Manuel Area Moreira: «Tenemos que tener la capacidad, aptitud y competencia para estar predispuestos a la innovación»

España / 26 de mayo de 2019 / Autor: Redacción / Fuente: Yo Soy Tu Profe

Hoy entrevistamos a Manuel Area Moreira @manuel_area, catedrático de Didáctica y Organización Escolar (Tecnología Educativa) en la Universidad de la Laguna.

Su bagaje y trayectoria profesional le avalan como uno de los referentes españoles e internacionales en cuanto a la relación de las tecnologías digitales y el ámbito educativo.

Ha publicado más de un centenar de artículos; es autor y coautor de numerosos libros y, actualmente, entre otras funciones, es el Investigador Principal del grupo de investigación del Laboratorio de Educación y Nuevas Tecnologías (EDULLAB)@Edullab.

En sus palabras escuchamos la experiencia de años trabajando en el sector.

P. ¿El sistema universitario pasa por sus mejores momentos?

R. Bueno, el sistema universitario español ha sufrido, al igual que otros campos, un fuerte recorte económico. Esto se manifiesta en dificultades para conseguir nuevo profesorado, mejora de la infraestructura…

Pero en líneas generales diría que estamos en un buen momento en cuanto a productividad investigadora, científica, de publicaciones… Esto se está notando en los rankings internacionales. La universidad española está cada vez mejor posicionada, pero, evidentemente, falta mucho camino por recorrer.

P. La Universidad de La Laguna (ULL), en la que trabaja, se ha posicionado en estos rankings. ¿No es cierto?

R. Sí, sí. Yo creo que es una tónica general en la universidad española. La ULL ha mejorado en algunos campos, en algunos ámbitos científicos. Aun así, tenemos que seguir avanzando.

No obstante, la aparición de las universidades privadas, un fenómeno de los últimos años en España, nos está obligando, a las universidades públicas, a tener que mejorar la calidad docente. No solo la investigadora, en la que hemos avanzado de forma notoria. Sino en calidad de atención al alumnado.

P. ¿En la universidad privada se escatima en estos aspectos?

R. Buenos, las privadas queramos o no, es una nueva oferta. Los datos demuestran que está atrayendo a alumnado diverso. Creo que la universidad privada ha puesto el acento en la atención al alumnado, más que en la investigación.

P. En ellas, ¿siente que el profesorado está mejor o peor formado?

R. Depende, las privadas también están captando profesorado que viene de la pública. Habrá de todo. Pero sí que percibo que hay una estructura organizativa de atención docente al alumnado, al menos en las privadas, hay lo que ellos llaman “satisfacción al cliente”.

«Las personas tenemos que tener la capacidad, la aptitud y la competencia para estar atentos al cambio, predispuestos a la innovación»

P. Y la pública, ¿qué carencias presenta?

R.  Llevo más de treinta años en la universidad pública. Siempre hemos tenido carencias, nunca nos llega lo que queremos. Sin embargo, a pesar de eso, el personal docente investigador rinde todo lo posible.

P. Hace poco publicaba una “Autobiografía de una historia de vida docente.” En ella apuntaba los cambios generacionales desde la llegada de Internet hasta el momento actual, ¿qué le ha sorprendido más?

R. Llevo trabajando con Internet en mi docencia desde hace veinte años. De algún modo, he tenido la oportunidad de ser pionero. ¿Qué me ha llamado más la atención? En primer lugar, la multi presencia de internet en todos los espacios. Hace veinte años era algo de minorías, quien sabía se manejaba a través del software de esas máquinas. Hoy en día, Internet se ha convertido en indispensable.

En relación a la docencia, en aquel tiempo, hace veinte años, éramos unos pocos raros los que éramos conscientes del potencial educativo que tenía la tecnología. En estos momentos, también está generalizado. Cualquier docente dispone o puede disponer de un aula virtual a través de la cual desarrollar su docencia.

P. En algunos de sus artículos hace referencia a Bauman y a su concepto de la cultara “líquida” de este siglo. ¿Cómo afecta esto a las nuevas alfabetizaciones?

R. Lo de la cultura líquida es una metáfora que habla sobre como todo está cambiando de forma acelerada, rápida, que no hay solidez en los fenómenos. ¿Qué tiene que ver esto con tu pregunta, con las competencias? Las personas tenemos que tener la capacidad, la aptitud y la competencia para estar atentos al cambio, predispuestos a la innovación, a no quedarnos detenidos en un conocimiento que tal vez no fue útil cuando fuimos jóvenes, pero como la sociedad es líquida, está en constante transformación, nuestros conocimientos y capacidades también deben estar cambiando. Por eso, la metáfora de lo líquido.

«La labor de los docentes es saber encontrarle el sentido y utilidad didáctica a Facebook, Instagram o cualquier otra red.»

P. ¿Encuentra en las plataformas, como blogs, canales de YouTube o incluso otras redes sociales como Instagram potencialidad para enseñar y aprender en la red? 

P. Las nuevas reglas sociales son parte de la cultura actual. Yo creo que la educación tiene que estar siempre atenta a las características de la cultura de su época. Hace cincuenta o cien años el libro impreso, o toda la cultura impresa era la que dominaba el conocimiento y la cultura. Por tanto, la educación, la escuela, tenía que volcarse y preparar a su alumnado para que pudieran adquirir y moverse en esa cultura impresa. Hoy en día, la cultura no es solo líquida, cambiante, digital, sino que adopta estos formatos de los micro contenidos, de pequeños textos como puede pasar en Twitter o algo más de contenido visual o audio visual como puede ser en Instagram.

Por tanto, claro que tiene potencial educativo. La labor de los docentes es saber encontrarle el sentido y utilidad didáctica a Facebook, Instagram o cualquier otra red.

P. Apunta a ese concepto que puede ser como de microaprendizaje, ¿tiene miedo a que se pierda profundidad de los conocimientos?

R. Sí, sí. Una de las características de esta nueva cultura digital es que aumentamos la cantidad de contenido al que accedemos. También cambia el formato. Prima más el microcontenido, el pequeño texto, el pequeño vídeo… Y tal vez perdemos, o bueno, mejor no digo que perdamos, tal vez ganamos, son distintos. Son distintos tipos de formato, distintos tipos de competencia. Obtenemos o tenemos que interactuar con mucha cantidad de información y formato micro. Y, de algún modo, lo que era representativo de la cultura impresa, de la cultura sólida, como era un libro de 400 páginas o una película de una hora y media cada vez nos cuesta más.

P. Y, ¿cómo cree que puede afectar esto a la investigación? Parece una contradicción, cuando uno investiga debe estar preparado para la profundidad. No obstante, si tendemos a lo micro…

R. Una cosa son las tendencias más masivas, a nivel de grandes grupos sociales. Otra cosa es en audiencias más pequeñas, más especializadas como puede ser el campo de la investigación.

De todas formas, un investigador debe consumir, adquirir y producier contenido denso y profundo. Lo que ocurre es que cada vez desde lo que son revistas académicas o formatos de discusión de la investigación nos piden saber sintetizar. La capacidad de expresar lo que puede ser conocimientos profundos en menos espacio o en otros formatos. La productividad investigadora no está tan condicionada por lo micro, pero sí que hay una tendencia a la mayor síntesis.

P. ¿Cambiará la figura del docente si estos espacios adquieren fuerza, si lo “micro” adquiere terreno?

R. De varias formas. El profesorado no puede plantearse que el alumnado tenga un único libro, como era años atrás, una única fuente de conocimiento.Tiene que buscar distintas fuentes de información e indiscutiblemente la red, el ciberespacio ofrece cientos, miles de ellos. Por tanto, la figura del docente no es seleccionar qué libros de textos necesito para el nuevo curso, más bien filtrar, seleccionar la multitud de información que hay en la red y que es adecuada para su alumnado.

Aquí ya hay un cambio importante en lo que tú apuntas. Otra es que ese docente debe tener el conocimiento para ser capaz de crear espacios visitables, espacios en la red para su alumnado. Por ejemplo, algún formato blog o de vídeo. Esta es otra competencia nueva, saber utilizar las herramientas digitales para crear contenido para sus estudiantes.

Tiene que solicitar a su alumnado actividades, tareas y proyectos de trabajo donde sus alumnos sean creadores de contenidos digitales. Plantear tareas en las que el alumnado utilicen aplicaciones que generen conocimiento en la red.

«El centro educativo es o debiera ser la unidad de cambio o la unidad de impulso a la transformación con la tecnología.»

P. ¿Crees que los docentes están preparados para estos nuevos retos?

R. Bueno, nunca estamos preparados del todo, pero algo se está avanzando. Las universidades ya hemos incorporado, desde hace varios años, materias que mejoran la formación de los futuros profesores en el uso tecnológico.

Lo mismo hacen las instituciones o consejerías de educación en lo que es la formación continua del profesorado. Bien a través de plataformas online o bien incluso a través de formaciones en los propios centros. En los últimos años la oferta ha crecido por parte de la administración pública, esta formación es específica en el uso didáctico de la tecnología.

P. Ha citados algunas competencias, pero en un plano general, en cuanto a la competencia digital en general, ¿es acorde a lo esperado?

R. Es difícil generalizarlo en el conjunto del profesorado. Hay un grupo de docentes que son muy muy competentes en el uso de estas tecnologías. Hay otro profesorado, por edad u otro motivo que tiene dificultades. También docentes que son usuarios habituales de la tecnologías, la inmensa mayoría del profesorado es usuario habitual, pero quizás, en donde tengamos que mejorar es en el uso didáctico de esa tecnologías en las aulas. Ahí habría que seguir mejorando.

P. Me imagino que se refiere a pedagogías más activas. ¿No?

R. Por supuesto, sacar partido didáctico a través de por ejemplo el planteamiento de aprendizaje por proyectos u otras alternativas similares.

P. En una entrevista reciente realizada a Jordi Adell, este apuntaba al centro educativo como agente del cambio y rompía con la idea del docente como agente del cambio educativo. ¿Estás de acuerdo?

R. Estoy de acuerdo en que hay que trabajar en los dos ámbitos de forma simultánea. El alumnado donde aprende es en el marco del aula, por tanto, tenemos que ser competente a nivel de trabajo , pero no llega solo el aula. El centro como organización educativa tiene que tener un plan TIC, un impulso de la tecnología que se traduzca en que el propio centro tenga visibilidad, en que el propio centro tenga su propia web o su propio blog, que se comunique con las familias …

No se trata de elegir proyectos a nivel aula o centro. Ambos tienen que ir paralelos, simultáneos y complementarse el uno al otro.

Pero estoy por supuesto de acuerdo en que el centro es o debiera ser la unidad de cambio o la unidad de impulso a la transformación con la tecnología.

P. Buscando utopías, ¿cómo te gustaría que fuese la educación el día de mañana?

R. (Risas) Bueno, que sea una escuela que prepare a todos los niños y niñas para que sean ciudadanos cultos, críticos y que se desenvuelvan de forma exitosa en el ciberespacio.

Creo que es la labor que ha tenido la escuela como institución desde hace dos siglos, preparar a las generaciones para que construyan un futuro. Quisiera, en esa línea, una escuela que enseñase al alumnado a ser competente buscando y localizando la información en la red, que no este alienado y que sea crítico con la información que se encuentra, que sepa trabajar en equipo, colaborar y construir conocimiento. Además, que sea educado en sus formas, con valores democráticos, éticos hacia el conocimiento y la interacción con los demás.

Fuente de la Entrevista:

Manuel Area Moreira: «Tenemos que tener la capacidad, aptitud y competencia para estar predispuestos a la innovación»

ove/mahv

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