«Tu habilidad para comprender las matemáticas de niño determina tu trabajo y hasta tu sueldo», se aventuran algunos titulares asociados a estudios de todo tipo. Pero ¿hasta que punto podemos usar esa correlación para predecir? ¿No estaremos malinterpretando algo?Nos hemos puesto en contacto con un matemático, profesor y divulgador para intentar despejar algunas incógnitas.
«Tu sueldo depende de tu habilidad temprana con las matemáticas»
No son uno, ni dos ni tres estudios los que evidencian una relación directa entre la capacidad de comprender y dominar los conceptos matemáticos y el éxito laboral y socioeconómico en el futuro. Este concepto no es del todo nuevo. La educación por áreas siempre se ha relacionado con el factor socioeconómico de las familias. Sin embargo, para los profesores de psicología Stuart J. Ritchie y Timothy C. Bates, de la Universidad de Edimburgo, son las matemáticas las que llevan la voz cantante en esta relación.
«Independientemente de la cantidad de aptitudes que tengamos, el tiempo que pasamos en la escuela o lo inteligentes que somos, las habilidades aprendidas tienen un efecto medible en el éxito en la edad adulta», comentaba sobre este estudio Lindsay Abrams, editora de The Atlantic. En él, los investigadores apuntaban que la asociación entre las habilidades básicas de matemáticas y lectura puede correlacionarse con un aumento del salario al llegar a la mediana edad. Es más, se atrevieron a dar una cifra: nada menos que 7.750 dólares más de media anual para las personas con mejor habilidad para las matemáticas.
«No sorprende en absoluto», continúa, «y es que tener una educación matemática define en una gran medida tu capacidad crítica y tu habilidad en tomar decisiones, y eso es lo que va a regir que una persona tenga buenas condiciones en cualquier ámbito laboral. De hecho, se puede predecir qué nivel socioeconómico tienen las personas a los 40 años según la capacidad matemática a los siete años. Ya lo decía Napoleón:’El desarrollo de los pueblos está íntimamente ligado al desarrollo de las Matemáticas'».
Las matemáticas están en todas partes
Un reciente informe procedente de la consultora Analistas Financieros Internacionales concluía hace poco que, solo en España, las matemáticas son directamente responsables de más de un millón empleos. Esto supone la producción de un 10% del producto interior bruto. «El nuevo agente acelerador del crecimiento económico son las matemáticas», reza la nota de prensa que anunciaba el informe. El impacto es tanto directo como indirecto. Podríamos decir, sin lugar a dudas, que las matemáticas están en todas partes. Especialmente en las áreas de informática, actividades financieras, servicios de telecomunicaciones y la rama de energía eléctrica y gas.
Pero ¿es suficiente para justificar el apartado anterior? Volvamos a un punto menos pragmático pero de igual impacto: la educación. ¿De verdad podemos usar las matemáticas, como un indicador unívoco, y casi exclusivo, de éxito escolar? «La respuesta se explica a través de la historia», nos cuenta tras unos instantes. «No todo es ‘matemáticas’, pero sí que podemos decir que todo ha sido ‘matemáticas’. Desde que Pitágoras acuñase el término, que quiere decir »lo que se puede aprender’, allá por el siglo VI antes de Cristo, la educación matemática, y toda la educación académica, ha cambiado sustancialmente».
Para este profesor, además, estamos en un momento en el que la estadística y la computación se hacen más necesarias que nunca, por las enormes bases de datos que tenemos en todos los estudios científicos. «Para estudiar el código genético, hacer estudios meteorológicos o, precisamente, hacer estudios sociales con multitud de variables», señala volviendo al pragmatismo de la profesión.
¿Para qué sirven las matemáticas?
«Es la pregunta del millón», contesta Santi. «Y es fácil de responder: Sirven para todo pero no tienen por qué servir para nada. Como la música que es pura matemática, tampoco sirve concretamente para nada, pero nos ‘hace cosquillas’ en el cerebro. La gente que no percibe belleza en esta ciencia quiere entender la primera parte: ‘¿para qué?’. Pues hoy, más que nunca, el que no sepa algo de matemáticas va a tener un serio problema en la era de los datos en la que estamos«.
«Las matemáticas se ven como algo en lo que investigamos unos cuantos académicos alejados de la realidad cotidiana, pero lo cierto es que son cada vez más un recurso nacional estratégico», afirmaba Tomás Chacón, de la Universidad de Sevilla y coordinador de la REM, una red que integra a toda la comunidad matemática española y busca promover la transferencia de resultados matemáticos al tejido empresarial. «Aplicar las matemáticas a todos los sectores económicos es lo que está dando ventaja a los países en los mercados, y ahora, por primera vez, tenemos los números que lo demuestran», comentaba para la prensa.
«Tenemos demasiada información», acota Santi García. «Más de la que podemos manejar con ordenadores. Y, entre medias, hay mensajes cruzados y mentiras por todos lados: fake news, bulos, pseudociencias… La persona que no sepa disponer de la ciencia y tecnología adecuadas para analizar lo que le rodea está en desventaja. Esto incluye a las matemáticas. No me refiero a trabajar con Big Data, sino a saber entender la factura de la luz, una oferta en el súper, la Ley d’Hondt [un método de promedio mayor para asignar escaños] o cualquier información médica».
Si nos vamos a otro nivel, al profesional, las matemáticas parecen estar ahí, siempre. Especialmente en relación con el campo científico y técnico. Es algo incuestionable. «Son la base de todas las ciencias», confirma el matemático. «A mí me gusta decir que las matemáticas hacen que la ciencia se pueda llamar ciencia, usando el método científico, ya que sin matemáticas no se podría comprobar la reproducibilidad de las teorías en las ciencias experimentales«.
«Muchas veces encontramos en biología, química, física u otras ciencias conceptos y fenómenos que ya se habían descrito antes en matemáticas» nos anota Santi García. «Como las leyes probabilísticas que estudiaban los Bernoulli y que dieron lugar a las leyes de Mendel y Hardy-Weinberg. O la Geometría de Riemann que necesitó Einstein para la Teoría de la Relatividad, o las leyes exponenciales que estudió Euler y que los químicos usan para datar cualquier tipo de materia…».
Matemáticas, el centro de la cultura
Pero aún quedan más cuestiones que resolver ¿Tenemos una buena «cultura matemática»? La pregunta es disparada a discreción. La respuesta es igual de certera y cruda: «Claramente, no. Mientras siga habiendo apología de la incultura matemática, es imposible. Es decir, mientras soltar ‘yo es que no sé de mates’, ‘no me acuerdo de nada, eso no va conmigo’, ‘buf, no me acuerdo ni de dividir’, iremos mal…«, comenta con irritación.
Es fácil entender la apreciación del matemático si tenemos en cuenta la visión que nos daba antes. «No por esa falta de conocimiento, que a nivel individual no es tan grave, sino como sociedad. Presumir sin ningún tipo de pudor de un desconocimiento demuestra que esa ciencia no es cercana a las personas. Esto no pasa con ninguna otra cultura».
«Nadie dice ‘no sé nada de cine, y me da igual'», continúa. «Todo el mundo le reprocharía que se está perdiendo algo importante. Debería pasar algo parecido en matemáticas, que sean parte de nuestra cultura cotidiana. Y no hay por qué tener una profundidad de conocimientos, es una cuestión de tener actitud matemática en ciertos momentos».
¿Y qué hay con las personas que tienen problemas con las mátematicas?. No hace mucho hablábamos sobre la discalculia, la «dislexia de las mátemáticas», como se conoce coloquialmente. «La discalculia puede suponer un gran problema», contesta el divulgador. «Pero mucha gente no lo es [discalcúlica] y ejerce como tal. Hasta las personas que sufren de discalculia pueden ser grandes algebristas o topólogos, dos áreas de las matemáticas que no estudian la cantidad».
«Esto es otro tópico: que los matemáticos somos máquinas de calcular, y no tiene nada que ver«, contesta con firmeza el profesor. «La definición de matemáticas en muchos diccionarios era ‘ciencia que trata de la cantidad’, definición que no tiene en cuenta a la geometría, que estudia las formas; a la lógica, que estudia las relaciones; ni a la Topología, que estudia estructuras sin importar el tamaño».
«La RAE ha actualizado esta definición de matemáticas», aclara Santi. «Ahora la describe como la ‘ciencia deductiva que estudia las propiedades de los entes abstractos, como números, figuras geométricas o símbolos, y sus relaciones’. Es una definición bastante más acertada. Y ya no deja fuera a las personas con discalculia o, incluso a las anuméricas«, zanja el matemático.