05 de abril de 2017 / Fuente: https://www.isep.es/
Por: Maribí Pereira
Explorar objetos con la boca es algo normal durante los primeros años de vida. Incluso siendo adultos nos metemos cosas en la boca para ayudar a regular nuestro sistema nervioso y a veces, calmar la ansiedad. El problema surge cuando la conducta interfiere en el desempeño funcional, es decir, en la autonomía para realizar las actividades de la vida diaria.
Sobretodo en el caso de niños con Trastornos del Espectro Autista (TEA), observamos que se chupan las mangas, los rabillos de la mochila, los cuellos de las camisas, las piedras del patio, se comen los lápices o muerden las gomas, se comen las uñas casi enteras, se muerden a sí mismos (los brazos o manos), se meten las piedras o las hojas secas del patio en la boca, etc. Evidentemente, esto además de no ser funcional, podría llegar a ser peligroso para ellos.
La explicación de por qué ocurre esto tiene varias vertientes. Con una correcta formación en Trastorno del Espectro Autista sabrás que es posible que tengan estas conductas de búsqueda sensorial en un intento de “sentirse la boca” o puede que necesiten “hacer algo” para mantener su nivel de alerta, es decir, pueden que estén tratando de autorregularse, de encontrar el equilibrio sensorial. El tema radica en que no lo están buscando de forma funcional, por lo que primero hay que averiguar si hay algo que le está generando ansiedad al niño.
Consideraciones:
– Verificar la existencia de dolor físico: hay que asegurarnos de que el niño no esté mordiendo porque siente dolor en la boca. El dolor puede estar en la boca o la mandíbula. Los signos y síntomas de dolor incluyen enrojecimiento, babeo excesivo o sangrado de las encías por lo que es importante programar una cita con su pediatra o dentista para descartar causas físicas.
– Considerar el entorno: el entorno juega un papel importante en el comportamiento de los niños con autismo. Evitar las circunstancias que sean muy difíciles para él puede reducir la posibilidad de que muerda. En este sentido, la National Autistic Society recomienda que los padres disminuyan los estímulos, lleven a su hijo a un ambiente tranquilo que le permita relajarse y seguir una rutina y horario cuando sea posible.
Estrategias para minimizar las conductas de morder:
– Motivar otros métodos de comunicación: dado que pueden tener dificultades para comunicarse, morder puede ser una manera de tratar de obtener tu atención. Pueden utilizar la mordida para señalar problemas con el dolor físico, expresarse emocionalmente o estar tratando de decir que quieren algo. Los padres tienen que explicar por qué morder no es adecuado y proporcionar métodos alternativos para que el niño se exprese. Estos métodos de comunicación incluyen la lengua de señas y Picture Exchange Communication System, que permite a un niño con autismo a iniciar la interacción mediante el uso de una imagen representativa, en lugar de palabras.
– Aumentar la oportunidad sensorial: morder proporciona información sensorial que muchos niños con autismo necesitan regularmente por lo que lo mejor es brindar a los niños artículos seguros para masticar y así lograr la entrada sensorial que desea. De acuerdo con National Autistic Society, los tubos masticables, hechos de materiales no tóxicos, se ha demostrado que tienen un efecto calmante y reduce el estrés en los niños con autismo.
– Otras alternativas de exploración: se pueden promover actividades que incluyan soplar y/o hacer presión con la boca como jugar a hacer burbujas, hacer sonar instrumentos musicales: flautas, armónicas, etc., inflar globos, dibujar con bolígrafos que pintan (tipo aerógrafos) cuando se soplan, hacer pompas con los chicles, jugar a soplar velas.
ISEP cuenta con el Máster en trastorno del espectro autista para conseguir detectar tempranamente el autismo y aplicar elementos de actuación que disminuyan la angustia en la vida diaria de las personas con TEA y sus familias. El máster en autismo te permitirá trabajar con niños con este trastorno de forma eficaz y global.
Fuente artículo: https://www.isep.es/actualidad-educacion/autorregulacion-de-la-zona-oral-en-ninos-con-tea/