo disculpas a los que omitamos, destacaremos a Ezequiel Alfonso Camacho Calderón, su hermano desde los años juveniles, y a María de Lourdes Taborda Romero de Cedeño, nuestra inolvidable Maestra Maruja. Así surgió el Centro de Investigaciones Geodidácticas (CIGD), ente impulsor de las Jornadas de Enseñanza de las Ciencias Sociales y de publicaciones de renombre dentro de la especialidad.
Hoy, a cuarenta años distancia de esas experiencias iniciales, el CIGD tiene presencia en todas las instituciones de educación superior, sobre todo en las destinadas a la formación del recurso docente que el país está reclamando en este momento de cambio epocal. Las Jornadas se han consolidado como producto de un fructífero trabajo que las han llevado a todo el territorio nacional.
Y la Revista Geodidáctica: Teoría y Praxis, orgullosa heredera del Boletín y de la Revista Geodidáctica, lucha por afianzar su presencia entre las publicaciones acreditadas del ámbito. Además, los orgullosos alumnos del Profesor Tovar tienen una fuerte presencia en los institutos de investigación, centros de enseñanza a todos los niveles del sistema educativo venezolano y exhiben una sólida producción de libros, artículos y trabajos especializados, (que, con el debido respeto a la labor cumplida, no enumeraremos para no hacer más tediosa esta participación), pero que han merecido el reconocimiento de los distintos mecanismos de evaluación con que cuenta el país y hasta han trascendido las fronteras nacionales.
Concluiremos este segmento indicando que cuando el Profesor Ramón Tovar se reincorpora a las aulas del Pedagógico ya de Caracas, luego de su brillante pasantía por la celebérrima universidad alsaciana, encuentra que hay una peligrosa tendencia a la fragmentación del conocimiento y un creciente divorcio entre las ciencias sociales, especialmente entre la Geografía y la Historia.
Se dedica entonces a profundizar las líneas de su pensamiento, el cual ya había enunciado en su Contribución para el estudio de la geografía del Guárico occidental, publicado en 1959, y perfeccionado en la elaboración de “Las etapas de la industrialización y el problema de las nuevas implantaciones en el Bajo Rhin”, tesis elaborara bajo la ductoría de Etienne Julliard y con la que obtuvo su Diploma de Estudios Superiores en Geografía. Así fue madurando lo que después, con modestia, llamará el Enfoque Geohistórico.
Decimos con humildad porque, de acuerdo a calificados tratadistas, en él encontramos la consolidada propuesta de un Método. El que, como le gusta decir, constituye una respuesta frente a las dudas que plantean la investigación y la enseñanza de la Geografía en sociedades que, como la nuestra, adolecen de un profundo desconocimiento de la historia.
El referido planteamiento permite justipreciar las enseñanzas de uno de los más renombrados estudiosos de las ciencias sociales al que corrientemente cita: “No hay 5 historia sin geografía, ni geografía sin historia” y “La historia es la geografía en el tiempo y la geografía es la historia en el espacio”. Tal iniciativa académica, bueno es decirlo, nos puso a confrontar sobre la inter, la pluri y la transdisciplinariedad mucho antes que otros actores tan artificialmente publicitados actualmente.
III:- El libro: Como ya hemos silueteado, durante el año de 1969 se manifiesta la claridad pedagógica del Maestro al entregarnos El Programa lo hace el profesor. Este trabajo, que ahora con derecho pleno ve su segunda edición; fue inicialmente publicado como expresión del esfuerzo de dos de sus numerosos amigos. Como toda su producción rápidamente se agotó y, pese a todos los intentos adelantados, no había podido reeditarse. Sobre la materia que lo inspira abre fuegos desde la introducción, cuando nos dice: Asistimos en los tiempos que corren a un marcado divorcio entre la realidad y la escuela. Descubrir la complejidad de los factores incidentes en el hecho, está en el plano de las más urgentes instancias. Contribuir a llamar la atención sobre tan delicado fenómeno, nos ha motivado para ofrecer esta selección de corte pedagógico.
Las páginas restantes las dedica a ofrecernos un acercamiento al perfil de un educador, insistir en el valor didáctico del cartograma, un recorrido por las características de la geografía en los prolegómenos de la contemporaneidad, la tipificación de la disciplina en la educación primaria, la codificación del docente y del alumno de la ciencia geográfica, destacar la contribución de la geografía en la conformación de la educación para los nuevos tiempos, revisar algunos pensamientos trascendentes de Rabindranath Tagore, presentar su definición de la americanidad e hilvanar un recuerdo para su promoción.
En este libro el educador a carta cabal que él es se hace presente cuando asevera, parafraseando al poeta hindú: “Soy como el Sándalo, que perfuma el hacha que lo hiere”. Cuando afirmamos que el Profesor Tovar es uno de los grandes Maestros que este vestuto pedagógico ha regalado al país no estamos haciendo uso de ninguna hipérbole. Sino, por el contrario, nos ajustamos plenamente a lo que tal connotación implica.
Una de las notas distintivas de su producción radica en la vigencia de sus planteamientos. Por ejemplo, en la citada Venezuela: país subdesarrollado nos dice: Cuando hemos definido a Venezuela como un país subdesarrollado, no está en nuestro ánimo el afán de adjetivar; ni menos aún el de minimizar o censurar. Está si, el rigor científico –serio y severo- que nos dirija a la toma de conciencia de lo que somos y porque así somos.
Dejamos a vuestro libre albedrío la decisión de definir el grado de permanencia de la anterior aseveración. En la introducción del escrito que estamos rebautizando en esta ocasión nos regala otra muestra de esa asertividad que define y diferencia su producción, cuando señala: 6 “Mientras celebramos el descenso del hombre en la Luna, ‘los choques entre católicos y protestantes resultaron el fin de semana en más de 200 bajas y en unas 50 detenciones’ en Belfast-Irlanda del Norte”.
Admitiendo que se nos puede juzgar como notablemente exagerados al valorizar las constantes que el Maestro nos ha enseñado a distinguir en las relaciones temporoespaciales.; nos gustaría, ya casi al final de estas palabras, dejar abiertas las siguientes interrogantes, estableciendo claramente que son preguntas que nos surgieron al observar comparativamente las recientes elecciones en el gigante del norte y las llevadas a cabo cercanamente entre nosotros, igualmente dejamos asentado que ellas están dirigidas esencialmente a quienes critican las falencias democráticas del actual proceso venezolano.
En función de lo enunciado queremos indagar: (1) ¿Cómo interpretar el hecho de que en las recientes elecciones estadounidenses de cincuenta estados de la unión, veinticuatro hayan favorecido a la opción no ganadora?, ¿Qué opinar sobre el hecho de que en el Senado, llamado “el club de los cien”, la bancada oficialista esté integrada por 50 parlamentarios, mientras la Cámara de Representantes está dominada abiertamente por la oposición? ¿Significará eso que los Estados Unidos de América ahora están más divididos que nunca antes en su historia? (2) ¿Cómo explicar que, independientemente del margen que separe al ganador del perdedor en el voto popular, salvo en un estado, el primero se lleve todos los votos del colegio electoral de la entidad? ¿No habrá allí una violación al principio de la representación proporcional de las minorías?, sacrosanta noción para el funcionamiento de la democracia representativa tan defendida por los cuestionadores de lo que ocurre en Venezuela.
Y (3) ¿Cuál será la causa de que la Florida, habiendo abierto y cerrado sus centros de votación cuatro horas antes que California, lo que se explica por la diferencia existente entre los respectivos husos horarios, y con menor población que éste, aun no haya dado a conocer los resultados surgidos desde sus urnas? ¿Llamará a suspicacia el hecho de que el Presidente reelecto, según las tendencias que manejan los organismos ad hoc, se encamine a ganar en el estado del sol perenne por un margen de 0,9 % -o sea unos 74.000 votos populares-, y que a nivel nacional la diferencia entre ambos candidatos se estime que estará ubicada en el estrecho margen de 1,6 %? ¿Se deberá esto al hecho de que el ente comicial federal actuó sumisa y perversamente cometiendo fraude a favor del gobernante triunfador?
Reiterando el respeto que guardamos hacia quienes no compartan nuestra visión y reivindicando el derecho que nos asiste, aún equivocándonos, a defenderla; para nosotros, es allí donde radica la trascendencia del método que nos propone el hoy homenajeado. Proclamésmolo de una vez, con él empezamos a entender la posibilidad de ver los fenómenos estudiados, como los pergeñados a lo largo de estos párrafos, desde perspectivas constantes, que para nada son circunstanciales.
Tal y como se desprende del epígrafe que nos ha guiado. Digámoslo parafraseando a un conocido luchador social del siglo XX: “Lo que distingue a un verdadero científico, como a un revolucionario, es lo que piensa, dice y hace, siempre; sobre la base de un sólido compromiso social”. Concluiremos estás líneas resaltando que el Profesor Ramón Adolfo Tovar López, nacido en Puerto Cabello un 11 de diciembre de hace 89 años, parece haber heredado 7 todos los genes iconoclásticos que perviven en su lar natal; terruño que un día como hoy, 189 años atrás, sirvió de escenario a la consolidación de la independencia nacional en su toma por las fuerzas patriotas. Acto tan poco estimado en la cultura oficial tradicional.
Finalmente, expresaremos nuestra convicción en cuanto a que la condición de transformador social que identifica al Maestro, a la que nunca ha renunciado, aparece enmarcada en una enorme sencillez, en una elevada condición humana y en un infinito orgullo de su esencia ontológica: la de ser educador.
De esa manera lo dejó asentado firme y públicamente cuando, en augusta sesión, se incorporó como Individuo de Número a la Academia Nacional de la Historia, ocasión en la que exclamó: “Señores…ustedes han llamado para ser vuestro par a un maestro”. Es esa la condición fundamental que en él celebramos.
¡Muchas gracias!
Omar Hurtado Rayugsen
UPEL-Instituto Pedagógico de Caracas Centro de Investigaciones Históricas “Mario Briceño Iragorry”
omarrayugsen@hotmail.com
Fuente: http://otrasvoceseneducacion.org/wp-admin/post-new.php
 Fuente Imagen: http://4.bp.blogspot.com/Z2joPs3Q6Jw/VPkbWXNZ8xI/AAAAAAAAAEo/dmYRquDt2Ns/s1600/DSC09867.JPG
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¡Buen viaje, Camarada, Jefe y Mejor Amigo!

Mediando la década de los sesenta del siglo pasado redescubrimos un instituto, pese a que éste ya había rebasado la mayoría de edad. En efecto, el primer centro de formación docente superior del país, que había sido creado apenas expiró el viejo geronte, constituyó para nosotros todo una novedad; de cuya existencia no teníamos la menor noción en la Venezuela profunda donde, hasta entonces, nos habíamos desenvuelto. El encuentro, casi inopinado, con el –para entonces- Instituto Pedagógico Nacional, nos puso en contacto con una visión mucho más dinámica de asumir la educación, con una manera raigalmente más comprometida de hacer política y nos permitió cultivar unas amistades, para toda la vida, como la de Gustavo González.

De este joven lo desconocíamos todo, pero nos sedujo su manera integral de asumir la militancia y la forma vertebral como desarrollaba su compromiso de transformar la realidad, sin duda, absolutamente injusta que nos circundaba. Luego supimos que su gracia completa era Rafael Gustavo González Pérez, que era sancarleño, que había estudiado en el liceo más combativo de la valencia señorial, y que –buscando protegerlo de los excesos de los organismos de inseguridad de la época- sus profesores de secundaria lo habían remitido al instituto que aloja el otrora bucólico El Paraíso, en el que lo habían encomendado a una sociedad de luchadores, entre los que –para el beneficio particular- se encontraba nuestro Maestro. Ese caballero, proveniente de los llanos centro occidentales, fue nuestro Primer Presidente de Centro de Estudiantes, en el actualmente octogenario pedagógico.

Su paso por las aulas fue brillante. Recordamos varias anécdotas de él. En una oportunidad, por tener que atender los compromisos que se derivaban de su condición dirigencial, no asistió a una prueba escrita; la docente de la asignatura le ofreció, como única opción, que la presentara en la clase sub siguiente y con todo el temario completo como materia a examinar. Gustavo aceptó, la rendición que comentamos le exigió varias horas y pliegos de escritura y, para orgullo de sus seguidores, obtuvo la máxima calificación. En otra ocasión se decidía la representación de los estudiantes en una comisión de mucho interés para el sector, nuestro Presidente se negó a negociar con un grupo ideológicamente opuesto, perdimos el cargo, pero él –para nuestra satisfacción- se mantuvo fiel a los principios que siempre defendió. Porque así fue toda su vida, un ser de una sola pieza.

Una vez graduado, como tantos otros, apareció en las famosas listas negras; adonde eran reducidos los “enemigos de la democracia representativa”; pero su excelente desempeño como estudiante no pudo ser negado por los adláteres del sistema por mucho tiempo y tuvo que ser incorporado a las aulas, donde se desenvolvió con excelsitud. Estuvo entre los fundadores del Instituto Pedagógico de Maracay, en el que marcó huella en el Área de Pensamiento Crítico. Luego fue becado, por estricto reconocimiento a sus méritos académicos, para que cursara estudios doctorales en la patria de Chopin, de donde egresó como uno de los primeros especialistas en la novedosa Educación Comparada, especialidad en la que, siguiendo los pasos de sus maestros, sentó cátedra en los planos nacional e internacional.

La Ciudad Jardín, la Reina del Cabriales, la Ciudad Pontálida, la Capital de los Crepúsculos, la consentida del Guarapiche, la cuna del Príncipe de las Letras y la patria del Apóstol nuestro americano, entre otras; fueron testigos de sus desvelos por propugnar la pedagogía comprometida con la liberación de los pueblos del continente de la esperanza. En ellas impulsó, organizó y desarrolló cursos de pre y postgrado, desde los niveles propedéuticos hasta los post doctorales. Con los cuales abrió brecha primigenia, en el referido campo, a escala americana. Sus más recientes preocupaciones giraban en torno a lo que llamó “la pedagogía realenga”, que fue como apellidó las proposiciones, siempre irreverentes e iconoclásticas frente al maniqueísmo de lo establecido, que impulsaba desde el aula extendida y entendida como instrumento para el conocimiento más profundo y la verdadera transformación de la sociedad.

En el frente político nunca rehuyó sus responsabilidades. Desde muy temprano se identificó con el marxismo como instrumento de liberación y de construcción de la sociedad justa que todos merecemos y necesitamos. Su militancia lo condujo a desempeñar peligrosas funciones en la llamada época dura, en la que hubo de enfrentar la saña de los cuerpos represivos. Cuando el mundo se abría hacia formas más liberales de interpretación de la ortodoxia, se unió a quienes creyeron en los que –más temprano que tarde- demostraron sus verdaderas intenciones. Las últimas décadas las invirtió en crear, desde la docencia revolucionaria, las condiciones para que el modelo encarnado por Chávez se materializara en la concreción de la utopía.

En esta vía, nuca cejó. Muestra de ello fueron sus conferencias inter activas, sus artículos utilizando el internet, sus clases a sus alumnos en distintas localidades a través de las redes, su adscripción al Centro Internacional Miranda y a las diferentes sociedades, venezolanas e internacionales, de la disciplina en la que fue –al menos para nosotros- un brillante precursor. Permanentemente defendió la tesis de que el mayor y mejor conocimiento de otras realidades educativas, sería el azimut que de manera más eficiente podría orientarnos en el diseño, ejecución, evaluación y reelaboración del proyecto educativo que –indefectiblemente- ha de conducirnos al mejor proyecto de país.

Hoy Gustavo; nuestro Camarada, Jefe y mejor amigo; decidió adelantársenos en el viaje definitivo. Aunque creemos que fue una partida apresurada, sabemos que pudo emprenderla sintiéndose contento con la obra que desarrolló. Desde el sector cojedeño en el que vio la primera luz, logró elevarse hasta las cumbres más empinadas de lo mejor del pensamiento y la acción de la pedagogía continental. Acompañamos a sus hijos y a su señora esposa en el duelo que los aflige. Nos unimos al pesar que invade a sus centenares de alumnos y a sus numerosos amigos. Compartimos las voces que identifican su tránsito con una enorme pérdida para la educación nacional. Pero nos reconfortamos sabiendo que podremos consultar su abundante producción y que estaremos en capacidad de proyectar su obra de manera permanente, manteniendo vivos los numerosos proyectos políticos y educativos en los que, gracias a su perseverancia e ilimitada paciencia, nos involucramos.

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Ciudadanía, formación en valores y educación

Omar Hurtado Rayugsen

Instituto Pedagógico de Caracas / UPEL

Centro Internacional Miranda / MPPEUCT

A manera de introito:

Permítannos iniciar nuestra comparecencia ante tan augusto auditorio, agradeciéndoles a los organizadores por el honor, que creemos inmerecido, de invitarnos para que leamos la conferencia inaugural de estos III Congreso Regional de Investigación, (UPEL – Región Capital), y III Congreso Anual de Investigación, (UPEL – IPC). Queremos expresar, públicamente, un agradecimiento muy especial a la doctora Miren de Tejada Lagonell, y al equipo que brillantemente la ha acompañado en esta ardua tarea; quienes con un sostenido esfuerzo, digno de mejor causa, no han cejado hasta vernos instalados frente al podio en esta mañana. A ustedes que, se han resignado a escucharnos, muchas gracias por su paciencia. Esperamos que nuestras sencillas ideas sirvan de justificación al esfuerzo que todos han realizado.

Con vuestra anuencia transcribiremos un mensaje que colocamos en las redes el pasado 26 de febrero: “[ayer], como a las 20 horas, nos dejó el Maestro Luis Antonio Bigott, (Delta Amacuro, 1935). Insigne educador, autor de obras imprescindibles para comprender la evolución del pensamiento nuestro americano, como: El educador neocolonizado, (1978); Nicaragua: proyecto de educación popular,(1986); Educación para transformar, (1991); Investigación alternativa y Educación Popular en América Latina, (1992); Historia del bolero cubano, (1993); Una política nacional universitaria, (1993); Ciencia, Educación y Positivismo en el siglo XIX, (1995); y, Redes Socio culturales, Investigación y Participación Comunitaria, (2013); entre otras. Con el doctor Bigott nos unió, como a muchos comunes relacionados, una amistad entrañable y hacia él guardamos, como sus innumerables alumnos, una admiración sin límites. Hombre de origen humilde, como la inmensa mayoría de los venezolanos; indoblegable luchador a  favor de las mayorías excluidas, igual que sus compañeros de ideales; individuo de irrenunciables principios, como sus coetáneos soñadores; maestro de centenares de alumnos, en las aulas abiertas de la vida; y ser comprometido, de raigal manera, con el proceso de cambios que se ha echado a andar en el continente de la esperanza y que ninguna añagaza detendrá”.

Confiando en vuestra comprensión, queremos dedicar esta oración a la Memoria de tan insigne educador, quien –en sus años mozos- también fue estudiante del Instituto Pedagógico Nacional.

Para la ocasión que nos reúne hilvanamos unas palabras que, variando las orientaciones de quienes nos incluyeron en la programación, hemos intitulado:

CIUDADANÍA Y FORMACIÓN CON VALORES:

¿QUÉ NOS ESTÁ PASANDO?

“El futuro nos pide decisiones críticas y globales

 de cara a los conflictos mundiales

que aumentan el número

 de excluidos y necesitados”

Francisco, ONU (25 / 09 / 2015) [1]

Hemos querido utilizar esta afirmación de su Santidad, extraída del discurso que pronunció ante la Septuagésima Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas; y que fue celebradopor todo el mundo, aunque no nos atrevemos a decir, a unos doscientos días de su lectura, que esté siendo aplicado en la misma proporcionalidad; para ilustrar la complejidad de la solicitud que, agradeciéndola porque noshonra, nos han hecho.

Comenzaremos por decir, guardando el mayor respeto por quienes piensen lo contrario, que nos parece poco conveniente hablar de “educación en valores” y nos inclinamos por referirnos a la “educación con valores”. La primera fórmula la vemos como si estuviésemos señalando una especie de elementos que fuesen extraños a nuestro comportamiento. La segunda la entendemos como algo que asumimos de una forma mucho más cercana a nuestro quehacer. La graficamos con el aserto de quienes nos precedieron en el tránsito vital y nos educaron con “la pedagogía del ejemplo”. Concretemos, los valores, más que transmitirlos, debemos vivirlos; y preguntémonos, por ejemplo: ¿Existirá alguna manera más eficiente de formar en el amor a la naturaleza que compartiendo con nuestros estudiantes desde el respeto a las formas animadas, sean estas vegetales o animales?

El segundo alinderamiento que expresaremos, en el campo de las definiciones clave, es que entendemos al ejercicio docente como una actividad plena de optimismo. No nos alineamos con quienes, llamándola crítica social y exagerando nuestra inclinación a hablar más de lo que fue, que del porvenir, dedican la mayor parte de su quehacer pedagógico  a exaltar el tiempo pasado con  figuras como: “nunca se había visto”, “pedagógico el del tiempo ido, aquél en el yo estudié” y/o “estamos en la época de lo último”. Un conocido opositor de esta teoría los identifica como: “los quelloran más que camión de cochinos en curva”.

Por el contrario, para nosotros, la posibilidad de ser educadores nos ubica frente al material más retador con el que profesional alguno puede trabajar: los jóvenes de cualquier edad. Maruja Taborda, nuestra Maestra, nos enseña que: “alumno es alumno, así tenga ochenta años”, de lo que colegimos que siempre tenemos algo que enseñar y mucho más que aprender. Fijemos un ejemplo. ¿Cuántos de nosotros, al llegar a un ambiente, que –a cualquier escala- siempre será educativo, no nos encontramos con alguien que –independientemente de las décadas transcurridas desde el último contacto sostenido con él o ella- nos dice: “¿Qué toma?, ¿Qué está comiendo?, ¿Qué hace?, ¿Cómo se conserva?, porque, usted está igualito”, y nosotros le creemos. ¿Cuántos otros profesionales pueden presumir de tanta nobleza en el trato? Ese, o esa,joven, más allá del formol vital en que nos hayamos conservado, lo que nos está diciendo es: “Maestro, lo recuerdo”, “lo admiro” y, ¿por qué no?, “lo quiero y me gustaría ser como usted”. ¿Cuántos profesionales, repetimos, están en capacidad de vanagloriarse de tanto optimismo existencial?

La tercera definición la relacionaremos con:¿dónde?, ¿cómo?, ¿por qué?, ¿para qué?, y ¿cuándo?, vamos a hablar de valores. Aunque parezca una situación baladí, consideramos que saber dónde estamos  estableciendo nuestra definición, no es poca cosa.  En efecto, no tenemos ninguna duda en cuanto a que los valores que se mueven en una sociedad de las calificadas como avanzadas, digamos: Estados Unidos de América, Gran Bretaña o Francia; no tienen el mismo cariz que los que utilizamos en las llamadas naciones emergentes; por ejemplo India, China o Suráfrica; ni se valoran igualmente en la menos favorecidas; verbigracia Nigeria, Nepal o Haití.

La espacialidad propuesta nos lleva, ineludiblemente, a rememorar a Luis Britto García, cuando nos indica que las palabras no son neutras y que la objetividad, desde los años iniciáticos de Albert Einstein, es más ubicable en el campo de la ciencia ficción. Si admitimos lo anterior, será menos difícil que aceptemos que ello es mucho más obligante para las ciencias sociales, y que adquiere una condición “sine que non”, si aspiramos hablar de valores. Lo anterior es conocido por todos nosotros, quien les habla, entre tantas definiciones, ha sumido  la educación como: “la iniciativa más hermosa que puedan emprender los grupos humanos, la que tiene las más profundas raíces históricas y la que proyecta los más sólidos vínculos económico –sociales”.

La clasificación silueteada incide en los modos que les asignemos al sistema de valores. No es igual hacerlo en una nación donde la mayor preocupación sea la de cómo sobrevivir, a una en la que las que las angustias se orienten hacia como ascender socialmente, y menos aúna otra en la que los esfuerzos se orienten en función del qué hacer para mantener el estatus. Evidentemente, la clasificación de los valores, no será –nunca- igual a las razones que mueven a los ciudadanos de un país en el queestén garantizados los niveles de vida de calidad, que en otro en el que se carezca de lo más elemental para subsistir.

No añadiremos nada nuevo si le pedimos pensar en la enorme diferencia cualitativa que guardan los sistemas de valores defendidos por el gran capital y sus asociados, con los de aquellos seres cuyos territorios han sido expoliados por siglos, mientras ellos han sido condenados, por obra y gracia de la civilización, al papel de esclavizados y explotados. Como no nos gustaría que alguien pensara que nos estamos desviando del tema asignado; citaremos a la Organización de las Naciones Unidas que, en su último informe anual, señala que en el mundo persisten 168 millones de niños en condición deesclavos, de los cuales 13 millones están ubicados en América Latina y el Caribe. ¿Alguien podrá hablarles a estos infantes de bondad, compasión y caridad? [2]

Han pasado casi 17 décadas desde el momento en que un Manifiesto, [3]; muy manoseado, pero no sabemos si igualmente leído; nos alertaba acerca de la pérdida de vigencia de las fronteras políticas, por obsoletas, y su sustitución por las económicas, porque éstas son mucho más dinámicas. A nuestra manera de ver, eso es lo que está pasando con la construcción de los sistemas de valores. Observamos como la vieja manera de estructurarlos, consolidarlos, difundirlos, reelaborarlos y defenderlos está perdiendo terreno frente a los nuevos estilos; a todas luces, más atractivos y –evidentemente- mucho más lucrativos.

Hemos de tener muy presente la ubicación en el presente histórico que nos corresponde; es decir saber que lo estamos haciendo en el siglo XXI, es clave para entendernos. La irrupción en el tercer milenio ha traído una serie de paradojas superiores para la humanidad. Verbigracia; por un lado nos estamos adentrando en la era en la que los límites, bien sea entre los países o entre las dimensionalidades del conocimiento, se desdibujan progresivamente en mayor medida, al tiempo que tomamos conciencia de nuestra mayor indefensión frente a las imponderables; en otro frente, avanzamos hacia la era de la mayor producción de conocimiento, mientras grandes masas yacen en la más absoluta agrafía; asimismo, también nos adentramos en la era de la creciente velocidad de las comunicaciones, mientras ignoramos al vecino más cercano. ¿Será así como queremos conversar de la necesidad de compartir y de la solidaridad?

Pese a todo ello, para nosotros, lo más importante  de esta caracterización es que,  en esta centuria, que ya se está haciendo vieja, lo que más nos preocupa –como educadores- es la hiperconcentración de los mecanismos de poder económico y político. La revista Forbes, que anualmente publica su ranking de las mayores fortunas, tituló una de sus más recientes portadas pregonando: “El 1 % aparece aquí, el resto nos lee”, [4]. Se estima que el mayor reto a resolver, en el mileno que nos arropa,es el drama de ¿cómo harán los que más tienen, que cada día son menos, para solucionar las acuciantes carencias de quienes menos tienen, que cada día son más?, [5]. De forma que aquellos a quienes algunos llaman los hombres más ricos del mundo; y que nosotros, mucho más prudentes, identificamos como los que tienen más dinero, están enfrentados a un crucial disyuntiva: o atienden a los reclamos de las mayorías desasistidas o se atienen a una posible implosión social; cuyas consecuencias –por los momentos- parecen incalculables. Aquellos que lo duden solo tienen que detenerse a observar el terrible drama vivido por los que apenas ayer, (en la  post-  guerra), llamábamos inmigrantes, y hoy –entre bombas lacrimógenas, balas y perros amaestrados- calificamos  de refugiados, [6].  ¿A estos millares de excluidos podremos hablarles de tolerancia, piedad, comprensión, respeto a la diversidad y gratitud?

Ello encierra un enorme reto para los pedagogos, que trataremos de ilustrar con un conocido chiste. En una escuela multi étnica el Maestro propone un tema: ¿Cuál es su opinión sobre los derechos del resto del mundo a superar la escasez de alimentos? Tal problema hizo que los estudiantes reaccionaran de manera diversa. El nativo del país teocrático preguntó: ¿Qué es opinión?, el proveniente de una nación regida por una dictadura,  exclamó: ¿Qué es derecho?, el estadounidense, se interrogó: ¿Qué es el resto de mundo?, el alemán inquirió: ¿Qué es escasez? ,y el africano, a su vez, cuestionó: ¿Qué es alimento? La respuesta ante esta tremenda responsabilidad nos la enseña a despejar Luis Antonio Bigott, al decirnos: “un buen educador[debe] serauténtico,… humilde con los humildes y soberbio con los poderosos… [y soñar] con que algún día podamos construir una nación donde por fin… cada niño, cada niña, hombre o mujer tengan un pan del tamaño de su hambre, [7].

Como lectores de la realidad circundante coincidimos con quienes caracterizan los tiempos que corren como los de la mayor incertidumbre que la humanidad haya conocido. Ciertamente, si revisamos la sucesión de presentes que ha signado la evolución cubierta por la especie humana; encontraremos que, ante cada problema mayúsculo que hayamos enfrentado, siempre supimos encontrarla solución. De manera que, aunque a estas alturas nos parezcan insuficientes, hemos visto desfilar al Sentido Mágico – misterioso, la Fe, la Razón, el Ilustracionismo, la Libertad, y la Cuestión social; términos que Hernández Sánchez Barba llama las palabras clave de cada era, [8]. Nuestro tiempo como que no ha encontrado la que le corresponde; a pesar que buena parte de las gestiones que nos ocupan aparecen dominadas por el replanteamiento de la dicotomía exclusión –inclusión. Que, ciertamente, no es la manera más expedita para que nos explanemos sobre la amistad, la generosidad y la corresponsabilidad.

Un ligero paneo a través de los movimientos más representativos puede ilustrarnos al respecto.  La última década del pasado siglo y las que van del presente han visto surgir significativas iniciativas en, prácticamente, todos los países del orbe. La vieja Europa vio como algo natural la aparición del terremoto que, iniciándose con el Mani pulite,(manos limpias), italiano, desembocó en el Indignaosespañol; que antes, voceando “Comprometeos”,  había arrasado con la sede de los Tory en la bucólica Londres, y hasta la tierra de los zares se encontró con el “Rusia unida”, que arrastró con los restos del socialismo real.En momentos más cercanos nos encontramos con la “Primavera árabe” que sacudió los cimientos del hasta entonces imperturbable mundo del espacio político nor africano; y con “Ocupa Wall Street”, que llegó a actuar en más de 2.600 centros urbanos y significó una crisis de proporciones inauditas en el mayor polo económico, por lo menos deoccidente. En espacios más inmediatos hemos presenciado “la Salida”, y, en el gigante del sur, la “Operación Lava Jato”, (Auto lavado), cuyos definitivos desenlaces aún desconocemos, [9].

No nos costará mucho, con solo seguirlos por los medios de comunicación, constatar que los vocablos más usados en todos estos movimientos son: democracia, libertad, igualdad, honestidad, ética, probidad, credibilidad, responsabilidad y verticalidad; entre tantos otros. Aquí es donde, creemos encontrar una veta inacabable para lo que hemos denominado educar con valores. Sin que ello signifique que nos erigiremos en jueces de ninguna de las posiciones enunciadas. No pretendemos hacerlo, ni siquiera con aquellas siempre hemos adversado.

A propósito; circunscribiéndonos a la nociónde que el tiempo no se comporta como una línea abstracta continua, sino que funciona como una espiral compleja, en la que cada hito expresa –sintetizándolos- los relictus que los antecedieron y sugiere los enclaves que vendrán, como Hegel, [10], nos lo está enseñando desde el siglo XVIII, y nuestro Maestro Ramón Tovar, [11], desde los años sesenta de la centuria pasada, ha propalado en los ambientes de este cuasi octogenario centro de formación docente; mencionaremos que, mientras nos encontramos reunidos aquí, en la Plaza de la República, en la Ciudad Luz, nuevamente están chocando las fuerzas del orden con las masas identificadas con el movimiento “Nuit Debout”, (Noche en pie), quienes constituyen la representación actual de los indignados, y que;  apoyándose en el coraje, que representa un valor;  están protestando, contra el desconocimiento que, el gobierno socialista, pretende hacer del valor del Respeto al bien común, a través de la nueva reforma laboral, [12].

Para nosotros, docentes de aula en Geohistoria, lo que le confiere validez a cualquier posición es su coherencia en el espacio y en el tiempo. Permanentemente estamos reivindicando el aserto con el que León Davídovich Bronstein, (Trotsky), [13], define al revolucionario, cuando nos dice: “El revolucionario se distingue por la plena coherencia que guarda, siempre, entre lo que piensa, lo que dice y lo que hace; sobre la base de un sólido compromisos social”. Nosotros extrapolamos esa definición para el educador; quien está obligado a ser coherente y guardar fidelidad a su compromiso de transformación social. No dudamos en reafirmar que la educación guarda en si los más preocupantes gérmenes del conservatismo, pero que -al mismo tiempo- incuba los más esperanzadores signos de cambio; y que, en esta contrastación, el obrero más efectivo es el Maestro.

En función de lo anterior, pensamos que no basta con que escuchemos enunciar los postulados que consideramos básicos; además de la pronunciación tenemos derecho a analizar el comportamiento de los actores, frente a esos mismos postulados en el tiempo histórico. Isaac Rosa, el año 2005, nos dice: “…la retórica ha convertido en lugar común, descargándolas  de su real significado] a palabras como: represión, clandestinidad,régimen, comunista, célula, camarada [así como] las situaciones [que las generan”, [14]]. Años antes, en la década de los sesenta y desde las aulas provisionales del Pueblo, J, R. Guillent Pérez nos instruía: “Para hablar sobre el ser, es necesario que el que habla esté totalmente comprometido con aquello de lo que habla”, [15]. Más recientemente, en su poema “Las palabras”,el bardo que Paso de los Toros, Uruguay, regaló al mundo, nos advierte: “No me gaste las palabras / no cambie el significado / mire que lo que yo quiero / lo tengo bien claro. / No me ensucie las palabras / no les quite su sabor / y límpiese bien la boca / si dice revolución”, [16].

De los asertos anteriores podemos inferir que una de las condicionantes esenciales para educar con valores reside en la perseverancia, la paciencia y la fidelidad con los principios que pregonamos. Estamos conscientes en cuanto a que, en nuestra contemporaneidad, no resulta fácil tal conducta. Recordemos que comenzando la cuarta década del siglo pasado Marshall Mc Luhan nos alertó acerca de la globalización de la aldea que nos aloja, esta caracterización es hoy mucho más avasallante.Hemos de reconocer que la lentitud de respuesta en  las estructuras inherentes al proceso educativo nos hace mucho más vulnerables, frente a lo que los comunicadores denominan inmediatez. De esta colisión deducimos que nuestro sentido de responsabilidad resulta seriamente abollado. Pero el educador, estamos convencidos, tiene la capacidad para, apoyándose en las nuevas tecnologías, avanzar en el camino de la formación cierta.

La escuela, como un todo, tiene bastante tiempo que dejó de ser un entelequia abstrusa y poco convencional. Simón Rodríguez, en 1794, se quejaba de que –en las colonias- “pocos conocían de su utilidad”, [17],pero indudablemente en su época esta percepción ya había variado, y desde entonces empezamos a observar como los grandes emporios comenzaron a valorizarla como el instrumento ad hoc para el logro de sus fines. Prieto Figueroa, en 1943, nos dice que, frente a las iniciativas privadas, “El Estado interviene, por derecho propio, en [su] organización y [la] orienta, según su doctrina política”, [18]. En nuestro medio, desde avanzada la sexta década del veinte, los organismos multilaterales han avanzado las tesis intervencionistas en educación, como el medio de asegurarse sus propósitos. Los especialistas en el tema han demostrado que, cada vez que se anuncia una conflictividad social de ciertas proporciones en la región, aquellos entes adelantan una reforma curricular, [19]. Así hemos pasado por la taxonomía de los objetivos, la instauración de la educación básica y los ciclos diversificados, la enseñanza moderna, la transversalidad y la educación por competencias; entre otras.

No queremos que se entienda como descalificador nuestro lenguaje. Solo estamos llamando la atención acerca de algunos elementos que nos podrían explicar los obstáculos que, los docentes de aula e investigadores, encontramos para el pleno ejercicio de la docencia con valores. Detengámonos , como muestra, en el tan citado trabajo de Jacques Delors, La educación encierra un tesoro, [20]; que –dicho sea, de paso- es un excelente libro, en el mismo encontramos que, al hablarnos de la formación dual en Alemania, nos dice: “…con el inicio de la integración europea y la globalización las empresas requirieron nuevos profesionales y exigieron cambios radicales en la formación superior no universitaria en aspectos como: mayor integración entre la teoría y la práctica, participación de las empresas en [el diseño de] los currículos, menor tiempo de estudio y formación profesional para la demanda real”.

Casi un cuarto de siglo antes, Edgard Faure coordinó otro equipo multi nacional e inter disciplinario que nos entregó: Aprender a ser, en el que se nos informabaque: “… si [bien] la educación a menudo enseña virtudes como la solidaridad y la cooperación, también puede, con sus procedimientos, alimentar de forma bastante malsana el espíritu de la competición”, [21]. La revisión de los mencionados informes, hace que nos preguntemos, ¿será de esta manera como vamos a desarrollar la educación con sentido de pertenencia en confianza, humanismo y paz?

En oposición a esta prédica, en la que se contraponen los objetivos educativos con las prácticas propugnadas; recordaremos que en estos vetustos terrenos, tuvimos profesores, de diferente filiación política, quienes, pese a su diversa militancia, eran Maestros en todo el sentido de la acepción: puntuales, estudiosos, responsables, organizados, exigentes con ellos mismos, respetuosos y virtuosos. Lo que nos permite confirmar queestos educadores, aunque separados por sus respectivas ubicaciones partidistas, estaban unidos por el ejercicio ético de la docencia.

Ampliaremos algo que no cuesta entender. La UNESCO, siglas que quieren significar la Organización de las Naciones Unidas para la Ciencia, la Educación y la Cultura, desde sus más calificadas instancias, ha invertido más de los dos tercios de existencia en insistir en la urgencia de revisitar la categorización de la educación. Mencionaremos que el “Congreso Mundial de Educación”, que se desarrolló en Incheón, Corea del Sur, el 27 de junio del pasado año,ha sido uno de los más recientes desencuentros de este combate. Para nuestra prez, nos encontramos entre los más de doscientos académicos de todo el mundo que, concluidas las referidas deliberaciones, dirigimos una Carta a la Doctora Irina Bokova, Directora General del organismo, para denunciar la avasallante presencia de los representantes del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial, del Banco Central Europeo y otros entes afines, quienes coparon las conferencias centrales y las mesas de trabajo, mientras, contrastantemente, era notoria la ausencia de delegados de los organismos educativos,[22].

Sea propicio el momento para informarles que también hemos dirigido sendas comunicaciones al Consejo Mundial de Educación Comparada y al IESALC, reclamando el uso del español como idioma universalmente aceptado para el funcionamiento de los citados organismos, que debe usarse igual que los que la visión eurocéntrica  tiene siglos imponiéndonos.  Igualmente hemos denunciado la manipulación en la definición de categorías fundamentales para la elaboración del Mapa de la Educación Superior para América Latina y el Caribe, (MESALC).

Este aspecto, no por citarlo casi al final es de menor importancia.Es bien sabido que tenemos décadas sufriendo el desvirtuamiento de los fines supremos de la educación. Para ubicarnos en lo que aspiramos decir, formularemos una interrogante: ¿Quées realmente lo que ha sucedido en esta parte del orbe?, ¿no hemos tenido proyecto de países por carecer de proyectos educativos, o ¿carecemos de proyectos educativos porque no tenemos proyectos de países? Para buscar las respuestas a estas interrogantes, tal vez hará falta que nos preparemos para los IV Congresos de Investigación; oportunidad en la –lógicamente- otros estudiosos avanzarán sus propuestas al respecto. Intentaremos sugerir algunos de los tópicos que debemos abordar, en la búsqueda de soluciones al enigma: ¿funcionan –realmente- las definiciones trasladadas automáticamente a la educación desde otras áreas?, ¿es válido hablar de calidad en educación?, ¿tiene pertinencia insistir en la calidad educativa total?, ¿es la educación un proceso gerencial?, ¿debe el educador ponderar –fundamentalmente- la vertientes alóctonas?, ¿qué hacer con las intervinientes locales?; y no sabemos cuántas más.

Con la intención de sugerir una hoja de ruta para las futuras deliberaciones de cónclaves como este,  en los que deben estar muy presentes las diferentes motivaciones que definen las múltiples finalidades que se le asignan a lo que se asume como el sistema deseable de Educaciónen Valores; visión frente a la marcamos terreno; los invitamos a que sigan –con toda la atención posible- el curso de las deliberaciones y  lean –detenidamente- los documentos emanados de los organismos multinacionales que fungen como ductores del proceso que nos ocupa, a escala global. El más reciente de estos es: Replantear la Educación. ¿Hacia un bien común mundial?, [23], entregado por la UNESCO a finales del 2015; en el que la propia Directora General, luego de ofrecerlo como la continuación de los trabajos de Delors y de Faure, sostiene que: “Los autores proponen que sean considerados bienes comunes tanto el conocimiento como la educación. Ello supone que la creación de conocimiento, así como su adquisición, validación y utilización sean comunes a todas las personas como parte de una empresa social colectiva”, (las cursivas aparecen en el texto original). Dejamos a vuestro albedrío las interpretaciones.

Como si fuera una conclusión:

Lejos de nosotros el haber querido formular un memorial de agravios contra la educación con valores. Por el contrario, estamos absolutamente convencidos del enorme potencial que este proceso contiene para arbitrar las respuestas a los mayores enigmas que enfrenta la especie. Lo que si nos ha consumido la exposición es el interés en delinear las grandes trabas que encontramos para su más consciente ejercicio.

De manera general nos hemos referido a los encontrados intereses que surgen de la estructuración política de los diferentes regímenes y países; a la contrastante priorización de acuerdo a la ubicación económico – social de los individuos; a la no vinculante articulación en función de la espacio – territorialidad con las súper estructuras políticas; y al mutante interés de los organismos –supuestamente- llamados a impulsar la validación de las categorías de análisis que nos permitan hablar; no de una instrucción acerca de nociones que parecieran ir por laacera de enfrente, sino de una  verdadera educación con valores, asumida desde nuestra cotidianidad.

Luego de cartografiar una especie de mapa desolador, queremos expresar, de manera inequívoca, nuestra fe en la Escuela, el Maestro y el joven educando. La Escuela la entendemos como un todo; que incluye el entorno, la comunidad, el ambiente y todos los elementos vinculantes con el proceso educativo. Así lo hemos aprendido de Aníbal Ponce, quien, desde la primera tercera parte de la anterior centuria, nos enseña que: “la educación es para la vida”, [24].

El Maestro, por su parte, es el más eficiente artesano, el que está en capacidad de moldear, apoyado en los mejores ejemplos, la delicada arcilla que la humanidad le confía, para la construcción de la sociedad justa que todos merecemos y necesitamos. Belén Sanjuán nos instruye al respecto, cuando afirma: “El papel del Maestro es formar al ciudadano del futuro, que ya empezó”, [25]. Claro, que ella se pivotea en el Maestro de América, cuando nos dice: ¿Queréis tener república?, ¡formad republicanos!, [26]. El joven, a su vez, está representado por todo aquel que entienda que el aprendizaje – enseñanza no se detiene nunca, sino que está en desarrollo constante, como proceso permanente lo tipifican quienes se identifican con ésta acepción, diferenciándose de los que creen –equivocadamente- que hay una etapa en la que ya todo se sabe.

Los jóvenes tienen, por su naturaleza y por su esencia, que ser inconformes, iconoclastas y contestatarios. ¡Pobre de la sociedad en la que los jóvenes no protesten! José Ingenieros, asevera, en Las Fuerzas Morales, “Joven es todo aquel que, con la conciencia limpia y los bolsillos vacíos, corre raudo hacia la construcción del mejor futuro”, [27]. En esta onda, una de las consignas que más no ha llamado la atención fueesgrimida por los estudiantes chilenos, quienes, reclamando comprensión a la sociedad post dictadura,para su derecho al estudio, voceaban: “Si no nos dejan soñar, no los dejaremos dormir”. Confesaremos que no hemos encontrado una mejor posibilidad de acoplamiento para elaborar la salud social, que es uno de los valores de más difícil consecución: mientras los viejos dormimos, los jóvenes sueñan, con el por…venir.

Aproximándonos a la conclusión de esta disertación, que nos ha resultado más extensa que lo deseable, proclamaremos nuestro optimismo; que entendemos como un valor supremo de la condición humana. Porque los valores, como los principios, que en definitiva son, se asumen críticamente y se defienden combativamente. Creemos en el optimismo vital. Ese que proclamó sir Bertrand Russell, cuando con 90 años, fue a dar con sus nobles huesos de par del reino,  a la cárcel de la culta Gran Bretaña, por haber presidido el Tribunal Internacional contra la Guerra de Vietnam y reafirmado su acendrado pacifismo, [28].

Reivindicamos el optimismo existencial que practicó Luis Beltrán Prieto Figueroa, cuando con 66 años rompió con el movimiento político al que había dedicado su vida y se identificó con las banderas del socialismo; optimismo que refrendó cuando,a los setenta y dos años, se dedicó a escribir poesía, de tan alto vuelo como la que leemos en Isla de Azul y Viento  y que le hiciera ocupar un asiento –como poeta- en la Academia Venezolana de la Lengua, [29]. Nos identificamos con el optimismo vivificante que diferencia a Don Francisco Tamayo; quien, con 62 años, supo dejar a un lado las miserias humanas que, basadas en el egoísmo que se contrapone con los valores de la honestidad y la empatía, lo separaron de la cátedra de Biogeografía que él había  creado en todas las universidades del país, se vino a su querido Pedagógico de Caracas; donde se imbricó, aúnmás, en la elaboración del Mapa Fitogeográfico de Venezuela; que hoy, a más de tres décadas de la partida del Maestro, representa un legado único en su tipo, [30].

Rememoraremos que en esta oportunidad; se está cumpliendo el 481º aniversario de la ocasión en la que Tomás Moro, el autor de Utopía, se negara a aceptar que el todo poderoso rey de Inglaterra fuese el Jefe de la iglesia, sin temerle al presidio, ni a la decapitación que sufriría un años más tarde; queremos ratificar nuestra plena identificación con el más optimista ejercicio de la docencia, porque estamos absolutamente convencidos que en la medida en que logremos ejercer nuestro apostolado,apuntalándonos en las mejores reservas que identifican la condición humana, habremos superado las grandes contradicciones que nos separan de la educación con valores. Y agradeceremos a Laura Guevara, una joven cantautora venezolana a la que nunca hemos visto pero si leído, quien nos dio la clave para concluir estas palabras; cuando nos dice:”… mi preocupación no es únicamente musical, es integral…hablo desde mi verdad, desde lo que conozco……en casa he estado expuesta al arte y a la vida, de ahí viene mi vena…Tengo la bendición de mi amigos… [les recomiendo que] confíen en ustedes mismos, crean en sus intuiciones, en lo que piensan y sueñen…Pero también cuiden… [que] lo que hagan tiene que estar bien hecho”, [31].

Cerrando podemos preguntarnos: ¿Cuántas enseñanzas nos deja la lección de Tomás Moro? Igualmente, interroguémonos, ¿estaremos en capacidad de asumir el reto que, desde sus frescos 28 años, nos lanza Laura? Nuestras respuestas retratarán la disposición que, realmente, tenemos para asumir la Educación con valores. Para concluir, diremos que, si alguien nos llegara a increpar acerca del título de esta intervención, preguntándonos: ¿En definitiva, qué está pasando en la Formación con Valores?; lo único que le responderíamos, apoyándonos en el epígrafe que abre estas líneas, sería: Lo que, en verdad, necesitamos para impulsarla  es  ¡una mejor Escuelay más Maestros que sientan el orgullo de vivir su Magisterio con optimismo!

¡¡¡Muchas gracias por vuestra amabilidad, que también es un valor!!!

Notas:

[1]https://www.youtube.com/wacht?v=MRonfPxF-08

[2]www.unicef.org/spanish/protection/index_childlabour.html

[3] www.bsst.org.ve/documentos/…/manifiesto_del_partido_comunista.pdf

[4] https://www.oxfam.org/…/bp210-economy-one-percent-bax-haven-18011_es_0.pdf.

[5] Lapierre, Dominique (2010]. La ciudad de la Alegría. Barcelona. Editorial Planeta.

[6] www.univision.com/noticias/…/crisis-en-europa-refugiados-o-inmigrantes

[7] Bigott, Luis Antonio, (2011, 16, 11). La formación de los educadores investigadores es un proceso de reflexión. Participación en el Foro: Concepción de la Maestra y el Maestro Investigador. Caracas. Centro Internacional Miranda.

[8] Hernández Sánchez Barba, Mario, (2011). Alianza Atlántica: Crisis de Occidente. (Relaciones Europa –  Estados Unidos). Madrid. Editorial Universidad Francisco de Vitoria.

[9] Naím, Moisés, (2016). Repensando el mundo. 111 sorpresas del siglo XXI. Caracas. La Hoja del Norte.

[10] Hegel, George W. Friedrich, (1989). Lecciones sobre Filosofía de la Historia Universal. Madrid. Alianza Editorial.

[11] Tovar, Ramón, (2015). El Enfoque Geohistórico. Caracas. Reimpresión facsimilar del Ministerio del Poder Popular para la Educación.

[12] www.lemonde.fr/…/ou-va-la-nuit-debout-4902009_…

[13] Bronstein, León Davídovich (Trotsky), (2006). Mi vida. Madrid. Editorial Debate.

[14] Rosa, Isaac, (2005), El vano ayer. Barcelona. Editorial Seix Barral

[15] Guillent Pérez, J. R., (1964). Lecciones de Introducción a la Filosofía. Caracas. Editores Reuniones de Profesores.

[16] Benedetti, Mario, (2002. Antología Poética. Madrid. Editorial Alfaguara.

[17] Rodríguez, Simón, (1794). “Reflexiones sobre los Defectos que vician la Escuela de Primeras Letras de Caracas y medio de lograr su reforma por un nuevo establecimiento”, en Rafael Fernández Heres, (1995), Pensamiento Educativo en Venezuela. Siglos XVI al XX. Ediciones de la Universidad Nacional Abierta.

[18] Prieto Figueroa, Luis Beltrán, (2006). El Estado Docente. Caracas. Fundación Biblioteca Ayacucho.

[19] Bonilla – Molina, Luis y otros, (2014). Informe Mundial de la calidad Educativa.En este debate: ¿de qué se está hablando? Caracas. Red Global / Glocal por la Calidad de la Educación.

[20] Delors, Jacques, (1966). La Educación encierra un Tesoro. Madrid. Editorial Santillana.

[21] Faure, Edgard et al, (1973). Aprender a ser. Madrid. Alianza Universidad.

[22] Torres, Carlos Alberto y otros, (2015, junio), Carta dirigida a la Directora General de la Unesco, Caracas [y veintitrés ciudades más].

[23] unesdoc.unesco.org/images/0023/00236/23697s.pdf

[24] Ponce, Aníbal, (1975). Educación y Lucha de Clases. Buenos Aires. Editorial Claridad.

[25] Bracho Arcila, América, (Compiladora), (2013). Belén Sanjuán: Testimonio de una Maestra. Caracas. Ediciones del Ministerio del Poder Popular para la Educación.

[26] Rodríguez, Simón, (1990).  Sociedades Americanas. Caracas. Monte Ávila Editores.

[27] Ingenieros, José, (1965). Las Fuerzas Morales. Buenos Aires. Editorial Losada.

[28] Russell, Bertrand, (2010). Caminos de Libertad: Socialismo, Anarquismo y Comunismo.Madrid. Editorial Tecnos.

[29]Ledezma, Minelia de, (2012). “Luis Beltrán Prieto: Maestro, Político y Poeta”, en Homenaje a Luis Barrera Linares. Edición del Instituto Venezolano de Investigaciones Lingüística y Literarias Andrés Bello.

[30] Hurtado Rayugsen, Omar, (2005). Francisco Tamayo: Estudio de su vida y aproximación a la vigencia de su obra. Caracas. Ediciones del Rectorado de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador.

[31] Díaz, Estefanía, “Laura Guevara: ‘Más que un concierto, será una manifestación onírica’ “[Quinto Día, Caracas, 2016, 8 al 15 de abril].

 

 

 

 

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Necesidad de un ente que oriente la direccionalidad educativa

NECESIDAD DE UN ENTE QUE ORIENTE LA DIRECCIONALIDAD EDUCATIVA

Omar Hurtado Rayugsen

IPC – UPEL/ CIM – MPPEUCT

omarrayugsen@hotmail.com

“En la vida debemos elegir entre tener y ser,

otros han elegido tener, yo elegí ser”.

Prieto Figueroa, L. B.

 

La educación ha sido definida como un proceso eminentemente político. Esto, que aparentemente se ha visto con horror por la elites dominantes,  puede ser verificado con solo detenernos en algunos hitos clave de nuestra evolución cubierta, verbigracia: “Las reflexiones sobre los defectos que vician la Escuela de Primeras Letras de Caracas y medio para lograr su reforma por un nuevo establecimiento”, entregadas al Cabildo por Don Simón Rodríguez en 1794; creación de la Escuela Náutica, (1811); promulgación de los Estatutos Republicanos de la Universidad de Caracas, (1827); organización de la Sociedad Económica de Amigos del País, (1829), y de la Academia de Matemáticas, (1830); instauración  del Decreto de Instrucción Pública, Obligatoria y Gratuita, (1870); fundación del Instituto Pedagógico Nacional, (1936) y de la Facultad de Filosofía y Letras, (1946); concreción  del Decreto 321, (1946); y la Creación del INCE, (1960).

 

A pesar de la relación anterior, que incluso fue reforzada con la creación del Ministerio de Instrucción Pública, (1881), no hemos tenido un Proyecto Educativo Nacional, por lo que hemos carecido de un proyecto de país. Tal aserto podemos demostrarlo al comprobar como con el decreto del 27 de junio  pudimos entrar al siglo XX como una de las naciones más avanzadas en materia de educación, lo que contrasta con el atraso con que entramos al siglo XXI contando con más de millón y medio de analfabetas. Lo anterior adquiere mayor preeminencia al comprobar que aquí se creo uno de los métodos más efectivos de alfabetización: El Libro Mantilla, elaborado por José Martí aproximadamente en 1880, y saber de la infausta colaboración que aportamos a la esclavitud más brutal en la era del conocimiento. Esta dicotomía es el resultado de que las llamadas políticas educativas han surgido al calor de la improvisación, sin que fuesen el resultado de la aplicación de un plan coherente en el tiempo.

 

Por lo anterior, entre otras razones, a mediados de 2005, formamos parte de un equipo que intentó, vanamente, darle forma al Instituto Bolivariano de Investigación y Desarrollo Educativo y, desde 2006, hemos procurado integrarnos a otras instancias cualitativamente semejantes, por ejemplo el Centro Internacional Miranda, en su acepción de organismo asesor del ministerio. Lo cual  entendemos como la tarea pendiente para propugnar el necesario inquerimiento a fondo, que posibilite la elaboración de instrumentos pedagógicos que garanticen la formación del republicano que la sociedad venezolana, de cara al futuro, está exigiendo se le prepare en el tiempo presente. Las estructuras avizoradas deben tener como particularidad la insistencia en una dimensión investigativo – gerencial que hasta ahora no ha existido en los ministerios del ramo.

 

Como no tenemos interés en que se nos confunda como habitantes de una galaxia lejana e inaccesible, aclararemos que estamos hablando de organismos que deben estar soportados por cuatro ejes básicos, a saber: (1) Educación Comparada, para reivindicar la preterida pedagogía latinoamericana; (2) Calidad  de la Educación, que insiste en la elaboración de los indicadores que el proceso en marcha exige; (3) Currículo, para rescatar la  real dimensionalidad de la educación que necesitamos; y, (4) Formación Docente, que asumimos como la brújula que debe guiarnos en la función de educar. Estos pivotes tienen tres vías fundamentales de ejercitación, las cuales son: (a) Convenios Interinstitucionales, para incorporar a todas aquellas casas de estudios que deseen implicarse en el Sistema de Educación Bolivariana; (b) Adscripción por Proyectos, que permitirán imbricarse a todos los que coordinen cualquier programa en unión de sus participantes; y (c) Incorporación de Ambientes y Comunidades, comprendidos como el nivel que permitirá integrar al maestro, sus alumnos y localidades; priorizando el espacio al que queremos darle mayor proyección.

 

Estamos convencidos que los cambios que, en el proceso educativo, adelanta el ejecutivo nacional a través del MPPE y el MPPEUCT, exigen una mayor dosis de creatividad para que adquieran la necesaria solidez y la mayor extrapolación. En función de ello solicitamos el apoyo de la comunidad educadora nacional para poder adelantar la investigación que los dote de la fundamentación e instrumentación indispensables y de la imprescindible base social que se requiere para que ellos puedan consolidarse y dotarse de la mayor profundidad estructural posible. Nosotros no le tenemos miedo al trabajo y queremos hacerlo con los Maestros venezolanos.

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