Por: Carlos Sanguino, responsable de Menores, Educación y Diversidad Afectivo-Sexual en Amnistía Internacional, 4 de abril de 2018.
“Soy una niña de doce años, y quiero decir una cosa:
Yo espero que se avance la igualdad entre los hombres y
las mujeres y que los homosexuales tengan más derechos…”
(Carta recibida por Ana, alumna de 12 años en 2010)
«Educación para la Ciudadanía sencillamente hay que suprimirla por inútil»
(Mariano Rajoy, en el 2009)
Allá por las navidades de 2010 llegó una carta a Amnistía Internacional. Apenas cuatro líneas escritas por Ana, una estudiante de 12 años de uno de los cerca de 700 colegios e institutos adheridos a nuestra Red de Escuelas por los Derechos Humanoshttps://redescuelas.es.amnesty.org/index.php. Había cursado uno de los tres cursos que en aquel momento eran obligatorios de la asignatura Educación para la Ciudadanía, y tras realizar un debate en clase sobre discriminación decidió escribirnos.
Un año antes, Mariano Rajoy, líder de la oposición parlamentaria, había manifestado públicamente aquello de «Educación para la Ciudadanía sencillamente hay que suprimirla por inútil» . Claro que quizás no conoció nunca a Ana. O quizás no le parecía importante la igualdad de género y el respeto a la diversidad.
Si esto es malo, es peor comprobar que la educación en derechos humanos no ha preocupado (casi) a nuestros Gobiernos en los últimos cuarenta años.
¿Qué es eso de la educación en derechos humanos?
Fundamentalmente, acciones orientadas a que las personas aprendan qué son los derechos humanos y la manera de reclamarlos. Nos sirve para desarrollar las habilidades y actitudes necesarias para promover la igualdad, la dignidad y el respeto en tu clase, en tu casa o en tu trabajo. Dicho con un ejemplo práctico, te sirve para darte cuenta de que una compañera de trabajo está siendo acosada o que un compañero de clase está sufriendo bullying y debemos intervenir. Y también para reclamar.
¿Cómo se hace esto? Hay muchas posibles vías: introducir contenidos sobre derechos humanos en asignaturas, utilizar metodologías participativas, generar un ambiente respetuoso y libre de acoso en los centros escolares.
Acto en el centro de Creación Contemporánea Matadero-Madrid en el que participaron distintos colegios. Durante el encuentro se trataron los derechos de las personas refugiadas. © Paco Ruano
Leyes 7 / Derechos Humanos 1
Y no hablamos de un resultado de fútbol. Hemos tenido en estos cuarenta años siete leyes educativas, de las cuales solo una (la Ley Orgánica de Educación de 2006) planteaba una asignatura obligatoria con contenidos sustantivos de derechos humanos.
Su puesta en marcha nació instalada en el conflicto, con la oposición de la Conferencia Episcopal Española que consideraba que adoctrinaba a los estudiantes y la del Partido Popular. Pese a ello, consideramos que era un buen primer paso y que había que profundizar en su implementación, así como adoptar otras medidas complementarias. Esta asignatura significaba cumplir con las recomendaciones de Naciones Unidas, y en la práctica quería decir que cientos de miles de estudiantes trabajarían en clase sobre igualdad de género, no discriminación o la declaración universal de los derechos humanos.
En ese momento nos equiparamos a los 20 países europeos que ya tenían asignaturas similares en el currículo, hasta que posteriormente la actual ley (LOMCE) suprimió la asignatura. Podemos afirmar con claridad que hoy estamos peor que hace unos años.
Trabajando en los materiales que se utilizaron durante el encuentro en que el se debatieron los derechos de las personas en movimiento. © Paco Ruano
¿Y antes?
Antes de eso, hubo algunos intentos que no tuvieron que ver con una asignatura. Y es que pensemos que partíamos de la franquista Ley General de Educación que a partir de 1978 tuvo que adaptarse al nuevo contexto, incluyendo elementos de participación política y ciudadanía democrática.
La LOGSE de 1990 planteó la idea de transversalidad en valores, incluyendo aspectos relacionados con derechos humanos pero de forma no evaluable, y tras la desaparición de Educación para la Ciudadanía, la actual LOMCE recuperó algunos de sus contenidos (los menos polémicos) en las asignaturas de Valores Sociales y Cívicos, optativas y alternativas a la de Religión.
Cuando las leyes no ayudan, la gente se mueve
Hay una regla constante, que no solo es aplicable a educación: cuando los gobiernos no cumplen con su trabajo, la propia gente se organiza para intentar solucionarlo. Por eso, desde finales de los años setenta comenzaron a surgir en España los llamadosMovimientos de Renovación Pedagógica (MRP), alternativa a los sistemas educativos oficiales y con una profunda relación con diferentes movimientos sociales. Los MRP pretenden la transformación del modelo educativo, incluyendo los derechos humanos como eje central de su planteamiento. Su trabajo ha sido variado y diverso, trascendiendo lo curricular y profundizando en aspectos como las metodologías participativas, la participación de la comunidad educativa, la creación de entornos no discriminatorios y libres de acoso, etc. Su papel ha sido fundamental para el desarrollo de la educación en derechos humanos durante todos estos años.
Los centros adheridos a la Red de Escuelas de AI trabajan temas de derechos humanos. En imagen, un grupo de jóvenes elaboran materiales que posteriormente se usan y se exponen. © Paco Ruano
40 años y mucho por recorrer aún
Y es que después de 40 años y 7 leyes, la realidad es que miles de estudiantes pasan por el sistema educativo en España sin que sea obligatorio que trabajen aspectos de igualdad entre hombres y mujeres, o que no se debe discriminar a nadie por ser de otro color o de otra orientación sexual. Nuestros estudiantes necesitan saber que aún hay al menos 114.000 personas desaparecidas en España, víctimas de la Guerra Civil y el franquismo, sin que se haya reparado a sus familiares, por poner un solo ejemplo. Esperemos que dentro de diez, cuando hablemos del 50 aniversario de Amnistía Internacional España, podamos contaros que hay vientos de cambio. Mientras tanto, desde Amnistía Internacional seguiremos promoviendo nuestra Red de Escuelas, que tiene como objetivo que centros educativos de todo el Estado trabajen sobre discriminación, refugio o defensores/as de derechos humanos y seguiremos presionando a nuestro Gobierno para que incluya de forma real la educación en derechos humanos en las próximas leyes educativas.