26 Junio 2106/Fuente:Diario de Xalapa/Autor:Itzel Molina
Las evaluaciones son el medio que las autoridades utilizan para culpar a los docentes de los errores que ellas mismas cometen, aseveró el investigador español, Jurjo Torres Santomé.
En el marco del primer congreso nacional «Las Escuelas Normales: Una Mirada Hacia el Futuro de la EducaciónPública», mencionó que las evaluaciones nunca serán el medio para comprobar las habilidades de los educadores, pues éstas se miden de manera cuantitativa y no cualitativa.
«Pasaron muchos años para que se consideraran las acciones cualitativas y de repente a las autoridadeseducativasse les ocurre decir que un número tiene mayor valor que las habilidades, la disposición, disciplina y capacidad que los docentes poseen en la enseñanza», dijo.
Refirió que a las autoridades se les ocurrieron las evaluaciones para culpabilizar a los docentes por su desatención a la educación, debido a que no generan las condiciones necesarias para la enseñanza, restringen los recursos y establecen parámetros para todas las instituciones, siendo que cada una tiene sus propias características.
«A ellas (las autoridades) no lesimportasi los profesores están trabajando en condiciones inhumanas y muy injustas o no consideran las comunidades donde están las instituciones en que laboran y lo que se hace es culpar al profesorado de todos los errores educativos, al mismo tiempo hacerle ver que la iniciativa privada relacionada con escuelas genera buenos resultados», expuso.
Indicó que las autoridades educativas basan las evaluaciones en estándares que ni siquiera ellas saben cómo se pueden cumplir, cuando deberían utilizarlas para corregir y solucionar los problemas que se tienen en algunas escuelas y que están relacionados con necesidades de diversos tipos.
Refirió que en lugar de evaluaciones, lo que se requiere es la creación de políticas públicas enfocadas en la mejora de la educación, en estrategias para la resolución de problemas y aplicación de actualizaciones constantes.
«Lo que se necesita es que se generen políticas que comprendan las situaciones y reconozcan que todos los actores en la educación son necesarios, importantes y tienen capacidades, no se pueden confundir las condiciones en que trabaja cada docente para emitir una calificación a su labor porque se faltaría al principio de la individualidad», expresó.
Mencionó que en los grandes países no existen evaluaciones cuantitativas y programadas, sino que son constantes y cualitativas porque consideran todas las características del docente, los alumnos, la institución, así como la comunidad en que se encuentra antes de emitir un resultado.
«En estos espacios se detectan las necesidades de forma democrática, justa porque se toman en cuenta todas las dimensiones que afectan los resultados, de esta manera deberían ser las evaluaciones, no fijadas en un número que sólo exhibe a los profesores, cuando el problema principal lo tienen las instituciones que desprecian el sector educativo», opinó.
Fuente de la entrevista: http://www.oem.com.mx/diariodexalapa/notas/n4208136.htm
Fuente de la imagen: http://i.oem.com.mx/58237dd3-2244-4299-a271-e3b83ff0b443.jpg
El tiempo pasa volando cuando nos sumergimos en el diálogo acerca de los desafíos de la educación superior a escala mundial. Claudio Rama es un experto y observa el fenómeno desde todos los ángulos.
_Es evidente que hay un cambio de paradigmas en la educación superior, ¿cómo describe este proceso?
Están cambiando muchas cosas en el terremoto universitario. En materia de paradigmas, que son las visiones del proceso de enseñanza-aprendizaje, hay dos grandes rupturas: la neurociencia y la economía de la educación.
Tenemos la visión interdisciplinaria, el pensamiento sistémico, la educación en red, el valor de lo digital y el conectivismo, cambios que nos muestran que las viejas concepciones están obsoletas; hay paradigmas emergentes que demandan aprender desde el escenario de la diversidad y comprender que la movilidad es parte del escenario. Se van transformando las percepciones y la práctica en la universidad.
_¿Cómo relaciona la neurociencia con el aprendizaje universitario?
Hasta ahora no conocíamos la causa por la que se aprende. La educación se basó en los resultados sin comprender las causas. Hoy se ha descubierto cómo aprender idiomas ayuda contra el alzhéimer.
El siglo XXI será el siglo de la mente. Y muchos de los desarrollos teóricos en materia de investigación son los mismos paradigmas de la mente, que son las redes: investigación en redes, aprendizaje de redes. El aprendizaje es la conexión de campos diferenciados de problemas, la mente aprende cuando tiene que resolver un problema y eso va marcando una forma de aprendizaje y concepciones diferentes, que no tienen que ver con una teoría para interpretarse con una práctica.
Algunos de los desarrollos recientes en la neurociencia van transformando el sentido de la universidad y de esta en la sociedad. Hace unos pocos años, la Cepal hizo un estudio que concluía que para salir de la pobreza se necesitaba terminar el bachillerato.
Hoy se sabe que para salir de la pobreza se necesitan los estudios universitarios. El manejo de las complejidades tecnológicas, de las nuevas formas de producción, requiere estudios universitarios.
Dentro de poco, para manejar un vehículo de transporte público también se necesitará el manejo de GPS. La composición del conocimiento en el actual mundo de trabajo refiere que la fuerza bruta ya no es determinante, sino que para aumentar la productividad es con ideas e innovaciones. Hay que crear cosas que van a durar poco, pero que se basan en el conocimiento, en teorías, en estudios.
Están cambiando las visiones sobre cómo se aprende en una sociedad que ahora emplea el conocimiento de manera distinta: el mundo actual es la producción, la distribución, el intercambio y el uso de conocimientos y, además, todo eso de manera digital. Estamos en el modelo tecnológico y la universidad debe entrar al paradigma de lo virtual.
_Pero el paradigma digital, si bien es importante, no es la única transformación, ¿verdad?
No, pero lo digital nos permite comprender los impactos que tiene. Por ejemplo, uno de los espacios donde ha avanzado la neurociencia es en medir la retención. Cuánto es lo que la gente puede retener.
Ya sabemos la retención de lo visual y de lo auditivo es más importante que la retención de la lectura, ya hemos visto que las personas aprenden unas por comparación, otras por experimentación, otras por el sonido, aprendemos de manera distinta.
Pero está claro que los sistemas que incorporan los componentes digitales permiten la interacción. No es igual un modelo de casos que la simulación de casos; no es lo mismo leer un texto lineal que leer un hipertexto, lo digital nos muestra que las capacidades de aprendizaje y de retención son mayores.
El mundo ha mejorado por las tecnologías y las tecnologías no habían entrado a la universidad. Hoy no debe haber un espacio universitario que no tenga atrás la posibilidad de un espacio virtual: una plataforma donde queden registradas las notas, los trabajos que los alumnos entreguen, donde se pueda verificar el plagio. Eso va armando modelos de evaluación que cada vez son más complejos.
En cualquier profesión lo que hacemos es diagnóstico y respuesta: un médico, un ingeniero, etc. Hoy se necesita manejo de datos en cualquier profesión y eso es a través de la digitalización.
_Uno se va dando cuenta de que el conocimiento no es eterno. Lo que aprendí hace cinco años ya está obsoleto ahora. ¿Qué implica eso para la universidad y para el profesional?
En este momento se está incorporando el licenciamiento en la recertificación de competencias, que es un gran desafío, porque el conocimiento no dura para toda la vida; más allá de los deterioros de la edad, aparecen nuevas ideas y teorías.
El mundo ya exige que se diferencie el título académico del examen ante un colegio profesional, que implique una habilitación y, después, a los cinco años, hay que recertificar.
Hay un mundo de innovación de conocimientos que demanda recertificación y ese es un rol de los colegios profesionales. El título académico no puede durar toda la vida. Si una persona no ejerce, no se prepara es imposible que pueda ejercer una profesión de cualquier materia, sin riesgo de error.
Es un mundo nuevo que va marcando la actualización. El conocimiento básico está en la graduación universitaria y cada vez son más las profesiones que requieren de especialización.
_¿Cuán importante es la certificación de las universidades para que los profesionales que gradúan puedan ser competitivos a escala nacional e internacional?
Eso es una necesidad absoluta. Los países necesitan tener un sistema de licenciamiento para los programas y las instituciones de educación superior, de manera que sean aprobados en función de ciertos requisitos. Los países deben tener un sistema de evaluación y acreditación que incentive la calidad, que la premie.
Los profesionales necesitan tener un sistema de licencia para demostrar que tienen las condiciones para el ejercicio profesional ante sus colegios profesionales.
Se acabó el mundo que no evalúa. La modernidad es medir. A partir de que se mide, se hacen políticas, se mejora y todos tenemos un escenario en el que la vida de la sociedad requiere saber dónde estamos para saber a dónde queremos ir. Se precisa el cumplimiento de un mínimo de requisitos y, al mismo tiempo, un sistema de incentivos para tener lo mejor.
Estamos pasando de un sistema donde lo que importa es estudiar, a un sistema donde lo que importa es tener las competencias. No es ir a la silla y sentarse sino tener las mejores capacidades. Pero si se estudia en un sistema con paradigmas que ya no tienen vigencia, hay que cerrar esa universidad.
No se puede admitir una mala educación durante cinco años, porque eso implica perder la vida. El problema es que muchas veces se ha hecho politiquería que es que supuestamente estudias, pero en realidad no adquieres la capacidad para entrar en un mundo competitivo.
Con valiosas excepciones, en Bolivia hay dos extremos, una universidad estatal que se ampara en la autonomía y no es la fuente de conocimiento que se podría esperar y algunas universidades privadas que ven el negocio, pero que no generan profesionales competitivos.
Tenemos un modelo dual que es negativo: la evaluación es diferente para las universidades públicas y para las privadas. Hoy necesitamos un modelo sistémico: no puede haber profesionales que en una universidad se gradúan de una manera y en otra de otra manera.
Debe haber evaluación externa para que las autoridades académicas no sean juez y parte, de manera que participen otras instituciones con instrumentos probados para hacer ese trabajo. En América Latina funcionó un modelo que permitió que tengamos muchos profesionales, pero ahora hay que pasar de la enorme cobertura a la calidad. Se necesita un sistema que aumente la calidad, que incentive lo meritocrático.
También hay que controlar el fin del lucro. La persecución del lucro puede ir de la mano de la calidad, pero es probable que buscar únicamente ese fin, prostituya el objetivo principal. Todos deben tener los mismos estándares de medición de la calidad.
_¿El estado debe medir la calidad?
La participación en la regulación debe ser de todos los actores. El Estado no es el único garante de la política pública, la sociedad, los colegios profesionales, los ámbitos regionales.
En Brasil la medición se hace desde Brasilia, pero eso es un error porque no es lo mismo el estado de San Pablo que el estado de Pará, se necesita la visión de lo regional. La evaluación debe ser sistémica y deben participar muchos actores, porque cuando solo mide un actor, puede caerse en la arbitrariedad y el desconocimiento.
_¿Eso pasa por la voluntad de las mismas universidades?
Pasa por todos. En Bolivia, la información estadística es mala. Qué certeza puede tener un padre que manda a su hijo a la universidad si no tiene los resultados a su alcance. Se necesita información y el Estado debe contribuir, ya que la educación tiene fines de interés público, sean privadas o estatales.
En ese sentido, hoy no se puede tener maestros sin título universitario y sin maestría. La educación superior no es lo que era. El mundo ahora es distinto y demanda complejidad tecnológica en todas las profesiones, ya que todas las estructuras productivas de un país, demandan profesionales con posgrado. Si no es así, el país tendrá que importar las tecnologías.
No obstante, se puede observar que hay brechas entre la educación que se imparte en los diferentes países.
En muchos países, la prioridad la tienen puesta en la educación primaria y muchas veces ni siquiera está en la educación. Hoy la observación del Estado no puede estar solo en la cobertura, porque cobertura sin calidad es inequidad. La educación no debe ser escenario del manejo de la política y hay que aumentar la profesionalización de los docentes, de los académicos.
Eso implica establecer prioridades. El presupuesto público aún es bajo, faltan políticas y falta la apertura. América Latina sigue careciendo de un sistema regional de educación, por eso se necesita una apertura a la diversidad.
Un solo modelo, un solo tipo de estudiante o de institución es malo y la gran reforma pasa por reconocer que hay diversidad de entidades de formación académica: escuelas politécnicas, tecnológicas, multiculturales, a distancia, etc. El rol de los gobiernos es impulsar la diversidad.
_¿Qué es diversidad: movilidad de los estudiantes o adopción de prácticas exitosas de otros países en el nuestro?
En un mundo global hay que ver el mundo, no para copiar, sino para ver. No somos lo que somos sino viendo el mundo. Ahora más que nunca, la innovación se produce en todas partes, la diversidad se da en todo sentido: visiones, modelos, etc. y eso implica una reforma.
El escenario actual requiere contribuir a las libertades de las personas: a que no haya currículums cerrados, a tomar créditos en otros países, a cambiar de universidades, es decir a un sistema que reconozca las diversidades en todo sentido, pero que también haga exámenes de licenciamiento y que se evalúen los programas. La peor esclavitud es la ausencia de información para tomar decisiones. Por eso, el sector público debe contribuir a informar.
_¿Cómo combinar la ampliación de la cobertura con la calidad?
La universidad es selectiva por el esfuerzo. Las capacidades se construyen con el esfuerzo, la voluntad y el trabajo.
_¿Qué opina de la educación virtual?
Es imprescindible. Hay que incorporar las tecnologías. Es la base, un enorme camino al futuro. Se necesita que la formación de profesionales en aulas virtuales tenga la misma calidad que la formación presencial. Es una educación más basada en el autoaprendizaje.
_¿Cómo ve la educación superior en 10 años?
Hay una enorme tensión entre el desafío de modernizarse y la resistencia. Los factores impulsores son la tecnología, la demanda de los mercados y el mundo global, y son mayores cada vez. La universidad latinoamericana está en plena reforma.
Ustedes (Bolivia) necesitan una reforma, no hay un sistema de evaluación-acreditación, la política pública solo ha estado en las universidades multiculturales. Hay que abrirse a lo que está pasando. Cuando pasen las vacas gordas, lo único que quedará es el conocimiento
Fuente de la entrevista:http://www.eldeber.com.bo/especiales/claudio-rama-vitale-hay-terremoto.html
Fuente de la imagen: http://www.ucbscz.edu.bo/public/Imagenes/Noticias/entrevista%20claudio%20rama.jpg
Edgardo Álvarez : Sociólogo, Planificador Social y Educador Popular. Desde 1996 es Investigador del Programa Interdisciplinario de Investigaciones en Educación (PIIE). Miembro del Comité Ejecutivo del Consejo de Educación Popular de América Latina y El Caribe (CEAAL). Cuenta con diversas publicaciones sobre educación y desarrollo, escuela y comunidad, educación popular, educación de jóvenes y adultos, violencias urbanas y derecho a la educación, convivencia y ciudadanías.
La diversidad de las culturas juveniles y la generalmente homogeneizadora cultura escolar parecen dos mundos opuestos. Sin embargo, una escuela que aspira a formar ciudadanos activos y comprometidos necesita reconocer las propias formas de organización y participación de los jóvenes, a través de las cuales construyen una mirada crítica hacia la sociedad y articulan sus propuestas y demandas. Sobre la amplitud de estos desafíos en el marco de la nueva política de formación ciudadana, conversamos con Edgardo Álvarez, educador popular e investigador.
A partir de su larga experiencia de trabajo con organizaciones juveniles comunitarias, ¿qué opina de este diagnóstico que se repite acerca de una baja participación juvenil frente a lo político?
No lo comparto, creo que es un diagnóstico construido en oficina, que se hace sobre una estigmatización del mundo juvenil, es un diagnóstico que tiende a homogeneizar y no ver la diversidad que tienen las culturas juveniles. Una mirada muy “ochentera”, digo yo, porque en la década de los ochenta, en dictadura, si hay algo que se hizo, fue homogeneizar el mundo juvenil, cuando ese mundo es todo lo contrario. Esto genera una fuerte tensión en la escuela; mientras la cultura juvenil es diversidad, la cultura escolar es precisamente homogeneidad.
Lo que hacen los jóvenes en su territorio, en su espacio, son construcciones de ciudadanía autónoma, autogestionada, que tienen que ver con una noción de la ciudadanía que va más allá de un enfoque cognitivo sobre ciertos contenidos jurídicos, es decir, no estamos hablando de educación cívica, estamos hablando de una noción de ciudadanía mucho mayor. En las comunidades ves colectivos de jóvenes absolutamente movilizados, articulados, pero por fuera de este sistema político del cual desconfían y que está completamente desacreditado para ellos. No olvidemos que nosotros tenemos como país una deuda histórica con los jóvenes, porque hemos construido una noción de participación social bastante ficticia, bastante simbólica. No hemos construido políticas públicas desde las prácticas, experiencias y acumulados que tienen los jóvenes, sino que se les invita a participar con restricciones, con programas y proyectos que no promueven, sino que contienen, o se les invita cuando ya está todo decidido previamente.
Los jóvenes tienen nociones de construcción de democracia y de ciudadanía que se desprenden de una epistemología mucho más crítica; ellos tienen una visión, Chile les interesa (ese es precisamente el título de nuestro proyecto1, que tiene que ver con reivindicar la mirada política que tienen los jóvenes del país), es decir, ellos tienen narrativas, tienen imaginarios sobre el Chile que les gustaría construir y vivir. Y esa mirada, claro que es contrahegemónica y por lo tanto aparece en una marginalidad, no solamente territorial, sino también marginal desde el plano de las ideas. En definitiva, la exclusión no solo es territorial y socioeconómica, también es política.
Al respecto, quizás sería atingente hacer la distinción entre “la política” y “lo político”. Para estas culturas juveniles de organización comunitaria, ¿qué es lo político?
Para ellos lo político es entendido como acción colectiva destinada a la construcción de una capacidad local, esa es la acción política que realizan en sus territorios y por eso yo la asimilo mucho a esta idea de la dimensión política que tienen los movimientos sociales y las ciudadanías activas, que no es la que tiene el sistema político de representación tradicional, a través de los partidos, por ejemplo. Ellos tienen militancia activa en colectivos y movimientos sociales, en los cuales lo político tiene que ver con una acción concreta que tiene objetivos colectivos y que está orientada a la construcción de una capacidad local.
Para los jóvenes lo político es entendido como acción colectiva destinada a la construcción de una capacidad local, esa es la acción política que realizan en sus territorios.
¿A qué se refiere con capacidad local?
La capacidad local son aquellas habilidades, conocimientos, destrezas, competencias, que tienen las comunidades en el plano político, administrativo, territorial, para gestionar y efectivamente mejorar sus condiciones de vida; y esa capacidad local que se va construyendo es la que te permite entrar en diálogo con otros actores, sociales y políticos, con los cuales hay que interactuar. Entonces, cuando los jóvenes se entienden con el municipio, por ejemplo, se entienden desde una dimensión territorial y autónoma muy potente; al contrario, ¿cuál es la oferta de los municipios para los jóvenes? Los típicos talleres, una oferta muy limitada y vinculada al uso del tiempo libre, pero que no recoge efectivamente un sentido político de lo que es la participación social real que tienen los jóvenes en sus comunidades y en sus territorios.
Estamos en un escenario en que debemos replantearnos la relación entre lo social y lo político, eso es un elemento sustantivo para poder incluso pensar el diseño de políticas públicas, porque si no, seguimos teniendo un actor invisibilizado como han sido los jóvenes, que en términos de política pública tienen un bajo estatus. El tema juventud, desde la política pública, es una de las mejores expresiones de intersectorialidad, pues permite realizar política pública hacia los jóvenes desde un arco de organismos que van desde el Ministerio de Educación hasta el del Trabajo. Sin embargo, por ejemplo, el Instituto Nacional de la Juventud es muy débil, hay que ser honestos, no es una instancia institucional que pueda articular mesas ministeriales para poder accionar desde la intersectorialidad y la especificidad del mundo de los jóvenes.
Entonces, no solo desde el Estado, también desde la sociedad civil, desde el mundo de la investigación y de las organizaciones no gubernamentales, es un desafío replantearse los modelos de articulación con los movimientos sociales, con la comunidad y con las ciudadanías activas, es un desafío entrar en este mundo porque la desconfianza y la falta de credibilidad es hacia la institucionalidad en general, los jóvenes no solamente desconfían del Gobierno.
Para estas formas de organización juvenil, ¿qué sería la ciudadanía?
Cuando empiezas a explorar en las comunidades te encuentras con un sinnúmero de esfuerzos y de experiencias que despliegan ciudadanías de manera muy potente. Yo diría que los ejes de esa construcción de ciudadanía entre las organizaciones comunitarias juveniles tienen que ver con autonomía, identidad, gestión territorial, proyecto de vida y lazos afectivos. Esas cinco ideas centrales sostienen las experiencias que hemos sistematizado.
Los ejes de esa construcción de ciudadanía entre las organizaciones comunitarias juveniles tienen que ver con autonomía, identidad, gestión territorial, proyecto de vida y lazos afectivos.
Entonces, cuando hablo de ciudadanía, estoy hablando de la capacidad que tienen los jóvenes de apropiarse de su realidad, de apropiarse de su entorno y transformarlo. Tú no puedes incidir en la política pública si no lo haces en tu territorio, los profesores no pueden incidir solamente en la política pública educativa si no son capaces de transformar los proyectos educativos en su escuela, y es lo mismo que sucede con los jóvenes, ellos/as inciden políticamente transformando los contextos en los cuales se desenvuelven. Es una política que se hace desde lo cotidiano, de manera colectiva.
¿Qué tipo de prácticas de construcción ciudadana desde la juventud ha investigado usted?
Actualmente, estamos sistematizando cinco experiencias de trabajo juvenil colectivo en sectores populares con un fuerte componente de autonomía y de historia barrial. En Peñalolén, principalmente en Lo Hermida, tomamos tres experiencias de jóvenes: las “Kolor Crew”, un grupo de chicas que bailan caporal (bailes nortinos) y preparan carnavales, murgas y batucadas, pero fundamentalmente bailan, y su apuesta es recoger el mundo cultural de los carnavales. Ahí mismo en Lo Hermida, una segunda experiencia que estamos acompañando son “Los maestros del subsuelo”, bailarines de break dance, de baile callejero. Y la tercera es un colectivo de cultura hip-hop con una fuerte apuesta artística y política a la vez. Ahí hay un claro ejemplo de que ellos tienen posiciones políticas, porque cuando escuchas sus letras hablan de lo cotidiano, del país, de la sociedad chilena, con una mirada no solo crítica, sino también bastante propositiva.
Además, en La Pintana, nos encontramos sistematizando dos experiencias, una del sector nororiente, Santo Tomás, donde estamos acompañando –en esta idea de buscar ciertas diversidades de experiencias juveniles– al “Grupo Yaganes”, un colectivo de jóvenes que juegan básquetbol con una mirada muy interesante de lo que significa el espacio público para el desarrollo comunitario. La última experiencia es en El Castillo, La Pintana, un sector histórico hacia el suroriente de la comuna, y se trata de un colectivo de rap que se llaman LSD, con una propuesta cultural y social que expresan en sus composiciones musicales.
Lo interesante de las cinco experiencias, es que tienen una posición política, que se expresa en su mirada sobre cómo gestionar los espacios públicos y cómo ellos entienden su posicionamiento en el espacio público desde el punto de vista de la construcción de esta ciudadanía.
Ahora, considerando estos aspectos que caracterizan las prácticas de lo político en las organizaciones comunitarias juveniles, ¿cómo se relacionan con la cultura escolar o cómo la interpelan?
Yo creo que el problema es que no hay relación, es decir, lo que ha hecho la escuela durante los últimos años es hacer educación a espaldas de la comunidad, y hoy día estamos pagando ese costo. Por un lado, está la fuerte tendencia de entender la calidad de la educación desde una perspectiva solamente cognitiva y no de esta otra dimensión más formativa, priorizando la instrucción por sobre la formación. Por otro lado, se percibe la ausencia de la dimensión comunitaria en los proyectos educativos de nuestras escuelas, que cuando están, aparecen solamente de una manera declarativa, es decir, no hemos logrado que los proyectos educativos en nuestras escuelas desarrollen el componente comunitario desde una gestión escolar integral. Y por último, hemos ido construyendo una cultura escolar que es la negación de la diversidad. La cultura del mundo juvenil que se sostiene en la diversidad irrumpe al interior de la escuela y se enfrenta con la cultura escolar, y es por ello que nuestros profesores se ven desafiados por una realidad que los desborda, y no hemos sido capaces de entender que los procesos formativos también tienen un fuerte componente de convivencia democrática.
De allí la importancia de la escuela, la defensa de la educación pública y el derecho a la educación tiene que ver con que efectivamente recuperemos el espacio de la escuela como la construcción de lo público, desde la diversidad.
A partir del segundo semestre de 2016 las escuelas deben implementar planes de formación ciudadana, ¿cómo debiera preparase la escuela para este desafío?
La defensa de la educación pública y el derecho a la educación tiene que ver con que efectivamente recuperemos el espacio de la escuela como la construcción de lo público, desde la diversidad.
Me parece que es un proceso en que hay que acompañar a la escuela, no quedarse solamente con estas nuevas orientaciones que entrega el Ministerio de Educación. A la escuela van llegando siempre programas a implementar, pero todavía no se termina de ejecutar uno cuando ya está llegando otro, no cerramos procesos. Mi temor y mi preocupación es que esta sea una anécdota más, y la escuela está llena de anécdotas, está demandada permanentemente.
Creo que hay que hacer apuestas muy concretas y acompañadas. Preguntarse: ¿qué significa hacer formación ciudadana desde el currículum?, ¿qué significa hacer formación de formadores para preparar estos temas?, ¿qué significa la convivencia democrática y la educación para la paz en la escuela? Y eso asumirlo como un desafío didáctico, un desafío estratégico.
Y lo último que yo señalo con mucha fuerza, es que la formación ciudadana no se enseña, la ciudadanía es una experiencia de vida, por lo cual sería adecuado pensar cómo generamos las condiciones en la escuela para que, a través de lo que desarrollan, y sin pedirles más cosas, puedan generar condiciones para que nuestros estudiantes vivan experiencias ciudadanas al interior de la escuela. Se trata de cómo la escuela genera condiciones y se adecúa, para que esa ciudadanía se viva.
Desde la micro política de la escuela –que es el proyecto educativo institucional (PEI)–, hay que hacer de la formación ciudadana un elemento sustantivo, es decir, si no está en la propuesta educativa de la escuela, va a estar rondando entre una actividad marginal o se ubicará en lo extraprogramático. Hay que vivir la ciudadanía desde el quehacer de la escuela, no hay que hacer ningún proceso de instalación formal, pues la ciudadanía se vive desde lo cotidiano; y aquí es necesario visibilizar en los estudiantes no solamente la dimensión de alumno, sino también la de ciudadano, de manera que efectivamente, bajo un enfoque de derechos, nuestros estudiantes se transformen en sujetos críticos.
Las condiciones están. Por ejemplo, existen los planes de mejoramiento, la dimensión de convivencia; puedes desarrollar y visibilizar los gobiernos escolares, los centros de alumnos. Es decir, adaptar lo que existe en una sintonía que dé cuenta de la cotidianidad de la escuela, no se trata de incluir más cosas al currículum, ni de tener más actividades extraprogramáticas, porque la escuela ya no aguanta más, está colapsada. La apuesta tiene que ser una concepción nueva de escuela pública donde se entienda que la calidad educativa también tiene que ver con estas vivencias. Hay calidad educativa cuando hay convivencia democrática en la escuela, cuando hay educación para la paz, cuando hay inclusión, y eso también es ciudadanía.
Un proyecto que realmente se proponga formar ciudadanos en la escuela tiene que generar una transformación en las relaciones entre todos los actores. ¿Cómo generar un proceso que involucre a la comunidad completa?
Yo creo que en esto hay que ser bastante subversivo y atreverse, en el sentido de romper con un esquema de gestión escolar poco participativa y centralizada, y apostar por que la articulación entre los actores que conviven al interior de la escuela tenga que ver con un proyecto educativo colectivo y no de unos pocos; es un cambio cultural que requiere transformación de las prácticas y de los quehaceres instalados históricamente en la escuela.
Por ejemplo, necesitamos equipos directivos que realmente efectúen liderazgo pedagógico −que concentren su gestión en el involucramiento y participación colectiva− y no “patrones de fundo” que todavía gestionan la escuela de manera autoritaria e individualista. También sugeriría darles más importancia a los asistentes de la educación, que generalmente son olvidados en todas las dinámicas y planificaciones, a pesar de que son actores educativos clave, pues manejan una cantidad de información increíble, son los que más cerca están de los estudiantes, un porcentaje importante de ellos vive en el barrio, y por lo tanto conocen el territorio. Además, hay que sacar provecho de la misma capacidad que tienen los estudiantes, muchos son líderes comunitarios que desarrollan actividades muy importantes y potentes, y que la escuela no considera, pues mira muy poco hacia la comunidad. Este joven cuando entra a la escuela es un alumno, pero cuando sale de la escuela es un líder comunitario.
Yo creo que el desafío supone una escuela que recupere su rol de espacio donde se forma lo público, y desde ese punto de vista transitar desde la integración a la inclusión, construir colectivamente un espacio educativo a la luz de esta diversidad. ¿Cómo ser innovador en estos contenidos, en estos campos? Abrir la escuela a la comunidad, articularse, trabajar en redes con otras organizaciones, no todo es soporte y resolución al interior de la propia escuela, porque son escenarios en los cuales aún no se han desarrollado ni acumulado competencias. La escuela puede articularse con otros actores en sus territorios para mejorar su propuesta educativa.
Por otro lado, el profesor está inserto en una institución que legitima relaciones de poder y subordinación como su forma normal de funcionar, y sin embargo se le está pidiendo que sea un agente formador de ciudadanos en ese mismo contexto. ¿Cómo hacer esa transformación cuando están estas condiciones?
Yo comparto que las condiciones y la estructura no es facilitadora de procesos de formación ciudadana y menos del protagonismo del profesor en este tránsito que estamos conversando. Siempre he pensado que lo primero es recuperar la idea del profesor como un formador, quebrar con esta lógica de profesor relator (el sistema efectivamente te invita a hacer solamente relatoría, porque además tienes que estar en una escuela y después irte a otra, y a otra), pues un profesor que está en esas condiciones no va a tener nunca adhesión, pertenencia o involucramiento con un proyecto educativo. Ahí hay un elemento que debiera variar a partir de la Carrera Docente y otras políticas que se están haciendo actualmente en el marco de la reforma educacional que estamos viviendo.
Lo segundo es comprender que el profesor es un investigador, es decir, debe tener capacidad de “sorpresa epistemológica”; un profesor que está abierto a sorprenderse epistemológicamente, que investiga desde su práctica, que sistematiza su experiencia, es un profesor que produce conocimiento desde su quehacer. Ese es un elemento fundamental para la transformación, pero esto tampoco es facilitado por el sistema.
Un tercer elemento es que, finalmente, a pesar de todas las dificultades que existen estructuralmente, yo siempre les digo a los profesores que hay un nivel de libertad al que accedes cuando cierras la puerta en tu sala de clases, ahí eres tú y el colectivo de muchachos, ahí no hay nadie que te diga nada; es cierto que tienes ciertos parámetros con los cuales te tienes que mover, planificaciones que respetar, pero ahí estás tú y puedes ejercer un nivel de libertad que supone también tener una concepción del poder democrático, lo que a su vez supone asumir la construcción colectiva sobre un objetivo común. Yo invito siempre a los profesores a ser subversivos en ese sentido, a que rompan, a que busquen los espacios de libertad que, por muy mínimos que sean, todavía existen.
Por otro lado, hay que mirar cómo los profesores gestionan el poder al interior del aula, es un elemento sustantivo para entender su percepción de calidad. Es decir, los estudiantes, más allá de sus condiciones sociales o económicas específicas, son sujetos de derecho, y tú como docente debes partir de esa base; respetar sus conocimientos acumulados, las historias personales, sus prácticas y experiencias son también puntos de entrada para desarrollar currículum.
¿Nos puede describir alguna experiencia concreta al interior de la escuela de formación ciudadana transformadora e innovadora en que ustedes hayan trabajado?
Claro, hemos ido desarrollando algunas experiencias piloto preparándonos para este escenario 2016 de formación ciudadana, de una manera bastante flexible y poco formal. Por ejemplo, experiencias de participación ciudadana vinculada al deporte con la realización de un campeonato de “babyfutbol sin reglas”, donde no solamente se gana por los goles, sino que también por el nivel de convivencia en el respeto, pues no hay árbitros. Se pone énfasis en la construcción de valores colectivos, de un quehacer que se sostiene en el respeto y reconocimiento del otro.
Otra experiencia se ha dado en el marco de la educación para la paz que desarrollamos con una red de escuelas latinoamericanas, a propósito de un proyecto que realizamos hace un par de años con Unesco. Registramos acá en Chile un par de experiencias de cómo se podía desarrollar la paz desde el currículum, más específicamente desde las artes escénicas y artísticas como didáctica para la formación ciudadana, es decir, la convivencia democrática, el respeto por los derechos humanos y comprometidos con la paz.
Fuente de la entrevista: http://www.revistadocencia.cl/es-necesario-visibilizar-en-los-estudiantes-no-solamente-la-dimension-de-alumnos-sino-tambien-la-de-ciudadanos/
Fuente de la imagen: http://www.revistadocencia.cl/new/wp-content/uploads/2016/05/04-58.jpg
26 Junio 2016/Fuente: El Pais/Autora: Gabriela Cañas
La política socialista asegura que la izquierda “es la que salvará” el modelo social francés
Miembro del Partido Socialista y del Gobierno de François Hollande desde el primer día, Najat Vallaud-Belkacem apoya sin fisuras al presidente de la República. Frente a la crisis generada porla reforma laboral, la ministra de Educación le ha arropado activamente con el movimiento Aúpa la izquierda (Hé oh la gauche!).
Pregunta.La juventud está en la calle aparentemente desilusionada e inquieta por su futuro.
Respuesta.Sí, los jóvenes están inquietos. El primer partido de Francia de los que tienen entre 18 y 25 años es la abstención y el segundo, el Frente Nacional. La juventud se ha sentido sacrificada durante años, pero desde 2012 se ha hecho mucho. La prioridad es formar a la juventud para evitar que se descuelgue, pero los resultados de la educación son a largo plazo.
P.El miedo es más amplio e incluye la reforma laboral.
R.Hay miedo porque la reforma laboral se ha presentado por algunos como algo atentatorio contra los derechos laborales. Pero es una lectura muy sesgada. Esta reforma propone una cuenta personal de actividad para cada asalariado. El miedo fundamental es que se faciliten los despidos, pero limitarse a ello es reducir el tema y ocultar la desigualdad de los que ya están en el mercado laboral y los que tienen dificultad en acceder a él. Esta reforma va a permitir que el mercado laboral sea más fluido.
P.Pero, además, los jóvenes muestran interés por otros movimientos,como el de Noche en pie (Nuit debout).
R.Ese deseo de otra política recorre toda Europa. Cuando comenzó el movimiento de los indignados, en Francia estábamos sorprendidos de que no hubiera una corriente similar. Siempre hay algo positivo en este tipo de movimientos en el que se exige más democracia participativa o se exponen en la plaza pública temas que desaparecen del debate público.
P.Pero la violencia ha aumentado en la calle.
R.Ahora, la impresión es que todo lo que era positivo está desapareciendo poco a poco y lo que queda son los alborotadores. Los organizadores tienen una parte de responsabilidad en todo ello. En este clima de terrorismo y tensión en Francia hay que saber afrontar las responsabilidades.
P.Lo que les une es la oposición al Gobierno y a ustedes se les señala como traidores.
R.En Francia, la izquierda en el poder ha sido acusada sistemáticamente por su extrema izquierda de traicionar sus ideales.
P.El primer ministro Manuel Valls dice que la izquierda puede morir. ¿Lo cree usted?
R.No. Tengo mucha fe en la izquierda. Es la que salvará nuestro modelo social. Es en la izquierda donde se encontrarán todos los recursos para afrontar todos los desafíos que nos aguardan.
Fuente de la entrevista: http://internacional.elpais.com/internacional/2016/05/26/actualidad/1464278816_731277.html
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Cuando utilizamos un iPhone o móvil en particular, simplemente nos remitimos al uso, a la aplicación que descubrimos, al GPS o al juego interactivo que descargamos, mas no ubicamos el trasfondo social y ‘cultural’ que este genera en nosotros y sobre aquellos con quienes estamos conectados; ni tampoco aprovechamos su potencialidad con fines educativos. Para conocer una respuesta más cercana a lo planteado: ‘cultural digital en la educación’, conversamos conCristóbal Suárez Guerrero, profesor de la Universidad de Valencia e investigador en tecnología educativa, en cultura en red y digital. Para Cristóbal la realidad de Latinoamérica, en cuanto a tecnologías aplicadas a la educación, se remite a una sola palabra: ‘uso’. ¿Es negativo esto a la larga? Sí.
-Sabemos que tus trabajos de investigación sobre educación van por la línea de la pedagogía virtual, la cultura digital, entre otros. Pregunta. ¿Cómo entender el desarrollo sociocultural de Latinoamérica en estos últimos años en cuanto a TICs aplicadas en la educación?
Creo que la región tiene dos miradas en cuanto a las tecnologías. La primera se centra en el hecho mismo del ‘artefacto’, en la tecnología; y lo segundo, en el residuo cognitivo, en las consecuencias. Latinoamérica, a nivel de trabajos, es muy dispersa como la realidad misma. Y existen algunas universidades e instituciones que están dando prioridad no tanto al desarrollo de Internet, sino al desarrollo de los conceptos sobre Internet. Entonces, la captura de lo social y cultural de Internet es un valor añadido a la percepción educativa que se puede tener sobre los usos de la tecnología. Y esta dimensión es ‘fundamental’, pues nos hace ver que no es el aparato necesariamente la causa y el móvil de los cambios que se le pueda adjudicar a la tecnología en educación, sino a las consecuencias de representación y acción que uno puede desarrollar. Es decir, se trata de pensar como la tecnología y lo que hacemos es centrarnos, sobre todo los sistemas educativos latinoamericanos, en el uso propiamente de la tecnología, más que en la representación educativa con tecnología.
Y de acuerdo a esto último que mencionas. ¿Qué consecuencias puede tener el hecho de solo ver, en esta parte del continente, a la tecnología como un uso pero no tanto observando el trasfondo social?
Toda acción tecnológica tiene una consecuencia social. Ninguna acción, ningún impacto tecnológico puede estar al margen de sus consecuencias sociales, culturales, políticas o económicas. Todas las tecnologías, en realidad, se validan a nivel social y cultural y dejan consecuencias sociales y culturales entre nosotros. En otras palabras, lo que puede ocurrir en Latinoamérica a nivel tecnológico está mucho en la mano de las personas quienes piensen esas tecnologías y traten de resolver situaciones concretas con su aplicación. Estamos muy atentos más a las soluciones tecnológicas en educación y no estamos muy atentos a las soluciones educativas con tecnología. Si nosotros distinguimos que lo tecnológico implica conocimientos, actitudes, valores y una serie de prácticas y hábitos y costumbres, entenderemos que usar la tecnología en educación no es solo tener un iPad sino una forma de representar la acción educativa, los agentes educativos, los entornos educativos; repensar las finalidades educacionales, entre otros.
-¿Qué tipo de competencias y de habilidades digitales presentes en los estudiantes en la actualidad, consideras, se debe tomar en cuenta en la escuela para poder llevar a cabo proyectos TIC con utilidad?
Más que hablar de proyectos TIC, se debe revisar el tema de las competencias. Por ejemplo, el concepto de competencia no solo te permite ser hábil para desarrollar un contenido con tecnología. Considero que el tema de competencias digitales tiene que ver mucho más allá de las habilidades para informarse, para comunicar, para estar seguro en Internet y para resolver problemas o plantear estrategias. Creo que hay una competencia que deberíamos desarrollar en paralelo o antes que es la ‘competencia crítica’. Es decir, la capacidad crítica que debemos tener en una lectura sobre los medios, sobre el poder, sobre los contenidos, sobre lo ‘abierto’. Si tenemos esa mirada podemos ser mucho más productivos, porque ya no estaríamos buscando denodadamente usar la tecnología, sino que ya nuestras finalidades serían otras. Podemos hacer algo con tecnología o sin tecnología, pero ese algo será una sustancia que se convertirá en una meta tecnológica de uso. La finalidad de la educación no es usar Internet. La finalidad de la educación es el desarrollo de las potencialidades del ser humano.
¿Esta parte de ‘la crítica’ tendría que ver mucho con la idea de aquello que se trata de brindar en la actualidad con mayor fuerza en algunas instituciones, como la resolución de problemas?
Claro. Siempre digo: cuando tienes una lavadora en casa tienes un artefacto. Tú posees la tecnología si y solo si sabes cómo usarla. ¿Cómo? Identificas su finalidad, los procesos, los elementos. Es decir, si no la usas para resolver una situación concreta tienes un artefacto, mas no una tecnología. Una tecnología no es solo un artefacto, es modos de actuar, de pensar y que transforman tu vida cotidiana.
-¿Qué debe conocer hoy un maestro que aplica TICs en el aula sobre la pedagogía en Internet?
Debería conocer bien su aula y entender qué puede resolver Internet en su aula. La finalidad no es incorporar la Internet a toda costa, sino sencillamente ser un profesor capaz de evaluar las necesidades educativas de sus alumnos, y si en parte dentro de esas necesidades cabe la Internet, entonces sería buena realizarla. ¿Para esto qué debe hacer? Debe replantear su pedagogía o por lo menos su didáctica. Considero que el profesor podría replantearse en sus características desde que se funda su conocimiento. Entonces, la tarea para el docente es cómo construir una teoría e identificar una práctica sobre los nuevos flujos de comunicación que se insertan en la acción educativa cuando utilizamos Internet.
-Consideras que es necesario que exista un curso en el colegio sobre cultura digital, y de ser así, ¿Qué temas son necesarios conocer?
Por ejemplo en Europa se ha asumido las competencias digitales como parte de las competencias básicas. Es decir, está presente en los currículos, es una acción importante que se toma en cuenta, de forma nítida, para el desarrollo de la competencia digital. Personalmente considero que la competencia digital es importante. No obstante, la misma debería tener dos etapas. Una etapa marcadamente clara que se pueda desarrollar desde la educación primaria, a través de una identidad y que tenga un terreno propio a nivel curricular. Ya en la educación secundaria podría ser una competencia transversal a todas las competencias.
-Imagina que vas a dictar tu primera clase de cultura digital en el colegio. Pregunta. ¿Con qué tema empezarías?
Mmm. Preguntaría: “¿Usas Facebook?” Y la mayoría me contestaría que sí. Esa sería mi hipótesis. Y la siguiente pregunta. “¿Usas Facebook para aprender algo?”. Y seguro que ahora solo habría dos o tres alumnos que levantan la mano. Y a partir de ahí comenzaría a reflexionar sobre los límites, las posibilidades del uso educativo de Internet. Facebook es una experiencia que potencia nuestra capacidad para poder relacionarnos. Ahí vamos dejando nuestras huellas, vamos dejando quiénes somos. Cada clic es un dato que deberíamos cuidar y también aprovechar.
-Una escuela, para poner en práctica un proyecto TIC con utilidad de aprendizaje en el aula, primero, ¿debe modificar su cultura digital en sus procesos de dirección?
Sin duda. La dirección es sustancial. Sin embargo, antes de ver el tema de cultura digital en la escuela, es necesario observar la cultura educacional que se pone en práctica en la escuela, en la actualidad. Es decir, los procesos de gestión, del aprendizaje están impregnados o se desarrollan bajo una cultura educativa que ponemos en práctica. Nos referimos a conceptos de jerarquía, los hábitos, los valores, la forma de organización, el tiempo, el espacio, el lenguaje, entre otros, son parte de una forma de entender la escuela. Esa forma de entender la escuela a nivel mundial tiene un conjunto de parámetros comunes, pero también un conjunto de elementos que la diferencian. Entonces, para entender mejor lo que puede dejar Internet en la cultura escolar, es preciso analizar bien cuál es la cultura que está desarrollando una escuela y entender bien la cultura que se va a solapar una escuela. Porque si la escuela se hibrida con Internet está hibridando a nivel cultural. Tú no puedes tener una forma de gestión vertical con Internet porque ya Internet tiene una capacidad horizontal de entender las relaciones. En otras palabras, si no se entiende bien esa figura lo único que se va a tener es una página web o algún artilugio añadido al aula. Entender Internet, como parte de una cultura digital para el aula, te permite hibridar dos formas de entender el acceso y la comunicación que no son contradictorios, sino más bien complementarios.
Fuente de la entrevista:http://repensareducativo.com/la-finalidad-de-la-educacion-no-es-usar-internet/
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En esta oportunidad el profesor Luis Bonilla-Molina (LB) entrevista al Dr. Alberto Martínez Boom (AMB) en el marco de la convocatoria que a comienzos del año 2014 se formulara en Venezuela, en aras de iniciar un debate nacional sobre la Calidad de la Educación. El Dr. Martínez es Doctor en Filosofía y Ciencia de la Educación. Profesor Investigador e investigador de la Universidad Pedagógica Nacional y del Doctorado Interinstitucional en Educación de las Universidades Pedagógica Nacional, Distrital y del Valle. Es, además, profesor en el doctorado inter-institucional en educación de las Universidades Pedagógicas, Nacional, Distrital y del Valle. Es miembro fundador y activo del Grupo de Historias de las Prácticas Pedagógicas, además de ser miembro de la Academia Colombiana de Pedagogía. Bienvenido Alberto a este contacto internacional.
L.B: Bienvenidos y bienvenidas todas y todos a este nuevo contacto internacional en el marco de la consulta por la calidad educativa. En esta oportunidad conservaremos desde Bogotá, Colombia con Alberto Martínez Boom.
A.M.B: Mil gracias y saludos a todos los colegas y la comunidad educativa de América Latina. No solamente las que imparten la educación sino también las que las soportan. La reflexión que voy a hacer es un poco improvisada y quisiera que de pronto me bombardearas con algunas preguntas, con algunas interrogantes en la medida en que vaya planteándolas.
Yo vengo trabajando el concepto de calidad de la educación hace unos 30 años, más o menos, finales de la década de los 80 por el trabajo del grupo de historia en la práctica pedagógica. Hay un primer elemento por el cual entro a trabajar en la cuestión es por una relación que aparece dibujada en la mayoría de las formulaciones sobre la educación de los que nosotros llamábamos la famosa parejita enseñanza aprendizaje, en la cual planteábamos que la pareja enseñanza aprendizaje es una pareja problemática porque restringe la enseñanza solo al aprendizaje. Y la enseñanza entendemos y entiendo en particular, yo escribí un artículo en la década del 90 que fue muy conocido, además en Venezuela, un artículo que se llama la enseñanza como posibilidad del pensamiento, en la cual en la década de los 80, comienzo del 90, en la cual planteaba que la enseñanza tenía relaciones, mantenía relaciones con el pensamiento, con el lenguaje, con la cultura, con la ética, con el aprender, y que no se podía reducir solamente a la relación enseñar- aprendizaje porque limitaba el papel del maestro. Lo limitaba simplemente a ser un instrumentador, a tener unas relaciones instrumentales con el conocimiento. Entonces, eso reducía el papel del maestro y le quitaba mucha autoridad, pero además también, estaba inscrito en la lógica de un trabajo que se estaba realizando en la década de los 80, a finales del 80 y comienzo del 90, que se denominó tecnología educativa y modelo curricular en Colombia. Después eso se tradujo en un libro que se llamó “Currículo y Modernización” en donde encontramos en ese trabajo de investigación que realicé con otros dos compañeros, en el que encontramos lo siguiente: antes que la tecnología educativa estuviera oficialmente, estuvo todo el proceso que se llamó tecnología instruccional y que proviene del ejército, fundamentalmente, de un proceso de instrucción a los soldados para incrementar los aprendizajes en la guerra.
L.B: En Venezuela se ha dado un debate de importante sobre el tema de la enseñanza. Hay docentes, colegas que dicen que nadie enseña a nadie y nadie aprende de nadie. Eso que pareciera muy novedoso implica también un ataque de la propia docencia, es decir a la propia lógica del maestro que enseña. ¿Tú crees que hay que fortalecer, a partir de lo que acabas de decir la labor de enseñanza del docente, de fortalecerla como parte de su propia identidad?
A.M.B: Si, por lo menos en la relación está, para hacer una descripción, que quien desaparece es el maestro y la enseñanza se reemplaza con la función docente, que es distinto, o sea enseñanza no es estrictamente docencia. Función docente puede cumplir cualquiera, por eso cualquiera puede hoy, digamos, servir como facilitador de aprendizaje. En el momento actual, la educación está pensada fundamentalmente en términos del aprendizaje y más concretamente con el aprender a aprender y eso tiene sus repercusiones importantes y fundamentales.
Primero porque la relación con el conocimiento y con el pensamiento en la educación, queda reducido a una relación, que en primer caso, era de transformación de conducta, digamos se entendió el aprendizaje como transformación de conducta. Entonces, es cuando comienza a introducirse lo siguiente: se dirige a objetivos precisos, reduce el trayecto y coloca todo en función de proyectos. Entonces, si el proyecto hay que realizarlo pase lo que pase, desconociendo todo el trayecto que hay en el proceso, pero además también indiscriminado, el horizonte en el cual el objetivo está colocado, entonces, se perfila a partir de allí, con mucha más claridad en la tecnología instruccional, el establecimiento de los objetivos, que no son objetivos educativos, sino objetivos de aprendizaje puntuales, específicos, limitados que reducen también a algunos conocimientos ya parcelados, recortados, seleccionados, porque no es a todo el conocimiento.
Ahí hay un proceso de complejizacion de eso y eso se une con indicadores de evaluación, de manera que los objetivos de aprendizajes se establecen fundamentalmente para que tú puedas evaluar y puedas tener indicadores de evaluación, es para lo que importa y los contenidos, son contenidos recortados.
La relación ahí se reduce a lo que en una época aquí en Colombia se trabajó como OTI (Objetivos, Temas e Indicadores). Eso se instala inicialmente fuera de la escuela, como todo en la educación. La mayoría de las cosas que están en la educación hoy vienen fuera de la escuela, porque tuvieron éxito afuera. Lo Tecnológico, instrumentalizó el trabajo de los soldados, de los obreros, y también del personal carcelario, por eso decimos que la tecnología instruccional se aplicó a esos tres sectores fundamentalmente. En Colombia comenzó con la acción cultural popular, en 1948.
Todo este problema de la calidad tiene historia, y es una historia que yo llamaría relativamente reciente, no proviene pues allá del mito de la Caverna de Platón. No, está ligada con unas cosas muy particulares del hoy.
L.B: Alberto, pero ¿Podemos hablar de algunas prácticas pedagógicas que potencian la calidad educativa desde tu perspectiva de aprendizajes integrado a la enseñanza?
A.M.B: Termino esta reflexión para poder continuar con lo otro. Entonces, se impulsa fundamentalmente en acción cultural popular, crearon un programa dirigido a sectores marginados de la población y ya comenzaba a hablarse de sectores marginados de la población y no solamente de pobres porque marginado era marginado del desarrollo, de toda la estrategia del desarrollo que se impulsó en distintos países en la década finales del 50 y comienzo del 60. Ha estado articulado a eso. Ahora, no es eso lo que le da el motivo pero si va haber una correspondencia entre impulsar la estrategia del desarrollo y las transformaciones en el campo de la educación.
Y el segundo, es en el Servicio Nacional de aprendizaje, y aquí hay que destacar una cosa. Se llama, servicio nacional de aprendizaje, que en todos los países de América Latina tuvo nombre más o menos similares, el SINAE, en Brasil, el SINAM en Perú, y no me acuerdo que nombre tuvo en Venezuela, que han apuntado a mejorar el aprendizaje en áreas fundamentales. Entonces calidad va a estar ligada fundamentalmente a lograr aprendizajes efectivos y eficaces. Nada más a eso está ligada la calidad.
Entonces, no nos inventemos cuentos hoy, porque además es una palabra que se blinda mucho. Es un término muy bonito “calidad de la educación”. ¿Quién puede estar en contra de eso? Y a esa empresa se le ha metido todo el mundo y se le han colocado a los maestros y a los profesores con su responsabilidad cuando yo creo que ese concepto de calidad está más ligado a otras necesidades de otros sectores sociales, en las cuales hay un proceso de desplazamiento gradual y efectivo en el proceso de la enseñanza porque comienzan a introducirse en las clases.
Ahora, yo no digo con eso que antes era una maravilla, no. Lo que estoy diciendo es que cada vez más se restringe el proceso. Y, el proceso seguía y comienzan prepararse todos esos por paquetes curriculares. La calidad está muy ligada a modelo curricular o curriculización de la enseñanza, está muy ligada a procesos de la evaluación y está muy ligada al problema del aprendizaje, a esas tres cosas, y están también ligada a la conexión con el mundo empresarial evidentemente. Mejor dicho, a la conversión de la educación en un asunto de política económica, básicamente. Ahora, yo entiendo que hay relaciones ahí, pero, digamos, ¿Qué pasa cuando eso se reemplaza por esto? Digamos, cuando se plantea allí todo un problema de capitalización de esa acción.
Yo he planteado en algunos trabajos, hay uno que se llama “Calidad de la educación: lo dicho, los estratégico, lo ignorado” que lo presente el año pasado en Bucaramanga, en el que digo ¿Qué significado tiene hoy entre nosotros el término calidad de la educación? ¿De dónde proviene y cuáles son sus límites? Porque hay que trabajarlo históricamente, porque es que por lo general todas esas reflexiones hacen un desconocimiento radical de la realidad histórica de la educación de las escuelas, y por lo tanto, del maestro. Y colocan eso, digamos como la última “cocacola del desierto, como lo decimos aquí en Colombia, no sé si allá en Venezuela se use ese término, como para decir que está entre los términos de moda.
Ahora, en esa empresa se metieron todos los mecanismos internacionales. No hay un solo organismo internacional en educación o en cualquier otra cosa que no lo planteen como el problema fundamental de identificar educación hoy como calidad de la educación y eso es necesario examinarlo a profundidad.
L.B: Precisamente, desde esa perspectiva histórica, ¿tú podrías hacernos como periodización de cuales han sido los momentos históricos del debate sobre la calidad educativa? Nos hablaste que se introduce en la década de los 50, pero ¿Cuál es esa periodización hasta llegar hoy en día?
A.M.B: Yo hablo de tres momentos, pero antes de decírtelos, voy a comentar lo siguiente: este problema comienza con la formulación del estudio de un economista que ganó creo, que el premio nobel. Siul, cuando comenzó a plantear lo siguiente: ¿Cuál era el factor interviniente en la relación capital-trabajo para generar productividad? y entonces encontró que el conocimiento y particularmente que la formación o la instrucción en esos campos y en esos sectores era lo que posibilitaba una mayor productividad.
En ese primer momento está articulado ese concepto de calidad de la educación fundamentalmente con calidad de los insumos, y esto es muy importante retenerlo. Calidad de los insumos. Eso se va a cambiar radicalmente en la década de los 90, concretamente antes de llegar al congreso mundial de educación para todos, en Jomtien, Tailandia, en 1990. Antes de eso, comienza a plantearse y a renovarse, entre otras cosas con apoyo de mucha gente de esas de las que tú citaste antes de esto, en los organismos internacionales, en los organismos regionales vinculados con los organismos internacionales, a virar, y entonces, comenzaban a hablarse de la calidad de la educación, ya no solamente en términos de insumos, sino en términos de aprendizaje. Ese es el segundo momento. Pero quiero ampliar un poquito el primer momento, porque en el primer momento hubo una inversión grandísima en la educación.
Entonces, voy a tener aquí unas diferencias aquí contigo muy importante y, además las tengo con mucha gente, digamos en el sentido de cuándo a las educación se le liga, digamos un conjunto de categorías con unos principios con los cuales todo el mundo estaría de acuerdo. Yo voy a señalar que, otra cosa es cuando uno hace la historia de la descolarización de los países porque esa no coincide necesariamente con el discurso de la educación como algo iluminista, etc. Esa diferenciación es necesaria comenzar hacerla porque si no, no se entiende la crítica que yo hago con el concepto de calidad, a la categoría de calidad, no sé si será concepto, pero digamos a lo que se ha ido consolidando. Entonces, en los Estados se plantea que la educación es piedra angular del desarrollo, muy articulado con todos estos programas de alianza para el progreso. Las experiencias las recogen de procesos anteriores, por ejemplo esos que se dan con los sectores marginados y los que se dan con trabajadores en ejercicio de donde se sacan las experiencias exitosas, para introducirlas en las escuelas gradualmente y se hacen en la mayoría de los países en América Latina reformas. Hay unas reformas que comienzan a hacerse en América Latina formuladas desde CEPAL Unesco y es en 1956 que se formula la idea de escolarizar a todos, no estoy hablando aquí de educación sino de escolarización.
La idea de escolarización viene desde hace mucho rato porque es mucho más fácilmente gobernable una población escolarizada que aquella que no está, digamos en términos de dirección de las conductas, etc. Entonces, se agota la oferta. Y los estados eran los que ofertaban la educación, con excepción de Colombia donde el sector privado tenía mucha importancia y, también, algunos otros países de América Latina, pero básicamente ese proceso de calidad ligado a la calidad de los insumos está muy ligado a la inversión del estado.
Llega el agotamiento de eso y comienza todo lo que se denominó la década perdida, en donde lo que se perdió fue la ilusión de que la educación servía para el desarrollo, para la movilidad social. Se pusieron en cuestión, yo no digo que se haya debatido del todo, pero se puso en cuestión muchos de esos criterios. Entonces la apuesta ilusoria de la educación, ese proyecto conquistador se quiebra porque empieza a mostrar las grietas, por lo que los proyectos comienzan a reformularse por parte de los expertos. Todas esas cuestiones están siempre ligadas a un discurso experto.
Comienza a plantearse que el problema de la educación, digamos, de la calidad de la educación, ya no en términos de la inversión que se haga por parte del estado, etc., sino de los resultados del aprendizaje, y eso modifica radicalmente la cosa, porque pone el acento en eso. Entonces ya no sería solamente OTI, sino que además se acentúa ahí la evaluación con un principio que es este: “Todo lo que se evalúa mejora”, que en la educación es eso pan corriente, es digamos, el discurso de todo el mundo, de ministros, de maestros, de presidentes, políticos, todo el mundo. “Todo lo que se evalúa mejora”. Y lo que hay detrás de todo esto es un proceso de desplazamiento de los problemas propios de la educación y se acentúa, fundamentalmente esos procesos al incrementar la escolarización de la población.
Habría un tercer momento, y es muy esquemático este planteamiento, no lo puedo desarrollar con claridad. Es el que estaríamos viviendo en esta circunstancia, en el cual hay una transformación del aprendizaje, porque ya no sería un aprendizaje de conocimientos sino es el aprender a aprender. Y ahí hay una individualización del proceso. Entonces, lo que se necesita aquí ya no es administrar la educación porque la educación suponía procesos de escolarización, digamos en el período de los 60 para acá hasta el 90 y del 90 incluso hacia adelante hasta el 2000, más o menos. En Colombia hoy, muchos sectores, el 99% de las poblaciones están escolarizadas, y uno diría: bueno, ¿y? ¿Y si han mejorado otros niveles y si hay más democracia?
En ese entonces estaban los procesos de administración, administrar el currículo y al maestro se le puso, se le cosen los codos a ese papel, administrador de currículo. O sea, él no tenía que tener una relación con el conocimiento. Si tuvo alguna vez, pierde totalmente cualquier autonomía que pudo haberse pensado porque todo estaba escrito en el currículo y el no escogía nada, ni seleccionaba nada, ni tenía que desvenarse la cabeza, claro, para muchos maestros esto era mucho más fácil. Si pero, ¿a costa de qué? ¿Que perdida hay ahí? Digamos, es la pregunta que siempre me hago. En esos términos, en el término de perdida. Y no porque lo planteen en términos ni terroríficos, ni apocalíptico, ni entusiasmado. No, sino para mostrar que todas esas cosas están atravesadas por procesos históricos y que son más complejos de lo que parecen. Porque, además todos esos términos como te digo, de evaluación, de calidad, etc, etc., son invulnerables a cualquier crítica. Se establecen como un bunquer, se blindan, por lo que son conceptos muy difíciles de debatir.
Mi crítica: yo no me instalo dentro de esa lógica, y me salgo de la lógica esa, y lo pienso desde afuera para poder interrogar cuáles son sus efectos políticos, cuáles son sus efectos sociales, con respecto a varios sectores de la población.
L.B: Alberto, has planteado tres momentos de la calidad educativa, un primer momento inversión-insumo, un segundo momento que tiene que ver con la evaluación y los aprendizajes y un tercer momento de aprende a aprender, en el cual el docente administra currículo. Pero, ¿Es posible pensar en un nuevo momento esperanzador para el discurso de la calidad, es decir, hay oportunidad hoy en día, año 2014, para que el discurso de la calidad sea esperanzador?
A.M.B: Aclaración, el primero y el segundo momento, el maestro administra currículo. Ya hoy el currículo no interesa tanto, hoy es la evaluación y ya no es la evaluación del estudiante sino que el maestro es el evaluado. Entonces, lo que pasa es que el cambio de la administración educativa es a la gestión y eso implica una transformación importantísima, no es simplemente un cambio de nombres. En este último momento ya el acento no está puesto en el currículo. Hagan los currículos que quieran porque ahora el proceso es que aquí es donde llega la evaluación y allí es donde está el límite. Digamos que sería como el filtro, la rejilla por donde pasan quienes son los que pasan para acá.
Ahora respecto de la pregunta que tú haces, primero, yo hago, digamos el diagnóstico cultural en términos de los que dice “Nietzsche” el diagnóstico de lo está pasando. Y, no le quito al maestro la posibilidad que pueda conectarse con eso, digamos, no lo reemplaza en la lucha. Ni le digo que debe de hacer, en ese problema estamos todos. Yo también soy profesor. La universidad está invadida de esa lógica hoy, de la gestión, de la evaluación, de la acreditación. No te imaginas en Colombia, en esa parafernalia de la acreditación de la alta calidad al nivel en el que están hoy las universidades y otras no universidades que son instituciones de educación superior. Entre otras cosas, estoy investigando últimamente como las universidades han devenido en instituciones de educación superior, y lo que las diferencia es lo que ellas mismas denominan de alta calidad o de calidad media, etc. etc. Yo no me quiero meter en esa lógica pero lo que si planteo es: si la universidad es el lugar del pensamiento ¿cómo vamos a restar pensamiento ahí y como vamos a presentar unas propuestas ahí? No se trata de eso, se trata de poner esto en debate, en discusión. Llamar la atención sobre eso tiene que ver con nosotros, con nuestra vida, con nuestro trabajo, con nuestro modo de pensar, con nuestro modo de estar en el mundo, que me parece que es el trabajo de un intelectual por lo cual no estoy diciendo que yo lo sea.
L.B: Alberto, si tuvieras que sugerir medidas políticas, en materia educativa para transformar los sistemas educativos, ¿Cuáles serían esas prioridades en materia de política públicas hoy en día?
A.M.B: En este proceso que señalamos, se ha incrementado la investigación, pero se ha incrementado la investigación de esto que pueda ser productivo, de esto que solamente se investigan aquellos proceso que pueden orientar y gobernar la conducta de los demás, de los otros. Entonces, yo creo que ahí hay que hacer una diferencia fundamental de ese proceso que lo denominaría como ligado a estudios de mercados, lo identifico más como estudio de mercado a procesos investigativos. Para el caso de la educación en la universidad, se debería generar una forma de investigación que oculte sobre todo este proceso que ha pasado. Digamos, dotar de historicidad estas cosas que han pasado hoy y eso se hace, creo yo, utilizando como uno de los mecanismos la investigación.
Otro, es no destituir al maestro, es decir, no reducir todo el problema de investigación a las función docente, porque la función docente la cumplen muchos. Y la función docente la está cumpliendo hoy, todo esto que llamamos medios de expresión, el internet, la televisión, la radio. Entonces, son tantos los que ejercen la función docente que el docente puede ser cualquiera. Entonces, el problema no es por defecto, sino por exceso. Porque la docencia se ha reducido, digamos, como esa función.
No me atrevería a hablar con el término de recuperar, porque habríamos que recuperar mayor cosa, nada, casi. Volver al pasado, digamos como una ignorancia ilusoria, de algo que no existe. Pero pensaría que la institución educativa, que la escuela en términos generales se enfrentara a proceso que afirman trabajos del pensamiento. Yo digo de una manera ahí, incluso sin profundizarla mucho, dos cosas en particular: que no hay que ahorrar pensamiento, que lo que hay es que saber es derrochar pensamiento. Y yo creo que lo que está pasando ahora es una economía de pensamiento, una economía de pensamiento que va en detrimento del pensamiento y va evocando hacia el aprendizaje y el aprendizaje, más que el aprendizaje era aprender a aprender y en el aprender a aprender, se anticipa el poder.
El problema que tiene esas cosa del aprender, aprender es que anticipa a la acción para racionalizarla con anterioridad. Entonces, hay un mecanismo de control impresionante. El otro elemento que planteaba era, y esto digamos si es un poco tópico, pero de todos modos lo digo, es si la escuela sirve para enseñar al Quijote, vale la pena. ¿Por qué? Pues, porque el Quijote es la relación, digamos que con nuestra lengua materna.
Yo me acuerdo un texto de Nietzsche, siempre lo recuerdo, que se llama “sobre polveriti en nuestras escuelas” , en donde Nietzsche llama y clama por esa función de la gramática, por esa función de la lengua materna, por ese papel tan importante, por lo que él dice y es al nivel en el que ha llegado la cultura y yo podía compararlo por el nivel en el que ha llegado la educación, Nietzsche dice los dos peligros del nivel en el que se ha llevado la cultura, en el cual el estado tiene un papel importantísimo ahí, en la reducción de esos niveles. Uno de esos niveles, uno, lo ha convertido en un problema de especialistas, la cultura. Y la ha sesgado demasiado y otro a ampliado demasiado, la ha convertido en moneda de común circulación.
L.B: Alberto, ya para ir cerrando este primer contacto internacional, nos gustaría que le dirigieras un mensaje a los maestros, a las maestras, a los profesores y a las profesoras venezolanas y venezolanos que están debatiendo en sus aulas todo el tema de la calidad educativa como una oportunidad para transformar nuestros sistemas educativos. Ese mensaje desde Colombia para los maestros venezolanos
A.M.B: Yo me he vinculado aquí desde hace bastante tiempo al trabajo con los maestros y particularmente rescato una cosa que en Venezuela se intentó hacer o se hizo, en este momento no me acuerdo como se llama, pero yo fui invitado a San Cristóbal a participar en una de esas asambleas. En Colombia se inició en la década de los 80, en 1982, concretamente, de lo que se denominó el movimiento pedagógico de los maestros colombianos.
L.B: Congreso Binacional de Fronteras se denominó, que organizó FENATEV.
AMB: Ese movimiento pedagógico, fue para mí uno de los momentos más lúcidos de los maestros en el siglo 20, en el cual replantearon dos problemas fundamentales, primero, que eran portadores de un saber y que eran unos intelectuales, trabajadores de la cultura y no simplemente un trabajador del estado, no simplemente un empleado. Eso me parece ya bien importante porque los maestros comenzaron a preguntarse por sus problemas, iguales eran sus problemas. ¿Cómo enseño? ¿Qué enseño? ¿A qué niños enseño? ¿En qué condiciones? Es decir, no desplazar, no quitarles el trayecto de, no suprimirles el trayecto para facilitarles el trabajo porque me parece que hay que reducir la condición de maestros, cuando el maestro seguía, cuando se establecía por la guía. La guía los guía, pero la guía los guía hasta donde los lleva la guía.
Eso facilita el trabajo pero también lo destituye el mundo de esa complejidad que hay ahí. Porque además tampoco puede pensar las complejidades que hay en el mundo. Las complejidades que implica su trabajo como un trabajo intelectual. Es que el maestro cuando enseña está en relación con conceptos, eso es lo que nos están quitando. Ahora otra cosa es que él no reconozca eso conceptos.
Bueno, el movimiento pedagógico que demoró unos 15 años más o menos y que tuvo muchas repercusiones importantes como los centros de investigaciones. Se crearon en todo el país, en todos los departamentos, se crearon comisiones pedagógicas por todas partes y eso concluyó en 1987, en el primer congreso nacional de pedagogía. Fue la recuperación, digamos de la pedagogía, de la discusión en torno a la pedagogía, sobre lo que nosotros en el grupo de historia de prácticas pedagógicas comenzamos a plantear que la pedagogía era el discurso, era el saber del maestro, a partir del cual se tomaba posiciones de sujeto.
Un segundo momento que también tiene que ver con eso, con el movimiento pedagógico, fue el de la expedición pedagógica tomado de la idea que en Colombia había llegado en el siglo XVIII algo que se llamó “cohhio” igual que en México, mandado por la corona española. Se refería a una expediciones que se llamaban “botánica” que en Colombia la coordino José Celestino Mutis , y cuya función era recopilar, identificar toda la riqueza de la naturaleza que la corona española había despreciado durante 200 años atrás. Entonces un poco con esa idea se planteó la expedición pedagógica, la idea de la expedición pedagógica no era un misión que llevaba la verdad, sino que iban a las escuelas de otros maestros, los maestros mismos, se iban en rutas, en senderos en donde iban identificando experiencias pedagógicas, lo que significa que en la formación del maestro y todo este proceso no se puede suprimir la experiencia. Entonces, hay que comenzar a expresar la experiencia y fue un trabajo colectivo.
L.B: Muchas gracias Alberto Martínez Boom, desde Bogotá, Colombia, quien estuvo conversando con nosotros en esta importante consulta sobre la calidad educativa.
Gracias Alberto.
Producción de la Otra Mirada: Luis Bonilla Molina
Equipo de producción y post producción digital: Dilanci May Sierra
México/25 Junio 2016/Autor: Juan Ciucci/Fuente: APU
Entrevista a Fernando Buen Abad, filósofo, intelectual y escritor mexicano; a partir de la masacre de Oaxaca. Analiza los peligros del TTP, acuerdos al que el macrismo quiere entrar.
APU: ¿Cómo analiza la terrible situación por la que atraviesa México?
Fernando Buen Abad: Lo que ha pasado es que el gobierno de Peña Nieto, que es un gobierno entregado al consenso de Washington y por supuesto al gobierno de EEUU, decidió dar un paso criminal y absolutamente irracional. En el sentido del proyecto privatizador de la educación que él viene impulsando desde hace algunos años. Se trata de una situación de violencia extrema contra maestros que luchan, desde la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, por la dignificación de su trabajo. Pero también por impulsar una gran revolución educativa en el país. México necesita una gran transformación en la educación, pero que tiene que venir de la consulta de las bases.
Peña Nieto quiere hacer un proyecto de privatización educativa, que viene de la consulta de los grandes negociados. Como el Grupo Prisa de España o algunas editoriales norteamericanas que quieren quedarse con el negocio de la venta de libros en las primarias y secundarias del país. Entre otros lobistas que están en México y han disfrazado su lobby de reforma educativa. Los maestros entendieron este juego perverso del neoliberalismo y se han declarado en lucha desde entonces. Esta es la realidad de fondo, lo que se pretende es entregar la educación de México a los negociados principalmente españoles y norteamericanos.
La cruzada heroica de los docentes mexicanos, lo que ha tenido como respuesta a sus múltiples llamados al diálogo y a la reflexión, ha sido la muerte, la represión, la sangre y la cárcel. Esto es lo que pasó en México este fin de semana. Es una expresión más de la locura, la irracionalidad, del proyecto neoliberal en México y en América Latina.
APU: ¿Cuál cree que es ese mensaje para América?
FBA: Me gusta insistir en la pregunta de si esto que vemos en México constituye el pasado de Argentina, o es su futuro inmediato. Dado que estamos viendo en este país gestos y destellos de autoritarismo, y de episodios fascistas que son altamente preocupantes, con represión. Vale la pena preguntarse si eso que pasó en México es el pasado o el futuro de este país. Vale la pena profundizar la pregunta y encontrar una respuesta que nos haga caminar juntos, que nos haga coordinar esfuerzos, que nos ponga en una sola voz. Con nuestras diversidades, para construir la autodefensa del periodismo, pero también la construcción de una fuerza que sirva para caminar con las luchas y movimientos que quieren terminar de una vez con este monstruo llamado capitalismo.
APU: En nuestro país el gobierno amenaza con el ingreso al TTP, ¿qué nos puede contar de la experiencia mexicana?
FBA: Es un paso más en el proceso de destrucción de la clase trabajadora. Implica dejar que sean las empresas las que establecen las leyes, las reglas. Que entre empresas decidan cómo te jubilas, cuándo te jubilas, cuánto duras en un empleo, a qué hora entras o sales, cuánto te pagan. Y no haya intervención alguna de los Estados porque el acuerdo básico es llevar los salarios de los trabajadores al nivel asiático. Convertirte en un esclavo a tiempo completo a cambio de unos centavos. Y que tú no tengas capacidad de réplica o protesta en ningún frente. Y que por supuesto el Estado haya acordado y firmado que no se meterá nunca en esos acuerdos que son de “particulares”. Ése es el formato, el modelo, que ya opera en los países que han firmado esto, como México.
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