Por: Marco A. Gandasegui Hijo
La novela’, de Andrés Villa, es una historia de amor. Presenta la tragedia de un romance, ve derramar sangre y ve levantarse figuras heroicas de la juventud panameña. Es el amor de la juventud por la nación y su símbolo, la bandera. Una bandera siempre en alto, que no acepta ser rechazada o mancillada, objeto de una lucha aún inconclusa en la construcción del proyecto de nación.
El libro también es un reportaje que recoge los acontecimientos de las jornadas de enero de 1964, sus mártires, el combate desigual, la Zona, las calles de El Chorrillo y Santa Ana, así como Calidonia y San Miguel, los cuartos de inquilinato con sus baños comunes, las escalinatas del Instituto Nacional, así como Colón y Antón. Es el orgullo de una generación que grabó para la eternidad: Sin lucha no hay soberanía.
El libro tiene 12 capítulos.
—El primero se llama Bandera. Los panameños nos preguntamos qué hacen los gringos en nuestra tierra. Pregunta que dominó el pensamiento de los panameños a lo largo del siglo XX. —El segundo tiene como título Las balas del buen vecino. La agresión norteamericana refleja su desconcierto. Los gringos no saben, nunca supieron, qué hacían en Panamá. Confundían el sabor a su whiskey, el amor a la guerra y nuestros mártires con un colonialismo artificial, enredado con artificios de progreso.
—El tercer capítulo, llamado 10 de enero, es una ráfaga, precedida por las estrofas de Nacho Valdés: Las estrellas que en ti lucen / nos enseñan el camino. La juventud panameña no solo demostró que su causa era superior a la gringa. También demostró su capacidad para enfrentar al enemigo armado. —El cuarto capítulo, que lleva como título Colón, es un homenaje al pueblo de una ciudad con una historia de luchas y de héroes.
—El quinto capítulo —Panameño, panameño—, descubre el hilo filosófico de la obra, con la frase del compositor Chino Hassan, Mi cholo no quiere chola, que refleja la lucha ideológica que desata el pueblo por conservar su identidad. El sexto capítulo, La lucha desde la Presidencia, presenta, bajo el dardo del poeta Demetrio Herrera Sevillano —Tú siempre dices que sí—, el nerviosismo de una oligarquía gobernante que le teme más al pueblo que al poderoso enemigo usurpador.
—En el séptimo capítulo —Desde el Hotel Tívoli—, el autor describe otro frente de la batalla donde estudiantes, con piedras y palos en las manos, le pelean al enemigo un espacio táctico en la guerra inconclusa por la soberanía. —El octavo capítulo describe los mensajes de muerte enviados desde Washington. Encabeza esta sección Demetrio Korsi, quien grita Panamá fácil, Panamá abierta… / Movimiento. Tráfico. Todas las cantinas… / Y todos los gringos que nos manda Dios.
—El noveno capítulo, que se titula Sucesos, lo abre Pille Collado, con su llanto Mil cruces habrá en la calle / Pero ondeará la bandera. El joven estudiante se mira y se da cuenta de que es como todos los que ha visto protestando en las calles. Somos una Nación, exclama. —En el décimo capítulo, el autor nos lleva a una pequeña ciudad cabecera de un distrito rural, Antón. El país de punta a punta se remece y siente que nace la nación.
El libro cierra destacando cómo la lucha por el Panamá que todos queremos continúa. Una década más tarde —con luchas y enfrentamientos continuos— Panamá negocia unos tratados (1977) que pone fin a la Zona del Canal, a las bases militares y a la presencia de Washington en la administración del Canal de Panamá. Una generación después, en 1989, sin embargo, el Canal fue secuestrado por el mismo grupo que en 1964 decía que la ‘Soberanía no se come’.
Leyendo la obra de Andrés Villa nos sentimos seguros de que la juventud del siglo XXI emulará a los institutores de 1964. Aún falta el paso definitivo: poner la vía acuática y la posición geográfica de Panamá al servicio de un proyecto del pueblo, de la nación panameña. Solo así se asegura que lo iniciado el 9 de Enero culmine con el desarrollo integral del país y la realización de los anhelos de todos los panameños. Solo así se honra la memoria de los mártires y héroes de las jornadas de enero de 1964.
Fuente: http://laestrella.com.pa/opinion/columnistas/historia-amor-juventud-bandera/23980559