Europa/España/Septiembre 2016/Entrevista/
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Reseña:
María Clemente Linuesa compagina su actividad docente en la Universidad de Salamanca con la dirección del Programa Interuniversitario de la Experiencia, dos actividades que aunque independientes mantienen «una cierta proximidad pues está dentro del área de educación». En todo caso, afirma que «se trata de un cargo de confianza del Rectorado».
¿Cómo se define este programa?
-El Programa Interuniversitario de la Experiencia es una iniciativa que surgió hace más de 20 años en la Universidad Pontificia, y que la Junta de Castilla y León acogió. Su sentido es posibilitar a las personas que no han podido estudiar en la universidad que amplíen o inicien sus estudios universitarios, que, evidentemente, no le van a permitir ejercer una profesión. Es una universidad para aprender por el gusto de aprender.
-¿Cuál es su función?
-Que las personas tengan una madurez activa para que toda su vida sea un aprendizaje continuo, que accedan a la universidad quienes no pudieron ir y que tengan un nivel de socialización, ya que no sólo se aprende en contenidos sino que también se establecen muchas relaciones. En realidad es una idea de la Unesco, y casi todas las Universidades europeas tienen un programa como éste.
-¿Cuáles son las sedes de la Universidad de Salamanca?
-La propia ciudad salmantina, Béjar, Ciudad Rodrigo, Zamora, Toro, Benavente y Ávila. La Universidad Pontificia tiene otras sedes.
– ¿Qué características tiene la sede de Toro?
-Se creó en el año 2004. El primer año asistieron 35 alumnos, pero durante un tiempo costó que se realizaran matrículas porque se confundía la Universidad de la Experiencia con la Escuela de Adultos. En cambio, ahora se cierra la matrícula poco después de abrirla. Este año se han graduado 16 alumnos. El máximo que podemos acoger entre los tres cursos es de 65, y así, hay solicitantes a los que tenemos que decir que no.
-¿Qué requisitos se piden para poder acceder a sus cursos?
-Se piden dos requisitos, uno es vivir en Castilla y León y el otro es tener más de 55 años. Y no se pide un nivel de estudios mínimo. Por lo tanto, la población de este programa es tremendamente heterogénea y su programa es muy abierto, sobre todo el hecho de que el profesor se tiene que adaptar a los alumnos que tiene.
-¿Qué asignaturas se ofertan?
-La Junta ha establecido las materias. Estructura un programa que dura tres años, en el que hay asignaturas obligatorias y optativas, así como materias complementarias. No obstante, aunque dura tres años, los alumnos pueden permanecer en el programa «sine die» con las asignaturas optativas y complementarias. Podría decir que un 50% de los alumnos se quedan tras su graduación. De hecho, en la Pontificia hay una señora que lleva asistiendo los 19 años que lleva el programa. Y en Toro la alumna más mayor, Catalina Martín Pérez, tiene 94 años. La edad que predomina es 64 años, y también predominan las mujeres, que yo creo que tienen más ansias de saber porque han tenido menos oportunidades, y es que las mujeres están muy activas en todas las áreas.
-¿Todos los profesores pertenecen a la Universidad?
-Al menos el 80% debe ser de la Universidad, aunque no tienen que serlo cuando se va a tratar un tema que no es universitario, lo que hoy día es casi imposible, o cuando un profesor no puede asistir a una sede y hay un experto que puede dar esa clase.
-¿Qué obligaciones se imponen a los alumnos?
-La verdad es que tienen muy pocas obligaciones puesto que no se les examina, aunque a veces se les manda algún pequeño trabajo cuya realización es opcional. Hay mucha libertad también en cuanto a la asistencia a las clases, y esto me tiene un poco preocupada porque este programa cuesta bastante dinero, que es dinero público.
-¿Y en cuanto a su financiación?
-El programa está financiado al 100% por la Junta, y la Universidad se encarga de poner los locales, excepto en las sedes como la de Toro, que no tiene sede universitaria.
-¿Qué significado tiene para los alumnos su graduación?
-Es un acto muy simbólico, pero a ellos les hace mucha ilusión porque se les impone una banda, se hace en el Paraninfo de la Universidad y asiste el Rector. Es un acto de mucha altura académica y ellos se sienten muy bien, les supone un reto y una superación personal.
Valencia, 1951
María Clemente Linuesa realizó sus estudios universitarios en la Universidad de Valencia. Desde el año 1976 trabaja en la Universidad de Salamanca, donde es catedrática de Didáctica y Organización Escolar. En esta ciudad ha impartido numerosas asignaturas, aunque todas sobre esta área, y es el lugar en el que ha conformado su vida, tanto profesional como personal. Además, desde finales de el año 2009 es también la directora del Programa Interuniversitario de la Experiencia de la Universidad de Salamanca.
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