Por: Carlos Ornelas.
Este jueves 6, el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, presentó la Estrategia de Equidad e Inclusión, como el inicio de la puesta en práctica de las propuestas del capítulo IV del Modelo Educativo para la educación obligatoria.
¡Otra promesa más!, dirán los críticos. Sin embargo, si la SEP no la hubiera presentado sería objeto de censuras por no cumplir. Atención, no desapruebo los reproches; a fin de cuentas, son acicates para que la alta burocracia se aplique más. Pero prefiero analizar antes que juzgar.
Observo que el secretario Nuño hace lo que se supone deben realizar los altos funcionarios: tomar decisiones. La presentación de la Estrategia va más allá de los temas programáticos e intenta ahondar en tácticas concretas. Además, lo hace en un tema apreciado por los abogados del proyecto democrático de Reforma Educativa.
La idea central de ese proyecto, como diría Amartya Sen, no se orienta a la caracterización de una sociedad “perfectamente justa”, sino a un ejercicio que pueda servir de base para un razonamiento práctico de cómo reducir la injusticia y avanzar hacia la equidad. Esto, bajo los enunciados de igualdad, libertad y reivindicación de los derechos humanos. No en todo, pero la Estrategia se aproxima a ese ideal.
A partir del diagnóstico planteado en el Modelo acerca de la desigualdad, rezago, exclusión e inequidad en el sistema escolar, el gobierno antepuso la inclusión y la equidad como alternativas para comenzar a resolver las deficiencias. El primer punto programático fue plantear un currículo incluyente (que Nuño presentó la semana anterior) y otros asuntos que hoy recoge la Estrategia.
Trata de blindar su Modelo, dicen unos. Puede ser correcto. Los propósitos gruesos de la Reforma Educativa se institucionalizaron en leyes y nuevas entidades desconcentradas o dentro de la SEP. La secretaría promueve ahora mecanismos para poner en práctica los objetivos.
Los instrumentos estratégicos son congruentes con el concepto de equidad de autores como Amartya Sen y Martha Nussbaum, con el planteamiento de la Organización de las Naciones Unidas sobre el derecho a la educación, y con los fines de inclusión plasmados en la Constitución.
La estrategia se sustenta en dos objetivos y seis ordenanzas. Los designios son: 1) romper nudos de desigualdad en el sistema escolar; 2) hacer efectivo el derecho a la educación mediante la instalación de infraestructura digna, escuelas de organización y tiempo completo.
Los seis preceptos de la Estrategia son: 1) prioridad a poblaciones indígenas y migrantes pobres; 2) inclusión —en las escuelas regulares— de personas con discapacidad; 3) énfasis en el desarrollo infantil temprano; 4) disminución de las brechas de género; 5) otorgar becas a quienes más las necesiten; y, 6) abatir el rezago educativo.
Estos fines y disposiciones no son la panacea ni implican que se realizarán en el plazo medio, cuando este gobierno ya no tenga capacidad ejecutiva. He platicado con colegas que esperan percibir más acción, ver en la práctica todos los planteamientos; critican a la SEP por su lentitud, por los huecos y los rezagos. También porque no disciplina a los gobiernos morosos. Entiendo sus preocupaciones, a mí también me gustaría comprobar más realizaciones. No obstante, observo las barreras que enfrenta. Advierto el vaso a medias, en lugar de verlo vacío.
RETAZOS
Cuando vi la foto de Luis Enrique Miranda en el presídium, me vino a la mente el refrán “vale más solo que mal acompañado”. ¿Pensaría Nuño lo mismo?
Aunque Aurelio Nuño pidió disculpas por haber extendido su retórica, parece que no percibe que hablar mucho disminuye el valor de sus palabras. Piezas breves, lógicas, bien construidas le ayudarían; y su auditorio lo agradecería, tal vez.
Fuente: http://www.excelsior.com.mx/opinion/opinion-del-experto-nacional/2017/07/09/1174557
Imagen: http://www.eluniversal.com.mx/sites/default/files/styles/f03-651×400/public/2017/07/06/sep.jpg?itok=TExZ3CaJ