El especialista italiano en educación asegura que cuando los chicos se aburren en clase, es porque no tienen buenos maestros. Dice que una buena escuela es la que logra que los niños desarrollen sus potencialidades.
El derecho al estudio debería ser el derecho a tener un buen maestro”. Con esa frase termina Francesco Tonucci una jugosa charla con La Voz, a minutos de bajarse del avión en Córdoba, el viernes pasado, después de 13 horas de vuelo desde Roma. Viste camisa escocesa y zapatillas. No luce cansado.
Después de una entrevista para Voz y voto, el reconocido pedagogo italiano se presta a una segunda parte del reportaje. Mientras saborea un café negro comparte, parsimonioso y extremadamente amable, sus ideas cargadas de sentido común. Dice, por ejemplo, que cada alumno que la escuela pierde es un regalo para la delincuencia o que es insoportable que los niños se aburran en la escuela. Es sólo el principio de una conversación animada.
Tonucci casi no necesita presentación. Los maestros lo conocen, los gobiernos le piden asesoramiento y la gente común lo sigue.
Es maestro, pensador e impulsor de La Ciudad de los Niños, un proyecto que se expandió en gran parte del mundo (incluso en la Argentina) y que busca el regreso de los niños a las calles.
Más que pedagogo, a Francesco le gusta que le digan “niñólogo”, un neologismo que resume su dedicación al estudio, investigación y análisis de temas vinculados a la educación y a la E. También es el padre de Frato, su alter ego, un personaje que mira al mundo con ojos de niño y da voz a aquellos que normalmente callan. Sus viñetas se han reproducido en numerosas publicaciones.
Tonucci está en Córdoba, invitado por la Fundación Arcor, en alianza con otras instituciones, para contar por qué los niños son actores sociales indispensables en la transformación de las ciudades y de las escuelas. Aquí también recibirá un honoris causa, que le entregará la Universidad Católica de Córdoba.
–¿Por qué es necesario escuchar a los niños?
–La Convención de los Derechos del Niño plantea que las opiniones de los niños hay que tenerlas en cuenta. Las escuelas ganan cuando escuchan, respetan e implementan las ideas de los niños. Hoy en día la escuela sufre de un tema que Brunner decía que es insoportable: los niños se aburren. La mayoría se aburre y pareciera que esto es casi natural. Se considera natural porque siempre ha ocurrido. A las familias no les molesta que sus hijos se aburran en la escuela porque ellos se aburrieron. Lo que crea muchos problemas es que esto no preocupe a los maestros. Si se aburren, eso quiere decir que no tienen buenos maestros, no son maestros capaces de interesar a sus alumnos.
–¿Se aburren porque seguimos teniendo una escuela antigua?
–Los niños se aburren porque no ven en la escuela a “su” escuela. Ellos van a la escuela que es la escuela nuestra, no la suya. Gabriel García Márquez, que no era pedagogo pero sí un premio Nobel, decía que nosotros podemos nacer músicos o pintores o periodistas o investigadores o mecánicos o artesanos, y a veces no lo sabemos. El papel de la escuela –como el de la familia– sería poder descubrir lo que él llama “su juguete preferido”. Él dice: “Dedicarse totalmente a su juguete preferido es la garantía de la felicidad”. ¿Qué significa ser feliz? Realizarse, poder vivir haciendo lo que te gusta más. ¡Cuánto gozaría la sociedad de tener ciudadanos felices! Serían funcionarios más capaces, productivos, interesados, partícipes. Si yo puedo hacer lo que sé hacer mejor, voy a llegar a ser el mejor en ese sector y encontraré también trabajo. Hoy en día, ocurre lo contrario. El mundo económico indica a la escuela qué sectores debe desarrollar porque el mercado necesita eso. Es mentira, la economía de hoy no sabe lo que será necesario dentro de 10 años. No tenemos ningún elemento para decirles a nuestros hijos “si hacés ingeniería informática o enfermería, tendrás trabajo”. Si pensamos en lo que se necesitaba 10 años atrás, efectivamente todas estas previsiones se han vuelto erróneas y muchas personas han renunciado a ser lo que querían ser para ser lo que era útil ser y no ha sido útil.
–¿El rol del maestro sigue siendo central para la transformación de las escuelas?
–Cuando hablo de los maestros de mis hijos, hablo de suerte. Lo digo en serio y no creo que sólo me pase a mí. Mi primer hijo no tuvo suerte; la segunda ha tenido mucha suerte porque tuvo una maestra estupenda que le ha dado bases de las que está gozando hasta ahora; el tercero, regular. Esto es muy común y no puede ser. Por eso digo que en la escuela hay tres elementos: uno son los programas, los objetivos, lo que se propone que se realice; los otros, la didáctica y la evaluación. Nuestros gobiernos se han dedicado desde siempre al primero. En Italia cada gobierno ha hecho una reforma, se ha cambiado todo, disciplina, horarios, arquitectura de la escuela… Lo que ha quedado igual es la escuela. La escuela ni se ha dado cuenta de todas las reformas. Desde hace más de 10 años ha llegado a ser interesante el tercer punto: la evaluación. Lo que a nadie le ha interesado nunca es lo que ocurre adentro, la didáctica, los maestros. En todas las reformas hay casi nada sobre la formación de los maestros. Yo creo que un buen maestro no necesita ni de programas ni de evaluaciones. Los que conocí como buenos maestros siempre han tenido un afecto fuerte de los alumnos y un respaldo fuerte de las familias.
–¿Cuál es una buena escuela?
–La buena escuela es la que sabe hacer lo que dice la ley sobre la educación, que ofrece a cada uno de los alumnos la posibilidad de desarrollar sus capacidades individuales. Sobre esto hay una poesía de Loris Magaluzzi que decía: los niños tienen 100 lenguas, 100 maneras de pensar, de jugar, 100 lenguajes, pero les roban 99. ¿Quién roba a los niños? Muchos. La escuela es uno de ellos. ¿Cómo hace la escuela para robar tanto? Ofreciendo poco. La escuela no consigue ser una buena escuela porque sigue poniéndose como la escuela de la Lengua y de la Matemática. Todos los niños que encajan en esta competencia son buenos, los que van adelante. Los que nacieron músicos, periodistas, investigadores o artesanos quedan al margen y allí la responsabilidad es muy fuerte.
–Porque entonces se pierden alumnos…
–La escuela no debería poder perder ni un alumno. En Italia, la dispersión escolar no es muy alta. Pero, entre los delincuentes, el 95 por ciento no ha terminado la escuela obligatoria. Este es un tema muy fuerte sobre el que la escuela tiene que reflexionar. La escuela no puede perder alumnos porque, si los pierde, los regala a la criminalidad. Esta es una responsabilidad muy grande. Esto significa que estos niños salen de la escuela como burros, como rechazados, como incapaces, y encuentran un señor que les dice: “Yo confío en ti, aquí tienes una pistola, puedes utilizarla y yo te doy un montón de dinero, te reconozco”. La escuela no lo ha reconocido, la escuela lo ha perdido.
–Una de sus viñetas más famosas es la que dibujó hace más de 40 años en la que representa a una escuela como una fábrica. ¿Cómo la dibujaría hoy?
–Es una pregunta problemática. El dibujo de entonces no era correcto. No era así. Era un símbolo para decir que la escuela obliga a los niños a transformarse como la escuela quiere y los hace a todos iguales. Entraban todos distintos, salían todos iguales y había un tubo de descarga de todos los que no cumplían. Creo que en la sustancia la dibujaría igual. No debería ser que los alumnos aprendan lo que dicen los programas escolares, sino que la escuela sea capaz de favorecer que cada uno desarrolle sus potencialidades. También hay un tema de aprendizaje, no lo niego, pero no puede ser el objetivo principal. Puesto de esta manera, la evaluación no sería el tema principal de nuestros países y de nuestros ministerios. Todo termina dentro de la competencia del maestro. El derecho al estudio debería ser el derecho a tener un buen maestro.
Pedagogo y “papá” de Frato
Creador del proyecto La Ciudad de los Niños.
Francesco Tonucci es un investigador y pedagogo italiano nacido en Fano el 5 de julio de 1940.
En 1966 realizó sus primeros dibujos de carácter pedagógico y desde 1968, con el heterónimo de Frato, comenzó un trabajo gráfico sistemático con la intención de exponer su pensamiento educativo a través de viñetas y dibujos.
A lo largo de los años, se hizo conocido mundialmente por su iniciativa pedagógica La Ciudad de los Niños, proyecto que inició en mayo de 1991.
La UCC entrega el Honoris Causa
Agenda de actividades en la ciudad de Córdoba, Arroyito y Villa María.
Miércoles. A las 18. Conferencia «Necesitamos a los niños para transformar la escuela», co-organizada por Fundación Arcor y Universidad Católica de Córdoba (UCC). La UCC entregará el Honoris Causa. En el auditorio Rectorado Nuevo (Baterías D) Ciudad Universitaria (UNC) Valparaíso 1627.
Hoy, en Arroyito. A las 19. Conferencia “Necesitamos a los niños para transformar la ciudad”, en la Feria del Libro, organizada por la Municipalidad de Arroyito.
Martes, en Villa María. A las 17. Conferencia “Necesitamos a los niños para transformar la ciudad», co-organizada por la Municipalidad de Villa María y Fundación Arcor. Parlamento de los Niños, en el Centro Cultural Leonardo Favio, Gobernador Sabattini 200. La actividad es abierta y gratuita, con cupos limitados. Inscripciones: areaeducacion@yahoo.com.ar.
Miércoles. A las 10. Foro Ciudadano: “La construcción de los espacios públicos y la ciudad, desde la perspectiva de la niñez”. En la escuela Vicente Forestieri de Villa El Libertador. Tonucci participará del foro organizado por la Red Nuestra Córdoba y Fundación Arcor.
Fuente de la entrevista: http://www.creadess.org/index.php/informate/desarrollo-humano1/educacion/49078-francesco-tonucci-si-la-escuela-pierde-un-alumno-lo-regala-a-la-delincuencia?hash=60be7666-de3c-49fe-ab31-9a5e95bea79c&utm_medium=social&utm_source=facebook
Philippe Meirieu estuvo en Lieja y Charleroi por invitación del Collectif des écoles en développement durable ( http://cedd.be/ ). Invita a los maestros a “perder el tiempo para ganar” y cree que “la evaluación, en su forma actual, es laxa” .
Aprovechando su estancia en Bélgica, le preguntamos a Philippe Meirieu su punto de vista sobre la diferenciación, el choque entre el largo tiempo de aprendizaje y la inmediatez y el lugar de evaluación. Esta es la totalidad de la entrevista, la mayoría de las cuales se publicó en nuestro número de diciembre de 2017.
1. Heterogeneidad y diferenciación.
Philippe Meirieu: Debemos liberarnos de una visión maximalista y mecanicista de la diferenciación educativa. Durante demasiado tiempo, hemos considerado que consiste en ofrecer a cada estudiante un plan de trabajo individual estrictamente adaptado a sus “necesidades” y su “perfil” . Tal diseño es imposible y peligroso.
Imposible considerando el trabajo que requeriría. Peligroso porque avanzaríamos hacia una pedagogía estrictamente individualizada en detrimento del colectivo. Demasiado por querer adaptarse al estudiante, a veces olvidamos que se enriquece al probar nuevos métodos y conocimientos que no necesariamente descubriría de forma espontánea.
Philippe Meirieu: “La escuela no solo enseña el conocimiento, enseña el requisito de la precisión y la verdad, que es la condición para que el conocimiento sea asimilado al mejor nivel”.
En un libro famoso , Edouard Claparède, la escuela a medida, publicada en 1921, que se opone al sastre o al zapatero en la escuela, escribe que “la escuela viste, viste, pone todas las mentes de la misma manera” y considera En esencia, tenemos más respeto por los pies de nuestros estudiantes que por sus cerebros … Y él deduce la necesidad de individualizar la enseñanza a partir de un mejor conocimiento de los “perfiles” y las “necesidades”. de cada uno de los no estudiantes.
Creo que es necesario, como Claparède, que la escuela sea “a medida”. Pero, por otro lado, el niño tiene que competir con la escuela y sus requisitos. La escuela es una institución. El niño debe descubrir que, si tiene sus especificidades, dificultades particulares y una personalidad singular, también es uno de los otros y debe integrarse en un colectivo.
PROF: ¿Desea un núcleo común, no es contradictorio con la gestión de la heterogeneidad?
Me parece que ese es otro tema.
Lo mismo para todos, todavía es un poco así …
En términos de objetivos, sí, pero no en términos de método. Podemos tener un objetivo común sin tener el mismo método para todos. Hay una concepción de la pedagogía diferenciada que me parece excesiva, mecanicista y peligrosa. Pero no debemos regresar, en nombre de este peligro, a una concepción de la clase siempre en un frente colectivo, en el que los estudiantes deben entender todo lo mismo al mismo tiempo y hacer los mismos ejercicios individualmente al mismo ritmo.
Esto es una ilusión, tanto más seria, ya que genera un movimiento de externalización de dificultades fuera de la escuela y la clase. Cuanto más queremos una clase homogénea, más queremos que aquellos que no encajan en el molde sean detectados y enviados a otros lugares, a atención especializada, y que además sean cada vez más privatizados y medicalizados.
Entonces, entre una pedagogía diferenciada estrictamente individual y una pedagogía frontal exclusivamente colectiva y homogénea, me parece una manera que no es una forma intermedia sino una manera razonable que me parece estar articulada en torno a tres principios. sencillo.
Primer principio: el de la diversidad educativa. El hecho de que el profesor tenga en cuenta que no siempre utiliza el mismo método, que varía sus apoyos, sus modos de agrupación, sus tipos de trabajo. Es decir, multiplica el tipo de ejercicios y expande su paleta metodológica. Porque entonces será más probable que permita que sus estudiantes encuentren lo que se adapte a cada uno de ellos y, al mismo tiempo, descubran métodos, apoyos o formas de trabajar que estos mismos estudiantes Aún no lo habían descubierto y percibirán la riqueza.
Segunda idea fuerte: ayuda mutua, incluso entre alumnos de diferentes clases y niveles. Creo que subestimamos mucho, especialmente entre los niños y adolescentes, el efecto extremadamente positivo que puede tener la autoayuda, el hecho de que los mayores ayuden y apoyen a los estudiantes más pequeños, que un poco más de antemano ayude a los estudiantes un poco más en dificultad … La ayuda mutua tiene un efecto absolutamente esencial, pero los sistemas educativos occidentales tienden a pensar que cuando dos estudiantes se comunican entre sí, ¡es porque están conspirando contra el profesor!
Es un dispositivo muy utilizado por dispositivos extracurriculares …
Sí, pero no se utiliza de manera suficientemente sistemática. Y de una manera muy diferente: las niñas lo usan mucho más que los niños; no dudan en hablar entre ellos de sus dificultades, de explicarse el uno al otro u otro punto del curso, mientras que, para los niños, el interés manifiesto por el trabajo del esciola es a menudo percibido como una forma de renuncia, de Sujeción o negación de su virilidad.
Recordemos que en el período de socialización secundaria, el niño sale del “yo” y de la frecuentación de la familia cercana. Necesita descubrir otro tipo de relación, con amigos, en una actividad fuera del círculo familiar. Se trata de confiar lo más posible en la autoayuda para crear esta socialización secundaria dentro de la clase, centrada en el trabajo. Si la escuela no ofrece al estudiante oportunidades de socialización secundaria en el trabajo escolar, encontrará estas oportunidades en prácticas a veces beneficiosas (deporte, coro, …) pero a veces peligrosas, incluso mortales.
El tercer principio es lo que llamamos metacognición: ayudar a los alumnos, a través de un interrogatorio bastante sistemático, a comprender cómo aprenden, para que se conviertan en los impulsores de su diferenciación. Poco a poco, depende de los estudiantes entender cómo aprenden y hacer estrategias de aprendizaje.
Esto requiere que el profesor cuestione al alumno, a la clase. Que hicimos ¿Qué aprendimos? ¿Cómo aprendimos? Y estar atentos a la diferencia entre hacer y aprender. Una gran cantidad de investigaciones muestran que lo que caracteriza a los estudiantes con dificultades es que creen que han completado su contrato escolar cuando hicieron su trabajo. ¡Mientras que lo que se les pide no es solo hacer, sino comprender! Es importante no hacerle solo la pregunta al alumno. ¿ Qué hiciste? pero preguntarle ¿qué entendiste? , ¿Cómo se entiende?
Dar al alumno, y todos los estudiantes en la clase, el tiempo para pensar acerca de estos asuntos, posiblemente tiene herramientas donde vamos a expresar estos descubrimientos, todo esto va a fomentar la autonomía del estudiante, su capacidad de forma gradual Trabaja de la manera que sea más efectiva para ellos.
2. Largo tiempo versus inmediatez.
¿Cómo promover mucho tiempo en un momento en que los estudiantes están inmersos en la inmediatez?
Supone que la escuela es un espacio de desaceleración, de indulto a la inmediatez, un espacio donde uno aprende a pensar, a pensar, a documentarse.
Ella no lo asume?
Creo que lo asume mal, a menudo además sin el conocimiento de los maestros. Voy a clases muy a menudo y observo que cuando los maestros hacen preguntas a la clase, en la gran mayoría de los casos, ceden la palabra al primer alumno que levanta el dedo y que generalmente sabe la respuesta. Y una vez que el buen alumno ha dado la respuesta, pasa a la siguiente pregunta.
Si leemos incluso textos antiguos como el Dictionary of Pedagogy , Ferdinand Buisson (Ed .: publicado en 1887 y una versión liviana se acaba de publicar en la colección “Bouquins”), encontramos este consejo básico. Cuando haga una pregunta, deje a la clase en silencio por unos minutos para que todos puedan pensar en ello. luego pida a los alumnos que discutan la respuesta unos con otros; y luego entrevistar a un estudiante, pero no necesariamente a aquel a quien conoce la respuesta.
Volvemos a la noción de ayuda mutua …
Absolutamente. La ayuda mutua es una necesidad absoluta, que se confirma por el trabajo de los neurocientíficos en la construcción de la inteligencia. Evocan la necesidad de una fase de inhibición de la respuesta espontánea para construir una respuesta retardada (1) . Tendremos que suspender su respuesta inmediata para involucrar al estudiante en un debate interno consigo mismo … Este indulto significa que haremos preguntas, ayudaremos al estudiante a para deconstruir respuestas falsas, para que se documenten, para experimentar, y desde allí que el estudiante inicie su inteligencia y que aprenda a comprender, lo que es lo mas importante.
Sí, pero existe la presión del programa!
Seguro. Escucho esta objeción. Pero en este punto, Rousseau ya nos había dado la clave: ¡la educación significa perder el tiempo para ganar! Un estudiante que aprende a entender, que desconfía de su respuesta inmediata a reflexionar y conducir una pequeña controversia interna, a imaginar objeciones a sus propias opiniones, es un estudiante que progresará en la construcción de su inteligencia mucho más rápido que otro. Y así con el que poco a poco podemos trabajar cada vez más rápido. Debemos aceptar esta pérdida de tiempo porque es necesario para la construcción de la inteligencia.
Pero hay presión de colegas y de la institución …
En realidad … También hay una presión interior. Conozco a algunos colegas que, cuando les piden a los alumnos que piensen personalmente o que hablen entre ellos, sienten que no están cumpliendo su contrato; lo que se espera de ellos es explicar constantemente, y no hacer que los alumnos trabajen mentalmente. Hay una especie de culpa de los maestros cuando toman este tiempo necesario. Ahora, no podemos decir lo suficiente que la formación de un alumno es, ante todo, la formación de su inteligencia. Las asignaturas escolares son conocimientos, ciertamente necesarios, pero su aprendizaje requiere que los estudiantes y los estudiantes formen con ellos reflexividad.
¿Diría usted que es aún más necesario hoy que el conocimiento esté en todas partes y no solo “en” el profesor?
Si claro ! Esto es aún más necesario hoy en día, ya que existe esta multiplicidad de fuentes de información, pero también porque vivimos en una sociedad de inmediatez, donde las prótesis tecnológicas disponibles para adultos como los niños les dan la sensación de que pueden tener “todo incluido” y administrar sus vidas sin tener que tomarse el tiempo para pensar.
Es tanto más necesario hoy que lo que uno podría llamar la maquinaria de publicidad juega masivamente con este carácter instintivo en el niño, manteniéndolo permanentemente en el oído: haga su capricho, hará que el comercio funcione ! Demanda, demanda … En un mundo donde más vamos más rápido tenemos razón: este es el principio de la información “viral”, en un mundo donde el capricho hace la ley, la educación tiene más necesidad de decir: Espera un momento, tómate el tiempo para pensar juntos …
Porque nuestros estudiantes, cuando llegan a clase, tienen ideas sobre todo … Ideas que, en la gran mayoría de los casos, son aproximadas y, a veces, incluso completamente falsas. No es suficiente decirles que tus ideas están equivocadas . Tenemos que ponerlos en situaciones de reflexividad para que puedan descubrir por sí mismos cómo un debate interno interno, lo que llamamos un “conflicto sociocognitivo”, puede llevarlos a ser más exactos, más precisos, más cercanos a la verdad.
“Si lees textos antiguos como el ‘Dictionnaire de pédagogie’ de Ferdinand Buisson, encontrarás este consejo básico: cuando hagas una pregunta, deja la clase en silencio unos minutos para que todos puedan pensar en ello.
Debido a que la escuela no solo enseña el conocimiento, enseña el requisito de exactitud de la exactitud y la verdad, que es la condición para que el conocimiento se asimile al mejor nivel. Un estudiante que no haya integrado esto solo continuará sus estudios de una manera muy caótica, porque estará constantemente en la aproximación y probablemente terminará, a pesar de su habilidad estratégica, lo que le permite descifrar las expectativas del domine y ofrezca la respuesta correcta sin comprender el significado: fallando en el fracaso.
Finalmente, ¿lo que quieres es que los maestros se resistan?
Sí, debemos resistir un movimiento de individualización sistemática y feroz competencia, resistencia que debe manifestarse por la construcción del colectivo y la promoción de la ayuda mutua. Resistencia también a la inmediatez que debe manifestarse al tomarse el tiempo para reflexionar y debatir entre uno mismo y dentro de uno mismo. Y la resistencia, finalmente, en comparación con la concepción muy extendida de que cuanto más nos asimilamos rápidamente, más posibilidades tenemos de tener éxito. Esto no es cierto ! Cuanto más nos asimilamos en profundidad, más posibilidades tenemos de tener éxito …
3. El lugar de evaluación.
Esta cuestión de resistencia me permite abordar con usted esta tendencia a promover la autonomía de los actores de la enseñanza y su responsabilidad, que a veces se limita a los resultados académicos de los estudiantes … Porque, pida que “se tome el tiempo”. Pero hay las evaluaciones, las cuentas a realizar …
Está claro que los maestros se ubican en un sistema de doble restricción: se les pide que entrenen a los ciudadanos y que tengan estudiantes más cercanos a un prototipo que sea 100% compatible con PISA. Es un requerimiento contradictorio, y estoy entre aquellos que están preocupados por una hegemonía absoluta de evaluación cuando se trata de paralizar el proceso de aprendizaje y cuando interviene permanentemente en lugar de lo que Debe ser la rutina diaria de cada momento de un profesor, es decir, la regulación del aprendizaje. Confundimos evaluación y regulación.
Y creo que la evaluación, en su forma actual, es laxa. Incluso si damos muchas notas, muchos boletines informativos, es extremadamente raro que un estudiante sea reelaborado para perfeccionarlo. Cuando un artesano no ha terminado o saboteado su pieza, vuelve al trabajo. Cuando un estudiante ha arruinado su tarea, obtiene una mala nota y se va. No se le pide que vuelva a poner su trabajo en el trabajo y seguir adelante.
¡Da menos trabajo pero requiere más de cada uno! Dé una evaluación inicial, con consejos, y luego exija que reinicie el trabajo. Pero requiere una vez más dar obras que se extiendan a lo largo del tiempo, y que tengan sentido. ¡Obra que estará orgullosa porque seremos superados!
La evaluación real no tiene la función, de hecho, de medir o sancionar un nivel, sino de decirle a un niño: Aquí es cómo podría hacerlo mejor . Me parece que la forma en que evaluamos con demasiada frecuencia en nuestras escuelas, sancionando un nivel sin volver a trabajar con el estudiante, es una forma de resignación del requisito intelectual que debemos tener. Los padres y la sociedad en general deben aceptar que hay menos notas, menos trabajo, pero más tiempo, más profundidad y mejora hasta que el estudiante entienda cómo podría hacerlo mejor …
¿Has visto un modelo así en el trabajo?
Si claro. Más en la primaria que en la secundaria, pero he visto maestros de cartas para resumir los textos hasta que puedan publicarse en la revista del colegio o en una recopilación de noticias, hacer un trabajo por un cuarto de tiempo completo. Noticias de cinco a seis páginas hasta que sean publicables. Y considera que este era el pasaporte para pasar al siguiente nivel. He visto a profesores de física plantear problemas muy complejos e involucrar a sus estudiantes en el proceso de documentación y experimentación para producir experimentos exitosos. He visto, en muchas clases, cómo crear esta hermosa La máxima de Albert Jacquard: “Lo importante es no ser mejor que los demás, es ser mejor que uno mismo”.
Aquí hay algunos consejos de Philippe Meirieu a los maestros, en el margen de la entrevista que nos dio sobre la diferenciación, el choque entre la inmediatez de las reacciones al impulso y el largo tiempo de aprendizaje, y el lugar. evaluacion
Philippe Meirieu: Tómese su tiempo, haga que los alumnos piensen y trabajen en clase, bajo sus ojos. Haga que vuelvan a trabajar hasta que mejoren su rendimiento y nivel. No tenga miedo de que esto los perjudique para el futuro: por el contrario, les dará grandes ventajas para la realización de sus estudios.
No descuide las cuestiones técnicas tampoco. Sobre cómo dar instrucciones en clase, lo que debe ser lo más preciso posible. Sobre el fenómeno de la atención: que los maestros entiendan que tienen frente a ellos a estudiantes que tienen problemas para estar atentos. Hoy es necesario crear dispositivos de atención: no es suficiente apretar sus dedos para que en el momento en que el estudiante regrese del recreo esté disponible. No es suficiente llamar al estudiante disipado al orden. Hay mucho trabajo alrededor de la atención del edificio. Un trabajo colectivo que estructura cualquier institución, desde el teatro hasta la corte, desde una comida con amigos hasta la práctica del judo. No seamos ingenuos: no basta con decir “silencio” para que llegue la atención “.
“Organiza el trabajo, no la disciplina”
A los colegas que se preocupan por problemas disciplinarios y, a veces, por pesadillas en la noche, siempre les digo: “Organice el trabajo, no la disciplina”. Y organizar el trabajo significa preparar la clase de antemano, poner las instrucciones en la pizarra, preguntarse qué deben tener los alumnos en su mesa. Tome el trabajo de la escuela como un artesano toma su trabajo diario, estando muy atento a estos aspectos aparentemente anecdóticos y materiales que son las instrucciones, las herramientas de trabajo, el rigor y la precisión en el discurso.
Y luego, ¡deja de pedir a los estudiantes que se callen sin silenciarnos nunca! Cuando camino por un pasillo de la universidad o la escuela secundaria, a veces escucho a colegas hacer “silencio” sin cesar, pero nunca esperando que el silencio, sigue hablando y reanudando con calma una instrucción o una explicación. Envían dos mensajes contradictorios: “Cállate, pero no importa si no te callas porque de todos modos continúo” …
Estas son cosas extremadamente ordinarias, elementales, pero completamente estructuradas.
“No te quedes solo”
“No te quedes solo”
Y, finalmente, les diré: “No se quede solo en su clase con sus problemas. Hable con sus colegas, y cuando se reúnan, no solo háganlo para completar los diarios, sino para explicarse cómo lo están haciendo para superar una dificultad. Intercambie, salga de su postura profesional ejercitada individualmente en su rincón. Ve a ver o invita a tus colegas en tus clases y luego discute lo que has visto y hecho. Conviértase en profesionales que no se retiran a su territorio, sino que invierten de manera colectiva, que son solidarios, que no consideran que una dificultad es una vergüenza, sino que ven, por el contrario, que es un problema. suerte. “
Porque las dificultades son oportunidades para progresar. Muy a menudo los maestros piensan que las dificultades son realidades vergonzosas que tienen que ocultar. Este comentario podría extenderse a los padres en otros lugares.
Si pudiésemos discutir mejor nuestros problemas concretos, mejoraríamos nuestra relación con los niños si estuviéramos menos ansiosos, menos tensos, menos estresados …, lo que solo podría beneficiar a los niños y nuestras clases.
Entrevistado por Didier CATTEAU
En dos palabras
Nacido en 1949 en el sur de Francia, Philippe Meirieu es uno de los primeros activistas de los movimientos de educación popular. Después de estudiar filosofía y literatura, obtuvo un CAP como profesor y, sucesivamente, se convirtió en profesor de francés en la universidad y en filosofía en la terminal.
Luego se convirtió en Director del Instituto de Ciencias y Prácticas de Educación y Formación en la Universidad Lumière-Lyon2, el Instituto Nacional de Investigación Pedagógica, y luego el Instituto Universitario de Formación de Maestros de la Universidad. Academia de Lyon. Y esto al seguir enseñando mucho con alumnos y alumnas. Actualmente es profesor de universidades eméritas en ciencias de la educación.
Entre otras intervenciones múltiples (, Philippe Meirieu acompañó la gestación de la revista Appren-weaving , destinada a cualquier persona interesada en la educación y la transmisión, la primera el número acaba de publicarse ( https://revue-apprentissages.com ).
México / 19 de mayo de 2019 / Autor: RompevientoTV / Fuente: Youtube
Publicado el 15 may. 2019
Este 15 de mayo de 2019 se formalizo la Reforma Educativa de la Cuarta Transformación y fue anunciada como el cumplimiento de Andrés Manuel López Obrador de abrogar la implementada por Peña Nieto, pero ¿realmente quedo cancelada la reforma del Pacto Por México?
Luis Hernández Navarro recibe al profesor Lev Moujahid Velázquez Barriga, del Centro Internacional del Pensamiento Critico RIUS.
Pep Aparicio es, ante todo, un educador popular. Profesor de Formación de Personas Adultas (FPA) en el centro público Francesc Bosch i Morata de Xàtiva. También, es miembro del Consejo Gestor del Instituto Paulo Freire de España y miembro del Consejo Editorial de la Revista Rizoma Freireano.
En la entrevista, Pep Aparicio, profundiza en la obra de Paulo Freire, tan necesaria hoy en día y, sin embargo, tan desarraigada y abandonada por el profesorado de pedagogía de la mayoría de universidades y centros especiales. Esa educación que Freire indicaba como contribución con un posicionamiento crítico ante la posibilidad de la pasividad.
Begoña Ibarrola estará el próximo 25 de mayo en el evento Gestionando Hijos para hablar de la gestión de las emociones
Ana Nieto 15.05.2019 | 04:15
Begoña Ibarrola es muy conocida por sus cuentos infantiles para educar.
Begoña Ibarrola es Licenciada en Psicología, ha trabajado en centros educativos durante veinte años y es muy conocida por sus cuentos infantiles. Su primer libro, Cuentos para sentir: educar las emociones (que lleva ya 22 ediciones) incluye 46 cuentos que, como dice la autora, «de alguna manera ayudaron a muchos niños a superar situaciones personales difíciles y a manejar mejor su mundo emocional».
El 25 de mayo estará también en el Auditorio de la Diputación de Alicante (ADDA), en el evento de Gestionando hijos, para hablar de la gestión de las emociones.
– Begoña, se habla mucho de inteligencia emocional. ¿En qué consiste exactamente educar las emociones de nuestros hijos?
La educación emocional es fundamental para preparar a nuestros hijos a enfrentarse a los retos que la vida les depare. Educar las emociones significa enseñar lo que es la conciencia emocional para que los hijos se den cuenta de lo que sienten y aprendan a descubrir las causas de sus emociones.
Se trata también de ayudarles a desarrollar una sana autoestima. Comprender y mejorar su autocontrol o la regulación emocional para hacer frente a problemas y situaciones emocionalmente intensas y aprender a transformar estados emocionales negativos en positivos. Pero educar las emociones de los hijos implica también desarrollar en ellos la conciencia social y la empatía para comprender los sentimientos de los demás y tener relaciones interpersonales satisfactorias.
– ¿Sabemos enseñar a nuestros hijos a gestionar las emociones?
En general no hemos recibido una buena educación emocional, ya que el mundo de las emociones era dejado de lado, tanto en la familia como en la escuela. Pero los descubrimientos de la neurociencia sobre el cerebro nos aportan herramientas muy valiosas ahora a las familias para poder educar las emociones de nuestros hijos a la vez que los adultos aprendemos también a gestionarlas.
A medida que enseñamos a nuestros hijos a manejar su mundo emocional, les estamos dando recursos y estrategias para saber qué pueden hacer cuando se sientan enfadados o tristes o sientan miedo, qué potencial tiene esa tristeza, ese miedo o ese enfado, qué mensajes nos quieren dar esas emociones pero también cómo ayudarles a salir de esas emociones, que son legítimas pero que deben aprender a manejar.
– ¿Consideras que le damos la importancia suficiente a la gestión de las emociones?
Todavía no se conoce de forma generalizada la influencia que tienen las emociones sobre la conducta, el aprendizaje, incluso la salud. Poco a poco se publican libros, investigaciones y ya existe suficientes argumentos que apoyan la necesidad de una buena gestión emocional para potenciar el bienestar personal y social. Pienso que dentro de unos años nadie podrá comprender cómo en la escuela no se enseñaban esas habilidades tan importantes para la vida y el bienestar, pero estamos en el camino.
– ¿Qué consejos les darías a las madres y padres para tratar las emociones en casa?
En primer lugar, es necesario legitimar todas las emociones que sienten, tanto adultos como niños, acompañar a nuestros hijos en su alegría, consolarles cuando están tristes, entender sus enfados y aportarles herramientas para entrar en calma, comprender sus miedos y protegerles, a la vez que les animamos a enfrentarse a ellos. Nunca debemos ridiculizar ni reprimir sus emociones.
En definitiva, para ayudar a nuestros hijos a tener una buena gestión emocional, primero deben aprender a nombrar las emociones. Cuando ponen nombre a sus emociones, empiezan a poderlas manejar. Deben aprender a regular su expresión, es decir, a expresarlas de manera adecuada, sin reprimirlas pero tampoco haciendo daño a otros con su expresión.
Les tenemos que enseñar a entrar en calma y a manejar la frustración, un aspecto muy importante para el bienestar y que cada vez está menos presente en los niños, porque se la van a encontrar en su día a día y no la podemos evitar. Y por último, aprender apensar en positivo y a ser resilientes. Todas las oportunidades de la vida, del día a día, pueden ser oportunidades para una buena educación emocional.
– ¿Las emociones se «contagian»? ¿Cómo afectan las emociones de los padres a las emociones de los hijos?
Sí, las emociones se contagian pero depende de la influencia y el poder personal, unas personas pueden tener más facilidad para contagiar a otras o dejarse contagiar por otras, en parte depende del nivel de conciencia que una persona tenga y de su atención. Los padres si ven con naturalidad las emociones y las expresan de forma adecuada están dando dos lecciones a sus hijos: por un lado, ven que es algo natural sentir emociones, adultos y niños, todo el mundo; por otro lado, se dan cuenta de cómo las expresan sus padres, y así ellos aprenden.
El problema surge cuando en la familia no se tienen en cuenta o se expresan de forma inadecuada. Entonces el aprendizaje más directo, que es a través del ejemplo, no se realiza correctamente. Por otra parte, si los padres disimulan constantemente o reprimen sus emociones le mandan un mensaje al hijo de que las emociones no se deben expresar o son algo molesto e inadecuado, promoviendo su represión y las consecuencias que de ello se derivan.
– ¿Cómo gestionamos nuestras emociones cuando el niño está en una rabieta monumental?
Una rabieta puede tener diferentes orígenes o ser la expresión de diferentes emociones, incluso es diferente y tiene diferente objetivo dependiendo del entorno donde se produzca. Hay que tener en cuenta que nuestro hijo lo está pasando mal y por tanto nuestra primera actitud debe ser de empatíapara descubrir qué la está provocando. A veces está causada por una frustración, otras veces simplemente como reacción a una orden en un momento en el que el niño quiere demostrar a sus padres que no tiene por qué hacer lo que le digan, que es un signo, por otro lado, de su proceso de autonomía, perfectamente comprensible entre 2 y 3 años.
Pero en ocasiones está motivada por los celos, la frustración o incluso por el cansancio, o puede ser también una forma de llamar la atención del adulto. Por eso no se puede simplificar su abordaje, aunque hay unas claves importantes para los padres: la primera ya la he comentado, empatía; la segunda, no unirse a su caos, no dejarse llevar por las emociones de su hijo, sino mantener la calma, tranquilizarle y después ofrecerle contención, protección o atención, lo que necesite en ese momento, pero siempre con cariño.
Pero hay ocasiones en las que la rabieta está planificada y dirigida a llamar la atención o a conseguir algo. En este caso, debemos ignorar su conducta, dejar que se calme solo y después hablar con él para que comprenda que ese nunca va a ser el método para conseguir lo que quiere, o que así no va a conseguir nuestra atención.
Otra clave importante es aprender a gestionar nuestra vergüenza cuando la rabieta se produce en público, lo que suele ser muy a menudo, dado que piensan que así tendrán más oportunidades de tener éxito con su «actuación».
– ¿Qué mensaje les quieres dejar a los padres con tu ponencia?
Educar es siempre emocionante y generar un apego seguro y amoroso va a garantizar que el camino que se crea cuando son pequeños entre el corazón del niño y el del adulto, va a permanecer siempre abierto, a pesar de que pasen momentos de incomunicación o cierto alejamiento emocional.
La educación emocional de vuestros hijos es además un factor de protección contra muchos de los problemas de nuestro tiempo: estrés, ansiedad, depresión, consumo de drogas, suicidio, fracaso escolar, violencia, etc. Ya existen muchas investigaciones que lo demuestran, por eso merece la pena ayudarles a gestionar sus emociones mientras nosotros también aprendemos con ellos.
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