México/16 octubre 2016/Fuente:Manifiesto enviado a redacción OVE
15 DE OCTUBRE EN LA MEMORIA COLECTIVA
Hoy se cumplen cuatro años de la invasión policiaca a las escuelas normales de Tiripetío y de Cherán, así como al edificio sindical de la Sección XVIII de la CNTE, como parte de un plan de agresión hacia los estudiantes y maestros diseñado desde las más altas esferas del poder central y estatal. Olvidar estos hechos represivos sería un grave desacierto por parte del movimiento estudiantil, magisterial y social. Qué bien por los estudiantes que hoy salieron a las calles de Morelia a recordar esta fecha, no en conmemoración sino en repudio a una política gubernamental que se ha vuelto ordinaria en nuestros tiempos, pero también para reivindicar el derecho a la protesta y libre manifestación de las ideas, amenazado hoy por la clase política reaccionaria de la entidad a partir de la “ley antimarchas”.
Para entender lo sucedido la madrugada de aquel lunes 15 de octubre de 2015 es necesario revisar el contexto que se vivía en esos tiempos a nivel nacional y estatal. El gobierno federal encabezado por el panista Felipe Calderón Hinojosa estaba a punto de ceder el poder al priista Enrique Peña Nieto. En Michoacán el gobierno lo detentaba el priista Fausto Vallejo en mancuerna con Jesús Reyna, quienes ya habían demostrado su voluntad represora hacia los estudiantes en abril de ese año cuando ordenaron la invasión policiaca a algunas casas del estudiante de la Universidad Michoacana.
Pero, ¿cuáles eran las razones de la movilización de los estudiantes normalistas que los obligaron a desatart una jornada de lucha y a pertrecharse en las normales de Tiripetío y Cherán? La respuesta se encuentra en la resistencia de éstos a someterse a una nueva modificación de los planes de estudio de las licenciaturas que se imparten en las escuelas normales promovida por el gobierno federal a través de la SEP. En el año de 1997 se había impuesto un nuevo plan de estudios con el que se asegura las desprofesionalización y la despedagogización docente pero se fortalece el modelo de educación por competencias y estándares diseñado desde los organismos financieros internacionales como la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).
La reforma del 2012 se planteaba cambios en la misma orientación pero con mayor énfasis en los cursos instrumentales, por ejemplo, la malla curricular de dicho plan contempla todo un “trayecto formativo” sustentado en el inglés y las tecnologías de la información y la comunicación, algo tan alejado de la realidad de la gran mayoría de nuestras comunidades, donde habrán de ir a laborar los jóvenes docentes en formación. Los estudiantes convocaron al debate a las autoridades educativas estatales y federales para plantear opiniones y propuestas desde las comunidades normalistas en torno al fortalecimiento del plan de estudios, sin embargo sus demandas fueron desoídas, como es una costumbre de las autoridades.
Pero el gobierno ya sabía, como lo sabe ahora, que reprimiendo, deteniendo y encarcelando a los estudiantes logra desviar la atención de las demandas fundamentales del movimiento y como consecuencia, casi todo el reclamo estudiantil y social se concentra en exigir la liberación de los presos. Fue así que la nueva reforma neoliberal al plan de estudios de las escuelas normales al final se impuso a costa de la sangre juvenil derramada aquella madrugada del lunes, así como del sufrimiento en la cárcel de cientos de estudiantes normalistas y de algunos maestros de la CNTE.
El operativo policiaco para invadir por la madrugada a las escuelas normales y por la tarde a las instalaciones sindicales de la Sección XVIII fue impresionante, ni las acciones más violentas del crimen organizado habían provocado una respuesta de tales dimensiones. Decenas de camionetas, carros blindados (“rinocerontes”), autobuses y patrullas donde se transportaban cientos de elementos de las policías federal y estatal con armas de contención pero también de fuego, acompañados por algunos helicópteros que lanzaban desde las alturas las bombas de gas lacrimógeno y pimienta, y algunos otros proyectiles, para golpear y detener a los estudiantes y destruir gran parte del edificio escolar, incluyendo actos de rapiña.
No obstante tal despliegue gubernamental y las intenciones de mantener la ocupación policiaca de las instituciones normalistas para asegurar su cierre (se sabe que en el caso de la Normal de Tiripetío la policía ya habían empezado a meter maquinaria al interior para iniciar con el derribo de los dormitorios y demás instalaciones asistenciales), la respuesta del movimiento social y de la población tanto de Cherán como de Tiripetío fue de mayor contundencia, logrando en pocas horas la expulsión de las fuerzas represivas. Este sería el motivo principal para que, como represalia a la actuación de la CNTE, por la tarde de ese día se cometiera también la invasión policiaca al edificio sindical en Morelia, golpeando y deteniendo a varios maestros y dirigentes sindicales. Días después se realizaría una gran manifestación en la capital del estado para repudiar estos actos y demandar la liberación de los presos políticos. Una pregunta final ¿Qué pasará si dejamos que se apruebe la ley antimarchas?.
Fuente imagen: http://m.oem.com.mx/3a68e7b6-71ae-4d72-9c8b-9f544d3827a7.jp