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“Los alumnos que no compiten tienen una mejor salud mental”. Entrevista a David Johnson

Europa/España/24 Mayo 2018/Autor: Fuente externa: Fuente: Elige educar

El pionero del aprendizaje cooperativo David Johnson cuenta en esta entrevista las razones por las que todas las escuelas deberían implantar esta estrategia.

En los años 60 David Johnson (Indiana, 1940) y su hermano Roger comenzaron una cruzada contra el aprendizaje competitivo e individualista que imperaba en las escuelas de Estados Unidos. Su objetivo era dar la vuelta a la creencia de que solo los más aptos sobreviven y demostrar que el aprendizaje cooperativo era la clave para encajar en la sociedad, encontrar un empleo en el futuro y saber sobreponerse a la ansiedad. Fundaron el Centro de Aprendizaje Cooperativo de la Universidad de Minnesota y desde entonces han publicado más de 100 investigaciones y han formado a más de un millón de profesores de diferentes partes del mundo. Hoy tienen centros formativos en Shanghái, Japón, Noruega o España, donde se enseña una metodología desarrollada por ellos y construida sobre cinco pilares.

Considerados los padres del aprendizaje cooperativo, los hermanos Johnson fueron los primeros en recopilar y contrastar más de 550 estudios publicados sobre el tema desde 1898 para elaborar después sus propias investigaciones, un trabajo por el que han recibido más de una decena de premios, entre ellos el Brock International Prize for Education en 2007, concedido por la Universidad de Oklahoma.

David Johson, profesor de Psicología Educacional en la Universidad de Minnesota, contestó a las preguntas de este diario en el I Congreso de Innovación Educativa celebrado hace dos semanas en Zaragoza y organizado por el Gobierno de Aragón, un foro de dos días al que acudieron 1.400 profesores para intercambiar experiencias sobre las últimas metodologías en el aula.

Pregunta. ¿Qué es el aprendizaje cooperativo y por qué se debería usar en las escuelas?

Respuesta. Mucha gente tiene una idea equivocada. Juntar a personas en la misma habitación, sentarlas en círculo y decirles que son un grupo no quiere decir que vayan a cooperar de forma efectiva. Es necesario que se den cinco elementos esenciales que son los que integran nuestra metodología. El más importante es la interdependencia positiva, que implica que todos los integrantes del grupo perciban que el éxito individual no se dará si no triunfan todos. Si uno falla, todos pierden. La clave es entender que los esfuerzos individuales no serán en beneficio propio, sino del grupo. Este método de trabajo consigue que las personas se preocupen por el éxito de los demás, un elemento básico para la convivencia. Si las escuelas promueven la cultura de ser el número uno, a la vez están animando a esos mismos alumnos a desalentar y obstruir los esfuerzos de los otros. En las competiciones solo ganan unos pocos.

P. Sus estudios han demostrado que la competitividad entre alumnos no mejora los resultados académicos. ¿Por qué sigue instalado ese sistema en las escuelas?

R. A mediados de los sesenta cuando Roger y yo comenzamos a interesarnos por el tema, la competitividad y el individualismo dominaban los sistemas de enseñanza en primaria, secundaria y en la Universidad. Era el llamado darwinismo social, que consiste en aplicar la teoría de la evolución de Darwin al campo educativo: los estudiantes tienen que aprender a sobrevivir en un mundo en el que unos se comen a otros y solo los más aptos sobreviven. En ese momento, el aprendizaje cooperativo era relativamente desconocido e ignorado por los educadores. Afortunadamente, hoy es una de las metodologías escogidas en todos los niveles educativos. Es muy raro encontrar a un profesor que no conozca este tipo de aprendizaje.

P. ¿Cuál es el principal problema que se da en las aulas?

R. Se ignora completamente la interacción entre los estudiantes. Los programas de formación del profesorado destinan la mayor parte del tiempo a enseñar a los docentes a lidiar con los alumnos y les muestran cómo deben reaccionar a los materiales de clase. Sin embargo, la interacción entre los alumnos es esencial y dice mucho de cómo aprenderán o de cuánta autoestima serán capaces de adquirir. No tiene sentido que los estudiantes compitan entre ellos para ver quién saca un sobresaliente y se sitúa por encima de los demás. Ese modelo ha caducado y hasta las empresas tecnológicas como IBM contratan a los que saben trabajar en grupo. A principios de los 2000 una investigación de una consultora señaló que el principal motivo por el que los estadounidenses dejan su trabajo es la falta de habilidades sociales de su jefe. El individualismo ya no vale.

P. ¿Por qué se les considera los padres del aprendizaje cooperativo? ¿Qué han aportado que no hicieran las investigaciones previas?

R. Se nos puede considerar los pioneros del aprendizaje cooperativo de la edad moderna, pero antes de nosotros hubo decenas de autores. El filósofo romano Séneca abogaba por este tipo de aprendizaje con afirmaciones como Qui docet discet, que quiere decir que el que enseña aprende dos veces. En el movimiento por la escuela pública de los Estados Unidos de comienzos del siglo XIX también hubo una fuerte defensa de esta corriente. No es algo nuevo. El hecho de enfrentarse a puntos de vista opuestos genera incertidumbre y conduce a la persona a buscar más información  para conseguir una conclusión más refinada y razonada. Además, nuestros estudios demuestran que el alumno debe reestructurar la información para retenerla en la memoria y una forma de lograrlo es explicar algo en voz alta a un tercero.

P. De sus estudios se desprende que el aprendizaje cooperativo exige más esfuerzo y pese a ello resulta más atractivo para los estudiantes.

R. Los beneficios se pueden dividir en tres grandes grupos: un mayor esfuerzo para el logro, una mejora de las relaciones interpersonales y también de la salud psicológica. El cooperativo es más complejo que el individualista porque el alumno tiene que conectar al mismo tiempo con la tarea que debe realizar y con el grupo. Los miembros del equipo tienen que aprender a liderar, a decantarse por un punto de vista, a comunicar o a manejar los conflictos. Nuestras investigaciones demuestran que trabajan más duro cuando lo hacen en grupo que en solitario. Aumenta la retención de información, tienen mayor capacidad para desarrollar argumentos, mayor motivación para seguir aprendiendo después de clase y mejores estrategias para la resolución de problemas.

P. Parece que los estudiantes que cooperan saben manejar mejor su carácter y tienen mayor resistencia a la ansiedad. ¿Por qué?

R. Cada vez que dos estudiantes trabajan juntos, la relación cambia: se entienden mejor, se aceptan y se apoyan mutuamente tanto en lo académico como en lo personal. Cuando no compiten, mejora su salud mental; ganan autoestima y mejora su habilidad para lidiar con el estrés. El grado de vinculación emocional entre los estudiantes tiene un profundo efecto en su comportamiento en el aula. Cuanto más positiva es esa relación, menores son las tasas de absentismo y de abandono. El sentimiento de responsabilidad sobre el grupo incentiva las ganas de emprender proyectos de mayor dificultad y mejora la motivación y la persistencia para alcanzar una meta conjunta. El grupo se siente unido frente a ataques externos o críticas y crece el compromiso por el crecimiento personal y académico del resto de miembros del equipo. Los niños que requieren tratamiento psicológico suelen tener menos amigos y sus amistades son menos estables a largo plazo. La esencia de la salud psicológica es la habilidad de construir, mantener y modificar las relaciones con los demás para conseguir determinados objetivos. Los que no son capaces de gestionarlo suelen presentar mayores niveles de ansiedad, depresión, frustración y sentimientos de soledad. Son menos productivos y más inefectivos en combatir la adversidad.

Imagen: El país

Fuente: http://www.eligeeducar.cl/los-alumnos-no-compiten-tienen-una-mejor-salud-mental

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“Las adolescencias cambian constantemente con una única constante: adultos desconcertados”. Entrevista a Jaume Funes

Europa/España/24 Mayo 2018/Autora: Sandra Vicente/Fuente: El diario la educación

El educador Jaume Funes, autor del libro ‘Quiéreme cuando menos lo merezca… por que es cuando más lo necesito’, aborda la adolescencia desde una premisa simple: «para ayudarles a construirse, tienes que estar a su lado cuando descubran «, afirmación aplicable a tabúes como el sexo, las drogas o, incluso, el adoctrinamiento.

El psicólogo, educador y periodista Jaume Funes ha dedicado buena parte de su vida a trabajar con adolescentes. Comenzó en 1973, cuando “la adolescencia todavía no existía y le llamábamos pubertad”, recuerda. Su experiencia en una etapa compleja de la vida -tanto, que a veces asegura que preferiría ser “especialista en pequeña infancia” -le ha llevado a agotar en menos de 10 días la primera edición de su libro Quiéreme cuando menos lo merezca … porque es cuando más lo necesito.

Y es que hablar de adolescencia es hablar de la infancia pero también de la edad adulta. De contradicciones y de descubrimientos, de rebeldía y del amor. Así, hablamos de sexo y drogas, de nuevas tecnologías, influencers e, incluso, de adoctrinamiento, en la misma conversación. Todo ello, con un único hilo conductor: la adolescencia.

Es hablar de adolescencia y mucha gente se estresa: ¿por qué es una etapa tan convulsa, tanto para los propios jóvenes, como para los adultos que les rodean?

Hace más de cuarenta años que trabajo esta etapa vital: empecé en el año 73 del siglo pasado. He visto muchas adolescencias, incluso cuando éstas no existían como concepto universal, hasta las adolescencias online que tenemos hoy. En estos años ha habido muchos cambios sociales pero siempre se ha mantenido una constante: adultos desconcertados. La primera reacción siempre es convertir el cambio en problema y tendemos a construir el control. Pero no se puede intentar poner barreras ni leyes a lo que es incontrolable.

Mi batalla como profesional siempre ha sido intentar que los adultos aprendan a mirar a los adolescentes. No puedo decir que no generen problemas: yo mismo he vivido intensamente la época de la heroína y muchos de los chavales con los que he trabajado ahora están muertos. Pero no aportamos nada si enfocamos esta etapa vital desde el conflicto: debemos aprender a ayudar a unas personas que piden ayuda, pero no de la manera que nosotros quisiéramos o entenderíamos. No son drogatas ni delincuentes; antes que nada son adolescentes que se complican, o no, la vida de una determinada manera y que nos la complican, o no, a nosotros.

Habla de una época en la que no existía la adolescencia como concepto universal, pero jóvenes en transición los ha habido siempre

Cualquier profesional de la educación y la salud ha estudiado la pubertad y el cambio biológico y fisiológico que de ella se deriva. Pero no es sólo físico, sino que está tremendamente relacionado con las condiciones sociales. La manera cómo vivimos la primera menstruación o el despertar sexual tiene que ver con el contexto. Piensa en estos cambios en los años sesenta y setenta, cuando muchos chicos no tenían tiempo de observar y reflexionar, sino que debían ocuparse de la casa, ponerse a trabajar … La contemplación de estos cambios y , con ellos, la posibilidad de vivir la adolescencia, sólo era posible para los jóvenes con dinero y recursos.

¿La adolescencia no puede ser sin ocio?

Es una etapa que va ligada al tiempo para ser adolescente, un tiempo no dedicado a ser un sujeto productivo explotado por el trabajo. Además, también se caracteriza por unas dosis mínimas de consumo porque, aparte de contemplar la adolescencia, también debes consumir como tal. La lógica psicológica de la adolescencia pasa por sentirse diferente, no querer ser un niño ni tampoco un adulto, y uno de los mecanismos para salir de estas incertidumbres es identificar a los que son como tú y compartir esa vivencia en comunidad.

Esta conformación de grupo se basa en comuniones de estilo de vida que van desde las tribus urbanas a los lenguajes, pasando por las maneras de vestir o la música. Las construcciones sociales se hacen a través del ocio, que no debemos confundir con tiempo de diversión: son espacios que no están destinados al trabajo. Y es que buena parte de los mecanismos que los adultos interpretamos como diversión, son simplemente cuestiones de relación. Uno de los más tópicos es el botellón: los adolescentes no se juntan para beber, sino para relacionarse en un espacio en el que no hay adultos.

Siempre que abordamos esta práctica desde la perspectiva del alcohol olvidamos que es un mecanismo de relación. Así como el consumo no es lo más importante de estos encuentros, tampoco debemos olvidar que nos encontramos en una sociedad, precisamente, de consumo que aspira a fidelizar adolescentes. Al igual que los partidos políticos y las iglesias, el capitalismo intenta que los jóvenes comulguen con su manera de consumir y entender el mundo. Porque el consumo relacionado a determinados estilos de vida que se hacen fuertes a partir de la adolescencia luego se hacen muy difíciles de cambiar. Tu consumo acaba definiéndote así que, de alguna manera, los adolescentes acaban siendo las grandes víctimas del mercado.

¿Los adultos tendemos a magnificar los conflictos resultantes de la adolescencia?

A veces me veo como un digestólogo, que ayuda a digerir adolescencias difíciles a familias desconcertadas. Es vivir con una persona que te cuestiona continuamente, pero es que los adultos tampoco asumimos que la mayor parte de nuestras certezas son incertidumbres con seguridades artificiales. Y en el fondo nos consolamos pensando que quien nos está cuestionando es una criatura que no sabe lo que dice que sabe y que se la pegará seguro.

Pero asumir esto no significa dejar de estar a su lado. Al contrario, quiere decir estar dispuesto a enseñar a una persona que dice que lo sabe todo -y que nunca reconocerá que no sabe algo- y conseguir que aprenda -aunque no lo reconozca- para que cuando aprenda nunca te den las gracias. La función del adulto debe estar detrás de las bambalinas: debe ser quien le ayude a construir preguntas para buscar las respuestas. Pero quien quiera dirigir la vida de un adolescente deberá asumir demasiados conflictos.

Jaume Funes | Sandra Vicente

Esta actitud requiere paciencia que, en su defecto, se sustituye por autoridad. ¿Qué piensa de la autoridad?

Quienes educan de manera sensata olvidan el poder o la autoridad, que sería el equivalente al “te aguantas, la vida es dura”, “mientras vivas en mi casa mando yo”, etcétera. El poder no es una herramienta, es un desastre: debemos asumir que nosotros y nuestros conocimientos, valores y criterios, dejan de ser un referente cuando los niños tienen 10 años. A partir de entonces, usar la autoridad significa imponer, adoctrinar.

Más allá de las manipulaciones que pueda haber de las informaciones, debemos saber que todos los poderes aspiran a adoctrinar a las nuevas generaciones para que piensen de una determinada manera. No deben cerrarse la puerta a estas informaciones, al contrario, lo que tenemos que hacer es incentivar que las escuchen y guiarlos para que entiendan que ellos mismos han de discernir y descubrir su criterio. Es un proceso larguísimo que no se puede imponer.

Y esto ocurre en todos los ámbitos de la educación: tenemos un power point que deben aprender. Tú te lo empollas, yo te evalúo, tú lo olvidas, yo te doy un certificado y ya, partir de ahí, eres un buen ciudadano porque vas asumiendo una serie de conocimientos. Pero si queremos que se interroguen por lo que sucede a su alrededor, no podemos obligarlos a aprender lo que creemos que se debe aprender, sino que debemos cultivar sus propios intereses. Los adolescentes no son el proyecto de nadie.

¿Tendemos a infantilizar a los jóvenes cada vez que hablamos de adoctrinamiento?

Puedes montar un cirio hablando sobre que el día 1 de octubre pasaron un montón de bestialidades pero tienes ante ti personas a las que, si no has estado presente en su vida, si no te has preocupado de ellos y si no les hablas continuamente sobre lo que ocurre a su alrededor, ya les puedes meter el mitin que quieras, que será inútil. Sólo convencerás al convencido. Quienes hablan de adoctrinamiento están dando poder a un profe que, fíjate qué casualidad, hasta ayer era un inútil y hoy es un adoctrinador.

Los maestros deben respetar pero explicar la desigualdad social: que ha cerrado una fábrica echando a no sé cuántas personas, que los Mossos han ido a no sé dónde y han hecho no sé qué, que el banco ha desahuciado a una familia … con eso les dices a los chavales: vigilad, que hay algo que se llama intereses económicos que afectan diferente a todos. Quien explica esto de esta manera no adoctrina, sino que ayuda a leer la actualidad de manera crítica.

¿Hoy deberíamos hablar de los palestinos masacrados por Israel? Claro, y las escuelas que hablen de lo que pasa en la vida lo harán. Y seguro que saldrá un filo-israelí diciendo que se adoctrina en el antisemitismo. Pero el drama no es ese, el drama es que la mayoría de chavales pasen de escuchar cuando se habla sobre chicos de su edad que han sido asesinados. No debemos focalizar en si eres propalestino, proisraelí, independentista o unionista. Tienes que ser pro-pensamiento, porque las irracionalidades las encontramos partes.

Hablemos de los grandes tabúes de la adolescencia: por mucho que cambien los tiempos, el sexo y las drogas siguen estando ahí. Y continuamos afrontándolas mal. ¿Por qué?

El sexo siempre ha sido pecado mortal, enfocado desde la moralidad. Siempre he tenido que hacer educación sexual y, así como en los años 70 no podía hacerlo sin saber qué fotos de señoras del Interviú se pasaban bajo el pupitre, ni sin conocer los consultorios sentimentales del Pronto, hoy no puedes hacer educación sexual sin conocer las nuevas tecnologías ni la pornografía.

Estos elementos para descubrir y gestionar el despertar sexual siempre estarán y el papel de los adultos siempre debe ser el mismo: ayudar a construir una sexualidad feliz, atractiva y equilibrada para que durante el resto de su vida una fuente significativa de placer y felicidad venga de la sexualidad. Pero para que con cincuenta años todavía disfruten follando, abrazándose y acariciándose, antes deben haberse equivocado, preguntado …

Y para ello necesitamos adultos que no se escandalicen y que tengan una vida equilibrada, porque la especialidad de los adolescentes es desequilibrar al adulto. Si no se afronta esta etapa de manera serena, ya les puedes decir lo que quieras, esto es como el adoctrinamiento: les podemos decir que el sexo es malo, que deben mantenerse vírgenes … pero ellos ya descubrirán qué piensan, nos guste o no. Y si los queremos ayudar a construirse, debemos estar a su lado cuando descubran. Para que te crean cuando les digas que el sexo no es sólo penetración, sino que te lo puedes pasar bien acariciándo, no les puedes ir diciendo “pobre de ti que folles”, porque entonces no confiarán en ti.

Prohibir lo que los adultos hacen o consumen nunca ha sido una buena táctica

Las drogas y el sexo estarán siempre y parte del proceso de maduración de los jóvenes pasa por ir descubriendo cómo relacionarse con los riesgos. Los chavales tienen que ir descubriendo que hay una gran diferencia entre un kalimocho Don Simón y un Gran Reserva. Pero, aunque yo sepa que no vale la pena agarrarse un pedo monumental con vino de un euro, no seré yo quién les diga que no lo hagan. Porque es un pedo que se debe agarrar antes de llegar a la conclusión de que no compensa.

¿Que el alcohol es malo? Desde el punto de vista neurológico es una droga muy potente. Tú mismo, destroza tus neuronas como quieras, pero debes saber que el alcohol también sirve para pasarlo bien. Yo disfruto mucho con un buen whisky, pero no diré nunca que para pasarlo bien necesito beber.

No podemos pensar que los adolescentes pasarán de la inocencia de la infancia a la estabilidad de la edad adulta sin trasiegos. Esta etapa de transición, al contrario, debe ser bastante entretenida y la deben vivir intensamente, porque si no, los problemas vendrán luego. Hay que tener en cuenta, eso sí, que es un proceso de aprendizaje terrible si no se encuentra ningún adulto que ayude a hacerlo.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/05/18/las-adolescencias-cambian-constantemente-con-una-unica-constante-adultos-desconcertados/

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Entrevista a Mariano Fernández Enguita: «El aula está muy lejos de la marcha del cambio social, del mundo real»

Entrevista en Málaga Hoy y otros diarios del grupo andaluz Joly

-¿Más escuela y menos aula parte de la premisa de que el modelo actual ya no funciona? ¿Por qué?

-Este modelo fue pergeñado por Comenio y desarrollado por los monjes moravos, jesuitas, escolapios, lasallianos y otros. Comenio admiraba la imprenta, el primer sistema de fabricación en serie de la historia, y quiso aplicarlo a una educación también en serie. El libro es unilateral, estático, igual para todos… y, si es libro de texto, también es superficial: hectáreas de extensión y un centímetro de profundidad. Así es hoy el aula. Pero el ecosistema digital es interactivo, ilimitado, abierto, cambiante… como la vida misma hoy. Un nuevo ecosistema informacional y comunicacional debe traducirse en un nuevo ecosistema del aprendizaje; es posible un nuevo ecosistema, el viejo ya es insostenible.

-¿Qué cambios serían necesarios?

-Hay que romper con lo que podríamos llamar la estructura básica del aula tradicional. Lo he resumido en la idea de la hiperaula: fusión de grupos, docencia compartida, trabajo tanto en grupo o en equipo como individual, presencial o en línea, en espacios más abiertos y adaptables y con una organización del tiempo menos fragmentaria y más flexible, con un uso más inteligente de la tecnología y en colaboración con la comunidad.

-¿Cree que ahora el alumno está desmotivado, que no ve una finalidad a sus estudios?

-Creo que hace un siglo, o incluso menos, la escuela era la ventana al mundo para una mayoría de escolares, pero hoy se ocupa más de bajar las persianas para evitar que otros focos los atraigan, una batalla perdida. Es cierto que vivimos una sobrecarga de información, pero lo adecuado no es ignorarla, pues en todo caso no lo harán los alumnos, sino enseñarles a moverse en y con ella. El resultado de esa inercia de la escuela, como muestran varias investigaciones, es que los alumnos la adoran cuando entran pero van perdiendo interés hasta prácticamente detestarla.

-Y está obligado a permanecer en el aula hasta los 16, lo que usted denomina «conjunto explosivo»…

-Así es. Cuando estás disconforme con algo tienes dos posibilidades: hablarlo o marcharte. La escuela es una institución en sentido fuerte (una obligación, además de un derecho): diez años legalmente y quince en la práctica, por lo que el alumno tiene cerrada la opción de marcharse; el resultado es que la disconformidad se vuelca dentro, como rechazo, sea activo (desorden, etcétera) o pasivo (desenganche, falta de atención…). Otro aspecto negativo es que ni el centro ni el profesor reciben el feedback más elemental, ya que tienen un público cautivo y no ven lo más elemental: hasta qué punto lo han perdido.

-¿Qué tipo de enseñanza requiere esta sociedad global, digital y líquida, como usted la denomina?

-La escuela debe, primero, asegurar el cuidado de niños y adolescentes, que es mucho más que la mera custodia. Debe hacerles llegar y que se apropien de ello, que no es lo mismo que transmitírselo, lo mejor del legado de la cultura. Debe formarlos como futuros ciudadanos, parte esencial de lo cual es también hacer de ellos trabajadores cualificados, pues nadie es libre si no está en condiciones de buscar y obtener sus propios medios de vida. Y debe, y esto es quizá lo nuevo, formarlos para moverse dentro de la avalancha informativa. Lo resumiría en una expresión, algo fuerte, que tomo de Ernest Hemingway: que aprendan a filtrar o detectar la mierda, es decir, a distinguir la verdad, la información fiable, las opiniones fundamentadas, etcétera de los estereotipos, la propaganda, la morralla opiniática, la pseudociencia, las leyendas urbanas, las fakenews, las burbujas ideologizadas…-¿Qué tipo de enseñanza requiere esta sociedad global, digital y líquida, como usted la denomina?

-¿El aula da respuestas a las preguntas de hoy?

-El aula sigue empeñada y enfrascada en las preguntas de ayer y, como solía decir o citar Benedetti, «cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas». El aula está hoy muy lejos de la marcha del cambio social, del mundo real de niños y adolescentes o de lo que sabemos o prevemos del futuro inmediato.

-¿Qué opina de la profesión docente?

-El fracaso escolar y la repetición son los fallos principales del sistema…-La paradoja es que la profesión docente, funcionarizada como está, la que prepara a nuestros hijos para un futuro acelerado e incierto, está entre las más blindadas contra el mismo y más tentadas de entregarse a la inercia. Tenemos que reforzar drásticamente la formación inicial, establecer y controlar la iniciación, asegurar la formación continua y, sobre todo, reformar las condiciones de trabajo. Hay que olvidarse del docente como transmisor de conocimientos, pero también como mero acompañante ajeno al nuevo ecosistema, para repensarlo como un diseñador de entornos, experiencias, proyectos y trayectorias de aprendizaje.

-Repetición y fracaso son el resultado de una cultura profesional, y hasta cierto punto social, heredada. La repetición no tiene lógica alguna, nada en el mundo funciona así; hay que detectar necesidades, dificultades o deficiencias lo antes posible y obrar sin que el alumno deje nunca de avanzar. El fracaso es la consecuencia de una idea performativa, la constante macabra, la convicción de que no todos valen para estudiar.

*Fuente: http://blog.enguita.info/2018/05/el-aula-esta-muy-lejos-de-la-marcha-del.html

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Entrevista a Vera Sacristán sobre el informe: ¿Quién financia la universidad? Comparación entre comunidades autónomas en España, Europa y la OCDE, 2009-2015 (y II)

“La sociedad debe tomar conciencia de las graves consecuencias de la situación actual de sus universidades y movilizarse para enderezarla”
Por: Salvador López Arnal
El viejo topo
Vera Sacristán Adinolfi (Barcelona, 1958) es profesora de matemáticas de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC); su especialidad es la geometría computacional. Fue vicerrectora de Personal de la UPC (2002-2006) y miembro del grupo de trabajo sobre Personal Docente e Investigador de la Comisión Académica Sectorial de las Universidades Españolas, organismo de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas. Ha publicado diversos artículos e informes sobre política universitaria y ha coordinado un libro sobre el mismo tema. Se encuentra entre las personas que fundaron el Observatorio del Sistema Universitario (OSU), un organismo que tiene por objetivo el análisis documentado y crítico para la mejora del sistema universitario en España, y actualmente es su presidenta.

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Nos habíamos quedado en este punto. España, afirma usted, se sitúa como el sexto país de la UE (de un total de 28) que gasta una proporción más pequeña de su riqueza en sus universidades (el 1,08% de su PIB). Sólo Eslovenia, Eslovaquia, Italia, Hungría y Luxemburgo gastan una proporción de su PIB inferior. ¿No sorprenden también esas cifras en el caso de Italia y Luxemburgo? ¿Siempre ha sido así o la situación se ha acentuado-complicado en los últimos años?

No lo digo yo, lo dice la OCDE. El caso de Luxemburgo es atípico, pues dedica mucho dinero a su universidad. Lo que ocurre es que su PIB es tan alto que esa gran cantidad que dedica resulta ser una proporción pequeña de su inmenso PIB. Por eso muchas veces no se tiene en cuenta Luxemburgo en este tipo de estudios, ya que distorsiona las medias de la OCDE. El caso de Italia, en cambio, es preocupante: hace ya años que infra financia sus universidades.

Dos comparaciones, por arriba y por abajo. ¿Qué porcentaje de su PIB dedica Alemania a la financiación de sus universidades públicas? ¿Se ha incrementado o disminuido en este último período? Le pregunto lo mismo para el caso de Portugal.

Por lo que se refiere al total de gasto de las universidades, España gastó en 2014 el 1,08% de su PIB, Alemania el 1,23% y Portugal el 1,36%. Cinco años antes, en 2009, los porcentajes eran 1,11% en España y 1,16% en Alemania. La OCDE no ofrece datos de Portugal para 2009.

En cuanto a la financiación pública, los últimos datos de que disponemos los acaba de suministrar el Public Funding Observatory de la European University Association. Corresponden a 2016 e indican que la financiación pública universitaria en Alemania representa el 0,96% de su PIB, y ha estado subiendo año tras año de forma sostenida, sin interrupciones. En Portugal es el 0,38% y, tras un descenso notable en el período 2010-2013, también está subiendo cada año desde entonces. En España el porcentaje es el 0,65% y lleva cayendo desde 2009 salvo por un repunte de 1 punto porcentual entre 2014 y 2015.

¿Su estudio da pistas sobre la excelencia de la calidad de la enseñanza en una universidad u otra? Podría decirse, aunque no lo diga yo, que las familias catalanas o valencianas pagan más tasas porque la enseñanza que reciben es de mejor calidad.

En nuestro estudio no hemos analizado esta cuestión. Sin embargo, a este respecto caben algunas observaciones básicas. En primer lugar, que los ingresos constituyen, probablemente, el elemento más relevante a la hora de configurar una universidad de calidad, puesto que de ellos dependen los medios materiales y humanos con los que cuenta la universidad para llevar va cabo su tarea docente e investigadora. Pero no son el único, puesto que la organización de la universidad y la selección de su personal docente e investigador también juegan un papel importante. En todo caso, el papel que jueguen los ingresos en la calidad de una universidad depende del total de los ingresos y no de qué parte de éstos sea aportada por sus estudiantes en forma de tasas y precios de matrícula.

A día de hoy (o, mejor dicho, en la última fecha de la que existen datos públicos disponibles, que es 2015) las universidades mejor dotadas económicamente están en La Rioja (10.000 € de ingresos totales por estudiante), Cantabria (9.954 € por estudiante) y el País Vasco (9.934 € por estudiante). Las comunidades en las que los estudiantes pagan más en promedio (destacadamente, Cataluña y la Comunidad de Madrid, seguidas de la Comunidad Valenciana, Castilla y León y Aragón) no se cuentan entre las de mayores ingresos totales por estudiante.

Tras su investigación, tras los resultados obtenidos, ¿cree usted que las luchas que se han llevado a cabo estos últimos, por parte de estudiantes y profesores, han sido útiles? ¿Se ha conseguido algo? ¿Qué si su respuesta fuera positiva?

Claro que sí. Cada vez que en España habido una protesta universitaria en los últimos años, las autoridades han reaccionado modificando sus planes iniciales.

¿Recuerda los encierros de estudiantes de 2008? Algunos duraron meses, como el de la Universidad Complutense o el de la Universidad de Barcelona. Unos acabaron pacíficamente, otros no, y esto último es lo único que se suele recordar. Sin embargo, al finalizar el curso ocurrieron dos cosas muy novedosas. Por un lado, el Ministerio de Educación puso en marcha las llamadas “becas salario”. A pesar de que su dotación fue escasa, era la primera vez que un gobierno reconocía que quien estudia debe ser compensado por ello. Por otro lado, aquel año la Comisión de Política Universitaria, en la que participan todos los consejeros autonómicos con competencias sobre universidades junto con el ministerio, acordó no subir los precios de matrícula por encima del IPC. Es el único año, de una larga serie, en que esto ocurrió.

Y ¿qué pasó cuando, en 2013, los estudiantes de Cataluña empezaron a protestar cuando descubrieron que los precios de matrícula de las ingenierías habían subido, a pesar de que el gobierno de la Generalitat había afirmado que todos los precios estaban congelados? El Parlament se hizo eco de su protesta y el Govern tuvo que rectificar (aunque lo cierto es que no modificó los precios, sino que introdujo una nueva modalidad de disminución de precios que denomina “beca equitat”).

A base de protestas, la Comunidad de Madrid ha acabado bajando los precios de las matrículas universitarias (lleva ya dos años haciéndolo), Cataluña ha incrementado su sistema de disminución de precios y Andalucía ha puesto en marcha un sistema de bonificación del 99% del precio de los créditos aprobados en primera matrícula.

Son victorias muy modestas que, sin embargo, indican dos cosas: que las movilizaciones obtienen resultados y que, hasta ahora, la correlación de fuerzas no ha sido suficientemente favorable a los defensores de una universidad pública gratuita y mejor financiada.

¿Me corrige si me equivoco? ¿Las denominadas “clases medias” han hecho un importante esfuerzo en el período estudiado para que sus jóvenes pudieran seguir cursar carreras universitarias (especialmente en comunidades como Cataluña, Madrid y la Comunidad Valenciana)?

Los estudiantes universitarios y sus familias han hecho un esfuerzo económico muy considerable. En un estudio que hicimos hace unos años ya, calculamos el precio de una carrera completa, teniendo en cuenta el porcentaje medio de créditos que los estudiantes repiten en cada carrera (no hay que olvidar que las matrículas se encarecen todavía más conforme se repiten asignaturas), el precio de la emisión del título universitario al finalizar los estudios,… en fin, teniendo en cuenta todo lo que en promedio, llega a pagar un estudiante a su paso por la universidad. En Cataluña, descubrimos que alguna carrera había casi cuadruplicado su precio, y una gran mayoría lo había más que duplicado entre el curso 2007-08 y el 2013-14.

Parece razonable pensar que, en algunos casos, jóvenes de origen obrero no han accedido a carreras universitarias y se han decantado por ciclos formativos de grado superior por razones no académicas. ¿Sabemos en cuántos casos?

Desde 1960, el crecimiento de la universidad española ha sido exponencial: hasta los años 90, el número de estudiantes casi se duplicaba cada década. El máximo se alcanzó el curso 1999-2000, con casi 1.600.000 estudiantes. A mediados los años 80 del pasado siglo, justo tras la aprobación de la primera ley universitaria de la democracia, la tasa de escolarización universitaria de los jóvenes de entre 18 y 24 años de edad era del 19%. El curso pasado fue del 47,6%. Hemos asistido, pues, a un proceso enorme de democratización del acceso a la universidad.

Sin embargo, en el año 2010, ya antes del importante aumento de los precios de matrícula de 2012, el acceso a la universidad estaba social y económicamente muy sesgado. Los hijos de los trabajadores manuales constituían el 26,9% de los estudiantes universitarios, mientras que los trabajadores manuales constituían el 47,8% de los varones de entre 40 y 60 años (esto es, de los padres potenciales de estudiantes universitarios). En el otro extremo, los hijos de profesionales eran el 25,2% del estudiantado universitario, mientras que los profesionales tan sólo conformaban el 11,9% de la población masculina de entre 40 y 60 años.

Cabe suponer que el incremento substancial de los precios de matrícula no habrán ayudado a equilibrar los datos anteriores, pero no dispongo de datos actualizados.

En el apartado de conclusiones, señala usted hablando de 2009: “La financiación pública por estudiante varió entre los 5.406€ de Extremadura y los 10.301€ del País Vasco. En relación con el PIB, destacaron de nuevo la Com. Valenciana (1,08%) y Andalucía (1,01%). El valor más bajo se dio en Illes Balears (0,31%), seguida de Navarra (0,34%)”. ¿Cómo pueden explicarse estas enormes desigualdades? ¡Casi el doble en el caso de Extremadura y el País Vasco!

Precisamente, en el informe analizamos los ingresos de cada tipo no sólo en su totalidad, sino también por estudiante y como porcentaje del PIB, con el objetivo de entender si las diferencias tienen que ver con el tamaño de las universidades en cada comunidad autónoma o con su riqueza. Lo que constatamos es que la financiación pública es muy distinta por CCAA también cuando se analizan los importes por estudiante (el País Vasco casi duplica a Extremadura) o como porcentaje del PIB (la Comunidad Valenciana más que triplica a Baleares). Semejantes desproporciones se explican, en parte, por motivos de riqueza relativa y, en parte, por las decisiones políticas de priorización de los distintos gobiernos autonómicos.

¿Vivimos en un país justo, que no puede hacer más de lo que hace, en estos asuntos de la financiación pública de las universidades y de las aportaciones de las tasas familiares?

La comparación con el resto de países Europeos indica que en España se podría hacer mucho más. Recomiendo consultar los datos que anualmente publica la Comisión Europea sobre precios universitarios y ayudas al estudio. Las veces que los hemos analizado desde el Observatorio del Sistema Universitario hemos constatado no sólo que España está evolucionando hacia precios muy altos en comparación con el resto de Europa, sino que, además, el sistema de ayudas al estudio en forma de becas es débil y el resto de ayudas que se dan en Europa son aquí inexistentes (becas salario, desgravaciones fiscales, subsidios, alojamiento subvencionado, comedores subvencionados, tarifas especiales o gratuidad del transporte público).

¿Prolongará su estudio? ¿Veremos publicado un informe sobre fuentes de financiación en el período 2016-2020 pongamos por caso? ¿Está estudiando otras cuestiones?

Es muy difícil prever ahora lo que estaremos analizando dentro de cinco años. Nuestros planes de trabajo actuales se centran en tres temas: la equidad en el acceso a los estudios universitarios, la proliferación de estudios de grado y la situación de las universidades privadas en España. De todos modos, solemos ir adaptando los planes a medida que observamos que se producen novedades en el ámbito universitario, con el objetivo de ofrecer datos sobre los temas más candentes.

Voy finalizando. Como usted sabe, una parte muy sustantiva del profesorado de las universidades españolas, los profesores no titulares, están en una situación precaria o muy precaria. Sus condiciones laborales son duras y el trabajo intenso. ¿No es posible una política universitaria que les tenga más en cuenta? ¿Quiénes han tomado las decisiones que han conducido, que siguen conduciendo a su proletarización? ¿Su situación no le recuerda a los antiguos PNN,s?

La precarización de las plantillas de profesorado en las universidades españolas es una evidencia: los contratos temporales y los contratos a tiempo parcial llevan, desde hace ya años, una trayectoria ascendente. Ello es el resultado de varios factores. Por una parte, el gobierno de España ha impuesto tasas de reposición nulas o muy bajas durante varios años. Aún hoy, es ilegal que las universidades repongan las bajas y jubilaciones de los años pasados. Por otra parte, los gobiernos de algunas comunidades autónomas han añadido ulteriores restricciones y, en todo caso, han reducido la financiación de las universidades. De hecho, algunas universidades incluso han despedido profesorado, bajo la forma de no renovación de contratos. En estas circunstancias, muchas universidades han optado por contratar de la forma más barata posible, que en la universidad es a tiempo parcial.

En un informe que publicamos hace poco más de un año, en el que analizábamos la evolución de las plantillas de profesorado en las universidades públicas catalanas, se encuentran muchos más detalles sobre los cambios ocurridos en este aspecto. Una de las cosas que destacábamos en él, además de la cuestión de la precarización de las condiciones de trabajo, es la falta de renovación generacional. Durante casi una década, las universidades españolas no han podido contratar profesorado joven, en fase de tesis doctoral o en fase postdoctoral, con el que alimentar y renovar sus grupos de investigación y su actividad docente. La pérdida de toda una cohorte de personas bien formadas para nuestras universidades puede acarrear consecuencias graves para la calidad de la universidad en un futuro cada vez más próximo.

En todo caso, para revertir esta situación se requieren dos cosas: voluntad política y financiación.

¿Quiere añadir algo más? ¿Algo que quiera destacar?

A diferencia de otras crisis, las medidas adoptadas en el marco de esta última han inducido cambios que no parecen reversibles a corto plazo. Nuestras universidades públicas se encuentran infrafinanciadas. Tanto la reducción de la financiación pública como el incremento de los precios de matrícula han sido substanciales, produciendo un cambio en la estructura de los ingresos de las universidades públicas españolas.

Todo ello, claro está, no es bueno para el estudiantado ni para el personal de la universidad. Pero, sobre todo, no es bueno para la sociedad española y su futuro, porque un país que quiera ser avanzado cultural, social y económicamente necesita una universidad de calidad, de cuya docencia pueda beneficiarse quien tenga la capacidad y la motivación para hacerlo y cuya investigación contribuya al aumento de la productividad, el bienestar y la sostenibilidad. Al conjunto de la sociedad le conviene tomar conciencia de las graves consecuencias de la situación actual de sus universidades y movilizarse para enderezarla.

Remarco esto último que ha señalado. Muchas gracias.

Fuente: El Viejo Topo, n.º 363, abril de 2018.

Nota de edición:

 Primera parte de esta entrevista: Entrevista a Vera Sacristán sobre el informe: “¿Quién financia la universidad?» (I). “La disminución de la financiación pública de las universidades ha sido muy fuerte en España, entre 2009 y 2015 un 27,7 % en términos reales” http://www.rebelion.org/noticia.php?id=241632

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Entrevista: “No estamos preparados para lo que viene”, futurista Mike Walsh

Por: Dinero.com/23-05-2018

¿Cómo serán los negocios en el futuro? ¿Quiénes serán los nuevos ricos del planeta? El futurista australiano Mike Wash habló con Dinero en exclusiva para darle una mirada al futuro. Walsh nos cuenta por qué no estamos preparados para lo que viene…

El australiano Mike Walsh, CEO de la consultora Tomorrow, es un reconocido futurista en el mundo de los negocios a nivel internacional, enfocado en tecnología emergente y comportamiento disruptivo del consumidor. Walsh estuvo en Colombia durante el más reciente Congreso de Acceso a Servicios Financieros y Medios de Pago realizado en la ciudad de Cali por Asobancaria y Dinero lo entrevistó en exclusiva para saber  cuál será el futuro de los negocios en el mundo:

¿Cómo ve a Latinoamérica en innovación con respecto a otras regiones del mundo?

Yo creo que en Latinoamérica la innovación es una idea, no necesariamente una realidad. Hay tantos mercados industrias y países, todos en distintas realidades y en distintas posiciones, pero lo que une a América Latina con otras zonas del mundo con rápido crecimiento no es la cultura locativa sino la juventud de su población. Ese es el verdadero impulsor del cambio, viene del consumidor no de las compañías.

¿Qué brechas tecnológicas ve en América Latina?

Creo que muchas de las organizaciones siguen siendo muy tradicionales. Hay mucho proceso, mucho papeleo, mucha regulación y a menudo, una falta de voluntad política y valentía para hacer los cambios que se tienen que hacer. Pero se está dando un cambio generacional. Entonces no creo que la tecnología sea el problema. La tecnología está muy abierta en el mundo, uno puede acceder a servicios a través de la nube muy rápidamente, el problema está en la voluntad de las personas para hacer el cambio. Es un tema de personas, no de tecnología.

¿Qué le diría a una empresa que está empezando ese proceso de transformación digital?

Los dos principios clave. En primer lugar: obsesión con el cliente. Hay que diseñar para los clientes futuros no los clientes actuales. Una de las cosas que hace Amazon, por ejemplo, cuando desarrolla un nuevo producto es crear un boletín de prensa para un producto que aún no existe, porque están tratando de entender cómo se ve esto desde una perspectiva humana, más que cómo refleja esto sus prioridades corporativas.

En segundo lugar, las compañías se deben fijar en los datos. Porque estos datos van a ser los que impulsarán la habilidad de generar sistemas de aprendizaje automático (machine learning), para seguir haciendo ese ciclo. El algoritmo mismo no es tan importante. Uno puede saber el algoritmo de Google, pero no puede reconstruir a Google, porque no tiene toda la data y eso es un tema en el que las compañías tradicionales latinoamericanas, incluso en Colombia, tienen ventaja: ellas tienen toda la data, pero simplemente no la han apalancado de una manera que transforme la experiencia de los clientes.

El reto para una compañía que está intentando hacer este proceso es encontrar los datos sobre los cuales apalancarse para encontrar aún más datos y avanzar en la causa. Y hacerlo suficientemente rápido, antes que las otras compañías tradicionales.

¿Usted cree que existe un lado oscuro del machine learning o que podría afectar negativamente a la humanidad?

Ya lo estamos viendo. El machine learning no es objetivo, hay que tener una etnografía de la data, uno tiene que entender de dónde provienen los datos, si los datos son diversos y reflejan a todo el mundo y qué sesgos podría haber involucrados en los datos o en el diseño de algoritmos. Las máquinas en sí mismas no son oscuras, pero ellas pueden reflejar perfectamente el lado oscuro de la humanidad.

¿Tiene algunos ejemplos negativos de machine learning y cómo evitar que eso pase en el futuro?

Ha habido, por ejemplo, mucha polémica en los Estados Unidos por el uso de algoritmos en las sentencias de delincuentes. Descubrieron que hay un sesgo racial, porque las máquinas estaban aprendiendo de los datos recolectados y de las sentencias que se han ejecutado sobre segmentos específicos de la población, entonces estaban acelerando la eficiencia de un proceso que ya era sesgado. El caso del doctor David Dao, el señor asiático al que le rompieron los dientes sacándolo arrastrado de un avión de United Airlines, y la gente lo señalaba como un caso de mal servicio al cliente, es realmente un ejemplo de un mal diseño algorítmico. Hay una cantidad de formas de cómo se diseña un algoritmo y ninguno de los empleados tenía el poder para decir que había algo malo en el algoritmo y no había forma de saber cómo se iban a comportar los empleados. Así que llamaron a la policía y lo sacaron arrastrado del pelo.

¿Qué opina sobre lo que está pasando con blockchain y los fraudes alrededor del bitcóin en Latinoamérica?

Pienso que ha habido una curiosa característica en que los criminales colombianos siempre logran innovar con la nueva tecnología. Esto no es un fenómeno nuevo. Pero uno debe separar ente blockchain y bitcóin. Blockchain es probablemente una de las más importantes innovaciones, tan importante como la creación de internet. Y en el futuro habrá organizaciones enteras sin gente, basadas en contratos inteligentes. No hay una solución blockchain para todos los problemas, pero sí para muchos.

Bitcóin tampoco es un fenómeno nuevo. Los seres humanos somos muy susceptibles a las historias de enriquecimiento rápido: las pirámides, la Alemania de los tulipanes, la especulación también es una idea muy antigua y eso lo vimos a finales de los 90s con el primer boom de internet, hay muchas similitudes entre las ICOs y las primeras .com, pero pienso que cuando se tranquilicen las aguas, la gente sí va a sentarse a mirar los contratos inteligentes y ver cuál será la mejor manera de dirimir todos los temas que hay dentro de un contrato. Si uno mira las dos fuerzas: automatización y blockchain, todo el procesamiento que sucede en el back office se va a revolucionar en los próximos 5 a 10 años y eso cambiará, por ejemplo, la naturaleza de lo que es un banco, una compañía de medios, una empresa de retail, una comisionista de bolsa, empresas de logística, etc.

¿Considera que en algún momento las criptomonedas podrían llegar a ser las monedas de un país?

No criptomonedas, pero veremos monedas digitales administradas por gobiernos y de pronto lo veremos en algún país latinoamericano primero o en India, porque es la manera más fácil y más rápida de eliminar la evasión de impuestos, el fraude y el mercado negro, pues no va a haber dinero que no sea rastreable. Así que hay una diferencia entre criptomonedas y monedas digitales, los gobiernos tratarán de hacer monedas digitales que pueden monitorear y van a pelear contra las criptomonedas, porque para ellos una criptomoneda es peor que el efectivo: si usted pone US$1.000 millones en las paredes de su casa, alguien podría encontrarlo, pero si está en un disco duro, no hay nada que hacer.

Pero la historia mayor, que no se está mirando bien, es el impacto de todos estos temas sobre el empleo. Seguimos sin entender cómo es que la automatización, el machine learning, va a reestructurar la fuerza laboral. La última vez que esto sucedió fue cuando se revolucionó la agricultura y tuvieron que reinventar el sistema educativo desde kínder hasta once grado para reentrenar a la fuerza de trabajo y poder enfrentar lo nuevo.

¿Usted cree que en el mundo, el sistema educativo está rezagado frente a lo que está pasando con la tecnología?

No estamos preparados para lo que viene. Seguimos enseñando a los niños en una forma completamente obsoleta frente a la tecnología que ya está en el mercado. Los estamos preparando para profesiones que quizá ni siquiera lleguen a existir.

¿Cómo debería ser el sistema educativo ideal para esta época?

Mirando hacia atrás, de donde vamos a llegar, las compañías más exitosas del futuro van a ser más descentralizadas, con equipos más empoderados, más autónomos. Los líderes en esas organizaciones van a tener que ser no solamente muy analíticos, sino también humanistas. Si uno puede automatizar las actividades transaccionales obvias, necesitaría personas que sean excelentes para resolver problemas, que puedan administrar las excepciones y que probablemente puedan hablar los nuevos lenguajes o idiomas del poder. Va a haber lenguajes específicos de negocios que van a parecerse a programación, pero que va a permitir que los líderes de negocios en esencia creen sus propios algoritmos para automatizar la toma de decisiones, como se ve por ejemplo en los mercados financieros hoy en día. Esto se va a ver en mercadeo, en logística, en tesorería y servicios financieros. Así que el sistema educativo, de lejos, no está preparado para este nuevo mundo.

¿Hay algún país que esté haciéndolo bien?

Hay muchos experimentos. Por ejemplo, hay mucho trabajo alrededor del pensamiento computacional como una nueva disciplina.  Que los niños, por ejemplo, usando Minecraft es una de las mejores plataformas para aprender. Si piensas que la respuesta es obvia, probablemente sea equivocada.

Uno mira excelentes líderes como Masayoshi Son, presidente de Softbank en Japón. Hace algunas semanas conocí a diferentes líderes de su compañía y les pregunté “¿cuál es el secreto de Masayoshi Son?” La respuesta que encontré es que él no trata de imaginarse cuál va a ser la próxima cosa grande que va a hacer. Él piensa cómo va a ser la gente en 50 años, cómo va a vivir, cómo va a trabajar, la vida humana y se devuelve para pensar qué tipo de compañía, servicios e infraestructura tendrían que existir para habilitar todo aquello. Si puede encontrar alguna cosa de esas la compra o invierte en ella y si no puede encontrarla va a alentar a la gente a que arranque ese estilo de compañías. Elon Musk tiene la misma actitud.

¿Usted cree que hay una burbuja alrededor de esas compañías tecnológicas comoAmazon o Tesla?

Sí, en el momento, la gente está valorando estas compañías como si pudieran resolver todos los problemas. Pero simplemente puede resultar que no pueden ejecutar lo que son sus propias ambiciones. Hay un punto de vista que dice que una compañía como Amazon que tiene tanta data, que tiene tanta información, pudiera quizás estar subvalorada.

¿Qué piensa de lo que está pasando en la política con respecto a las nuevas tendencias de derecha, el populismo y la antiglobalización?

La gente está culpando a la globalización, pero finalmente lo que nos vamos a acabar dando cuenta es cómo la tecnología terminará cambiando la estructura de clases y no va a ser para bien. La gente piensa que porque puede pedir comida desde su teléfono móvil el futuro va a ser bueno para ellos. Pero realmente hay un riesgo de que en el futuro termine habiendo 3 tipos de personas: puedes ser de los que están trabajando para el algoritmo y la vida ahí no es muy buena; o de los que están trabajando en el algoritmo y estás en ese pequeño porcentaje de profesionales altamente pagados; o tu eres de ese 0.0001% que es dueño del algoritmo, momento en el cual vas a ser parte de una clase aristócrata, mucho más rica que cualquier otra clase que haya existido en la historia. Esos son los hijos de Zuckerberg, Musk… un mundo loco, no es ciencia ficción, ya lo estamos viviendo.

*Fuente: https://www.dinero.com/empresas/articulo/como-seran-los-negocios-del-futuro-con-mike-walsh/258548

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Entrevista a Boaventura de Sousa: “La tragedia de nuestro tiempo es que la dominación está unida y la resistencia está fragmentada”

Por: PABLO ELORDUY

@PELORDUY

El conocimiento occidental ha impuesto un programa en todo el mundo basado en la imposibilidad de pensar otro mundo distinto al capitalista. Boaventura de Sousa habla de “epistemicidio” para definir cómo ese programa occidental ha subyugado el conocimiento y los saberes de otras culturas y pueblos.

Boaventura de Sousa (Coimbra, Portugal, 1940) estuvo en Madrid para presentar Justicia entre Saberes. Epistemologías del Sur contra el epistemicidio (ediciones Morata) una crítica a la jerarquía que el pensamiento occidental ha establecido contra los otros pueblos del mundo. De Sousa saca una pequeña grabadora para registrar la conversación con El Salto. Está acostumbrado a este tipo de conversaciones. No en vano, ha recorrido el mundo como organizador del Foro Social Mundial, ha trabajado en la Universidad de Wisconsin-Madison en Estados Unidos y la de Warwick, en Reino Unido.

Me llama la atención una frase del libro, cuando dices que “no tenemos miedo pero tampoco ilusión alguna”, ¿puedes explicarla?
Pienso que la idea del miedo viene en mi caso de Spinoza. Él habla mucho de los dos afectos o sentimientos que todos nosotros tenemos o que debemos tener, que son el miedo y la esperanza. Tiene que haber un cierto equilibrio entre miedo y esperanza porque el miedo sin esperanza es la desesperanza, es la parálisis, es la muerte. Y la esperanza sin miedo es un voluntarismo que puede ser también suicida. Entonces, hay que equilibrar eso. Pienso que estamos en una época en la que el miedo predomina sobre la esperanza. Este momento que podemos llamar un ciclo global reaccionario está en todo el mundo, comandado por el neoliberalismo global y está creando sobre todo un sentimiento de miedo en todos los que resisten.

Entonces, tenemos que tener miedo, porque la situación no es para menos, pero hay que mantener la esperanza. Sabemos que nos quieren amedrentar, que quieren que el miedo predomine, pero nosotros debemos tener la posibilidad de una esperanza. Esa esperanza debe ser de una sociedad mejor, más justa, a través de otra epistemología, de otra manera de conocer, de vivir, de articular la sociedad.

¿Qué es la justicia cognitiva de la que hablas también en el libro?
Es una cosa simple. Para nosotros hoy, para el modelo dominante de sociedad en que vivimos, el conocimiento verdaderamente válido es el conocimiento científico. Para un ciudadano, cada persona que no domine la ciencia es un ignorante, es una persona que no tiene conocimientos válidos. Una persona ha vivido, tiene experiencias de vida, tiene su trabajo, su familia, su sociedad, su comunidad en la que ha trabajado… y este conocimiento no cuenta porque el conocimiento que cuenta es el conocimiento científico.

Eso ha creado un sistema que he llamado epistemicida: se ha destruido mucho porque no se ha valorado suficientemente la sabiduría de la gente, los conocimientos populares, vernáculos, que salen no de experimentos científicos, sino de experiencias de vida. Experiencias que tenemos todos nosotros.

Por eso hay un desequilibrio muy grande en el mundo debido al hecho de que consideramos —no desde hace mucho tiempo, desde el siglo XVII o XVIII— que el único conocimiento válido es el conocimiento científico. Y, por eso, quien detenta el conocimiento tiene más poder, porque el conocimiento es poder y el conocimiento más válido corresponde al poder más fuerte. Hasta ahora ese conocimiento científico ha estado concentrado en los países del norte geográfico, o sea, América del Norte, y Europa. La posición de fuerza desde los tiempos coloniales del capitalismo moderno, sobre todo después del siglo XIX, parte de la idea de que donde está la frontera científica y el conocimiento científico es donde está el desarrollo más grande, y por tanto el más grande poder imperial en el mundo.

Es muy importante para el neoliberalismo la idea de que todo está empezando ahora, que el pasado no cuenta. La manipulación de la memoria, de la historia

Eso ha creado un desprecio por otras sabidurías y culturas —y no estoy hablando solo de pueblos iletrados o de indígenas o afrodescendientes—, estoy hablando de China, de la cultura india, que es una cultura riquísima y que han sido —sobre todo China— muy humilladas. Obviamente también pasa con el Islam. El Islam del que todos dependemos, porque parte de lo que sabemos de la cultura occidental nos ha sido transmitido por los musulmanes, a partir del siglo IX.

Por eso se creó esa idea de que todo ese conocimiento que hay en el mundo no es válido y, como no es válido, nosotros no tenemos que aprender. Tenemos que enseñar. El resto es algo que podemos dominar, desarrollar, ayudar pero nunca aprender con ellos. Esto ha creado una injusticia que no es simplemente cognitiva, es obviamente cognitiva en su base pero después produce injusticias sociales, económicas y políticas, no solo entre países sino también dentro de un mismo país.

¿Son menos libres los niños y niñas que se han educado después del triunfo del neoliberalismo?
Sí, son menos libres. Diría que porque están siendo educados en un marco cognitivo todavía más concentracionario. Porque no es simplemente la idea de que solo hay un conocimiento válido, o el único que es válido y que es científico, viene del siglo XVII-XVIII pero ahora tiene también un reflejo en la vida política y en la vida social.

Es la idea de que no hay alternativa, sobre todo después de la caída del Muro de Berlín. La idea de que esta sociedad, el capitalismo, realmente es el fin de la historia. El libro de Fukuyama puede haber sido desacreditado, pero la verdad es que en la política hoy, en las finanzas internacionales, en las relaciones internacionales, incluso en la ONU, no ves ninguna alternativa a la sociedad capitalista que nos domina.

Y por eso no hay libertad para ver esas alternativas, esas posibilidades de otros tipos de desarrollo. Estamos en el proceso de reivindicar esa diversidad, valorando y trayendo a nuestros estudios otros tipos de conocimiento que nos puedan ayudar, y para eso la educación es fundamental; dar la idea de la diversidad cultural del mundo, la diversidad epistémica, cultural, a partir de la cual podríamos tener una cultura verdaderamente democrática. Ahora no la hay. Pongo como ejemplo esta versión restringida de democracia que tenemos, que además es una democracia que es muy débil porque no se sabe defender de los antidemócratas.

En esta situación, las personas, los jóvenes sobre todo, desconocen su historia. Por un lado, es muy importante para el neoliberalismo la idea de que todo está empezando ahora, que el pasado no cuenta. La manipulación de la memoria, de la historia. Por otro lado, es una cultura que es simplemente la cultura de los vencedores. No hay vencidos. El neoliberalismo te crea la idea de que hoy el gran vencedor es el rico. El rico que antes tenía vergüenza de ser rico y tenía que ocultar su riqueza, ahora no, la ostenta y los periódicos muestran la riqueza, dónde viven estos señores, y sus mansiones.

Es realmente una idea muy concentracionaria, muy reaccionaria: la idea de que no hay alternativa a esto. Si no hay alternativa esto no es injusto, porque para que esto sea considerado injusto por los jóvenes y para que se cree un poco de rebelión, es necesario pensar que hay alternativa, que podría ser de manera distinta. Pero, por eso, esta política tiene un valor epistémico, porque te dice, “otras alternativas no son válidas, son utopías, son locuras. Deja eso para la poesía, pero no te preocupes, esta es la sociedad en la que tienes que vivir”.

De alguna manera es un individualismo completamente obsesivo porque te dice que tú eres un empresario de ti mismo, que eres emprendedor, y vas a ganar. Y si no ganas la culpa es tuya. Yo no quiero ser emprendedor, ¿por qué lo voy a ser? Sobre todo porque sé que para yo tener éxito, es necesario que alguien fracase. Mi amiga de al lado tiene que fracasar en su proyecto en que estamos para que yo tenga éxito ¿qué tipo de sociabilidad es esta donde no hay cooperación, solidaridad? ¿Por qué tengo que mirarme a mí mismo y en todos los otros veo a mis enemigos?

Boaventura de Sousa durante la entrevista con El Salto en el Ateneo de Madrid.

DAVID FERNÁNDEZ

¿Quiénes forman la retaguardia y por qué podemos depositar nuestra esperanza en esa retaguardia?
Es el concepto que he avanzado y que es un poco polémico porque todo pensamiento crítico, teórico, político, epistemológico, parte siempre de la idea de vanguardias esclarecidas que están delante de su tiempo y que son capaces de ver lo que otros no ven, y, si no ganan, la culpa no es suya, la culpa es de la práctica, de los ciudadanos.

A lo largo del siglo XX eso pasó mucho con todas las políticas y teorías críticas. Si las cosas fracasan —y muchas veces fracasaron las opciones de izquierda o revolucionarias— la culpa no es de la teoría, es de la práctica. La teoría va adelante siempre sin malestar, completamente inmune e impune. Yo pienso que eso terminó.

Al contrario, en este momento, nosotros tenemos que ir por detrás de los que están resistiendo a la dominación global que, de hecho, consiste no solamente en el capitalismo, sino también en el colonialismo y en el patriarcado. O sea, nuestras sociedades no son solamente capitalistas, son también colonialistas y son patriarcales. Es por eso que, a pesar de todas las victorias del movimiento feminista, tú tienes feminicidios: la violencia sigue en prácticamente todos los países. ¿Por qué? Porque esta sociedad necesita realmente que el capitalismo sea complementado con el colonialismo, el racismo, la islamofobia, el neocolonialismo, y obviamente el heteropatriarcado que lleva a cabo esta dominación.

Los que resisten a esta dominación triple tienen que unirse, articularse. Porque la tragedia de nuestro tiempo es que la dominación está unida, es decir, el capitalismo actúa junto con el colonialismo y el patriarcado, y la resistencia está fragmentada. Las mujeres luchan contra el patriarcado pero se olvidan del colonialismo, del racismo o del capitalismo. Los sindicatos, cuando luchan en contra del capitalismo, se olvidan del racismo y se olvidan del patriarcado… Estamos muy fragmentados. Entonces, la teoría de retaguardia es el principio que tenemos que acompañar los intelectuales, y ellos deben ser intelectuales y ser activistas. Tienen que ir ayudando a los que resisten, a quienes van más despacio, a quienes están resistiendo y tienen más dificultades. El subcomandante Marcos de los zapatistas lo ha formulado alguna vez muy bien. Hay que seguir ayudando a los que están a punto de desistir. Porque el neoliberalismo te crea tanto miedo y tanta esa idea de que no hay alternativa que una de dos, o tienes miedo y te paralizas o como no tienes hambre, haces de ti un cínico, y por eso convives con esta sociedad y crees que realmente es así, que no puede ser de otra manera. Por eso hay que ayudar a crear esta semilla de rebelión en la gente. Con otros principios, otros conocimientos, otras ideas, que te ayuden a mirar que otra sociedad es posible. Si esas ideas no son reconocidas no es porque no sean válidas es porque no tienen el poder que el capitalismo y el colonialismo y el patriarcado tienen hoy globalmente para imponerse.

¿Qué te provoca, qué te sugiere, el concepto de la utopía? ¿Tenemos que seguir hablando en esos términos o tenemos que olvidarnos de máximos?
Pienso que hay que retrabajar la idea de utopía, porque también parte del mismo principio modernista de que hay un único conocimiento válido y por tanto una sola sociedad bella, emancipada y liberada. Eso a mi juicio es un error. No hay utopía, hay utopías.

Por otro lado, se ha pensado en términos maximalistas, o sea, en términos de ruptura total en relación a lo que existe y no hemos utilizado otro tipo de concepto que existe, realmente en nuestra sociedad: los que buscan lo que llamamos hoy utopías realistas. Utopías concretas. Son los que, por ejemplo, reorganizan su vida, que crean cooperativas, sus comunas, su manera de vivir… son las zonas liberadas que existen en nuestras sociedades donde la gente busca una alternativa no para el futuro, sino para hoy.

Entonces, hay realmente una mentalidad utópica, pero no podemos pensar que lo que es bueno para mí como unidad tiene que ser universalizado para todos. Porque además, si ves las grandes utopías de Fourier o de Saint Simon, eran copias casi cuantitativas de lo que era la sociedad capitalista de su tiempo. Era el mismo mecanismo de pensamiento. Tienes que tener otro pensamiento que es mucho más plural. Si yo pienso de una manera más plural, si yo pienso ‘con’ y no pienso ‘sobre’, entonces tengo que admitir que lo que es utópico para mí o mejor no lo es para los otros y hay que dialogar y hay que buscar una ecología de utopías si quieres. Si yo hablo por ejemplo con los pueblos indígenas, si les digo que la utopía es el socialismo, responden fácilmente que es otra trampa blanca, porque realmente la izquierda en América Latina, ha sido siempre muy racista.

Entonces, la idea de una sociedad mejor tiene varios nombres, varias maneras de construirse. Lo que es importante, y lo que es utópico en nuestro tiempo, es pensar que esas alternativas existen y que se pueden incluso aplicar hoy a un nivel, a tu escala, que no tiene que ser la escala mundial, eso no va a ser posible, pero puede ser una utopía aquí. La utopía la tienes que construir a partir de tu cotidiano, y de la vida de los que comparten tu convivencia, tu comunidad, tu sociedad.

Fuente de la Entrevista:

https://www.elsaltodiario.com/pensamiento/entrevista-boaventura-sousa-tragedia-nuestro-tiempo-dominacion-unida-resistencia-fragmentada

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Laura Giannecchini: “Seguiremos trabajando para reunir un grupo plural y representativo del movimiento educativo de nuestra región en el seguimiento de la agenda 2030 para el desarrollo sostenible”

La Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE) estuvo presente en el “II Foro de los Países de América Latina y el Caribe sobre el Desarrollo Sostenible”, que se realizó en Santiago, Chile, convocado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Participaron en el encuentro cerca de 300 representantes de sociedad civil de la región, entre ellos Laura Giannecchini, coordinadora de Desarrollo Institucional de CLADE, Marcela Ballara, de la Red de Educación Popular entre Mujeres (REPEM), Patricio Véjar, del Foro por el Derecho a la Educación de Chile, y representantes del Consejo de Educación Popular de América Latina y el Caribe (CEAAL).

En este encuentro, se consensuó la creación de un mecanismo de participación de la sociedad civil en el seguimiento regional de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, en el cual la CLADE se postuló para participar, además de seguir colaborando con la elaboración de directrices para el funcionamiento de este mecanismo.

Para saber más sobre esta instancia de seguimiento y rendición de cuentas sobre el cumplimiento de la Agenda 2030 a nivel regional, conversamos con Laura Giannecchini, coordinadora de Desarrollo Institucional de la CLADE. “La construcción final y aprobación por consenso de un mecanismo formal de participación de la sociedad civil en la implementación de la Agenda 2030 en nuestra región ha sido una conquista histórica, que nos permitirá dialogar de manera mucho más coordinada y sólida con la CEPAL y el Foro de Países, así como interactuar con otros movimientos sociales más allá del educativo de nuestra región”, afirmó.

Lea el diálogo completo a continuación.

¿Qué balance se puede hacer del II Foro de los Países de América Latina y el Caribe sobre el Desarrollo Sostenible? 

El Foro es el mecanismo regional impulsado por la CEPAL para que los Estados Miembros examinen y hagan seguimiento a la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), sus metas, medios de implementación y la Agenda de Acción de Addis Abeba sobre el Financiamiento para el Desarrollo. Ha sido un espacio muy interesante porque especialmente durante la presentación de su nuevo informe anual sobre el progreso y desafíos regionales de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible en América Latina y el Caribe, la CEPAL volvió a poner en agenda temas importantes para nuestra región, como la superación de las desigualdades y de la cultura de los privilegios, la necesidad de discutirse un nuevo modelo de consumo y producción y poner en marcha mecanismos contra la evasión y elusión tributaria y en defensa de una justicia fiscal, discutir una mayor integración comercial y un modelo de cooperación para países de renta media. Por otro lado, considerando que estamos casi a tres años de la aprobación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, debiéramos estar viendo los países presentando claramente acciones y procesos más contundentes sobre cómo alcanzar sus objetivos, metas y medios de implementación. En general, sentimos también que el tema educativo estuvo relativamente poco presente en los discursos de los países y ausente en la declaración intergubernamental que se presentó al final del Foro, la que ha sido elaborada de manera no dialogada con la sociedad civil, sea a nivel nacional o regional.

¿Por qué fue importante que hayas participado en este espacio como representante de la sociedad civil y de CLADE? 

La participación de la sociedad civil en el Foro fue muy activa. Cerca de 300 representantes de sociedad civil estuvieron presentes en el encuentro y en el Foro de la Sociedad Civil, que se realizó el día anterior al inicio oficial del Foro. Trabajamos de manera integrada para ocupar los distintos espacios, reiterando que los países de nuestra región están bajando la línea de los compromisos asumidos en el Consenso de Montevideo y Adis Abeba, denunciando el incremento de las restricciones democráticas en la región, las múltiples formas de violación de derechos económicos, sociales, culturales y ambientales y la falta de participación de la ciudadanía en la toma de decisiones. Durante la reunión, elaboramos y presentamos la Declaración de Sociedad Civil Nos quieren dejar atrás. Y no lo vamos a aceptar, cuyo contenido es bastante progresista, y donde logramos incluir un párrafo sobre educación. La declaración fue leída el día 19 de abril, ante la plenaria con las autoridades de gobierno, y fue sumamente aplaudida.

En el marco del Foro de Países mencionado, se creó formalmente un mecanismo de participación de la sociedad civil en el seguimiento de la Agenda de Desarrollo 2030 en América Latina y el Caribe. ¿Nos podrías comentar al respecto? 

Sí, un punto muy relevante del encuentro fue la construcción final y aprobación por consenso de un mecanismo formal de participación de la sociedad civil en la implementación de la Agenda 2030 en nuestra región.  Ha sido una conquista histórica, que nos permitirá dialogar de manera mucho más coordinada y sólida con la CEPAL y el Foro de Países, así como interactuar con otros movimientos sociales más allá del educativo de nuestra región. Toda y cualquiera organización, movimiento, colectivo, red, plataforma, asociación o sindicato de la región podrá participar en el mecanismo de sociedad civil, que estará articulado en 4 grupos territoriales subregionales, 13 grupos de población y 3 grupos temáticos, entre ellos el de Educación, Academia, Ciencia y Tecnología (sepa más aquí). Las organizaciones podrán integrarse a uno o más grupos. En los próximos meses, se conformará una comisión de trabajo con duración de 6 meses, que será responsable por definir los términos de referencia de cada grupo y el proceso para elegir a sus representantes en una mesa de coordinación del mecanismo.

Luego de la realización del Foro en Chile, ¿cuáles serán los próximos pasos y acciones de incidencia de la sociedad civil latinoamericana y caribeña, y especialmente de CLADE, para que se cumpla la Agenda de Educación 2030 en la región? 

La CLADE manifestó su interés en participar en la comisión de trabajo del mecanismo de sociedad civil para contribuir con la consolidación del grupo de Educación, Academia, Ciencia y Tecnología. En alianza con Consejo de Educación Popular de América Latina y el Caribe (CEAAL) y otras redes hermanas, buscaremos aportar a la construcción de los términos de referencia del grupo y organizaremos el proceso de elección de la coordinación, en permanente articulación con nuestros miembros y otras organizaciones. En tal sentido, nos entusiasma la posibilidad de que el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) se sume al esfuerzo, ya que el grupo de educación trabajará también discusiones sobre academia, ciencia y tecnología, e igualmente buscaremos integrar en el grupo los distintos actores de las comunidades educativas para que tengamos un grupo plural y representativo del movimiento educativo de nuestra región. Igualmente estaremos en articulación permanente con los demás grupos del mecanismo de sociedad civil, no solo para definir las bases de los términos de referencias de todos los grupos, pero también para garantizar un diálogo intersectorial con la CEPAL y con el Foro de Países, que permita contribuir a la implementación de la Agenda 2030 en nuestra región.

Fuente entrevista: http://same2017.campanaderechoeducacion.org/index.php/americacaribe/178-laura-giannecchini-seguiremos-trabajando-para-reunir-un-grupo-plural-y-representativo-del-movimiento-educativo-de-nuestra-region-en-el-seguimiento-de-la-agenda-2030-para-el-desarrollo-sostenible

Foto: Carlos Vera/CEPAL

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