Saturnino Acosta
El cuidadoso arte del bonsái trata de reproducir la naturaleza un gran árbol en una pequeña maceta. Según la tradición, aquellos que podían conservarlo tenían asegurada la eternidad. Ese es el problema de nuestra educación, creamos enormes y enramados árboles olvidando que no es el lienzo donde fueron ideados donde tienen que mostrar su robustez, belleza y longevidad. Nuestro dibujado árbol debe sobrevivir en una maceta llamada aula.
Algo así pasó con el mal trasplantado paso de la EGB a Primaria y del BUP a la ESO, no por inapropiado, simplemente por hacerlo a las bravas, sin anestesia ni preoperatorio.
La desconexión brutal que se evidenció en las etapas de Primaria y ESO permanece hasta nuestros días, siendo esos dos primeros años de Secundaria los cursos donde el alumnado suele fracasar. Dicha transformación no fue la que debiera en tres aspectos fundamentales interrelacionados: el currículo, la madurez del alumnado y el docente.
El currículo se adaptó a la baja en Primaria y al alza en Secundaria para alumnos con dos años menos de maduración. Metafóricamente hablando, pasamos directamente de llevar de la mano a nuestro hijo en triciclo a darle una «mountainbike» sin haber pasado por los ruedines primero.
¿Se puede aprender a montar así? Evidentemente, pero les aseguro que el aprendizaje será bastante más traumático para el que aprende.
El segundo gran error es el currículo, la tierra de la maceta de nuestro Bonsái. No debieran existir tres currículos en una sola enseñanza obligatoria y tan distantes el uno del otro y, por eso, debiera ser elaborado en su conjunto y como un todo por los profesionales que imparten docencia en las diferentes etapas. Un solo currículo para un solo sistema educativo de la base a la meta y no de la meta a la base, como ahora. Y tercer y último error, no haber sabido valorar y cuidar al jardinero artista como se merece, el docente, justamente lo contrario.
Nuestros sucesivos sistemas educativos no han sabido crecer en el aula porque se ha repetido el mismo error, ideamos grandes árboles, dando forma, podando e injertando ramas olvidando que el éxito radica en saber replicar el árbol en un bonsái, con una raíz fuerte, en un aula como maceta y confiando en el arte de su cuidador.
Fuente del articulo: http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/opinion/educacion-bonsai_1024193.html
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