08 de febrero de 2017 / Fuente: https://www.isep.es
Por: Maribí Pereira
El grooming es un problema relacionado con la seguridad de los menores cuando navegan por las redes sociales, el cual consiste en acciones premeditadas por parte de un adulto con el fin de estrechar lazos de amistad con un niño/a para obtener una satisfacción sexual mediante imágenes eróticas o pornográficas del menor o incluso como premisa para un encuentro sexual.
Normalmente, los groomers se hacen pasar por menores de edad para poder contactar con los niños, ganarse su confianza y lograr que les envíen fotos o videos comprometidos (de desnudos o actitudes sexuales explícitas) para luego manipularles de revelarlos públicamente y así conseguir un abuso sexual en la realidad.
Las principales dificultades para detener y terminar con el groomer se deben al anonimato de los delincuentes, la inocencia o exceso de confianza de los menores y la fácil accesibilidad a las redes sociales en Internet.
A pesar de que estas situaciones comienzan en la red, con frecuencia suelen trascender al mundo físico, derivando en delitos tales como el tráfico de pornografía infantil o el abuso físico a menores.
Como psicólogos, es importante determinar si nuestros pacientes infantiles y, sobre todo, adolescentes pasan mucho tiempo frente al ordenador. Se les ha de preguntar qué hacen, si chatean con amigos, de qué hablan y cómo son “estos amigos”. Observar la actitud más o menos abierta del adolescente para hablar de este tema puede ser una señal muy útil para saber si “algo está pasando”.
Características de las víctimas de grooming
De hecho, las víctimas de grooming presentan algunas características comunes (Cañeque, 2014):
– Retraimiento social: se observan cambios en la manera de relacionarse, es decir, o hay una falta de defensa o una exagerada reacción ante supuestas bromas o acciones públicas.
– Reserva excesiva para comunicarse con otros
– Modificación en su lenguaje corporal ante adultos, observándose en ocasiones la cabeza baja, la falta de contacto ocular, rechazo a estar con adultos.
– Alteraciones en el rendimiento escolar
– Cambios de humor: tristeza, apatía y desmotivación general.
– Explosiones de ira.
– Procuran ocultarse o apartarse cuando emplean el móvil
– Pueden presentar miedo a salir de casa.
– Síntomas psicosomáticos como: dolores de cabeza, náuseas, mareos, ataques de ansiedad, lesiones físicas sin justificar o diarreas frecuentes.
El importante papel de los padres para prevenir el grooming
En caso de que se observe al niño o adolescente incómodo con las preguntas o muy receloso con dar este tipo de información, se debe informar a padres para que regulen las horas de ordenador que emplea diariamente el niño y, sobre todo, para que conciencien a sus hijos respecto al uso responsable de las TIC´s, haciendo énfasis en:
– No proporcionen proporcionar información personal públicamente.
– No enviar fotos a desconocidos y directamente, no hablarles.
– Validar la identidad del contacto que quiere ser agregado como “amigo” en las redes sociales.
– No conectar la webcam con desconocidos.
– Emplear una fotografía de algún personaje de ficción para los perfiles de los niños menores de edad.
– Tener contraseñas “fuertes”
– Guardar las pruebas cuando el acoso persista (duplicado de pantalla, mensajes del chat, conversaciones de WhatsApp, SMS, emails, etc.) ya que serán necesarias para presentar posteriormente una denuncia.
Si un niño ha sido víctima de grooming, es importante evitar que se sienta culpable; se debe afrontar la situación con la mayor calma posible, haciéndole ver al niño que le vamos a ayudar incondicionalmente, que él ha sido la víctima y debemos conocer todos los detalles. (Cañeque, 2014).
Fuente artículo: https://www.isep.es/actualidad-psicologia-clinica/caracteristicas-comunes-de-las-victimas-de-grooming/#more-8490