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Entrevista a Óscar González: “Hay padres que pueden pensar que sus hijos son adictos a internet, pero no se miran a sí mismos”

Entrevista/16 Mayo 2019/Autor: Daniel Sánchez Caballero/Fuente: El diario la educación

Óscar González es un maestro preocupado por el uso de las tecnologías y las redes sociales que hacen niños y niñas. Por eso ha dedicado buena parte de su tiempo a ayudar a las familias para que puedan enfrentarse a ellas.

Óscar González se ha convertido en uno de los grandes difusores educativos de España. Desde el aula de primaria de un centro valenciano que nunca ha dejado pese a los siete libros que lleva publicados y todas sus otras ocupaciones —conferenciante, asesor educativo y director de la Escuela de Padres con talento y Educar con talento—, González se dedica a la pedagogía social, a ayudar a las familias a educar a sus hijos a partir de toda la experiencia acumulada en 19 años como maestro. Su último libro, Tus hijos y las nuevas tecnologías (Amat Editorial) está concebido a modo de guía práctica para ofrecer soluciones a familias en cómo afrontar la aproximación (o uso) de sus hijos a móviles, tablets, internet, etc. Su recomendación general: información, comunicación y control. No espiar, controlar.

¿Por qué has decidido escribir un libro sobre tecnología ahora?

En las escuelas de padres el tema de las tecnologías es recurrente y, aunque hay mucha información, hay mucha desinformación. Así que pensamos en trasladar lo que hacemos en las escuelas de padres al papel. El origen del libro no es tanto mi interés sino la necesidad de las familias, que me lo han pedido. He intentado que fuera un libro sencillo, con ideas prácticas y, sobre todo, dividido por tramos de edades, porque las necesidades no son las mismas para un peque de dos años que para un adolescente de 14 ni para las familias las soluciones que tenemos que aplicar son las mismas.

Tú trabajas mucho con padres. ¿Cuáles son sus preocupaciones con estos temas?

Los padres nos preocupamos sobre todo porque los hijos tengan acceso a contenidos inapropiados. A veces es porque los buscan, pero a veces los encuentran. También que puedan sufrir cyberbullying. Además está el miedo a que entren en contacto con alguna persona que les puede hacer daño, el grooming (acoso sexual en la red). Otra preocupación básica es el tiempo, aunque a veces esa preocupación no se da como tal. Hay familias que pueden pensar que sus hijos son adictos a internet, pero no se miran a sí mismos y ven que están haciendo un uso excesivo, y hay que buscar dónde está la línea entre el uso y el abuso o adicción.

La adicción, supongo que es una de las principales preocupaciones. El libro, aparte de estar escrito a modo de manual, contiene citas de informes, datos contrastados que demuestran que esto no es una preocupación abstracta, que tiene una base detrás. ¿Qué consecuencias tiene para los chicos estar enganchados al móvil?

Muchas. Por ejemplo, el sueño. Está demostrado que los niños que utilizan en exceso el móvil y lo hacen hasta tarde se están quitando horas de sueño, no van a rendir lo que deberían. Ese uso excesivo también suele conllevar que hacen varias tareas a la vez, como usar el móvil, estudiar, escuchar música… Y está demostrado que no estamos capacitados para hacer tantas cosas a la vez. Tenemos que concentrarnos. Si estamos con la multitarea reducimos la productividad. Cuando has alcanzado el pico de concentración y abres la red social, aunque sean dos segundos, luego te va a costar 15-20 minutos recuperar ese pico de concentración. Aparte, muchos niños prefieren estar con el teléfono a salir a hacer deporte o a la calle. Son tres pinceladas de las posibles consecuencias que puede tener ese abuso del móvil.

Abro un paréntesis y dejo de lado a los chicos por un segundo. ¿Esto de la concentración afecta también a los adultos?

Claro. Estás trabajando con el ordenador y te salta una notificación de Facebook y ya la has liado. Solo con la notificación ya pierdes la concentración. Si lo abres, estás perdido. Pero esa pérdida de atención la sufrimos todos y creo que es uno problema de la sociedad. Por eso creo que están tan de moda el mindfullness, el yoga, la meditación… para recuperar la capacidad de centrarnos en el mundo presente, que cuando estamos hiperconectados no estamos en el momento presente, al contrario. Uno de los grandes peligros de la tecnología es el miedo que tienen los chavales de perderse algo el tiempo que no están conectados. “¿Y si han publicado algo en Facebook y no lo he leído?”. Nos pasa mucho en vacaciones, que enseguida preguntan los chavales si donde vas hay wifi. Pero también los adultos, es algo que tenemos que trabajarnos como sociedad.

Cuestiones prácticas: ¿Cómo recomiendas a una familia que afronte la compra y uso del primer móvil de un hijo?

Antes de plantearnos la compra no me centraría tanto en la edad, aunque sea importante. Lo retrasaría al máximo, 14 mejor que 12 y 16 mejor que 14. Pero hay que centrarse en las características del niño, su madurez. Lo más importante es el papel que vamos a adoptar como padres a la hora de comprar el móvil. ¿Vamos a supervisar, controlar, estar al tanto de lo que hace con el móvil? Sí, adelante, nos planteamos la compra. Si el papel va a ser darle el móvil y olvidarse, ni te lo plantees. Da igual que tenga 12, 14 o 16. En el momento en el que no hay control surgen los problemas. Además, el niño debe entender que cuando le compramos el móvil lo hacemos con una serie de condiciones. Por eso es tan importante que podamos firmar un contrato con condiciones, hay muchos por las redes, uno de la Policía incluso. Se ponen una serie de condiciones, como que si no se cumple lo acordado inmediatamente el móvil se retira. Eso lo tienen que saber previamente, porque después es más difícil quitárselo una vez comprado y hecho el mal uso. Pero si le hemos advertido antes él va a valorar que eso es así y no se sorprenderá tanto.

Dentro de ese seguimiento recomiendo que se ponga alguna aplicación de control parental. Yo recomiendo Custodio, no por hacer publicidad, sino porque es la que uso yo. La herramienta nos ayudará a controlar, que no espiar, a nuestro hijo. Si entra en webs inadecuadas se pueden bloquear, nos dice el tiempo que ha estado utilizando el móvil y haciendo qué, etc. Esto es importante tenerlo claro, porque cuando compramos el móvil una de las condiciones es que se va a instalar el control parental. No para espiarle, sino porque no queremos que accedan a ciertos sitios. Es mejor explicarle esto y que sea consciente de que tiene el control parental activado a que lo instalemos sin decirle nada y luego vayamos a decirle que ha estado entrando en tales webs. Se sentirá espiado y se perderá confianza, que es la base de todo, junto a la comunicación. Para llegar aquí necesitamos un trabajo de comunicación, porque hablamos de tecnología, pero creo que debemos hablar de educación, que es la base.

Ya que hablamos de educación, ¿cómo aborda la escuela la ‘educación tecnológica’?

Es una asignatura pendiente aún. Debemos ponernos las pilas y desde la escuela deberíamos impulsar esta educación tecnológica más y darle más importancia. No en todas las familias se le está ofreciendo a los chavales esa formación tecnológica, esas herramientas, y nosotros deberíamos compensarlo de alguna manera. Cuando dices que sería interesante incorporar otra asignatura para hablar de esto la gente piensa, “otra asignatura”. Creo que no debería ser evaluable, simplemente formativa y en la que se puedan aplicar estas estrategias de primera mano. Saber cuáles son los peligros, los problemas en los que se pueden meter solo por compartir una imagen que no deben. Alguien debe darles esta formación y la escuela puede ser el sitio, pero para eso deberíamos formarnos los profesores. Se está haciendo un buen trabajo desde la Policía, que vienen a dar charlas. Pero es una cosa puntual, vienen un día, que está muy bien porque el alumnado se acuerda mucho, pero ya. Y eso con el tiempo se diluye, no es lo mismo que trabajarlo a diario en una asignatura y que veamos casos reales. Que aquello que han visto en las noticias es cierto y que tiene unas repercusiones y unas consecuencias, porque nos quedamos con el titular, pero luego no vemos que el chico que compartió esa fotografía ha tenido problemas. Hay que ponerles en la realidad y qué mejor que la escuela para hacerlo. Y, sobre todo, en la etapa primaria. En secundaria te van a decir que qué les estás contando, pero en primaria, que hay más receptividad. En 3º y 4º de primaria tienen unas edades muy buenas para empezar a explicar ciertas cosas.

No sé hasta dónde conoces los planes de formación de los maestros, pero me pregunto si la hay.

Desconozco un poco, sé que se trabaja la presencia en redes sociales, pero no sé hasta qué punto se ofrece esa formación dirigida al alumnado. No creo, ysería interesante. Y no solo en las facultades, también en los centros de formación continua del profesorado. La solución que muchas consejerías de Educación han dado, como por ejemplo en Valencia, ha sido cortar las redes sociales. En esas edades los niños no deben estar en las redes, no tienen la edad legal. Pero la solución no es prohibir o cortar. La solución es educar, explicarles primero que no tienen acceso porque no tienen la edad legal para acceder a las redes, esto es importante. Y que los padres lo tengan bien presente, porque muchos desconocen muchas redes sociales como Instagram, etc. No saben qué es. Y que desconozcas que tu hija de nueve años está colgando fotografías en Instagram es un problema.

¿Hay mucha brecha digital entre padres e hijos?

Creo que la hay, pero como padres tenemos una responsabilidad y debemos reducirla. Nunca vamos a manejar los móviles como ellos en cuanto a habilidad. Pero en cuanto a conocimientos depende del tiempo que inviertas. Si dedico tiempo a formarme y prepararme lo haré funcionar tanto o más que un niño, por supuesto. Pero entran nuestras excusas, tipo “no tengo tiempo, mi hijo lo hace mejor”. Todas las excusas que solemos poner no son más que eso, excusas. Ahí creo que nos equivocamos mucho. Les ganamos en algo que no tienen, experiencia, y por mucho que ellos crean que saben manejar, son muy vulnerables y se pueden meter en problemas por ese desconocimiento nuestro y por no haberles dado formación. Ahí tenemos mucho que hacer y hay trabajo para reducir.

¿Cuál es su postura respecto al móvil en clase?

Creo que no estaría mal siempre y cuando sepamos hacer un buen uso del mismo. ¿Para qué vamos a usar el móvil en clase? Por ejemplo, para grabar y editar vídeos. Fantástico. Pero para eso hay que explicar bien las normas de uso del móvil en el centro, que no serán las mismas que en casa aunque sean parecidas. Te la pueden liar. Pueden hacer una foto o grabar a un niño, y tal y como está la ley de protección de datos podemos tener un problema. El uso debe ser didáctico, pedagógico y educativo, no para entrar en las redes o atender llamadas. Si la finalidad es educativa, puede ser una herramienta. La tecnología no es buena ni mala, es una herramienta y depende del uso que le demos. Si es educativo y provechoso, aprenderán que, además de los usos que ellos le dan fuera de la escuela, tienen esa herramienta para hacer otras muchas cosas que no son conscientes que pueden hacer, para formarse, etc. Pero no como sustituto de nada, sino como un complemento. Que estamos entrando en un ambiente de tecnología donde parece que si no es tecnológico no es innovador y ahí nos equivocamos, hay que buscar un equilibrio.

¿Nos hemos olvidado un poco de la televisión, con tanta atención a móviles y tablets?

Muchísimo. Lo que ocurre es que las teles ya no son teles. Son smart TVs y ahí tienes la opción de ver la televisión a la carta cuando quieras. Ahí tenemos que entender que con estas cosas no estamos fomentando la paciencia. Antes tenías que esperar a que lo emitieran, ahora no. Eso es una cosa más, como Spotify o YouTube. Están acostumbrados a ver un vídeo, si no les gusta cambian en un minuto a otro. Y les está llevando a no saber esperar. Un ejemplo muy sencillo son las fotos. Antes se revelaban y había que esperar. Pero sí, la televisión es un elemento central, que está ahí, a veces de fondo, impidiendo la comunicación en familia.

Imagen y fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/05/16/hay-padres-que-pueden-pensar-que-sus-hijos-son-adictos-a-internet-pero-no-se-miran-a-si-mismos/

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Entrevista a Marcela Junguito: «El empoderamiento de las mujeres tiene que empezar desde la infancia»

Entrevista/Autor y fuente: Semana

La rectora del Gimnasio Femenino, Marcela Junguito, explica que aún hay muchos sesgos inconscientes en la forma cómo educan a las mujeres. La educación del siglo XXI tiene que hacer más énfasis en que se animen a explorar, a estudiar ciencias exactas y a ser líderes de su comunidad.

La equidad de género es una necesidad cada vez más apremiante en cada sector de la sociedad. Pero desde la escuela no se está propiciando los espacios  suficientes para que las mujeres sean líderes y y lleguen adonde tradicionalmente han estado sub-representadas, opina Marcela Junguito, rectora del Gimnasio Femenino.

Esta institución de educación acaba de lanzar un libro sobre “La educación de la mujer en el siglo XXI”, que aborda el problema de cómo empoderar a las mujeres desde su etapa escolar.

SEMANA Educación habló con la rectora sobre las estrategias que deben implementar las instituciones de educación para empoderar a sus estudiantes y enfrentarse a un mundo laboral desigual.

SEMANA Educación: ¿Por qué quisieron hacer un libro sobre la educación de la mujer en el siglo XXI?

Marcela Junguito: La idea es aterrizar en la práctica el discurso del empoderamiento de las mujeres desde la edad escolar. Si hay un tema que se esté discutiendo mucho en este momento es ese, y la importancia de la representación femenina en todos los ámbitos. Lo que quisimos con el libro es aterrizar eso en la práctica, qué significa desde el colegio. Somos unos convencidos de que el empoderamiento de las mujeres tiene que empezar desde la infancia, desde su relación con su entorno, con sus profesores, con su proceso de aprendizaje. Que ellas puedan romper la brecha de los sueños, que quiere decir que le enseñamos a los niños a soñar muy en grande y a las niñas no tanto…

S.E.: ¿Cómo es eso?

M.J.: Aún hoy en el siglo XXI, el espectro de posibilidades profesionales que se le presentan a las niñas de manera consciente o inconsciente es muy limitado. Todavía las estamos encaminando a ciertas carreras, a escoger un poco desde el temor, de buscar lo seguro, las carreras que dan cierta estabilidad. Eso tiene que ver con la educación de las mujeres, que está muy centrada en la protección. Lo cual no es malo en sí, pero no les estamos permitiendo explorar, arriesgarse y equivocarse. Si queremos mujeres representando en todos los sectores, pues las tenemos que animar a estudiar cualquier carreras y a equivocarse, también, y saber que eso es parte de la vida, que no es tan grave.

S.E.: ¿Es decir que no se todavía se están educando a las niñas y a los niños con enfoques distintos?

 

M.J.: Pues es que todavía hay muchos sesgos. Un profesor entra a un salón de clases y tiene sesgos subconscientes. En el campo deportivo los hay todos. Todavía no estamos educando a las niñas con la mentalidad de que ellas pueden ser deportistas profesionales. Las educamos pensando que el deporte es algo complementario, marginal. No existe en nuestro imaginario colectivo que una niña pueda dedicarse a eso y seguir siendo femenina. Por eso tenemos tan poquitas mujeres en deportes. Ninguna niña quiere que la señalen.

S.E.: Ya que habla de eso, en Colombia también son pocas las niñas que escogen una carrera en Ciencia, Tecnología, Ingeniería o Matemáticas (STEM). ¿Por qué cree que es así?

M.J.: Pues por lo mismo, porque hay muchos sesgos. Creemos que las mujeres son mejores para las humanidades. Hemos asumido que en ellas son más naturales las habilidades sociales y comunicativas, y las invitamos a seguirlas desarrollando. Hay un libro muy interesante que creo que se llama Pink brain, blue brain sobre las diferencias entre los cerebros de niñas y niños y habla de cómo las diferencias son muy chiquitas cuando nacen. Pero las potenciamos culturalmente. Me explico: las niñas, en promedio, aprenden a hablar más rápido que los niños. Eso inmediatamente condiciona el tipo de juegos que les hacen los papás y los juguetes que les regalan. A las niñas les regalan muñecas, que son juegos que estimulan esas habilidades comunicativas. Mientras, a los niños se les anima a ser superhéroes, exploradores, a armar cosas. Y ese tipo de juguetes son muy limitados para las niñas. Ahí la pregunta es qué pasaría realmente si educamos a los niños y niñas igual. De pronto se nos quitaría la idea de que las diferencias entre ambos son enormes.

S.E.: Ustedes hablar de promover que las mujeres sean líderes desde el colegio. Incluso tienen una clase de Liderazgo en su programa curricular. Pero ¿cómo se enseña a las niñas a que sean líderes en un mundo mixto, cuando están aprendiendo en un contexto exclusivamente femenino?

M.J.: La gente históricamente asocia los colegios femeninos con colegios tradicionales, que buscan es proteger en lugar de exponer. Pero en las últimas décadas ha cambiado radicalmente el discurso de los colegios femeninos en todo el mundo. Hemos encontrado que, sin darnos cuenta, estábamos potenciando esa posibilidad de que las mujeres ocupen desde muy pequeñas roles de líderes. La enorme ventaja de colegios de niñas es que no hay sesgos de género. Nadie opina que una niña debería estar más en ballet y no en fútbol. Es un escenario ideal para que ellas crezcan en esa libertad de expresión. Ahora, este enfoque lo puede adoptar cualquier colegio. Sería muy interesante un colegio mixto con esta apuesta de empoderar a las mujeres.

S.E.: ¿Cómo ve el panorama del empoderamiento femenino en el país?

M.J: Nos falta mucho. A nosotros Aequales, una empresa que trabaja con temas de desigualdad de género, nos presentó el panorama actual de la equidad en las empresas del país y casi nos vamos de para atrás. A uno le daba la impresión de que las cosas están mucho mejor que antes, que ya la desigualdad de género era tema superado. Pero de 2004 a 2019 no ha cambiado nada la proporción de inequidad. Eso demuestra que si no se hace algo intencionadamente para cambiar el panorama, planes, proyectos, programas, etc. el mundo no va a cambiar solo. Dándole tiempo no vamos a llegar a la equidad.

Imagen tomada de: https://static.iris.net.co/semana/upload/images/2019/5/14/615280_1.jpg

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/como-ensenar-a-las-ninas-a-ser-lideres-en-el-colegio/615282

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Entrevista a Henry Giroux: “La crisis de la escuela es la crisis de la democracia”

Entrevista/15 Mayo 2019/Autora: Ana Torres Menárguez/Fuente: El país

El pedagogo estadounidense Henry Giroux reclama una reforma del sistema educativo para que el pensamiento crítico impregne todas las asignaturas

Henry Giroux (Providence, 1943), uno de los académicos más reconocidos en Canadá y uno de los impulsores de la llamada pedagogía crítica, tiene un discurso radical sobre los fallos del sistema educativo. Él no habla de los resultados de las pruebas PISA—que miden el conocimiento en ciencias, matemáticas y comprensión lectora de los alumnos de 15 años en los países de la OCDE—. De hecho, cree que las pruebas estandarizadas son una estrategia de la derecha para desviar la atención del «verdadero» problema de la educación: no fomentar el pensamiento crítico para crear ciudadanos «conformistas» que no reclamen nada a las administraciones.

Afincado en Toronto, Giroux es conocido por sus publicaciones conjuntas con Paulo Freire, uno de los pedagogos de referencia del siglo XX por su teoría de la pedagogía del oprimido, donde propone la rebelión de los más desfavorecidos a través del acceso a la educación. Giroux, investigador en la McMaster University de Ontario, fue incluido en la obra Fifty Modern Thinkers on Education: From Piaget to the Present (Routledge, 2002), que nombra a los 50 pensadores que más han contribuido al debate educativo en el siglo XX.

Giroux, que acaba de publicar el libro La guerra del neoliberalismo contra la educación superior(Herder), critica que las universidades están siendo atacadas con recortes continuos en su financiación, especialmente los departamentos de humanidades, para que dejen de ser centros de pensamiento. La semana pasada, tras dar una conferencia en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, atendió a este diario.

Pregunta. ¿Qué es la pedagogía crítica?

Respuesta. No es un método que se pueda aplicar en los colegios. Es una revisión del tipo de escuela que queremos. Es un intento por reconocer que la educación es siempre política y el tipo de pedagogía que se usa tiene mucho que ver con la cultura, la autoridad y el poder. La historia que contamos o el futuro que imaginamos se refleja en los contenidos que enseñamos. La pedagogía tal y como está planteada ataca en lugar de educar. Es un sistema opresivo basado en el castigo y en la memorización, que persigue el conformismo. Hay que desarrollar otros métodos que formen alumnos capaces de desafiar las prácticas antidemocráticas en el futuro.

P. Desde hace unos años, ha habido una ola de innovación educativa que ha transformado muchos colegios. ¿No cree que estén cumpliendo esa función?

R. Las escuelas están siendo atacadas, especialmente desde Gobiernos fascistas y de derechas. En Brasil, Bolsonaro ha animado a los estudiantes a denunciar a los profesores de izquierdas de un supuesto adoctrinamiento y quiere eliminar todas las referencias a Paulo Freire de los temarios. Acaba de anunciar un recorte en las carreras de humanidades como filosofía y sociología para priorizar profesiones que «generen un retorno al contribuyente». La crisis de la escuela es la crisis de la democracia. Los gobiernos de derechas no quieren que la gente piense y la educación tiene un papel central en la lucha contra las narrativas tóxicas y el surgimiento de ideologías ligadas a la supremacía blanca.

P. ¿Cómo se puede aterrizar el cambio que propone? ¿Cree que los partidos de izquierda sí están a la altura?

R. Primero el interés tiene que venir de la calle, de la comunidad de vecinos y de los propios profesores. El poder se tiene que tomar la educación en serio. La izquierda es muy estúpida en lo que se refiere a la educación. No se dan cuenta de la importancia que tiene. En Estados UnidosObama replicó el programa de los republicanos, el teaching for the test(focalizar la enseñanza en la superación de exámenes estandarizados). Los exámenes forman parte de un discurso de opresión, son una forma de disciplinar a estudiantes y a profesores y restan imaginación a los alumnos. Se tiene que potenciar el diálogo, la construcción de identidades y cómo encajar a los otros, por ejemplo, a la minorías.

P. ¿Cuál es el peligro de los exámenes?

R. Son una estrategia para hacer ciudadanos menos críticos. A los profesores se les ha dicho que no son intelectuales, que son tecnócratas y que están ahí para medir el conocimiento de los alumnos, que lo que importa son los exámenes. Parece que la evaluación es el centro del sistema educativo. Pero la función de la escuela debería ser conseguir crear ciudadanos tolerantes, con capacidad de diálogo. El colegio es el lugar donde se crean las identidades. ¿Quién quieres ser? Cuando el profesor y los contenidos son incuestionables, están inculcando una forma autoritaria de entender la sociedad. Silenciar las dudas sobre lo que viene dado desde arriba. La derecha sabe tomar ventaja de eso.

P. Canadá es un ejemplo de inclusión en las aulas. ¿Cree que es un referente?

R. Canadá tiene un sistema muy progresista, pero tampoco se salva. En Ontario el nuevo primer ministro, Doug Ford, del partido conservador, ha suprimido las clases de educación sexual y ha obligado a volver al plan de 1990. Quiere centrar el sistema en educar para el trabajo. Los gobiernos transforman la educación en algo que no debería ser.

P. ¿No cree que las escuelas deben preparar a los alumnos para las habilidades que pide el mercado de trabajo? Van a encontrar un terreno muy competitivo.

R. No les tienen que preparar para el trabajo que tendrán en el futuro, sino para el tipo de sociedad en la que quieren vivir. Te ofrezco las habilidades digitales para que trabajes en Google o en Facebook, pero vivirás en una sociedad fascista e intolerante. Eso no vale. Hay que priorizar que aprendan a ser ciudadanos informados cuando hay partidos de extrema derecha que están ascendiendo al poder.

P. Le podrían acusar de tener una visión demasiado utópica.

R. Sobrevivir no es solo encontrar el trabajo adecuado, es reclamar un buen sistema público de salud o el derecho a una vivienda digna. El sistema escolar, basado en la competitividad entre iguales y en la idea de ganadores y perdedores, enseña a creer que cuando tienes un problema la culpa es tuya. Que los problemas son individuales. Las personas no pueden trasladar los problemas personales a carencias del sistema. Así surgen individuos alienados que se culpan a sí mismos de su situación desgraciada. «No hice lo suficiente en el colegio, por eso me va mal», piensan, en lugar de mirar al estado del bienestar, ver si se está desmantelando. Hay que enseñar a luchar y a exigir a la administración que cumpla sus obligaciones.

P. En su último libro hace una crítica muy dura al trato que dan los Gobiernos a las universidades.

R. Trump ha amenazado con retirar fondos federales de universidades que cree que están copadas por liberales e izquierdistas y ha propuesto reducir el presupuesto educativo en 7.000 millones en 2020. El 70% de los profesores de educación superior en Estados Unidos tienen contratos a media jornada.Eso afecta a su libertad de expresión, piensan que si hablan pueden ser despedidos. Tienen miedo de movilizarse contra la administración. La universidad debería ser un espacio para el diálogo. Las universidades cada vez funcionan más como empresas, no contratan intelectuales para liderarlas, sino CEOs. Los estudiantes se han convertido en clientes. La gente joven es un valor en el que merece la pena invertir, una inversión a largo plazo. Pero los políticos, tanto de izquierdas como de derechas, solo buscan resultados a corto plazo.

Fuente: https://elpais.com/sociedad/2019/05/09/actualidad/1557407024_184967.html

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“Incluir no es dejar a un chico en un rincón del aula coloreando fichas”

Por: Angela Alba.

 

Tras más de 20 años en la vicepresidencia, Fabián Cámara se pone al frente de la asociación con la intención de llevar sus servicios a toda la provincia y dar impulso al proyecto de una residencia

Fabián Cámara (Córdoba, 1957) acaba de ponerse al frente de la Asociación Down Córdoba tras más de 20 años en la vicepresidencia acompañando a Luis Guada. Cerca de 200 familias integran esta entidad que lleva en Córdoba más de 30 años luchando por dar visibilidad.

–¿Cómo llegó a la asociación?

–Llegué hace 23 años, que es cuando nació mi hijo Fabián con Síndrome de Down. Tenía un desconocimiento absoluto de lo que era el Síndrome de Down. Fue una sorpresa para mi mujer y para mí. Nos pasamos por la asociación, que entonces estaba en Ronda de los Tejares, y tuvimos la suerte de conocer a Luis Guada y a mucha gente más que nos atendió muy bien. Poco a poco me fui enganchando y Luis me pidió que me sumara a la directiva con él. He estado 21 años siendo vicepresidente, con lo cual el proyecto que llevamos adelante ya lo conozco.

–¿Cómo ha sido la etapa como vicepresidente?

–Magnífica porque trabajar con Luis como presidente ha sido un gusto. Ha sido una etapa de mucho esfuerzo, mucho trabajo y mucho crecer.

«EL PROYECTO DE LA RESIDENCIA QUIERE QUE PADRES E HIJOS PERMANEZCAN JUNTOS CUANDO ENVEJEZCAN»

–Supongo que la línea va a ser continuista, ¿pero va a impulsar algún cambio?

–En lo general habrá continuidad. Hemos presentado cinco líneas de actuación en la candidatura. Una va a ser renovar un poco el organigrama de la casa porque se puso en marcha hace 15 años y con los nuevos servicios se ha quedado algo obsoleto. Por otro lado, nuestra voluntad es ir externalizando servicios para que los chicos no tengan que estar viniendo continuamente aquí (a la sede de la calle María la Judía) sino que sea en el entorno donde realizan sus actividades donde les prestemos los apoyos. Por otra parte, tenemos el proyecto de una unidad residencial para mayores con y sin Síndrome de Down. Está muy en ciernes, nos queda hablar con mucha gente. En el Síndrome de Down se da la circunstancia de que ellos envejecen antes, entre los 45 y los 50 años, lo cual pone a los padres en los 75-80. En vez de separarlos como se hace ahora, el proyecto quiere que todos vayan al mismo sitio, juntos. Luego, también hay una iniciativa para que nuestros servicios puedan llegar a toda la provincia colaborando con ayuntamientos y con asociaciones.

–¿La residencia es Patio 21?

–Sí, ese modelo se le ocurrió a una gran amiga que nos dejó hace un par de años, Juana Zarzuela, de Jerez. Esta mujer estaba muy empeñada en el envejecimiento y creó este modelo que se llama Patio 21 porque lo imaginó como un edificio estructurado alrededor de un patio. El patio pertenece a nuestra cultura andaluza. No solo es una distribución topológica, sino una distribución sentimental y emocional porque todo va al patio. El patio reúne a los vecinos y en este caso reuniría a los residentes. En caso de que los progenitores faltaran, el patio se haría cargo de esa persona. La idea es muy bonita y si somos capaces de convencer a las administraciones para obtener un espacio se podría realizar. El lugar debería ser céntrico para que estas personas puedan tener un envejecimiento activo. Además, nos gustaría implicar a la vecindad.

–¿Existe ya alguna residencia de este tipo?

–Como tal no, existe algo parecido. Hay muchas iniciativas privadas y no para discapacidad, al menos que yo conozca. Sí van más adelantados en Jerez.

Fabián Cámara, en el patio de la sede de Down Córdoba.Fabián Cámara, en el patio de la sede de Down Córdoba.

Fabián Cámara, en el patio de la sede de Down Córdoba. JORDI VIDAL

–¿Cuáles han sido los mayores logros de la asociación en estos más de 30 años?

–En general han sido los logros del movimiento asociativo Down en España. El principal ha sido la visibilidad de las personas con Síndrome de Down, que antes estaban ocultas y encerradas en casa y ahora son visibles y queremos que estén en todos los ámbitos de la sociedad. En el tema de la integración educativa creo que hemos logrado mucho, pero ahora vamos un paso más allá, que es la inclusión; esa escuela única que debería dar cabida a todas las personas y darles la respuesta que necesitan. Incluir no es meter a un chico en un aula y dejarlo en un rincón coloreando fichas, sino mucho más. Nuestra apuesta es por esa escuela única, tal y como dice la Convención Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad. Es más, ahora hay una polémica porque alguien ha dicho que hay que quitar los colegios específicos. Habrá que quitarlos, pero cuando el sistema esté lo suficiente preparado como para incluir a las personas que están en esos centros. De otra manera sería una barbaridad. La ONU está insistiendo mucho al Estado español y vamos camino de eso.

–¿En qué se concretarían esos cambios?

–Ya no habría dos modelos de escuela; una ordinaria y otra especial, sino una sola. Pienso que los cambios se enfocarán a bajar la ratio porque la ley dice 25, pero en la realidad se están viendo 27 y 28 niños por aula; que dentro de un mismo aula no coexistieran más de dos personas con discapacidad; que hubiese los profesionales necesarios, maestros que apoyen a la unidad donde haya un chico o una chica incluida. Hacen falta cambios metodológicos, una formación del profesorado hacia nuevas metodologías didácticas, que las hay y funcionan de maravilla, pero todavía gran parte del profesorado no las conoce. Hace falta una voluntad política clara por mejorar la escuela. No es un paso que se vaya a dar de aquí al curso que viene. Cuando vamos a escolarizar a nuestros hijos nos dicen: te lo vamos a poner en Educación Especial porque ahí va a tener los mejores recursos. Yo siempre contesto lo mismo: el mejor recurso para una persona con Síndrome de Down son sus compañeros de clase. Esos son los que más les van a enseñar. No les quites eso, no los conviertas en algo especial. Estamos luchando porque sean ciudadanos ordinarios, no me los metas desde chiquitos en Especial.

«EL MEJOR RECURSO PARA UN CHICO CON SÍNDROME DE DOWN SON SUS COMPAÑEROS DE CLASE»

–También ellos enseñan a sus compañeros.

–Claro, los compañeros aprenden a convivir con una persona que tiene una discapacidad y apreciarlo de forma que cuando sean adultos lógicamente tendrán una percepción distinta de la discapacidad.

–Pero esa educación por el respeto al diferente también tiene que darse en los hogares…

–Sí, hace mucha falta. Ha habido muchos avances sociales, pero todavía sigue quedando algo de paternalismo en el trato que se da a estas personas, sobre todo en la población mayor. El pensar que son eternos niños, que son todos muy simpáticos, que son muy cariñosos… son unos tópicos que están ahí y que no son ciertos para nada. Son niños cuando son niños, adolescentes cuando son adolescentes y adultos cuando son adultos. Y tienen las mismas necesidades que un adolescente o que un adulto, o sea que de niños nada. ¿Simpáticos? Bueno, muchas veces esa simpatía es precisamente un síntoma de que no han tenido la capacidad suficiente de mostrarse como son, han estado retraídos y se les ha enseñado un comportamiento estereotipado que es el que reproducen. Cuando ellos son dueños de su vida los hay simpáticos y antipáticos, los hay cariñosos y los hay que no hay por donde cogerlos. Sobre todo, hay que enseñar a la sociedad que hay que tratarlos como personas, sin calificativos y sin darle más o menos privilegios que a otra persona, siendo conscientes de sus limitaciones y dándoles los apoyos que necesiten. No aquello de pobrecito, qué lástima… Ni hay lástima ni hay pobrecitos; hay personas que están luchando por tener su dignidad y que se la tenemos que reconocer.

–¿Cuánto ha costado que haya una cierta aceptación social a las personas con Síndrome de Down?

–Ahí el esfuerzo lo han hecho las propias personas con Síndrome de Down. Día a día tienen que demostrarle al resto de la población que son personas, que son capaces. Aquello que a cualquiera que no tenga esa discapacidad se le presupone, a ellos no, lo tienen que demostrar, por lo tanto el esfuerzo es tremendo. Pero ellos se comprometen y lo hacen. Y las familias lo único que hacemos es estar detrás de ellos apoyándolos y luchando en los ámbitos a los que ellos no llegan.

«NI HAY LÁSTIMA NI HAY POBRECITOS; HAY PERSONAS QUE LUCHAN POR TENER SU DIGNIDAD Y SE LA TENEMOS QUE RECONOCER»

–¿Os siguen llegando casos de rechazo?

–Sí, siguen llegando, muy pocos, son residuales, no es que sea grave como hace unos años. Sigue habiendo casos de discriminación, incluso a veces de discriminación positiva mal entendida. Cada vez, por suerte, menos. Aquello que nos pasaba antes, por ejemplo con las discotecas, parecer ser que está más claro. Además ha habido muchos casos y hay mucha jurisprudencia, por lo que ya se lo toman de otra manera.

–¿Qué es lo de las discotecas?

–No los dejaban entrar. Puedo contar una anécdota que no fue aquí, sino en Málaga, de unos chicos que llegaron a una discoteca y les dijeron que no podían entrar porque había una fiesta privada. Se fueron y una de ellos llamó a su padre para contárselo. El padre, que era el presidente de la asociación de Málaga, se presentó allí y entró sin problema. Una vez dentro buscó al responsable para decirle que si eso era una fiesta privada cómo lo habían dejado pasar a él. El responsable del local le confirmó que no había tal fiesta privada, a lo que el padre replicó que entonces por qué no habían dejado pasar a un grupo de jóvenes con Síndrome de Down, que eso era denunciable. Total, que llegaron a un acuerdo y hoy en día es la discoteca a la que más asisten chicos con Síndrome de Down de Málaga. Hay que sacar la parte positiva de los errores. Hace unos años se daba con mucha frecuencia. Aquí también se dio.

–¿Las miradas duelen?

–Yo he tenido que padecer, cuando mi hijo estaba recién nacido, comentarios de conmiseración. Esos de “ay, pobrecito; ay, qué pena”. Había quien decía “es que tu hijo es un poquito nada más”. Y yo contestaba: “Mire usted, poquito no, es Síndrome de Down entero, por todos lados”. ¿Qué es eso de que tiene muy poquito ni que tiene mucho? Esas cosas te duelen. Acabas aprendiendo a vivir con ellas, y a ellos también les duele que los miren de forma rara. Además tienen un sexto sentido. Cuando ven que una persona es sana y lo acepta, la abraza, le da la mano y establece relaciones enseguida. Como vean que alguien va por otro camino, lo miran de mala manera y no le hacen ni caso. Es curiosísimo.

–¿Cómo se ha vivido en su familia el hecho de tener un niño con Síndrome de Down? ¿Qué supuso al principio?

–Imagínate. Yo tengo otros dos hijos, una hija y un hijo que son mayores que él. Al principio es un duelo, eso está ya escrito en los libros. Es un duelo porque el hijo que estás esperando no ha venido. Se ha muerto. Ha venido otra cosa. Es muy duro lo que estoy diciendo, pero es así. Aparte la familia tiene un desconocimiento absoluto sobre lo que es el Síndrome de Down. Si tiene algún recuerdo es el Síndrome de Down que vivía al lado de ellos cuando eran pequeños, con las circunstancias de la época… Es terrible, se te viene el mundo encima. Aparte, en la sociedad tan hedonista que estamos… Se te cae toda esa idea que tienes preestablecida de la vida, del futuro de tus hijos, del triunfo social… Todo eso se te viene abajo. Lógicamente necesitas ayuda porque superar eso no es fácil. Esa ayuda debe ser sobre todo de otros padres, de otras familias que hayan pasado por ahí. Y, con el paso del tiempo, dos semanas o un mes como mucho, acabas superando el tema y aceptando que tienes un hijo que es distinto, pero que es un hijo. A partir de ahí el mejor consejo que a mí me dieron, y me lo dio Luis Guada, es que la mejor terapia es educación, educación y educación. Yo me empecé a implicar en la asociación y mi mujer y mis hijos igual. La implicación familiar ha sido muy grande y hemos aprendido mucho. Esa es la mejor manera de superar. Siempre tenemos miedo a lo que desconocemos, por lo que la mejor terapia es conocer. A partir de ahí podremos asumir lo que es nuestro hijo.

«AL PRINCIPIO HAY UN DUELO PORQUE EL HIJO QUE ESPERABAS NO HA VENIDO. SE HA MUERTO. HA VENIDO OTRA COSA»

–¿Cómo está Fabián ahora?

–Estupendo. Ya terminó sus estudios, pero no ha titulado. Esa es otra lacra porque salvo en casos muy raros nuestros chicos no titulan. El sistema educativo, que debería estar para que todos los ciudadanos titulen en ESO, que debería ser lo mínimo después de la básica, a los nuestros les impide titular porque por el simple hecho de hacer una adaptación curricular significativa supone que van con dos años de retraso. Entonces, aunque estén en cuarto de ESO, su nivel es de segundo. Y como tienen el de segundo, no pueden titular porque no han alcanzado los objetivos mínimos de la etapa.

–Es decir, es necesario un cambio.

–Radical. A un chico sin discapacidad que no saque cuarto de ESO lo desvían a una FP básica donde tiene la posibilidad de alcanzar el título. A nosotros nos los mandan a una FP básica especial donde tampoco titulan. Hace años nos dijeron desde la Junta de Andalucía que se les iba a dar un certificado de aptitudes y se comprometían a que en todas las convocatorias y ofertas de trabajo públicas se iba a pedir esa hoja. Nada, siguen pidiendo el graduado escolar, con lo cual están cortando el paso de nuestros hijos a alcanzar un puesto público.

–¿Qué salidas tienen?

–A partir de los 21 años, que salen del sistema educativo, les ofertamos en la asociación por las mañanas una formación personal en autonomía, en cuestiones laborales y en vida independiente. Por otra parte nuestras preparadoras laborales están continuamente haciendo prospecciones de puestos de empleo hablando con empresas. Cuando la empresa es receptiva, se busca cual es el chico o la chica que cumple mejor los requisitos y lo insertamos laboralmente con la metodología del empleo con apoyo. Es decir, el preparador laboral acompaña al chico al puesto de trabajo. Primero de modo intensivo y les adapta el puesto a ellos, y poco a poco los van dejando hasta que se deja de ir de forma periódica. Con esto vamos buscando el éxito y ponemos toda la carne en el asador. Ahora mismo no nos podemos quedar.

«QUIERO QUE MI HIJO SEA FELIZ Y PARA ESO TIENE QUE TENER TRABAJO, INDEPENDENCIA Y GENTE QUE LO APOYE»

–¿Qué puede llegar a conseguir en el aspecto de la autonomía una persona con Síndrome de Down?

–Depende. Cada persona es distinta. No es cuestión de dónde lleguen, sino de que sean capaces de llevar a cabo su proyecto de vida. Desde la asociación, la familia y los amigos pondremos todo lo necesario para que vayan logrando hacer aquello que quieren en la vida. No es homogéneo. Cuando hablas de esto pensamos en Pablo Pineda, que llegó a titular. Pero claro, él tuvo unos apoyos magníficos, tuvo un departamento de Pedagogía de la Universidad de Málaga detrás de él desde que era pequeño. Pablo ha desarrollado muchísimo, pero ha sido por un esfuerzo enorme. Tan grande que no se ha vuelto a repetir. Realmente ese no es el futuro ni yo me lo planteo para mi hijo. Yo lo que quiero es que mi hijo sea feliz y para eso tiene que tener un trabajo, su independencia, saber moverse, tener gente que lo pueda apoyar en cualquier momento, sus aficiones y poco más. Lo que queremos todos, una vida lo más plena posible. Apostamos porque sean autónomos para que el día que yo falte mi hijo pueda vivir en su casa, que debería ser en la que vive ahora porque conoce el entorno, y sus hermanos el papel que tendrían que tener es apoyarlo, ver si está bien, si hay unas vacaciones y se quiere ir con ellos… Lo típico de unos hermanos, pero sin tenerlo metido en su casa.

–¿Hay ayudas para terapias o talleres? ¿Hasta dónde llega la Seguridad Social?

–En el tema sanitario, quitando la Atención Temprana en la etapa 0-6 años existen protocolos de actuación dentro del programa Niño sano. El problema está cuando son adultos porque no hay una especificidad en los médicos que los atiendan. La mayoría de los médicos no conocen las particularidades propias del Síndrome de Down y hay veces que se nos da el caso de que adultos con Síndrome de Down empiezan a desarrollar una patología y el médico la confunde o por arriba o por abajo. Hay casos en los que por una depresión les han diagnosticado alzheimer. Estamos luchando por el establecimiento de una unidad provincial específica con un internista que, a tiempo parcial, atendiera a estas personas. Sería su médico de referencia.

Fuente de la entrevista: https://www.eldiadecordoba.es/cordoba/Fabian-Camara-Presidente-Asociacion-Down-Cordoba_0_1343265838.html

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“La escuela tradicional es castradora, mata expectativas”

Por: Ana Torres Menárguez.

 

Eduard Vallory es el fundador de Escola Nova 21, una red de 480 colegios públicos y concertados de Cataluña unidos para modernizar la enseñanza

Para Eduard Vallory (Barcelona, 1971) el principal problema de las escuelas tradicionales es su lógica del silencio. Aulas en las que los alumnos asimilan los contenidos como verdades definitivas. «Ya lo dijo Hume, las verdades son provisionales, si no la ciencia no avanzaría», explica Vallory. En un entorno de verdades definitivas, o sabes o no sabes. Ese sistema conduce al estudiante a avergonzarse de la ignorancia y eso bloquea el aprendizaje.

Cuando le hablan de abandono escolar prematuro, Vallory lo entiende a la perfección. Durante años pensó que era incapaz. Repitió tres veces Bachillerato y estuvo a punto de dejar los estudios. Vivía un doble mundo: uno en el que su autoestima se hundía y otro en el que se sentía capaz de cualquier cosa. Los scouts le salvaron. Entró en la universidad con 22 años, sin conocimientos de inglés, y se graduó en Filosofía y Periodismo. Más tarde pasó por la Universidad de Chicago, por Cambridge y por la Universidad de Nueva York, todo ello gracias a diferentes becas y préstamos. Ahora es el director del Centro para la UNESCO de Cataluña.

Vallory, que participó hace unas semanas en el debate Aprendizaje: aula y neurociencia organizado por el think tank Aspen Institute y la Fundación La Caixa, ha conseguido algo insólito: unir a la escuela pública y a la concertada para que innoven juntas. Es el fundador de Escola Nova 21, una red de 480 colegios de Cataluña que se han unido para transformar el sistema educativo y darle la vuelta a las aulas tradicionales.

Pregunta. ¿Qué es lo primero que eliminaría del modelo de enseñanza actual?

Respuesta. No podemos perpetuar un sistema educativo que le dice a un niño de 12 años tú no vas a servir para nada. Es algo que sucede en muchos centros y que va en contra del mensaje que lanza la sociedad: independientemente de la situación que tengas en casa, ven a la escuela y sacaremos lo mejor de ti. La educación es obligatoria por un motivo y no podemos poner una etiqueta a un alumno de «no quiere aprender porque no le da la gana». Todos los niños tienen derecho a que les digan tú puedes hacer cosas fascinantes en tu vida. Si partimos de la base de que la escuela es selectiva, seguiremos dando por válido que hay estudiantes que estorban y les apartaremos para que no molesten.

P. ¿Cómo consiguió sentar a la pública y la concertada a trabajar juntas en una misma dirección?

R. El año y medio que pasé en la Universidad de Nueva York  como profesor visitante me sirvió para hacer un parón en mi carrera y reflexionar. Visité escuelas de todo tipo: flexibles, creativas, más disciplinarias… A mi vuelta a Cataluña, empecé a pasar días enteros en colegios, solo haciendo preguntas y observando su modo de funcionar. En un año y medio visité unas 50. Me di cuenta de que a diferencia de lo que sucedió en Cataluña en la década de los 60 y los 70 con lo que se llamó Escola Nova, un movimiento cooperativo de escuelas innovadoras que bebían de la Institución Libre de Enseñanza, ahora no tenían esa fuerza. Así que les expliqué que aisladas no sobrevivirían y que para revolucionar el sistema había que hacerlo juntos. Teníamos que acabar con el mensaje de que hay escuelas buenas y malas.

P. Durante su visita a esos centros, en el caso de los públicos, se encontraría con profesores resistentes al cambio. No todos están dispuestos a cambiar de metodología.

R. Para garantizar proyectos educativos estables las escuelas tienen que ser autónomas, tener un proyecto educativo propio y un claustro que lo haga posible, y eso está contemplado en las leyes autonómicas de educación. El problema es el sistema funcionarial que tenemos, por el que todos los profesores son intercambiables. Han superado una oposición y se espera de ellos que expliquen exactamente lo mismo en todos los centros. Si tienes un centro innovador al que llegan 12 docentes nuevos cada curso, eso te destroza. Tienes que formarlos y algunos se oponen. Es el mito de Sísifo; permanentemente estamos subiendo la piedra y vuelve a caer. La sociedad tiene que saber que esto no es casualidad, es culpa de la incompetencia del diseño del sistema.

 No puedes tratar a los niños como si fuesen productos equivalentes de una fábrica: no todos aprenden igual

P. La propagación de cambio, ¿depende más de la voluntad de la Administración o de los propios docentes? 

R. El proyecto Escola Nova 21 empezó con 25 escuelas -de ellas 18 públicas- que consideramos modélicas. Allí los profesores daban formación a otros compañeros por iniciativa propia, era un movimiento autodidacta. Al final, son profesionales que se rebelan contra la escuela despersonalizada. La clave es que juntas desarrollen procesos de cambio y expliquen al resto de escuelas que si quieren cambiar pueden. Pero no solo depende de la voluntad de los profesores, sino de que la Administración no les ponga problemas. Si entendemos las escuelas como un entorno de verdades definitivas, es vergonzoso que tengan que cambiar, pero si damos valor al proceso de cambio, las escuelas que se plantean nuevas fórmulas tendrán buena reputación.

P. ¿Conoce algún ejemplo reciente en el que la Administración haya bloqueado el cambio?

R. El colegio público El Martinet, en Ripollet (Barcelona), es un ejemplo de innovación. Hace unos años les comunicaron que por los metros cuadrados de su patio, estaban obligados a instalar una pista de baloncesto. Ellos contestaron que tenían un polideportivo junto al centro y que no la necesitaban. Querían poner en marcha un proyecto de patio experimental, con menos uso de la pelota, y aún así les instalaron la pista. Se rebelaron y la cubrieron de tierra para llevar a cabo un diseño propio, y, de nuevo, les obligaron a retirarla. Es la antítesis de la autonomía de centro y del uso eficiente de los recursos. El mobiliario o el patio no son un capricho, sino una respuesta a una necesidad educativa. Al colegio concertado Montserrat le obligaron a comprar pupitres para poder hacer exámenes separados.

La Secundaria tiene que revolucionarse con el método socrático y científico, mucho más atrevido y potente

P. ¿Qué elementos de la escuela convencional no vamos a encontrar en los colegios de Escola Nova 21?

R. Tú no vales, tú eres un terremoto, siempre ensucias… son etiquetas que condenan. Las expectativas son determinantes. No es casualidad que hay un porcentaje tan bajo de niñas en el ámbito científico-tecnológico, a partir de los 10 años les dicen que ellas no sirven para eso. Tampoco es casualidad que si estás entre el 20% de los alumnos con un perfil socio económico más bajo, tengas seis veces más probabilidades de repetir curso que alguien con las mismas competencias pero más recursos en casa. La escuela es castradora, mata las expectativas. Otro rasgo es el docente aislado, se necesita el trabajo cooperativo de los maestros. Y por último la posición pasiva de los alumnos, tienen que construir conocimiento.

P. Estas escuelas, ¿siguen la filosofía de dejar que cada niño actúe según su instinto o abogan por poner límites a su conducta?

R. Depende de las edades. Si cuando tienen cuatro años el profesor quiere imponer el silencio, se va a encontrar con que solo puede hacerlo a través de la obediencia, que es la antítesis de la autorregulación. Lo primero es entender los procesos de desarrollo de los niños. Hay casos que pueden necesitar atenciones particulares. Un alumno que no habla, tiene que aprender a expresarse; uno que tiene un liderazgo muy fuerte, a modularlo en función del contexto. El problema es cuando se generaliza y se piensa: cuanto antes empiecen a obedecer, mejor. Pensar que todos los niños son iguales es un error. En el modelo industrial, no hay sitio para excepciones; todos aprenden lo mismo al mismo tiempo. No puedes tratar a los niños como si fuesen productos equivalentes de una fábrica.

P. Los colegios que innovan y las facultades de Educación no están avanzando al mismo ritmo. ¿Están trabajando en la modernización de los programas con la Universidad?

R. Necesitamos escuelas estrella, de referencia. Si todo el mundo es igual, no tienes ningún incentivo para cambiar. En países como Finlandia, las escuelas con un mayor enfoque en innovación son las que están formando a los futuros maestros; en esos centros es donde está la evidencia del avance. En España, las prácticas se hacen en colegios que no son ejemplares y que reproducen las dinámicas de hace 30 años. Para pasar del enfoque tradicional memorístico al competencial, hace falta inspiración. La Universitat de Vic y la UOC han puesto en marcha un programa experimental para profesores en activo en el que se trabaja sin asignaturas, por proyectos. Utiliza como referencia los colegios de la red Escola Nova 21. El máster en formación del profesorado de la Pompeu Fabray la UOC también se está modificando con el objetivo de formar docentes que sean agentes del cambio.

P. ¿Cree que otras comunidades pueden poner en marcha un proyecto similar con las públicas y las concertadas? ¿Cuánta financiación requiere?

R. No es una cuestión de dinero, sino de voluntad. Detrás de Escola Nova 21 hay una alianza entre el centro UNESCO de Cataluña, la Fundación Jaume Bofill, la UOC, la Fundación La Caixa -que aporta 300.000 euros al año- y la Diputación de Barcelona -que aporta 100.000-. De las 480 escuelas, el 65% son públicas y el 35% concertadas. Ningún partido político se ha manifestado en contra y nos contactaron desde numerosos ayuntamientos para intergrarse en la red. La idea es que este proyecto pase a ser política pública y por eso el Consorcio de Educación de Barcelona (integrado por la Generalitat y el Ayuntamiento) ha creado la Red de Escuelas por el Cambio.

P. La educación Secundaria está muy enfocada a aprobar la Selectividad. ¿Qué cambios se pueden asumir con esa limitación?

R. En los institutos se sigue una lógica academicista de que todos los alumnos irán a la Universidad, y ese método de enseñanza tiene un impacto gigante en el abandono escolar prematuro -del 19% entre jóvenes de entre 18 y 24 años- y en las repeticiones de curso. La Secundaria tiene que empezar a revolucionarse con el método socrático y científico, mucho más atrevido y potente. Hay adolescentes con un potencial brutal que estamos desaprovechando. Hay que apostar por el trabajo cooperativo y no tener a los alumnos repitiendo conceptos como si estuviéramos en la época preinternet.

Fuente de la entrevista: https://elpais.com/economia/2018/03/15/actualidad/1521133990_416051.html?rel=mas

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«Muchos niños son brillantes aunque sus notas digan lo contrario»

Por: Carlota Fominaya.

Entrevista con Nora Rodríguez, pedagoga y autora de «Neuroeducación para padres» (Ediciones B)

«Educar implica más que nunca informarse, saber, conocer y observar. Nuestro deber como padres es el de educar a nuestros hijos para que sean la mejor versión de sí mismos. Entonces, si está demostrado que niños y adolescentes aprenden mucho más fácilmente cuando los padres tienen un puñado de conocimientos fáciles de recordar sobre cómo funciona el cerebro… ¿Por qué no aprovechar todo lo que se sabe del mismo?», se pregunta la pedagoga Nora Rodríguez, autora de «Neuroeducación para padres» (Ediciones B). Ella escribió este libro con la firme intención de ayudar a que las familias entiendan cómo funciona el cerebro de los más pequeños de la casa.

—¿Qué es lo más importante que deben saber los padres sobre el cerebro de sus hijos?

—Que no hay recetas mágicas. Y que si cada familia es diferente, cada niño no sólo tendrá un diseño del cerebro diferente sino que aprenderá a partir de sus propios recursos. Creo que es una época importante en cuanto al protagonismo educativo de los padres, que deben aprovecharse de las increíbles investigaciones que aporta cada poco la ciencia. También deben ser conscientes de que los colegios aún no logran adaptarse al cambio educativo, por lo tanto son ellos los que, participando junto con sus hijos de un movimiento educativo mundial, pueden empezar a modificar su modo de enseñar.

—Usted habla de periodos de aprendizaje. Quizás por desconocimiento, les enseñamos cosas en momentos que no corresponden con su edad.

—Los aprendizajes que ocurren muchos antes de que estén preparados para ello dañan la autoestima y generan altos niveles de estrés. Esto a la vez se convierte en un modo de entender el aprendizaje con dolor, un dolor emocional que impide avanzar. Hoy la pedagogía actual sustituye esto con nuevos recursos, como por ejemplo, saber cuál es la mejor edad para aprender ciertas cosas.

Ayudamos a los padres a que conozcan el potencial del hijo.Por eso si los progenitores aprenden un poco más sobre la memoria a corto y a largo plazo o sobre la atención, pueden ayudar a su hijo a organizar mejor sus deberes.

Pongamos un ejemplo sobre el tiempo de atención de un niño: este deber ser su edad más «2», lo que significa que si un niño tiene siete años, sólo puede mantener atención sostenida durante 9 minutos aproximadamente. El cerebro se cansa, y debe hacer recreos cerebrales, como bailar, jugar, cantar…

—Dice usted que los niños menores de 14 años pasan demasiadas horas solos en España, y esto es nefasto para su cerebro.

—Los seres humanos somos ante todo seres sociales, necesitamos estar con otros para funcionar bien. Por lo tanto es muy importante reducir las horas que los hijos pasan en la habitación frente a una pantalla. Y también ¡fuera la moda de «no sales de tu habitación hasta que acabes las cuentas»! Un cerebro aislado no aprende.

Como alternativa a esto puede ser de gran ayuda acudir a ciertos actos culturales, abiertos para todos, al que pueden acudir niños y adolescentes. También puede funcionar el voluntariado en familia o por grupos.

Pero hay más cosas que los padres pueden aprender respecto de cómo educar la inteligencia social de sus hijos desde que estos son pequeños: dejando de promover los premios materiales a los niños cuando hacen algo desinteresadamente por otra persona. Porque el cerebro no entiende de premio material, y sí de premios emocionales, como cuando lo que se le devuelve es una sonrisa, o un reconocimiento a través de un gesto, como pueda ser abrazo.

—¿Cómo pueden colaborar la madre y el padre en la arquitectura del cerebro de un bebé recién llegado a casa?

—Cada vez que la madre le habla a su bebé, cuando atiende sus necesidades, cada vez que le sonríe, le mira a los ojos, lo acuna, lo protege, diminutas ráfagas de electricidad se disparan en el cerebro del hijo, espoleadas por el flujo de experiencias sensoriales. Esto demuestra que la madre colabora y modela activamente.

Empatizando con los estados del pequeño, contándole lo que ocurre en su entorno a modo de comunicación aunque no entiendan lo que se dice, contándole sobre lo que hacen o dónde viven… Hoy la mayoría de los padres saben que el ambiente emocional esculpe el cerebro del niño.

—Habilidades, talentos… ¿cuál es la diferencia? Usted dice que no es extraño que los padres se confundan.

—Las habilidades se refieren a una capacidad para hacer algo bien, los talentos revelan cuán bien puedo hacerlo, con cuánta frecuencia, pasión, y poco desgaste de energía. Los niños tienen muchas habilidades y más de un talento, generalmente varios, y no son complicados de ver si se exponen a condiciones adecuadas.

—Los padres que quieran potenciar las habilidades para que salgan a la luz los talentos, ¿qué tienen que hacer?

—Poner al alcance de los hijos experiencias y problemas cotidianos. Pueden por ejemplo mostrarles el tamaño de una caja de zapatos y preguntarles si creen que se pueden guardar ahí X cantidad de objetos, y dejar que luego experimenten. De este modo les ayudan a percibir sus capacidades naturales, van a permitirles sentirse satisfechos y exitosos pero, fundamentalmente, plenos interiormente.

Porque a medida que descubran sus habilidades, averiguarán también aquello que les causa verdadero deleite y placer. La verdadera llama que enciende la motivación proviene del talento, de aquello que te hace brillar. En este sentido: ¡muchos niños son brillantes aunque sus notas escolares digan lo contrario!

—Dice usted que la creatividad hace felices a los niños y que por esto mismo los padres tenemos que tener mucho cuidado con no bloquear su capacidad creativa. ¿Cómo no caer en el error?

—En efecto. Los bloqueadores de creatividad varían en cada etapa pero hay algunos muy claros. Por ejemplo, cuando impedimos la exploración de los límites, según corresponde a cada edad. O cuando les negamos que estén con otros niños de su edad, o que no realicen actividades al aire libre al menos una vez al día. También es un error interrumpirles en los momentos de juego en solitario, o cuando están atentos a algo que despierta su curiosidad. Las interrupciones provocan frustración y esta, no permite que se relajen a su propio ritmo.

Por ejemplo, cuando los padres llevan a un niño de paseo y se queda extasiado viendo una hormiga, o una mariposa, o cuando van a un museo y le obligan a ver todo lo que hay allí sin que él se tome el tiempo para observar y disfrutar quedándose el tiempo que desee frente a lo que le agrada. Esto transmite la idea de que lo que está haciendo no es importante para el adulto.

Otro error tremendo es presionarles psicológicamente con comparaciones con hermanos, porque el otro baila mejor, lee más rápido, toca mejor un instrumento… O vigilarle. Cuando un niño se da cuenta de que es observado por padres o profesores el impulso creativo y el deseo de probar y arriesgarse se apaga y se esconde.

—¿Qué consejos nos da para estas vacaciones?

—Que no estudien ni hagan deberes de vacaciones mientras están solos encerrados en su habitación. En especial si son pequeños, necesitan de la cercanía del padre o la madre (no necesariamente para ayudarle en su tarea si sabe cómo hacerla). Los deberes en vacaciones son necesarios porque los aprendizajes tienen que instalarse en la memoria a largo plazo (y mantenerse) pero eso no significa que los niños deban estar encerrados sin contacto con amigos durante tardes enteras. Al contrario, es bueno estudiar con gente ya que una buena conexión con los demás mejora notablemente el aprendizaje cognitivo.

También es recomendable hacerles ver que puedenaplicar a la realidad lo que ya saben. Por ejemplo, contando la vuelta de las compras mientras aprovechamos para jugar con ellos a «qué hubiera pasado si… te hubiera dado dos monedas de 0,50 céntimos menos?».

—¿Qué es lo que todo estudiante necesita saber para la educación del siglo XXI, según usted?

—Que tiene que dormir bien, porque el cerebro se recarga durante el sueño. Y que tiene que estudiar dando un sentido; separando por etapas lo que tiene que aprender. También que deben mantenerse relajados, e incluir el movimiento en el aprendizaje (por ejemplo, a la hora de memorizar las tablas de multiplicar). Cada vez que le dicen a un niño «no te muevas, estudia», el cerebro aprende peor, o no aprende. De hecho una de la razones de la evolución del cerebro es el movimiento. En esta línea también hay que recordar que es ideal el ejercicio físico antes y después de un aprendizaje, porque se incrementa el oxígeno en la sangre, mejorando la motivación. Y porque se aprende con todo el sistema nervioso, con el tubo digestivo, con los músculos, y con las vísceras.

—Ahora se empieza ver a la adolescencia como una oportunidad evolutiva, más que como una época difícil y compleja. ¿Está de acuerdo?

—Claro que sí. Resulta sorprendente y hasta incomprensible que aún se siga hablando de «la edad del pavo» en tono desesperanzador, cuando hoy sabemos que los cambios que se producen en el cerebro entre los trece y los veinte años en ningún caso disminuyen las capacidades ni hacen que los adolescentes sean peores que los niños o los adultos. Sus capacidades son iguales que las de un cerebro adulto, con la única diferencia de que están preparándose para lo que serán sus logros en la vida.

Lo que los adultos llaman «hacer tonterías» se debe esencialmente al desarrollo lento y desigual del cerebro en esta etapa, que se produce por lo que ha denominado «torpeza neuronal». Es un error pensar que son inmaduros, porque eso es compararlo con el cerebro adulto. En su lugar habría que pensar que se trata de personas jóvenes sensibles y adaptables, que se están preparando para la complicada tarea de alejarse del hogar, y enfrentarse con más adaptabilidad al mundo social que les espera. ¿Por qué no valorar las cualidades propias de la adolescencia más que considerarles un problema? La adolescencia es la etapa de mayor adaptabilidad del ser humano.

—Para terminar, hay un epígrafe del libro que se pregunta cómo pueden saber si los padres van por buen camino.

—Es fácil. Si tu hijo se siente feliz de ser como es, pero con una felicidad que no pasa por el consumismo sino por aquello que le hace verdaderamente bien, si tiene amigos, sabe preguntarse y preguntar, si sabe darse respuestas, comparte, sabe volver a su interioridad por unos minutos… pues entonces vamos por buen camino. Está encontrando atajos para ser la mejor versión de sí mismo.

Fuente de la entrevista: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-muchos-ninos-brillantes-aunque-notas-digan-contrario-201606301808_noticia.html#vca=rrss&vmc=abc-es&vso=fb&vli=cm-general

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Cuarta revolución industrial depende del desarrollo del recurso humano

Por: Semana.com.

Encaminar el país hacia las necesidades de la cuarta revolución industrial es una de lo grandes tareas que tiene la Misión de Sabios, grupo que comisionó la Presidencia de la República el primero de febrero para que formulara distintas recomendaciones de política pública.

Para María del Pilar Noriega Escobar, doctora en Ingeniería de la Universidad de Wisconsin-Madison y coordinadora del foco de Tecnologías Convergentes e Industria 4.0 de la Misión, el país debe preparar el recurso humano y promover conexiones entre la industria y la academia para explotar mejor la oportunidad que presentan estas nuevas tecnologías.

SEMANA Educación: ¿En qué consiste la convergencia tecnológica?

María del Pilar Noriega: Es un proceso que integra varias disciplinas, como las diferentes ingenierías, química, física, biología, materiales, tecnologías digitales, y neurotecnologías, para crear nuevos conocimientos, capacidades y aplicaciones a gran escala con fines específicos.

Las tecnologías convergentes se refieren a la integración de tecnologías fundamentales y emergentes que utilizan arquitecturas similares, tales como NanotecnologíaBiotecnología, Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TICs) y Ciencias Cognitivas (conocidas como NBIC). Esta integración requiere plataformas amigables y esenciales para la actividad humana. En general estas tecnologías hacen referencia a la utilización masiva o multitudinaria. No se trata del desarrollo de cada una de las disciplinas per se, sino de su encuentro para crear nuevos ecosistemas, paradigmas y marcos de referencia.

S.E.: ¿Qué están cambiando estos nuevos desarrollos tecnológicos?

M.P.N.: Impulsada por una convergencia tecnológica sin precedentes en la historia de la humanidad, la cuarta revolución industrial está modificando dramáticamente nuestro estilo de vida, el trabajo y el relacionamiento de los seres humanos y de las empresas e instituciones. Parte de esta revolución está enmarcada por los progresos en manufactura avanzada, materiales inteligentes, sensórica, robótica, automatización, inteligencia artificial, realidad aumentada, internet de las cosas, computación en la nube, analítica masiva de inteligencia de datos, computación cuántica y muchos más.

Es muy evidente el cambio en la rápida velocidad de creación, desarrollo tecnológico y adopción de estas tecnologías, que ya afecta a la gran mayoría de industrias y países. Por eso, me parece que Colombia está en un momento histórico. Estos avances -combinados con el desarrollo urgente del talento humano- podrían representar una oportunidad única para dar un gran salto en innovación, dar respuestas a los desafíos críticos de país y aspirar a exportar algunas de estas al ámbito global.

S.E.: ¿Qué necesita el país para dar ese salto?

M.P.N.: La convergencia tecnológica requiere la modernización de la infraestructura actual, así como nuevas infraestructuras digitales, a través de mecanismos como, por ejemplo, la internacionalización, la promoción de alianzas público-privadas y la atracción de capitales de riesgo para el emprendimiento de base tecnológica. Esto presume, en un país como Colombia, políticas públicas modernas de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTeI) acordes con la necesidad de desarrollar el recurso humano necesario, con aspiraciones a corto, mediano y largo plazo, así como, equilibrios entre academia e industria, y desarrollos endógenos y exógenos que creen valor y sean promotores de crecimiento económico y competitividad

S.E.: ¿Qué desafíos ve en la convergencia tecnológica?

M.P.N.: Es incuestionable, que, a raíz de su uso global, esta generará desafíos éticos sin precedentes. Por consiguiente, es muy importante no perder de vista al ser humano ético como centro imprescindible de los desarrollos tecnológicos y sociales, que contribuya, y a la vez se beneficie, de las ciudades y territorios sostenibles, nuevos programas de formación y autoestudio, el trabajo colaborativo, redes inteligentes, acceso a productos especializados de gran consumo, entre otros. El gran desafío será que estos beneficios no lleguen a unos pocos, sino a la sociedad en pleno.

S.E.: ¿Quiénes conforman el foco de tecnologías convergentes e industria 4.0 en la Misión de Sabios?

M.P.N.: Este foco está conformado por el profesor Tim Andreas Osswald, del departamento de ingeniería mecánica de la Universidad de Wisconsin-Madison; el profesor Jean Paul Allain, del departamento de ingeniería nuclear, plasma y radiología de la Universidad de Illinois; el doctor Orlando Ayala, quien fue durante muchos años vicepresidente ejecutivo global de la compañía Microsoft; y yo, que tengo un PhD en Ingeniería de la Universidad de Wisconsin-Madison e hice estudios de posgrado de la Universidad Tecnológica de Dresde y el Instituto IKT de la Universidad de Stuttgart, en Alemania.

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