Educación y Transdisciplinariedad

Por: Oscar Zamora Zambrano

Introducción

Un estado de cosas convulso, en el que la sobrevivencia de la especie humana está en juego, permite evidenciar la necesidad perentoria que tenemos de comprender la realidad, para entonces tener la posibilidad de emprender esfuerzos que apunten a su transformación. En medio de esta tarea urgente, la humanidad puja por comprender lo que sucede en un espacio que media entre las partículas que colisionan en las entrañas de los átomos hasta lo astronómicamente gigantesco que va años luz más allá del planeta que habitamos. El sólo reconocimiento de la infinitud de este maravilloso escenario permite prefigurar su condición compleja.

En “La teoría del todo”, película basada en el libro “Hacia el infinito. Mi vida con Stephen Hawking” de Jane Wilde Hawking, se recrea una conferencia en la que el científico expone lo siguiente:

… sólo somos una rama avanzada de primates en un planeta menor que orbita alrededor de una estrella común, en la periferia de una galaxia, entre otras cien mil millones de galaxias. Pero, desde el principio de la civilización, las personas han deseado entender el orden subyacente del mundo. Debe haber algo muy especial sobre la naturaleza de los límites del universo y lo que puede ser mas especial que eso, es que no haya límites. (Hawking citado en McCarten, 2014).

El planteamiento de Hawking expresa, por una parte, la inconmensurable complejidad del universo y por otra, el deseo irrefrenable del ser humano por comprenderlo. Pero la complejidad, más allá de la etimología de la palabra y de la carga semántica impuesta por el sentido común, ha devenido en una categoría en sí misma compleja para definir. En este sentido, el principal exponente de la teoría de la complejidad afirma que es complejo “aquello que no puede resumirse en una palabra maestra, […] lo complejo no puede resumirse en el término complejidad, retrotraerse a una ley de complejidad, reducirse a la idea de complejidad” (Morín, 1990, p. 21).

Se inicia este escrito abordando la complejidad, por considerar que esta condición sustenta y justifica la transdisciplinariedad. Manfred Max-Neef (2004, p. 2) afirma que esta condición convulsa de la sociedad actual, caracterizada por “migraciones forzosas, pobreza, crisis ambientales, violencia, terrorismo, neo-imperialismo, destrucción de tejidos sociales [no] puede ser adecuadamente abordada desde el ámbito de disciplinas individuales específicas. Se trata de desafíos claramente transdisciplinarios”.

Al explicar el principio dialéctico de concatenación universal, Rodrigo Navarrete (2007, pp. 66-67) concibe la realidad “como un todo estructurado y orgánico en donde todos los objetos y fenómenos que la componen mantienen relaciones de interacción a través de una compleja de red de conexiones, directas o indirectas”. Esta madeja de fenómenos interconectados es lo que plantea que “El desafío de la complejidad [sea] el de pensar complejamente como metodología de acción cotidiana, cualesquiera sea el campo en el que desempeñemos nuestro quehacer” (Pakman citado en Morín, 1990, p. 14), y es precisamente la transdisciplinariedad una manera de instrumentalizar el pensamiento complejo, para revertir la tendencia simplificadora que viene implicando disyunción y atomización de los fenómenos de la realidad en su dimensión gnoseológica y epistemológica, en procura de neutralizar el riesgo de que también se asuman fragmentados los fenómenos en su condición ontológica.

Duque (2000) refiere que “La metodología de la investigación transdisciplinar está determinada por: los niveles de realidad, la lógica del tercero incluido, y por la complejidad”. Otros autores, como Edgar Serna, reivindican al Maestro Paulo Freire respecto a la transdisciplinariedad, encontrando que en su pensamiento “la complejidad y la dimensión universal trascienden hacia la transdisciplinariedad como otro tema central de su obra. Porque como educador debe transitar a través de y en relación con diversas áreas del conocimiento” (Serna, 2016, p. 215).

La transdisciplinariedad y los nuevos desafíos en la educación universitaria

Docencia, Investigación y Extensión, son en modo general, las funciones que se le ha asignado a la Universidad por asociación a la educación universitaria, introduciéndose I+D (Investigación y Desarrollo) en la ecuación original. Pero en un mundo con abismales asimetrías sociales y económicas, en virtud de un modelo de sociedad global clasista, habría que establecer ciertas consideraciones cuando se trata de precisar los desafíos en la educación universitaria, pues no serán de la misma orientación los desafíos de la educación universitaria de un país industrializado, que los desafíos en algunos de los países denominados emergentes o subdesarrollados.

La revisión de algunos antecedentes de capital importancia, ayudan a nutrir el contexto de los desafíos de la educación universitaria, particularmente en Venezuela y en países cuyas condiciones histórico-sociales y geoestratégicas puedan asimilarse:

  • Decreto del 24 de junio de 1827 promulgado por el Libertador Simón Bolívar, para entonces Presidente de Colombia (la Grande), en el que se dictaban los Estatutos Republicanos de la Universidad Central de Venezuela, los cuales iban dirigidos a reformar la vieja universidad colonial, elitista y eclesiástica, para dar paso a una nueva institución, democrática, impulsada por una auténtica vocación científica y que fuese abierta a sectores sociales que hasta entonces la tenían vedada por razones de casta.
  • Movimiento de la Reforma Universitaria de Córdoba, Argentina, en 1918, en el que se propuso crear una Universidad que rompiera con el modelo colonial y aristocrático que imperaba entonces en Latinoamérica.
  • Movimiento de Renovación Universitaria de finales de la década de 1960 en Venezuela, el cual tenía como propósito impulsar un cambio radical en las estructuras académicas Universitarias.

Se puede notar que ha existido una pugna histórica entre sectores conservadores y sectores progresistas en torno a la posibilidad de un sistema educativo universitario más democrático, verdaderamente científico y definitivamente conectado y comprometido con los más altos intereses de los pueblos de Latinoamérica. Particularmente en Venezuela, expresados estos intereses como fines esenciales del Estado en el texto Constitucional.

En cuanto a la caracterización de la educación universitaria de aquellos años de la década de 1960 del Movimiento de Renovación Universitaria, que mantuvo sus atributos fundamentales durante todo el siglo XX y que ha persistido en su influencia aún por estos días, serán referidas las posturas de tres investigadores latinoamericanos, activos militantes de las luchas por la renovación universitaria. Estas referencias, por cierto, abundan en argumentos que evidencian las asimetrías de las condiciones económicas-políticas-sociales y por tanto, el imperativo de diferenciar los desafíos y su signo político:

  • Oscar Varsavsky (2006), por ejemplo, afirma que la universidad latinoamericana “padece un defecto esencial: no es nuestra”. Añadiendo que esta viene a representar un enclave que reproduce la concepción de ciencia, tecnología y técnica entronizada en la cultura occidental, y por esta vía, reproduce y promueve su modelo de industrialización y economía, sus patrones de consumo, la noción de trabajo y de sociedad. Para Varsavsky, la universidad latinoamericana ha sido diseñada históricamente para transmitirnos e inocularnos el “estilo cultural” que celebran los grandes medios de comunicación y la grandes editoriales, al punto en que pretenden sea la única opción para “salir” del subdesarrollo.
  • Darcy Riveiro (2006), por su parte, manifiesta que la situación de sujeción de la universidad latinoamericana respecto a la universidad de las potencias occidentales se explica por los efectos de la dependencia socioeconómica y cultural que pesa sobre América Latina desde los tiempos de la colonia. Según Riveiro, las élites políticas, científicas e incluso académicas latinoamericanas sólo han aspirado una “modernización” que permita la incorporación de nuestros países en el mercado mundial como proveedores seguros de materia prima, en condiciones de calidad, cantidad y bajos precios, y al mismo tiempo como destino comercial cautivo de productos elaborados y de tecnología depredadora del medio ambiente y de la salud de los trabajadores. Añade Riveiro que de esta forma, la universidad latinoamericana ha sido connivente con el sistema capitalista, en cuanto que reivindica la tesis de las etapas del crecimiento económico de Walter Rostow, según la cual, para alcanzar altos niveles de industrialización hay “… un sólo proceso de desarrollo y que este era lineal, acumulativo e igual para todos los países” (Boron, 2009).
  • Mientras que José Rafael Núñez Tenorio (2009), plantea que la universidad latinoamericana ha sido cómplice de la política neocolonizadora que desarrolla los Estados Unidos de Norteamérica. Para Núñez Tenorio, desde esta perspectiva se ha concebido a la universidad como una entidad meramente instrumental, tecnocrática y convenientemente elogiada como “moderna” por los centros de poder global, generadora de profesionales útiles al sostenimiento de un modelo dependiente y cada vez más subdesarrollado. La universidad latinoamericana, según este autor, está sostenida por élites políticas entreguistas que promueven, por la vía de la distorsión curricular y otros mecanismos, una conciencia neocolonial, aunque barnizada de una condición dizque “científica” y “tecnológica”. Núñez Tenorio considera que la dirigencia estadounidense no tiene dudas en cuanto a lo que considera “conveniente” a los intereses de los pueblos latinoamericanos en el plano universitario, por ello sutilmente desarrolla acciones dirigidas a ganar conciencias neocoloniales en nuestros países, conciencias enajenadas en favor de los intereses de los centros de poder global. El investigador destaca que tales acciones “persiguen fines bien precisos, al servicio de la política estadounidense de sumisión colonial de nuestra cultura y nuestras universidades”.

En correspondencia con la complejidad de los desafíos de naciones que procuran su emancipación científica y tecnológica para apuntalar su desarrollo económica autónomo y autodeterminación política, la teoría transdisciplinarprovee vías para el abordaje de la realidad, procurando una aproximación a la esencia de los fenómenos, en franco diálogo entre las distintas disciplinas.

Educación, práctica educativa y abordaje de la realidad desde una perspectiva transdisciplinaria

La educación no representa un fin en sí misma, esta sólo tendrá un sentido trascendente si logra sustentar la libertad de conciencia, fomentar la valoración crítica de la realidad, apuntalar la defensa y el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, el ejercicio democrático de la voluntad popular, la construcción de una sociedad justa y amante de la paz, y la promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo, tal como lo establece el Artículo 3 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

Para asegurar que la educación, en tanto proceso fundamental de la sociedad venezolana cumpla su elevado rol, es menester que sus métodos y la filosofía que le sustenta sean permanente revisados y actualizados. En este sentido, en 2015, con ocasión del Proceso de Transformación Curricular del Subsistema de Educación Media emprendido por el Ministerio del Poder Popular para la Educación venezolano, se pudo comprobar la necesidad de promover una práctica educativa que implique la capacidad de intervenir la realidad desde una perspectiva transdisciplinar.

 En el aparte de diagnóstico del Documento General de Sistematización de las Propuestas Pedagógicas y Curriculares Surgidas en el Debate y Discusión y Orientaciones Fundamentales se puede leer:

Hay jóvenes que expresan que sus clases, sus ‘profes’ son aburridos, que no cuentan con espacios para aprender a saber, más allá del sistema disciplinar, asignaturizado, fraccionado y atomizado, creando cabezas entrenadas, adiestradas, enajenadas y dominadas por un pensamiento simple, que inclusive, los y las imposibilita a comprender el mundo complejo y multidimensional en el cual les ha correspondido vivir. (MPPE, 2015, p. 25)

Este hallazgo en el diagnóstico es explicado en el documento desde la Teoría del Pensamiento Complejo de Edgar Morin, refiriendo la tensión entre la aspiración a un saber no parcelado y no reduccionista y la aceptación de que la búsqueda de la verdad científica implica el reconocimiento de la incompletitud, de la posibilidad de vivir en permanente incertidumbre siempre que se transite un proceso de indagación permanente.

Más adelante en la argumentación para desarrollar un currículo nacional integrado y actualizado, se asimila tal integración al enfoque inter y transdisciplinar.

Conclusiones

La transdisciplinariedad, en tanto modo de abordaje del hecho educativo, es hoy un imperativo si se pretende objetivar lo que hasta ahora ha pasado desapercibido en la relación estudiante-docente, docente-comunidad, docente-docente. De modo que se potencien en los centros educativos todas sus capacidades transformadoras comunitarias.

La transdisciplinariedad, así como el pensamiento complejo dispuestos como plataforma operativa de los estudiantes frente a la realidad que deben enfrentar y a la naturaleza que deben armónicamente dominar, se constituye en un mandato si se quiere superar las contradicciones de un orden global que cada día somete con mayor crueldad y sin disimulo a un sector inmensamente mayoritario de la población mundial, a decir de Paulo Freire, los desharrapados del mundo: “Quienes instauran el terror no son los débiles, […] sino los violentos, quienes, con su poder, crean la situación concreta en la que se generan los ‘abandonados de la vida’, los desharrapados del mundo” (Freire, 1970, p. 56).

Referencias

Boron, A. (2009). Socialismo siglo XXI: ¿Hay vida después del neoliberalismo. Caracas: Monte Ávila.

Duque, R. (2009). Disciplinariedad, interdisciplinariedad, transdisciplinariedad: vínculos y límites (II).  Semestre Económico [Revista en línea]. 4(8), 145-158. Disponible: https://revistas.udem.edu.co/index.php/economico/article/view/1398 [Consulta: 2021, marzo 13]

Freire, P. (1970). Pedagogía del oprimido [Libro en línea]. Disponible: https://fhcv.files.wordpress.com/2014/01/freire-pedagogia-del-oprimido.pdf [Consulta: 2021, marzo 13]

Max-Neef, M. (2004). Fundamentos de transdisciplinaridad [Documento en línea]. Disponible: http://ecosad.org/phocadownloadpap/otrospublicaciones/max-neef-fundamentos-transdisciplinaridad.pdf [Consulta: 2021, marzo 13]

McCarten, A. (Productor/Guionista), Marsh, J. (Director) y Hawking, J. (Escritora). (2014). La teoría del todo [Película]. Reino Unido: Working Title Films.

Ministerio del Poder Popular para la Educación. (2015). Proceso de transformación curricular para la educación media general en la modalidad jóvenes y adultos: documento general de sistematización de las propuestas pedagógicas y curriculares surgidas en el debate y discusión y orientaciones fundamentales [Documento en línea]. Disponible: https://siteal.iiep.unesco.org/sites/default/files/sit_accion_files/ve_0462.pdf [Consulta: 2021, marzo 13]

Morin, E. (1990). Introducción al pensamiento complejo [Libro en línea]. Disponible: https://norberto2016.files.wordpress.com/2016/10/morinedgar_introduccion-al-pensamiento-complejo_parte1.pdf [Consulta: 2021, marzo 13]

Navarrete, R. (2007). Nosotros y los otros: aproximación teórico-metodológica al estudio de la expresión de la etnicidad en la cerámica de las sociedades barrancoide y ronquinoide en el bajo y medio Orinoco (600 a.C.-300 d.C.). Caracas: Monte Ávila.

Núñez, J. (2009). Renovar la renovación: Hacia la constituyente universitaria. Caracas: El perro y la rana.

Riveiro, D. (2006). La universidad nueva: Un proyecto. Caracas: Biblioteca Ayacucho.

Serna, E. (2016). La Transdisciplinariedad en el pensamiento de Paulo Freire.  Revista de Humanidades [Revista en línea]. 33, 213-243. Disponible: https://www.redalyc.org/pdf/3212/Resumenes/Resumen_321246548009_1.pdf [Consulta: 2021, marzo 13]

Varsavsky, O. (2006). Hacia una política científica nacional. Caracas: Monte Ávila.

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