UNESCO publica Informe Mundial de Ciencia (Resumen Ejecutivo)

Unesco 7 15-06-2021

La pandemia ha dinamizado los sistemas de conocimiento

La pandemia de COVID-19 se ha cobrado un elevado precio humano y económico, pero también ha dinamizado los sistemas de producción de conocimientos.

Durante la pandemia, en los Estados Unidos de América se produjo una movilización sin precedentes en la industria de la biociencia. A mediados de 2020, se calcula que existían más de 400 programas de investigación farmacológica destinados a erradicar la enfermedad. Estas medidas se basaban en la Operación Warp Speed de la Casa Blanca, una asociación público-privada que destinó unos 9 000 millones de dólares al desarrollo y la fabricación de vacunas candidatas, en particular mediante acuerdos de compra anticipada (véase el capítulo 5).

El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas del Líbano publicó una convocatoria urgente para la gestión de la COVID-19 ya en marzo de 2020. Esta iniciativa desembocó en la aceptación de 29 proyectos de investigación relacionados con la pandemia, como la política de vacunación, el desarrollo de pruebas rápidas y el uso de la inteligencia artificial para apoyar el diagnóstico temprano de la enfermedad y evaluar sus efectos en la salud mental de los trabajadores que están en primera línea (véase el capítulo 17).

Numerosos países han acelerado sus procesos de aprobación de propuestas de proyectos de investigación. Por ejemplo, a principios de abril de 2020, las agencias de innovación de la Argentina, el Brasil y el Uruguay habían lanzado convocatorias de investigación con un proceso de aprobación acelerado. Las dos agencias de innovación del Perú redujeron su tiempo de respuesta a dos semanas (véase el capítulo 7).

En octubre de 2020, la Organización Mundial de la Salud1 informó de que África contaba con alrededor del 13% de las 1 000 tecnologías nuevas o modificadas existentes que se habían desarrollado en todo el mundo para luchar contra la pandemia, lo cual se aproxima a su porcentaje de población mundial (14%). El 58% de estas aportaciones consistía en soluciones digitales como chatbots (asistentes virtuales), herramientas de autodiagnóstico y aplicaciones de rastreo de contactos. Otro 25% de las soluciones se basaba en la impresión tridimensional (3D) y un 11% en la robótica (véase el capítulo 20).
En abril de 2020, el Gobierno encargó al Observatorio de Radioastronomía de Sudáfrica la gestión de las medidas nacionales para diseñar, producir y adquirir 20 000 respiradores pulmonares. Este organismo fue elegido por su experiencia en el diseño de sofisticados sistemas para
el radiotelescopio MeerKAT en el Cabo Septentrional. En diciembre de 2020 se habían producido 18 000 unidades y se habían distribuido 7 000 (véase el capítulo 20).
La India ha centrado su respuesta frente a la pandemia en la producción de soluciones de bajo costo y exportables en tres ámbitos principales: la investigación y la fabricación de vacunas; la fabricación de versiones genéricas de medicamentos “innovadores”; y la ingeniería frugal de dispositivos médicos de gran demanda, como los respiradores pulmonares de bajo costo (véase el capítulo 22).
Los productos farmacéuticos no constituían una industria prioritaria en la Estrategia Nacional de Exportación de Sri Lanka 2018-2022 hasta que la crisis de la COVID-19 espoleó la demanda. Esto llevó al Gobierno y al sector privado a invertir 30 millones de dólares en una nueva fábrica de productos farmacéuticos en 2020 en la zona franca industrial de Koggala (véase el capítulo 21).
La crisis de la COVID-19 ha puesto de manifiesto la conveniencia de reforzar los vínculos entre los sectores público y privado para la producción de equipos, como ventiladores pulmonares, mascarillas, medicamentos y vacunas. A principios de 2020, un equipo de ingenieros biomédicos de la Universidad de Antioquía (Colombia) diseñó un ventilador pulmonar de bajo costo en colaboración con el Hospital San Vicente de Paúl, gracias a un proyecto patrocinado por el Centro de Desarrollo Empresarial Ruta N Medellín. Este ventilador fue aprobado a mediados de 2020 por el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (INVIMA) y fabricado por empresas especializadas en electrodomésticos y automóviles que habían adaptado sus cadenas de montaje. Los desarrolladores utilizaron técnicas de código abierto, de modo que otros fabricantes han podido descargar el mismo diseño (véase el capítulo 7).
Numerosos gobiernos han ofrecido incentivos a las pequeñas y medianas empresas (PYME) para hacer frente a la pandemia. En Irán, la campaña Corona Plus ofreció incentivos financieros a las empresas emergentes en 2020 para ayudarles a producir material médico, en particular equipos de protección y respiradores (véase el capítulo 15).

Extracto del informe

Adjunto el resumen ejecutivo

Informe de ciencia de la unesco

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