www.lajornadaguerrero.com.mx/09-05-2016/Por: Arturo de Dios Palma
Salvador Rangel Mendoza sugiere también que se considere dialogar con el crimen organizado
Chilpancingo, 8 de mayo. El obispo de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, propone algunas opciones para sacar a Guerrero de la crisis que atraviesa a consecuencia de la violencia generada por el narco: aplicar políticas públicas que denoten el desarrollo en los pueblos; que en lugar de invertir en más militares y policías se hagan escuelas, clínicas, caminos; que el gobierno recupere los espacios en los que el narco lo sustituyó; que no se cancele la posibilidad de dialogar con la delincuencia organizada.
Rangel Mendoza llegó a Guerrero hace ocho meses a dirigir a la iglesia en uno de los territorios más violentos del estado: Chilpancingo y su crisis de empresarios hostigados por el narco; Chilapa, con el rastro de los 100 desaparecidos debido a la disputa entre Los Rojos y Los Ardillos; la Sierra y su amapola que es el imán que ha atraído la violencia y que al mismo tiempo no logrado sacar a los campesinos de la pobreza.
El obispo habla de los principales problemas de Guerrero: narcotráfico y pobreza.
–La semana pasada bajaron a protestar cultivadores de amapola de la Sierra, a pedir que les cambien amapola por proyectos productivos, ¿qué opina?
–Yo lo he dicho siempre: el hambre es la madre de todas las guerras. Podemos soportar muchas cosas, pero no comer no lo podemos soportar. La realidad de la Sierra es que son campesinos miserables. El drama de ellos es que han encontrado en el cultivo de la amapola una opción, un dinero fácil, para nosotros será un dinero fácil, pero para ellos es algo esencial. A través de esta comercialización, ellos han podido avanzar un poquito.
“El grito de ellos son dos peticiones: Una de ellas es que se haga un programa de desarrollo en la Sierra. Que en vez de invertir en tanto Ejército, en tanta Marina, en tantos cuerpos de seguridad, que se empleé eso en planes de desarrollo. Creo que es justo lo que están pidiendo: caminos, fuentes de trabajo, no simplemente quitarles la amapola, sino darles otra opción. El otro grito es que no quieren que suban los soldados. Hace como dos meses, subió el Ejército y destruyó muchos plantíos y cuál fue la reacción de esto: se encareció el gramo de la goma de opio y ahora es más buscado. Debemos de entender que ellos solo son cultivadores, campesinos de la amapola. Habrá otros que trafiquen, habrá otros que comercialicen la droga, pero a ellos realmente les pagan muy poco por su trabajo. Y es lo básico para ellos”.
–¿Ve cómo una alternativa la legalización de la amapola con fines medicinales?
–Yo le he platicado al gobernador (Héctor) Astudillo. Todos sabemos de dónde sale la heroína. Y en Estados Unidos y en Alemania, los laboratorios Bayer desde 1974 la convirtieron en medicina. Yo no soy científico, pero si hubiera la posibilidad de convertirla en medicina, de cierta manera legalizar la siembra de esta droga, pudiera ser una de las salidas. Yo sospecho que en los grandes niveles de todas formas la comercializan y la convierten en medicina. Pero es una sospecha solamente la mía.
“Yo siempre he dicho: Guerrero está en manos de los narcos. En particular mi diócesis, que está en Chilpancingo y Chilapa, esto es una realidad. Ciertamente la autoridad oficial ha sido sustituida por la autoridad de los narcotraficantes o las autodefensas. Aquí hay una cuestión social muy particular que las gentes, las personas, están mucho más contentas y mucho más seguras con este régimen de los narcotraficantes. Por ejemplo en la Sierra no se oye de asaltos, de asesinatos, de levantones, de secuestros, incluso no permiten que los muchachos se droguen. Ahí es donde yo veo el gran peligro. Ellos han aceptado que ese régimen de los narcotraficantes es mucho mejor que las autoridades oficiales”.
–¿Pero unos están contentos con ese régimen y otros no?
–Yo les decía que dependen del lugar, así es el narcotráfico o los secuestros que se dan muchos o asesinatos, pero he llegado a la conclusión de que hay auténticos narcotraficantes, que vamos a decir son más pacíficos, y hay pandillas delincuenciales que trafican la droga y esos son más peligrosos. Es donde el Ejército y la Policía Estatal o Municipal deberían poner más atención. Por ejemplo, Acapulco donde hay más problemas, porque ahí hay narcomenudeo, porque hay gente, turistas que lo consumen, hay problemas de bandas que son narcomenudistas y ponga el (cobro) del derecho de piso, pero en realidad no son narcotraficantes, son pillos que se aprovechan de la situación.
“La policía, el Ejército, el sistema de inteligencia debe detectar a esos grupos que son los que realmente hacen mal. Ahora quienes son los asesinatos, los muertitos. Yo decía porque hacen los ajustes de cuenta: alguien que no dio bien las cuentas o se robó la mercancía o el dinero, van y lo arreglan según ellos, o cuando invaden territorio bandas rivales y de ahí vienen los asesinatos. Desde hace cinco, seis meses en lo que es mi diócesis Chilapancingo-Chilapa percibo que está más tranquila la situación.
–Pese a esas particularidades, hay un problema de fondo que es la pobreza la marginación, ¿Cree que hay alguna solución?
–A nivel nacional o estatal que se metiera un programa de desarrollo integral, darle oportunidades a estas personas, simplemente de qué sobrevivir, de qué mantenerse, te quito los sembradíos de amapola, pero te voy a dar esto. Vale la pena hacer este plan de desarrollo. También es importante la formación de las personas: la cultura, la escuela, si estas personas no tiene gran formación, difícilmente terminan la primaria o primero o segundo de secundaria, y ya se meten dónde pueden ganar dinero más fácil, en cultivo de la amapola.
“La otra sería la legalización de la amapola. No sé qué tan fácil sea legalizar la heroína o la amapola. No lo sé, pero valdría la pena. Para mí serían las soluciones para detener el narcotráfico. Pero ahora hay otro problema: cómo llenar ese vacío de poder de las instituciones. Unos dicen que hay un vacío de poder, lo que pasa que fue suplantado. Entonces como ir cambiando que las instituciones, instituciones honestas que quieran de verdad trabajar en favor de la gente, pero mientras siga este ambiente de que no se les tiene confianza a los políticos ni a las instituciones, la gente no les tiene confianza, y como se van a ganar esa confianza, pues trabajando, estando junto a esas personas.
“Para que no se me pase: yo siempre he dicho que tenemos que dialogar. Para hacer la paz con mis vecinos tengo que platicar, para hacer la paz con el enemigo nos tenemos que sentar a dialogar. Yo estuve seis años en Israel trabajando, recuerdo a Isaac Rabin, que quería hacer la paz con los palestinos dijo: esta ha sido la decisión más difícil de mi vida, sentarme a dialogar con los palestinos, pero es la única salida. Yo siempre les he dicho que si puedo ayudar como obispo, estoy dispuesto a dialogar. De hecho ya lo estoy haciendo: ya estoy hablando con muchas personas que simplemente les digo no asesinen, no secuestren, que no haya terceros perjudicados. Porque si no ponemos como lo boxeadores en nuestras esquinas y cuando nos encontramos es para echar trancazos, no vamos a llegar a ningún lado.
–¿La iglesia puede ser ese puente?
–Siempre lo ha sido.
–¿Pero cree que haya voluntad de las partes?
–Depende de ellos, yo no puedo meterme en la mente y en el corazón de estas personas. De parte del gobierno dicen: no podemos dialogar con los delincuentes, pues dónde está esa norma. Porque hablar de buenos y malos, como diciendo no podemos hablar con los malos, pero yo les pregunto: ¿Quiénes son más malos?
Fuente de la imagen: http://www.educando.edu.do/portal/documentos-de-educacion-basica-de-la-jornada-de-capacitacion-verano-2015/