Entrevista/24 octubre 2019/Autora: Alejandra Agudo/El país
La periodista y escritora argentina Mariana Carbajal, una de las fundadoras del movimiento #NiUnaMenos, ha publicado ‘Yo te creo, hermana’, en el que recopila historias de violencia de género
Mariana Carbajal (Buenos Aires, 1969) empezó a escribir sobre violencia machista y criminalización del aborto cuando estos problemas apenas aparecían en los medios argentinos. «Tengo una nota en papel de 1998 muy similar a una reciente sobre una niña de 11 años que fue violada», asegura. «Quiero que me saquen lo que el viejo me puso adentro», repite la periodista y escritora las palabras de la pequeña a quien su agresor había dejado embarazada.
Carbajal fue una de las periodistas que fundó el movimiento #NiUnaMenos en Argentina para denunciar los feminicidios —en aquel país sucede uno cada 27 horas, según las últimas cifras extraoficiales que recopilan organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres— y pedir políticas públicas para frenarlos.
El detonante, rememora la reportera, fue una sucesión de asesinatos machistas que tuvieron gran repercusión en los medios de comunicación, sobre todo, el de Chiara Páez, una adolescente de 14 años que apareció enterrada en la casa de los abuelos de su novio. «Prendió la llama». Un grupo de comunicadoras feministas, en el que se encontraba Carbajal, organizó una maratón de lecturas con víctimas de violencia machista invitadas. «Fue cuando usamos por primera vez el lema #NiUnaMenos», relata. «Fue un grito colectivo».
Después, pensaron que había que ir más allá y llamar a la sociedad a las calles para protestar. «Invitamos a famosos a que se hicieran una foto con el hashtag para impulsar la convocatoria. Y la respuesta fue espectacular». Carbajal todavía se muestra sorprendida del apoyo que recibieron: numerosos deportistas, actores, artistas… se unieron a su causa.
Mientras todo eso sucedía, al hijo de Carbajal le diagnosticaron leucemia. La manifestación que habían convocado coincidía con su primera sesión de quimioterapia. Ante la elección difícil de asistir a la protesta o acompañar a su primogénito, él le dio la respuesta. «¿Cómo no vas a ir si has luchado por esto toda tu vida?», le dijo. «Me fui un rato a la marcha con esa carga», reconoce ella. De la movilización de aquel 3 de junio de 2015, Carbajal todavía recuerda lo emocionante que fue. «Por la cantidad de gente. Había niñas con sus mamás, con carteles hechos a mano. Fue impactante e inesperado».
En Argentina hay un feminicidio cada 27 horas, según las últimas cifras extraoficiales que recopilan organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres
Algunos de los reclamos que se hicieron en aquella multitudinaria movilización y las que la sucedieron se han materializado en políticas públicas. «Hasta entonces, se contaban solo los casos de feminicidios publicados en los medios. Ahora ya hay un registro a partir de las causas judiciales», comenta Carbajal. «Aunque todavía hay que hacer ajustes, porque no se contabilizan los asesinatos cuando el perpetrador se suicida, porque se extingue la responsabilidad penal». Otras muchas demandas están todavía por abordar.
A falta de leyes y políticas públicas para frenar la sangría de feminicidios, Carbajal celebra que la sociedad argentina ha tomado conciencia sobre este problema. «Y se empezaron a visibilizar otras violencias machistas como el acoso, las agresiones sexuales…», subraya. El #NiUnaMenos dejó entonces de pertenecer a un grupo de personas y se convirtió en un movimiento de muchos colectivos por todo el país. «Fue un empuje para la organización de las mujeres en los distintos territorios y ámbitos».
Pese a que Argentina cuenta con una larga tradición de movimientos feministas —desde hace 34 años organizan encuentros nacionales de mujeres —, el #NiUnaMenos supuso una revitalización, en opinión de Carbajal. Y otras causas en favor de los derechos de las mujeres han enraizado en el país latinoamericano después. La que más impulso ha tomado en los últimos años ha sido la defensa por el aborto legal, seguro y gratuito. El pañuelo verde que simboliza esta lucha ha trascendido su significado. «Las adolescentes, las hijas del #NiUnaMenos, lo llevan como un grito de libertad», afirma la periodista, que participó en un encuentro de organizaciones de la sociedad civil en La Antigua Guatemala para contar, precisamente, el impacto de las protestas en la ciudadanía y la política.
Nunca pensé que hubiera una contradicción entre mi profesión periodística y mi activismo feminista
Carbajal no ve incompatibilidad entre su activismo y la profesión periodística. «Nunca pensé que hubiera una contradicción. Mi activismo feminista es a través de los medios de comunicación, para ampliar las voces de los movimientos, de las víctimas», expone. Nunca, remarca, ha tergiversado la realidad. «Solo le he puesto una lupa gigante a estos temas para que se vieran».
También lo hace con sus libros. «El primero que publiqué, en 1999, fue La seducción permanente: verdades y mentiras de la cirugía estética«, recuerda. Diez años después, lanzó su segundo título, sobre el aborto. «Una década antes del debate que se dio en Argentina», anota. Y su Maltratadas, escrito en 2013 y publicado en 2014, también fue un adelanto de lo que estaba por venir con el #NiUnaMenos en el invierno argentino de 2015.
Este 2019, Carbajal ha publicado Yo te creo, hermana (Aguilar), sobre las violencias de género. «Todo lo que nos pasa por ser mujeres. Lo que nos hace el machismo», resume el contenido. Los relatos recogidos por la autora, en primera persona, tratan desde los abusos sexuales en la infancia hasta los llamados micromachismos, también en la profesión periodística. Con esta obra siente una responsabilidad especial porque es la primera que han leído sus hijos, el chico de 18 y la niña de 13. «Quiero que sea una espejo en el que las mujeres se saquen la culpa. Y que los varones también entiendan por qué estamos tan enojadas cuando salimos a la calle», zanja.
Fuente e imagen: https://elpais.com/elpais/2019/10/21/planeta_futuro/1571669036_406243.html