Han pasado tres años desde que alrededor de 740.000 personas de etnia rohinyá huyeron de la campaña de violencia selectiva de las fuerzas armadas myanmaras en el estado de Rajine para dirigirse a los campos de personas refugiadas en Bangladesh. Sin embargo, la población rohinyá que se quedó en Myanmar sigue enfrentándose a múltiples peligros en su vida, y las violaciones de derechos humanos no han cesado.
En enero, como parte de una causa abierta contra Myanmar por presunto genocidio, el máximo tribunal de las Naciones Unidas ordenó que el Estado myanmaro protegiera a los rohinyás. Aun así, igual que en 2017, Amnistía Internacional continúa recibiendo vídeos y fotografías de violaciones de derechos humanos en el estado de Rajine. En este blog explicamos cómo se ha verificado la localización de algunas de las imágenes de vídeo recibidas recientemente por Amnistía Internacional, y cómo revelan el alcance de los abusos que siguen cometiéndose actualmente contra la población rohinyá.
Crímenes contra la humanidad
En 2017, un equipo de investigación de Amnistía Internacional estaba trabajando sobre el terreno en Cox’s Bazar (Bangladesh), destino de muchas de las personas refugiadas rohinyás. Entrevistamos a personas en los campos, dejándoles espacio para contar su historia. También verificamos los vídeos que llevaban consigo en sus teléfonos móviles, utilizando imágenes de satélite para confirmar lo que nos contaban. Todo ello llevó a Amnistía a calificar la violencia sistemática de “crímenes contra la humanidad”. La Corte Penal Internacional puso en marcha una investigación, y el Consejo de Derechos Humanos de la ONU estableció la Misión Internacional Independiente de Investigación sobre Myanmar. El gobierno de Myanmar pasó a ser un paria en la escena internacional.
Desde entonces, la vigilancia todavía resulta más difícil. Uno de los motivos ha sido el prolongado bloqueo de Internet móvil, que ha durado más de 12 meses en muchos municipios del estado de Rajine, y continúa con unos servicios limitados de telefonía 2G. Donde hay conectividad actualmente, es lenta o ineficaz. No obstante, las imágenes de vídeo recibidas, verificadas y publicadas por Amnistía Internacional demuestran que la situación sobre el terreno sigue siendo grave en el norte del estado de Rajine. De hecho, la población rohinyá que no cruzó la frontera para huir a Bangladesh continúa en estado de sitio: asediada por el gobierno, que no ha desmantelado el régimen de segregación que rige todos los aspectos de su vida; asediada por el conflicto, ya que los enfrentamientos armados entre las fuerzas armadas de Myanmar y el Ejército de Arakan, grupo armado étnico de Rajine, continúan en forma de sangrientas batallas y la población civil —rohinyás y otras minorías diversas— está atrapada en el fuego cruzado; y asediada por la amenaza que representa la pandemia de COVID-19, en un estado donde ya soportan unos servicios médicos vergonzosamente desiguales e inadecuados. Además, Myanmar está haciendo modificaciones del paisaje en varias zonas del norte del estado de Rajine que dificultarán aún más el retorno al hogar de la población refugiada rohinyá.
Las pruebas que hemos publicado para conmemorar el tercer aniversario provienen de activistas del norte del estado de Rajine que corren riesgos a diario para grabar estos hechos. Los vídeos reflejan muertes de rohinyás, corrupción y nuevas estructuras administrativas extendiéndose por las tierras de esa comunidad. Este contenido, grabado en 2020, se entregó a Evidence Lab, del Programa de Respuesta a las Crisis de Amnistía, y al equipo de investigación sobre Myanmar de Amnistía, que han trabajado juntos para verificarlo de manera independiente.
El proceso de verificación siempre es importante, ya que en Myanmar es habitual que circule contenido sobre casos anteriores con la pretensión de que corresponde a atrocidades recientes. Además, dado que gran parte del contenido ha sido grabado por personas que han corrido graves riesgos, es primordial preservar su seguridad. En muchos casos no podemos revelar el lugar ni el momento de las grabaciones. Sin embargo, en el caso de un vídeo grabado desde las inmediaciones del pueblo de Nan Yar Kone, en el distrito de Kun Taing, municipio de Buthidaung (estado de Rajine), sí podemos.
Pruebas en vídeo de apropiaciones de tierras
En el citado vídeo aparece una zona de obras. Activistas nos contaron que es la sede de una nueva escuela tecnológica pública en terrenos que pertenecen a la comunidad rohinyá. Pero, desde la distancia, ¿cómo confirmamos que este vídeo realmente se grabó cerca del pueblo de Nan Yar Kone y que es reciente?
El primer paso de este proceso es averiguar si el pueblo existe realmente y, si es así, determinar sus coordenadas geográficas. La Unidad de Gestión de la Información sobre Myanmar ha creado una base de datos con los nombres y localizaciones de muchos pueblos y municipios.
Descargado como hoja de cálculo, el archivo es grande y difícil de manejar pero, si se dedica un tiempo a estudiarlo, buscar las coordenadas de pueblos myanmaros nombrados es relativamente sencillo. Averiguamos que existe el pueblo de Nan Yar Kone, en el distrito (subdivisión de los municipios rurales de Myanmar) de Kun Taing, municipio de Buthidaung. El nombre al menos coincide con el que nos dijeron nuestras fuentes. Las coordenadas de Nan Yar Kone son: 20.875150, 92.5463027.
Google Earth Pro
Sin embargo, no basta con encontrar el nombre del pueblo y sus coordenadas geográficas para confirmar la localización del vídeo. Introduciendo las coordenadas en Google Earth Pro pudimos acceder a imágenes satelitales del pueblo y examinarlas. Justo al este del pueblo vimos lo que parecía una zona de obras.
Pero, ¿era reciente? Para averiguarlo utilizamos la función de imágenes históricas de Google Earth Pro. Examinando las imágenes históricas observamos que las obras ya estaban en marcha en septiembre de 2019 y que el terreno era un solar en 2017. Sin embargo no había imágenes disponibles de 2017 a 2019, por lo que no podíamos saber la fecha exacta del inicio de la construcción. Enseguida volveremos sobre eso…
¿Coinciden los edificios?
El siguiente paso era confirmar que los edificios coinciden. En el vídeo —que, según nos dijeron, se grabó en enero de 2020— pueden verse tres estructuras principales. Todos se corresponden con las imágenes de satélite.
Si se observa atentamente el edificio situado en el extremo izquierdo, se ve un tejado azul que aparece en las imágenes satelitales de marzo de 2020 pero no en las de noviembre de 2019. Las imágenes de satélite establecen el marco temporal en que se grabó el vídeo, que confirma lo que nos contaron.
¿Cuándo comenzó la construcción?
Como ya se ha dicho, las imágenes históricas sólo nos permitían remontarnos hasta septiembre de 2019, cuando las obras ya estaban en marcha. Entonces, ¿cómo podemos saber cuándo comenzó realmente la construcción? En Evidence Lab, del Programa de Respuesta a las Crisis de Amnistía, aprovechamos nuestra asociación con Planet Labs para utilizar imágenes de inferior resolución y descubrimos que la construcción empezó entre el 28 de marzo y el 3 de abril de 2019.
Más pruebas
El siguiente paso es descubrir más información que esté públicamente disponible. Mediante una serie de sencillas búsquedas en Google utilizando palabras clave surgió una historia publicada en el sitio web The Stateless en febrero de 2019, según la cual en Nan Yar Kone se habían usurpado más de nueve hectáreas de terreno para construir una “escuela secundaria pública de tecnología”. En primer lugar, como con todas las fuentes, abordamos la información desde el prisma de la verificación. En este artículo destaca un dato: una apropiación de más de nueve hectáreas de terreno para construir la escuela.
En Google Earth Pro es posible delimitar la zona de obras. Usando la herramienta de medición de Google Earth Pro podemos medir el área. Con la herramienta Polígono se puede medir el vallado perimetral de las obras, y el resultado, prácticamente idéntico al dato publicado en el artículo, son nueve hectáreas.
Consideraciones éticas
En este vídeo describimos varias de las violaciones de derechos humanos que sigue sufriendo la población rohinyá en el estado de Rajine. Muchos de los vídeos que recibimos, que suman casi dos horas de contenido, muestran los momentos inmediatamente posteriores a explosiones de proyectiles de artillería o minas terrestres, a incendios provocados en pueblos, a desplazamientos y a extorsiones.
Seleccionamos cuidadosamente imágenes que contaran la historia de lo que está pasando actualmente en el norte del estado de Rajine —sin revelar identidades ni poner en grave peligro a quienes sufren estas situaciones— pero también tuvimos muy en cuenta que la gente necesita que el mundo conozca sus historias. Aunque la tragedia de los rohinyás en Myanmar ocupó titulares hace tres años, hoy está lejos de salir en las portadas. Contar estas historias durante un bloqueo de Internet móvil, cuando la gente corre riesgos para obtener vídeos y fotos que demuestren los abusos, es difícil. Se lo debemos a personas valientes que asumen tales riesgos para compartir sus historias. Garantizar la verificación exhaustiva en todo el proceso es fundamental para transmitir correctamente estas historias.
Con los problemas generales de acceso a que tienen los observadores independientes en el estado de Rajine, agravados por las restricciones del gobierno myanmaro y la pandemia de COVID-19, las grabaciones de vídeo, imágenes satelitales y otros datos para monitorear los acontecimientos son herramientas que aumentan nuestra capacidad de recopilar pruebas y exigir responsabilidades a las autoridades de Myanmar.
La población rohinyá no puede seguir esperando justicia, y la comunidad internacional de derechos humanos no puede dar la espalda a su terrible situación.
Fuente: https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/blog/historia/articulo/violaciones-de-los-derechos-humanos-de-la-poblacion-rohinya-en-la-actualidad/