Por: Sofía García-Bullé
La dislexia y la disgrafía van de la mano para entender la dificultad de algunos alumnos para aprender a leer y escribir correctamente.
Los desórdenes de aprendizaje han representado un obstáculo histórico para la calidad de la experiencia educativa de millones de personas. Si bien hoy en día sabemos más sobre estas situaciones cognitivas y la tecnología nos ha llevado a favorecer el uso de computadoras y dispositivos electrónicos en vez de libreta y lápiz, problemas como la dislexia y la disgrafía no han desaparecido solo se hacen presentes en otro contexto.
Para fines explicativos, la dislexia se refiere a un trastorno la identificación de sonidos y su relación con las letras, a falta de esa conexión, la lectura se complica. La disgrafía, por otro lado, es un trastorno de escritura que complica el ejercicio motriz de manuscribir o el distinguir entre la forma de las letras al momento de leer o de escribir.
Para identificar a una persona como dislexia o disgrafía es necesario tomar en cuenta que estos obstáculos de aprendizaje están completamente desligados al nivel de inteligencia o cociente intelectual de los alumnos. ¿Pero cómo intersectan estas discapacidades en un contexto educativo en el que se teclea mucho más de lo que se escribe?
La dislexia y el teclado
El uso de libreta, lápiz y pluma ha decaído significativamente en el ejercicio de la educación, especialmente ahora que es a distancia, se ha vuelto un recurso eje para la continuidad didáctica en tiempos de pandemia. Pensaríamos que esto pudiera jugar en contra en el aprendizaje para la lectura y escritura de alumnos con dislexia o disgrafía, porque no realizan con tanta frecuencia la actividad de escribir a mano, sin embargo, el uso inteligente del teclado puede hacer una enorme diferencia en su proceso didáctico.
El teclado ayuda a los estudiantes a visualizar un orden de la imagen de las letras, si tiene problemas para asociarlas con un fonemas y la memoria muscular que se desarrolla al practicar el uso del instrumento, el teclado les ayuda a formar la estructura cognitiva para procesar correctamente la escritura, la lectura, la comprensión y la comunicación. Cursos de mecanografía en computadora ofrecen recursos de apoyo como letras más legibles, colores para asociar diferentes secciones del teclado, sonidos para ir identificando la relación del ruido con las letras y palabras.
Cabe también la posibilidad de que el tipo de dislexia que un alumno experimenta obstaculice un uso óptimo del teclado para escribir, a esta clase muy particular de trastorno se le llama dystypia en inglés. Para este problema existen tanto teclados específicamente diseñados como aplicaciones para mejorar la habilidad del educando para la escritura, expresión y lectura.
La tecnología de revisión gramática y predicción de textos ha sido instrumental para completar palabras al momento de escribir. La mayoría de los recursos de apoyo para personas con dislexia y disgrafía parten de estas funciones.
¿Tienes alumnos con dislexia o disgrafía? ¿Has tenido estos problemas durante tu vida estudiantil? ¿Cómo ha sido tu experiencia? ¿Qué recursos has utilizado para superar las dificultades impuestas por esta situación cognitiva? ¿Crees que la tecnología ha hecho más fácil el aprendizaje con estas discapacidades? Cuéntanos en los comentarios.
Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/dislexia-era-digital