Hablamos de educación: El Apego seguro

29 de marzo de 2017 / Fuente: http://blog.tiching.com

Por: Miquel Angel Alabart

Lucía es una niña encantadora, siempre sonríe y parece muy tranquila en brazos de su madre. Sin embargo, está pasando por un período en que, si su madre la deja apenas unos minutos con otra persona y sale de la sala, arranca a llorar desconsoladamente. Y la familia ya se ha apresurado a exclamar: “¡Está muy enmadrada!” no sin cierto reproche hacia una madre que, como todas (y todos) al principio, con todas las inseguridades propias de los primeros meses, puede fácilmente caer en la creencia de que algo está haciendo mal.

Pero seguramente no está haciendo nada mal, sino todo lo contrario: Lucía tiene un apego seguro con su madre, lo cual es fantástico.

La teoría del Apego

Si hay una teoría que goza de un gran consenso entre los psicólogos de la primera infancia, esa es la teoría del apego. Formulada por Bowlby hace cerca de 50 años, y difícil de resumir en unas líneas, lo que viene a decir es que un bebé, cuando nace, tiende a buscar una primera figura de apego (frecuentemente la madre), con la que establece un vínculo especial que le proporciona algo así como una nutrición emocional que constituye, así, la base sobre la que va a construir en buena medida su personalidad. Y una de las medidas de ese apego es, precisamente, lo mucho que llora cuando se separa de esa figura. De hecho, si observamos fotografías de la mayoría de culturas del mundo, es habitual ver a los bebés colgados, con pañuelos o bandoleras, de sus madres: además de otras razones de índole práctica, están potenciando el vínculo.

Numerosos estudios confirman que la existencia de un buen vínculo de apego parece estar relacionado con mayor tranquilidad, comportamientos socialmente aceptables, bienestar emocional,  rendimiento académico en el futuro e incluso, según algunos investigadores, ¡mejor funcionamiento de sus relaciones de pareja cuando las tengan!

Lo cierto es que el vínculo de apego parece una gran “vacuna psicológica” que, aunque no las asegura al 100%, parece favorecer una mayor autoestima y una mejor relación futura con los padres y con otras personas.

Un vínculo para toda la vida

El vínculo de apego se favorece dando la oportunidad de mantener un contacto físico o por lo menos ocular el máximo de permanente con el bebé, sobre todo en caso que ocurra algo que produce estrés al bebé – por ejemplo, situaciones que le producen miedo, como la soledad en la noche o agobio, como un exceso de estímulos. La lactancia materna a demanda o la práctica del colecho seguro también se relaciona con una mejor calidad del vínculo. Si existe un buen vínculo, las figuras de referencia – que se van ampliando al otro progenitor, a los abuelos… – también experimentan placer en fomentarlo.

Llegará un momento en que Lucía, como todos los niños bien vinculados, pedirá, si se les sabe observar y escuchar, alejarse, bajar al suelo a gatear, explorar las escaleras, empezar a deambular… Entonces será el momento de animar a probar, a alejarse primero un poco y después un poco más, aunque teniendo controlado donde volver. Un día irá a la escuela infantil, y la niña y la madre  experimentarán una separación importante. Si tienen un buen vínculo de apego, eso no será del todo fácil al principio. Pero a la vez, la fortaleza emocional que la niña ya tendrá dentro será un gran recurso para enfrentarse al mundo. Y lo tendrá para toda la vida.

Fuente artículo: http://blog.tiching.com/hablamos-de-educacion-el-apego-seguro/

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Miquel Angel Alabart

Psicopedagogo, Director de Ediciones en Editorial Graó y profesor de la Universidad de Vic.