Por Luis Guillermo Hernández Aranda
Normalmente cuando abordamos el tema de la educación cuestionamos los bajos niveles de aprovechamiento, así como la estructura sindical que privilegia las grillas sobre el hecho de impartir conocimientos. Sin embargo hay un fenómeno no menos grave que afecta la educación en México y pocas veces hablamos de ello. Me refiero a la violencia en las escuelas.
La intimidación, el abuso, el acoso, el maltrato entre iguales, es un fenómeno que se ha venido definiendo, analizando y estudiando desde hace años y se ha convertido en todo un reto educativo, ya que sin duda afecta el aprovechamiento y modifica la visión que tienen los niños de su entorno social.
De acuerdo con algunos teóricos desde una perspectiva educativa la violencia introduce riesgos potenciales que amenazan los objetivos de la educación escolar. Esta problemática se comporta como un factor de riesgo “para la presencia de trastornos conductuales o psicológicos, tanto para los alumnos agresores como para las víctimas y los espectadores, lo que se traduce en un incremento de los problemas de salud, que afectan su aprendizaje, y por ende la calidad de la educación, al mismo tiempo que habla de forma poco favorable del entorno social en que se produce”.
Por desgracia desde hace mucho tiempo las escuelas dejaron ser un lugar seguro. No sólo por los problemas de agresiones entre alumnos mejor conocido como bullyng, sino porque se ha hecho común que afuera de los planteles educativos se lleven a cabo balaceras.
El tema de la violencia en las escuelas resurgió con fuerza esta semana cuando se volvió viral un video en el que se observa a un estudiante del Cecyte Leona Vicario, en Quintana Roo, que golpea y jala del cabello a una de sus compañeras dentro del salón de clases.
El video muestra el momento en el que la estudiante entra al salón de clases y jala una banca para sentarse. Aprovechando su descuido, su compañero la jala del cabello, la tira al suelo, se le monta encima y continúa propinándole manotazos, hasta que finalmente aparecen dos personas para separarlos.
Más allá de que el joven fuera expulsado de la escuela el video enciende las señales de alerta de la necesidad de vigilar, pero sobre todo inculcar valores a nuestros hijos. Porque en la escuela se aprenden asignaturas pero sin duda la educación se enseña en casa. El video muestra un joven sin límites hacia la violencia pero también rasgos de machismo. ¿Dónde aprendió ese estudiante este tipo de patrones de conducta? No es difícil imaginarlo.
En México las cifras son preocupantes: 7 de cada 10 alumnos de primaria y secundaria han sido víctimas de acoso escolar de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). En consecuencia nuestro país ocupa el primer lugar a nivel mundial en casos de bullying en niños y adolescentes.
La misma OCDE indica que en total 18 millones 781 mil 875 estudiantes –de 25 millones 608 mil que hay en la matrícula escolar en ambos niveles– han denunciado haber sido víctimas de acoso escolar.
En teoría la escuela debe ser un lugar seguro donde se pueda practicar y aprender la convivencia entre diferentes, un lugar de relación del que debe de quedar excluido cualquier tipo de violencia a efectos de poder maximizar en los alumnos la oportunidad de aprender a desarrollarse. Si hay un lugar donde los niños y adolescentes deben de estar a salvo de comportamientos y actitudes violentas, además del interior de sus familias, es sin duda la escuela, a la que acuden no sólo por la mera adquisición de conocimientos, sino también a aprender a convivir respetuosamente con todas las personas.
Sin embargo por desgracia ya no es así y las consecuencias son graves para la socecer y desarrollarse en un entorno de violencia sólo puede generar más violencia con todos los aspectos negativos que conocemiedad. Cros, por lo que se hace urgente que las autoridades y la sociedad en su conjunto volteemos a ver qué sucede en las escuelas porque en ellas se está gestando el futuro de nuestra nación.
Fuente del artículo: https://vanguardia.com.mx/articulo/violencia-en-las-escuelas