Por: Heriberto Rivera
(Reflexiones en Cuarentena)
Al hacer referencia a la escuela en contingencia se hace desde la idea por la situación creada producto de la pandemia por la que atraviesa gran parte del mundo, es decir es una situación transicional, pues soy de los que reconozco el papel por demás insustituible del Maestro y por ende del contacto natural con los estudiantes; la escuela en contingencia podría llamarse “hogar educador”, un espacio primario para la educación en tiempos de emergencia sanitaria.
Al plantearse que desde el núcleo familiar se pueden realizar actividades para romper con el silencio de la escuela, se hace no para privilegiar y desarrollar los diferentes módulos didácticos que pueda enviar los (las) docentes a sus estudiantes.
Por el contrario, la escuela en contingencia transicional nos ofrece la extraordinaria oportunidad, para desde el hogar y ajustado al tiempo del que pueda disponer los padres y madres, dejar de lado las guías y manuales- que conforman un conocimiento cosificado, codificado y prefabricado- y en su reemplazo descubrir (educere) las diferentes experiencias que permitan desarrollar las cualidades propias de cada niño y joven desde el recinto del hogar.
Es la oportunidad entonces en la cual opera en forma concreta la aspiración donde los padres logran aprender junto a sus hijos, el compartir en el construir significados sobre realidades que tenemos y se observan en casa.
La oralidad viene a ser esa herramienta que desde siempre ha sido el elemento primario para la comunicación, permite generar una conversación cimentada en actividades compartidas que crean un recurso central mediante el cual le damos sentido a nuestras dudas e interrogantes.
De esta forma se puede lograr que una conversación tan trivial del por qué se “inflan“ o “soplan” las gustosas arepas se pueden ensayar modos de comprender, de explicar y de reflexionar acerca de las cosas (fenómenos) mas sencillas que podemos estudiar.
Una consecuencia positiva que puede traer una conversación indagatoria es la posibilidad de ir más allá de una terminología técnica, pero si es importante preguntarnos de que modo utilizamos un término en particular y lo relevante de la conexión que exista con otros conceptos involucrados en una situación planteada.
En ese sentido, se puede afirmar que en éste tipo conversación la cual lleva implícita la mayéutica socrática tiene como objetivo el lograr que los niños y jóvenes aprendan a cuestionar su propio conocimiento y a tomar conciencia de las formas de hablar entre nosotros sobre una situación de aprendizaje cualquiera es te sea a la vez que se preparan para el manejo de situaciones más complejas.
Cuando se plantea que desde el núcleo familiar se pueden realizar e incentivar varias actividades, es porque se hace necesario rescatar la tradición de la familia en el desarrollo del aprendizaje entre todos. Cierto, en casa se puede aprender con las actividades de la casa: ejemplo al momento de cocinar. Nuestras madres son tal vez las que hacen química sin saberlo, mezclan, filtran, tamizan, combinan, controlan temperatura, miden con precisión, calibran, pesan, practican a diario unidades y medidas, succionan, filetean, ahorran energía, hasta crean sus propias unidades de medida En fin, es un mundo de actividades. ¿Por qué se «inflan» o «soplan» las arepas?
Nuestros niños son los primeros que aún sin saber nos hacen preguntas que bien pueden catalogarse de «científicas», preguntas que si bien sus respuestas se consiguen con un simple «pulsar de tecla» en el PC; pero en estos momentos de pandemia deben convocar a un diálogo pedagógico familiar, aprovechando que muchos de los adultos tienen un acervo experiencial sobre como lograron obtener sus conocimientos través de experimentos sencillos y simple realizados en casa.
El ejemplo que coloco sobre el por que se «inflan» o «soplan» las apetitosas arepas son un ejemplo de como en la aparente sencillez y en la pequeñeces de las cosas tenemos un instrumento, un espacio para el aprendizaje de las mismas. Preguntas como ¿por qué el mercurio se mueve dentro de la columna de un termómetro? O ¿por qué el organismo acepta consumir arroz en la dieta diaria sin aburrirlo? En fin en las actividades que realizamos a diario y en casa hay mucho que aprender.
Por qué el cielo es azul? Ese cielo no es cielo ni es azul. ¡Lastima que no sea verdad tanta belleza!
¿Por qué el agua caliente limpia mejor la mugre que el agua fría?
En nuestros hogares tenemos materiales de diferente tipo, hemos sido presa fácil del mercado y el consumismo. Pero si los niños y jóvenes nos requieren hablar de polímeros, pegamos el grito al cielo; Los polímeros los tenemos a montón en casa, la mayoría de los envases están hechos a base de las cadenas carbonadas de polímeros y lo tenemos hasta en el cuerpo; el cabello es un de ellos.
La realidad nuestra, en casa , creo no equivocare, los niños y jóvenes tienen acceso al pc y al teléfono «inteligente», eso es importante, pero puede devenir en tragedia, pues la mayoría de los niños y jóvenes lo utilizan como «herramienta de entretenimiento «, es una adicción extrema y todo se convierte en entretener y en «pasar el tiempo «.Vivimos en la «sociedad del espectáculo «,es esa realidad virtual en la que lo importante ya no es el pensamiento, el plantearse preguntas si ya todo ha sido pensado. Hemos olvidado deliberadamente que en la duda esta el conocimiento, estamos en la expansión de la superficializacion del hábitat cultura.
Como dijo alguna vez un filósofo «yo no tengo cultura, lo que tengo es necesidad de conocimiento”; y eso es lo que necesitan nuestros niños y jóvenes y hasta los adultos la necesidad de ampliar su propia vida, la cual es muy breve. El confinamiento al cual estamos sometidos a consecuencia de la pandemia 2020, nos debe llevar a superar en la casa la «pedagogía del cuatro por dos», pues en casa se abre una gama diversa de oportunidades para el aprendizaje, acompañada de la pedagogía del amor. Ver el mundo haciendo cada uno su propia experiencia y haciendo propia las experiencias positivas de los demás.
Los niños y jóvenes muchas veces preguntan para que nos sirve el aprender. Dicha interrogante no es nueva.
Hace 2300 años, un joven estudiante de geometría preguntó a Euclides: «¿Qué es lo que ganaré aprendiendo estas cosas?”. El Maestro llamó a su esclavo y le dijo: “dale unas monedas pues parece que este debe ganar algo con lo que aprende». Esa es otra realidad que tenemos hoy, aprender para obtener un beneficio meramente económico. Ese ejemplo lo tienen muchas familias, cuando los hijos observan que sus padres sin mayor esfuerzo académico han acumulado riquezas.
La vida es mucho más que estar sujeta al aquí y al ahora, a la limitada de la esfera de la producción. Las actividades en casa deben valorar la relevancia y la importancia del conocimiento desde lo mas simple hasta lo complejo, y mas si tratamos de superar el pensamiento simple- disyuntivo y hacerlo mas interdisciplinario, que vaya aprendiendo la interrelación de las cosas del mundo.
La escuela no puede seguir siendo concebida como un entretenimiento, aprendiendo sin esfuerzo.
Las leyes de la naturaleza son los pensamientos matemáticos de Dios.
Aprender de las cosas más sencillas.
Artículo enviado por el autor a OVE