La lucha contra la educación sexista. Avances en Puerto Rico

Rosalinda Chanagá, 24 de febrero 2016

 

 
Desde que abrimos los ojos a este bello planeta, la sociedad, y en primer lugar la mayoría de nuestros padres y familiares comienzan a enseñarnos a ser diferentes.
El color de nuestra ropa, nuestra cama, e incluso nuestra habitación, cambia según el sexo. “Azul, ya que es varón” “Rosado porque es hembra” son las frases que se repiten cuando aun estamos en el vientre materno y nos esperan a la salida.
Con los juguetes sucede algo parecido. “El camión y la pistola para Pedrito” “La muñeca y el juego de cocina para Juanita” Siempre la inevitable arma de fuego o juguete de guerra para Pedrito y los deberes del hogar para Juanita como preámbulo de lo que la sociedad espera del papel que debemos jugar en la misma, soldado, macho guerrero y ama de casa.
Por muchos años la escuela contribuyó, y aun contribuye en muchos países, a reforzar ese papel. Recuerdo que nos sentaban en áreas separadas del salón de clases. Recuerdo que en nuestros juegos, si nos dejaban jugar juntos, nunca, ni de juego, un varón cocinaba para la hembra, y así cientos de ejemplos.
Hoy día, donde las mujeres accedemos cada vez más a trabajos tradicionalmente ocupados por los hombres, donde surgen oficios “unisex” como la informática que no se adscriben a sexo alguno, la sociedad comienza a comprender la importancia de la equidad de género y eso va entrando a los currículos de los centros educacionales.
La equidad de género no pretende la igualdad de género, cosa por demás imposible. De lo que se trata es que las sociedades acaben de entender que la mujer no nació para servir al hombre y que hace mucho, pero mucho tiempo, dejó de ser costilla.
La decisión tomada por el Departamento de Educación de Puerto Rico, según se puede leer en la noticia reseñada en el portal univision.com bajo el título: «Implementan currículo de equidad de género en las escuelas de Puerto Rico», avala que esto, de alguna manera, comienza a cambiar, aunque queda aún mucho sendero que recorrer para que las mujeres ocupemos el lugar legítimo que nos corresponde en la sociedad.

Rosalinda Chanagá. Colaboradora. Instituto de Investigaciones Estratégicas sobre África y su Diáspora “Centro de Saberes Africanos, Americanos y Caribeños”

Comparte este contenido: