Día del Niño, un festejo enmarcado en la pobreza

Celia Rosado Romero

Abr 29, 2016

Festejar mañana a la infancia, oficializado su día, en 1954 por la Asamblea General de las Naciones Unidad, ante la petición de la Unión Internacional de Protección de la Infancia dos años antes, no cubrirá a todos los niños que habitan en el país.

Con motivo de hacer efectivo los derechos de la infancia, 40 países decidieron unirse a la idea. México lo instituyo para el día 30 abril. Por tanto, escuelas y padres de familia se han unido para llenarlos de alegría con eventos, pero, desgraciadamente no todos los niños tiene esa oportunidad.

Hay que recordar que al inicio del año dos mil en la Cumbre Milenio, se elaboraron los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio, seis de ellos dirigidos específicamente a la población infantil; siendo uno de ellos, la promesa de reducir a la mitad la pobreza extrema, y que a todos los infantes se les proporcionara la enseñanza primaria universal, teniendo como fecha de cumplirse el año pasado (2015)

En el año 2012 se observó el impacto que tendría tales objetivos en la reducción de la mortalidad infantil y maternal, en la mejora de la salud, cuidado al medio ambiente y sobre todo en el incremento de mayores ingresos a las familias, para que en su conjunto, repercutieran en la calidad de vida de la población infantil.

Sin embargo, las estadísticas de la página de la web Save The Children: “calcula que 85 millones de niños y niñas en todo el mundo se exponen a alguna de las peores formas de trabajo infantil. Trabajos que son mental, física y moralmente peligrosos para su bienestar y que les impiden, además, disfrutar de su derecho a ir a la escuela. En Save the Children, puntualizan, trabajamos llevando a cabo programas para erradicar todas las formas de trabajo peligroso y de esclavitud infantil.”

Pero no paran ahí, es decir desde un concepto global, sino se refieren específicamente a nuestro país afirmando:

“Desde hace algunos años en México se ha visto un incremento preocupante de la violencia y el maltrato que ha dañado tanto física y psicológicamente a la sociedad. Ello habla de una grave invisibilización de niñas y niños que a diario desarrollan sus vidas en un entorno de maltrato, ya sea en su ambiente familiar, escolar, o comunitario, normalizando el castigo, abuso, la explotación, las agresiones, los enfrentamientos armados, y el contacto con el crimen organizado, entre otros”.

Otro dato publicado en el periódico La Jornada en su edición del 18 de marzo, muestra el escenario de ese sector de la población mexicana, al redactar que la desnutrición en México afecta a un millón y medio de menores de cinco años, por lo que es considerada un problema de sanidad pública y es mayor que en países con ingresos similares, como Chile y Brasil, cuando se entrevistó a Juan Rivera Dommarco, director del Instituto Nacional de Salud Púbica en el acto de información global recopilado en el 2014

Reafirmando sus palabras, confirmó, que la mala nutrición es uno de los problemas que enfrenta el país, dando como resultado que el 13. 6 por ciento de menores de cinco años tienen un retraso de crecimiento y existe un 22 por ciento de niños con anemia.

Tal lacerante fenómeno, requiere toma de conciencia sobre las estrategias alimentarias, abanderadas por los programas sociales enmarcados en las políticas, tanto federales como estatales, para hacer de éste Día del Niño una respuesta a esos objetivos que se plantearon hace más medio siglo y que no se han cumplido.

Es urgente una coordinación a nivel nacional para poner fin a la desgracia que padecen miles y miles de infantes en las zonas marginas o rurales, que hoy seguramente no tendrán festejo.

Para ellos, no habrá juguetes o dulces, ni siquiera una comida que satisfaga sus primarias necesidades de alimentación, como un derecho humano.

La contradicción de un modelo económico diseñado por los funcionarios mexicanos para ingresar a los países en desarrollo, no está reflejada en la población más vulnerable: la infantil.

La concentración de riqueza con esquemas económicos depredadores de pobreza, dirían los economistas, empujaran cada día a esa población a convertirse en actores de una sociedad descontenta y deseosa de castigar a los que les negaron el derecho a ser ciudadanos sanos y educados.

Urge poner el ojo en ese huracán que se pronostica.

Fuente: http://www.cambiodigital.com.mx/mosco.php?columna=10127

Fuente de la imagen: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/8/82/Jakarta_slumlife31.JPG

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Celia Rosado Romero

Egresada de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicacion de la Universidad Veracruzana México