El Reto de la Universidad de Hoy

Por: Heriberto Segundo Rivera

La universidad latinoamericana, cuya  aspiración de originalidad fue distorsionada durante buena parte del siglo XX ocupó su tiempo en búsqueda de certezas, apegada al paradigma newtoniano y en producir con vehemencia verdades absolutas y rígidas;  en consecuencia, al estudiante se le ha venido formando para un mundo inmutable y predecible, a pesar de que el corazón y el cerebro intuían cambios profundos y enormes agujeros negros.

Al perder el camino de su originalidad, la universidad consolido  la idea de progreso con la mirada puesta en los centros de poder y sus pretensiones, de tal forma que la consecuencia lógica de la universidad venezolana se vio reflejada en la construcción de una política educativa para la sumisión y formación de estudiantes acríticos que los hace fértiles para el consumismo.

Dentro de ese marco se desarrollaron  los contenidos curriculares basados en formas de aproximación a la realidad dictada en otras latitudes, obviando su riqueza cultural, por tanto las investigaciones responden dentro de este paradigma principalmente a una visión capitalista, basada en una visión reduccionista de nuestros países marginando la diversidad  nacional y la pluralidad  de actores.

El nuevo siglo arropado con grandes y excelentes contribuciones entre las cuales destacan las de Heisenberg, Ilya Pregogine (estructuras disipativas), Geymonat, Piaget, Morín, Moscoviei, Dussel, Buenaventura Dos Santos así  como otros científicos y humanistas de nuestro tiempo, promete moverse hacia concepciones menos dogmáticas y por ello  menos deterministas.

La Universidad reclama, sin negar la relevancia de los epistemes de visión eurocentristas, de  incorporar otras visiones epistémicas que vinculen a la universidad  una visión critica de la realidad con la inclusión de una visión desde  abajo, plural, diversa a partir de las formas de aprehensión del pueblo en todas sus expresiones.

En ese sentido la critica al eurocentrismo no es para hacer valer  otros centros, sino para procurar como los sostiene Buenaventura Dos Santos, un reconociendo de otras culturas de probada riqueza discursiva y reflexiva, que tienen su propia metodología para hacer aportes al conocimiento y su difusión. Se trata de la Universidad donde se conjugan y condensa todo el conocimiento.

La universidad, ha vivido muchas veces al reverso de la sociedad, del sistema productivo y del propio sistema de ciencias y tecnología, aunado al distanciamiento entre la escuela secundaria y la universidad. Esa universidad que aspiró a ser puntal de la lucha de los pueblos, ser su redentor, que aspiró y fue durante un corto tiempo popular, autónoma y democrática, al tomar distancia del movimiento de Córdova, se fue transformando en un círculo de la aristocracia de la educación, donde el estudiante también empeñado en la búsqueda más que de aprendizaje, en  busca de certificaciones profesionales, está convertido en un negocio de la academia.

La praxis educativa ofrecida en la educación universitaria venezolana debe estar centrada en la pertinencia, colaboración y solidaridad, pues las universidades, en estos momentos, padecen todos los males del cientificismo: rigidez en sus programas de estudios, escasa capacidad de respuesta a las demandas sociales, poca capacidad para atender lo que escapa del método verificable universal, excesivo disciplinarismo y concretismo, que parcelan el conocimiento y lo disgregan, perdiendo el sentido y orientación de la realidad y dirigiendo el conocimiento cada vez más hacia la especialización de la especialidad, es decir, a la «súper-especialización», sin ninguna conexión con el contexto social.

La universidad del siglo XXI, requiere con urgencia ser transformada; la autonomía, hoy reconocida con  carácter constitucional, no puede convertirse en poder supraestatal, a pesar de que su origen fue político, ya que fue producto de la movilización social, durante este tiempo la influencia de los partidos políticos ha sido-para bien o para mal- determinante, hasta el punto de hoy día sigue siendo manipulada por los mismos factores que la adaptan  a sus intereses particulares, donde a pesar de los cambios instituidos a partir de Córdova, todavía tiene bemoles como las cátedras que se obtienen como un “derecho” de sucesión,  irremediablemente esta situación necesita un cambio de estructuras.

La universidad para la construcción del socialismo requiere, realizar cambios estructurales en lo académico, en lo administrativo  y  esa  tarea liberadora requiere, sin duda, un nuevo modo de producción, descrito por Comandante Presidente Hugo Chávez como comunal. Eso es una tarea de todos. Por tanto ,  las universidades nacionales deben asumir la  lucha contra la precariedad del aparato productivo nacional: formando, en el pregrado, profesionales para la producción comunal; capacitando, en el postgrado, a los profesionales de la administración pública interesados en ser transferidos a las comunas productivas; investigando sobre los encadenamientos industriales y agrícolas, y por último, animando a la agregación comunitaria.

Sin embargo, no basta la intención, necesitamos hechos que demuestren estar, efectivamente, al servicio del socialismo. Y además con eficacia.

Hace pocos días, el presidente de Méjico  López Obrador, con gran sentido de la realidad afirmó que  “por las universidades nos han dominado más que por la fuerza”; claro no puede ser de otra manera, si la mayoría de los docentes universitarios son formados en el exterior a imagen y semejanza de la lógica del gran capital, formados en  las teorías que racionalizan la dependencia y el neo-colonialismo.

Ya muchos años antes el gran Maestro Carlos Mathus, afirmaba que las universidades siempre llegan tardes a las transformaciones.

En la Republica Bolivariana de Venezuela tenemos veinte años transitando un camino escabroso para la construcción del socialismo pero todavía tenemos la misma universidad medieval y anclada en el pasado.

El gran visionario que fue el comandante Chávez, impulso la creación de la Universidad Bolivariana de Venezuela, como una respuesta tal vez aproximada a la Universidad con visión de socialismo.

Seria relevante que este Digno Congreso Universitario realizado por el Frente  Universitario Anti Imperialista tenga  a bien tomar como referencia, para su estudio y consideración como una propuesta para la transformación de la universidad  el Documento rector de la Universidad Bolivariana de Venezuela, que ha pesar de las criticas que se le pueden realizar, constituye sin duda un paso fundamental para romper con las viejas estructuras de la universidad enclaustrada en lo medieval.

De esta forma que la propuesta primordial no es otra que la de iniciar un proceso de discusión en relación a crear otra forma de ver y estudiar la realidad para lograr la formación del sujeto transformador que sea capaz de construir el poder popular que dé paso a un nuevo Estado.

La universidad de hoy, tiene el reto de generar escenarios de ruptura epistemológicas ante el sistema hegemónico liberal burgués.

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Heriberto Rivera

Docente activo del MPPEducación, investigador.

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