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“No se rechaza al extranjero, sino al pobre”. Adela Cortina, filósofa

Por: Aprendemos juntos. 

 

“¿Realmente molestan los extranjeros, o lo que molestan son los pobres, sean extranjeros o de la propia casa?” A partir de esta reflexión, la filósofa Adela Cortina, catedrática emérita de Ética y Filosofía Política en la Universidad de Valencia, acuñó una nueva palabra: “aporofobia”, para definir el rechazo al pobre, como discriminación universal. En este vídeo plantea la ironía por la que turistas y extranjeros con dinero son bienvenidos, pero personas sin recursos, no. La ética tiene una respuesta para esto. Adela Cortina es directora de la Fundación Étnor (Ética de los negocios y las Organizaciones empresariales) y durante años ha liderado el análisis contemporáneo de filosofía política y ética aplicada, reivindicando la importancia de la educación en valores y la filosofía en la escuela. Fue la primera mujer que ingresó en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, institución que en 2019 reconoció su trayectoria filosófica con la publicación del libro ‘Ética y filosofía política: Homenaje a Adela Cortina’, que reúne la reflexión de medio centenar de autores sobre su pensamiento y enseñanzas. Cortina es también autora de libros como ‘El quehacer ético’, ‘Para qué sirve realmente la ética’, por el que recibió el Premio Nacional de Ensayo 2014 y ‘Aporofobia, el rechazo al pobre’.

Fuente de la entrevista: https://www.youtube.com/watch?v=Kc92s05D8L8

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Henry Giroux: «Defender que la educación tiene que ser neutral es decir que nadie debe rendir cuentas de ella»

Por: João França.

Una entrevista al fundador de la pedagogía crítica Henry Giroux sobre el sentido de la educación, la sospecha ante la neutralidad, la ideología neoliberal y el hecho de que la incertidumbre actual puede ser un motor para repensar y generar nuevas posibilidades.

La educación siempre juega un rol central –de forma visible o de forma velada– en cualquier proyecto ideológico. Para quien apuesta por transformar el mundo en un lugar más justo, solidario y democrático, la educación es clave; pero quien cree que para el buen funcionamiento social son fundamentales las lógicas del mercado también tiene su propio proyecto educativo. Todo esto, además, no pasa solo en el aula, sino que empapa toda la sociedad. Aprovechando su participación en el ciclo «Imaginar el mundo», hablamos de todo esto con uno de los fundadores de la pedagogía crítica, Henry Giroux (Providence, EEUU, 1943), que ha dedicado su vida a investigar estas cuestiones.

A veces parece que solo podamos hablar de educación en positivo, pero Henry Giroux pone nombre también a lo que queremos dejar atrás, y por esto habla de «pedagogías de la represión». «La educación no procura solo empoderar a las personas, la práctica de la libertad; bajo ciertas formas también puede procurar matar la imaginación», asegura Giroux. «Vemos pedagogías que enseñan a responder exámenes, basadas en estándares objetivos, que están diseñadas para limitar la posibilidad de pensamiento crítico del alumnado.»

Al pedagogo le preocupa que hoy en día muchos de los debates sobre educación sean sobretodo metodológicos. Lo considera «una estupidez pedagógica», ya que centrarse exclusivamente en los métodos deja de lado el sentido de la educación.

El sentido de la educación es realmente la producción de agencia, es establecer qué narrativas produciremos que permitan al estudiante ampliar sus perspectivas sobre el mundo y sobre la relación con los otros y consigo mismo. Partir de los métodos es ignorar completamente cuestiones más fundamentales de la educación: ideología, cultura, poder, autoridad… ¿Cómo se constituyen estos elementos? ¿De qué forma hablan a un futuro determinado? Porque toda educación es, de alguna forma u otra, una introducción al futuro, es una lucha para establecer qué tipo de futuro queremos para la juventud. Los métodos contienen una especie de silencio sobre las peores formas de represión, porque niegan la misma idea de que los estudiantes están vivos.

La pedagogía crítica pone sobre la mesa que no hay una educación que se pueda considerar ideológicamente neutral, sino que la noción de neutralidad esconde lo que realmente implica la educación.

Esta defensa de una neutralidad siempre me ha parecido la base para un tipo de política fascista, porque esconde el rol ideológico de la educación, el rol que juega a la hora de producir formas particulares de conocimiento, de poder, de valores sociales, de agencia, de narrativas sobre el mundo… Es imposible que la educación sea neutral, y quien defiende que debe serlo lo que está diciendo es que nadie debe rendir cuentas de ella, que las personas que producen esta forma de educación se vuelven invisibles cuando dicen que es neutral. Por lo tanto, no puedes identificar los procesos ideológicos, políticos, de poder. Esto es precisamente lo que quieren, porque, en sus peores formas, el poder se hace invisible, y la noción de que la educación es neutral es una forma de hacer que las personas que tienen el poder se vuelvan invisibles y que no podamos identificar la propaganda.

Un concepto que permite entender la importancia de lo invisible es lo que se llama «currículum oculto»: todo lo que se enseña en el aula y no se explicita en los currículums. «Hay cosas que se enseñan pero de las que nunca se habla, y el mensaje real es invisible», nos dice Giroux.

Cuando pones a las criaturas en fila y les dices que no pueden hablar y deben escucharte a ti como profesor, el currículum oculto que se transmite es que no tienen derecho a hablar, no tienen derecho a ser parte de la forma de educar. Cuando un docente se levanta y dice que tiene la autoridad en clase y que nadie puede cuestionarla, lo que no se dice es que les está enseñando a ser pasivos y a no pedir responsabilidades al poder; no lo dice, pero el currículum oculto es muy claro. Si examinas lo que realmente se enseña allí, ves que la educación es una forma de silenciamiento.

Henry Giroux lo vivió en primera persona al inicio de su carrera, cuando era profesor de secundaria. En el aula hacía que los estudiantes se sentaran en círculo, hasta que un día un vicedirector del instituto le dijo que dejara de hacerlo, que les hiciera sentarse en filas rectas y les enseñara qué era la autoridad. «Yo no podía darle una respuesta teórica sobre lo que estaba experimentando desde el punto de vista pedagógico», lamenta. Esto cambió al cabo de poco, cuando leyó Pedagogía del oprimido, del pedagogo brasileño Paulo Freire: «Me cambió la vida, pues me dio un lenguaje que permitía entender la educación como un proceso político. Es un libro que cambió la concepción sobre qué significa trabajar con personas a las que normalmente se considera “sin voz”, y permitió entender que tienen una voz y se pueden narrar a si mismas.» Más tarde, el académico pudo trabajar con Freire durante quince años, y le recuerda como «un hombre humilde, el más humilde que haya conocido, porque lo importante no era él, lo que le preocupaba era como hacer de la educación un recurso valioso para dar voz a las personas».

Justamente el país de Paulo Freire, que en 2012 le proclamó patrón de la educación brasileña, es uno de los escenarios en los que es más visible actualmente la disputa entre modelos educativos. El gobierno del militar de ultraderecha Jair Bolsonaro está abiertamente dirigido a poner fin al financiamiento de las facultades de ciencias sociales o humanidades. Hablando de ello, Giroux cita a Hannah Arendt para decir que todos los fascistas creen que el pensamiento crítico es peligroso.

Lo que quiere hacer la gente como Bolsonaro es utilizar el lenguaje de emprendimiento del mercado para justificarlo. No salen y dicen: «No quiero que pienses porque en una dictadura no se puede pensar, porque en un estado fascista pensar es peligroso.» Lo que dicen es: «Nos queremos asegurar de que tienes trabajo, de que puedas trabajar en Wall Street.» Quieren que seas un sujeto pasivo en esta sociedad tecnocrática donde lo único que importa es que ganes dinero.

En esta línea, si vamos más allá del aula, este referente de la pedagogía crítica entiende el neoliberalismo no solo como un modelo económico, sino también como una «pedagogía pública» que lo impregna todo.

El neoliberalismo opera sobre la asunción de que la economía debe gobernar no solo el mercado, sino también toda la vida en sociedad, y produce una ideología cuya idea más peligrosa es que todos los problemas son individuales, que no hay problemas sociales. Además, normaliza una cultura de la crueldad, porque sugiere que la compasión, la preocupación por el otro o la justicia son valores despreciables, ya que se interponen en el camino del mercado. No hay ninguna noción de responsabilidad que sugiera que tienes que conectar tu experiencia del mercado con el coste social. Definitivamente, es una ideología, no es solo una serie de estructuras económicas, y, a parte del feudalismo, es probablemente la ideología más fuerte que jamás hayamos visto.

Frente al triunfo del neoliberalismo, Giroux defiende que «la educación tiene que ser central en cualquier discurso sobre la democracia, y es aquí donde han fallado las izquierdas. Las izquierdas han fallado cuando han considerado que las estructuras de dominación más importantes son exclusivamente económicas». Para el pedagogo es fundamental priorizar todos los elementos que permiten cambiar consciencias, persuadir o generar identidades.

No obstante, el profesor se muestra esperanzado, sobretodo en lo que concierne a las nuevas generaciones. Giroux denuncia que actualmente vivimos una guerra contra la juventud, de entrada «porque la juventud es una inversión a largo plazo, y el neoliberalismo se basa en inversiones a corto plazo». Habla de tres guerras: una basada en la criminalización de la juventud; otra comercial, que les dice que deberían definirse a través de mercancías; y una de vigilancia, en la que «les están haciendo creer que pueden perder derechos en nombre de la seguridad».

En tiempos de incertidumbre, Henry Giroux envía un mensaje a las personas más jóvenes:

Los momentos de incertidumbre pueden ser de gran ansiedad, pero también de grandes oportunidades. Tiempos para repensar el lenguaje de la política, de la lucha, de la solidaridad. El poder no es exclusivamente dominación. También es resistencia. La gente joven tiene mucho poder. Pueden detener la sociedades, pueden bloquear las calles, participar en acciones directas, educar a los padres… Son una fuerza política muy potente y lo que tienen que hacer es reconocer esta potencia. Tienen que actuar, porque un discurso de la ansiedad debe dar paso a un discurso de la crítica, y este, a su vez, debe dar paso a un discurso de las posibilidades. Y un discurso de las posibilidades significa que puedes imaginar un futuro muy distinto del presente.

Fuente de la entrevista: http://lab.cccb.org/es/henry-giroux-defender-que-la-educacion-tiene-que-ser-neutral-es-decir-que-nadie-debe-rendir-cuentas-de-ella/?fbclid=IwAR3URrqOZNBYSY8GDnt7BftjzLHY6yjT1neG0-MyhAryhixec-Ntg6yVCR8

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Idel Vexler: “No precaricen carrera pública magisterial”

Perú / 21 de julio de 2019 / Autor: Redacción / Fuente: Expreso

«Profesores muestran compromiso efectivo con sus alumnos», señaló el exministro de Educación.

-¿Cuál es su primera reflexión al conmemorarse este 6 de julio el Día del Maestro?

La profesión docente requiere una valoración permanente. Es una función muy compleja, donde tenemos que ser mediadores pedagógicos que enseñamos con el ejemplo. Requiere una buena formación personalsocial y cognitiva-intelectual. Eso deben tenerlo presente los directivos y sobre todo funcionarios y acompañantes del Ministerio de Educación que no conocen la compleja realidad de las instituciones educativas.

-¿Usted cree que los maestros están mejorando en su desempeño profesional?

Por supuesto. En el marco de la meritocracia magisterial, la gran mayoría de colegas profesores saben que la mejora continua y el compromiso con la escuela pública son fundamentales. Hoy los maestros asisten a capacitaciones, estudian maestrías y están más cerca de sus alumnos y padres de familia.

-¿Y la capacitación de maestros es real y fuerte?

Sigue siendo débil, especialmente en la Secundaria.

-Hablando de meritocracia, ¿cómo va la carrera pública magisterial?

Creo que, en líneas generales, va en marcha. Actualmente hay evaluaciones convocadas para ascensos de docentes de educación Básica y TécnicoProductiva, de desempeño para maestras de Inicial y cargos directivos, así como de nombramiento para la primera escala magisterial.

-Hemos leído que le preocupan algunos asuntos de estas evaluaciones, sobre todo el nombramiento.

Sí. Desde el año 2015 solo ingresa aproximadamente el 5 % de más de 200 mil profesores que postulan. Esta situación, dicen los economistas de la educación, se debe a la baja calidad de los maestros y a que la valla es muy alta. Sobre esto cabe preguntar: ¿La mayoría del magisterio que postula es apto para enseñar como “contratados” pero no para ser “nombrados”? ¿Por qué el Ministerio de Educación no revisa la validez de los instrumentos de evaluación de las pruebas clasificatorias nacionales, la confiabilidad de las matrices, procedimientos y actores que intervienen de la evaluación institucional? ¿Por qué no toma en cuenta que un sector de directores de colegios preferiría declarar desiertas varias plazas para seguir contratando a docentes que le son allegados?

-¿Qué hizo en este tema como ministro de Educación?

Impulsé y propuse al Congreso de la República la modificación de la Ley de Reforma Magisterial para que los concursos sean anuales hasta 2022 y no cada dos años, pues, de lo contrario, se podía llegar hasta el 70 % de contratados. La previsión con el Ministerio de Economía era llegar al 70 % de nombrados. Sería bueno que la ministra, la profesora Flor Pablo, busque respuestas a estas y otras preguntas y tome las medidas que correspondan para no precarizar la carrera pública magisterial y, desde luego, que los nombrados sean los mejores.

-A raíz de que en 2018 no hubo paralizaciones magisteriales, usted afirmó que los maestros mostraron su compromiso con la escuela pública y sus alumnos.

 

Efectivamente, la huelga de 2017 fue un grito de dignidad ante el abandono. No solo por el tema de sueldos, sino fundamentalmente por el maltrato del que eran objeto por parte de muchos especialistas, monitores y acompañantes del sector que visitaban los colegios y los maltrataban, desconociendo su formación de educadores profesionales y su experiencia. Por eso en el camino siguieron a dirigencias radicales. Esto cambió en 2018 y creo que en 2019.

-¿Cómo así?

Teniendo en cuenta los aumentos durante el gobierno de PPK, que incluyeron a docentes, directores, promotoras de Inicial, profesores de institutos pedagógicos y universitarios, y auxiliares de educación. Pero también por el acercamiento a las escuelas, la generación del diálogo y el liderazgo que recuperamos para el sector.

ADELANTAR EL AUMENTO

-¿Cómo ve el año magisterial 2019?

Veo que el año, en líneas generales, va bien. No obstante, debo reiterar lo siguiente: plantear un aumento de 200 soles en 2019, de los cuales 100 se hicieron efectivos en marzo y los otros100 recién en diciembre, no dice bien de lo originalmente planteado de un mínimo del 10 % anual. En la realidad durante todo el año recibirán alrededor de 93 soles mensuales más.

-¿Qué recomendaría en este tema?

Sería bueno que, valorando el esfuerzo y compromiso de los maestros, se estudie adelantar el aumento de diciembre para septiembre. Creo que ayudaría a fortalecer el compromiso de los maestros.

PROFESIONAL

Educador, docente de aula, director del Colegio León Pinelo, Palmas Magisteriales en los grados de Educador, Maestro y Amauta, exministro de Educación, Doctor Honoris Causa de la UNMSM, con 10 libros publicados sobre su especialidad.

Fuente de la Entrevista:

Idel Vexler: “No precaricen carrera pública magisterial”

ove/mahv

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Wilson Netto: nunca hubo tantos jóvenes pobres como hoy en el sistema educativo y educación media

Uruguay / 21 de julio de 2019 / Autor: Intercambio / Fuente: M24

 

 

Entrevistado en InterCambio el presidente del Codicen de la Anep, Wilson Netto, habló de los datos positivos revelados la semana pasada con la publicación del Monitor Educativo Nacional correspondientes a 2018, contextualizó las críticas y ataques que recibe la Educación Pública y aportó información relevante para dimensionar cada cuestionamiento.

Netto señaló que la Educación Media Pública cubre actualmente una cantidad “del orden de los 230.000 estudiantes” distribuidos en una cantidad de centros “del orden de los 304 liceos”.

Informó que “el Monitor está abierto a la ciudadanía toda”, que puede acceder a sus contenidos a través de la web. Precisó que “los indicadores más gruesos” de este informe actualizado “son las matrículas, las propuestas y los resultados” de éstas.

Destacó que “se vienen logrando en estos indicadores mejoras sostenidas” en todas las dimensiones medidas, entre éstas también en aprobación, es decir en promoción de grado. “Una mejora sostenida”, subrayó.

Asimismo, añadió que “en todas las edades de 3 a 17 años hay más jóvenes estudiando en el país” y que “el 80% de jóvenes de 17 años están en el sistema formal”.

En la misma dirección “hemos logrado” que “un 20% más” de entre los jóvenes “más pobres” hayan “sido incorporados al sistema formal”, y también que haya “11.000” jóvenes “más” cursando “Media Superior”.

El jerarca recalcó la idea de que “la Educación” en general y “la Media” en particular deben “asumir que la Educación es un derecho” y por ende, es “para todos” y no solo para algunos sectores sociales medios y altos como fue históricamente en Uruguay hasta 2005.

Explicó cómo en la Educación nacional hay “dos concepciones” opuestas que “están tensionando” el sistema, algo que sucede incluso dentro “del aula” entre la que propugna la universalización total del acceso a este derecho y la concepción histórica limitada a algunos segmentos sociales.

Luego expuso algunas de las críticas y discusiones presentes en torno al rol del sistema y de los docentes. Remarcó que “la Educación no funciona si opera con un modelo de uniformidad” como el que desarrolló “históricamente el Uruguay”.

De ahí también la relevancia del hecho de que “nunca estuvieron tantos jóvenes pobres en el sistema educativo a los niveles de que estamos hablando” actualmente en la Educación Media.

Recordó el grado y la medida en que la historia personal y familiar de los jóvenes, son determinantes de su comportamiento en general y trayectoria académica en particular. “Todo eso tiene que trabajar la sociedad y la Educación para revertir”, reflexionó Netto.

Lo ejemplificó informando que el “60%” de los más de 123.000 egresados de Primaria durante los últimos cuatro años, necesitan “algún tipo” de ayuda. Y que solo en los últimos “dos meses” las autoridades recibieron “51.800 alertas” correspondientes a alumnos que “faltaron 3 días seguidos”, alertas de las cuales “la mitad”, unas “26.000 y pico”, ya fueron abordadas y están siendo trabajadas con los jóvenes y sus entornos.

“La complejidad es grande” y radica básicamente en el seno de la sociedad, donde “están los problemas viejos” inherentes al desarrollo social del país y además “hay nuevos”, apuntó el entrevistado.

Después dio cifras de alumnos, grupos, centros nuevos y evolución de alumnos por grupo, datos en función de los cuales “decir que la Educación Media está en crisis respecto a 2005 es un disparate”.

Anotó que todas las críticas y debates en torno a la Educación, están rodeadas de un marco político y mediático en el que, “como modelo, siempre hay un golpe a lo público”.

Recordó que existen decenas y decenas de logros y resultados del subsistema público que no son citados ni nombrados por sus críticos.

Describió los avances notorios en Escuelas de Tiempo Completo y las carencias para hacerlo más rápido, fundamentalmente referidas a cantidad de maestros y a presupuesto. Hay “80.000 alumnos” en esta modalidad.

Fuente de la Entrevista:

http://m24.com.uy/wilson-netto-nunca-hubo-tantos-jovenes-pobres-en-el-sistema-educativo-como-los-niveles-que-estamos-hoy-en-educacion-media/

ove/mahv

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Rebeca Madriz: La construcción de la paz tiene que tener la cualidad feminista.

Equipo Entrompe de Falopio


En el marco del proyecto “Mujeres y Construcción de Cultura de Paz”
presentamos la entrevista a REBECA MADRIZ:
Militante feminista, integrante de la Fundación Género con Clase creada en el año 2008, Abogada de profesión


 

Venezuela ha venido viviendo enfrentamiento y conflicto entre posiciones políticas que han conformado dos polos irreconciliables o aparentemente irreconciliables. ¿Cómo ves la etapa actual de ese conflicto o polarización?

RM: En primer lugar, efectivamente el nivel de polarización política que hay en Venezuela es muy particular, incluso en comparación con Latinoamérica. Una situación compleja con graves efectos sobre el pueblo venezolano, que se agrava por la injerencia de factores externos al país, que trasciende incluso esa polarización interna para ubicarse como un problema nacional, de amenaza a la Patria. 

Hay niveles muy preocupantes de esa polarización, en cómo eso se expresa en la cotidianidad de la vida de las venezolanas y los venezolanos. En principio tiene que ver con la violencia y la intolerancia que se ha inoculado por parte de factores políticos, donde los medios de comunicación tienen un rol de primera línea. Han sido reiteradas veces denunciados los brotes de fascismo expresados en sectores muy radicales, un odio que no tiene ninguna base, ni justificación, pero que se expresa concretamente en niveles de violencia política especialmente contra sectores populares, que son muy alarmantes: violencia, discriminación extrema, incitación al odio, violencia física, racismo, misoginia; por ejemplo se han dado crímenes de odio por razones políticas que han arrebatado la vida de venezolanas y venezolanos, lo cual es un elemento de profunda preocupación.

En este sentido, la convocatoria al diálogo nacional es una prioridad, porque precisamente se trata del interés nacional, por el futuro del país y del pueblo venezolano. Lamentablemente hay sectores antidemocráticos negados a esta posibilidad. Yo no tengo la menor duda, que el diálogo es un sentimiento nacional y patriota, porque se trata de poner al pueblo venezolano por encima de las diferencias políticas, y en el marco Constitucional y democrático que tenemos, dirimir las diferencias.

En Venezuela, hay un pueblo que históricamente estuvo excluido de la política, que gracias al contexto de democracia participativa y protagónica nuestra voz también tiene validez hoy. Pero ese pueblo, no quiere ser reconocido por un sector –insisto- no democrático del país, que parece que creen que estamos en siglos pasados y que esta es una democracia censitaria que dota a un sector privilegiado de una ciudadanía que es negada a las grandes mayorías. Hay que denunciar que uno de los sectores políticos en pugna, tiene un nivel de sesgo antinacional muy grave, que se expresa en que es capaz de negarse al diálogo, lo que no convoca al espíritu democrático del país, sino que más bien va en detrimento de la democracia venezolana. Y a esto hay que sumarle –porque es imposible hablar de Venezuela sin poner esto en el contexto- la injerencia de factores extranjeros, toda una coalición internacional que pretende ponerse por encima de lo que ha sido una ruta validada por el pueblo venezolano con la Constitución de 1999.

 Ahora bien, la polarización también se expresa en la vida cotidiana, vemos las familias, el trabajo, los círculos de amistades, impregnados de esa polarización. Sin embargo, sigo creyendo que la polarización pasa a un segundo nivel de importancia cuando evaluamos que ésta es la coyuntura más compleja que hemos vivido, por las amenazas internacionales y de intervención militar que se han realizado contra el país y nosotras sabemos, más aun desde nuestra postura como militantes feministas, que todo escenario de conflicto bélico, todo escenario de guerra convencional, tiene a las mujeres en el centro de la vejación de los pueblos invadidos, de la vulneración de los derechos humanos. Nosotras hemos tenido un conjunto de conquistas significativas, no queremos sacrificarlas y mucho menos para convertir nuestros cuerpos en botín de guerra.

Esa amenaza internacional hace que las condiciones de polarización se incrementen, especialmente por la violencia expresada por los sectores más radicales antidemocráticos. En medio de esta presión internacional que no es poca cosa, porque está encarnada por los EEUU que es la primera potencia militar mundial y además más criminal que exista hoy, como se ha demostrado en otras intervenciones en países hermanos. En nuestro caso aspiramos que los conflictos internos los podamos resolver entre los venezolanos y las venezolanas.

He aquí el desafío en la cotidianidad para el movimiento social y popular. Nosotras convocamos en primer lugar a las feministas que militan en la oposición venezolana, que también luchan por una vida libre de violencia, a ubicar una agenda común, siempre en el marco del respeto a la soberanía del país, los derechos humanos, y la democracia, porque son los puntos clave, determinantes de lo que no podemos estar dispuestas como pueblo a ceder ni sacrificar. Estamos obligadas a convocarnos, con banderas básicas y fundamentales que son elementos que debemos rescatar nosotras para entender y superar lo que está en riesgo hoy en Venezuela.



En especial, el conflicto político cómo ha afectado a las mujeres y las sexualidades disidentes

RM: El nivel de polarización que hay hoy en el país, no es neutro por supuesto, se trata del ascenso al poder político de sectores del pueblo venezolano que históricamente fuimos las y los otros, los históricamente excluidos. Esa polarización produjo una reacción que se ha manifestado a lo largo de veinte años de proceso político en varios hechos de mucha gravedad para el país: el paro petrolero, golpes de estado, saboteos en distintas instancias, entre otros. Escenarios que han demostrado una pretensión de retorno al poder político de las élites de la derecha, a costa de lo que sea. Lo que ha tenido consecuencias muy graves en el pueblo venezolano. La guerra no convencional, el bloqueo económico y financiero, tiene gravísimas consecuencias sobre los derechos humanos del pueblo venezolano. En el caso específico de las mujeres, nos hemos convertido en el centro de la guerra económica y de la guerra no convencional que se ha desatado contra el pueblo venezolano.

En primer lugar, una de las fortalezas fundamentales de la Revolución Bolivariana ha sido su política social, en la que las mujeres estamos ubicadas como prioridad, porque éramos la mayoría de las pobres en el país y lo somos. Las mujeres producto de este proceso y del contexto democrático desarrollado, hemos tenido una expansión significativa de la ciudadanía. Y además el feminismo ha logrado deslastrarse un poco de la carga de prejuicios que pesaba sobre él, ha habido una explosión organizativa de mujeres luchando en la comunidad, en el centro de trabajo, contra la violencia, por los derechos sexuales y reproductivos, ha producido un empoderamiento significativo, que sumado al histórico del movimiento feminista y de mujeres en Venezuela, y la voluntad política del Presidente Hugo Chávez y su declaratoria como feminista, permitió también masificar y desmitificar un poco el feminismo, y hoy la expresión organizativa popular de las mujeres en Venezuela, es absolutamente desbordante y lo ha sido en veinte años de proceso político.

Esa explosión ha hecho que las mujeres asumamos un protagonismo clave en la jornada comunitaria, voluntaria, que está por encima del 80% de participación femenina. Por eso el movimiento de mujeres es central, estructurante de la fuerza social que acompaña a la Revolución Bolivariana, lo que se expresa en que seamos la mayoría en las misiones sociales, en los consejos comunales, en los CLAP, es decir, frente a todas las formas de organización popular que han ido mutando, cambiando, todas tienen el rostro combativo de las mujeres venezolanas. Eso es una fortaleza, sin duda, muy grande.

¿Qué hizo la guerra económica, sobre todo a partir del año 2013, con un pico muy elevado en el año 2015, y luego en 2018 y 2019, cuando se comenzó a expresar en el acaparamiento, en la especulación, el bachaqueo, el ataque a la moneda, y todos los fenómenos que fue desencadenando el sabotaje económico? Pues desmovilizaron, o pretendían desmovilizar en buena medida al movimiento popular que era el sostén social de la Revolución Bolivariana.

La intención de sacar a las mujeres de la jornada política comunitaria, que ha significado un empoderamiento colectivo, de reconstrucción colectiva de la autonomía de las mujeres como movimiento, que da cuenta del fenómeno democrático del país, se comienza a expresar en sus inicios con la desaparición de productos fundamentales para las mujeres y para las madres: las toallas sanitarias, ausencia de anticonceptivos, los pañales, la leche para los chamos. Es decir, una serie de productos que estaban especialmente vinculados a la mujer, a la jefa de hogar, al ama de casa, a la mujer trabajadora. Nos sacaron en buena medida de la actividad política comunitaria, voluntaria, para meternos en una cola de 8 horas. Recordemos el 2015 donde llegaron a haber colas de 8 y 12 horas para acceder a un paquete de pañales, a un paquete de leche. Ahí creo que hay un elemento muy clave que tiene que ver con los objetivos y los efectos de esa guerra en la vida de las mujeres.

Si en las guerras convencionales, nuestros cuerpos son utilizados como botín de guerra, creo que en esta guerra no convencional el sacarnos a nosotras de la esfera política, pública también forma parte de esa utilización de la mujer con fines de guerra, con fines políticos. Tiene que ver con los efectos que trajo este escenario que desde el 2015 hasta hoy ha venido en una situación de detrimento de las condiciones materiales del pueblo venezolano, de vulneración de los derechos humanos fundamentales, del derecho al acceso a la alimentación, a la salud, como consecuencia directa de la situación de bloqueo internacional, esto tuvo y tiene un impacto desgarrador en la cotidianidad de la mujer venezolana.

Los efectos sobre la vida de las mujeres es alarmante. En un contexto donde habíamos adquirido un nivel de vida muy elevado como pueblo y nos retrotraen a las necesidades más básicas: agua, luz, comida y medicina, que para nosotras son derechos humanos fundamentales, ya adquiridos, garantizados, y que nos permitía mantener una agenda histórica estratégica, hoy pasa a un segundo plano para ponernos a resolver las necesidades más básicas y desmovilizarnos. Cuando en un proceso político, un movimiento no avanza sino que se queda en el mismo lugar, eso tiende es a retroceder. No estamos en el mismo lugar, nos han traído a la defensa de unos derechos que creíamos automáticamente conquistados, por eso nos planteamos que el ataque sistemático que vive hoy el país pueda ser catalogado como un crimen de lesa humanidad. El contexto hoy nos demuestra que entonces tenemos que estar en la calle luchando para tener acceso a la alimentación, por la luz, el agua, acceder a otros productos básicos, porque el efecto sobre la vida de las mujeres ha sido regresivo, una gran vulneración de nuestros derechos humanos.

Hablar hoy de nuestras banderas de lucha históricas, pudiese parecer elementos fuera de contexto en un escenario en el que tenemos que luchar por tener la comida todos los días, por tener acceso al agua potable; sin embargo forma parte de nuestra agenda política obviamente, y con mucha más razón, pero no forma parte de la prioridad de la sociedad, que si ya en un escenario de normalidad es difícil que se asuma, pues en un escenario de conmoción, resulta más secundario. Sin embargo, la realidad es que hoy más que nunca luchar por el derecho a una vida libre de violencia para las mujeres es medular, por ejemplo. Es decir, el escenario de guerra que hay en el país complejiza más la situación, porque cuando tú tienes un sistema de salud en un estado de vulnerabilidad tan grande por falta de acceso a insumos, los indicadores históricos se están agravando. Ahí las muertes por abortos clandestinos y los embarazos no deseados se incrementan producto de que no tenemos acceso a métodos anticonceptivos. La vulneración de derechos específicos se va complejizando mucho más. Al sistema de salud le toca entonces priorizar los antibióticos, y los anticonceptivos pudiesen no ser una prioridad en un escenario en el que estamos luchando por los elementos más básicos de subsistencia.

Finalmente, el escenario de guerra y toda esa frustración que ha producido el cambio en nuestra cotidianidad, en el nivel de vida alcanzado, toda la presión psicológica a la que estamos sometidos diariamente, tienen expresiones en el lugar que debiera ser el más seguro, pero que a veces es el más peligroso para las mujeres, que es el hogar. A la carga de machismo estructural que ya teníamos hay que sumarle el escenario de frustración de macho proveedor frustrado, que descarga su violencia, sobre quienes siguen creyendo es su propiedad: el cuerpo y la vida de las mujeres.

 Nosotras llegamos a tener elevados puntos de avance y de progresividad de la conquista de los derechos de las mujeres en Venezuela, marco legal, marco institucional, un movimiento en pleno auge y en plena demanda, en plena tensión con la institucionalidad, una tensión para el avance. Sin embargo, la guerra efectivamente ha venido haciendo que esta agenda, como te decía que es nuestra agenda para el objetivo estratégico de la igualdad, se ha tenido que ajustar a esta lucha básica por la sobrevivencia, por la subsistencia de las cosas más elementales. Yo sí creo que las mujeres estamos en el centro de la guerra, creo que con intencionalidad política para desmovilizar la principal fuerza social con la que cuenta este proyecto histórico de la Revolución Bolivariana.

Hay quienes consideran que la violencia puede incrementarse bien sea por una invasión o por abierta guerra civil, ¿qué impactos tendría esto en la vida de las mujeres y las sexualidades disidentes?

RM: Cualquiera de los dos escenarios por supuesto que tiene un saldo negativo para todo el pueblo venezolano. Sin embargo, en el caso de las mujeres, la guerra convencional en el caso de una intervención militar extranjera se utiliza -la historia lo ha dicho, los números lo demuestran, los testimonios de las mujeres víctimas lo confirman- la presencia de militares extranjeros ha reportado un incremento de la violencia sexual y de la violencia física contra las mujeres. Una intervención en nuestro país significa una invasión no sólo a nuestro territorio y sino también a nuestro cuerpo. La utilización de las mujeres en esos escenarios, para socavar la dignidad de los pueblos, ha sido una práctica recurrente que se ha utilizado por todas estas coaliciones militares internacionales cuando llegan a un país. No es solamente el aniquilamiento físico, sino es el aniquilamiento moral de esa población, eso se hace sobre el cuerpo de las mujeres, para degradar, socavar la dignidad, para vejar, humillar, como el uso de la violación sistemática, la utilización de niñas con fines sexuales, la violencia física. Por supuesto que todo esto constituye un riesgo gravísimo para la vida de las mujeres venezolanas. Igualmente en el caso de una guerra civil en el país, por eso rechazamos de manera tajante que se pretenda poner como parte de las opciones políticas, como lo ha pretendido un sector antidemocrático de la oposición venezolana

Hay un elemento que es la profunda característica patriarcal de las guerras. Es parte estructural del patriarcado la utilización de las armas, ese modelo de masculinidad en el que las guerras y el enfrentamiento son la vía para la solución de cualquier diferencia. En el marco de una sociedad que ha iniciado el siglo XXI con elementos de progresividad muy grandes, no puede ser y no se lo merece este pueblo, incluso no hay ni la más mínima voluntad de la gran mayoría, más allá de la polarización, de entrar en alguno de esos dos escenarios, precisamente por la tradición democrática que tenemos como pueblo. Las mujeres venezolanas estamos negadas a cualquiera de esos dos escenarios, ambos profundamente patriarcales, de reafirmación del poder, de la fuerza, las jerarquías y la supremacía, porque entendemos que los muertos y las muertas de esa guerra son las y los hijos del pueblo. La gran mayoría de las mujeres venezolanas rechazamos que se agote la vía pacífica porque finalmente las bajas de cualquier escenario bélico, de conflicto armado, lo ponen los hombres y las mujeres del pueblo.

Sin embargo, vemos con preocupación en ese escenario de polarización gente invocando ejércitos extranjeros en Venezuela y una intervención militar, para solucionar un problema de este pueblo y de las y los venezolanos. Además teniendo los mecanismos democráticos y constitucionales para hacerlo. Efectivamente las consecuencias sobre la vida de las mujeres, sería volvernos a otro siglo y a otros escenarios. Estoy segura que existe la madurez, el nivel de conciencia y politización de un pueblo que es capaz de estar por encima de quienes invocan cualquier tipo de enfrentamiento en el país. La ruta del diálogo es el primer escenario para nosotras, y sacar del escenario cualquier opción que implique el sacrificio de vidas humanas de venezolanas y venezolanos en una intervención armada y militar.

Para nosotras la mirada es hacia el futuro, no echar derechos hacia atrás, no es la pérdida de vidas humanas en nuestro país, sino precisamente la búsqueda de soluciones y alternativas que nos permitan una salida de la situación que atravesamos. Creo que este es un pueblo con una cultura democrática y sobretodo pacífica que va privar, y tiene que privar para que nosotros/as tengamos un futuro promisorio que nos permita continuar el avance y la progresividad de nuestros derechos humanos fundamentales.

¿Ves incidencia de la geopolítica en el conflicto venezolano, cuál y cómo sería?

RM: Estoy convencida que hoy en el escenario geopolítico, en primer lugar hay una avanzada conservadora, hay un proyecto de recolonización especialmente en América Latina que ya ha tenido algunos saldos regresivos en el continente. El retorno de algunos gobiernos de derecha en AL dan cuenta de cómo esa agenda se viene imponiendo. En el caso de Brasil y Argentina, por ejemplo, hemos visto que -frente a lo que había sido una línea encabezada por Venezuela bajo el liderazgo de Hugo Chávez, de democratización y de conquistas sociales de los pueblos- se han venido sacrificando los avances en estos nuevos contextos de políticas neoliberales, mediados por una carga conservadora que les permita contener la movilización popular que defiende lo alcanzado.

En el caso de Brasil, se sacrificó un proceso democrático para acceder al poder político con el caso de Dilma Rousseff. Una de las primeras acciones con su salida fue eliminar el ministerio de la mujer. Luego con Bolsonaro, se mantiene, pero pone al frente a una fundamentalista religiosa antiderechos, que viene a desmontar los avances que tenían un enfoque feminista. En la Argentina de Mauricio Macri las condiciones de la población han venido en detrimento. Hemos visto con alarma también, el asesinato de lideresas emblemáticas del movimiento popular y feminista, como el caso de Marielle Franco en Brasil, Berta Cáceres en Honduras, que en el escenario de lo simbólico dan cuenta de la importancia del feminismo hoy en las luchas de los pueblos. Nosotras tememos, por supuesto, que ese sea el mismo libreto que se pretende aplicar en Venezuela para acallar las luchas populares. Hay otras complejidades en el continente, como el caso de Ecuador, donde se dio una reconfiguración de la política interna con un giro radical hacia la derecha.

Por otro lado, los mecanismos internacionales de integración que habían sido impulsados por Venezuela, están en un escenario de detrimento porque han venido siendo saboteados y desmontados, y se ha venido configurando una coalición de países de derecha que ha emprendido una cruzada para aislar diplomática e internacionalmente a Venezuela, han atentado contra la Celac, contra la UNASUR, han creado una coalición propia llamada Prosur. Decía un funcionario del gobierno venezolano que hubiese sido más sincero -sobre todo para este pueblo, que está profundamente politizado- que se llamara Pronorte. Sería más sincero porque finalmente es la aplicación de ese guión imperialista y de ese proceso recolonizador del continente, en el que estos gobiernos actúan como perros guardianes de intereses foráneos.

En ese escenario, Venezuela sigue siendo profundamente problemática, sigue siendo un mal ejemplo, especialmente para los pueblos que luchan y resisten, que no se van a contener por una reforma neoliberal. En este país nos han aplicado todos los formatos habidos y por haber, mediáticos, económicos, de guerra no convencional y -en medio de las más duras circunstancias que hemos tenido- vemos a un pueblo profundamente consciente, un pueblo en la calle, un pueblo defendiendo su soberanía, sus recursos naturales y defendiendo los derechos que hemos conquistado. Allí es donde está el mal ejemplo, porque seguimos planteando que pese a las circunstancias hay una alternativa de construcción para los pueblos del mundo. Ahora, sin duda debemos tener la capacidad para reparar los errores que hemos cometido como gobiernos populares y progresistas en los últimos años.

 Otro factor clave de Venezuela es el petróleo como principal recurso energético. Del que sigue estando inundado este país, con las mayores reservas del mundo, y resulta obvio que por la cercanía con los EEUU, que tienen grandes intereses de retomar el control sobre ellos.

Hay razones también históricas, porque el heroísmo de este pueblo que forma parte de la fuerza, la capacidad de resistencia y de la venezolanidad, nos hace tener seguridad de que podemos y de seguir adelante. Así lo histórico, lo económico energético con el petróleo y lo político con el mal ejemplo que significa la democracia venezolana para las pretensiones de recolonizar el continente; son los escenarios fundamentales de esta reconfiguración geopolítica, de este nuevo ajedrez que pretende aislar económica, militar, diplomática y políticamente a Venezuela.

Sin embargo, frente al escenario de amenaza de intervención extranjera, la respuesta ha sido la solidaridad de la gran mayoría de los pueblos del mundo que se niegan a que AL vuelva a ser utilizado como un escenario bélico, para satisfacer los designios internos del gobierno de los EEUU. Que frente a un escenario de elecciones interno electoral, siempre necesitan un trofeo, nosotras no estamos dispuestas a que ese trofeo sea sobre la base de la soberanía y de la vida de los venezolanos y de las venezolanas.

Hay posibilidades de diálogo entre los polos enfrentados, en todo caso, que elementos serían necesarios para concretar la posibilidad de diálogo.

RM: El escenario de diálogo siempre ha estado presente. En el escenario internacional hay toda una voluntad política de acompañar el diálogo. Nuestra principal bandera es que esa sea la forma de dirimir las diferencias y aunque parezca una obviedad, insistimos en eso porque escuchamos todos los días sectores radicales anti democráticos rechazando el diálogo, y pidiendo una intervención extranjera. Y en lo concreto, cada vez que se ha inicia un proceso de diálogo, rápidamente se abandona la mesa. Dicho eso, el escenario de diálogo en el país pasa finalmente por poner el bienestar del pueblo venezolano en el centro del debate.

Ahora bien, Venezuela tiene un profundo problema estructural con el tema económico, que sin duda debe ser un elemento central del diálogo. El tema de la recuperación del país pasa necesariamente por una revisión de la estructura económica en Venezuela. Los actores económicos tienen que jugar un papel específico, no puede ser el Estado jugando solo, nadando contra corriente, tiene que ser con los actores económicos, buscando alternativas y soluciones. Que en todo caso se ponga como interés superior al país, con la mirada puesta hacia el futuro. Porque aquí hay un conjunto de sectores que por más que han recibido financiamiento del Estado para la producción, finalmente se pliegan a acciones de sabotaje, especulación, acaparamiento, y eso tiene que pasar –la gente lo exige- por sanciones ejemplarizantes. Una cosa es no simpatizar con una opción política, y otra muy distinta jugar con el derecho a alimentación del pueblo, para forzar una opción política, eso es un delito, y debe tener respuesta. Hay un aspecto muy relevante que es la transferencia de competencias al poder popular, especialmente a través de las Comunas, que es clave para blindar el acceso a los alimentos como aspecto prioritario. Entonces creo que el diálogo debe transcender la polarización y plantearse también con los sectores que defienden este país y están dispuestos a trabajar y apostar a su recuperación, porque mientras tanto seguimos en un juego de dilatar las soluciones que requerimos.

Otro aspecto es la reparación de las víctimas. Hay casos emblemáticos, personas que han sido quemadas por su color de piel en este país, creo que es un escenario fundamental para ver los rostros de lo que ha implicado la acción irresponsable de los sectores más radicalizados de la derecha en el país. Si no hay justicia y reconocimiento de las víctimas es difícil avanzar. Pareciera que hay víctimas invisibles, mudas, a los oídos sobretodo de la comunidad internacional.

En lo político, es una situación de mucha complejidad, si alguien me preguntara en términos individuales cuál es la salida política, diría que se respete la voluntad de la mayoría del pueblo venezolano. Eso pasa por una serie de elecciones que se dieron desde los consejos municipales, hasta la Presidencia de la República, en las cuales millones manifestamos nuestra voluntad, ejercimos el derecho al voto, el deber como venezolanas y venezolanos, y aspiramos que esa voluntad sea respetada y reconocida, por su legitimidad, por su constitucionalidad y porque es un riesgo para la democracia venezolana decir que, si un resultado electoral no me favorece entonces no vale la Constitución, no vale la elección. Es decir, es una vulneración de la solidez de la democracia venezolana, apostar que cuando un factor político no esté de acuerdo con un resultado electoral entonces simplemente hay que repetir las elecciones. Una decisión de esa naturaleza les corresponderá a los actores del diálogo definirla, pero creo que tiene que ser con el más férreo compromiso democrático al respeto de la institucionalidad venezolana, nuestro marco constitucional venezolano.

Planteo esto porque se ha dicho que la oposición no quiere diálogo sino elecciones libres. Y me preocupan los riegos democráticos de eso, porque yo voté, de forma libre, consciente, autónoma, con plena libertad de conciencia, y creo que una de las más grandes fortalezas que tenemos es el modelo democrático participativo y protagónico, si eso lo debilitamos corremos graves riesgos. Por lo que no queda claro qué son “elecciones libres” de acuerdo a ese sector. Sin embargo, entendería, visto el escenario de complejidad, de cerco internacional, que parte de esa voluntad hacia el diálogo ponga en el debate cualquier escenario que permita reafirmar y ratificar la necesidad de no permitir una salida violenta a la situación en el país.

Insisto, nuestra ruta tiene que ser el mayor apego al sistema democrático venezolano, y creo que eso no pasa porque si tú y yo somos candidatas y tú resultas electa, entonces yo te pueda desconocer y volvemos a hacer las elecciones. Es un riesgo para la democracia venezolana y ese riesgo tiene que ser la última instancia a la que se recurra, precisamente para no vulnerar nuestro sistema democrático. Sin embargo, también entiendo que la paz del pueblo venezolano es el objetivo superior al que nos debemos en este momento.

Por último la reforma del Estado, que es una agenda pendiente. La polarización que tiene hoy el país ha incidido en una situación de desestructuración del Estado, de debilitamiento de la institucionalidad, entonces creo que en este escenario, es necesaria una revisión de esa vieja institucionalidad, caduca, burocrática, deshumanizada, por una institucionalidad que permita ajustarse a estos tiempos, a las nuevas necesidades, con un marco jurídico que haga mucho más efectiva la acción del Estado.

Para nosotras es una deuda superar un Estado burgués y su lógica capitalista y patriarcal, pero además, la situación hoy hace inminente que eso sea un elemento del debate que permita poner toda la cualidad técnica y política con la que cuenta el país en un escenario de debate de los temas medulares para el país como: la economía, la agricultura, la educación, la administración pública, la salud, los derechos humanos. Considero que este tema es clave para hacer viable y factible la posibilidad de construir una ruta mucha más sólida en el camino pacífico y democrático que nosotros llevamos como pueblo.

El Instituto Universitario de la Paz y los Conflictos de Granada sostiene «Existe la paz negativa (hay paz cuando no hay violencia), la paz positiva (hay paz cuando hay justicia) y la paz imperfecta” ¿Cómo aplicarías esta afirmación a Venezuela?

RM: El proyecto bolivariano tiene en su ruta la paz con justicia social. Ha sido un elemento recurrente en todos los escenarios que hemos atravesado, y es una agenda central hoy. Si tú le quitas la justicia social a la Revolución Bolivariana, es un proyecto inviable que no tendría razón de ser y que además no tendría a la gente en la calle defendiendo lo que tenemos, luchando en el CLAP, peleando por el agua, saliendo a marchar, rechazando una intervención militar en el país, porque no habría razón para acompañar un proceso si éste no tuviera un fuerte componente de identidad e inclusión con las mayorías del pueblo. La justicia social viene precisamente a equilibrar y garantizar que la paz no sea ese formalismo de la “paz negativa” donde no hay un escenario de violencia, pero donde las desigualdades sociales abran una brecha entre sectores privilegiados y excluidos.

Ahora, efectivamente existen grandes debilidades de todo el entramado estatal especialmente en el sistema de justicia, que han generado una situación de impunidad alarmante. Allí es necesario hacer esfuerzos estructurales, porque la justicia sigue siendo profundamente patriarcal y clasista.

Si en la situación que atraviesa hoy Venezuela, de bloqueo, de asedio económico, financiero, si no tuviésemos una política de protección social, especialmente para los sectores más vulnerables, cuyas condiciones son precarizadas cada vez más frente al escenario que atravesamos en términos económicos, entonces digo yo, tendríamos un pueblo movilizado masivamente contra un Gobierno, pero no es la situación, hay una polarización en el país sí, pero buena parte de la población venezolana está resistiendo y en defensa, y la otra efectivamente también golpeada y con un profundo descontento pero sin acción de masas, de calle.

Siendo también que buena parte de la movilización en Venezuela es popular, es de los sectores del pueblo que históricamente han sido los más excluidos y los más vulnerados, no porque no haya en el otro lado del polo pueblo también, quiero graficar es que la gente defiende y no como muchas veces se ha tratado de mostrar, porque tiene un “colectivo” atrás apuntándole, no, sino porque existe una identidad, un proyecto, una elección, donde esos sectores se han manifestado, han resultado las opciones mayoritarias, y eso debe tener el reconocimiento de los actores políticos internos e internacionales. La gente defiende porque hay una razón política, histórica, amorosa, y hay una razón material que también mueve a la gente. Mientras tenemos unos sectores tratando de extirpar los derechos que habíamos adquirido, también hay un sector que está tratando de contener los efectos sobre el pueblo de esas pretensiones de echar por tierra todo lo que nosotros/as hemos logrado como pueblo. Por eso creo que estamos en presencia de una paz imperfecta, que no desconoce que existe el conflicto, la contradicción, e incluso la violencia; valora las resistencias y la solidaridad de la gente por preservar las condiciones de vida y de paz; y comprende la necesidad de producir transformaciones estructurales.

¿Cuál sería el rol de las organizaciones sociales en la construcción y sostenibilidad de una cultura de paz para Venezuela?

RM: Después de la experiencia que tenemos y hemos tenido colectivamente, en el caso del movimiento feminista y de mujeres, creo que nosotras podemos dar ejemplo de lo que puede ser una ruta para el país. Pero eso pasa por unos principios y puntos que son irrenunciables, como el respeto y la defensa de la democracia y los DDHH. Por ejemplo, es posible articular una agenda concreta de acción política, de acción colectiva. Nosotras en particular como movimiento tenemos unos elementos que son sensibles a toda la sociedad, uno de ellos es la violencia contra las mujeres. Es una ruta que se agrava con la situación de guerra y de polarización que tiene el país, y creo que es una ruta en la que el movimiento popular puede aportar a un escenario de entendimiento nacional, de diálogo, de articulación de esos polos en profunda contradicción.

El aporte del movimiento popular no es sólo declarativo, se debe seguir expresando en la acción para que el país voltee a ver al movimiento feminista en una causa común, por ejemplo, creo que la reforma de la ley orgánica sobre el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia, pudiese ser un escenario, un mensaje que diga mucho.

La tradición pacifista del movimiento feminista, una tradición muy vinculada a la lucha contra la guerra, vinculada a combatir, a erradicar las formas de ejercicio del poder patriarcales, guerreristas, hegemónicas, jerarquizadas, nos da también una autoridad moral como movimiento, para poder erigirnos como principales promotoras de una cultura de paz en el país. Además las mujeres lo hacemos cotidianamente en el ejemplo, creo que ahí puede estar la principal potencia de dar un mensaje al país de lo que es posible hacer y estoy segura que lo podemos hacer.

La paz no es un ámbito específico del género femenino, ni las mujeres poseen una predisposición natural para la misma, sino que su construcción es una tarea que concierne a ambos sexos por igual. Sin embargo, es innegable el hecho de que las movilizaciones de mujeres han incluido muy a menudo la paz entre sus reivindicaciones, tal y como puso de manifiesto la alianza entre el sufragismo y el pacifismo primero, y las uniones recurrentes entre feminismo y pacifismo después. En conflictos que han ocurrido en AL y el Caribe, los colectivos de mujeres han jugado un papel importante para la paz ¿crees que en Venezuela sería posible replicar esas experiencias? ¿Quiénes serían las sujetas de esas experiencias? Qué condiciones deberían cumplirse?

RM: Te lo decía, forma parte incluso de la contribución cotidiana de las mujeres. Sin embargo, hay una agenda muy específica, si bien las mujeres no somos las “sujetas de la paz” sí somos unas agentes fundamentales para ella y hay ejemplos. En este contexto de conflicto, se han hecho muchos esfuerzos por la paz y la vida; y hemos visto en barriadas de Caracas con enfrentamientos entre bandas violentas, cómo el papel jugado por las madres de los jóvenes que hacen parte de esas bandas, ha permitido pacificar la comunidad a través de la intervención directa de ellas con su autoridad materna, pero también simbólica femenina. Ahí puede haber un elemento clave a explorar y concretar. 

Por otro lado, en esa construcción, esta visión de paz con justicia social pasa necesariamente porque las mujeres estemos libres de violencia por el hecho de ser mujeres. Para que haya paz en el país, para que haya soberanía en el país, sobre todo para que podamos decir que efectivamente hay justicia, una sociedad que efectivamente convoca a la paz, debemos superar el modelo hegemónico patriarcal de la violencia machista, de la violencia criminal, de la violencia social y de la violencia política e imperial. Porque si no estaríamos en un escenario de paz negativa, y hay que insistir en que esa agenda tiene que tener los elementos estructurales que apunten a la superación de las desigualdades de clase, de género, étnicas.

Creo que las mujeres tenemos un papel protagónico que jugar por la paz del país, y allí todas las mujeres del pueblo deben ser sujetas claves, y con condiciones de respeto, igualdad, no discriminación, pluralidad, multiculturalidad, respeto a la Constitución Nacional, defensa de la democracia, y de los DDHH, es posible concretarla.

Hay que partir de lo más apremiante, que comienza por la defensa común del derecho a la vida y a la dignidad, que pasa porque no queremos un enfrentamiento fratricida entre hermanas y hermanos, y pasa porque ningún ejército extranjero venga a socavar la dignidad de las mujeres venezolanas y la soberanía de la Patria.

Creo que la construcción de la paz tiene que tener la cualidad feminista. La cualidad de lo que el feminismo aporta desde su praxis, y desde el acumulado histórico y teórico a la concepción de la paz y justicia, contra la violencia, contra el modelo guerrerista que se pretende imponer, que es una cultura de dominio, una cultura de poder, una cultura profundamente patriarcal. La otra mirada, la otra lectura, hasta ahora, de esa visión hegemónica es la del feminismo, es la de las mujeres. Por eso creo que lo que podemos aportar es mucho y lo que tenemos que dar para esa construcción de la paz con justicia social pasa necesariamente porque la sociedad en su conjunto reconsidere su visión sobre las mujeres, para feminizar la paz como ruta estratégica enmarcada en la ética del cuidado.

Fuente: http://entrompedefalopio.org/2019/07/16/la-construccion-de-la-paz-tiene-que-tener-la-cualidad-feminista/?fbclid=IwAR0rD-RcrlvXM3vvpHfrPAl2j7rB4NW8EPwcXstdpdbFys4M8XF_a6ZXLyg

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Entrevista a Marcela Bautista: “Colombia necesita formar a los maestros rurales”

Entrevista/América del sur/Colombia/18 Julio 2019/Autor y fuente: Semana 

Marcela Bautista es socióloga e investigadora experta en temas de educación rural integral. Bautista participará en la Cumbre Líderes por la Educación el próximo 18 y 19 de septiembre. Semana Educación habló con ella sobre los retos que enfrenta la educación en el campo colombiano.

SEMANA Educación: ¿Cómo está la educación rural en Colombia?

Marcela Bautista: Colombia tiene unas brechas importantes en términos educativos. Los entornos rurales y urbanos se diferencian de una manera significativa en el sentido de garantizar los aprendizajes que requieren los niños en las poblaciones. Estas brechas principalmente se reflejan en el acceso a la educación. Esto quiere decir que los niños en las ciudades y en las cabeceras municipales tienen mayores oportunidades de educación que los niños en los entornos rurales.

Por otro lado, si miramos el número de años de escolarización de las poblaciones, las urbanas cuentan con 9,6 años en promedio, mientras que los entornos rurales tienen 6 años en promedio. En cuanto al nivel de aprendizaje, es decir, cómo están sus resultados en las pruebas estandarizadas, vemos que los menores desempeños están en las zonas rurales. Y en educación superior, solo el 20% de las poblaciones que están en la ruralidad acceden a educación superior, comparado con el 50 o 60% que están reportando las grandes ciudades.

S.E.: ¿Qué es lo más urgente para resolver esta situación?

M.B.: Esto requiere una serie de acciones integrales y por eso hablamos de Educación Rural Integral, para garantizar que los niños aprendan en contexto y lo que necesitan para el mundo de hoy, no solo para su territorio, porque claramente deben mejorar las condiciones de su territorio, pero también con miras a un mundo que está globalizado.

Eso requiere una serie de reformas. El país tiene un recorrido importante en hacer reformas y procesos de mejoramiento de la calidad de la educación en los entornos rurales, que pasa por la infraestructura, la alimentación, las dotaciones, las aulas, los libros. Pero el principal reto de la educación rural es mejorar y fortalecer el desarrollo profesional de los maestros rurales.

S.E.: ¿Es necesario generar incentivos para que los maestros quieran estar en la ruralidad?

Hay entornos rurales dispersos donde la infraestructura no es suficiente para garantizar todos los niveles educativos de los estudiantes.

M.B.: Es necesario incentivos para que maestros formados vayan a la ruralidad, pero especialmente para que los que estén se queden y se formen. El 35% de los maestros oficiales del país están en la ruralidad. Hay que lograr que esos 112 mil maestros se quieran quedar, pero además que se queden en buenas condiciones en términos de calidad de vida. Y que se les garanticen procesos de formación continua para que ellos puedan mejorar los procesos de aula.

S.E.: ¿Cuál es esa relación entre la baja escolaridad en la ruralidad y los altos índices de pobreza en estas áreas?

M.B.: La explicación es estructural. En muchas zonas rurales del país la pobreza se refleja en el bajo nivel de acceso a servicios básicos como agua, energía, conectividad, y en la escasez de bienes de la canasta como alimentos o ropa. O, por ejemplo, en que no hay garantía de una infraestructura vial que les permita a los ciudadanos movilizar sus productos o transportar los insumos para sus negocios.

La ruralidad en Colombia tiene el doble de población pobre que los entornos urbanos. Esto se relaciona con la precariedad en las instituciones educativas. Hay entornos rurales dispersos donde la infraestructura no es suficiente para garantizar todos los niveles educativos de los estudiantes. Por ejemplo, cuando los muchachos llegan al grado noveno no cuentan con infraestructura, con aulas, con docentes, con oferta, para transitar a grado décimo y terminar el bachillerato. Tienen que trasladarse a otros municipios, entonces requieren transporte, alimentación, y el sistema educativo no logra satisfacer al 100% las necesidades de esos estudiantes.

S.E.: ¿Qué países deberían ser ejemplo para Colombia en educación rural?

M.B.: Hay que tener presente que no hay una fórmula perfecta. La ruralidad es continua, con muchos grados de ruralidad y muy diversa. Todas las políticas educativas que hagamos tienen que ser desde una perspectiva territorial. Es decir, son los territorios, con el acompañamiento de los maestros, los estudiantes, los padres de familias, las secretarías de educación, quienes tienen que desarrollar las políticas educativas para los territorios.

Está muy bien hacer unos lineamientos generales desde el nivel nacional, pero nosotros abogamos por fortalecer los procesos de descentralización. Pensar una educación desde la ruralidad para la ruralidad. Perú, Chile y Canadá podrían ser referentes en ese proceso.

S.E.: ¿Cómo lograr a través de la educación que la sociedad decida realizar su proyecto de vida en el campo y no necesite migrar a las ciudades?

M.B.: La migración empieza cuando los niños inician la juventud y pueden tomar decisiones. Los jóvenes son actores racionales y evalúan las oportunidades que tienen en su territorio. Si al finalizar el grado noveno, ven que la educación media no les garantiza un valor agregado para sus trayectorias de vida, desertan o migran a las ciudades. Eso quiere decir que el sistema educativo debe garantizar oportunidades educativas para ellos, en el sentido de fortalecer esas competencias básicas para que puedan entender el mundo, pero además para que puedan insertarse a otros niveles de escolaridad, ya sea educación superior o formación para el trabajo. Esto va acompañado de las opciones de empleabilidad que pueden tener allí.

S.E.: En la reforma rural integral que contempla el Acuerdo de Paz se incluía un espacio para la educación rural, ¿en qué va esto?

M.B.: El Ministerio empezó a hacer una serie de acciones de cumplimiento que vincularon a las organizaciones de la sociedad civil. Para eso, se hizo una propuesta de Educación Rural Integral, que define los objetivos y los principales retos que tiene la educación rural. Cuando llega el nuevo Gobierno, empieza a revisarla y en este momento el Ministerio está formulando una nueva política de educación rural. Hay un elemento en el que se ha avanzado y es el concurso público para docentes en zonas PDET.

S.E.: ¿Ha sido conveniente que con el cambio de Gobierno se haya parado por un año la implementación de esa propuesta de Educación Rural Integral?

M.B.: Lo mejor hubiera sido tomar ese documento y partir de él. En este momento ya habríamos tenido acciones más concretas de mejoramiento de la ruralidad. Pero el Ministerio y el Gobierno, en general, se tomaron mucho tiempo en aceptar ese avance que ya se tenía y en reconocer lo que se había hecho desde los territorios. Empezar de cero no era la solución.

S.E.: Si Colombia está llamada a ser la despensa del mundo, ¿cuál es el papel de la educación en ese proceso?

M.B.: El papel de la educación no es formar competencias específicas y operativas para la productividad, sino generar innovaciones científicas y tecnológicas desde los territorios. La educación permitiría generar procesos de innovación productiva, muy anclados desde un desarrollo científico, que le permita a Colombia hacer cosas distintas frente al mundo. El país no puede convertirse solamente en el productor de bienes básicos de consumo, sino generar innovaciones; para esto se requieren inversiones.

S.E.: ¿Cuál es el papel de la tecnología en la educación rural?

Es muy importante, especialmente en los entornos rurales dispersos. La tecnología entendida como los dispositivos que permiten el acceso a la información y a la comunicación con el mundo, pero también entendida como la que permite generar nuevos procesos de innovación desde las instituciones educativas. Un ejemplo es la formación de los docentes rurales por medios tecnológicos. Hoy los maestros lo están haciendo. Cuando uno recorre el país se da cuenta que muchos maestros planean sus clases a través del uso de plataformas digitales, usan recursos tecnológicos en el aula y les brindan nuevas experiencias a sus estudiantes. Hoy necesitan un acompañamiento para que esa formación en tecnología sea más pertinente.

Marcela Bautista y otros expertos nacionales e internacionales sobre educación rural y distintos temas neurálgicos para el sector educativo estarán en la Cumbre Líderes por la Educación.

Imagen tomada: https://static.iris.net.co/semana/upload/images/2019/7/12/623010_1.jpg

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Cynthia Duk, directora del Centro de Desarrollo e Innovación en Educación Inclusiva de Chile: “La escuela inclusiva debiera ser una escuela no sexista, no racista, no discapacitante y no clasista”

La inclusión, ya sea en Chile, en América Latina o en España, ha de suponer un cambio de mirada sobre el alumnado. «Responde al desafío de conseguir que todos los alumnos se desarrollen plenamente, aprendan y participen en la vida en sociedad».

Por Meritxell Freixas Martorell

Duk participó en las primeras experiencias de integración con niños y niñas con discapacidad en Chile. De ellas aprendió a “ampliar el foco” y entendió que “la inclusión no era un tema de discapacidad, sino un tema vinculado a la educación en general”. Aunque es optimista con los avances en materia de integración, sobretodo en el acceso, reconoce que “la calidad desigual” en los sistemas educativos sigue siendo una asignatura pendiente en América Latina.

¿De qué hablamos cuando nos referimos “educación inclusiva” en América Latina?

Desde la mirada latinoamericana, tiene que ver con el sistema educativo en su conjunto. La educación inclusiva no se reduce a la inclusión a las personas con discapacidad, que tienen necesidades educativas especiales. Los incluye, pero va más allá de este colectivo. Tiene que ver con todo. Es la educación que desde las estructuras comunes busca dar cuenta de las especificidades, –identidades, características y necesidades– que definen a los seres humanos. Por eso, es tan compleja y tiene tantas dimensiones; no hay límites en dónde comienza y dónde termina. Responde al desafío de conseguir que todos los alumnos se desarrollen plenamente, aprendan y participen en la vida en sociedad. En sistemas y sociedades muy desiguales –como la chilena– la educación inclusiva adquiere mucha más relevancia.

¿Qué diagnóstico hace del estado de salud en América Latina, considerando los principios establecidos por la UNESCO en las distintas conferencias internacionales (Jomtien en 1990, Salamanca en 1994 y Dakar 2000)?

Hay distintas aristas. En términos de cobertura y acceso, la región ha hecho grandes avances. Todavía hay países que no tienen todos los niveles de cobertura deseados, por ejemplo, Nicaragua o El Salvador. Las deudas en cobertura recaen en la población indígena, los sectores rurales y las personas con discapacidad. El mayor problema es la desigual calidad de la educación. La mayor calidad llega a los sectores de más recursos, y la de peor es la que reciben los sectores más desfavorecidos. No podemos equiparar resultados educativos entre los estudiantes más desventajados con los más aventajados si ni siquiera les ofrecemos igual calidad de la educación.

¿Cómo se puede construir una escuela inclusiva en ciudades segregadas y distribuidas de formas desiguales, como es común en América Latina?

Hay uno de los autores de referencia sobre inclusión, Mel Ainscow, que señala que el mensaje de la inclusión es entendible y cargado de principios éticos y valores. ¿Quién podría oponerse a ella? Sin embargo, su puesta en práctica, es altamente compleja. Cuando hablamos de inclusión lo hacemos poniendo un foco en la complejidad, no se puede observar desde una sola perspectiva porque tiene muchas aristas y dimensiones. Uno de los aspectos importantes para avanzar en esta dirección es desarrollar el ojo y la mirada de hacia dónde están las barreras para la inclusión.

¿Cuáles son?

Tenemos muchas presiones contrapuestas a estos valores y, por esto, se hace tan difícil. Eso se traduce en altos niveles de segregación a nivel escolar. Además, la población está distribuida según nivel socioeconómico de ciertos barrios y se produce una tendencia de crear guetos. Como consecuencia, no se produce mixtura y no hay encuentro entre clases sociales. También se da segregación escolar por rendimiento académico, capacidades, etc. Eso es una de las cosas que en Chile hemos intentado combatir a través de la Ley de Inclusión. La segregación por rendimiento académico por la vía de la selección de los estudiantes es un fenómeno propiamente chileno. En países con fuerte educación pública y sistema educativo valorado por la sociedad, el fenómeno de la segregación académica se da menos. Me temo que terminemos con un sistema educativo altamente segregado según nacionalidades, también. Porque el fenómeno de la migración se ha exacerbado en los últimos cuatro años.

Este es un fenómeno que se vive en España. Hay escuelas públicas con alta población de alumnado migrante, mientras que en centro privados o de barrios más enriquecidos el porcentaje de alumnos extranjeros es muy bajo.

Aquí estamos iniciando este camino y observo que se está reproduciendo esa tendencia a la segregación por migración. Esto hace pensar ¿por qué no aprendemos de otras experiencias para evitar que se profundice la segregación?

En sociedades racistas, ¿cómo se trabaja desde la escuela para superar para eso?

La escuela inclusiva debiera ser una escuela no sexista, no racista, no discapacitante y no clasista. Por eso es una aspiración, es un ideal, un proceso largo. Son visiones que se ponen de moda. Son conceptos que están tan cargados de valores que empiezan a aparecer en todos los discursos.

En una de sus editoriales en la Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva habla precisamente de esto y dice que el concepto se utiliza tanto que se le ha vaciado de significado.

Exacto. Los hemos usado tanto que está gastado y pierde sentido. Creemos que una escuela que recibe a migrantes ya es inclusiva. Y eso no necesariamente es así, habría que ver la pluralidad, la política de convivencia y sus reglamentos, etc.

En América Latina existe todavía debate en torno a las escuelas especiales para los niños que conviven con alguna discapacidad. Se las defiende con argumentos como que ofrecen más atención a sus alumnos, por ejemplo. Sin embargo, autores como el australiano Roger Slee dicen que los niños que van en escuelas segregadas tendrán más dificultades a la hora de ingresar al instituto o encontrar un trabajo.

Tengo la convicción de eso, coincido plenamente con Slee. Sin embargo, hay un debate fuerte sobre los jóvenes que tienen una discapacidad muy severa. ¿Qué hacer si en el sistema común no tienen las mejores condiciones para tener la atención no sólo educativa, sino también vinculada a la salud? En esos casos, sí creo que es mejor que estén en escuelas especiales. Pero es una población muy específica y minoritaria. Los estudiantes que han hecho todo su proceso educativo en escuelas especiales tienen muchos menos recursos personales y habilidades para insertarse en la vida cotidiana e interactuar en la sociedad. Si no se interactúa con el otro, no se le conoce, no hay contacto, entonces no se produce el cambio cultural hacia la integración.

¿Qué desafíos enfrentan hoy los profesionales que trabajan en escuelas inclusivas?

Los mayores desafíos tienen que ver con los valores y las actitudes de los adultos. La inclusión implica un cambio actitudinal de los profesores que tiene que ver con cómo interpretan su rol y cómo se disponen a entender al grupo. Eso no es nada fácil. El cambio de actitud tiene que ver con la atención, el tiempo, la dedicación que los profesores otorgan a conocer a sus estudiantes. Dar respuesta a la multiplicidad de necesidades y demandas es muy complejo. Tienen que tratar de mirar a todos los estudiantes, pero en su individualidad. Implica deconstruirse, por eso es tan difícil. Los profesores pueden hacer los mejores esfuerzos y tener su intención, pero les juegan en contra las concepciones previas (las presiones internas) y las presiones externas (conseguir mejores resultados, evaluaciones de su trabajo, etc.). Siempre miramos la mayoría y los extremos.

¿Qué buenas prácticas hay en la región?

Los mayores avances están en los cambios en las legislaciones que la mayoría de los países en sus leyes de educación están empujando. Hay mucha más consciencia y compromiso que se traducen en legislaciones y políticas orientadas a mejorar la calidad, sobretodo en las últimas dos o tres décadas. Estamos hablando de países pobres, que les faltan recursos, pero a pesar de esto las políticas se orientan en una dirección correcta. Hay muchas experiencias notables en todos los países, incluso en regiones concretas de estos, donde se ven avances más sostenidos. El concepto y la visión de educación inclusiva ha ido permeando los sistemas en América Latina, donde los países tienen claro que la inclusión es una vía para combatir las desigualdades.

¿Nos hemos hechos cargo de los beneficios que la inclusión tiene para el conjunto, más allá de los beneficiarios directos?

Ahí nos falta mucho, pero ese es el gran desafío. Siempre se considera un beneficio para las minorías. Pasa lo mismo, por ejemplo, con el movimiento feminista: la equidad de género se ve como un beneficio para las mujeres, no para toda la sociedad. La mayoría de los hombres no le ven las ventajas que tiene para ellos como individuos de la sociedad. Nos cuesta ver el beneficio que como sociedad podemos obtener. También nos pasa lo mismo con la migración. Nos preocupamos de ver los efectos en los que viven en la desventaja, pero para los otros también las hay. Una línea de investigación nueva debiera abordar las consecuencias o efectos de la segregación para quienes detentan el poder.

“Hay quienes piensan que la justicia tiene que ver con el mérito”

Poniendo atención en el contexto de chileno, la ministra de Educación, Marcela Cubillos, quiere sustituir la Ley de Inclusión por un proyecto que bautizó como “Admisión Justa”, que devuelve a los colegios la opción de seleccionar su alumnado. Su propuesta se rechazó en el Congreso, por ahora. ¿Qué opina?

Desde 2009 con la Ley General de Educación se prohibió selección hasta 6º básico [11 años], pero estaba tan establecida como mecanismo propio y tan instalada en la cultura que a pesar de que la Ley lo prohibía, las escuelas seguían seleccionando. Además, estaba permitida en la enseñanza media para el acceso a la escuela. Eso contribuía a generar desigualdad y segregación, que se traducía en exclusión por los antecedentes socioeconómicos y culturales de familia, el rendimiento académico, las pruebas que se aplicaban a estudiantes para saber su nivel de competencias, las observaciones de interacciones con otros niños para conocer conductas, comportamientos… Eran mecanismos instalados en muchos colegios de Chile, no sólo en el sistema privado.

¿La Ley de Inclusión, que entró en vigor en 2016, lo corrigió?

Sí, corrige ese mecanismo perverso. La educación inclusiva también se concreta en un acceso igualitario para todas las personas a la educación y a la libertad de las familias de elegir el colegio y la educación que quieren para sus hijos. Lo que ocurría en Chile era que la escuela elegía a los estudiantes y no las familias. Eso se prohibió y se acabó la selección como recurso para la discriminación arbitraria. Por ejemplo, discriminar en algunos centros a hijos de padres separados, o a niños no bautizados. Eso se prohibió con la esperanza de que, si se eliminaba la selección, se produjera más mixtura de forma natural. Se sustituyó la selección por un sistema aleatorio y centralizado en el que las familias pueden elegir a través de un sistema online de postulación y que distribuye a los estudiantes según sus preferencias, sin mirar ningún antecedente previo. Pero con la llegada de un gobierno de orientación ideológica neoliberal y de derecha ahora se pretende reponer la selección bajo el fundamento de la meritocracia.

Así lo explicita el nombre del proyecto “Admisión Justa”.

Hay un sector que realmente piensa que la justicia tiene que ver con el mérito. Creen que aquellos, que tienen más talento o más capacidades, tienen que ir a los mejores colegios. Ahora, la pregunta de vuelta es: ¿Estos colegios obtienen mejores resultados porque son de alta calidad o porque seleccionan, descreman y educan a los mejores? Sin embargo, la propuesta de la ministra fue votada en contra y creo que el Parlamento estuvo a la altura en eso. Fue una señal de que algo está cambiando en Chile y no es tan fácil echar pie atrás a ciertos avances que han sido conquistados y que han sido reivindicaciones del movimiento estudiantil.

¿Qué otros países tienen o han tenido mecanismos selectivos de ese tipo?

Los hay en la mayoría de los países. Segregación escolar por las condiciones económicas hay en todos los países latinoamericanos en niveles altos, y ha ido aumentando con la desigualdad. Pero si lo miramos desde el punto de vista de la discapacidad, se han hecho esfuerzos muy importantes en todos los países de la región. Se han hecho planes y políticas, y se han desincentivado y han disminuido las escuelas especiales. Hay un alto porcentaje de escuelas regulares que abren las puertas a la discapacidad, pero los estudios muestran que esa proporción de estudiantes que ingresan a las escuelas regulares, luego encuentran la segregación dentro de las propias escuelas.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/05/27/la-escuela-inclusiva-debiera-ser-una-escuela-no-sexista-no-racista-no-discapacitante-y-no-clasista/

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