Desde el presidencial Palacio del Planalto, en Brasilia, el mandatario destacó entre sus anuncios el Programa de Acción en Seguridad (PAS), que incluye medidas para combatir la violencia en las escuelas, que ahora pasan a ser catalogados como crímenes atroces.
Entre hechos recientes de este tipo, en junio pasado un exalumno de una escuela en la región metropolitana de Londrina, en el sur de Brasil, asesinó a una estudiante e hirió a otro tras perpetrar un ataque armado en el centro educativo, mientras que en noviembre del año pasado un adolescente asesinó a tres personas, mientras que otras nueve resultaron heridas, durante un ataque armado perpetrado en dos escuelas de Aracruz, en la región norte de Espíritu Santo.
El Jefe de Estado de Brasil también resaltó el Plan de Seguridad y Soberanía para la Amazonía (AMAS), dirigido a aplacar la creciente violencia en la mayor selva tropical del mundo, especialmente para enfrentar las actividades del narcotráfico, la minería ilegal y los crímenes ambientales.
AMAS prevé una inversión de 2.000 millones de reales para el montaje de bases y la compra de patrullas, armas, helicópteros y lanchas blindadas destinadas a las fuerzas de seguridad que actúan en esa región.
«En la Amazonía, con 5 millones de kms cuadrados, un área mayor que Europa, es que se está fomentando el crimen organizado, el narcotráfico y todo lo que es ilícito en Brasil. Tenemos que actuar para que no sea en la selva brasileña, tan deseada para ser preservada por todo el mundo, que se fomente la violencia», aseveró Lula.
El Presidente brasileño también anunció nuevas medidas para restringir la posesión y porte de armas, después de que su antecesor, Jair Bolsonaro, flexibilizara la venta de estos artefactos, incluyendo las de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas.
“Seguiremos luchando por un país desarmado. La que tiene que estar bien armada es la policía», acotó el dirigente.
En este sentido, firmó un decreto que limita el acceso a armas y municiones para civiles.
El Gobierno amazónico también reforzó las penas para actos como el ocurrido el pasado 8 de enero, cuando miles de simpatizantes «bolsonaristas» asaltaron las sedes de la Presidencia, el Congreso y la Corte Suprema en Brasilia.