29 de marzo de 2017 / Fuente: http://blog.tiching.com
Por: Dácil González Martel
La música y las matemáticas tienen algo en común, las dos necesitan de la creatividad para desarrollarse. Además de esto, su relación es muy estrecha, las dos son lenguajes universales, son lenguajes abstractos que requieren de su aprendizaje para poder descifrarlos y ambas buscan la belleza. Ya lo decía Puig Adam: “Tal vez sea la música la matemática del sentido y la matemática la música de la razón”.
El objetivo principal de nuestra labor como maestros es potenciar la situaciones de aprendizaje dentro del aula. En el área de matemáticas no sólo debemos transmitir conocimientos, sino que debemos dejar que el alumno descubra a través de retos, desafíos y problemas cada uno de los conceptos que trabajamos. De esta forma no solo estaremos transmitiendo conocimiento, sino que el alumno desarrollará el pensamiento crítico, el razonamiento y la creatividad haciendo significativo el aprendizaje.
Dentro del tema que nos ocupa, matemáticas y música, podemos encontrar muchas actividades que engloban las dos disciplinas y que ayudan no sólo a perder el miedo a algunos conceptos matemáticos o musicales, sino a desarrollar la creatividad a través de diferentes retos:
- Operar con figuras musicales: Las figuras con las que se escriben las notas musicales tienen unos valores numéricos que nos proporcionan una excusa perfecta para trabajar series numéricas u operaciones sencillas de cálculo.
- Perder el miedo a las fracciones: Hay conceptos musicales como el “puntillo” (es un signo que se coloca a la derecha de la figura y que aumenta la mitad del valor de la misma) que nos ayuda a trabajar la suma de dos fracciones con denominador diferente, pudiendo pedir al alumnos que expresen notas con puntillo como suma de dos fracciones.
- Matemáticas y compás musical: Un compás musical es la entidad métrica musical que se coloca entre líneas divisorias y se estructura al comienzo de una obra mediante una fracción cuyo denominador marca las partes en las que se divide la figura redonda y el numerador indica el número de partes que entran en el compás. Podemos proponer a los alumnos que escriban tres compases de manera que los valores de sus notas se corresponda con la suma de una serie de fracciones. También se puede hacer al contrario, darle al alumno un pentagrama con tres compases y pedirle que exprese las notas que aparecen como suma de fracciones.
- Jugamos con la música y la matemática: Podemos crear un dominó de sumas y figuras musicales tomando el valor de la corchea como el 1, dos corcheas como 2… También se puede incluir el concepto de suma de fracciones poniendo la equivalencia del valor de las figuras musicales en forma de suma de fracciones.
El aula de matemáticas debe ser un lugar vivo, con multitud de experiencias vivenciales para el alumno que le hagan desarrollar un pensamiento matemático rico y real. Para conseguir esto, el profesor pasa a un segundo plano y el alumno se convierte en el auténtico protagonista. Como dice José Antonio Fernández Bravo, “se debe partir del cerebro del que aprende y no del cerebro del que enseña”.
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