Entrevista/19 de julio de 2016/Fuente: unomasuno
Hace siete años ninguna persona con discapacidad auditiva podría haber estudiado una carrera universitaria en Morelos, pero eso no diezmó el ánimo de Miriam Martínez Aburto, quien concluyó su carrera profesional en Multimedia y Diseño Comercial.
“Ha sido duro, al principio de la carrera no comprendía casi nada de las clases y fue difícil, pero no tengo miedo, quiero seguir superándome.
A través de su traductora, Delina Castañeda Villalobos, Miriam cuenta que desde muy pequeña tuvo que enfrentarse a las barreras de un sistema educativo que no está pensado para atender las necesidades de personas con discapacidad auditiva.
“En Yautepec -comunidad de la que es originaria- asistí al Centro de Atención Múltiple 4, e hice la primaria; después tuve que ir hasta Cuernavaca para estudiar la secundaria, y luego trasladarme hasta Temixco para continuar con la preparatoria. Siempre he tenido que viajar mucho y levantarme muy temprano para seguir estudiando”, dice.
De su propia experiencia como traductora, Delina Castañeda comenta que “las escuelas no ofrecen traductores a los alumnos que no pueden oír, por lo que es difícil para ellos aprender”.
Agregó que “en las pocas instituciones que los ofrecen, son los padres los que tienen que asumir el salario de los traductores; esto muchas veces limita la educación”.
Sin embargo, gracias a iniciativas como las de la Universidad Tecnológica Emiliano Zapata (UTEZ), Miriam y otros jóvenes con discapacidad auditiva pudieron continuar con sus estudios superiores, mediante el programa de educación incluyente que prevé la contratación de traductores y brinda las condiciones para facilitar su aprendizaje.
“Hemos contratado a dos traductores de lenguaje de señas, también hemos capacitado a los profesores para que el trato en clase haga más accesible el aprendizaje de nuestros alumnos, y así hemos logrado que se gradúe la primera generación de estudiantes con discapacidad auditiva”, afirma Leticia Zagal Calderón, tutora de Alumnos Incluyentes.
En tanto, Miriam, a través de señas pero con una expresión visiblemente efusiva, refiere: “Quiero decirles a todos los jóvenes que tienen esta discapacidad, que no tengan miedo, que sean valientes, que vengan a la UTEZ, porque aquí los van a ayudar a estudiar una carrera, ellos han sido muy buenos”.
Fue el mes pasado que Miriam y su compañero Martín Martínez Martínez recibieron de manos de la secretaria de Educación del estado, Beatriz Ramírez Velázquez, y en presencia del rector de la UTEZ, Alejandro Caballero Morales, el diploma que los acredita como Técnico Superior Universitario en Multimedia y Comercio Electrónico.
Ese día, durante su discurso de agradecimiento, con la voz entrecortada y con lágrimas en los ojos, Martín Martínez aseguró que gracias a la Universidad pudo encontrar trabajo en lo que estudió, “Me siento muy orgulloso. Agradezco el apoyo económico que se vio reflejado en la beca salario, agradezco a mis padres, a mi mamá que día a día me apoyó”, dice.
Al respecto, Leticia Zagal asegura que la universidad está interesada no solamente en que los alumnos terminen la carrera, sino también en que se integren en a la vida laboral, por lo que ahora también están buscando un espacio para colocar a Miriam, pues Martín ya trabaja como diseñador web.
Como Miriam y Martín, Francisco Pérez Martínez también forma parte del Programa de Educación Integral de la UTEZ, y aunque ratifica que ha sido difícil el acceso a la educación, hoy está muy feliz por haberlo logrado.
“Tengo que viajar cuatro horas todos los días, desde Yautepec hasta Zapata para llegar temprano a las clases que comienzan a las siete u ocho de la mañana.
“Los maestros nos piden llegar a tiempo porque ellos son muy puntuales. No nos tratan diferente ni nos exigen menos porque somos sordos, así que tengo que esforzarme mucho pero estoy muy feliz por haberlo logrado”, menciona.
Ahora, después de la graduación de Miriam, Delina Castañeda apoya a Francisco en la traducción de sus clases; “prácticamente tengo que estudiar la carrera con ellos”, dice entre risas.
Añade: “soy muy exigente, les explico cómo tienen que hacer sus tareas y trabajos, pero tienen que esforzase por realizarlas por ellos mismos, porque ellos pueden hacerlo”.
En este sentido, Delina juega un papel fundamental en la Educación Incluyente. Su capacidad de traducción y su papel guía de alumnos con esta limitante la convierte en puerta de acceso a una vida diferente, en llave al conocimiento.
“Para ayudar a Miriam, por ejemplo, tuve que aprender programación y lenguaje HTML y Java; había veces que estábamos las dos hasta la madrugada tratando de realizar un código de programación”, cuenta.
Un poco nostálgica, continúa: “A los dos los conozco muy bien, hemos hecho lazos muy fuertes al grado de que me llaman mamá. Mi trabajo es un trabajo humanista, yo no tengo ningún familiar sordomudo, pero aprendí lenguaje de señas para ayudar a personas como ellos dos, ha sido difícil pero lo hemos logrado juntos”.
Hoy, a siete años que se abrieran las posibilidades para que personas con discapacidad auditiva estudiaran carreras universitarias en Morelos, la petición que hacen es que los empresarios abran espacios para contratar a personas con dicha limitante.
“Les queremos pedir a los empresarios que contraten a personas sordas, quizá deban de tener más paciencia con nosotros, pero nosotros también podemos trabajar como cualquier otra persona, tenemos la capacidad para hacer muchas cosas y desempeñarnos como cualquier profesional”, señala Miriam.
D.R. unomásuno, unomásuno Televisión 2016.