Por: Diana Manzo
Unión Hidalgo, Oaxaca. Es de noche y en la galería Gubidxa, un espacio cultural e independiente de esta comunidad zapoteca, una mujer con voz grave, fuerte y hablando en zapoteco comienza a narrar su niñez. Su nombre es Audelia Pastrana Vera, tiene 48 años de edad y es una cuentacuentos zapoteca que revitaliza su lengua como resistencia.
Rodeada de asistentes y vestida con su enagua y huipil, Audelia habla de sus experiencias de cuando era niña en la séptima sección de Juchitán, Oaxaca, de donde es originaria y lo hace hablando su lengua materna. Posteriormente habla de los árboles, del valor de este ser natural y su relación con los seres humanos y la vida. Con esta temática, habla de Damián y su padre, y envuelve a los espectadores y los lleva a pensar sobre los diversos árboles con los que se han relacionado a lo largo de su vida.
A esta charla, a la que fue invitada por el maestro jubilado Víctor Fuentes, quien además es activista ambiental y defensor cultural, Audelia habla para todo tipo de público, desde menores de edad hasta adultos mayores, así como hombres, mujeres y personas de la diversidad sexual.
Tras recibir aplausos por su cuento, Audelia escucha con atención cada una de las narraciones orales- en español y zapoteco- de los asistentes y reitera que narrar cuentos es una de sus pasiones.
Entrevistada para Desinformémonos al término de su narración, explica cómo fue su contacto con el mundo literario, en el cual se ha destacado como una cuentista tradicional que donde quiera que va, lleva su lengua.
“Fomento la lectura, porque pienso que los libros son un recurso maravilloso, que es un lugar seguro, incluso salvavidas, y lo hago en mi lengua zapoteca porque es una forma de enseñarles lo maravilloso que es leer”, dijo.
Para ella, dialogar en zapoteco es una forma de preservar una lengua y que siga viva. Audelia lleva 12 años de narrar historias. Su primera vez fue cuando la maestra de preescolar de su hijo la invitó, y ahí pudo darse cuenta de que podía, que hubo conexión con las niñas y niños, que le ponían atención, y eso la motivó.
Confesó que sus primeros cuentos fueron en español, y así recorrió muchas escuelas. Finalmente cuando llegó con escuelas que sólo hablan el zapoteco, lo pensó muy bien, pues durante 18 años migró a la Ciudad de México y su memoria “estuvo dormida”. Sin embargo, al regresar se integró a la comunidad y sintió la necesidad de hacerlo en su lengua.
“Quiero que el despertar de todos los que me escuchan sea a tiempo, porque considero que soy útil para mi comunidad, que es un complemento en este transitar de vida”, señaló durante la entrevista.
Contenta y feliz de compartir lo que sabe hacer, Audelia es madre de tres hijos, y lo mejor para ella en estos momentos es que los niños y jóvenes aprendan su lengua materna, porque es parte de su identidad.
“Cuento cuentos porque me gustaba contar las historias desde siempre, escucharlas y leerlas, siento que me transporto y que he viajado mucho con los libros”, reiteró.
Audelia tiene una larga trayectoria que comenzó desde el 2011, ha participado en diversas ferias de libro llevando la lengua de sus ancestras y asegura que seguirá haciéndolo porque representan lo suyo, lo que de la raíz recibe, como una forma de resistir ante el mundo globalizado.
“El zapoteco es identidad, y tengo la fortuna de que más niños lo aprendan, entonces con los cuentos muchos se han identificado, y eso es más que satisfactorio, porque de eso se trata, de revitalizar, de darle vida a lo nuestro, a lo que somos todas y todos”, concluyó.