06 de septiembre de 2017 / Fuente: http://blog.tiching.com/
Randy Palisoc
Frustración, ansiedad y confusión son emociones comunes entre los niños que aprenden matemáticas. ¿Por qué?
Principalmente por la falta de fluidez y de soltura con las matemáticas. Los alumnos que no consiguen realmente entenderlas, no progresan tan rápidamente como los demás estudiantes. Cuando esto sucede, tienden a pensar que algo va mal con ellos y se frustran. Por este motivo, creo que la falta de soltura con las matemáticas de nivel básico genera mucha ansiedad entre los estudiantes y les impide trabajar con facilidad los conceptos más avanzados.
¿Por qué acostumbra a ser la asignatura con los peores resultados académicos?
En la línea de lo que comentaba anteriormente, se debe a la falta de soltura de los estudiantes con los conceptos básicos, pero también a la limitada capacidad de los docentes para explicar de manera comprensible las matemáticas a sus alumnos. Se trata de un reto mucho más complejo de lo que puede parecer a primera vista. A menudo se debe a lo que llamamos “punto ciego de los expertos”, que son aquellos casos de personas expertas en alguna materia, pero que les resulta muy complicado transmitir sus conocimientos a los demás.
Usted ha afirmado que uno de los problemas de las matemáticas es que se ha enseñado como una lengua deshumanizada. ¿A qué se refiere?
Esta afirmación la hice en un momento en que estaba investigando sobre las matemáticas como lengua, ya que, como dijo Galileo “las matemáticas son el lenguaje del universo”. De lo que se trata es de humanizar las matemáticas. Es decir, de enseñarlas mediante un enfoque del lenguaje que resulte mucho más natural para los estudiantes. Además, al principio, se debe evitar abusar de tecnicismos que pueden ser comprensibles para un experto pero que confunden a los niños.
¿Podría poner un ejemplo práctico sobre cómo humanizar las matemáticas?
Uno de los ejemplos más ilustrativos son las fracciones, ya que en los libros de texto se explica que para poder sumar dos fracciones, éstas deben tener un denominador común. Esta es una explicación matemáticamente correcta, pero que carece de significado para un niño que aún está aprendiendo matemáticas básicas. Por lo que se trata de humanizar esta lección, de explicarla desde el enfoque del lenguaje.
¿Cómo?
Mediante una analogía de sumar manzanas con manzanas, por ejemplo. Tiene sentido sumar una manzana con una manzana y que el resultado sea dos manzanas. Entonces, trasladamos la explicación al terreno de las fracciones. Siguiendo el mismo ejemplo, resulta comprensible que si sumamos un tercio con un tercio el resultado sean dos tercios. Es una explicación más concreta para los estudiantes y que tiene más sentido que la del libro de texto.
¿Esta estrategia se puede utilizar con otros conceptos matemáticos?
Sí, también puede aplicarse para enseñar valores posicionales, exponentes… y fracciones más avanzadas. El concepto de denominador común resulta complicado de entender para los estudiantes, ya que les cuesta ver cómo sumar, por ejemplo, una mitad con un tercio. Por esta razón utilizo el mismo ejemplo de antes pero de forma un poco más avanzada.
Ilústrenos…
¿Qué pasaría si tuvieras que sumar tres lápices y dos coches? No tiene sentido ya que son objetos distintos. Pero, ¿y si tengo que sumar una manzana y un plátano? Tampoco son lo mismo, pero sí que tienen algo en común, son frutas. Por tanto, en vez de sumar una manzana y un plátano, lo renombramos, y sumamos una fruta con una fruta. Así, resulta obvio que la respuesta son dos frutas. De esta manera entendemos que es posible sumar si encontramos lo que los dos ítems tienen en común. Con esta explicación introducimos el concepto de denominador común de forma comprensible para los alumnos.
Usted afirmó que enseña matemáticas como un campeón de ajedrez. ¿En qué consiste esta estrategia?
Si observamos a los campeones de ajedrez, veremos que siempre piensan en el siguiente movimiento que van a realizar. Y este es el reto de los docentes, no se tratan únicamente de ir varios pasos por delante del estudiante, también han de saber cuáles son los mejores movimientos para llegar al objetivo final: que el alumno entienda un concepto.
Además de docente, usted lleva a cabo workshops de desarrollo profesional con profesores. ¿Cuál es el objetivo?
Hago formaciones a docentes para ayudarles a explicar matemáticas comprensibles para los estudiantes. Lo curioso es que los docentes con los que trabajo muy a menudo me preguntan: ¿dónde estabas cuando yo estudiaba primaria? El motivo de esta apreciación es que la mayoría de ellos creen que si hubieran aprendido matemáticas como yo las enseño, entenderían mejor los conceptos y tendrían un mayor aprecio por las matemáticas.
¿Los bajos resultados en matemáticas se deben a la formación del profesorado?
Así lo creo. Debemos mejorar la formación de los docentes para que aprendan a simplificar la explicación de un concepto matemático de tal forma que tenga sentido para niños pequeños. El reto que tienen a diario los profesores es analizar la explicación de un libro de texto, ponerse en la piel de un niño de 7 años, y darle una explicación que pueda entender. Cuanto más dominen los conceptos matemáticos, mejor los podrán explicar, por lo que debemos asegurarnos que los futuros docentes tienen una sólida comprensión de la materia.
¿Destacaría alguna habilidad especial que deberían tener los profesores de matemáticas?
El tener pensamiento flexible. Es una capacidad muy importante para poder explicar un mismo concepto de distintas maneras. Se trata de un pensamiento útil para los docentes, pero también para los estudiantes. Si el profesor es capaz de explicar un concepto determinado de distintas formas, no sólo ayudará a todos los estudiantes a comprenderlo, porque no todos aprenden igual, sino que también les estará enseñando implícitamente la importancia de desarrollar esta habilidad.
¿Algún consejo que daría a un profesor de matemáticas?
Les recomiendo preguntarse constantemente cómo explicar un concepto para que tenga sentido para ellos mismos, ya que de esta forma estarán un paso más cerca de que los estudiantes lo puedan entender. En mi caso particular jamás tiro la toalla cuando un estudiante no entiende una de mis explicaciones, ni acepto que se trata de un “fracaso del estudiante”, pienso que quizás hay algo que no he transmitido bien y me reto a buscar nuevas formas de explicarlo más claro. También recomiendo hacerse esta pregunta en voz alta frente a los alumnos.
¿Por qué?
Para que los estudiantes vean que el profesor, el adulto, no ha sabido explicar un concepto de forma comprensible para ellos y que no pasa nada, que se pueden buscar soluciones, nuevas vías. De esta manera también se aumenta la confianza de los estudiantes en ellos mismos porque se dan cuenta que si no entienden un concepto no es por falta de capacidad, si no que puede ser que el profesor no se haya explicado suficientemente bien o, simplemente, que lo entienden mejor con otra explicación.
¿Cuál es el rol de los padres en la enseñanza de las matemáticas?
Es una buena pregunta, ya que para mí juegan un papel fundamental. También hago workshops para padres y he podido comprobar que, muchas veces, la ansiedad que tienen los niños con las matemáticas también la sienten los padres. Cuando no están cómodos con la explicación que encuentran en los libros de texto, acaban trasladando esa ansiedad a sus hijos. La enseñanza de las matemáticas no se trabaja sólo entre el profesor y el estudiante, también entre padres e hijos.
Entonces, ¿para que los hijos entiendan matemáticas es importante que los padres también las dominen?
Conseguir que los padres estén más confiados con las matemáticas es muy importante. Por este motivo, decidí grabar todas las lecciones del currículum que diseñé, para que profesores y padres las puedan utilizar como referencia y puedan sentirse más cómodos al trabajar las matemáticas con sus hijos o alumnos. Enseñar a docentes y padres de la misma manera es una buena estrategia para que ambos coincidan a la hora de explicar los conceptos a los estudiantes, ya que de esta manera se evita la confusión que pueden generar distintas explicaciones.
Finalmente, ¿qué se puede hacer a nivel político para mejorar el aprendizaje de las matemáticas en las escuelas?
Uno de los problemas en educación, al menos en Estados Unidos, es la responsabilidad que se exige a las escuelas para que sus estudiantes alcancen cierto dominio de los contenidos. Para ello, se les obliga a hacer un seguimiento del progreso para demostrar que están siendo efectivos. Si la evaluación que hace el gobierno de las escuelas se basa únicamente en los resultados de los exámenes, entonces todas las escuelas se centrarán en ellos como una fijación. Este enfoque puede dañar a la enseñanza porque si algún contenido no se examina, aunque sea muy importante para la formación de los alumnos, a menudo el profesor lo ignorará y no lo explicará en clase.
Fuente entrevista: http://blog.tiching.com/randy-palisoc-la-falta-soltura-las-matematicas-genera-mucha-ansiedad/