Por: Natalia Silva
El acoso siempre ha existido, no obstante, desde hace un tiempo se ha informado, concientizado y conceptualizado el tema. Ante aquello, es necesario que se elabore una política de educación no sexista, que contemple el derecho de las y los estudiantes a educarse, vivir y desarrollarse en espacios libres de acoso sexual y violencia de género, tanto a nivel de la educación pre-escolar, escolar y de la educación superior.
La educación no sexista debe estar en la palestra como una demanda prioritaria para frenar, prevenir y sancionar estas prácticas que según las estadísticas son reiterativas. Algunas políticas – muy aisladas – se han planteado en relación al problema de la violencia de género.
La ley, insuficiente, anti discriminación, la circular sobre niños, niñas, niños y jóvenes trans emanado de la Superintendencia de Educación, son nombrar algunos ejemplos. Pero aquí, la necesidad central sigue siendo una discusión a nivel nacional para elaborar una política que otorgue un rol activo del Estado que garantice la igualdad de derechos de todas las personas y el ejercicio de las diversas identidades y que sea la base de la construcción de una nueva sociedad.
El sistema educativo, de mercado y patriarcal produce y reproduce el sistema. Es este sistema, el que se debe cuestionar, más allá de la lógica económica, sino que también, desde una lógica de poder que se da en las relaciones intra e inter personales.
Existen colegios de primera y segunda categoría, donde las y los pobres de Chile pertenecen a la segunda categoría producto del neoliberalismo. Si bien la violencia machista se expresa en todas las clases sociales, la intersección que se produce entre clase y género da como resultado una vulnerabilidad y desprotección mayor en los sectores marginales lo cual resulta urgente de abordar.
Una nueva educación pública y no sexista debe contemplar todos los niveles educacionales y el currículo explícito e implícito de las y los profesionales. Y por ello, no sólo necesitamos una legislación sobre la materia, sino que una organización fuerte multisectorial que hable sobre esto, que discuta, critique y proponga cambios profundos para cambiar el paradigma del poder, que contempla las relaciones económicas, políticas, culturales, entre otras. En esto, muchas las organizaciones estudiantiles, como secretarías y vocalías, han sido pioneras en atreverse a denunciar, acompañar, discutir y proponer, muchas veces de manera exitosa, contra la violencia machista.
A raíz de todo, hago el llamado a dar la relevancia que corresponde a este tema, a discutirlo y a que nos atrevemos a hacernos cargo de la construcción de una sociedad que elimine estas relaciones de poder basadas en la división sexual de los roles sociales.
Es trascendental porque afecta a la mayoría de la población del país: las mujeres somos más de la mitad de los chilenos, lo que sumado a las diversas identidades de género nos da como resultado un porcentaje imposible de seguir marginando. Este proceso debemos abordarlo con unidad desde el mundo social. De igual manera, el llamado se extiende a sumarse al Congreso Nacional por una Educación no Sexista que está organizando MUMS a lo largo de todo Chile y a todas las iniciativas que apunten en esta dirección.
Fuente: http://opinion.cooperativa.cl/opinion/educacion/educacion-machista-en-la-mira/2017-06-09/063940.html