Europa/Ciudad del Vaticano/ Sofía Lobos/vaticannews.va
Este aniversario fue aprobado para honrar a todos aquellos que habían dado sus vidas por la libertad en Sudáfrica, y conmemora una marcha que tuvo lugar en 1976 en Soweto, en la que miles de escolares africanos salieron a las calles para protestar por la escasa calidad de su educación y para exigir su derecho a recibir enseñanza en su propio idioma.
Cientos de niños fueron abatidos y en las dos semanas de protestas que siguieron, más de cien personas murieron y miles resultaron heridas. En memoria de los asesinados y el valor de todos los que se manifestaron, el Día del Niño Africano se celebra cada 16 de junio desde 1991.
Una oportunidad para la reflexión
Con la incorporación de esta fecha como día internacional, esta organización busca captar la atención social sobre la precaria y difícil situación que padecen, no sólo los más pequeños del sur de África, sino también, los millones de niños y niñas de todo el continente africano que sufren los estragos de la pobreza, la guerra, la desnutrición y la explotación infantil.
El lema propuesto para este año es «No dejemos a ningún niño detrás del desarrollo de África», en alusión a que el progreso económico y social de este continente, debe ir acompañado por la garantía del respeto y la defensa de los derechos de los más indefensos de la sociedad.
Llamamiento de UNICEF: no olvidar a los niños africanos
En este contexto UNICEF hace un llamamiento a los gobiernos para que fortalezcan los sistemas de apoyo a las familias y a las comunidades, con el fin de mantener a los niños en un entorno seguro, que los libre de caer en contextos sociales donde sus vidas corran peligro.
La pobreza generalizada, los conflictos, el VIH/SIDA y el cambio climático, así como la violencia en el hogar están obligando cada vez a más niños a abandonar sus hogares para irse a vivir y trabajar en las calles, donde están expuestos a la violencia y la explotación.
Muchos terminan en situaciones menos visibles de explotación, trabajando en casas, granjas, minas o incluso formando parte de grupos armados.
Un duro panorama, que es consecuencia de factores socioeconómicos como la falta de recursos, la explosión demográfica, la migración rural-urbana, las crisis políticas, así como los problemas interpersonales, la violencia y el rechazo de los menores en las familias disfuncionales.
Fortalecer el papel de las familias
Estos retos refuerzan la necesidad de fortalecer el papel de las familias y las comunidades en la promoción y la protección del bienestar de los niños.
Los gobiernos, con el apoyo de sus aliados, necesitan invertir los recursos adecuados en las comunidades rurales o provinciales desfavorecidas, para reducir las disparidades entre las regiones y los grupos de ingresos, así como para luchar, entre otros factores, contra la discriminación por razón de sexo, edad o etnia.
Salvar el futuro de los niños olvidados
Asimismo, UNICEF señala que en los últimos años, varios países africanos han logrado importantes avances en la aplicación del marco de los derechos de la infancia. Muchos países han introducido mecanismos de protección social, incluidas las transferencias en efectivo, que juegan un papel clave en el apoyo a familias vulnerables y en evitar que los niños dejen sus hogares.
No obstante, aún queda un largo camino por recorrer, por ello el Día Internacional del Niño africano, es una buena oportunidad para reflexionar sobre cómo viven los más pequeños del continente africano y sobre qué podemos hacer los demás, para cambiar esa injusticia social que condiciona el futuro de estos niños para siempre.
Fuente: https://www.vaticannews.va/es/mundo/news/2018-06/dia-del-nino-africano-oportunidad-reflexion-sufrimiento-infantil.html