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Venezuela: Música de tiempos históricos

Por: teleSUR – Lil Rodríguez

Había un movimiento musical incorporado a un movimiento independentista.

Bandas de Guerra, conspiraciones, partituras incendiarias hacen parte de una historia que es bueno refrescar en fechas especiales como la del nacimiento de Hugo Chávez Frías. ¿Por qué? Porque fue él quien devolvió a Venezuela al amor por sus orígenes históricos.

Convocamos hace algún tiempo al maestro músico Diego Silva Silva y al historiador Juan Carlos Báez.

¿Por qué un historiador y un músico? ¿Qué de la música en el proceso independentista? ¿Qué de la música en el entorno de sucesos tan traumáticos, dolorosos y definitorios como los de El Sacudón y posteriores?

Habla el maestro Diego Silva Silva

Con estudios realizados en la Escuela de Música José Reyna y en el Instituto de Fonología en Caracas, estudió Guitarra Clásica, Teoría de la música, Contrapunto y Fuga, Instrumentación, Orquestación y Formas Musicales, entre 1982 y 1989 se residenció en Nicaragua donde trabajó en el Departamento de Investigaciones y Fomento del Arte del Ministerio de Cultura, bajo la dirección de Ernesto Cardenal.

Compositor de música de cámara, sinfónica, para coro y orquesta, para solistas y orquesta y es Premio Casa de las Américas en Música. El aprendizaje social y político le vendría con la vida misma.

“No podemos hablar de la música en la independencia si no atendemos a lo que acontecía en esa etapa de la vida venezolana. Era una época de música europea, sí, pero era también una época de discurso político, de arenga permanente a través de la denominada canción patriótica. Ya se había conformado en Venezuela un movimiento de características pudiéramos decir, propias. El Himno Nacional es una de esas canciones patrióticas y se puede notar cómo independientemente de la melodía había una letra adecuada, propia de los momentos que se vivían”.

Llama entonces la atención un detalle en el que la historia que nos contaron no se detuvo «Había un movimiento musical incorporado a un movimiento independentista. Había numerosos soldados que eran músicos y, además, con el tiempo, se podría comprobar que no hubo en América otro movimiento musical con esas características. Muchos de esos músicos murieron en combate. Muchos de esos músicos fueron los grandes comunicadores de entonces. Todos adhirieron a la causa de nuestro padre Libertador Simón Bolívar. Eriza pensar en cómo Boves acabó con la Banda Patriótica en 1818…”

Diego Silva Silva se detiene en varios nombres, con aleatoria cronología: Atanasio Bello Montero, Juan Francisco Meserón, Juan José Landaeta, José María Isaza, Lino Gallardo…

La música y el Ejército Libertador

“La música estuvo instalada en los campos de batalla. Durante el período de la Guerra de Independencia en nuestra América, destacarán algunas figuras de la música militar al servicio de la tropas Libertadoras, entre ellos, el Capitán Juan de Dios Agraz (nacido en Villa de Cura, Edo. Aragua, Venezuela en 1790) designado por el propio Libertador Simón Bolívar para ser su Corneta de Órdenes, después de la Batalla de San Mateo y luego durante casi todas sus campañas en el territorio nacional y en la Campaña del Sur. El Libertador, por cierto, le obsequió una boquilla de oro para su corneta. Agraz falleció el 17de marzo de 1888, a los 98 años.

Otros músicos militares que cumplieron funciones similares al lado de Bolívar fueron, el cabo José Bernabé Dorantes, oriundo de Quíbor, Edo. Lara, donde se encuentra su tumba y los también quiboreños, Celestino Castillo, Corneta de Órdenes y José de la Encarnación Soto, Tambor de Órdenes.

En 1821 en Venezuela, la Banda de la Brigada de la Guardia, según reseñan las crónicas históricas, ensayaba en la casa del mayor Célis en Barinas, durante los meses previos a la Campaña de Carabobo.

“En Carabobo hubo 22 bandas”, dice el maestro Silva Silva. “La música siempre acompañó nuestras batallas. No se trataba de que estimulara el combate, que lo hacía, sino que ella era una forma de comunicación. La Banda de Guerra retransmitía las órdenes de los Libertadores. ¿Cómo escuchar una orden en medio de un campo de batalla en tiempos en que no había ni telefonía ni mayores adelantos en comunicaciones? Por esa misma razón los músicos de las bandas eran militares. Podía haber militares que no fueran músicos, pero no podía haber músicos que no fueran militares”.

Silva Silva agrega que en condiciones de batalla, los diferentes toques de corneta comunicaban órdenes concretas a los hombres en el campo: Degüello, Carga al machete,  Avance, Retirada…

También nos indica que tan sagrada como la Banda de Guerra era la Casaca, pues ella indicaba visualmente quién impartía una orden y el rango del músico ejecutante de los cantos de Batalla. “Usurpar una casaca siempre estuvo castigado con la muerte”.

La Canción Patriótica nos permite un hilo especial para tejer nuestra historia. En ellas están contenidos los sucesos y la proyección que sobre ellos hacían el pueblo y sus libertadores. Los músicos de entonces arriesgaron su vida. Su música vivía casi en la clandestinidad porque la Inteligencia de España, (como la CIA de hoy) sabía que el pueblo respondía a esas canciones inflamadas de fervor independentista.

Del Sacudón y sus revelaciones

La historia contada en dos tiempos, cantada en dos tiempos. Tiempos que dinamizaron procesos sociales y dieron horizonte a la soberanía. Si para 1814 hubo música asociada a la gesta emancipadora, para la última etapa de nuestro siglo XX también la hubo.

Diego Silva Silva aportó luces en torno al proceso musical unido al proceso de Independencia. Juan Carlos Báez lo haría en el entorno de lo que históricamente es El Sacudón (ó Caracazo) cuando la llamada música urbana tenía, desde hacía años, perfiles sociales propios.

¿Qué de la música en el entorno de sucesos tan traumáticos, dolorosos y definitorios como los de El Sacudón? ¿Había, igualmente un movimiento musical a tono con la temperatura de los venezolanos para ese entonces?

Historiador Juan Carlos Báez. I Foto: VTV

Juan Carlos Báez, historiador, con una Tesis de Grado que fue en su momento todo un escándalo en la UCV y en la comunidad salsera, pues demostró que la Salsa (en tanto que música popular) tenía una historia que contar, y con ella los pueblos que la comenzaron a proyectar como un valor cultural y social señaló: “No se trataba solo de la salsa. Hubo muchos géneros, ritmos, intérpretes y hasta modas que evidenciaban una forma de comunicación de sucesos y ambientes que se desarrollaban en el Caribe, y, por supuesto, en Venezuela”.

Juan Carlos, al igual que Diego Silva, indica que se debe anotar el entorno de la explosión musical que precedió y estuvo presente durante los sucesos políticos que desembocaron en El Sacudón del 27 de febrero de 1989.

Circunscribiéndonos a ese contexto podemos anotar que ya unos cuantos venezolanos intentaban hacer síntesis con las experiencias musicales que se vivían. Por ejemplo, en diciembre de 1976 se dio la enriquecedora experiencia de “Son Montuno y Guaguancó” que adelantó el arquitecto Domingo Álvarez para intentar dar contexto a lo que pasaba con la música en la ciudad capital.

Juan Carlos Báez planteó que la salsa nacida en Venezuela es una forma cultural popular, llana e irreverente, expresándose más allá de la música, en la intencionalidad.

–¿Se puede hablar entonces de un movimiento social enlazado al musical, para 1989?

“Sin duda. Porque no fue que los grupos y músicos estaban excluidos de su realidad. Las zonas populares de Caracas (y de todo el país) son en un alto porcentaje el sitio de nacimiento, desarrollo y trayectoria de muchos y valiosos músicos nuestros, desde Antímano, Petare, o La Vega, pasando, claro por San Agustín y La Pastora por citar nada mas algunas parroquias, además del resto del país, que no se puede obviar. Si atendemos a que antes que músicos fueron niños y niñas creciendo al calor de problemas, conflictos y resistencias sociales, podemos entender que ese aire perneó posteriormente sus obras”.

Juan Carlos apunta al detalle de la acumulación de fuerzas en el pueblo venezolano, que detonaron en 1989.
“Me llama la atención el detalle de los liderazgos. Para 1959, es decir, para la caída de Pérez Jiménez, hubo un liderazgo, encarnado en grandes luchadores y en la figura inolvidable de Fabricio Ojeda.

Y luego los hubo en El Porteñazo, en El Carupanazo, respaldados por movimientos populares. No resulta entonces casual que para las décadas de los setenta y los ochenta la oligarquía venezolana, sus presidentes y su aparato represor se dedicara selectivamente al exterminio de líderes. Lo vivimos con Alberto Lovera, lo vivimos con Jorge Rodríguez, con Noel Rodríguez, con la masacre de Cantaura, con la desgracia de Yumare. Creo que exterminar líderes se convirtió en todo un plan con objetivos específicos”.

Algo tienen en común los músicos que enarbolaron banderas hacia 1810 y los que enarbolaron las banderas hacia 1989. Diego Silva Silva y Juan Carlos Báez apuntan que salir a cantar en los barrios de Caracas se convirtió en un acto subversivo.

“Era arriesgar la vida. Ahí están como ejemplo quienes integraron el grupo cultural Pro Patria, el Taller de Sarría, el movimiento de Veterinaria en Maracay, los festivales por los presos políticos, que se daban en el Aula Magna, en fin, que los músicos fueron generando espacios a pesar del peligro y la represión. Y además, la música en la calle fue ayudando en la recuperación identitaria. Nos acompañó en la peor etapa del neoliberalismo en nuestro país, en la etapa de las privatizaciones, en el llamado Viernes Negro… Cada vez que hay insurgencia popular, hay un movimiento musical que la respalda. Alí Primera no vivió los sucesos de febrero de 1989, pero ya había apuntalado la conciencia social con su canto”.

Báez apunta otro detalle. “Aparentemente, en materia de música y eventos todo lo importábamos: las orquestas, el carnaval, el arbolito en diciembre… pero, indudablemente había un movimiento nacional propio. ¿De dónde salen si no Alí Primera, Gloria Martín, Lilia Vera, Cecilia Todd, Serenata Guayanesa, Un Solo Pueblo, Gualberto Ibarreto, El grupo Madera, La Dimensión Latina, Los Dementes, Federico y su Combo, el movimiento zuliano de Los Imperials, Los Master, Los Blanco?  ¿De dónde el vigoroso movimiento gaitero que tantas veces fue reprimido y prohibido? No: no importábamos todo. Nosotros mismos éramos en nuestras propias condiciones. Esas voces insurgentes revelaron en sus momentos la carga cultural que le antecedía por obra de pintores, compositores, poetas, Aquiles, Luis Mariano, es decir esas voces revelaron una verdad de la que todavía hoy no tenemos plena conciencia”.

-¿Hubo y hay, entonces, un movimiento musical nacionalista enraizado con nuestra contemporaneidad?

Juan Carlos y Diego contestaron a dúo: “La música, más que música es una forma de vida. El nacionalismo no es estético, sino ideológico, y sale a la palestra cuando se le necesita”.

Fuente e Imagen: https://www.telesurtv.net/telesuragenda/venezuela-musica-tiempos-historicos-20220728-0034.html

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El arte en la escuela

Por: Manuel Gil Antón

Como al Olmo Seco de Machado, al que “algunas hojas verdes le han salido”, a deshoras de la vida dirán los cortos de vista, he vuelto al prodigio de sentarme en un pupitre y aprender. Párvulo a pesar de los surcos en la cara —en la escuela que volví eso no importa— me afano a trazar en el cuaderno bosquejos distintos del alfabeto de antaño, y deletreo, con torpeza, lo leído, mientras se apila en ese estante, herencia del abuelo, lo que habrá por leer.

“Muestra, Manuel, no digas”. Es la voz de mi maestro. Sí, es cierto, pues un abismo separa cuando afirmo que un perro está exhausto, a mostrar que camina rengo, con la lengua de fuera, y deja pequeñas huellas de sangre en la acera incendiada por el sol de un mediodía severo. “Mira: en lugar de informarnos que en Comala estaban a 48 grados centígrados, Rulfo escribe: “Con decirle que muchos de los que allí se mueren, al llegar al Infierno regresan por su cobija”.

Esta experiencia me ha llevado a reflexionar en el papel que en la educación el arte tiene. No solo la literatura, aunque pensar desde ella me es accesible.

En la escuela aprendemos a leer y escribir, en general, de un modo plano: para descifrar manuales; hacernos de las instrucciones que permiten mecánicamente resolver problemas; como vehículo para “tomar notas”, o entender, es un decir, preguntas de exámenes de confusión múltiple. Incluso, en no pocas ocasiones, se llama lectura de comprensión a redactar lo que se lee de otra manera, sin advertir que no se quiebra el eco equidistante de lo literal: si coincide con lo establecido por la autoridad, palomita, y si no, tache. ¡Prohibido imaginar!

Para sobrevivir y trabajar tal vez sea suficiente. Pero más allá de aprobar las materias y pasar a otro curso, o ser adiestrado con el fin de ingresar al mercado de trabajo cuando existe empleo, hay, siempre, harto espacio: si de aprender a vivir, con todo lo que significa, se trata la educación, entonces no basta. Quedamos instruidos, no educados.

Acercar a las niñas y los niños a la literatura y, más aún, propiciar que la hagan suya, no es común en las escuelas del país. Tampoco a las artes plásticas, la música, la danza y otras formas de expresión artística. Mientras en el prescolar este proceso sí ocurre, en cuanto se deja ese nivel y se ingresa a “la escuela de verdad” —para nuestro infortunio— esa vereda formativa se angosta y luego cesa. Casi no hay teatro, menos fotografía o cine; tampoco el prodigio de dar forma al barro.

Camus decía: “Todo lo que yo sé de moral se lo debo al futbol y al teatro”. Hace años se discute el tema de la formación cívica y ética: ¿no será momento de dejar los cursos formales, y abrir el aprendizaje al contacto vivo con los escenarios donde aprendemos a ser otras, y al deporte que tanto contribuye a formar un nosotros; a saber perder, pero sobre todo a saber ganar, que es más difícil?

¿Cuántas preguntas brotan luego de una novela que atrapa y sacude, del lienzo que se resiste a dejar plasmada una emoción de muy adentro? Aprender a dudar, a cuestionar este mundo indecente y fundamentar la crítica, son todo un horizonte educativo. ¿El camino del arte no es uno de los más propicios para ello?

No sé cómo hacerlo, pero habrá quienes tengan ideas para ello. Hay que escucharlos y abrir las ventanas de las (j)aulas para que entre, con su dolor y luz, el arte que nos hace humanos. De nuevo volvamos a Machado: le brotaría, al edificio escolar, hendido por el rayo de la monotonía, gris y seco, “otro milagro de la primavera”.

Fuente de la información: https://www.educacionfutura.org

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Mozart no va a aumentar la inteligencia de tu hijo pero la música sí puede ayudarle

Por: Rocío Niebla

«La música refuerza el área cognitiva y el área emocional, es una tecla social y buena maestra para interactuar, ayuda a ordenar los pensamientos y a entender las causas de las cosas», explica la psicóloga Rosa García Pérez

Mozart ha sido un reclamo publicitario para padres y madres que han deseado niños listísimos. Durante años ha habido la creencia popular de que escuchar desde la cuna La flauta mágica o alguna de sus 41 sinfonías servía para incrementar la inteligencia de los bebés. Baby Einstein fue una de las primeras empresas que le vio el filón y ofreció vídeos televisivos: era 1997 y las familias ponían a los niños delante de la tele para que Mozart e imágenes de marionetas, formas y colores ejercitaran las distintas partes del cerebro. El éxito fue tal que Disney compró la empresa, pero años más tarde recibió tantas denuncias por publicidad engañosa (se vendían como vídeos educativos), que la multinacional tuvo que reembolsar el dinero de la compra de los vídeos de Baby Einstein.

«Hay varios estudios científicos que desmienten todo lo relativo al incremento de la inteligencia con la música de Mozart», afirma Elvira Perejón, maestra y miembro de la pareja de estimulación musical conocida como Baby Music. «Sin embargo, Mozart y la música clásica tienen efectos beneficiosos en otras habilidades y capacidades como cualquier otro estilo musical». La psicóloga Rosa García Pérez es la directora del centro Música y color, especializado en musicoterapia: «La música refuerza el área cognitiva y el área emocional, es una tecla social y buena maestra para interactuar. Ayuda a ordenar los pensamientos y a entender las causas de las cosas. A los niños y a los adultos nos sirve también para autorregularnos».

García Pérez afirma que, al nacer, los niños son pura musicalidad, cantan antes que hablan, y que «lo que se trata es de ir reforzando lo que viene dado porque cantando y bailando ya nacen». Somos los adultos y nuestros ritmos los que cortamos las alas. Para Elvira Perejón lo más beneficioso es ofrecerles variedad de estilos musicales, modos y métricas, y así enriquecer el bagaje sonoro y el vocabulario musical.

«La música es un lenguaje, si lo comparamos con el aprendizaje de la lengua materna no esperamos que un niño hable exponiéndose solo a tres palabras o que aprenda a hablar sin experimentar antes», dice. Con la música pasa lo mismo: se aprende usándola y practicándola y estando expuesto a toda su variedad. Así que ponerles solo música clásica les sirve para poco.

Pasar a la acción

Para la maestra, la escucha pasiva no aporta tantos beneficios como pasar a la acción: que el niño cree su propia música «acompañado de interacción personal, vínculo afectivo y emociones de por medio». Asegura: «Ser parte de la acción conduce a nuestros peques a desarrollar no solo aptitudes musicales sino a alimentar y favorecer el desarrollo del sistema vestibular, la percepción rítmica, la coordinación, el equilibrio, el lenguaje y la expresión de emociones». Así que olla al suelo y tenedores por baquetas. O pandereta y villancicos rocieros.

Dicen que la música amansa a las fieras y Elvira Perejón con un aula de 24 niños de tres años asegura que lo que tranquiliza y reclama la atención es la voz. «Imagina 24 leoncillos dando brincos y chillando. Yo me he inventado una cancioncilla que dice Mi culete siento mi culete, mi culete yo me sentaré. Es muy sencillita pero ellos la escuchan, abren los ojos y poco a poco van a su sitio», dice. «Nacemos con una capacidad innata para descifrar patrones auditivos, así que cuando la madre habla o canta el bebé se calma, de hecho se ha demostrado que reduce los cólicos y el número de despertares nocturnos», afirma.

La Banda Mocosa es un grupo de música infantil compuesto por cinco músicos que «militan» en la creencia de que la música vuelve a los niños disfrutones, felices y sociables. Aurora Hijosa es la percusionista del grupo y además tiene su propio centro de musicoterapia. Cuenta: «En musicoterapia nos centramos en el valor terapéutico de la forma de hacer música. Por ejemplo, trabajamos la flexibilidad del niño en cuanto a compartir instrumentos o reforzamos su autonomía tocando un instrumento o trabajamos la adquisición del lenguaje hablado con canciones».

Los objetivos de la terapia con música son aprender sus cualidades (la intensidad, duración, altura y timbre), así como atender las necesidades de todas las áreas del desarrollo global infantil: la parte cognitiva, motora, socioemocional y de lenguaje.

Jugar

Bellaterra Música es una editorial especializada en materiales para niños pensada para madres y padres. Editan una revista dos veces al año llamada Kids & Music. Montse Roig es la directora: «Darles educación musical a los niños y las niñas es uno es uno de los mayores regalos que podemos hacerles como madres». Dice que los padres no sabemos si nuestros hijos «harán dinero, si tendrán pareja, si la vida se les complicará pero que pase lo que pase tenemos que brindarles la oportunidad de que la música sea un refugio, un acompañante y un idioma propio».

Roig afirma que la estimulación musical temprana es buena cosa para irse soltando y establecer vínculos afectivos seguros con la persona que le acompaña. Sobre cuándo empezar con los instrumentos indica: «A cantar, bailar y tocar percusión deberían hacerse desde que nacen. A los tres años pueden empezar con los instrumentos de cuerda, el piano sobre tres o cinco años y los instrumentos de viento sobre los siete». La música tiene que ser un juego más y los instrumentos una herramienta para divertirse.

Los humanos aprendemos a través del juego, así que la música no entra con sangre, sino con risas, movimientos de culo y complicidad familiar. «La función de la familia es básica», dice Roig. El lenguaje musical y su aprendizaje, con el doble tirabuzón de aterrizarlo en un instrumento, trabaja la constancia, la paciencia, el esfuerzo y la recompensa de los niños. Todo lo contrario a lo que impera en la sociedad de consumo rápido y fast food.

Es por eso que según Montse Roig hay un escalón de nivel muy complicado: «Necesitan hábito y pelear con la complicación inicial del lenguaje musical. Pero una vez dentro, una vez semidominada la técnica, cuando ellos mismos son capaces de producirla es uno de los placeres máximos que se puede tener en esta vida». En palabras de la maestra Elvira Perejón: «La música saca a bailar el cuarteto de la felicidad: la dopamina, la serotonina, la oxitocina y las endorfinas».

Fuente de la información e imagen:  https://www.eldiario.es

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Khaly Thioune, artista senegalés: “Mi tierra es más que malas noticias”

«Mi tierra es más que malas noticias», defiende Khaly Thioune (Senegal, 1976), un artista que reside en Gran Canaria desde hace 20 años y que no pierde la esperanza de que algún día Senegal y el África «sea vista por los africanos, americanos y europeos como lo que es: un continente lleno de cultura, historias y saberes». Salió de Bambey, su pueblo natal, cuando terminó el colegio y se trasladó a Dakar para estudiar con mucho esfuerzo y sacrificios económicos en la Escuela Nacional de Arte, una aventura en la que también le acompañó su hermano Aly. Ambos siempre tuvieron claro que querían vivir del arte, que entiende como vehículo de transmisión de cultura y de educación. «La música sirve para trabajar la interculturalidad, enseñar mejor África a los europeos y enseñar mejor Europa a los africanos para que podamos vivir en un ambiente de solidaridad, paz y enriquecimiento», explica. En la actualidad existen aún muchos prejuicios que combatir y por ello insiste en que su continente tiene mucho que enseñar.

Khaly Thioune llegó a Canarias pasando primero por París, pero su experiencia no fue fácil. Cuando él y su hermano Aly estaban finalizando sus estudios en la Escuela Nacional de Arte les surgió la oportunidad de seguir estudiando en la capital de Francia. Tenían la preinscripción aceptada pero obtener el visado no es sencillo porque a los ciudadanos senegaleses para salir de su país se les exige demostrar que cuentan con una determinada cantidad de dinero (unos 3.000 euros), algo que no le ocurre a las personas de Europa, que pueden viajar por donde quieran con su pasaporte. «Es una inmigración seleccionada, porque solo pueden viajar las personas con dinero», asegura. Esta odisea para poder llegar a Francia por avión es detallada por el artista en su reciente libro Yakar, una palabra escrita en wolof y que en español significa esperanza, esa esperanza que no pierde pero por la que recuerda que hay que seguir luchando cada día. Gracias a esa hospitalidad que aún se respira en los países africanos logró recaudar el dinero que necesitaba para demostrar a la embajada que tenía solvencia para viajar. Un dinero que más tarde fue devolviendo poco a poco.

La llegada a París no era tan de color de rosa como le pintaban en su país, donde Khaly lamenta que se difunden muchas mentiras y se idealiza Europa. «Te llegan a decir que podrás tener hasta cinco trabajos», explica. En la capital francesa los días transcurrían en la escuela de arte y en el barrio donde se hospedaba. En su libro explica que le llamaba la atención la segregación que existía y el hecho de que hubiera tantas personas negras en ese país, lo cual es fruto de la colonización, de la que lamenta que en África aún no se han liberado del todo. Khaly cree que para conseguir que los países de su continente lleguen a tener el respeto y el lugar que merecen debe cambiar el modelo educativo. En Senegal la educación se imparte en la lengua de la potencia que lo colonizó, Francia, y aunque su país logró la independencia en 1960 sigue habiendo huellas de esa época que se mantienen en la actualidad. «Llegó la colonización y no nos dio tiempo a valorar nuestra cultura. Cambiaron todo y nos impusieron su cultura, su idioma y su moneda», expresa en su libro, donde añade que «nos enseñaron a creer que la única civilización era Europa y nos empujaron  a avergonzarnos de nuestra cultura». Por ello, en la entrevista con este periódico destaca que «el modelo tiene que cambiarse en África, tenemos que estar muy pendiente de lo que queremos enseñar a nuestros hijos». Una realidad que aunque admite que es dolorosa de reconocer tiene que cambiar.

El artista es muy crítico con Occidente pero también con los propios africanos, ya que consideran que tienen que luchar y despertar ya que el yugo al que aún Europa somete a estos países cuenta con la complicidad de presidentes africanos y periodistas que guardan silencio. «África necesita más información, conocer nuestros derechos para poder defendernos y vivir la igualdad», apunta. De hecho, unas de las frases llamativas del libro es en la que afirma: «Conocí más África estando en Europa» y explica que esto ocurre porque no «nos han enseñado la realidad de África» y porque desde fuera se aprecia con otra perspectiva y ha podido valorarlo más.

Romper barreras a lo desconocido

En el año 2002, cuando ya estaba asentado junto a su hermano en la escuela artística francesa donde continuaban sus estudios, decidieron viajar a Gran Canaria para visitar a un hermano de ambos que vivía ahí desde hacía años, Mbaye Thioune. En Gran Canaria les llamó la atención que en la televisión solo se hablaba de «pateras», una palabra que no habían escuchado hasta ese momento. Además, percibían cierta desconfianza hacia ellos por parte de las personas de la isla, lo que les llevó a pensar que lo mejor era volver a Francia cuanto antes. En la estancia en la isla se percataron de las condiciones en las que vivían algunos de sus paisanos, en un edificio Astoria, uno de los pocos lugares donde conseguían el alquiler de una habitación, ya que otro de los problemas a los que se enfrentan aún en la actualidad las personas migrantes es al de no encontrar un piso de alquiler por los prejuicios que aún existen. Durante esa visita acompañaron un día a Mbaye a la oficina de empleo. Khaly explica que aún recuerda a la persona que les atendió y cómo se interesó por él y su hermano Aly y los estudios que estaban realizando en París. Ahí fue cómo les surgió la oportunidad de posponer la finalización de esos estudios para impartir clases con un contrato que les brindaba el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria; el objetivo era impartir clases en la Universidad Popular sobre cultura y arte africano.

Los primeros días fueron duros por esa barrera que aún percibían por parte del alumnado, pero poco a poco esa barrera se fue rompiendo y fueron tejiendo lazos y conociéndose los unos a los otros. Es la prueba que ofrece Khaly de lo que es capaz de cambiar el arte. La barrera se produce por «el desconocimiento el uno del otro por la información falsa de la tele», subraya. De hecho, lamenta que los medios de comunicación solo cuenten las noticias negativas de África y no muestran su realidad en conjunto. «Eso hace que crezcan los miedos de la gente, porque no lo ven con normalidad, ven la inmigración como una amenaza», apunta. «Es muy importante hacer una buena información, la información tiene que cambiar para que la gente pueda saber la realidad de África», pero añade que al contrario ocurre igual y que en África hay muchas veces una concepción un poco diferente de la realidad de Europa. En este punto recuerda el lema que había en Senegal durante la crisis de los cayucos de 2006: «Barcelona o la muerte», decían, mientras muchos jóvenes perdieron la vida tratando de llegar a España.

Por ello, insiste en que las leyes tienen que cambiar, pero en que también se necesitan oportunidades para los jóvenes africanos en sus países. «Tenemos que darles, oportunidades, información y valorarlos», insiste Khaly, que espera que su libro sea útil para que el viaje de esos jóvenes hacia la «prosperidad, no se convierta en dolor, en un sueño roto o en una pesadilla» y que «los jóvenes africanos tomen el timón del rumbo de África para que se convierta en lugar donde haya prosperidad y se sacuda, de una vez por todas del yugo que Europa le ha puesto». Yakar está escrito para remover conciencias y para hacer reflexionar a las dos partes; a los propios africanos, a los americanos y a los europeos, para que conozcan más África y a los africanos. El autor confía además en seguir en que «la música es una puerta importante» para fomentar la interculturalidad y en ello seguirá trabajando para construir puentes reales entre los continentes.

Fuente: https://www.eldiarioar.com/mundo/yakar-canto-esperanza-cambiar-mirada-africa-tierra-malas-noticias_1_8636132.html

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Científicos utilizan inteligencia artificial para completar la Décima Sinfonía de Beethoven

Científicos han utilizado algoritmos para terminar de componer la «Sinfonía n.º 10» del compositor alemán Ludwig van Beethoven. ¿Son los programas informáticos tan creativos como los genios de la música?

Los algoritmos dominan nuestra vida cotidiana. Ya sea conduciendo, trabajando o realizando actividades, nada funciona sin la inteligencia artificial (IA). La creatividad parecía ser un bastión del cerebro humano durante mucho tiempo. Pero cada vez hay más indicios de que esto también está cayendo. ¿O ya ha caído?

Después de que ordenadores ya hayan completado las composiciones inacabadas de los compositores Gustav Mahler y Franz Schubert, ahora le toca el turno a Ludwig van Beethoven. Cuando el compositor murió en 1827, dejó su última sinfonía, la décima, sin terminar. Solo se conservan algunos bocetos manuscritos de esta obra. Algunos de ellos son fragmentos cortos e inacabados.

La portada del álbum Ludwig van Beethoven X - The AI Project.La portada del álbum «Ludwig van Beethoven X – The AI Project».

Con motivo del 250 aniversario de su nacimiento, la obra se estrenará –con cierto retraso debido a la pandemia– con la ayuda de la inteligencia artificial en el Beethovenfest del 9 de octubre de 2021. Para ello, la empresa alemana de telecomunicaciones Telekom, con sede en Bonn, ciudad natal de Beethoven, ha reunido a un equipo de expertos: un grupo de musicólogos, compositores e informáticos intentaron analizar y aprender el estilo de Beethoven de forma que pudieran completar la sinfonía «inconclusa».

Aprender el estilo de Beethoven 

La IA se alimentó de bocetos y observaciones anotadas por Beethoven, así como de partituras de sus contemporáneos. «Hay que pensar que Beethoven tomaba anotaciones en el momento en que tenía nuevas ideas. A veces eran palabras escritas, otras veces, notas musicales», dijo Matthias Röder, director del Instituto Karajan de Salzburgo. A partir de este material, el director del proyecto y su equipo hicieron suposiciones: «¿Cómo habría desarrollado ciertas cosas?», explicó Röder el procedimiento en un comunicado de prensa.

Ordenadores toman los manuscritos de Beethoven para terminar su décima sinfonía. En la foto, partitura de la Novena sinfonía.Ordenadores toman los manuscritos de Beethoven para terminar su décima sinfonía. En la foto, partitura de la «Novena sinfonía».

La música, de manera muy simplificada, se basa en unidades, al igual que el lenguaje. Así que se trata de aprender estos elementos dentro del «idioma» y el estilo específico. Para ello, se introdujeron sinfonías, sonatas para piano y cuartetos de cuerda de Beethoven. De este modo, la IA se alimenta y entrena una y otra vez, por así decirlo. Al igual que la red neuronal del cerebro, el ordenador es capaz de crear nuevas conexiones por sí mismo. Los resultados que mejor encajaban se introdujeron en el sistema y se añadieron nuevas notas.

Y la composición creció y creció. «Lo que la IA nos permite hacer es ofrecer el curso posterior de un movimiento en 20 o incluso 100 versiones diferentes. Y eso es infinitamente fascinante, porque si se hace algoritmicamente muy bien, entonces cada intento es plausible», dice el profesor Robert Levin, musicólogo de la Universidad de Harvard.

¿Apoyo de la IA en nuestras tareas creativas?

Para la investigación, estas colaboraciones son muy interesantes, ya que arrojan luz sobre cómo las máquinas podrían apoyar a los humanos, o incluso imitarlos en tareas creativas. «Queríamos entender mejor cuál era las posibilidades técnicas actuales en cuanto a la generación (con IA) de música. Y tratamos de probar los límites. Al final, utilizamos algunos módulos de lo que se llama Procesamiento del Lenguaje Natural, que se inspiran en el procesamiento lógico del lenguaje», dice Ahmed Elgammal, director del Art & AI Lab de la Universidad Rutgers de Nueva York y desarrollador de la «IA de Beethoven».

Dirk Kaftan dirigirá la Orquesta Beethoven de Bonn en una interpretación de la nueva obra.Dirk Kaftan dirigirá la Orquesta Beethoven de Bonn en una interpretación de la «nueva» obra.

Pero, ¿qué beneficio tienen estos proyectos de investigación para los músicos? «Se puede decir que el ordenador lo hace según algoritmos. Sí, pero los humanos también lo hacen basándose en la experiencia o el entrenamiento. No están necesariamente tan alejados», dice el profesor de música Levin.

Ahora, el público, en el estreno de la Orquesta Beethoven de Bonn, dirigida por el director general de música Dirk Kaftan, podrá experimentar hasta qué punto se nota el cambio de las obras originales de Beethoven a la composición generada por IA.

Fuente: Científicos utilizan inteligencia artificial para completar la Décima Sinfonía de Beethoven | Música | DW | 11.10.2021

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Música y Educación en México, algunas consideraciones.

Dr. Luis Palacios Ortega.

INTRODUCCIÓN

El medio mágico por sí mismo, que al escucharlo nos altera, nos fascina, nos da energía y hasta nos sana, es la Música. En un instante, la Música es capaz de animarnos, nos despierta el espíritu de oración, de comprensión y amor, nos despeja la mente y hasta puede ayudar a nuestra inteligencia. La música es capaz de llevarse nuestras preocupaciones y tristezas con sólo una melodía. Despierta recuerdos de amantes perdidos, de amigos fallecidos, lugares y situaciones vividas. Provoca al niño a jugar, a la bailarina a moverse al compás y motiva al hombre a superar todos los obstáculos. En el cine nos produce el terror, alegría o tristeza propia de la temática de un film, ¿cómo no recordar los violines disonantes en la escena de la regadera de la película “Psicosis” o evocar la imagen de Darth Vader con la “Marcha Imperial”? Así mismo, los efectos de la música van desde la relajación hasta reencontrar el lenguaje y la expresión a las personas que han tenido una embolia cerebral.

El ser  humano es un ser musical y la música ha formado parte de su organización social desde los inicios de ésta. Storr (1992), en el libro “La música y la mente”, dedica una buena parte de su análisis a describir cómo, en todas las sociedades, la música tiene una función primordial colectiva y comunal, consistente en la unión de los habitantes, logrando que ésta se convierta en una experiencia comunitaria; pareciera un matrimonio con los sistemas nerviosos, una neurogamia (magnetismo animal). La música, desde ese enfoque, surgía y funcionaba como un elemento del entramado sociocultural. Hoy en día ese papel se ha perdido, pues contamos con una clase especializada de compositores, géneros e intérpretes, que funcionan desde una visión comercial y a los que escuchamos de forma pasiva, es decir, no interactúan en nuestro contexto cercano. La música forma parte del ser humano y no existe una cultura en la que no se haya desarrollado y valorado, sin embargo, su misma universalidad nos ha llevado a trivializarla en la vida cotidiana, lo cual ha hecho que se pierda su importancia relacional y cultural.

En el mundo actual la música se ha convertido en un idioma de fácil acceso. Se le dedica más tiempo y dinero al contacto con ella que a libros, películas o deportes. Los cantantes o grupos musicales se convierten en íconos generacionales, modelos de comportamiento y de vida. Aparte de nuestra adicción a los conciertos de rock, discos compactos, aparatos de sonido y música en televisión, las comunicaciones diarias, la publicidad y el comercio se apoyan principalmente en un modelo musical. Esta musicofília (propensión a la música), es una manifestación de nuestra cultura y es probable que se haya iniciado con nuestra especie, “los humanos somos una especie tan lingüística como musical. Es algo que adquiere formas diversas” (Sacks, 2009, p. 11). Nos expresamos con frases con alto contenido musical como: “estamos en armonía con los demás y con el mundo que nos rodea”, “estamos desafinados, desincronizados”, en pleno romance o en relaciones de cualquier tipo, deseamos dar “la nota correcta, tocar la cuerda de la empatía”, reconocemos al ejecutivo que sabe “orquestar un negocio” y observamos, atendemos o esquivamos una “audiencia” (de la raíz audio: “oír”). Comencemos explorando qué es la música…

LA MÚSICA, ¿QUÉ ES?

La palabra “Música” viene de la raíz griega mousa. La mitología nos dice que las nueve musas, hermanas celestiales que rigen la canción, la poesía, las artes y las ciencias y Mnemosina, la diosa de la Memoria, nacieron de Zeus rey de los dioses (Grout y Palisca, 1989), por lo que podríamos decir que la música es hija del amor divino. La música hace crecer las plantas, pero también puede volver locos a nuestros vecinos, induce el sueño en los niños con las canciones de cuna y anima a los hombres a marchar hacia la guerra. Con la música se expulsan los malos espíritus, se entonan alabanzas a la Virgen de Guadalupe, se invoca al Buda de la Salvación Universal, puede hechizarse a líderes y naciones (recordemos el caso de Mozart), cautivar, tranquilizar y transformar; en mi opinión, la música es más que todo esto, representa el sonido de la tierra misma.

En el libro: “Los neandertales cantaban rap: los orígenes de la música y el lenguaje”, Steven Mithen plantea que la música y el lenguaje poseen un origen común, y que una especie de protomúsica y protolenguaje fue construido por los neandertales. Menciona que podría ubicarse como lenguaje de significados cantado, sin palabras individuales tal como las entendemos. A este tipo de lenguaje lo llama “Hmmm (holístico-mimético-musical-multimodal), y especula que se basaba en un conglomerado de destrezas aisladas, incluyendo habilidades miméticas y de tono absoluto (conocido también como oído absoluto)” (Sacks, 2009, p. 160-161).

La música es un lenguaje que posee elementos comunes al ser humano, se dice que es “el lenguaje universal”, ya que es un lenguaje comprensible independientemente de edad, idioma, sexo, raza, religión y nacionalidad. Se dice que el lenguaje musical supera en número a los hablantes de varios idiomas y se disfruta por encima de niveles de ingresos, niveles de desarrollo, clases sociales y educación. Forma parte de la vida de todos los seres humanos y de algunas especies, por ejemplo, los pájaros producen música, cantan, al igual que las ballenas y delfines y las serpientes reaccionan con ella, se sienten hechizadas. La música además, ha trascendido la frontera de la atmósfera terrestre. Con la llegada de la era espacial la nave Voyager llevaba a bordo, en un disco de oro con noventa minutos de música, una selección de piezas de Bach, Beethoven, rock, jazz y música folclórica de varios países (incluyendo música de mariachi), para disfrute de cualquier civilización extraterrestre que pudiera escucharla.

En la escuela tradicional (la de los conservatorios o academias), nos hacían aprender de memoria que la música es el arte de bien combinar los sonidos y los silencios con el tiempo, un concepto un tanto abstracto, fuera de la comprensión de niños de primaria o secundaria. Estos espacios de formación musical se han centrado en dotar de las herramientas teóricas y técnicas para la ejecución instrumental con la finalidad de formar concertistas, es decir, músicos que exclusivamente se dediquen al trabajo orquestal o como solistas de éstas. Contrario a lo anterior surgen diversas pedagogías en el siglo XX con una visión diferente y que contemplan su integración a la educación.

A la mayoría de las personas nos agrada escuchar música, sin darnos totalmente cuenta de su efecto. Es estimulante, a veces demasiado, incluso abrumadora. Sea cual sea la reacción, la música produce efectos mentales y físicos. Para llegar a entender la forma en que nos afecta la música, es necesario mirar con más profundidad sus efectos. A partir de lo expuesto en “El efecto Mozart”, por Campbell (1998), se afirma que la música enmascara los sonidos y sensaciones desagradables, hace más lentas y uniformes las ondas cerebrales. Influye en la respiración, en el ritmo cardiaco y la presión arterial. Reduce la tensión muscular y mejora el movimiento y coordinación del cuerpo, además de influir en la temperatura. Las bandas sonoras de las películas son famosas por explotar efectos sonoros como crujir de puertas, así como por la música disonante (sonidos que el oído percibe con tensión, que parece que se repelen y chocan entre sí) (Fernandez, 2011), para acompañar escenas de incertidumbre, peligro y desastre.

Uno de los beneficios más comentados es que la música aumenta los niveles de endorfinas, neuropéptidos (pequeñas cadenas proteicas) que se liberan a través de la medula espinal y del torrente sanguíneo. Son opiáceos naturales del organismo que puede ser hasta 20 veces más potentes que los medicamentos contra el dolor que se venden en las farmacias. Las actividades como escuchar música, bailar, darse un baño, caminar o convivir con los amigos, hacen que aumenten los niveles de endorfinas en sangre. El cerebro produce como mínimo 20 tipos diferentes de endorfinas, que se almacenan principalmente en el hipotálamo. Las endorfinas tienen un rol importante en la recuperación y tiene funciones esenciales para la salud: Promueven  la calma, crean un estado de bienestar, mejoran el humor, reducen el dolor, retrasan el proceso de envejecimiento, potencian las funciones del sistema inmunitario, reducen la presión sanguínea, contrarrestan los niveles elevados de adrenalina asociados a la ansiedad. Ayudan a reducir los síntomas, ya que la mente nota que la persona está haciendo caso a la necesidad de más satisfacción emocional.  Demuestran a la mente que la reducción de los síntomas es posible y la recuperación también (Eaton, 2008). La capacidad de la música para regular los niveles de endorfinas en la sangre promete futuras aplicaciones de mucho alcance en la curación.

La música regula las hormonas del estrés, estimula la actividad inmunitaria, aquí es donde toma sentido el efecto Mozart,el cual se centra en los efectos que la música clásica, en especial la de Mozart, cuya escucha promueve la destreza intelectual (Campbell, 1998). Ciertos tipos de música, así como cantar, entonar y diversas formas de vocalización, pueden oxigenar realmente la sangre.  La música cambia nuestra percepción del espacio, cambia nuestra percepción del tiempo,refuerza la memoria y el aprendizaje y favorece la productividad.  La música favorece el romance y la sexualidad, estimula la digestión, favorece la resistencia, mejora la receptividad inconsciente al simbolismo y genera la sensación de seguridad y bienestar. La música conecta con los ritmos más profundos de la vida. Cuando comenzamos a integrar la mente y el cuerpo y a participar plenamente en el proceso de la salud, nos independizamos. Recurriendo a nuestra sabiduría musical recién descubierta podríamos comprobar que los modelos médicos más antiguos (medicina tradicional o natural) se pueden aplicar con más eficacia y creatividad.

En cuanto a los efectos de la música en el ser humano, destaco los efectos en la inteligencia. El Dr. Howard Gardner realizó estudios que concluyen que ésta es una capacidad del ser humano que se convierte en una destreza con la posibilidad de desarrollarse. Gardner no niega la parte genética, cada individuo nace con potenciales marcados, que se van a desarrollar dependiendo del medio ambiente, las experiencias y la educación recibida. Según estudios realizados, Gardner y su equipo de investigación han deducido que existen ocho tipos de inteligencias: lógica-matemática, espacial, lingüística, corporal-kinestésica, intrapersonal, interpersonal naturalista e inteligencia  musical. Así mismo se han realizado estudios a fin de  evaluar los efectos de la música a través de los registros que producen los  electroencefalogramas. Encontró que la música origina una actividad eléctrica cerebral tipo alfa, y que provoca aumento en la capacidad de memoria, atención y concentración de los niños. Mejora la habilidad para resolver problemas matemáticos y de razonamiento complejo. Introduce a los niños a los sonidos y significados de las palabras y fortalece el aprendizaje. Estimula la creatividad y la imaginación. Al combinarse con el baile, estimula los sentidos, el equilibrio, y el desarrollo muscular. Provoca la evocación de recuerdos e imágenes con lo cual se enriquece el intelecto. Estimula el desarrollo integral del niño, al actuar sobre todas las áreas del desarrollo.

Una de las áreas del desarrollo poco fomentada en todos los niveles educativos, que se enriquece con el trabajo musical y que es vital para la práctica docente, es la memoria semántica, la cual es una memoria declarativa de la que depende nuestra visión del mundo y el lenguaje, que en conjunto con la memoria explícita y episódica  hacen posible la adquisición y retención de un conocimiento general. En la memoria semántica está organizada toda la información que poseemos relacionada con hechos, conceptos y con el lenguaje. En relación al lenguaje y la música, estos se basan en mecanismos fonatorios (que generan sonido) y articulatorios y en procesos cerebrales dedicados al análisis de flujos de sonidos complejos, segmentados y que cambian rápidamente.

Sin embargo, hay importantes diferencias en el habla y el canto en el cerebro, como ejemplo, el trastorno del habla más común es el tartamudeo, y, como sabían muy bien los griegos y romanos, incluso aquellos que tartamudean mucho hasta el punto de no entenderse, casi siempre cantan con fluidez y libertad, y son capaces de sortear su tartamudeo cantando o hablando con una cantinela.  La música, dadas sus características como lenguaje, influye en los procesos cerebrales facilitándonos la capacidad de organizar, de seguir secuencias complicadas o de contener grandes volúmenes de información en la mente, ese es el poder narrativo o mnemotécnico  de la música. El potencial musical y sus beneficios para los procesos cerebrales, necesitan estímulo para desarrollarse completamente (trabajo en el aula en el caso de los educadores), en su ausencia estos talentos y procesos no llegan a desarrollarse.

¿Afectan a nuestro cerebro los diferentes géneros musicales? La exposición a los sonidos y a la música puede ayudarnos a desarrollar nuestras capacidades cerebrales, con todo lo que eso implica: mayor capacidad de memoria, atención y concentración; mejores habilidades matemáticas, de lenguaje y una buena capacidad para la resolución de problemas. Sin embargo, no toda la música sirve para lo mismo. Algunos tipos de música estimulan la creatividad y la imaginación, otros ayudan a establecer relaciones interpersonales sanas y a integrarse a la sociedad y a su medio ambiente. Y unos más, ligados al baile, brindan también un mejor acondicionamiento físico y otras pueden apoyar procesos terapéuticos. No está comprobado que la música clásica nos haga más inteligentes, pero escucharla al menos media hora al día proporciona al cerebro un mejor ambiente para desarrollar ideas y restablecer conexiones neuronales que, al final del día, nos ayudarán a estar alertas, concentrarnos mejor y optimizar los procesos de aprendizaje (Navarrete, 2011).

LA MÚSICA  EN LA EDUCACIÓN DE MÉXICO

A pesar  de la riqueza musical de México, falta mucho para fortalecer la enseñanza de la música en las escuelas de México, con una presencia significativa en la formación que requieren los diversos niveles educativos bajo un enfoque integral. El problema es holístico, ya que la educación no ha reconocido las múltiples interacciones de la música con las diversas asignaturas que conforman el trayecto educativo de cualquier estudiante. La educación musical en la enseñanza básica de nuestro país atraviesa una situación crítica y compleja. Algunos problemas tienen que ver con los planes de estudio, otros con la formación docente y de docentes especialistas en música, otros con la situación económica y otros son de naturaleza social y cultural. En mi experiencia como educador musical he comprobado que en México la formación musical ha encontrado obstáculos institucionales, estructurales y culturales que han impedido su pleno desarrollo. En contraste, la educación musical es obligatoria en los niveles primario y secundario en países como Argentina, Chile o Uruguay y depende directamente de los Ministerios de Educación Pública a través de departamentos especializados.

La Ley General de Educación de México (2019), propone una visión un poco más “progresista” acerca del área artística en la educación. Menciona “el desarrollo humano integral del educando” (Artículo 11, pág. 9), que la prestación de los servicios educativos impulsará el desarrollo humano integral” (pág.12), que la orientación integral, dentro del Sistema Educativo Nacional, considerará “la apreciación y creación artística, a través de conocimientos conceptuales y habilidades creativas para su manifestación en diferentes formas” (Artículo 18, Inciso X, pág. 9).  Propone que, en los contenidos de los planes y programas de estudio, la enseñanza de la música sirva para potencializar el desarrollo cognitivo y humano, así como la personalidad de los educandos (Artículo 30, Inciso XXII, pág. 13) y establece las atribuciones del sistema educativo, de las cuales la relativa a la música, y las demás artes, se encuentra en el Artículo 115, Inciso XI: Fomentar y difundir las actividades artísticas, culturales y físico-deportivas en todas sus manifestaciones (pág. 42-43).

Cuando se revisa la Ley General de Educación y el plan y programas de estudio en el área de artes, particularmente en el área de música en la educación básica, surge un cuestionamiento central: ¿está preparado el profesor encargado de un grupo para abordar los contenidos de la misma? Otros cuestionamientos están relacionados con agrupaciones musicales como las orquestas, bandas, estudiantinas y otras con las que cuentan algunas escuelas: ¿realmente se está formando musicalmente a los alumnos o sólo se trabaja empíricamente?, ¿cómo vincula la institución la clase de música con ese tipo de agrupaciones?, ¿cómo se vincula con las otras asignaturas? En los contenidos no se especifica su creación; sin embargo, existen y suelen ocupar un papel preponderante en desfiles y festivales escolares. La respuesta en mi experiencia es que no, conceptos como: notación musical, pulso musical, planos de audición, polirrítmia, armonía, entre otros, requieren de una formación técnico-musical y de didáctica musical más que básica.

A partir de lo anterior, puedo vislumbrar que los desafíos a los que se enfrenta la educación musical en la actualidad en nuestro país son variados y se encuentran en diferentes dimensiones y estratos de la educación en el país. Algunos corresponden a la organización e implementación de los planes de estudio de la Secretaría de Educación Pública (SEP), otros se refieren a cuestiones de índole social y cultural, en otros casos escapan del alcance de las instituciones que apoyan el desarrollo de esta área del conocimiento. Es necesario estudiar las problemáticas y, en la medida de lo posible, resolverlas. Uno de los ámbitos donde me ha sido posible comprobar la necesidad de consolidar la educación musical es el de la educación básica.

Durante casi 20 años me desempeñé como Director fundador de la Orquesta de la Escuela Primaria “Abraham Castellanos” de Xalapa, Veracruz, México, de 1992 a 2011, donde trabajé con alumnos de preescolar, primaria, secundaria y preparatoria, así como instructor en la formación y actualización de los educadores en formación y en servicio en el estado y asesor técnico-pedagógico del programa de Educación Artística en el Estado de Veracruz, donde tuve la oportunidad de diseñar e implementar cursos de iniciación musical para docentes, promoviendo no sólo el ámbito técnico-musical, sino también los beneficios de esta área del conocimiento en los procesos educativos, por lo que tengo una visión real de las posibilidades y desafíos de ésta área del conocimiento en la realidad.

El escenario es complejo, y aunque aquí lo describo de forma muy general, lo observado a lo largo de mi trabajo en esta actividad, lo que se puede resumir en los siguientes puntos:

  • Existe una insuficiencia de maestros con el perfil adecuado para la enseñanza de las actividades artísticas.
  • La formación que se da en las escuelas normales es poco adecuada, por no decir deficiente o nula en algunos casos.
  • No se realiza investigación educativa en esta área.
  • No se realiza una selección de aspirantes a la docencia de forma adecuada, se valoran los conocimientos en un examen objetivo, pero no las habilidades y/o formación complementaria como al artística.
  • Las horas destinadas para la clase de música en la educación básica son insuficientes, lo cual habla del desconocimiento, casi ofensivo, de los procesos para acceder al lenguaje artístico (musical en particular), y los beneficios de los que he hablado en este escrito.
  • Los temas planteados en el plan de estudios de la SEP no han sido seleccionados de acuerdo con las necesidades de formación de los alumnos de todos los niveles, a la idiosincrasia y acervo cultural de las diversas regiones del país.
  • Debido a las deficiencias de la formación musical en la educación básica, el egresado de bachillerato que pretenda dedicarse a realizar una carrera musical, probablemente la iniciará con un rezago considerable en su formación.
  • Desconocimiento de las carreras relacionadas con la música diferentes al músico ejecutante, es decir, docencia musical, producción, grabación, sonorización, arreglos, dirección orquestal, entre otras
  • La centralización de las escuelas de música dificulta el acceso de la población a una formación musical complementaria.

LA MÚSICA EN LA FORMACIÓN DOCENTE Y EN EL DESARROLLO PERSONAL

He mencionado los beneficios cognitivos de la música y de la educación musical. En relación a aporte de la música en el desarrollo personal, José Antonio Rodríguez-Quiles, catedrático de Educación Musical de la Universidad de Granada, España y coordinador de meNet (Music Education Network) en ese país, en su artículo: ¿Es necesaria una Educación Musical para todos?, resalta las innumerables ventajas que reporta a los niños la práctica prolongada de la música en la escuela. Entre otros beneficios, señala, permite que experimenten por sí mismos su propia capacidad de expresión, favorece el aumento de las competencias sociales gracias a la práctica en grupo y facilita el significado de la forma y el orden. La educación musical reforzada estimula de forma positiva la inteligencia, tanto de los alumnos mejor dotados intelectualmente, como de los que presentan algún déficit de desarrollo. Por otra parte, el rendimiento en otras asignaturas de los estudiantes «reforzados» en música, a pesar del tiempo dedicado a esta actividad, no se vio afectado en ningún momento (Rodriguez-Quilmes, 2003).

La UNESCO (2006), realizó un estudio internacional sobre la importancia de las artes en educación en el que participaron 91 países, se constata que los buenos programas de educación artística (entre los que la música tiene un papel fundamental), además de dar lugar a mejores resultados en otras áreas de conocimiento, tienen un efecto positivo sobre los estudiantes que los reciben y en especial en aquellos con más dificultades de adaptación y más desfavorecidos. El informe de la UNESCO apunta asimismo un dato revelador: los países de la OCDE que obtienen buenos resultados en PISA, parecen coincidir con los que tienen mejores programas educativos en artes.

Más allá de lo informado por la UNESCO, la importancia de la música ha ido evolucionando hasta formar parte significativa en el desarrollo de los sujetos, sin embargo este progreso se ha visto disminuido, básicamente por no conocer sus beneficios o por algún motivo cultural. Como lo he mencionado, muchos de los docentes desconocen la variedad de beneficios que trae la música al desarrollo humano, ya sea por falta de interés y por una mala preparación profesional, a pesar de que existen numerosas fuentes que lo respaldan. Personajes del mundo de la música han estudiado este arte, sus beneficios y otros se enfocado en su enseñanza formal con proponiendo métodos diferentes al tradicional. Menciono algunos de estos.

En la formación de los educadores, la música favorece el desarrollo del razonamiento lógico-matemático, la creatividad y el pensamiento flexible, indispensable para realizar adaptaciones curriculares, por ejemplo. En el plano psicomotor la ejecución de instrumentos favorece el desarrollo de la motricidad fina a la vez que aprende a valorar sus destrezas y aumenta su autoestima (plano afectivo) (Navarrete, 2011). Mills (1997) concuerda con lo beneficiosa que resulta la música en el desarrollo del autoestima y agrega que los docentes debemos ser capaces desarrollar el autoestima en nuestros estudiantes ya que los estudiantes logran más cuando se los estimula a pensar de una manera positiva en sus habilidades y logros, consiguiendo al mismo tiempo un mayor desarrollo. Casas propone que “los distintos planos cognitivos, así como el psicomotor y afectivo pueden verse favorecidos al iniciarse de manera temprana en el aprendizaje de la música” (Casas, 2001, pág. 66). Garretson (1980), menciona que la música puede utilizarse con fines terapéuticos y propone que la musicoterapia puede usarse para remediar problemas de aprendizaje, ayudar a los niños a aprender las interacciones sociales adecuadas, contribuir a motivar a niños que sufren trastornos emocionales o incapacidades formativas, auxiliar a los niños a corregir sus problemas perceptivos y motores, entre otras situaciones. Además, menciona que la práctica vocal e instrumental permite mejorar la postura y la respiración correcta, y que la pertenencia a conjuntos musicales favorece el desarrollo social en ámbitos como el respeto y la colaboración.

Considero que no tan sólo se hace imprescindible el estudio sobre los beneficios en distintos ámbitos que tiene este arte sobre los sujetos, sino que también su enseñanza y la manera en que forma parte importante del desarrollo personal. Un ejemplo es la integración de la música popular y el folclore a la educación y a la formación de los educadores, en virtud de que apoya el desarrollo integral rescatando elementos culturales propios de nuestro país, fortaleciendo el carácter nacionalista. Uno de los métodos para la enseñanza musical, que apoya esta incorporación, es el método Kodály, el cual considera que “el valor de la educación musical está en el ejercicio musical activo, como contribución a las facultades del niño” (Pascual, 2002a, pág.125), así a través de ésta el alumno aprende de manera más contextualizada, activa, acercándolo a cantos más familiares, puesto que el niño viene desde su hogar con un repertorio ya integrado y éste es el que se rescata posteriormente en la escuela, manteniendo siempre una relación firme entre los conocimientos previos y el que adquirirá posteriormente en la escuela. Cabe mencionar que esta metodología se implementa actualmente en Hungría, como un proceso que va desde el preescolar hasta la educación superior, no para la formación de músicos, para la formación integral con elementos culturales propios.

Los músicos y educadores musicales Carl Orff y Emile Jacques Dalcroze, comparten un punto en común en sus metodologías para la enseñanza de la música: la importancia del cuerpo al aprender música, conocerse y expresarse mediante éste y la trascendencia al estudiar el arte, lo cual contribuye al desarrollo del área motriz, mental, la coordinación, entre otras, porque pone en juego al mismo tiempo mente y cuerpo al trabajar, además de aprender a su vez los elementos de la música, como por ejemplo el ritmo, vital en los dos métodos (Pascual, 2002b).

La inteligencia musical, citando la propuesta de Gardner, puede desarrollarse en el estudiante conociendo el impacto que tendrá la música para su desarrollo, en la conciencia de que este impacto está sujeto a las particularidades del contexto en el que se trabajará. Debemos ser capaces de atender a todos los estudiantes, cada uno con necesidades particulares y cubrirlas. La música cumple un rol importante durante el desarrollo de estos, no tan solo los planos cognitivos, también en los afectivos, psicomotores y la forma en que nos expresamos, muchas veces podemos recurrir a la música como medio de expresión para manifestar nuestras emociones. Los educadores debemos tener conocimientos formales de estos beneficios y prepararnos para así poder llevar a cabo una metodología acorde a las necesidades de nuestros estudiantes, guiarlos, facilitar las herramientas adecuadas para que estos puedan explorar sus capacidades y potenciar las áreas necesarias para ayudar a enriquecer su crecimiento, logrando así un desarrollo integral.

Un ámbito que poco se relaciona con la música, y que se fortalece con ella, es la formación en valores. Éste es un proceso integral donde influye todos los recursos disponibles por el docente y no está limitado a la música, pero si el docente conoce los beneficios y alcances de la música como herramienta pedagógica entonces puede sacarle mayor provecho, más allá de crear habilidades y destrezas de ejecución musical y canto (Conejo, 2013). La música y su aplicación como herramienta para la formación en valores me ha permitido reafirmar, a lo largo de mi práctica docente, que la música tiene muchas aplicaciones como recurso pedagógico y efectivamente es una herramienta muy útil para la formación en valores, ya que enseña a compartir entre los alumnos, al participar de manera cooperativa en producciones o grupos musicales, desarrolla el sentido de la sana competencia, permite confrontar los rasgos personales entre los alumnos, establece nexos sociales, fomenta el trabajo en equipo, permite demostrar al alumno su capacidad de alcanzar metas propuestas y facilitan el desarrollo de su identidad nacional a través del uso de elementos propios de nuestra cultura.

REFLEXIONES FINALES O ENCORE, HABLANDO EN TÉRMINOS MUSICALES…

Educar integralmente al incluir a la música en la educación, implica diversos retos en diferentes ámbitos. A continuación expongo algunas reflexiones y alternativas que considero relevantes:

  1. En relación a los planes de estudio: el primer reto es consolidar la importancia de la enseñanza de la música en la educación básica. En los actuales planes, la formación musical se encuentra dentro de la Educación Artística, con una temporalidad de una hora a la semana para una asignatura que abarca cuatro especialidades (música, teatro, danza y artes visuales), tiene carácter obligatorio en el nivel básico y optativo en el nivel medio superior. Estoy convencido que debe existir obligatoriedad en todos los niveles. En cuanto a la organización dentro del sistema educativo, es necesario establecer un Departamento especializado en el área musical, con especialistas formados, como requisito indispensable, en música y docencia.
  2. En cuanto a la formación de docentes: la solución puede comenzar con realizar una selección de aspirantes a la docencia de forma integral, no sólo valorar los conocimientos en un examen objetivo (CENEVAL en este caso), debe valorarse las habilidades y/o formación complementaria (formación musical entre ellas), capacidad de comunicación, empatía, lectura, aptitudes artísticas, matemáticas y tecnológicas. Si el docente en formación conoce los elementos básicos de la música (duración, intensidad, altura, timbre, ritmo), podrá hacer uso en su ámbito de los aportes de la música en el desarrollo del aspecto intelectual, socio afectivo, psicomotor, de crecimiento personal y formación de hábitos en el alumno; sólo entonces puede contar con un recurso muy variado y efectivo en la formación integral del alumno. Los usos y ventajas de éste recurso puede ser adaptados y aprovechados según los objetivos específicos que se deseen alcanzar.
  3. Es necesario realizar investigación orientada a la búsqueda de integración en actividades musicales en todos los niveles educativos y para todos los alumnos, incluyendo a los que presentan limitaciones auditivas, perceptivas y de ejecución. Investigar las necesidades y efectos del trabajo musical en los diversos contextos regionales del país; de manera que puedan disfrutar también de los beneficios y alcances de la música a través de una formación integral. Investigar donde se compruebe, de manera práctica, el uso de la música como herramienta para la formación docente, diseñando herramientas de evaluación para sustentar los alcances. Promover entre los educadores de educadores el uso de la música como herramienta para la formación docente en todos los ámbitos.
  4. La música es una actividad que debe promoverse más allá de sólo formar destrezas musicales. Cultural y políticamente se ha cometido el error de encasillarla como una actividad accesoria, lúdica y sin valor educativo. Esto se observa, por ejemplo, en la asignación de presupuestos y profesiogramas para maestros especializados, así como en presupuestos para infraestructura y materiales. La propuesta es que a partir del trabajo en el aula los educadores promuevan ese cambio de mentalidad.
  5. Es necesaria una metodología propia, unificada y que responda a una realidad nacional multicultural, multilingüística y de acuerdo a las posibilidades económicas para su aplicación. Los que tenemos contacto con la música hemos sido formados a partir de metodologías extranjeras, que poco o nada se identifican con nuestra cultura.

Concluyo definiendo, en términos musicales, la relación de la música con nuestra salud, como una orquesta que recibe y produce una sinfonía de sonidos, sustancias químicas, cargas eléctricas, colores e imágenes. Si estamos sanos, nuestra orquesta funciona fluidamente, en armonía y afinada. Cuando estamos enfermos, una o más secciones instrumentales suena mal, entrecortada, desafinada. Igualmente es posible que el conjunto suene desincronizado. Imaginemos, por otra parte, a todos los instrumentos del cuerpo sonando a todo volumen, ese sería el peor de los sonidos posibles; pero el extremo opuesto, el silencio absoluto, representa un cuerpo sin vida. Es necesario observar nuestra orquesta en su totalidad y valorarla con precisión, a partir de su funcionamiento actual, las experiencias y su capacidad de mejora. Considero que una buena parte de la prevención de la enfermedad está en enseñar al cuerpo y mente a tocar y entender su propia música, no la partitura que dicta la sociedad del conocimiento, el “Mc World” (Barber, 1995), o el sistema económico global.

Comprendemos al mundo de diversas maneras: un campesino describe una tormenta de acuerdo a la devastación y a las pérdidas que le deja, un científico indicando las pulgadas de presión barométrica, el porcentaje de humedad y la velocidad de los vientos; José Revueltas (compositor mexicano),  describe una tormenta haciendo vibrar los metales de una orquesta con el vaivén de los violines. José Clemente Orozco lo expresa con una explosión de colores en un lienzo. La importancia de la música en el desarrollo personal y la formación docente no es una temática contemplada en los planes de estudio relativos a ésta, por lo que considero que representa un vacío importante personal y profesional que debe atenderse, ya que el conocimiento musical, nos permite tener una visión más amplia, complementaria y crítica del mundo.

REFERENCIAS

Barber, B. (1995). Jihad vs. McWorld : How Globalism and Tribalism Are Reshaping the

World. Times Books.

Campbell, D. (1998). El efecto Mozart. Barcelona: Urano.

Casas, M. (2001). ¿Por qué los niños deben aprender música? Colombia: Universidad

del Valle. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=28332408.

Conejo, P. (2013). El valor formativo de la música en la formación de valores. Artículo.

Rescuperado de dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/3825651.pdf.

Eaton, J. (2008). Qué son la endorfinas. Artículo. Recuperado de: http://www.reverse-

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Garretson, R. (1980). La música en el plan de estudios de la escuela moderna. México:

Diana.

Grout, D. y Palisca C. (1989). Historia de la música occidental I. Madrid”: Alianza Música.

  1. Congreso de la Unión. Cámara de Diputados (2019). Ley General de Educación.

http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/LGE_300919.pdf

Mills, J. (1997). Los profesores de enseñanza básica y media. Barcelona: Andrés Bello.

Navarrete, G. (2011) ¿Cómo afecta a tu cerebro cada género musical? Artículo.

Rescatado de www.cnnespanol.cnn.com

Pascual, P. (2002a). Los instrumentos. Madrid: Pearson.

Pascual, P. (2002b). El método Kodály. Madrid: Pearson

Rodriguez-Quilmes, J. (2003). ¿Es necesaria una Educación Musical para todos?

Recuperado de http://musica.rediris.es/leeme/revista/rodriguezja03.pdf.

Sacks, O.  (2009). Musicofilia. Relatos de la música y el cerebro. Barcelona:

Anagrama.

Storr, A. (1992). La música y la mente. El fenómeno auditivo y el porqué de las

pasiones. Barcelona: Paidós.

United Nations for Education Science and Culture Organization (UNESCO) (2006). Hoja de

Ruta para la Educación Artística. Conferencia Mundial sobre la Educación Artística: construir capacidades creativas para el siglo XXI. Lisboa, 6-9 de marzo de 2006.  Recuperado de:

http://www.unesco.org/new/fileadmin/MULTIMEDIA/HQ/CLT/CLT/pdf/Arts_Edu_RoadMap_es.pdf.

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Libro (PDF): Juventudes indígenas en México : estudios y escenarios socioculturales

Reseña: CLACSO

Este libro pretende mostrar desde disímiles aristas cómo se estudia lo juvenil “indígena” y cómo los jóvenes indígenas viven en el México actual. Ofrece un horizonte investigativo amplio con miradas particulares que documentan la emergencia y las vivencias de estas juventudes entre las etnias contemporáneas. Definitivamente es una propuesta que aportará a la consolidación de los campos de investigación interdisciplinarios, así como a las comunidades epistémicas. Aquí ensayamos una mirada centrada en su movilidad y agencia para reconocer un nuevo modo de estar en el mundo a partir de la voluntad y pertenencia etnojuvenil. Los autores de este libro trabajan con jóvenes indígenas en distintos escenarios y con diferentes condiciones de México, y se enfocan en las transformaciones culturales, en sus anclajes juveniles y en sus vivencias.

 

Autor(es):               López Moya, Martín de la Cruz –   Urteaga, Maritza –   Cruz Salazar, Tania –
 

Editorial/Editor:

 

El Colegio de la Frontera Sur
Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas

 

País de Edición:

 

México

Año de Edición

ISBN :

             2020

 

978-607-543-113-0     y      978-607-8429-99-8

Descarga:                      Libro (PDF): Juventudes indígenas en México : estudios y escenarios socioculturales

Fuente e imagen:         http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/

 

 

 

 

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