Noticia/10 septiembre 2020/elpais.com
Hay más de 1.100 millones de mujeres menores de 18 años en el mundo y esta serie documental recoge, de la mano de Unicef, el testimonio de 16 de ellas en nueve países contando cómo ha afectado la covid-19 en sus vidas. La primera entrega, de cinco, llega desde India, Níger, Chad y Nepal. La ofrecemos en castellano en exclusiva
«La gente aquí tiene miedo porque la covid-19 no tiene ninguna cura conocida», dice Madhu, desde Nepal. «Extraño bastante a mis amigos», contesta Antsa, en Madagascar. En los últimos meses, nuestras vidas se han visto afectadas por la pandemia de la covid-19. Para las niñas de todo el mundo, esto ha significado enfrentar crecientes amenazas a su seguridad y bienestar, incluidas prácticas nocivas, como la violencia, la explotación, el abuso, la exclusión social y la separación de sus tutores, padres y amigos.
El cierre de escuelas, los servicios de salud y protección para contener la propagación de la covid-19 deja a las niñas aún más vulnerables, intensificando la crisis actual. Si bien la pandemia ha recibido una amplia cobertura, las voces y las historias de las adolescentes a menudo han desaparecido, aunque están y se verán muy afectadas. “Actualmente, muchos padres no tienen trabajo ni dinero para las cuotas escolares. Entonces, han comenzado a planear enviar a sus hijos a trabajar. En el caso de las niñas, es posible que planeen casarlas a una edad temprana». Sangamithra, India.
En Unicef queremos instar a los gobiernos y a los responsables políticos a que reconozcan la vulnerabilidad de las niñas y adolescentes y les garanticen el acceso a una educación de calidad y a servicios legales, de justicia y de salud, incluidos los de salud sexual y reproductiva. Además, pedimos que se preste más atención a las adolescentes especialmente vulnerables, como las que ya están casadas, viudas o divorciadas, las madres adolescentes que han sufrido la mutilación genital femenina. Garantizar que sus necesidades y vulnerabilidades se registren con datos y pruebas durante y después de la pandemia. En definitiva, asegurar que se escuchen las voces de las niñas y adolescentes y se consideren sus pensamientos e ideas en políticas y programas que afectan directamente a sus vidas.
Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/09/01/planeta_futuro/1598973106_842144.html