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No todo es positivo con el teletrabajo: está causando estrés, ansiedad, depresión…

La pandemia está teniendo un efecto negativo en la salud mental de la población, aumentado el estrés, la ansiedad, la depresión y la sensación de agotamiento.

Se están estudiando las causas y el impacto, pero numerosos estudios apuntan a que el teletrabajo está detrás de muchos de estos síntomas y la mayoría de los expertos temen que el deterioro de la salud mental persista después de que ésta haya terminado.

De hecho, según datos que maneja Wellness Coach Institute, la consultora especializada en programas de bienestar corporativo, cuatro de cada seis personas que teletrabajan han declarado tener ansiedad o depresión. Además, las limitadas interacciones sociales de la gente durante la pandemia, unido a las tensiones entre los miembros de una misma familia encerrada en casa y al miedo a la enfermedad están contribuyendo también a aumentar una sensación de angustia entre los trabajadores.

Muchas personas han pasado de llevar una vida bastante activa en la que salían de casa por la mañana, hacían multitud de actividades, tenían reuniones con otros trabajadores, comían fuera… a teletrabajar, cambiando también sus hábitos de ocio hacia actividades mucho menos activas en el propio domicilio y sobre todo con muchas llamadas y videollamadas que son un potencial generador de estrés si no se gestionan bien.

Entonces ¿qué podemos hacer para combatir esa sensación de ansiedad, estrés y cansancio que nos provoca teletrabajar? Desde la consultora Wellness Coach Institute indican algunos consejos:

1. Limitar el uso de las videollamadas

El número de servicios de videollamada móvil alcanzó los 1.800 millones a nivel mundial en 2020; aumentando desde los 1.200 millones de 2019. Esto representa un crecimiento del 50 % en 12 meses. Muchas de las conversaciones que un trabajador realiza mediante videollamada también se pueden resolver por email, al escribir cada uno gestiona sus tiempos, se pueden hacer pausas y no hay que estar 100 % pendientes de la pantalla, lo que resulta agotador. Hay que tratar de agendar las videollamadas de manera espaciada a lo largo de la semana para no tenerlas todas el mismo día.

2. Planificar el día

En lugar de levantarse sin más, conviene emplear cinco minutos para repasar cómo se va a afrontar el día: ¿Nos duele algo? ¿hemos descansado bien? ¿a qué vamos a dedicar más energía hoy? Revisar cuales son los posibles potenciadores de estrés que uno puede tener y preparar cómo podemos reaccionar frente a ellos: esa reunión que no nos apetece, tener que ir al supermercado, una charla incómoda que hay que tener en casa… muchas de las cosas que nos estresan y que ya sabemos que van a pasar. Hacer una proyección mental de esa situación, y planear cómo podemos reaccionar, nos ayudará mucho a afrontarla.

3. Frecuencia mejor que intensidad

También hay que dedicar otros cinco minutos a calentar nuestros músculos y articulaciones antes de ir a la ducha o a desayunar. Debemos pensar en nuestro cuerpo como si fuera un coche, que necesita coger temperatura antes de que podamos acelerar. Poco es mejor que nada, y frecuencia mejor que intensidad, mejor moverse cada día 20 minutos que una hora a la semana en máxima intensidad.

4. Evitar el Multitasking

La capacidad de atención del ser humano, es decir, la cantidad de tiempo concentrado que una persona puede dedicar a una tarea sin distraerse, se ha reducido a ocho segundos, lo que supone una disminución de casi el 25 % en los últimos 15 años. El multitasking (hacer varias cosas a la vez) nos distrae aún más y evita que seamos productivos. Por ello, cuando vayamos a abordar una parte concreta de nuestra jornada de trabajo en la que necesitemos estar concentrados, hay que tratar de no tener otros estímulos externos: apagar las notificaciones de los emails, las alarmas del móvil, evitar tener ruidos de fondo, no tener varias pestañas de navegación abiertas en el ordenador, silenciar el móvil, y no contestar a nuestros mensajes de Whatsapp cada pocos minutos. Se puede tratar de hacer un descanso cada hora de cinco minutos o cada dos horas de diez minutos para revisar emails personales, y contestar mensajes en el móvil.

5. Mostrar gratitud

Todos estamos pasando por momentos muy complicados, pero seguro que tenemos muchas pequeñas cosas que agradecer. Antes de que hagamos nuestra primera actividad del día, en lugar de pensar en todo lo que no tenemos (un trabajo satisfactorio, buen sueldo, buena salud, etc.), debemos tratar de pensar en todas las pequeñas cosas que sí tenemos. Aunque sean pocas cosas, la mayoría de nosotros tenemos lo suficiente para vivir bien y muchas cosas que siempre hemos dado por hecho te hay que tenerlas porque siempre las hemos tenido. Aunque sólo sean unos segundos, hacer un ejercicio de gratitud nos ayuda a programar nuestro cerebro hacia un patrón de pensamiento positivo.

6. Buscar soluciones profesionales

Estamos viviendo en la sociedad más longeva de la historia, pero eso no significa que vivamos mejor. Tenemos un exceso de personas con obesidad, con estrés, con falta de sueño o con trabajos que llevan al sedentarismo. El problema no está en que no queramos sentirnos mejor. El problema está en que el ritmo de vida ha cambiado y hay muchas personas que no tienen la información que necesitan para crear un plan que les ayude a aprender a sentirse bien. Para poder afrontar cambios reales y duraderos necesitamos realizar un aprendizaje global del bienestar, de interiorizar la importancia de cómo nos alimentamos, cómo gestionamos el estrés o saber si descansamos lo suficiente, es decir, la suma de todos los elementos necesarios para que nos sintamos bien. Hacer una dieta pero seguir durmiendo menos de 6 horas hará que podamos estar más delgados pero menos sanos. Hacer deporte de alta intensidad tres veces por semana, pero seguir trabajando 12 horas diarias con altos niveles de estrés, puede ser peligroso para nuestra salud. Afrontar un proceso de cambio requiere desarrollar e implementar un plan integral que debe de ser personalizado para cada persona. Cada uno tenemos motivaciones, personalidades y necesidades diferentes. En este entorno empiezan a surgir consultoras de wellness corporativo, empresas especializadas en implementar programas de bienestar corporativo que desarrollan programas que incluyen talleres de yoga, de nutrición, de mindfulness… Programas que tienen éxito entre los empleados ya que: son fáciles de implementar, tienen una visión a largo plazo y son lo más personalizados posible.

Carlos Vasallo Bolander, director de Wellness Coach Institute, ha comentado«La pandemia y el teletrabajo están teniendo un efecto negativo en la salud mental de gran parte de los trabajadores españoles, lo que para algunos puede suponer un lujo, como es trabajar desde casa, para otras personas, que se han visto obligadas a hacerlo, ha supuesto un cambio en sus rutinas que a veces no han sabido como sobrellevarlo, por ello, desde Wellness Coach Institute hemos querido dar una serie de sencillos consejos para tratar de hacer el teletrabajo lo más llevadero posible y mejorar el bienestar de los empleados, hasta que la situación actual, tan inestable y cambiante, mejore, que al final es lo más importante.»

Fuente e imagen: diariocritico

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Optimismo tóxico

Por: Esther Ruiz Moya

Ya se ha pasado el 8-M y hoy es otro día, un día más de los 365 que tiene el año para ser lo que queremos ser y cómo queremos ser, sin que nadie nos diga la mujer que tenemos que ser… de eso se trata.

La pasada semana se publicaba la encuesta del CIS sobre nuestra salud mental y entre las muchas conclusiones a las que llegaba, una de ellas es que estamos, nos sentimos y yo diría que somos un poco más tristes después de casi un año de pandemia. La ausencia de relaciones sociales, la falta de piel, la imposibilidad de hacer planes, el teletrabajo o los cierres perimetrales comienzan a pasar factura. Y para combatir esta tristeza nos envolvemos en una felicidad irreal para no reconocer que lo que realmente sentimos es hartazgo, apatía, frustración, aburrimiento… Parece que todo nos empuja a que tenemos que ser felices, que la felicidad está en nosotros y resulta que esto, como todo últimamente, también tiene un nombre “optimismo tóxico”.

Y es que por muchas ganas que le pongamos, no todos somos capaces de ver este encierro forzoso como un retiro espiritual en el que encontrarnos con nosotros mismos y sacarle partido. No todos tenemos esa fuerza mental para vivir en un permanente mundo “Mr. Wonderful”. Estamos rodeados de frases positivas, de empoderamiento, de likes, del “no es tu aptitud sino tu actitud”, del “tú puedes”, y ya, lo más de lo más “si la vida te da limones, haz limonada”. Y ese optimismo en exceso se vuelve una emoción deshonesta, porque realmente no lo sentimos y lo que hace es ocultar nuestro verdadero estado de ánimo o peor aún, reprimirlo.

A veces el vaso no está ni medio lleno ni medio vacío, simplemente está a la mitad. Estamos tan acostumbrados a catalogarlo todo que no nos permitimos que las cosas sean como son, ni más ni menos. Que si no lo ves todo positivo no es porque seas negativo, igual es que también es necesario un punto de equilibrio. Y puede que con la que tenemos encima, sea normal no estar feliz y no por eso dejar de serlo o renunciar a ello. Disfrazar las emociones negativas puede ser contraproducente y generar un sufrimiento innecesario.

No quiero ser como “el grinch” del coach, pero creo que tanto exceso de buen rollo, de optimismo y de actitud positiva puede darse la vuelta y generar el efecto contrario si no lo sentimos de verdad. No es vivir en una queja constante porque eso sólo trae amargura y es cierto que en este exceso de realidad necesitamos esperanza, sueños, ilusiones pero no pasa nada por estar de bajón, por sentirnos mal y exteriorizarlo, por permitirnos mostrar nuestras emociones reales… porque a veces, para pensar en positivo, lo primero que necesitamos es un abrazo que cure nuestro mal.

Fuente:  https://www.diariocritico.com/opinion/esther-ruiz/optimismo-toxico

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Libertad de expresión y revuelta juvenil

Por: Carlos Martínez García

Cuando estas líneas puedan ser leídas pesará más en la retina y memoria de millones de españoles una suerte de violencia gratuita de jóvenes en muchos lugares del estado en favor de la libertad de un rapero, que la realidad de un movimiento muy amplio de protesta fundamentalmente juvenil más allá de determinadas siglas políticas y que tiene mucho de estallido social y protesta frente a una situación de paro, falta de expectativas y sobre todo de futuro.

En primer lugar los pequeños grupos de radicales y “extrema izquierda” existentes no son capaces de desarrollar un movimiento tan amplio y en tantas zonas del estado español, ellos solos, ni tienen capacidad de una organización tan coordinada en lugares tan diferentes. Solo una causa que tan solo necesita un chispa para encenderse es capaz de generar esta respuesta sea más o menos adecuada según la inteligencia de cada cual. Lo cierto es que en España y los hechos lo demuestran hay serias carencias democráticas y es una democracia, es muy baja calidad. La Corona está blindada no solo por leyes represivas, sino por una “omertá” social e informativa, siendo la clave de bóveda de la defensa de intereses económicos y políticos corruptos o de dominio político.

En segundo lugar el reino de España es el estado de Europa Unión con más presos de conciencia o de libertad artística y un sistema judicial muy duro y politizado con los disidentes más cerca de Polonia o Marruecos que de Alemania. Cuando un problema político existe y hay protestas, lo mejor es convertirlo en un problema de orden público y medios los hay, al objeto de diluir y desprestigiar la protesta haciendo olvidar el origen cual es un encarcelado por cuestiones que en Holanda o los EE.UU no son delito. Que más del 50% de personas jóvenes no tengan empleo, o expectativas de tenerlo y este no sea basura cuando se tenga ya nadie lo dice. Es mejor sacar comercios saqueados en televisión. Nadie va a justificar actos de provocación y/o violencia gratuita, pero tampoco se puede ignorar la causa de un movimiento que sí que tiene raíces en un malestar tan justificado como real, con una sociedad que ha decido destrozar el bienestar y acabar con la justicia laboral y el derecho a una vida digna para la mayor parte de sus habitantes.

En tercer lugar la cuestión no es ya defender a un rapero, mejor o peor artista según gustos y más o menos coherente en lo personal. Pablo Hasél es una víctima más de la ausencia de libertad de expresión en España, pero puede no ser y para mí no lo es un referente de una lucha por la justicia y la libertad, dado su carácter y unas posiciones políticas cercanas al estalinismo que no comparto en absoluto, ni muchas y muchos de los jóvenes que están en la calle, pero sí que ha sido convertido por el aparato judicial del Rey en un símbolo de la ausencia de libertad y sobre todo de la rabia de una juventud sin futuro a pesar de su formación y estudios o no. Además la mayor parte de los jóvenes no se informan ya ni en las televisiones, ni en la prensa, ni ven los telediarios que les resbalan ni hacen caso de los mensajes de una sociedad que o bien les ignora o bien les explota y menos de una monarquía ridícula, que necesita de la represión y las condenas, cuya ejemplaridad es nula. La mayor parte de las personas jóvenes tienen otros referentes culturales o informativos y por tanto la desesperación de los medios cortesanos solo les lleva a asustar a sus padres. Por tanto este estallido social está fuera de los cauces de la sociedad biempensante y la protesta evidentemente carece de una dirección politica al uso incluido en la izquierda. Hacer como hace toda la derecha y los monárquicos al vender este movimiento como un hecho promovido por algún partido de la izquierda institucional es desconocer la realidad politica de millones de personas jóvenes o querer simplemente desprestigiar pero no mejorar la calidad democrática. El terrible dilema es que con la monarquía del 18 de Julio en España no puede haber una democracia real, formal y laica y eso ya es sabido por importantes sectores juveniles al margen en muchos casos de ideologías.

Hay pues que tratar de prevenir acerca de lo que son provocaciones y agentes del poder que siempre se infiltran en estos casos al objeto de mediante el caos volver a imponer el orden. Pero es esperanzador que las personas jóvenes se vuelvan a movilizar y además lo hagan por la libertad. La provocación puede venir de apedrear lugares que son un referente cultural como el Palau de la Música de Barcelona o de grabar imágenes de un saqueo convenientemente rodadas desde el interior de una tienda. No se sacarán nunca las imágenes de una carga policial contra manifestantes que ni queman nada ni tienen la intención de hacerlo como también ha ocurrido o detenciones cuando ya los jóvenes abandonan las concentraciones y sin ejercer violencia.

Estamos pues ante un estallido social, en un estado con carencias y una sociedad que no avanza hacía el reparto de la riqueza sino de su concentración en manos de los poderosos. Con una derecha egoísta, corrupta y mentirosa, una monarquía nada ejemplar, distante y ridícula y unos medios “autistas” ante una juventud que los cree ni los siguen y por tanto no puede encauzar. Una sociedad cuyos empleadores solo ofrecen salarios de mierda, empleos de mierda y contratos laborales tan falsos como un “duro amadeo” o una democracia que ni ilusiona, ni cumple con su función de estar al servicio de todas y todos, sino tan solo de los ricos cada vez menos y más ricos.

En estos momentos emerge un nuevo proletariado juvenil en un capitalismo que regresa al siglo XIX en materia de derechos y capacidad explotadora y una poderosa fuerza político-económica que se reconduce hacía la destrucción del bienestar y la concentración de riqueza. La ausencia de partido obrero hace el resto, pero las fuerzas de la resistencia buscan fórmulas y métodos de organización y por tanto la cosa no pasa por demonizar y criminalizar, sino por acompañar y de ser posible tratar de formar y transmitir una cultura reivindicativa. Los luditas fueron el antecedente del movimiento obrero. Un partido obrero solo puede ser republicano, solo puede tener la semilla socialista en su interior y por eso la decimonónica derecha que sufrimos solo puede tratar de acusar a la izquierda republicana de terrorista al objeto de diluir sus exigencias y reivindicaciones al tiempo que reeditar el pacto del Pardo de la restauración canovista, solo que esta vez con el PSOE y no en su contra. Tal vez lo único por descubrir en muchas personas jóvenes es que como mucho son jornaleras y jornaleros nada más y nada menos.

Fuente:  https://www.diariocritico.com/opinion/carlos-martinez-libertad-de-expresion-y-revuelta-juvenil

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El legado de Donald Trump

Por: Enrique Arias Vega

Aunque muchos no quieran verlo, a quien peor le va a sentar el legado de Donald Trump es al propio Partido Republicano. Hace cuatro años, Trump se hizo con la candidatura de la formación a pesar de tener en contra a la dirección del partido, que se vio obligado a sumarse a su candidatura y posterior triunfo electoral.

Tras su caótico y atrabiliario final presidencial, ya no cuenta nada de lo bueno que haya podido hacer el inquilino saliente de la Casa Blanca durante su mandato, desde sus iniciales éxitos económicos y de pleno empleo hasta una política exterior en que frenó a China y logró acuerdos en Oriente Medio.

Su falta de respeto a todas las normas democráticas ha dejado un país enfermo —y no sólo de la pandemia—, con una sociedad brutalmente dividida y cantidad de ejemplos de cómo no se debe gobernar un país.

Empezó su presidencia haciendo gala de nepotismo, colocando a familiares y allegados en puestos clave; luego se dedicó a cesar a los discrepantes que el mismo había nombrado; utilizó las redes sociales en vez de los cauces parlamentarios y usó para ello un lenguaje soez y despreciativo de sus rivales políticos, medios de comunicación y adversarios en general. Pero el colmo de todos los colmos ha sido no aceptar los resultados electorales y animar a la disidencia para ocupar el Capitolio.

El Partido Republicano, que se aprovechó de su popularidad —ha tenido más votantes que hace cuatro años—, ahora encuentra en él una rémora que puede despeñarle en sus propios desvaríos. Trump no sólo ha escindido el país en dos, sino que corre el riesgo de hacer lo propio con el partido con que ha gobernado en la Casa Blanca: hay unos republicanos ultramontanos, que buscan el voto de los desquiciados sociales, y otros que quieren volver a las esencias de la democracia parlamentaria. ¿Podrán superar ese abismal desencuentro?

Lo más probable es que el Partido Republicano no levante cabeza en mucho tiempo. Eso no es algo, sin embargo, que deba tranquilizar al nuevo presidente, Joe Biden, porque podría propiciar un movimiento pendular y revanchista de los radicales demócratas, con lo que así no se sanaría un país que, por desgracia, Trump ha dejado irreconocible.

Fuente: https://www.diariocritico.com/opinion/enrique-arias-vega-el-legado-de-donald-trump

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El 2021 en América Latina: un año difícil pero decisivo

Por: Enrique Gomáriz Moraga

El balance del impacto de la pandemia por COVID-19 en América Latina ha sido desastroso, tal y como se esperaba. Aunque el nivel de contagios no supera mucho el de Europa, la cantidad de muertes es literalmente dramática: la región contiene el 10% de la población mundial, pero representa un 32% de las muertes por COVID en el mundo. En varios países grandes de la región, como Brasil o México, sus autoridades han decidido lograr la inmunidad de rebaño a toda costa, llevando a sus sistemas de salud al colapso.

El impacto económico de la pandemia también ha sido desastroso. CEPAL estima que la contracción del PIB regional se sitúa en un 7,7%, pero esa caída es muy diferente según países, llegando a ser casi el doble en el caso de Venezuela. De igual forma, aunque todos los sectores han sufrido la crisis, hay algunos, industria y servicios, que la han sufrido mas que otros.

Eso ha significado una caída radical del empleo, estimándose una pérdida de 50 millones de empleos en este año. Todo ello ha redundado en un considerable aumento de la pobreza, que crecería en torno a un 6% respecto de 2019, es decir, cerca de 30 millones de nuevos pobres, lo cual acentuaría el retroceso de la curva respecto del comienzo de este siglo. En efecto, en el 2000 CEPAL estimaba que cerca de la mitad de la población latinoamericana se encontraba bajo la línea de pobreza, pero tras quince años de fuerte crecimiento económico provocado por la explosión del comercio de materias primas, esa cifra se redujo al 28%, aunque cuando terminó el boom, esa cantidad promedio se situó en torno al 32%. Tras el 2020 esa cifra estaría llegando a superar el 37%, con países que superarían el 40%, un retroceso que significaría volver a la situación de principios de este siglo.

Ante este cruel balance, la llegada del 2021 no podía sino suscitar la esperanza general de una ansiada recuperación. Sin embargo, este año que comienza seguirá siendo un año difícil, aunque podría ser también un año decisivo para acortar el tiempo de regreso a una cierta normalidad, donde se fueran recuperando los indicadores económicos y sociales previos a la pandemia.

En el plano sanitario, la esperanza de los efectos de la vacuna no producirá los frutos esperados a corto plazo. Cada vez está mas claro, que el proceso de vacunación avanza más lento de lo previsto. Al concluir 2021 difícilmente se habrá logrado vacunar al 70% de la población latinoamericana, y mientras eso sucede, el cansancio en torno a las restricciones y la sensación de proximidad de la vacuna están relajando la disciplina social, con lo que la curva de contagios y la cantidad de muertes van a seguir mostrando un crecimiento rampante durante el primer semestre. Como insiste la OMS, lo peor está por llegar.

En el plano socioeconómico, las previsiones tampoco son espectaculares. El efecto resorte, tan esperado, solo se producirá en algunos países, mientras que en la mayoría tendrá lugar un crecimiento lento, en torno al 3%, aunque las previsiones en algunos son más sombrías (Nicaragua, Ecuador, Haití) y Venezuela seguirá en recesión profunda (-7%). Pero lo más importante en ese año que empieza será cómo la región sortea algunos retos fundamentales que enfrentará en 2021.

Un asunto crucial estará referido al mantenimiento de las medidas de estimulo monetario y fiscal. Porque si se produce una retirada pronta de este tipo de medidas, al menos más rápidas de lo que se espera, la recuperación se ralentizará considerablemente. Ello podría estar asociado a un empeoramiento de las condiciones financieras mundiales. Al final del 2020, la mayoría de los países latinoamericanos han tenido acceso a las fuentes financieras internacionales sin grandes dificultades. Si eso no se mantiene según avanza el año, la recuperación será mucho más cuesta arriba.

Un aspecto que forma parte del esperanzado efecto resorte refiere a la idea de que, con la recuperación mundial del consumo, el precio de las materias primas volverá a incrementarse. Si ese escenario tiene lugar, la región tendrá un respiro. Pero no esta claro la velocidad con la que se producirá ese incremento mundial de la demanda y los precios de las materias primas. Y si ese escenario no emerge rápido, la recuperación en la región ira para largo.

Si este conjunto de factores no tiene una evolución claramente positiva este año es previsible un aumento de las dificultades sociales, no pudiendo excluir tensiones y conflictos graves, que colocarían a los países ente una inestabilidad que, por más que fuera entendible, todavía ralentizaría más la recuperación general. Por eso es posible afirmar que lo que suceda en 2021 tendrá consecuencias decisivas a medio plazo para esta maltratada región.

Fuente : https://www.diariocritico.com/opinion/enrique-gomariz/2021-america-latina-ano-dificil-decisivo

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Ataque al corazón… de la Democracia

Por: Esther Ruiz Moya

Tantas ganas de 2021 y ha venido con fuerza, esperemos que no haga bueno a 2020. Cualquier 8 de enero de cualquier año (de los de antes) estaríamos pensando en la dieta, en las rebajas, en la cuesta de enero… Pero este año, de momento, el coronavirus sigue siendo protagonista con una nueva cepa que esperamos se quede en actriz secundaria, aunque estos días los informativos abren con un nombre propio de mujer, Filomena. Sin olvidar que seguimos en estado de alarma, con toques de queda, en una posible tercera ola y sobrevolando la idea de un nuevo confinamiento que esperemos no se haga realidad.

Y por si esto fuera poco, aún estamos en shock con las imágenes del asalto al Capitolio, otra vez el mundo insólito, al que peligrosamente nos estamos acostumbrando. La que conocemos como “cuna de la democracia” ha sido asaltada por los que se les llena la boca de democracia cuando ganan y la desprecian cuando pierden. Gravísimo intento de Golpe de Estado alentado por el aún Presidente de Estados Unidos, un país en el que conviene recordar, se puede ir armado. Esto no hace sino poner de relieve la debilidad de la democracia frente a los populismos y esto nos toca a todos. Esta vez la turba consiguió entrar en el Congreso, en otros lugares, no tan lejanos, lo rodearon.

Los que nos representan tendrían que ser conscientes de su responsabilidad, de sus frases, de sus comportamientos porque las palabras, según quien las diga, no son sólo palabras. Los “apreteu”, “el cielo no se toma por consenso sino por asalto”, el “no nos representan” el “Fraude electoral” o por ejemplo, hablar de “escraches” como manifestación de libertad de expresión… no suponen otra cosa que alentar la violencia e incitar a ella y de aquellos polvos vienen estos lodos. Lo ocurrido nos debe poner en alerta sobre el peligro de los populismos, que crecen en tiempos de incertidumbre y desesperanza, en los que se “adora al líder” sin medir las consecuencias y justificando lo injustificable.

La democracia es respetar nuestras instituciones y a quienes hay en ellas, nos gusten o no, les hayamos votado o no porque realmente ahí están quienes nos representan, es la voluntad de un país y por eso, no todo vale aunque lo hagan envueltos en la bandera de “indignados” y creyéndose adalides de “la democracia real”. La democracia es cumplir las leyes no saltárselas y si te las saltas asumir las consecuencias y si en esas consecuencias está la cárcel, no queda otra que cumplir la condena sin favores y sin indultos.

Ayer el ataque al corazón se cogió a tiempo y se salvó la vida, pero sin duda, ha sido un aviso para que el resto prestemos atención a los síntomas y cuidemos nuestros corazones peligrosamente debilitados.

Fuente: https://www.diariocritico.com/opinion/esther-ruiz/ataque-al-corazon-de-la-democracia

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Realismo para 2021

Por: Enrique Arias Vega


Se dice que un “pesimista es un optimista bien informado”. No debemos andar muy bien de información, por consiguiente, ya que hemos puesto todas nuestras esperanzas en 2021, como si este año fuera a dar un vuelco en nuestras vidas, estragadas por la pandemia del COVID-19.

Pero, de verdad, lo único que tenemos real en nuestro horizonte es la vacuna, cuyos efectos positivos en forma colectiva sólo se verán en la segunda mitad del año. En lo demás, partimos de unos umbrales tan bajos que bastante haremos con que 2021 sea simplemente malo y no pésimo, como el año que hemos dejado atrás.

Las previsiones estadísticas de crecimiento del PIB, sean las del Gobierno, con un 9,8%, o las más realistas del Banco de España, entre el 4,2 y el 8,6%, apenas si serán un parche para nuestra maltrecha economía, de la que dejo sólo dos datos, para hacernos una idea: el turismo ha bajado a niveles de hace 30 años y las pérdidas estimadas de la hostelería son de 67.000 millones de euros.

Por eso, pese a tener los presupuestos más expansivos de la historia, y la ayuda irrestricta de la Unión Europea, la recuperación será renqueante, a largo plazo y con la hipoteca de un déficit público y una deuda que, aunque sólo sea en parte y en condiciones ventajosas, habrá que devolver.

Por eso, no es solamente que hayamos perdido un año de nuestras vidas, sino que el recuperar los niveles de antes puede llevarnos un decenio. Sí, ya sé que eso es pecar de brutal pesimismo, pero me remito al comienzo de este artículo para justificarlo.

Tenemos problemas económicos mayores que otros países, pero no sólo esos, sino también sociales, políticos, institucionales,… con unos partidos a la greña, unos ciudadanos con pocas ganas de entenderse unos con otros y frentes abiertos en muchos ámbitos, desde la cuestión catalana a la monárquica, por citar sólo los más evidentes.

Pero, como insisto a lo largo de este texto, ser realistas en 2021 nos evitará la frustración de expectativas no cumplidas y poder poner los instrumentos para intentar alcanzarlas de verdad en vez de pensar que por arte de magia un milagroso 2021 solucionará todos nuestros problemas.

Fuente: https://www.diariocritico.com/

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