Entrevista realizada por la revista Magisterio, Colombia (julio 2017)
▸ ¿Cuáles son las particularidades del proceso de aprendizaje de una persona adulta y qué implicaciones tienen para el sistema educativo en términos de currículo, formación, gestión educativa, etc.?
La principal particularidad tiene que ver con la edad. Una persona adulta tiene autonomía, capacidad de decisión, de discernimiento. Decide estudiar/aprender. Tiene creencias y conocimientos sedimentados, experiencia de vida, juicios y prejuicios formados. También tiene a menudo inseguridades, miedos, dudas acerca de su capacidad para seguir aprendiendo. No es población obligada ni cautiva; se va cuando quiere irse. Valora su tiempo. Es capaz de hacer esfuerzos y sacrificios. Requiere ofertas educativas flexibles, atractivas, diversas, personalizadas, adaptadas a necesidades y posibilidades específicas.
Todo eso se ha caracterizado en el pasado como ‘educación no-formal’, dada la rigidez del sistema formal para ofrecer diversidad y flexibilidad. Un programa escolarizado para adultos no es – no debe ser – simplemente una versión acelerada del mismo programa diseñado para niños, adolescentes o jóvenes. Lastimosamente, esto es por lo general lo que se sigue haciendo.
▸ ¿Qué nuevas corrientes conceptuales y de innovación pedagógica se perfilan como prometedoras en este renglón de la educación latinoamericana?
No veo nuevas corrientes conceptuales y veo poca innovación pedagógica en el campo de la educación de adultos. Un campo con poco dinamismo, que sigue siendo la Cenicienta de las políticas educativas.
Una pregunta que me hacen a menudo, en distintos países, es cómo desescolarizar la educación de adultos. Muchos países vienen ofreciendo programas de “segunda oportunidad” – completación de primaria o secundaria – destinados sobre todo a jóvenes y adultos jóvenes. Hay poca oferta educativa por fuera del sistema formal. Se niega generalmente a las personas adultas, por ejemplo, la alfabetización digital y el manejo de las modernas tecnologías y del internet. Gran error. Igual con el arte, la música, la danza, la fotografía, el aprendizaje en campos muy diversos del conocimiento y la cultura.
▸ ¿Qué lugar se otorga a la alfabetización y la educación de personas jóvenes y adultas en los sistemas educativos de América Latina? ¿Cuáles serían las principales consideraciones para el diseño de políticas educativas en este campo?
La alfabetización sigue siendo considerada el corazón de la educación de adultos, al punto que muchos leen educación de adultos y entienden automáticamente alfabetización. Venimos insistiendo hace tiempo en la necesidad de pasar “de la alfabetización al Aprendizaje a lo Largo de la Vida”, el paradigma propuesto por la UNESCO para la educación del siglo XXI. Estamos lejos de que eso suceda.
Más aún: el propio objetivo de la alfabetización viene reduciéndose. Hemos pasado del objetivo “erradicar el analfabetismo” (Proyecto Principal de Educación, 1980-2000) a reducirlo a la mitad (Educación para Todos, 1990-2015) y a “garantizar que todos los jóvenes y al menos una proporción sustancial de los adultos tengan competencias de lectura, escritura y aritmética” (Objetivos de Desarrollo Sostenible, 2015-2030).
▸ Entre los aportes de la Psicología Positiva y la perspectiva del Desarrollo de las naciones y la reducción de la pobreza, ¿cuál sería un derrotero posible para la Educación de Personas Jóvenes y Adultas (EPJA) en la región latinoamericana?
Educar a la población adulta es educar a quienes tienen a su cargo el cuidado de los niños, a los que trabajan y sostienen la economía de un país, a campesinos, indígenas, amas de casa, ciudadanos adultos en general. Si no elevamos el nivel educativo de todos ellos, el rezago educativo seguirá siendo un fenómeno masivo en nuestras sociedades y las posibilidades de desarrollo sostenible se ven muy mermadas. No se trata solo de reducir la pobreza; se trata de fortalecer la ciudadanía, el trabajo calificado, la participación social, la conciencia ambiental, el nivel cultural de un país.
Un reciente informe de la UNESCO afirma que la pobreza en el mundo podría reducirse a la mitad si toda la población adulta completara la educación secundaria. No obstante, este objetivo no se incluyó en el Objetivo 4 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) dedicado a la educación: la meta de la educación primaria y secundaria universal se refiere aquí solo a la población infantil. Confío en que este reconocimiento de la UNESCO – la vinculación entre completación de la educación secundaria y reducción de la pobreza – ayude a visibilizar e impulsar la educación de adultos más allá de la alfabatización y la completación de la primaria, que es lo usual.
▸ ¿Cuáles son los retos de la EPJA en América Latina en el terreno pedagógico y curricular?
Soy de las que piensa que el gran reto no es solo mejorar nuestros sistemas educativos sino transformarlos radicalmente. Necesitamos construir otro modelo educativo, acorde con los tiempos, con el conocimiento que hoy tenemos disponible, con los problemas y avances del mundo actual. En ese marco es posible pensar en una EPJA renovada, con una nueva visión y un nuevo lugar en la agenda educativa global, regional y nacional.
La expectativa de vida creció exponencialmente en todo el mundo. El envejecimiento de la población es un nuevo desafío global, con grandes repercusiones demográficas y en todos los órdenes. No podemos seguir pensando la edad adulta y la educación de adultos como hace 50 años. Estamos hablando ya, en muchos países, de la mitad o más de la población, de una «edad» que abarca desde jóvenes de 15 años hasta personas de más de 90 años.
Los retos curriculares y pedagógicos son enormes. Pero el principal reto es el cambio de mentalidad, la incorporación de nuevo conocimiento acerca de la cognición adulta que viene aportando entre otros la Neurociencia. Sin un cambio de mentalidad, no habrá posibilidad de cambios currriculares ni pedagógicos.
Fuente de la Entrevista:
http://otra-educacion.blogspot.com/