Ecologistas en Acción y la Alianza Mundial por una Odontología Sin Mercurio han pedido al Parlamento Europeo la eliminación de los empastes de mercurio antes de 2021 para evitar la contaminación y la afección a la salud y el medio ambiente de este peligroso metal pesado.
En la Unión Europea, el mercurio dental es la segunda fuente de contaminación por mercurio después de la industria del cloro sosa. Las amalgamas dentales consumen unas 90 toneladas anuales de mercurio y acaban en el agua, a través de las aguas residuales de las clínicas y los residuos urbanos, el aire, a través de las cremaciones, las emisiones de las clínicas dentales y la incineración de residuos, y el suelo, a través de los vertederos y los entierros.
La comunidad científica y numerosos estudios de la UE, la ONU y la OMS coinciden en que, una vez liberado, el mercurio puede convertirse en metilmercurio, una sustancia que produce graves daños cerebrales y problemas neurológicos, especialmente en niñas y niños, mujeres en edad fértil, embarazadas o en periodo de lactancia.
Hace tiempo que existen alternativas eficaces y asequibles para los empastes de amalgama, que son altamente costosos si se tienen en cuenta los daños ambientales y de salud que provocan. En varios países su uso ha sido prácticamente eliminado: un 0% en Suecia, 3% en Finlandia, 5% en Dinamarca y menos de un 10% en Holanda. Además, en Alemania y Reino Unido se advierte de que hay que desaconsejarlos en niños y mujeres embarazadas.
La contaminación ambiental provocada por el mercurio dental y sus consecuencias es significativa y evitable. Es urgente eliminar el mercurio ondontológico.