En todos los casos se trata de ciudades con más de 100 mil habitantes, precisa el estudio del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), que identifica a la ciudad de Fortaleza, capital del estado de Ceará, como la más peligrosa para los adolescentes, con un índice de 10,94 homicidios por cada mil jóvenes.
La relación de las 10 urbes brasileñas más violentas para este grupo etáreo la completan Maceió con 9,37 asesinatos por millar de adolescentes, Vitória (7,68), Joao Pessoa (7,34), Natal (7,10), Salvador (6,87), San Luis (6,68), Teresina (6,59), Belém (5,32) y Goiánia (4,76).
Paradójicamente, las dos ciudades más violentas del país, Río de Janeiro y Sao Paulo ocupan, respectivamente, las posiciones número 19 y 22 entre las capitales con un IHA de entre 2,71 y 2,19.
De acuerdo con la pesquisa, en casi todos los estados del Nordeste brasileño, con excepción de Pernambuco, existen por lo menos dos municipios con índices superiores a seis. En su conjunto, la región presenta un IHA medio más elevando: de 6,5 por mil.
Si la situación no mejora, 16 mil 500 jóvenes nordestinos podrán perder la vida entre 2015 y 2021, advirtió el estudio.
Al detallar la situación prevaleciente en 2014, el informe subraya que los adolescentes del sexo masculino tenían un riesgo de morir 13,52 veces superior al de las muchachas, mientras los jóvenes negros afrontaban 2,88 veces más posibilidades de ser víctimas de un homicidio que los blancos.
De los adolescentes asesinados, la gran mayoría (67,1 por ciento) eran pobres y el 70 por ciento no asistía a ningún centro de educación por lo menos seis meses antes de perder la vida.