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Evaluar para que nada quede

Para el neoliberalismo educativo la escuela que conocemos pareciera tener sus días contados. Si bien la escuela y los centros de formación docente en los que estudiamos y nos hemos desarrollado como maestras y maestros, son una construcción social y epistemológica de las hegemonías y resistencias de la era capitalista, la nueva etapa que se inicia en los setenta del siglo XX y se profundiza en el presente, plantea su profunda reconfiguración. En ese marco la llamada evaluación del desempeño docente se convierte en la tecla «suprimir», dentro de un teclado de múltiples operaciones políticas conservadoras guiadas por la lógica del mercado.

En el proceso de paso de la sociedad feudal al capitalismo, Comenio (1592-1670) desarrolla una propuesta resumida en su «Didáctica Magna» que integra las perspectivas de enseñanza realizadas en tiempos anteriores y les da una estructura que sería fundamental para la construcción de lo que hoy entendemos como campo pedagógico. La estructura de enseñanza-aprendizaje de Comenio empalma con la mentalidad científica racional de la modernidad, constituyéndose en un soporte para la estructuración de la escuela que requería el capitalismo.

Se expande así, la noción de escuela con horarios estructurados, salones de clase, planes de estudio como antecedente de la noción actual de diseños curriculares, modelos didácticos, evaluación, prosecución, planeación educativa. La organización del mundo escolar recibe un nuevo impulso con la llegada del capitalismo. Por ello, quienes hablan de una escuela «neutra» por lo menos están pecando de ingenuos.

En los orígenes del capitalismo surge el socialismo científico como ideología y propuesta política de la clase obrera y los explotados. En este periodo, por distintas razones, la ideología del mercado y el socialismo coinciden en la necesidad de expandir la escuela; el texto «La Escuela Moderna» del español Francisco Ferrer i Guardia (1859-1909) se constituye en una evidencia de ello.

Mientras para el capitalismo la escuela se convierte en una herramienta para expandir las ideas propias de la ciencia, rompiendo con el oscurantismo de la enseñanza basada en la fe de la etapa feudal -lo cual era indispensable para la construcción de hegemonía que vinculara la innovación científico tecnológica con el modo de producción- para los socialistas la escuela construye mentalidad científica y posibilita democratizar entre los más pobres y explotados el conocimiento. Para los capitalistas la escuela no solo homogeniza gustos, necesidades y patrones sociales, sino que es inmanente a una nueva forma de gobernabilidad en la cual la oposición ciudad-campo emerge como paradigma de dominación. Para los socialistas la escuela posibilitaba el vínculo entre conocimiento y liberación construyendo contrahegemonía cultural y política.

En las primeras décadas y siglos del capitalismo la escuela fue de cobertura limitada y la educación popular amplió su influencia entre la clase trabajadora. Sin embargo, los socialistas no dejaron a un lado sus aspiraciones de una escuela a la que pudieran acceder todos y todas.

Las dos guerras mundiales, de carácter capitalista, impulsadas por la necesidad de ordenamiento en la distribución de mercancías y el control de mercados, hicieron que los términos de su desenlace resultaran fundamentales para las políticas públicas de expansión de la escuela. Mientras el Tratado de Bretton Woods (1944) definió el patrón de intercambio, así como las normas y territorios de comercio internacional, la creación de la Organización de las Naciones Unidas (1945) posibilitó que solo un mes después de su fundación se constituyera la UNESCO (1945), órgano del sistema de naciones unidas especializado en educación, ciencia, cultura y comunicación.

La devastación generada por las conflagraciones internacionales había redoblado la esperanza en la mayoría de la población mundial, respecto al papel de la educación como herramienta y camino para evitar que esta tragedia volviera a ocurrir. La URSS que había sido fundamental en la derrota del fascismo, mostraba con hechos que la expansión de los sistemas escolares garantizaba una adecuada reingeniería social y el llamado progreso de las naciones. Para el capitalismo, la escuela, ahora de masas, tenía la utilidad de posibilitar la construcción de la base social necesaria para la expansión de la producción, la definitiva normalización de los patrones de consumo y la construcción de la democracia burguesa como sistema político de gobierno. Por ello, desde distintos lugares epistémicos e ideológicos se impulsan los sistemas escolares de masas.

La escuela jugó un papel muy importante en el marco de la reactivación de la maquinaria industrial capitalista post guerras mundiales (1945-1970), la construcción de la mentalidad consumista, la introducción de necesidades estandarizadas y en algunos casos la puesta en marcha de experimentos de democracia burguesa estable.

El nuevo incluido que no esperaba la élite capitalista global era el surgimiento de resistencia en las escuelas, liceos y universidades, lo cual se constituía en un elemento de turbulencia e inestabilidad para sus fines. En todos los lugares del orbe los estudiantes abrazaban ideas radicales de transformación social, especialmente las ideas socialistas revolucionarias. Contrario al determinismo de los estructuralistas la escuela no era ni es solo un aparato ideológico del Estado, sino un espacio de crecientes resistencias y de miradas contra hegemónicas.

Entre 1945 y la década de los setenta del siglo XX vimos en todo el mundo la más importante expansión conocida hasta ahora de la escuela pública, los sistemas escolares y la cobertura educativa, no obstante, un significativo número de seres humanos seguían excluidos de la educación.

El neoliberalismo educativo que comienza a tomar fuerza en los setenta del siglo XX, se replantea como política central para los sistemas escolares nacionales la estandarización y normalización de los procesos educativos. La noción de evaluación de la gestión escolar adquiere un papel central dentro de esta estrategia lo cual se expresa claramente en la moda de la época conocida como gerencialismo educativo.

Eran tiempos de desembarco de la tercera revolución industrial y los neoliberales postulaban el desmantelamiento de los Estados Nacionales argumentando su inutilidad por problemas de eficacia y legitimidad. En realidad el capitalismo estaba iniciando una mutación política sin precedentes que ha sido poco estudiada, desde la lógica del capital asociada a revoluciones industriales.

La crisis de eficacia la asociaban los neoliberales al hecho que las instituciones de los Estados Nacionales no servían o no cumplían la función para la cual habían sido creadas, mientras que la legitimidad la relacionaban a la afirmación según la cual las instituciones no representan los intereses ciudadanos.

Para justificar sus propuestas de desinversión en los sistemas escolares públicos y el emerger de la neo privatización de lo educativo, construyen una narrativa fundamentada en la «traducción» de la crisis de eficacia como crisis de calidad educativa y, la crisis de legitimidad como problemas de pertinencia escolar y pedagógica. Es decir, para los diseñadores y gestores de políticas educativas neoliberales, los problemas de calidad educativa son el equivalente y expresión de la crisis eficacia de los sistemas políticos, mientras que las limitaciones de pertinencia en la enseñanza reflejaban la crisis de legitimidad de las políticas públicas del sector.

Evaluación mediante estrategias inherentes al gerencialismo educativo para resolver la crisis de calidad y pertinencia educativa, se constituyen en el discurso central de los organismos económicos, las agencias de cooperación educativa internacional y los apologistas del neoliberalismo, ideas e ideología que rápidamente permea al sistema de naciones unidas y a la UNESCO en especial.

En los documentos de UNESCO comienza a hablarse de las preocupaciones sobre la calidad y la pertinencia educativa y la necesidad de construir una cultura evaluativa en los sistemas escolares. La izquierda pedagógica en muchos casos reacciona con una dosis de infantilismo político al respecto, despachando el debate de la calidad educativa como un tema burguésasociado a la noción empresarial de las ISO y los estándares productivos, atrincherándose en la defensa de la pertinencia, como si ello, fuera antípodas de lo primero y no dos operaciones conceptuales de una misma matriz ideológica. Ante la debilidad de propuestas contra hegemónicas sobre calidad educativa, está se convierte en el eje de las políticas neoliberales que ahora, subordinan la pertinencia a la calidad.

La UNESCO se concentra en la creación de cultura evaluativa escolar para «garantizar una educación de calidad» y contribuir desde su especificidad a la reestructuración neoliberal de conjunto. A la par que desde UNESCO se siguen elaborando ideas y documentos que abren camino al «nuevo paradigma» educativo, esta instancia multilateral va asesorando a los ministerios de educación nacionales y los gobiernos en la conformación de instituciones y sistemas nacionales de monitoreo evaluativo de la calidad de la educación para concretar la reforma radical del sistema de políticas públicas en el marco del sistema capitalista.

En esta ruta, la UNESCO logra que el 10 de noviembre de 1994, quince países de la región conformen el Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad Educativa, conocido por sus siglas LLECE. Así, Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela, bajo la coordinación de la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC/UNESCO Santiago) construyen lo que faltaba en la creación de la cultura evaluativa en educación: una instancia regional que fuera paradigma mundial, de la evaluación educativa.

Soy un defensor de la UNESCO como centro global de definición de estrategias políticas en el área educativa y como referente ético de las políticas públicas en educación. Pero, me opongo a la mirada despolitizada de su actuación que ha venido tomando cuerpo en las últimas décadas, porque ello ha facilitado el camino para el asalto neoliberal a sus definiciones y paradigmas. Tenemos que abrir un amplio debate con sindicatos, gremios docentes, académicos e intelectuales para plantearnos la refundación humanista y comprometida de la UNESCO con los ideales que hicieron posible su creación. Es tiempo de soñar con otra UNESCO posible, que vuelva a ser la de los maestros y maestras, la de los y las estudiantes, la que trabaja por los más hermosos ideales; una UNESCO que no se subordine a los paradigmas de los organismos económicos globales.

De hecho el LLECE no solo es anterior a los procesos de PISA, sino que esta última dinámica abreva de la hegemonía edificada por el primero. Este es el colofón de una descomunal operación mediática en educación. Todos los medios de comunicación alineados con la perspectiva del mercado e incluso algunos alternativos con una mirada parcial y despolitizada de estos procesos contribuyen a construir hegemonía social para las reformas educativas de nueva generación agrupadas en la narrativa de la calidad educativa.

Al generarse hegemonía social respecto a la necesidad de realizar evaluación educativa, los organismos económicos se sienten en la libertad de comenzar a opinar respecto a lo que había que evaluar. El debate en los noventa del siglo XX se concentra, ya no en si había que evaluar o no, sino en el ¿que evaluar?

El LLECE diseña y pone en marcha, las primeras pruebas y estudios orientados por el paradigma de la calidad con pertinencia, que había sido planteado por el neoliberalismo educativo en la década de los setenta, con énfasis en los aprendizajes, es decir en la calidad de los aprendizajes.

El LLECE inicia el Primer Estudio Regional Comparativo en Educación (PERCE) al cual le seguirían el SERCE, TERCE y ahora el ERCE en fase de diseño e implementación. Mientras los estudios del LLECE se centran en los aprendizajes como indicadores de calidad, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Organización para el Desarrollo Económico (OCDE), entre otras de las llamadas bancas de desarrollo, comienzan a señalar la necesidad de evaluar a los docentes, la formación inicial de los docentes y la gestión escolar. Se habla de calidad de los aprendizajes, calidad de los docentes, calidad de los centros de enseñanza como una forma de ampliar las operaciones de desmantelamiento de la escuela pública.

Lo cualitativamente distinto es que ahora, en el marco de la quinta ola de la tercera revolución industrial y el emerger de la cuarta revolución industrial, el neoliberalismo comienza a transitar la idea de usar los resultados de la evaluación del desempeño docente y de los aprendizajes, como una hoja de ruta para sustituir la escuela que conocimos.

Para el neoliberalismo educativo del siglo XXI la educación no tiene que estar atada a escuelas, sistemas escolares y docentes, sino que es posible asociarla a variadas formas flexibilizadas de los aprendizajes «necesarios», proceso que tiene un capítulo estelar en la llamada virtualización educativa.

Ya casi nadie coloca en duda la necesidad de evaluar la calidad educativa y quienes lo hacen desde la izquierda pedagógica muchas veces lo formulan con una retórica muy ideológica, sin discurso pedagógico alternativo, lo cual no logra generar simpatías ni consensos, entre la población ni en los docentes. No estamos diciendo que no hay que evaluar, sino que tenemos que tener claro que hay detrás de cada propuesta de evaluación. La evaluación es un instrumento, una técnica, un componente de la pedagogía que puede expresar distintos enfoques pedagógicos, epistemológicos y políticos.

De allí la importancia de abrir un debate contra hegemónico, que entre a la disputa del término de calidad educativa –sobre o cual hablaremos en un próximo artículo- y de las políticas alternativas respecto a otra calidad educativa posible. Por ahora nos corresponde trabajar en aclarar el marco de implementación neoliberal y de las resistencias.

Fuente: https://www.aporrea.org/ideologia/a273034.html

Imagen tomada de: https://compartirpalabramaestra.org/sites/default/files/styles/articulos/public/field/image/pisa-y-los-modelos-de-evaluacion-docente.jpg?itok=HUFEvpsy

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La idea socialista ante la cuarta revolución industrial

Por: Luis Bonilla-Molina.

El capitalismo está obligado a revisar de manera permanente sus dinámicas para mantener su hegemonía y para ello no tienen prejuicios ni reparos en romper sus premisas y explorar nuevos caminos. Cada vez que desde el campo popular y revolucionario se le asesta un golpe a la lógica del capital, éste muta y explora nuevas formas, rutas y dinámicas.

Marx era consciente de ello y por ello trabajó la contradicción como un mecanismo dialéctico de aprendizaje continuo y permanente en la izquierda revolucionaria. Sin embargo, una visión mecánica respecto a la aproximación y mediación con la realidad, expresada en una mirada repetitiva de los ciclos históricos ha anidado en una parte importante de las izquierdas, conspirando en contra de su capacidad real para convertirse en dinamizadoras de la transformación en el siglo XXI. Ciertamente las izquierdas vivimos en el presente, una crisis de interpretación epocal.

La mayoría de los “clásicos” del marxismo fueron escritos en el contexto de la primera y segunda revolución industrial. La tercera revolución industrial y su impacto en el mundo capitalista por lo general ha sido trabajada de manera fragmentada, parcial y muchas veces inconexa con la dicotomía capital-trabajo y respecto a la ideología por parte de importantes sectores de las izquierdas. En muchos casos ello se debe a la preocupación que genera dejar a un lado interpretaciones y formulaciones teóricas que fueron efectivas en el pasado, pero que en el presente se constituyen en narrativas históricas importantes, pero de eficacia política limitada.

La teoría precedente construida al fragor de las dos primeras revoluciones industriales, resulta útil y potente solo si entre líneas somos capaces de develar el método interpretativo que llevó a su formulación en un momento dado, pero es limitada si queremos usarla como patrón para una acción en un nuevo tiempo histórico que no acepta calco ni copia.  Esto resulta especialmente dramático, cuando se trata de definir táctica política en medio de la revolución científica tecnológica que precede a la puesta en marcha de la cuarta revolución industrial.

Tercera Revolución industrial

Imagen relacionadaLa tercera revolución industrial se inicia en la década de los sesenta y tiene varios ciclos. El primero de ellos se nos presentó con la llegada de las computadoras que tenían más tamaño que capacidad de procesamiento, pero que implicaron todo un mundo de posibilidades para la producción industrial, la educación, el consumo, la gobernabilidad, la resemantización de la ideología ylas transformaciones de las relaciones sociales.

Luego vendrían los ciclos de los computadores de escritorio (´70s), las computadoras portátiles (´80s), internet con la World Wide Web (WWW) en los 90s, las redes sociales (primera década del siglo XXI) y la realidad virtual (segunda década del siglo XXI).  Todos ellos ciclos de la tercera revolución industrial.

Paralelamente a ello, el desarrollo de la informática profunda (macrodatos), la micro robótica, el conocimiento de la estructura genética humana, conectividad con lógica fractal y la digitalización de formas de inteligencia no biológica, abrían paso a una nueva revolución industrial.

Esto ocurría en un tiempo histórico tan breve, que buena parte de las izquierdasapenas estaban comenzando a problematizar las implicaciones de la tercera revolución industrial en el devenir de las políticas alternativas, cuando se nos anuncia un nuevo periodo de vínculo del conocimiento científico y la innovación tecnológica con el modo de producción capitalista.

La nueva política 2.0

Resultado de imagen para politica 2.0 En la reciente campaña electoral brasileña vimos que mientras la izquierda en el poder, se concentraba más en denunciar los fake news y el uso masivo de las redes sociales por parte de la extrema derecha y sus equipos, Bolsonaro pasaba personalmente un número importante de horas usándolas como un mecanismo para que sus mensajes llegaran a segmentos importantes de la población.

En medio de la campaña electoral 2018 la extrema derecha brasileña no teorizó sobre el impacto de la quinta generación de la tercera revolución industrial en la política, sino que trabajó en las nuevas dinámicas que ello implicaba.

Recuerdo que estando en Sao Paulo a una semana de las elecciones, pude constatar que eran múltiples las declaraciones reactivas de voceros del PT en todos los medios contra las perversiones de la política digital, en contraste con lo que hacía Jair Bolsonaro quien pasaba por lo menos una hora diaria en YouTube propagando sus mensajes acompañado de sonrientes jóvenes, además de contar con una estudiada y elaborada estrategia de intervención en twitter, Facebook, WhatsApp, Instagram, telegram, entre otras redes sociales.

Esto tiene mucho que ver con la precaria comprensión en las izquierdas sobre el impacto de las innovaciones científico tecnológicas que hemos conocido en el siglo XXI, en la cotidianidad de la acción política contestataria.

En contraposición, está lo ocurrido con la campaña de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), exitosa en el uso del mundo digital y virtual en la ruta a su triunfo. Este hecho, desde mi punto de vista, es más atribuible a la estrategia de un selecto grupo de asesores que a una definición teórico práctica de las izquierdas.

Muchas veces desde los pensamientos contestatarios se alude a limitaciones financieras para poder trabajar en este plano. Lo cierto es que no se trata de un tema de restricciones económicas, sino de la comprensión del fenómeno. De hecho, en la carrera por la silla presidencial mexicana en 2018, Anaya invirtió el 24% de su presupuesto de campaña en los medios digitales en contraposición a un 32% de lo usado por Meade y solo un 4% de AMLO.

La diferencia fue que mientras los dos primeros lo vieron como la extensión de la publicidad en el mundo digital, el tercero entendió que se trataba de nuevos espacios de diálogo e interacción política con los ciudadanos.

Sin embargo, si colocamos el debate en términos de campañas electorales exitosas o fracasadas, estaríamos desestimando el impacto del nuevo ciclo de la revolución industrial en la epistemología y accionar de lo político y, en la precaria reflexión de las izquierdas al respecto.

El problema es más estructural y tiene que ver con una especie de parálisis cognitiva que genera el requerimiento de construir nuevos referentes y producciones teóricas socialistas para actuar en la realidad, con narrativas y construcciones organizativas de nuevo cuño.

Podemos desestimar los procesos que construyen la ruta a la cuarta revolución industrial, pero ello solo puede tener expresiones alternativas y de justicia social si construimos teoría revolucionaria para actuar en esas realidades.

Cuarta Revolución Industrial

En 2011 en Hanover, Alemania se anuncian los preparativos para el desembarco de una nueva revolución industrial. La cuarta revolución industrial es el proceso de diseño y puesta en marcha de una reestructuración sin precedentes del modo de producción capitalista, usandonanotecnología, conectividad 5G, informática biológica basada en el conocimiento del genoma humano, capacidad de uso de la Big Data para el análisis masivo de datos de comportamiento del consumo de millones de usuarios.

Las posibilidades de extraer valor cuali-cuantitativo de la información contenida en estos macrodatos es inmensa y sin precedentes. Imaginemos la potencialidad, no solo empresarial sino en los distintos campos de la lucha social,de desagregar la data contenida en este nuevo desarrollo de la informática,donde se cruzan movimientos del mercado, con tendencias de consumo de masas y migraciones de capitales.

Esto puede ser usado por los gestores del capitalismo del siglo XXI no solo para hacer predicciones teóricas y de producción de mercancías, sino también entre otras muchas posibilidades, para la toma de decisiones en tiempo real sin intervención humana, sobre la producción y para construir un modo de gobernabilidad virtual. Nos estamos refiriendo al uso de inteligencia artificial basada en la valoración de los comportamientos humanos como patrones y singularidades, como continuos y rupturas.  Pero ¿y como pueden usar las izquierdas estas innovaciones para abrirle paso expedito a nuevas conquistas sociales?  Ese es el punto que me preocupa.

Las fábricas 4.0 emergen como el paradigma de este modelo capitalista en construcción que para Klaus Schwab, uno de los principales fundadores del Foro de Davos, implicaría que solo su desembarco dejaría a siete millones de trabajadores y obreros fabriles en condición de desempleados, en los quince países más industrializados del planeta. Ello ya de por sí debería estar generando no solo debates políticos en las izquierdas y la necesaria articulación de resistencias al respecto, sino también nuevas formulaciones teórico prácticas para continuar construyendo el socialismo en los nuevos contextResultado de imagen para fabricas 4.0os.  Pero esto está ocurriendo de forma marginal en las izquierdas.

No contamos con datos que nos permitan transpolar las predicciones que se hacen al respecto, parael mundo del trabajo de América Latina y el Caribe. Si bien no tenemos elementos para saber qué pasará con el empleo en nuestramérica, lo que sí es un hecho es qué en el camino que allana la llegada de la cuarta revolución industrial en la región, se ha generado una reestructuración del flujo de capitales y en la mirada empresarial global que está convirtiendo a este territorio, en el “áfrica del siglo XXI”.

Así como el siglo XX fue testigo de inversiones capitalistas importantes en ALC para el montaje de fábricas de ensamblaje de piezas y algunas industrias de procesamientos de materias primas, mientras África era visto como la meca de las materias primas baratas y sin muchas trabas legales para su exportación, en el siglo XXI los papeles pareciera que se están invirtiendo en esa relación.

El énfasis de la inversión capitalista para América Latina y el Caribe es ahora en materia de extractivismoy ha sido tan brutal en estas dos décadas,que su impacto es solo comparable y contrastable con el debilitamiento de la capacidad industrial instalada en este territorio. Si en el tiempo se continúa con esta tendencia, no es atrevido señalar que lo que estaría ocurriendo es que el capital está valorando a la región como lo hiciera en el siglo precedente con el continente de Mandela.

Cuarta revolución industrial e izquierdasResultado de imagen para cuarta revolución industrial y la izquierda

 La cuarta revolución industrial, implicaría una restructuración del modo de producción capitalista que colocaría a la clase obrera fabril en un segundo plano, pulverizando buena parte de la narrativa que hemos sostenido en los últimos siglos. El impacto de las innovaciones científico tecnológicas en el modo de producción capitalista, se nos presenta amenazante, con intenciones de diluir o por lo menos disminuir el papel del considerado sujeto histórico de las revoluciones.

Este proceso se podrá observar con mayor nitidez precisamente en los países industrializados.  Esto no significa el apocalipsis del pensamiento socialista, sino que este proceso nos obligará a repensar las expresiones y manifestaciones de la lucha de clases en el siglo XXI, tal y como en su momento las abordó Marx, a quien le correspondió analizar el impacto del desembarco de la primera y segunda revolución industrial en el capitalismo de ese momento.

Una reflexión sobre cuarta revolución industrial y socialismo no tendría sentido incluirla en el marco de un conjunto de ensayos sobre la izquierda en América Latina y el Caribe en el siglo XXI, a no ser por el precario estado de los debates que al respecto vienen dando las izquierdas en la región.

El cambio estructural en curso en nuestras sociedades capitalistas a finales de la década de los veinte del siglo XXI, demanda una nueva generación de teoría revolucionaria como en su momento la formularon Lenin, Trotsky, Rosa Luxemburgo, Clara Zetkin, Plejanov, James Cannon, Ludovico Silva, Ernest Mandel o Daniel Bensaid, para solo citar un pequeño puñado de socialistas revolucionarios. Insisto en el hecho que o bien la generación de rebeldes del presente asume la tarea o estaremos condenados a la marginalidad que le es propia a los grupos de propaganda o a la soledad que es inmanente a los arqueólogos de la idea socialista.

Fuente del  artículo: http://questiondigital.com/la-idea-socialista-ante-la-cuarta-revolucion-industrial/

 

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Los marxistas en su laberinto del siglo XXI

Por: Luis Bonilla-Molina 

Ensayos sobre las izquierdas en América Latina y el Caribe

Diría Francisco, no el Papa de Roma, sino mi recién fallecido padre ¡que terquedad la tuya, intentar debatir lo que nadie parecer querer cambiar!Y es que es el pragmatismo se viene imponiendo como razón política en las propias izquierdas. Solo los más osados se atreven a plantear uno u otro tema teórico que muestre algún nivel de atasco en su implementación en la praxis. Lo hacen a sabiendas que desde múltiples lugares se le acusará de revisionistas, renegados, intelectuales pequeñoburgueses o, hasta de ser parte de la nómina de algún servicio secreto internacional, hecho del cual los acusados no se habían enterado hasta la fecha. A pesar de ello, tomo aire para buscar aliento y me decido a hacer las veces de secretario de multitudes diversas y, en consecuencia, procedo a tomar nota de los planteamientos y dudas que en tono de murmullos se escuchan cada vez con mayor insistencia en distintos lugares de lucha de nuestraamérica. La única intención de este escriba –aunque sospecho que dirán que tengo ocultas e innobles intenciones- es la de intentar contribuir a la construcción de una agenda compartida sobre los desafíos epistémicos, conceptuales y de acción de los socialistas libertarios a finales de la segunda década del siglo XXI.

Por supuesto me refiero al socialismo científico sistematizado por Karl, el nacido en Tréveris. Fíjense que digo que él “sistematizó” y en ningún momento que creó, porque Marx fue un científico social y no un religioso, ni un infalible gurú. Y allí dos problemas iniciales, sobre los cuales volveré más ampliamente en otros artículos.

El primero de ellos reside en el hecho que a través del tiempo ha surgido una especie de ortodoxia marxista que se siente facultada para establecer los cánones del marxismo, la legalidad y legitimidad del pensar la transformación, que ha convertido el pensamiento crítico en estático alejado del dinamismo dialéctico, para el cual categorías como imperialismo, obrero fabril, partido revolucionario, trabajadores, ideología, alienación, entre otras, no han sufrido cambios en el terreno concreto de la lucha de clases a más de un siglo de haberlas definido inicialmente. Marx siempre estuvo atento a la influencia de las realidades históricas concretas en la teoría, entendiendo que la dialéctica no era una externalidad analítica, sino que tocaba al propio pensamiento socialista.

El segundo de ellos, es la creciente invisibilización del hecho que Carlos Marx se reclamó socialista científico, algo que ahora pasan por alto muchos apologistas neo metafísicos que atacan sin cesar cualquier apelación a la mentalidad científica. La transformación estructural de las sociedades capitalistas para abrir paso al socialismo no es un acto solo de voluntad –que la requiere- sino también de pensamiento estructurado, de conocimiento en profundidad de las ciencias puestas al servicio de la liberación del hombre por el hombre. En consecuencia, el marxismo es el pensamiento científico transdisciplinario que reflexiona, estudia y propone ideas para el cambio estructural de las sociedades a partir del estudio de cada coyuntura histórica, nunca en abstracto, ni desde el inmovilismo cognitivo.

Marx fue un hombre de su tiempo histórico. Como pocos comprendió el impacto del desarrollo científico y tecnológico en el modo de producción capitalista. Carlos Marx fue un enamorado de las posibilidades que encerraban la primera y segunda revolución industrial para romper las profundas y estructurales desigualdades acumuladas por siglos. Por ello interpretó de manera acertada el impacto de la relación del trabajo colectivo de los obreros industriales y fabriles alrededor de las máquinas y las innovaciones, en los procesos de producción de mercancías. Construyó una interpretación única y singular respecto a la conciencia de esa clase social, constituida en el corazón del modo de producción, a la cuál caracterizó como el motor de la nueva historia de la lucha de clases y de las posibilidades de construcción de la vida colectiva del común, el socialismo.

Marx construyó una teoría que hemos denominado marxismo, no como un nuevo relato teológico, sino como un método para actualizar de manera permanente el presente y el devenir de las luchas. Karl, el gigante revolucionario no podía prever –ni era su tarea histórica- que precisamente el desarrollo tecnológico que ocurriría 150 años después de la elaboración del Manifiesto Comunista (1848) conocería una tercera y cuarta revolución industrial (1960-2019/ 2020- ) que ahora no tan solo deja de agrupar a los trabajadores en fábricas para la producción de mercancías, sino que comienza a expulsarlos de ellas, impactando la idea de lo colectivo en la producción, reconfigurando también el papel de otras clases sociales consideradas en algún momento subalternas al proyecto socialista.

El problema es que la reflexión sobre estas dinámicas es muy precaria aún en América Latina y el Caribe y ahora, para colmo, se nos anuncian las consecuencias inmediatas de la primera ola del desembarco (década de los ´20 del siglo XXI) de una cuarta revolución industrial (fábricas 4.0, expulsión en masa de amplios sectores de la clase obrera de las fábricas, crisis humanitaria laboral en los países altamente industrializados, ALC como simple campo de extractivismo de materias primas de viejo y nuevo cuño), así como de la llamada era de la singularidad (fusión de tecnología con vida humana), en medio de una crisis ecológica planetaria sin precedentes.

¿Cuál es el impacto de estas nuevas realidades en el plano teórico general del socialismo, en las organizaciones revolucionarias y en el propio programa de acción de las luchas socialistas? Sobre esto seguiremos escribiendo, como simples secretarios de múltiples voces que reclaman un espacio y una agenda emergente para mantener viva y con posibilidades de disputa del poder la idea socialista por parte de quienes vivimos del trabajo en el siglo XXI.

*Fuente: https://luisbonillamolina.wordpress.com/2018/12/04/los-marxistas-en-su-laberinto-del-siglo-xxi/

*Fuente de la imagen: https://www.merca2.es/lecciones-cuarta-revolucion-industrial/

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Comunicado: Una hora estelar para las Ciencias Sociales del Caribe.

Por: Luis Bonilla Molina

A continuación reproducimos el comunicado que emitiera el 26 de octubre de 2018 el Dr. Luis Bonilla-Molina, candidato a la Secretaría Ejecutiva del Consejo Latinoamericano y Caribeño de Ciencias Sociales (CLACSO) al portal “Otras Voces en Educación” (http://www.otrasvoceseneducacion.org ) con motivo de la situación de las Ciencias Sociales en el Caribe en el marco de su candidatura a la Secretaría Ejecutiva del Consejo Latinoamericano y Caribeño de Ciencias Sociales (CLACSO)

El Caribe es un espacio humano, cultural y geográfico de una enorme tradición en materia de resistencias a todas las formas de opresión, dominación, discriminación colonial y neocolonial. El Caribe ha sido un territorio donde las tareas descoloniales adquieren especial relevancia y dentro de esta labor, las ciencias sociales y el pensamiento crítico agrupado en CLACSO juegan un papel de primer orden. Por ello, ante la pregunta de cómo construir una agenda de trabajo desde la Secretaría Ejecutiva en el Caribe a partir del inicio de mi mandato, he señalado que:

Es importante fortalecer las iniciativas de desarrollo de las ciencias sociales en la región. Por ello nos hemos comprometido a poner en marcha una oficina de trabajo en el Caribe que permita construir con los y las investigadores e investigadoras de la región una agenda de trabajo para el periodo 2019-2021. Esta oficina se pondrá en marcha con un porcentaje de los ingresos propios que se generan en CLACSO;

Abriremos desde el primer día de nuestra gestión una consulta con las y los investigadoras e investigadores de la región y quienes laboran en los GT alrededor del tema del Caribe, para determinar los temas prioritarios a incluirse en los seminarios virtuales que realiza el CLACSO. La idea es que la formación que en este campo se desarrolle contribuya de una manera más potente a la agenda de las ciencias sociales del Caribe. La formación virtual que realiza CLACSO tendrá desde el año 2019 un segmento definido y específico sobre el Caribe.

El informe de la UNESCO sobre Ciencia 2015-2030 evidencia la brecha existente en América Latina, pero muy especialmente en el Caribe en materia de conectividad, acceso a la tecnología y posibilidades de desarrollo de las ciencias sociales en el marco del desembarco de la cuarta revolución industrial. Por ello consideramos fundamental desarrollar un conjunto de iniciativas desde CLACSO que permitan no solo visibilizar esta situación, sino allanar el camino para otras formas que permitan revertir en el corto y mediano plazo esta situación en el campo de las ciencias sociales;

Es hora que los encuentros de reflexión y pensamiento crítico sobre el Caribe se diseñen, coordinen y realicen en el Caribe con el decidido apoyo de la Secretaría Ejecutiva de CLACSO. Nos proponemos construir con las y los directoras(es) de centros miembros, los y las investigadores asociados en los GT que abordan las temáticas asociadas y, las(os) referentes investigativos(as) del Caribe una ruta de eventos que permitan colocar en la agenda pública los resultados de las investigaciones que se realizan;

La Escuela Internacional de jóvenes investigadores e investigadoras en Ciencias Sociales que pondremos en marcha en nuestra gestión, contará con una matrícula del 25% de participantes del Caribe (tanto profesores como estudiantes) como un mecanismo que permita incidir positivamente en la formación de la nueva generación estudiosa de las ciencias sociales de esta importante región;

Junto con la oficina CLACSO del Caribe diseñaremos un plan de Becas para jóvenes investigadoras(es) caribeños teniendo como países prioritarios a Cuba, Haití, República Dominicana, Puerto Rico, Santa Lucía, Trinidad y Tobago.

Garantizamos que sostendremos el apoyo de CLACSO a Cuba, Haití y Puerto Rico en materia de exoneración de pago de cuota de membresía, apoyo logístico para viaje a Asamblea de CLACSO, exoneraciones de pago de cursos virtuales y toda y cada una de las iniciativas que en esta materia se han adelantado como expresión de la solidaridad y el acompañamiento a esta sub región para el desarrollo de la Ciencias Sociales y el pensamiento crítico. Esto de manera alguna limita el desarrollo de nuevas iniciativas de acompañamiento y apoyo para profundizar el trabajo que allí se viene realizando;

En esta etapa, profundizaremos la relación México, Caribe y Secretaria Ejecutiva para el impulso de las ciencias sociales en esta región, hemos propuesto propiciar un cercamiento con la cooperación asiática, especialmente con fondos de la Asociación Estratégica China regional para apoyar investigaciones del Gran Caribe y contribuir a la formación de una nueva generación de jóvenes investigadores en ciencias sociales;
Consideramos importante retomar nuestra relación con los organismos multilaterales para acceder a fondos de investigación y/o formación que puedan desarrollarse en toda América Latina, pero muy especialmente en el Caribe.

Finalmente subrayo, que la consulta sigue abierta para construir juntos y juntas una agenda de transformaciones para el CLACSO DEL SIGLO XXI

México, 26 de Octubre de 2018.

Luis Bonilla-Molina, Candidato a la Secretaria Ejecutiva del CLACSO

Fuente: https://luisbonillacandidaturaclacso.wordpress.com/sobre-luis-bonilla/

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Colombia Resiste al modelo neoliberal de neo privatización en el siglo XXI

Por: Luis Bonilla-Molina

A continuación reproducimos el comunicado que emitiera el 23 de octubre de 2018 el Dr. Luis Bonilla-Molina, candidato a la Secretaría Ejecutiva del Consejo Latinoamericano y Caribeño de Ciencias Sociales (CLACSO) con motivo del paro de las universidades públicas, el paro de los docentes de primaria y bachillerato convocado por FECODE y la huelga de hambre que sostienen importantes figuras de la educación colombiana.

Colombia vive con especial intensidad la aplicación de la agenda neoliberal privatizadora de nuevo signo que recorre el continente y el mundo.  La mutación del modo de producción capitalista como resultado de las aceleradas innovaciones tecnológicas que anuncian el desembarco de la cuarta revolución industrial ha hecho que el mundo del capital construya una perspectiva deshumanizada de los procesos sociales y una nueva manera de entender tanto la educación como la formación profesional.  La despedagogización del hecho educativo es solo la punta del iceberg de los intentos del gran capital y los gobiernos neoliberales por destruir la escuela pública que conocimos en los últimos dos siglos.

La actual lucha que libran las comunidades académicas colombianas, conformadas por docentes, estudiantes, investigadoras(es), personal administrativo de las universidades públicas, en esta oportunidad acompañados de amplias franjas de la población, la están dando por la defensa de la educación pública en general y de la universitaria en particular. Los universitarios y universitarias colombianas parten de la denuncia respecto a las nefastas consecuencias que acarrean las reducciones de presupuesto impuestas por los anteriores gobiernos, lo cual continúa con la actual administración.  Las universidades colombianas están desfinanciadas en aproximadamente tres billones y medio de pesos en materia de nómina y gastos de funcionamiento, y aproximadamente en 17 millones de pesos en infraestructura. Es decir, las universidades públicas de Colombia carecen de infraestructuras adecuadas para que se pueda desarrollar con las mínimas condiciones el ejercicio pedagógico y educativo en general. El caso de la Universidad Nacional es dramático con infraestructuras de los años treinta del siglo XX, que no tienen las condiciones mínimas ni siquiera anti sísmicas, entre otras importantes carencias que hoy se le exigen a cualquier construcción educativa moderna.

Esta lucha presupuestal del profesorado universitario colombiano, el magisterio y los estudiantes de ese país, tiene unas dimensiones muy importantes de crítica a la estructura y organización del presupuesto público en Colombia.  Mientras se desfinancia la educación pública en ese país, a pesar que las aspiraciones sociales de cobertura están aumentando y que cada vez las universidades públicas reciben más solicitudes de estudiantes para ingresar, el presupuesto público se reorienta a otras agendas como la bélica.

Sólo la Universidad Nacional, recibe dos veces al año solicitudes de más de 70000 bachilleres pero solo puede admitir el 10%, es decir, 7000, lo cual implica una exclusión del 90% de la población juvenil en edad para la prosecución universitaria, ello gracias a la desfinanciación en materia educativa. Esto adquiere niveles dramáticos de crisis educativa si tomamos en cuenta que el 70% de los jóvenes de Colombia van a la universidad pública, es decir, es mayor el número de estudiantes de la pública respecto a la privada.  Mientras esto ocurre los gobiernos neoliberales destinan la mayor porción del presupuesto a la industria de la guerra, el pago de la deuda externa -cuyo origen y uso, es decir su legitimidad es cuestionada por amplios sectores- , y para definiciones de extractivismo, es decir minería e hidrocarburos, mientras la universidad pública es arrinconada reduciéndosele de manera significativa su presupuesto.

En los últimos tiempos una parte importante de la política de financiamiento universitario se destina al llamado “subsidio a la demanda”, donde pagan becas a jóvenes pobres pero no incrementan el presupuesto universitario para infraestructura, funcionamiento ni nómina. Hoy la flexibilización laboral del personal docente universitario está a la hora del día, donde muchos solo acceden a “contratos temporales” de dos a cuatro meses, rompiendo la carrera profesional.  Pareciera que crean las condiciones para financiar formas alternativas de formación a las hasta ahora conocidas del sector universitario.  Es una política de complementar mercados, definidos en los estándares de formación de la óptica neoliberal.

Esto se extiende a las iniciativas para interferir en la formación mediante la disputa por el tipo de currículos, con la intención de apropiación y determinación respecto del conocimiento que está circulando en las universidades y es un hecho que el neoliberalismo ha venido tomando la orientación curricular.  La formación que se está implementando desde el Bachillerato es fundamentalmente en el plano de las competencias en el mundo del trabajo y no en formación integral de la personalidad, mucho menos en materia de construcción de ciudadanía crítica. A ello se le adiciona que los colegios de bachillerato se están articulando con los SENA que son los Instituto Tecnológicos que forman para que salgan rápidamente al mundo del trabajo que requiere el modo de producción en manos del gran capital, que tienen como rasgo distinto que el trabajo es pagado con salarios precarios, mientras se profundiza la desfinanciación de las universidades públicas.

Adicionalmente al hecho que no se le dan recursos a las universidades públicas, se están modificando las legislaciones y creando las condiciones institucionales para permitir abrirlas a la inversión directa del capital privado por la vía de asociaciones públicas, donde el diseño que se presenta es que a futuro, en la medida que los inversionistas privados empiezan a actuar en las universidades públicas, es decir a hacer inversiones, también entren a los consejos de dirección de las casas de estudios superiores, ya no solo para definir la administración de las inversiones sino para opinar y decidir sobre temas del currículo, los procesos pedagógicos y el pensamiento.  Es decir, se está construyendo una transición a una especie de universo pedagógico corporativo.  Por ello, esta lucha de las universidades públicas colombianas que se inicia por temas de agenda presupuestaria, es cada día más una crítica al modelo neoliberal para el sector universitario, a la neo privatización y la apropiación de los contenidos por parte del capital privado.

Tales circunstancias han llevado a que académicos de una solvencia moral como Adolfo Atehortúa Cruz,  Ex Rector de la Universidad Pedagógica Nacional, hayan cumplido hasta el día de hoy una huelga de hambre en apoyo a esta justa lucha.  Atehortúa es un académico de 61 años y su condición se deterioró aceleradamente.  Otros docentes se mantienen en huelga de hambre y se anuncian incorporaciones a esta lucha si no se abre un amplio debate nacional al respecto.

Lo que ocurre en Colombia es la muestra evidente y contundente de las consecuencias de la agenda neoliberal para la educación pública, gratuita, popular y de calidad en América Latina y el Caribe.  Resistir en Colombia es resistir en toda nuestra región.  Además en este caso, a pesar de firmarse recientemente el llamado acuerdo de paz y de entrar la sociedad colombiana a la etapa de “post conflicto” el gobierno de este país le otorga más recursos presupuestarios a la guerra (Ministerio de Defensa) que a la educación pública.

Finalmente hoy, martes 23 de octubre la Federación Colombiana de Educadores (FECODE) inicia un paro docente y movilizaciones por 24 horas que cierran el círculo de resistencias antineoliberales respecto a lo que implican sus políticas para la educación pública.

Como Candidato a la Secretaría Ejecutiva del CLACSO expreso mi solidaridad activa con la lucha de mis hermanas y hermanos docentes colombianos y colombianas, con los cuales desde los ochenta del siglo pasado, aprendí que una y un docente que lucha, es un y una maestra(o) que enseña a vivir en justicia, libertad y con dignidad.

Bogotá, 23 de Octubre de 2018.

Luis Bonilla-Molina, Candidato a la Secretaria Ejecutiva del CLACSO

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Presentación: Ideas para un CLACSO del SIGLO XXI en Medellín

Por Luis Bonilla-Molina

A continuación comparto con ustedes la invitación a mi foro que se realizará en Medellín del  22 al 25 de septiembre de 2018.

Compartiremosmis ideas para el CLACSO del siglo XXI, ya que está institución se ha convertido en el más significativo laboratorio de ideas para la construcción de pensamiento crítico que fundamente el desarrollo de sociedades democráticas, de justicia social con perspectiva de encuentro humano.

Fuente de la reseña: https://www.facebook.com/photo.php?fbid=2054429904613011&set=a.139587302763957&type=3&theater

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