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Sergio Barrio: “La figura del profesor seguirá siendo imprescindible si no queremos formar solamente tecnócratas”

España / 27 de mayo de 2018 / Autor: Yo soy tu Profe 

Con esta nueva entrevista nos acercamos un poco más a las matemáticas. En esta ocasión tenemos el honor de charlar con Sergio Barrio, más conocido en el mundo digital como Profesor 10 de Mates @profesor10mates

Muchos ya le conocerán porque en las redes sociales sus cuentas acumulan miles y miles de seguidores. En 2012 abrió su canal de YouTube con ejercicios resueltos sobre Matemáticas o Física y Química y a día de hoy acumula más de 63.000.000 millones de reproducciones.

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Pero su afán por la divulgación aún no ha parado. Ha escrito dos libros, el primero, “Historia de las matemáticas: Del cero al infinito”, nos acerca a las hitos de las matemáticas de una manera amena y divertida, y el segundo, “Unas Matemáticas para Todos”, son 2 volúmenes repletos de ejercicios, teoría y ejemplos resueltos para todos aquellos que quieran pasar las pruebas de acceso a la universidad.

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A continuación les dejamos con sus palabras:

Yo Soy Tu Profe. (YSTP)- Lleva años como docente en la red, ¿cómo surgió la idea de crear un blog?

Sergio Barrio Profesor 10 de Mates (S.B.)- Pues la verdad, la idea de crear el blog Profesor10demates surgió de manera natural como una herramienta más en mi evolución como profe. En mi caso tuve claro que el blog era necesario porque constituye la base en la que se apoya Profesor10demates, desde el blog es desde donde organizo el contenido para subirlo a las redes, el blog estructura mis ideas, y además si te gusta escribir como es mi caso, es un soporte fundamental para dar visibilidad a tu trabajo. En definitiva, es una buena plataforma para divulgar ciencia.

 

“Mi trabajo como profe puede servir para ayudar a muchas familias, estudiantes y compañeros de todo el mundo”

 

YSTP.- En YouTube acumula más de 202 mil suscriptores, ¿qué le ha aportado como docente la divulgación en esta red?

S.B.- Me ha aportado tantas cosas… que no sé ni por donde comenzar.

En primer lugar, tengo claro que me ha hecho evolucionar como docente, me ha dado la oportunidad de conocer experiencias tanto de otros colegas como de personas anónimas súper inspiradoras. En segundo lugar, he podído llegar a personas de todo el mundo que de otra manera me hubiera sido imposible llegar. Pero lo que más me satisface de todo es que ahora tengo constancia de que mi trabajo como profe puede servir para ayudar a muchas familias, estudiantes y compañeros de todo el mundo. Y por último, me ha permitido hacer lo que más me gusta, que es divulgar ciencia de manera cercana para que le llegue a las personas independientemente del lugar donde vivan.

 

“La figura del profesor seguirá siendo imprescindible si no queremos formar solamente tecnócratas”

 

 YSTP.- Con respecto al futuro, ¿podría augurar cómo será la educación el día de mañana con las tecnologías digitales?

S.B.-Vamos a intentarlo. Bien, yo creo que es inevitable, el cambio ya se está produciendo aunque para ello haya que apostar seriamente para formar a los docentes y a los padres en el uso de la TICS, para que no se queden atrás, y en relación con los alumnos habrá que formarlos con una visión crítica, es decir, no toda la información que está en internet es válida. La figura del profesor seguirá siendo imprescindible si no queremos formar solamente tecnócratas. El profesor tendrá que orientar a sus estudiantes a discernir entre el contenido fiable y no fiable, esto también tendrá un efecto positivo en los estudiantes , quienes se harán responsables de su formación. Pienso que los centros educativos serán más interactivos en el futuro, tanto estudiantes como padres podrán participar más de su formación. Y, lo que tengo muy claro es que la metodología “Flipped Classroom” se va a consolidar.

La siguiente anécdota ilustra muy bien la idea. Hace un año fui invitado a dar una charla a Almendralejo. Allí un profesor de ingeniería de Cáceres me dijo que él ponía videos míos en sus clases, entonces yo le di las gracias muy ilusionado y el me contestó: desde mi punto de vista no todos tenemos que ser desarrolladores de contenido, pero sí tenemos la obligación de guiar a nuestros alumnos en su proceso de aprendizaje y despertar en ellos la curiosidad para que sigan investigando y aprendiendo sobre los temas que exponemos en clase, y luego generar un debate de lo que hemos aprendido.

Además, en el caso de la ciencia, la tecnología es muy importante porque se puede emular la actividad científica. Imaginad realizar con una computadora simulaciones de experimentos que igual en un laboratorio no se llevan a cabo porque son muy costosos, y así cientos de cosas.

 

“Tengo muy claro que la metodología “Flipped Classroom” se va a consolidar.”

 

YSTP. – ¿Cree que las redes sociales pueden potenciar el interés por las asignaturas científicas?

S.B.- Sí, esto lo tengo clarísimo, las redes son un catalizador muy importante para difundir ciencia de manera amena y divertida, pero ojo, sin perder rigurosidad. ¡Cómo no vamos a utilizar nuestro canal de comunicación habitual para transmitir a otros nuestra pasión por la ciencia! Además, yo creo que es fundamental difundir ciencia desde múltiples canales para mantener el contacto vivo e intercambiar ideas y opiniones, rompiendo las barreras geográficas y muchas veces culturales.

 

YSTP.- ¿De qué manera cree que las redes sociales pueden favorecer el aprendizaje informal?

 

S.B.– Incentivando la creatividad y motivando a las personas con contenidos originales e interesantes al estilo de un buen libro o una buena película, como hemos aprendido todos. A través de las redes tenemos la obligación de colgar contenidos de calidad para despertar la curiosidad de las personas y que ellos luego sigan tirando del hilo.

 

YSTP.- ¿Piensa que este tipo de aprendizaje alcanzará un mayor protagonismo en el futuro?

S.B.- Sí, tengo clarísimo que ya es el presente, que estames al inicio de un gran cambio es innegable.

En clave personal

 YSTP.- ¿Cuáles son los profesores/as que le han marcado más en su carrera? ¿Qué fue lo que les hizo especiales?

 S.B.- He tenido la suerte de encontrarme con excelentes profesores de matemáticas a lo largo de mi vida, pero recuerdo con especial cariño a un profe de E.G.B., ¡Qué mayor! Sí, yo soy de la EGB. Bueno, en el colegio tuve un pedazo de profesor de mates que vivía las matemáticas de ¡tal manera! que era capaz de contagiarnos su pasión por los números incentivándonos a pensar, divirtiéndonos y reforzándonos en todo momento y todo eso con una sola tiza. Aquel profe al que nunca olvido es una de mis referencias, muchas veces pienso cómo resolvería este problema o aquel antes de subirlos a las redes. Sin duda alguna, este profe nos despertó a varios la vocación matemática. Supo ver y extraer lo bueno de cada uno de nosotros. A mí me gustan los profesores a los que les apasiona lo que hacen y se enfocan en lo bueno de los estudiantes y se salen de la rutina.

Hace tiempo tuve el placer de conocer a uno de los matemáticos históricos de este país, padre de la informática en España, el matemático Ernesto García Camarero. Pues bien, tuvo la suerte de tener como profesor en el colegio a otro matemático español de referencia que no era otro que el célebre Puig Adam. Bueno, pues Puig Adam les explicó trigonometría de manera genial, simplemente les llevó al patio del colegio para medir la altura de una torre de una iglesia armados de una cinta métrica y unos teodolitos con la idea de medir los ángulos y así aprendieron las aplicaciones prácticas de la Geometría fuera del aula y de los libros.

Fuente de la Entrevista:

“La figura del profesor seguirá siendo imprescindible si no queremos formar solamente tecnócratas”

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Entrevista a Nacho Calderón Almendros: Educación Inclusiva

España / 27 de mayo de 2018 / Autor: Jorge Blas García Pérez / Fuente: INED21

Ignacio Calderón Almendros es profesor del Departamento de Teoría e Historia de la Educación y M.I.D.E. en la Universidad de Málaga (España), donde se doctoró en Pedagogía e imparte su docencia en Teoría de la Educación. Estudia la experiencia educativa a través de la Etnografía y la Investigación-Acción. Sus líneas de investigación se sitúan en la educación inclusiva, los estudios sobre discapacidad, la desventaja sociocultural y los procesos de exclusión. Su trabajo, su producción científica, su implicación divulgativa y su compromiso con la erradicación de la desigualdad le convierten en uno de los principales referentes internacionales en Educación Inclusiva.

Sus libros abordan la desigualdad escolar desde el análisis de vidas concretas, de experiencias situadas, de vivencias de estudiantes y sus familias… Esta opción por lo particular, por las vidas y las experiencias de las personas que habitan las instituciones, es un acto de resistencia a la forma hegemónica de investigar y de entender las escuelas, ahora dibujadas por enormes estadísticas que imponen nuevos estándares deslocalizados.

Su discurso siempre genera interrogantes acerca de lo que venimos entendiendo por educación, porescuela y por discapacidad, y ayuda a encontrar claves para afrontar nuevas etapas en este proceso de reconstruir las escuelas para hacerlas amables y respetuosas con todas las personas.

Entre su amplia bibliografía destacan libros como Fracaso escolar y desventaja sociocultural (UOC, 2016),Sin suerte, pero guerrero hasta la muerte (Octaedro, 2015) y Educación y esperanza en las fronteras de la discapacidad (Cinca, 2014), con el que obtuvo el Premio Discapacidad y Derechos Humanos (CERMI) y Mención Honorífica por la International Association of Qualitative Inquiry (EE.UU.).

Alusión especial merece la obra titulada Educación, hándicap e inclusión. Una lucha familiar contra una escuela excluyente (Octaedro, 2012, publicada en inglés por Sense Publishers, 2017) porque  tratándose de un ensayo –basado en la historia real de un joven con síndrome de Down y su familia– de  rigurosa investigación, con una potente intencionalidad contracultural, con cantidad de datos y análisis exhaustivos de los mismos, ha traspasado la frontera de la investigación científica y ha calado con fuerza reivindicativa entre cientos de familias que se han visto reflejadas, tanto en las vivencias que narra en relación al acceso a la educación, a los progresos de Rafael (su protagonista), a los conflictos experimentados con la institución escolar, etc., como a los argumentos de denuncia hacia las prácticas excluyentes.

Hoy, en un formato poco habitual para mí, tengo el placer de compartir esta entrevista que hemos realizado a Nacho Calderón, en la que nos responde, desde su certera mirada,  a 10 conceptos troncales deEducación Inclusiva.

Prepárense para disfrutar: Ignacio Calderón Almendros. Un lujo.

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INCLUSIÓN PLENA

Nacho, siempre tratas de poner en cuestión algunos de los pilares de la educación que nos hacen pensar que las cosas son así por naturaleza y que no pueden cambiar. ¿Cómo debe darse la inclusión plena de los niños con discapacidad en la educación?

Es evidente que una de las condiciones previas es la presencia: cuando un grupo de personas no está en la institución, ésta no se ve en la necesidad de adecuarse a ese colectivo. Esto cobra especial relevancia hoy porque estamos en un momento crítico, ya que muchas familias están siendo “invitadas” a abandonar las escuelas comunes porque no van a ofrecerles lo que sus familiares necesitan.

Algunas de estas familias se ven forzadas al cambio; otras asumen que es lo mejor, porque son profesionales quienes lo indican, y “eligen” la educación segregada. Es evidente que en ninguno de los casos se trata de una elección, sino de un condicionamiento férreo. El caso es que demasiados niños y niñas son dirigidos a modalidades de escolarización excluyentes, ya sea en aulas específicas dentro de los centros ordinarios o en centros de educación especial, y esto es inadmisible.

Por eso, la presencia es una condición necesaria, pero en ningún caso con ella se acaba nuestra tarea. La presencia de las personas señaladas por la discapacidad en las escuelas ordinarias tiene que ir acompañada de una transformación de la cultura escolar, de modo que esa ciudadanía previamente excluida de la institución pueda aprender, participar y aprobar en ella.

Y esto, a pesar de que se ha malinterpretado demasiado, se construye a través del cambio de lo que hemos entendido por escuela, para que pueda dar cabida a esas personas que han sido excluidas de ella hasta tal punto que cuesta pensar que tienen un idéntico derecho a ejercer la ciudadanía desde la infancia, aprendiendo, participando y siendo reconocidos junto al resto de compañeros y compañeras. Por tanto, tenemos el reto de garantizar la presencia, pero para que esta presencia sea real es necesario que no pensemos en la escuela ordinaria ni en la escuela especial, sino en una nueva escuela que supere esta división tan violenta y dolorosa.

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FAVORECER LA EQUIDAD

Un elemento arraigado en el acervo cultural de la llamada atención a la diversidad son las adaptaciones curriculares. Pero cuando  hablas de educación inclusiva te he escuchado decir que  esta “clasificación” justifica la devaluación de los aprendizajes y por lo tanto no puede favorecer la equidad. ¿Puedes explicar este punto de vista?

Es algo sencillo: las adaptaciones curriculares (que son entendidas casi exclusivamente como significativas e individuales) son la herramienta de la que se ha servido el sistema escolar para continuar sin ser cuestionado. Sirven como colchón para evitar la transformación de la escuela, porque vuelve a culpabilizar al niño o a la niña de lo que le ocurre. Por eso, se hace un plan específico únicamente para ellos (como si la diversidad se pudiera entender en la dicotomía normal / anormal) que además es devaluado: los aprendizajes bajo adaptación curricular significativa se entienden menos valiosos que los del resto del alumnado.

Tanto es así que en la mayoría de los casos no permiten la titulación en la educación obligatoria. Esto es completamente injusto, pervierte las relaciones académicas y sociales, baja las expectativas, es ineficaz… y, además, lo hacemos con nocturnidad, porque a menudo omitimos que esta adaptación será un obstáculo para la titulación. Y lo hacemos así porque a los profesionales, en nuestro fuero interno, nos avergüenza esta parte de lo que hacemos.

Nuestra tarea es educar, no clasificar a la infancia. Lo uno es encomiable, lo otro deplorable. Todo niño y toda niña tiene que titular en la etapa obligatoria. Por tanto, tenemos que cuestionar y trascender las categorías escolares que nos impiden pensar que una niña o un niño (cualquiera) no tiene derecho a aprender con los demás y a ser reconocido como el resto.

Los impedimentos no están en sus cuerpos ni en sus historias personales, sino en lo que entendemos por discapacidad, la normalidad que estructura nuestra mente y prácticas, los tiempos y espacios escolares, la división del conocimiento en asignaturas, los niveles, las clases, etc. Las escuelas que están rompiendo estas estructuras son esperanzadoras. Se trata de flexibilizar el sistema, y no de esconderse detrás de las ACIs.

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PARTICIPACIÓN

Y propones que una de las principales claves para generar transformaciones que hagan justicia a colectivos históricamente castigados es la participación. ¿Qué papel juegan los alumnos en este proceso de inclusión? ¿Te refieres a que deben ser partícipes activos en las discusiones sobre esta transformación?

Por supuesto. Esta es la condición para la transformación de las escuelas. Dos de mis libros sobre fracaso escolar precisamente se centran en la voz del alumnado, porque es el sector menos escuchado, aunque paradójicamente sea el más afectado. Y dentro del colectivo de estudiantes, menos valor se le da a las voces de esos chicos y chicas que son llamados “malos alumnos”. Al ser preguntados son capaces de mostrar con una claridad meridiana las virtudes y las miserias de las escuelas. Cada una de estas voces, en sus historias particulares, remite a cuestiones universales, y contienen claves de gran interés para trascender los actuales límites de la institución.

Tampoco han sido escuchadas las personas denominadas por su discapacidad, que son continuamente objeto de las decisiones que otras personas toman por ellas. Por ello, es uno de esos colectivos definidos por terceros. Revertir esta situación es fundamental para que las escuelas puedan cambiar: quienes han sido nombrados por la discapacidad y eclipsados por ella tienen que participar para poder dejar de ser reducidos a lo que justamente no pueden hacer. La escuela debe relanzar la humanidad que les ha sido robada a través ese proceso de cosificación –el de convertirlas en síndromes, enfermedades o lo que no hacen–, y que solo puede ser combatida con la participación de ese alumnado segregado.

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ORIENTACIÓN ESCOLAR

Recientemente habéis llevado una experiencia participativa que habéis denominado Workshop Orienta. En este caso, contasteis con la participación de familias y profesionales para volver a pensar la Orientación escolar. ¿Cómo fue esta experiencia?

Pues resultó algo emocionante. Era algo que estaba por hacer: contar con la construcción de conocimiento acerca de la inclusión a partir de las elaboraciones de personas muy implicadas en el proceso de transformación de las escuelas. Son construcciones emergentes, que superan el estado actual de las cosas.

En este caso, los profesionales llegaron con el deseo de aprender de las familias. Se facilitó un proceso de diagnóstico participativo de la situación del sistema escolar acerca de la orientación, del que emanaron tres líneas de trabajo en forma de preguntas: «¿Qué pasa en las escuelas donde algunos niños y niñas no caben?», «¿para qué están sirviendo los informes psicopedagógicos?», «¿qué impide o qué ocurre para que nos digan que legalmente no puede estar ahí?».

A partir de ellas, familias y profesionales colaboraron para detectar problemas, descubrir las relaciones entre ellos y establecer posibles soluciones. Desde entonces nos hemos organizado en diferentes comisiones que siguen trabajando en redes por una educación sin exclusiones. Son comisiones originales y rompedoras, que pretenden cuestionar lo que hay, responder a los elementos excluyentes del sistema escolar, y proponer y promover alternativas. Pienso que por aquí han de venir las soluciones: los profesionales debemos aprender del alumnado y sus familias, construir verdaderas comunidades, para elaborar juntos propuestas más educativas y justas.

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PROBLEMAS PARA LA INCLUSIÓN

Con la estructura actual del sistema educativo y la cultura docente establecida, vemos que está siendo muy complicado que esta filosofía se haga real e irrenunciable. ¿Cuáles son los problemas más frecuentes para la inclusión en las escuelas?

No se puede hablar de un único problema: la inversión en educación, la importancia que se concede a esta transformación de la escuela, la formación inicial y permanente del profesorado, la concepción de la orientación escolar y la aún sesgada visión mayoritaria de la discapacidad desde el modelo médico, los sistemas duales de educación ordinaria y especial, la tendencia a la homogeneización en las escuelas y a la estandarización de políticas educativas homogéneas dictadas por organismos económicos…

Estas y otras cuestiones que hay que cuestionar y modificar finalmente acaban combinándose de modo que un sector importante de la población ve de forma mayoritaria cómo sus derechos humanos básicos (como el derecho a la educación, necesariamente inclusiva) se ven seriamente comprometidos, tanto en España como  en otros tantos lugares del mundo. Eso si hacemos referencia a la capacidad, pero el sistema discrimina también por otras razones.

Por ejemplo, en nuestro país hoy, más del 60% del alumnado gitano no finaliza la Secundaria Obligatoria. Esto evidencia que nuestro sistema escolar es todavía –al igual que el social– muy racista: si eres de etnia gitana, lo más probable es que no finalices la enseñanza obligatoria. Sin embargo, la palabra «inclusión» aparece continuamente en textos legales, artículos académicos, discursos políticos, conversaciones entre docentes… Y, entre tanto, avanzan otros programas como el de bilingüismo, que ahondan en la brecha.

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FORMACIÓN

Tú conoces de primera mano la Universidad. ¿Qué tipo de formación relacionada con la educación inclusiva se ofrece a los nuevos maestros y maestras? ¿Crees suficiente, básica, sólida? ¿En qué se puede mejorar?

La formación inicial y permanente de los profesionales de la educación es un requisito tan indispensable como lo es para los ingenieros, cirujanos, magistrados, etc. Hay arraigada la idea de que cuando has obtenido la titulación que habilita para trabajar en las escuelas no hay nada más que aprender, pero eso es una falacia muy dañina.

En primer lugar, porque nunca sabemos todo lo que podríamos saber para mejorar en nuestra profesión. Y en segundo lugar porque, incluso si llegásemos a tener un conocimiento pedagógico amplio, la realidad educativa nunca es idéntica, no es estándar, y mucho menos estática. Necesitamos construir nuestros procesos y análisis desde la realidad concreta, partiendo de herramientas interpretativas elaboradas desde las Ciencias de la Educación, pero trascendiéndolas con lo singular y con el principal motor de transformación: el deseo.

Por otra parte, es importante que los profesionales no nos pensemos como técnicos que aplican lo que otros dicen, sino como intelectuales que cuestionan, trabajan y construyen praxis educativas que contribuyan al desarrollo de sociedades más justas y alumnado más crítico. Porque el saber es siempre precario, incluso el que llamamos científico. Un claro ejemplo es el modo en que los diagnósticos de las situaciones de las personas señaladas por la discapacidad han sido (y son) mayoritariamente individuales. Pero sabemos que la discapacidad no es un fenómeno individual y biológico, sino social y cultural. Entonces, es evidente que tenemos problemas de base, y también a lo largo del recorrido.

Hemos de mejorar nuestros planes de estudio universitarios. No tiene sentido hablar de una Mención en Educación Inclusiva en los Grados de formación de maestros y maestras, por ejemplo. ¡El sistema está obligado a ser inclusivo! ¡Todos los docentes tienen que estar formados para ello! No puede ser algo equiparable a una especialidad opcional. Más aún tenemos que avanzar en la formación del profesorado de secundaria…

Así como las escuelas tienen que cambiar su naturaleza, función y organización, los docentes tienen que tener la oportunidad de aprender a educar en esas instituciones en las que no existe un alumno ideal, porque todo el alumnado (¡todo!) es el correcto. Es algo que tenemos que aprender también en las universidades: salir de enseñar sobre prototipos normales para asumir que cualquier materia ha de ser útil para cada niño o niña, haciendo las asignaturas más prácticas, más interdisciplinares, más pegadas a las realidades concretas, que cuestionen lo que ocurre y que permitan al alumnado poner interrogantes donde hay afirmaciones y prácticas incuestionables.

Esto, y que la formación tenga una continuidad en los centros, haciendo frente a los retos cotidianos a través de investigaciones del propio profesorado, que busca soluciones colaborativas a la realidad única que vive.

Los orientadores y los expertos en servicios a la comunidad son profesionales de la educación que, en el ámbito de la inclusión, se me antojan esenciales en un trabajo “codo con codo” con el resto del profesorado en la función de unir educación, contexto social, necesidades y medidas que se ponen en marcha para el proceso inclusivo.

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PROFESIONALES DE LA EDUCACIÓN

Pero la realidad escolar es que hay muy pocos profesionales asumiendo este papel en los centros. Ante esta situación, ¿crees que es necesario invertir en estos perfiles de profesionales para la escuela?

Que se necesitan esos profesionales es evidente, aunque necesitamos volver a pensarlo todo en la escuela para no caer en los mismos vicios que pretendemos afrontar. La orientación escolar, por ejemplo, tiene en la actualidad una función arrinconada, que es utilizada por el sistema para la clasificación, pero puede y debe ser revisada.

Los saberes de estos profesionales pueden dirigirse a la colaboración con los docentes para adecuar los procesos de enseñanza a la diversidad, en lugar de certificar la idoneidad de cambios de escolarización injustos e ilegales. El perfil del educador social, por otra parte, se inició tan tímidamente que apenas ha tenido impacto en las escuelas.

Tienen, así como las orientadoras y los orientadores, situaciones complejas en instituciones cargadas de tradición y prácticas consolidadas, lo cual requiere una dosis extra de esfuerzo para que sirvan como palancas de cambio.

Por ejemplo, la conexión de las escuelas con los entornos y con otros sistemas, que permiten un trabajo comunitario y con ello una mayor protección de la infancia es un tema que viene estudiando RIEDU, un grupo de investigación interdisciplinar en la Universidad de Málaga, y las conclusiones son elocuentes: se necesita un mayor trabajo en red profesional para promover procesos educativos que puedan trascender esas desigualdades, que de hacerse habituales ya nos parecen naturales.

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CAUSAS

Y siendo tan evidente ¿cuáles crees que son las causas de esta situación? ¿se trata solamente de una falta de inversión, o hay algo más?

Se requiere más inversión en personal docente y en su formación. Esto supone que necesitamos unirnos para reclamar una mayor valoración de la educación pública dentro de los presupuestos nacionales y parte de nuestra tarea como trabajadores de la enseñanza estará en protagonizar la lucha para que esos recursos lleguen.

Pero es preciso ser conscientes que la falta de recursos no puede ser la justificación de la exclusión en las escuelas. Esta realidad que tenemos no debe paralizar otras iniciativas que han de simultanearse con la lucha sindical y política por un mayor porcentaje en el PIB.

Dice Carlos Skliar que “no es tanto una cuestión de estar preparados, sino de estar disponibles y de ser responsables”. Es decir, que si reconocemos el derecho a la educación de todas las personas, entonces tenemos que estar disponibles para iniciar transformaciones.

Esas transformaciones necesariamente pasarán por la reclamación de recursos, profesionales, formación, etc., pero no únicamente. Hoy mismo estamos cada uno de nosotros en disposición de transformar parte de nuestros esquemas de pensamiento, de nuestras prácticas, de nuestro posicionamiento respecto de un derecho humano fundamental que está siendo violentado.

Y esto está ocurriendo en nuestras escuelas, que deberían ser espacios para la defensa a ultranza de la infancia. Necesitamos movilizarnos más como colectivo, y contar con el resto de la comunidad para exigir lo que corresponde a un sistema educativo.

Por otra parte, y aunque nunca tenemos las condiciones perfectas, existen profesionales de gran valor en todos los contextos, que pueden servir de orientación para continuar indagando e implantando propuestas pedagógicas respetuosas. Hay grandes ejemplos de escuelas, de docentes, de profesionales y de comunidades en nuestro contexto. Rescatar esos ejemplos es una gran forma de defensa de la educación pública, cargada de esperanza y lista para desmontar el desánimo.

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INFRAESTRUCTURA

Se llama escuela inclusiva muchas veces a las instituciones que solamente son integradoras. ¿Cómo pasar de un paradigma al siguiente? ¿Qué papel juega la infraestructura, sobre todo organizativa, en la educación inclusiva?

Prevalece aún una visión muy reduccionista y falaz de eso que se ha denominado educación inclusiva. Esta propuesta nace como una transformación revolucionaria de la escuela común, precisamente porque no es común, sino excluyente.

La habilitación de rampas, por ejemplo, es una forma de hacer accesibles las instalaciones, e ilustra bien la idea de accesibilidad universal e inclusión: una rampa supera al escalón, porque puede ser utilizada por personas que se desplazan de diferentes formas.

Sin embargo, esto es lo que hay que hacer con la cultura escolar, que a día de hoy sigue siendo tremendamente excluyente. Es decir, se trata de conseguir que en las escuelas habiten las diferencias sin que hayan de ser homogeneizadas ni estigmatizadas, y que en ellas puedan aprender, participar y ser reconocidas todas las personas con independencia de sus diferencias biológicas, culturales, económicas, sociales, de género, de orientación sexual, etc.

Esto no ocurrirá si esperamos que los colectivos históricamente excluidos se adapten, porque la institución se construyó sin ellos. La integración –que tampoco se da en todos los centros– ha pretendido esto. De alguna forma se ha entendido que hay que merecer el derecho a la educación. Que para estar en una escuela pública has de cumplir ciertos requisitos, lo cual es algo completamente excluyente.

Esta es la propuesta que buena parte de la institución ha asumido, y que es simplemente imposible para según qué personas. ¿Tiene derecho una persona a educarse y socializarse junto a los demás niños y niñas de su contexto? ¿Y si esa persona, por ejemplo, no habla? ¿Pierde ya ese derecho? ¡No puede ser! Esto nos remite a la pregunta por lo que consideramos aceptable en las escuelas, y que lo referimos a algo llamado nivel, pero que definitivamente tiene que ver con el miedo a las diferencias.

Las escuelas unitarias tienen trabajo multinivel, sin que suponga un problema porque entra dentro de su lógica. Por otra parte, necesitamos pensar el currículum, las metodologías y la organización escolar en formas más flexibles, que permitan respetar y valorar a los diferentes ritmos de desarrollo y aprendizajes de todo alumnado.

Y esto requiere transformaciones, pero también hay que advertir algo: hay centros y docentes que ya lo hacen. Es decir, que se puede hacer; que es pedagógicamente deseable, ya que solo aprendemos de las diferencias; y que además es un imperativo legal. El sistema escolar está ética, pedagógica y legalmente obligado a transitar este camino.

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INCLUSIÓN REAL

Contamos con leyes que supuestamente garantizan el acceso a las escuelas públicas a todo el alumnado. Pero esto, como bien sabes, es solo un espejismo falaz. ¿Cómo pasar del ideal del papel a una inclusión real?

Requiere de la inversión pública, por supuesto, pero no podemos esperar a que caiga del cielo. Hay que forzar que se produzca. Los profesionales y las familias hemos de exigir y exigirnos para poner en marcha procesos de democratización de las escuelas. Incluso cuando la ley garantiza el acceso, las familias encuentran grandes dificultades para hacerse un lugar en las escuelas comunes.

Por eso, urge que todos vayamos tomando posiciones para hacer que esos deseos se vayan materializando. Se necesita de una articulación entre administraciones educativas, instituciones escolares, profesionales, familias y ONGs, y especialmente de aquellos agentes que desde estas instituciones compartimos una implicación decidida para hacer de las escuelas lugares de defensa de los derechos de la infancia.

Eso que llamamos “inclusión real” pasa por asumir que los procesos educativos son similares en cualquiera de los casos, y por tanto todo el profesorado ya sabe mucho con lo que contribuir al crecimiento de todo el alumnado.

Uno de los principales problemas es pensar que ese grupo excluido por la discapacidad requiere procesos radicalmente diferentes para aprender. Por eso se piensa que su educación tiene que ser llevada a cabo por especialistas. Esta creencia paraliza y segrega, de modo que tenemos que retarla.

Y una vez abiertos a educar a todo el alumnado, nace otra fase: la de adecuar los procesos educativos a cada estudiante, porque cada uno los construye de forma singular. Dice Álvaro Martínez que necesitamos “una educación que mire más a los ojos y menos al cuaderno”.

Tenemos que atender a las historias, a las inquietudes y necesidades, a los deseos y a los miedos, a las potencialidades y dificultades… para que las escuelas contribuyan a que los aprendizajes del alumnado se carguen de sentido y de utilidad.

Y esto es un reto también de cada escuela para cualquier estudiante: modificar los idearios pedagógicos, las metodologías didácticas, la organización escolar, etc. para enriquecer los procesos de enseñanza-aprendizaje. Lo que tenemos entre manos es una reconstrucción de la institución que beneficia a todas las personas. Nada más, y nada menos.

Fuente de la Entrevista:

ENTREVISTA A NACHO CALDERÓN ALMENDROS: EDUCACIÓN INCLUSIVA

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México: Inicio de la huelga estudiantil de 1929 (Audio)

México / 27 de mayo de 2018 / Autor: Radio UNAM / Fuente: Fonoteca Nacional

  • Escuchas: Entrevista realizada precisamente a Alejandro Gómez Arias, principal dirigente estudiantil de aquel acontecimiento que marcó parte del futuro de la actual Universidad Autónoma de México.
  • Colección: Radio UNAM
  • Descripción: En su testimonio Gómez Arias señala que la participación juvenil es esencial en cualquier sociedad y que, lejos de una crítica hacia las nuevas generaciones, hay que escucharlas. El documento sonoro que a continuación reproducimos proviene de un programa realizado por Radio UNAM, transmitido en 1982, y el cual forma parte del acervo de la Fonoteca Nacional.

 

 

Fuente de la Entrevista:

http://fonotecanacional.gob.mx/index.php/escucha/audio-del-dia/113-audio-del-dia/2566-23-05-2018-inicio-de-la-huelga-estudiantil-de-1929

Fuente de la Imagen:

Mayo de 1929: la autonomía de la UNAM

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El maestro, árbol frondoso de Cuba

Cuba / 27 de mayo de 2018 / Autor: Lissy Rodríguez Guerrero / Fuente: Mi Cuba por Siempre

En un escenario marcado por el uso y la apropiación extendida de la tecnología, y en el cual la necesidad de formar ciudadanos con pensamiento crítico, en función de resolver los problemas de su entorno, se vuelve vehículo indispensable para el desarrollo, la educación cubana traza una hoja de ruta que le permita continuar formando hombres y mujeres comprometidos con su tiempo presente y futuro.

Nada más coherente con la esencia del perfeccionamiento constante de este proceso que define la historia de una nación, legada por los padres fundadores de la pedagogía; razón suficiente para que la doctora Ena Elsa Velázquez Cobiella, ministra de Educación, enviara una carta de felicitación a los docentes en las escuelas cubanas o en cualquier otra parte del mundo donde se encuentren, en la cual resalta su «capacidad y el amor interior» para educar a nuestros estudiantes. La titular del sector tampoco escatimó tiempo para dialogar con Granma –entre otros temas– sobre los desafíos del sector.

¿Qué acciones concretas emprende el Ministerio de Educación para estimular la labor de los maestros?

–Hemos trabajado en los últimos años de conjunto con los gobiernos de las provincias y municipios (…) Estamos hablando de una estimulación moral, pero también material, a partir de los recursos que puedan existir en cada uno de los territorios.

«En estos momentos en todas las provincias los gobiernos han aprobado una estrategia de atención a los maestros, que incluye acciones para la atención de salud, en especialidades como oftalmología y estomatología. También hay muchas iniciativas de acuerdo con los recursos, de lugares donde se hacen ferias de productos agropecuarios, venta de ropa reciclada de calidad. También en los planes vacacionales se han definido algunos lugares donde los maestros puedan asistir, con precios módicos.

«(…) Hay muchas iniciativas que se están poniendo en práctica. Hay provincias con resultados positivos, como Camagüey, Santiago de Cuba, la capital, esta última donde se han entregado un grupo de viviendas a los maestros.

«(…) Pudiéramos enumerar muchas iniciativas. Por ejemplo, teníamos muchas dificultades con el almuerzo de los más de 10 000 maestros del Plan Turquino, que tienen que recorrer largas distancias para llegar a su escuela. De conjunto con la Agricultura, con los gobiernos locales, se han tomado medidas para que esos maestros tengan su almuerzo.

«(…) También con el ICRT hemos encaminado un trabajo que ha permitido incrementar la divulgación, el reconocimiento a los maestros con mejores resultados, labor que además se extiende a la prensa plana y a todas las provincias.

«Nosotros cada año destacamos a 300 maestros, a quienes les entregamos un regalo y su diploma (…) de manera que podamos estimular a los jubilados reincorporados, a los que están en las aulas, a los que han llegado a los 45 años de trabajo y se mantienen, a los instructores de arte, a los que están en formación.

«Todavía estamos insatisfechos, porque el nuestro es un sector muy amplio. Tenemos más de 250 000 docentes y no llegamos a todos. (…) Hay que seguir avanzando. Todavía hay potencialidades en todas las provincias por explotar. Insistimos en que la estimulación al maestro no puede ser solo en la jornada del educador o al terminar un curso. Las medidas deben desarrollarse durante todo el año.

«Y yo digo que si en un momento determinado el país está en condiciones de incrementar el salario a los docentes, esta atención al colectivo y la familia, el trabajo unido del claustro pedagógico, tiene que estar presente, y al docente hay que escucharlo, intercambiar con él».

–En materia de calidad del proceso enseñanza-aprendizaje, ¿cuánto queda por hacer?

–Tenemos que lograr solidez en el aprendizaje y habilidades en nuestros estudiantes. Ese resultado siempre está asociado al maestro. Las provincias que más avanzan son las que tienen una mejor situación en la cobertura del personal docente.
«Es innegable (…) que un profesor que esté sobrecargado, que tiene muchos estudiantes, muchos grupos y horas de clase, va a generar una afectación al proceso docente educativo. Las alternativas garantizan que cada estudiante tenga su maestro. Pero eso no es lo óptimo, lo que garantiza la calidad es el maestro plantilla de la escuela, que está a tiempo completo, que tiene tiempo para prepararse.

«(…) Eso lo evidencia que las provincias que mejores resultados tienen en las pruebas de ingreso a la Educación Superior, son las que tienen una mejor situación con la cobertura.

« Por otra parte, nosotros en los últimos años hemos estado poniendo en nuestras escuelas recursos. Hemos completado los laboratorios de ciencia en secundaria y preuniversitario; los módulos para la Enseñanza Técnica profesional y para la Educación Laboral en primaria, secundaria y educación especial; así como los de ciencias naturales en aulas especializadas, para la enseñanza primaria.

«Tenemos muchos productos informáticos y audiovisuales, colección de visitas virtuales, el Pa´que te eduques, la biblioteca digital del maestro (…) Eso tiene un valor incalculable (…) El reto: que los maestros lo utilicen, que se preparen. En ese sentido, la primaria está un poco desprotegida con la tecnología. Pero a veces hay una escuela de esta enseñanza que al lado tiene un politécnico, una secundaria, un preuniversitario, por eso también estamos apostando por el trabajo en red.

«Otro desafío es el trabajo con la familia. En eso se ha avanzado pero no en todos los lugares de igual forma».

–¿Cuánto tienen que celebrar los maestros cubanos este 22 de diciembre?

–Este año ha sido de mucho esfuerzo, de mucha dedicación y sacrificio. Hemos estado empeñados en sacar adelante varias tareas como el perfeccionamiento y la Evaluación Regional de América Latina y el Caribe de la calidad en la educación primaria. Ya fuimos sometidos a una primera evaluación, y entre el 2018 y el 2019 estaríamos pasando a las siguientes etapas.

«Seguimos trabajando con las redes sociales, la formación en valores. Hemos tenido que contrarrestar manifestaciones de adicciones, de discriminación, por lo que se ha hecho fundamental el trabajo preventivo (…) Se han dedicado muchas horas para la preparación de los maestros.

«Este año abrimos una escuela pedagógica en Baracoa y una tercera en La Habana. Ha sido grande el esfuerzo para reparar 2 264 instituciones educacionales.

«(…) En el 2018 tenemos que seguir consolidando la educación. De ahí que sea importante felicitar a los maestros, pero también al personal no docente que garantiza la organización escolar, así como a los educadores que se desempeñan en otros organismos. Gracias por seguir acompañando esta ardua tarea».

Fuente de la Entrevista:

El maestro, árbol frondoso de #Cuba.

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Argentina: Marcha federal educativa y 40 días de paro docente en Neuquén (Audio)

Argentina / 27 de mayo de 2018 / Autor: Mar en Coche

Docentes de todo el país comenzaron la Marcha Federal Educativa que culminará el miércoles en una concentración en Plaza de Mayo en el marco del paro nacional. Entre las principales consignas, los y las educadoras rechazan el techo salarial del 15% y exigen la restitución de la paritaria nacional.

Una de las provincias que mantiene un fuerte conflicto docente es Neuquén. Marcelo Guagliardo, secretario general de la Asociación de Trabajadores de la Educación del Neuquén (ATEN), explica por qué llevan 40 días de paro: “Nuestra situación de conflicto está relacionada con el impacto que tienen las provincias por la firma del Pacto Fiscal, que las provincias aceptaron firmar y que las ha condicionado para discutir; los fondos provinciales están, lo que hay es un condicionamiento político”.

 

 

Fuente de la Entrevista:

MARCHA FEDERAL EDUCATIVA Y 40 DÍAS DE PARO DOCENTE EN NEUQUÉN

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Marta Medina: “La educación inclusiva aporta más a la persona sin discapacidad que a quienes la tienen”

Por Daniel Sánchez Caballero 

Marta Medina tiene algunas cosas claras. Es necesaria más formación docente sobre inclusión para que el profesorado le pierda el miedo a la inclusión. También falta decisión política para abordar la escuela inclusiva.

Doctora en Pedagogía por la Universidad de Jaén, Marta Medina acaba de ver reconocido su trabajo “La educación inclusiva como mecanismo de garantía de igualdad de oportunidades y no discriminación de las personas con discapacidad. Una propuesta de estrategias pedagógicas inclusivas” con el VI Premio CERMI Derechos Humanos y Discapacidad. A sus investigaciones, esta doctora añade el trabajo diario “en el tránsito de estudiantes con discapacidad desde el Bachillerato o la FP hasta la universidad”, donde, asegura, hay “un gran vacío” en este momento. Medina cree que la sociedad española mejora en su aproximación a la diversidad y la inclusión, pero que aún falta camino por recorrer, en lo social y también específicamente en lo educativo, especialmente en la formación de los maestros.

¿Qué es para usted la educación inclusiva?

Para mí es el derecho a la educación de todas las personas. Va más allá de un derecho, es un proceso pedagógico y ético. Una persona que se dedica al mundo educativo está de algún modo obligado a creer en la educación inclusiva, porque no se educa para unos pocos, se educa para todos. El objetivo de la educación inclusiva es generar una estructura social justa, y esto significa ofrecer a todas las personas, con sus necesidades y características, un tratamiento educativo equitativo.

¿Cuáles son los principales problemas que existen a la hora de hacer efectiva la inclusión educativa?

Los principales problemas que he rescatado: la LOMCE en sí misma constituye un obstáculo para conseguir la educación inclusiva, porque se promulga sin contemplar las medidas que contempla la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad de la ONU, de 2006, y de obligado cumplimiento. El contenido de la ley no se ajusta e, incluso, va en contra a veces, no garantiza el derecho a la educación inclusiva. La ley habla de “mejora” de la calidad educativa, pero habla de resultados, categorización, medir.

Otro de los problemas es una especie de incoherencia entre las medidas para atender a la diversidad y lo que supone la inclusión. Por ejemplo, la evaluación psicopedagógica está desnaturalizada. Tuvo una razón de ser muy buena y loable -garantizar la equidad-, pero luego dista mucho de eso.

La escolarización: tener dos sistemas paralelos (centro ordinario y especial) contraviene también la convención.
Podríamos hablar también de la escasa formación del profesorado. Muchas veces el desconocimiento o desinformación hace que tengan prejuicios sobre las personas con discapacidad en torno al modelo de inclusión y hay que dar herramientas al docente.

Falta una definición que establezca una línea de actuación clara sobre qué es la educación inclusiva. Existe mucha literatura, autores que van por una línea, otros por otra, hay una amalgama de definiciones, teorías, supuestos, hay quien habla de que ni siquiera haya que definirla y eso hace que llevemos a la prácticas actuaciones erróneas o contradictorias a la educación inclusiva. También creo que a la Pedagogía le falta Derecho, conocer la norma, hasta qué punto estamos obligados; estamos vulnerando derechos. A la Pedagogía le falta conocer más del Derecho y al Derecho más de la Pedagogía a la hora de legislar. Creemos que es importante más unión entre ambas ramas.

Si su trabajo es con jóvenes con discapacidad en el tránsito a la Universidad, no debe trabajar con muchos jóvenes. Ahí justo (o incluso antes, en el Bachillerato) es donde está el cuello de botella educativa de este sector.

Son pocos. La criba está sobre todo en la ESO. Intentamos rescatar a esos pocos que llegan a Bachillerato y acompañarlos a la universidad. Trabajamos desde la información y los recursos que tiene la Universidad hasta eliminar miedos sobre una institución tan elevada, porque muchos jóvenes piensan que si el instituto ha sido complicado, la universidad será más. Es cierto que trabajamos con pocos, pero también es cierto que a esos pocos los animamos, les damos la información y el apoyo para que lleguen a la universidad. Cada año son más, afortunadamente. La mayoría de los estudiantes con discapacidad en Bachillerato deciden continuar su formación académica en la universidad a distancia, porque piensan que la universidad presencial no va a tener los apoyos y recursos que necesitan.

“Piensan que no tienen apoyos”. ¿Los tienen, realmente?

Es un prejuicio. Si piensan que pelear por más tiempo en un examen en el instituto es complicado, ¿quién le garantiza que les hagan las adaptaciones en la universidad? Es un prejuicio, porque la universidad cada vez más se configura como un entorno educativo inclusivo, se están poniendo las pilas para atender a la diversidad. Eso hacemos en este programa que coordino, explicarles que la universidad garantiza los apoyos y les va a dar las medidas acorde a sus necesidades, aunque aún queda mucho que hacer.

Dice un estudio suyo que la mitad de los profesores (50%) se muestra “indiferente” ante la atención a la diversidad y que uno de cada seis (16%) está en desacuerdo. Parece complicado incluir con estos mimbres.

Es real, pero creo que ocurre porque el profesorado está desboradado con la formación, con los cursos. Aprender sobre inclusión es añadir más cosas, quitarles más tiempo. Creo que lo que hay que hacer es darle herramientas al profesorado y hacerle ver que no es tan difícil, que es sencillo y que es poner en práctica una pedagogía para todos. No es un trabajo que vas a rentabilizar con unos pocos, le viene bien a todos. Hay que hacerle llegar al profesorado que la inclusión es un plus a su formación y que le va a venir bien. Ahí cambiaría esa imagen de indiferencia. Presentarles el contenido de forma atractiva es clave, que vean la utilidad, lo práctico. Y argumentar con las leyes, es un derecho reconocido en la legislación, en la Convención. Hay que ponerla en marcha, creamos o no hay que trabajar en esta línea. Más allá de cualquier cosa es un imperativo legal.

Pero si el que tiene que hacer algo no cree en ello…

Es complicado, uno de las grandes problemas es la actitud del profesorado. Pero con cariño, presentando las cosas de forma sencilla, sin imponer o desboradar. Hay que hacerles ver que estamos obligados por la normativa, igual que están obligados a otras cosas.

Formación del profesorado. Dice que “llama la atención el desconocimiento y confusión en materia de discapacidad”. Suena como un problema grande.

Desconozco un poco en las enseñanzas medias si las administraciones ofrecen planes para trabajar. Creo que se propone formación relacionada con metodologías que va relacionada con la inclusión. En la universidad, cada vez más, el profesorado está más interesado en formarse en estos temas, quieren saber cómo atender a la diversidad, cómo atender a un chico con asperger o la accesibilidad de un chico con poca visión. En la universidad cada vez más se demanda la formación en atención a la diversidad.

Habría que darle una vuelta a los planes de formación inicial, renovar algunos conceptos. Falta. En la formación inicial sería fundamental incidir en estos temas, creo que existen algunas carencias, sobre todo cuando hablamos de los másteres de formación secundaria; hay que enseñarle al especialista en biología o matemáticas, hay que darle las herramientas para que sepan trabajar en un grupo de clase diverso y atender a cada estudiante. La formación debe ir desde la inicial a la continua y la permanente. Aún es poco lo que se está trabajando en esta materia. Hay una iniciativa de la CRUE y Fundación ONCE para implantar en los grados temas de discapacidad, diseño curricular para todas las personas. Trabajan para que en todos los grados hablen de discapacidad y un arquitecto o un farmacéutico sepa trabajar en esto.

En los últimos meses han salido varias sentencias condenando a las administraciones por derivar a alumnos con necesidades educativas especiales a centros de educación especial… ¿Está cambiando algo?

Creo que las personas con discapacidad y sus familias, el movimiento social alrededor, ha cambiado mucho, y eso hace que la gente cada vez más reivindique sus derechos. No sé si ahora ocurre más que antes, pero sí es cierto que ahora se habla de ello porque el movimiento asociativo cada vez es más beligerante y lucha más por ver reconocidos sus derechos. Creo que se ayuda mucho haciendo público este tipo de sentencias, ayuda mucho a conseguir el modelo de educación inclusiva.

¿Está la sociedad preparada para la inclusión?

Creo que por eso hay que trabajar desde la base, desde la educación. Es la pescadilla que muerde la cola. Para que la sociedad está preparada necesitamos formar personas que normalicen, que entiendan la diferencia, la diversidad, y las necesidades de las personas como una riqueza, como lo normal que es. Ese es el objetivo de la educación, ahí hay que poner el punto de mira. Estamos obligados a conseguir sociedades más justas. El desconocimiento hace que las personas tengan prejuicios y crean que un chico, por ejemplo, con asperger, ralentiza el crecimiento de sus hijos. Para que la sociedad esté preparada tienen que estar en la misma aula. Quizá ahora mismo la sociedad no esté preparada, pero por eso hay que preparar a las sociedades futuras, para conseguir un modelo social de derechos humanos.

¿Se cumple en España la Convención Internacional sobre los derechos de personas con discapacidad?

Se debería cumplir más. A pesar de que forma parte del ordenamiento jurídico español, todavía queda un poco.

¿A qué lo achaca?

Creo que es una cuestión de desconocimiento. También es verdad que somos un país que legisla mucho y si a las órdenes, decretos, reales decretos, le sumamos una norma internacional como la Convención, queda para lo último. Aunque sea un texto de cabecera para las personas con discapacidad o que trabajan con personas con discapacidad. Cualquiera que trabaje con chicos con discapacidad debería conocer la Convención. También por lo que traslada, habla de un modelo social, deja caer una concepción de las personas con discapacidad que deja muy atrás el modelo de asistencialismo, es un texto muy interesante de leer para quienes trabajamos con personas con discapacidad.

Las aulas específicas dentro de centros ordinarios, ¿son inclusión u otra forma de exclusión?

Es un camino hacia la inclusión. Me resulta insuficiente. Es un gran paso, pero desearía que se diese un paso más.

¿Y los centros de educación especial?

Eso me parece un retroceso. Esos centros deben utilizarse como centros de recursos. Los profesionales que allí trabajan saben mucho de atención a personas con discapacidad, pero creo que los chicos con y sin discapacidad tienen derecho a educarse y convivir en un entorno único. Si no conviven, si el chico sin discapacidad no sabe que existen chicos con otras necesidades, estamos muy lejos de conseguir el modelo social al que aspiramos. La educación tiene un papel importantísimo en conseguir este modelo. Esa es la magia de la educación inclusiva, aporta más a los chicos sin discapacidad que a los que la tienen. Si conviven con la diferencia no van a tener prejuicios, no les va a parecer raro ver a alguien en silla de ruedas, no van a tener problemas en contratar a alguien ciego. La campaña de la Fundación ONCE “No seas mi límite” deja claro ese mensaje. La inclusión hace que no tengamos prejuicios. Los centros de educación especial no ayudan a los chicos con discapacidad, pero menos aún a construir una sociedad justa. Eso solo se va a conseguir desde la educación como agente principal de socialización, con lo que los chicos tienen que estar juntos.

¿Es posible la inclusión real en España con los medios que hay?

La educación inclusiva no necesita de más medios. Es ordenar lo que hay. Tenemos personal muy cualificado, tenemos el movimiento asociativo, el CERMI como comité representante con un equipo de personas muy formada que puede asesorar, están los centros de educación especial con recursos. Hay que organizarlo y tener voluntad política.

¿No hay?

Sería necesaria voluntad política. Con los medios que tenemos sí podríamos implementar un modelo de educación inclusivo. Más sería mejor, siempre. Pero con lo que tenemos podríamos implementarlo. Hace falta quererlo.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/05/21/la-educacion-inclusiva-aporta-mas-a-persona-sin-discapacidad-que-a-quienes-la-tienen/

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“El derecho a la educación no es simplemente el derecho a pasar o a sufrir 12 años de escolaridad”. Entrevista a Oscar Jara

Entrevista/24 Mayo 2018/Autor: Pablo Gutiérrez del Álamo/Fuente: El diario la Educación

La educación popular cada vez tienen más la vista puesta en la necesidad de la transformación social desde la formación. Mirada analítica, crítica que busca la mejora social.

Oscar Jara ha dedicado toda su vida docente dentro del campo de la educación popular, de la educación transformadora que está llamada a generar cambios en la sociedad para mejorarla. Durante lago más de una hora habla con emoción sobre la necesidad de una pedagogía más anclada en la realidad del alumnado, que lo que les rodea entre en el aula, para generar curiosidad, interés en investigar, para generar aprendizajes duraderos y formas de hacer a lo largo de la vida. Algo que también debe estar presente en el profesorado, siempre dispuesto a aprender con y de su alumnado, creativo y listo para cambiar sus métodos en función de las necesidades del momento.
Oscar Jara siempre tiene a Paulo Freire en la memoria. Sobre sus postulados comenzó a desarrollar su labor docente alfabetizando adultos en los 70. Hoy, entre otras cosas, preside el CEAAL, el Consejo de Educación Popular de América Latina. Aprovechamos su visita a nuestro país para hablar con él.

¿Qué es la educación popular?

La educación popular en América Latina es un fenómeno sociocultural que existe desde hace muchísimos años y que ha ido cambiando. Tenemos una educación popular, tras las colonias, cuando nacen las repúblicas. Se le llama popular a la instrucción pública. Luego, en el inicio del siglo XX con las experiencias de las universidades populares obreras aparece vinculada a procesos de movilización obrera: dirigida a una educación de clase.

En los años 60-70, con el aporte de Paulo Freire, surge la noción de una educación crítica. Habla de una educación liberadora en dos sentidos: de las cosas que nos atan de forma dominante y para liberar las potencialidades que tenemos. Surge una forma de entender el proceso educativo vinculado a procesos organizativos, con perspectiva transformadora y de liberación.

Durante mucho tiempo se pensaba que esta educación popular se hacía con personas adultas y de manera no formal. Pero a partir de este siglo, tiene la característica de ser problematizadora, crítica, liberadora y busca que las personas seamos protagonistas de los procesos de transformación en nuestra vida. No es una educación para adaptarnos al sistema, a la realidad, sino procesos educativos que desarrollan nuestra capacidad de cambio vinculada a cambios sociales, culturales, de mentalidad.

¿Un ejemplo?

Puedes hacer una educación que sea adaptativa a las condiciones vigentes, con contenidos preelaborados o generar capacidad de aprendizaje, de cuestionamiento, de análisis… en un proceso preescolar con niños y niñas que van trabajando su creatividad, su capacidad relacionarse, de vincularse con el medio, de preguntarse cosas… eso en primaria, secundaria o universidad, poniendo como eje la idea de generar cuestionamiento, pensamiento propio y acción colectiva.

Parece fácil, pero no debe serlo…

Supone muchas veces ir a contramano de un sistema educativo, donde el énfasis está en la enseñanza; en la educación popular el énfasis está en los aprendizajes. El rol del educador o educadora popular no es de transmisor de contenidos, sino de promotor de capacidades de aprendizaje. El educador desarrolla sus condiciones de ser aprendiz. Para dar procesos de aprendizaje tienes que estar abierto a descubrir cosas nuevas.

Va a implicar un proceso de aprendizaje individual y otro colectivo. Aprendemos personalmente, pero en un entorno en el que tenemos la capacidad de generar diálogo de saberes; es la intencionalidad transformadora, por eso la educación popular, como toda educación, es política, pero dirigida a procesos de transformación. También hay una educación que es política dirigida a que no transformes nada, que te adapte.

En España se habla de la necesidad de despolitizar la educación…

Es imposible despolitizar la educación. Ya decir eso es una afirmación política.¿Qué significa la política? Relaciones de poder. Y están presentes en todos los espacios de la vida.

Una educación en la que tienes que someterte a la lógica dominante, donde hay un valor uniforme que es el que se debe aplicar y en el que no se permite la diversidad… todo esos son elementos políticos en los cuales se genera una reproducción de la lógica de poder dominante. Si generas capacidad de cuestionar, de imaginar cosas distintas, generas una capacidad políticamente distinta.

Como educador, si me dicen que hay que despolitizar, no sabría qué hacer,. De hecho, si no hago nada, políticamente estoy dejando que las cosas sigan como están.

El mercado laboral exige una acreditación de los saberes aprendidos. No sé si hay encaje entre la educación popular y estas acreditaciones…

El tema de la acreditación y la relación con el mercado laboral es algo que hay que considerar. El problema está en que vivimos en una sociedad en la que se entiende por educación solamente la acción escolar. Esta está estratificada y dirigida a la formación mediante contenidos preestablecidos; se hace, muchas veces, de manera autoritaria, vertical, unidireccional en donde hay un saber constituido que se transmite y tiene que ser supervisado. Yo lo transmito, el educando lo recibe y debe dar cuenta de si lo aprendió, tal como se lo dijeron. Y ahí viene la acreditación.

El sistema de acreditación termina siendo un proceso de fiscalización sobre el conocimiento preestablecido, con lo que tiene muchos límites, además de que puede ser discriminatorio. Muchas veces los exámenes compulsivos, en vez de ser oportunidades de aprendizaje son creadores de traumas.

Yo no empiezo a interesarme por un tema, a profundizar, a buscar las posibilidades para relacionarlo con mi vida sino para tratar de contestar a las preguntas que me van a hacer y poder salir y luego decir: “Uf, pasé”. La cosa es poder salir de esa lógica, de competencia, donde supuestamente la matriz que nos domina señala que solo quienes cumplen con eso y acreditan son las que tendrán éxito en una sociedad.

En lugar de que sea un proceso de certificación de conocimiento, de saberes útiles, de capacidades de socialización, se convierte en un refuerzo de mi capacidad de dominio sobre una sociedad vertical y estratificada. El sistema de acreditación, en sí mismo, no es que sea negativo. Es la lógica global en la que está integrado.

¿Cómo debería ser en la educación popular?

Supondría pensarlo de otra manera. Pensar el trabajo, la formación laboral y colectiva de otra manera, y pensar en una sociedad que se desarrolla con otros parámetros. Hablamos de cosas que parecen inviables en esta sociedad… Pues eso… esta sociedad no es viable. Los inviables no somos nosotros, es este esquema.

Existen experiencias muy interesantes en donde las evaluaciones las hacemos colectivamente, donde hay otros criterios que no son solo los cognitivos… Y son sistemas en los que no está ausente la disciplina. Ni el respeto.

Muchas veces se ha confundido el respeto o la disciplina con autoritarismo. Puede haber una disciplina colectiva, democratizadora, autocrítica… y podemos tener espacios de socialización democráticos que nos permitan vivir relaciones de otro tipo. Por eso la importancia de un trabajo educativo democrático. Si nos formamos en la lógica de solidaridad, nos chocará mucho vivir en una sociedad en la que esto no ocurre.

Esto lo sufren los alumnos: les hablamos de democracia en un sistema escolar muy jerarquizado. En educación popular se habla de la relación casi de iguales profesor-alumno…

Tenemos que ser diferentes, por eso cuesta. Confundimos autoridad con punición y se piensa que el respeto es obedeciendo y es de un solo lado.

Si cualquier persona le preguntamos cuál es el profesor o la maestra que más le impactó seguramente vamos a encontrar como referencia a alguien que nos trató con mucho respecto, a quien nosotros respetamos y que nos ayudó a descubrir cosas. No tanto a alguien a quien tuvimos que obedecer.

Significa tener un estilo de relación horizontal. No sé si utilizaría que de pares, sí horizontal, donde esta persona educadora tenga disposición de aprendizaje, para aprender con, no solamente para dictar y transferir.

Paulo Freire habla de esto de una manera interesante. Le preguntaron qué le parecía aquello de que el educador no enseña. Freire dice que quien diga que el educador no enseña o es un mentiroso o es un demagogo. Porque el educador tiene una resposabilidad de enseñar, dice él. Pero enseña como parte de un acto mayor: el de aprender. Lo que yo enseño no es lo absoluto, sIno que es parte de un proceso, y por eso, yo como educador tengo que disponerme a aprender. Disponerme a investigar, a preparar, no solo lo que voy a decir, sino alguna pregunta que surja del alumnado y que me obligue a mí y a ellos a investigar. Y convertir una clase en una sesión de descubrimiento, donde yo mismo me coloco como aprendiz. Ahí me gusta la noción de ser desafiador o desafiadora.

¿Cómo debe hacer esa figura?

El primer desafío del educador cuando tiene un grupo de personas es saber qué cosas saben, qué quieren saber, qué les motiva, cómo viven, con qué se relacionan, qué imagen tienen de mí… y en el tiempo educativo en el que yo participo, qué desafío me plantea incorporar eso dentro de mi proceso de aprendizaje. Cada vez que voy al aula me tengo que preguntar qué ha pasado desde la anterior sesión. Cada persona tendrá y ahí está el arte de convertir eso en un hecho educativo. Tengo la responsabilidad de desafiarles con una pregunta, haciendo alguna propuesta de trabajo, buscar cosas que no han imaginado y que yo puedo contribuir.

Lanzo una pregunta para ver qué saben, y de la conversación salen temas que yo no sabía. ¿Qué hago? Ahí viene un desafío de creatividad que en última instancia es el arte de la educación. No solo hay una ciencia. También la posibilidad de convertir eso en algo nuevo.

Hay una responsabilidad que tiene el educador y la educadora que le hace ser distinta a la persona que asiste, el educando. Pero no es la responsabilidad de quien sabe todo y lo enseña, si no la de quien sabe algo y también quiere saber lo que saben los demás.

En ese proceso tenemos que ser horizontales. De ahí viene la idea de la innovación pedagógica, de tener esa creatividad para dejar de lado las cosas que tenía pensadas, para adecuarme al proceso. En la medida en que soy coherente con lo que quiero proponer como aprendizaje y donde siento el desafío, ahí tengo que innovar al punto que mis procedimientos preestablecidos los tengo que dejar de lado y me tengo que poner a investigar. Mi tarea se convierte en algo interesante en lugar de una cosa aburrida.

Habrá quien te diga que es muy estresante tener que repensar la profesión a cada momento…

Pero fíjate qué diferencia tener esta otra disposición, el desafío de la aventura, de creación de lo nuevo. Pero tenemos que prepararnos. El problema es que si nos han preparado para que nada más repitamos, sentimos esto como imposible, que nos estresan.

Imagínate qué distinto es para un educador decir,: “Bueno, hoy voy a enseñar estas cuatro cosas y aprendo, anoto lo que voy a decir…”; frente a: “Y sobre este tema, ¿qué aprendizaje podríamos generar? ¿O qué es lo que voy a aprender?”. Nos coloca en una actitud distinta. ¿cómo vincular esto con un currículo preestablecido? Ahí viene la segunda parte, el arte de la transformación. En última instancia, si tenemos una visión holística de la realidad, todos los temas están vinculados. Supongamos que hoy toca, no sé, los artrópodos… qué diferencia habría entre lo que me hizo a mí mi profesor de zoología de aprenderme las clasificaciones (que ni me acuerdo) a que yo empezara a llevar a clase mañana tal insecto y vamos a analizarlo: por qué se llama así y qué otros conocemos, cuáles hay en nuestra casa, cuáles hacen daño… todo tema es susceptible de ser vinculado con algo de la realidad.

Para la educación popular esto es clave, el anclaje con la realidad…

Como punto de partida y de llegada. Podemos tocar cualquier tema. Podríamos partir del botón de la camisa para hablar sobre su material, dónde se produce, por qué se usan y quién usa camisas y quién no, por qué las mujeres usan camisas con botones a la izquierda y los hombres a la derecha, por qué está producido con un hilado, quién inventó los hilos y el algodón, dónde se produce el algodón y cuánto cuesta… podríamos empezar del botón de la camisa e ir hasta la física cuántica, no sé… (risas)…

Una cosa es tener un currículo preestablecido totalmente estructurado y otra, tener elementos que podemos articular, dependiendo del nivel de curiosidad, del grado de aprendizaje del educando… y de sus condiciones. Porque una cosa es que yo tenga 8 años y sea hombre a que sea mujer, a que tenga 45 y sea trabajadora doméstica o sea una persona que está siguiendo un máster porque quiere hacer una especialización. De repente el tema podría ser el mismo, pero la manera de crearlo y trabajarlo podría ser muy diferente.

Destrozar el paquete, convertir los elementos estructurados en oportunidades de búsqueda de aprendizaje, de investigación, de curiosidad, de desarrollo de capacidad cognitiva, de preguntarse cosas…

Vivimos en estos años entre enseñar competencias básicas y las evaluaciones estandarizadas que reducen mucho qué y cómo se enseña…

Hay un problema de incoherencia. Generar la idea de aprendizaje de capacidades a lo largo de la vida es buenísimo como aspiración. Ahora, ¿cuál es la coherencia en un proceso político pedagógico concreto? ¿De qué manera desarrollamos esas capacidades de aprendizaje?

Hay que mirar más allá del sistema educativo. Tradicionalmente se piensa que lo que aprendemos en la escuela es fundamental, nos crea la identidad, es donde aprendemos el saber; pero la escuela debería ser de ventanas y puertas abiertas, de manera que todo lo que ocurre a fuera estuviera dentro.

Ahora, buscar la coherencia político pedagógica supone buscar los dispositivos que permitan una pedagogía de la pregunta, de la curiosidad, de la sensibilidad colectiva… y, por lo tanto, tener esos dispositivos pero sabiendo que pueden ser modificados, recreados, de manera que debe haber un margen de creatividad mayor.

No vivimos en un espacio de anarquía absoluta, existe un sistema educativo, no es malo que la mayoría de la gente asista a la escuela. El tema es cómo salimos de él. El derecho a la educación no es simplemente el derecho a pasar o a sufrir 12 años de escolaridad. Supone que yo sea mejor persona por haber pasado por él.

Pero tenemos una sociedad que no nos ayuda a apreneder, que no nos estimula, si no a repetir y a hacer cosas para aislarnos de las personas o para ir por encima de los demás. .

A veces pienso queuna escuela trabsformadora debería dedicar tanto tiempo a la educación de los padres de familias que a la de los chavales…

Pensaba justo en las familias, que a veces son las más reticentes y que presionan más a los docentes para que la educación sea lo más homogénea posible…

Por qué no discutir eso con los padres de familia, qué esperamos. Hay mucho que cambiar. En América Latina hemos hablado mucho sobre la importancia del cambio social; estos no son tan fáciles ni rápidos. El cambio social político, social, cultural, la construcción de una nueva hegemonía supone procesos de aprendizaje históricos más largos que momentos de cambio de gobierno, o de revolución. Esto puede hacernos pensar en dejar las cosas como están. El día que hagamos eso será el día que le demos el triunfo a la ideología dominante, que quiere que nos conformemos y resignemos, y que seamos uno más de ese rebaño.

¿Es más difícil? Lo es. Hay que romper cercas, frenos que tenemos por todos lados, sí, efectivamente, pero digamos que es la apuesta de vida por la cual tiene sentido trabajar en educación, y le da dignidad, sentido, valor a cualquier cosa que hagamos, mucho más que el número de personas graduadas.

¿Cuál es el encaje de la educación popular en un sistema educativo convencional?

Pienso que van a ser procesos que no se van a cerrar. Supondría tener centros educativos en los que la relación administración-profes, profes-profes, profes-alumnos, alumnos-administración vayan geenerando otro tipo de relación. Creo que es posible y exixte.

Segundo: la formación del profesorado no ser vista como algo hecho, sino algo que estamos permanentemente haciendo. Hay que sistematizar las experiencias. No podría dar una respuesta absoluta, pero sí podría decir que en la medida que esas experiencias, a través de narrativas docentes o sistematizaciones involucren gente se podrá ir creando sistemas educativo más adaptados.

Tercero, está el análisis de experiencias de otros países. En costa rica no vamos a hacer lo que hacen en Finlandia, pero podríamos aprender así como que de repente Finlandia podría aprender cosas que hacemos en Costa Rica. El tema es cómo generar procesos de interaprendizaje que nos permitan renovar nuestras teorías pedagógicas y mejorar nuestras capacidades.

Supone una transformación del sistema educativo, empezando a trabajar no por series de grados sino por currículos abiertos, intertemáticos…

Siempre Paulo Freire es una inspiración… Decía que cada vez que sobre una situación concreta logramos crear un contexto teórico, estamos haciendo escuela en su sentido radical. En la medida en que podamos desarrollar una capacidad reflexiva que nos permita descubrir los sentidos y las interrelaciones de ese contexto y sus vínculos, estaremos ante la posibilidad de generar capacidades de aprendizaje racional, emocional, físico, corporal, artístico, imaginativo.

Tú empezaste alfabetizando mujeres en Perú y en el gobierno sandinista de Nicaragua, ¿Está mejor la situación educativa en América Latina?

Yo creo que hay más oportunidades que hace 30 años. Estoy pensando en educación popular. Hay cuestionamientos que están más presentes en las adminsitraciones. Pero también hay más resistencias. La lógica dominante trata de impedirlo. Estamos en un contexto de mucha más polarización, nos está quedando claro que las alternativas democráticas solo pueden ser posibles desde procesos de cambio. Las clases dominantes en América Latina son cada vez más profundamente antidemocráticas y que bajo formas de dictaduras de hace años, ahora en formas veladas de golpes suaves, bajo apariencia de legalidad democrática se viven relaciones mucho más antidemocráticas. Copiamos los moldes que nos vienen de Europa o EEUU sobre lo que debe ser la formación, la educación. Eso influye en el profesorado. Es un espacio en disputa. ¿Nos vamos a adaptar a eso o vamos a tener capacidad de inspirarnos mutuamente generando un movimiento que gane mayor convencimiento por parte de la gente? Yo estoy más por la segunda.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/05/24/el-derecho-a-la-educacion-no-es-simplemente-el-derecho-a-pasar-o-a-sufrir-12-anos-de-escolaridad/

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