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Así pretenden Google, Apple y el resto de gigantes educar a la inteligencia artificial

22 de marzo de 2017 / Fuente: http://www.eldiario.es

Por: Marta Sofía Ruiz

Google, Amazon, Microsoft, Facebook, IBM, Apple y representantes del ámbito académico y la sociedad civil se han unido en Partnership for AI, una alianza para impulsar la inteligencia artificial y evitar que las máquinas acaben heredando lo peor de los humanos o perpetuando las desigualdades. ¿Serán capaces de ponerse de acuerdo en unas directrices verdaderamente útiles?

Aunque el desarrollo de la inteligencia artificial abre todo un mundo de posibilidades en áreas como la economía, la medicina o la ingeniería, permitir que los algoritmos aprendan y tomen decisiones por sí mismos también entraña riesgos. Ciberataques más sofisticados, algoritmos que realizan elecciones injustas o, en el caso más extremo, máquinas que se rebelan contra sus creadores son algunos de los riesgos más temibles.

Por ello, las mayores empresas y los más relevantes investigadores del sector se han unido en Partnership for AI,  una gran alianza que pretende establecer las bases éticas y definir las buenas prácticas que evitarán que se hagan realidad las predicciones más funestas. Su misión es conducir el avance imparable de la inteligencia artificial por la senda adecuada y con el bien común como primer objetivo.

Todos los grandes nombres están presentes: Google, Amazon, Microsoft, Facebook, IBM y, aunque su incorporación oficial al proyecto ha sido más tardía, también Apple. OpenAI, la iniciativa sin ánimo de lucro que impulsa Elon Musk, también forma parte. Así, los gigantes que llevan años invirtiendo en inteligencia artificial y convirtiéndola en la base de sus productos se sentarán a hablar de los límites, los riesgos y los conflictos éticos de aquello en lo que están trabajando.

“Esta es la primera vez en la que los seis grandes actores de la industria, los que están empujando los límites de la inteligencia artificial, se juntan para definir las buenas prácticas”, explica a  HojaDeRouter.com el investigador Subbarao Kambhampati, presidente de la  Asociación para el Avance de la Inteligencia Artificial (AAAI) y miembro de la junta de Partnership for AI.

Este catedrático comparte asiento en el máximo organismo de la institución con representantes de las grandes empresas y con un número equivalente de representantes del ámbito académico, las sociedades científicas y las organizaciones de derechos civiles. Seis asientos para los gigantes y seis para ellos.

La inteligencia artificial cambiará tanto la ciberseguridad como el cibercrimen.
La inteligencia artificial cambiará tanto la ciberseguridad como el cibercrimen

Jason Furman, que acaba de incorporarse al  Instituto Peterson tras ocho años como asesor económico del presidente Obama, también forma parte de la junta que dirige la alianza. Cree que la inteligencia artificial podría ser  uno de los avances más importantes para la economía y la sociedad en las últimas décadas, y por ello considera “clave contribuir a definir las mejores prácticas y políticas para asegurarse de que la inteligencia artificial trabaja al servicio del bien”.

UNA PREOCUPACIÓN COMÚN

“Hay mucho trabajo por hacer para descubrir cómo abordar asuntos como la ecuanimidad y la privacidad en los sistemas de inteligencia artificial”, señala Deirdre Mulligan, profesora de la Universidad de Berkeley y directora del Centro Berkeley de Derecho y Tecnología. También miembro de la junta de Partnership for AI, la experta recuerda que, “como cualquier tecnología, la inteligencia artificial podría ser usada incorrectamente por individuos u organizaciones con malas intenciones”.

La manipulación intencionada del ‘chatbot’ de Microsoft por parte de usuarios que querían amplificar su perspectiva racista y misógina es un ejemplo de ello”, detalla Mulligan. Sin embargo, el peligro no está solo en una posible manipulación intencionada: la inteligencia artificial también puede absorber los prejuicios de la sociedad y de sus creadores y acabar conduciendo a resultados injustos o indeseados. “ La búsqueda de imágenes de Google etiquetó a personas negras como gorilas”, recuerda la experta. «En ese caso, las etiquetas no fueron el resultado de una actitud racista, sino la suma de una base de datos de entrenamiento incompleta y de las limitaciones de los algoritmos de reconocimiento facial causadas por esos conjuntos de datos limitados».

Finalmente, tal y como explica esta profesora, la inteligencia artificial también puede incorporar prejuicios como resultado de cálculos complejos, que no obstante pueden ser sutiles y difíciles de identificar y de entender. Cuando las máquinas aprenden por sí mismas, sus creadores no siempre saben cómo ni por qué ha llegado a una determinada conclusión. Y eso puede terminar causando problemas, en ocasiones graves.

La alianza trabajará para que el público comprenda las ventajas de la inteligencia artificial.
La alianza trabajará para que el público comprenda las ventajas de la inteligencia artificial

Eric Sears, miembro de la  Fundación MacArthur y de la junta de Partnership for AI, también  ha hecho referencia a esos peligros, señalándolos como desafíos para la organización. “Entre los retos se incluye […] detectar y mitigar los sesgos de la máquina que puedan tener un impacto desproporcionado en grupos históricamente desfavorecidos» o « asegurarse de que los sistemas de inteligencia artificial se entienden y se puede vigilar que actúan de forma responsable”.

Por otra parte, la alianza trabajará para informar al público, desmentir algunos mitos y contrarrestar ciertos temores —las nuevas tecnologías siempre asustan y preocupan a una parte de la sociedad—. Asimismo, promoverán nuevos estudios sobre la materia y tratarán de difundir los ya existentes.

Pero al igual que saben cuáles son, al menos sobre el papel, sus objetivos, también tienen claro a qué cosas no se van a dedicar. La agrupación no busca funcionar como un ‘lobby’ que presione a los legisladores cuando vayan a aprobar medidas vinculadas con la inteligencia artificial. Tampoco creen que dicha normativa sea primordial. “No veo la necesidad de una legislación específica», opina el exasesor de Obama.

UNA ÉTICA DE CUMPLIMIENTO VOLUNTARIO

Mayoritariamente estadounidense, esta alianza por la inteligencia artificial está dando sus primeros pasos. Todavía «en su fase ‘startup'», según describe Sears, la agrupación comenzó su recorrido en septiembre de 2016 y desde entonces lleva trabajando para establecer la actual composición de la junta.

Por el momento solo han tenido una reunión —el 3 de febrero— y aún están definiendo su método de trabajo. Aún así, hay varias cosas que tienen claras. En primer lugar, que su labor principal consistirá en definir una serie de directrices éticas consensuadas. Por desgracia, serán de cumplimiento voluntario. La pertenencia a la organización no obliga a las empresas a seguir las pautas que se acuerden. Los miembros tampoco tendrán a su disposición, al menos de momento, mecanismos para hacer que los demás respeten lo pactado.

Se enfrentan además al reto de ser críticos con sus propias prácticas y al de actualizar constantemente sus recomendaciones.

IBM Watson es uno de los ejemplos que emplean inteligencia artificial.
IBM, Google o Facebook han centrado muchos de sus productos en la inteligencia artificial

A pesar de las limitaciones de esta joven alianza, la unión aporta algo claramente positivo. Al fundarla, industria, académicos y organizaciones del sector, sin dejar fuera a ningún actor clave, pronuncian un mensaje alto y claro: la inteligencia artificial, aunque llamada a revolucionar la sociedad y la economía, ha de tratarse con cuidado. Dejar decisiones que afectan a cada vez más facetas de nuestras vidas en manos de un algoritmo requiere de un trabajo previo cuidadoso y exhaustivo.

El objetivo final es que los rasgos menos positivos de sus creadores humanos no se encuentren en la inteligencia artificial, para conseguir que sea imparcial, lógica y ecuánime y asegurarse de que nadie pueda usarla con malas intenciones ni ella misma se acabe corrompiendo.

Los nombres de todos los gigantes de la tecnología figuran ya en la lista de miembros de la asociación. Ahora solo queda ver si son capaces de guiarse por los sanos principios que ellos mismos lleguen a acordar en el seno de esta organización. Del cariz que tomen sus avances depende en gran medida el futuro de la inteligencia artificial.

Fuente artículo: http://www.eldiario.es/hojaderouter/tecnologia/software/partnership_for_ai-google-apple-microsoft-IBM-Facebook-Amazon_0_612438914.html

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Ingeniero de coches autónomos: así puedes aprender ‘online’ la profesión del futuro

Marta Sofía Ruiz

Audacity ofrece formación para ingenieros de vehículos sin conductor. También permite crear su propio ‘software’ de código abierto bajo la varita de un antiguo gurú de Google

Aunque aún no se sabe quién ganará la carrera de los coches autónomos o cuál será el primer modelo que llegará a un público masivo, lo cierto es que empresas grandes y pequeñas están apostando por este tipo de vehículos sin conductor e invirtiendo en el desarrollo tanto de los propios coches como del ‘software’ y la inteligencia artificial que los harán posibles.

Por ello, los ingenieros especializados en estos robots con cuatro ruedas se van a convertir, aún más de lo que ya lo son, en unos profesionales muy demandados. Pero ¿cómo se forman los especialistas destinados a trabajar en los coches de Google, Uber o Apple? ¿Quién le está dando forma a ese talento?

Además de varias universidades, que ya incluyen los vehículos autónomos como parte de sus programas —Cambridge, el famoso MIT o la Singapur entre ellas—, desde internet surge otra opción de la mano de Udacity, una organización educativa que ofrece cursos ‘online’ especializados y entre cuyos fundadores se cuenta Sebastian Thrun, líder de la creación del coche autónomo de Google.

Algunas universidades —Cambridge, el famoso MIT o la de Singapur— ya incluyen los vehículos autónomos como parte de sus programas

Aunque su universidad digital empezó como una plataforma gratuita que apostaba por los MOOC, cursos ‘online masivos’ y abiertos, la institución se ha reinventado para formar a candidatos para trabajos muy especializados de la industria tecnológica. Entre ellos, los futuros ingenieros de coches autónomos.

Para ello, Udacity ha lanzado un nanotítulo de ingeniería de automóviles sin conductor que cuesta 800 dólares (765 euros) con becas disponibles para algunos estudiantes. Además, ha adquirido un coche Lincoln MKZ, un modelo tradicional que han transformado en un vehículo autoconducido para que sus alumnos lo puedan programar.

Hemos construido un coche autónomo que nuestros estudiantes pueden usar para probar su código como parte del programa», explica a Teknautas Oliver Cameron, su director. «Además, no lo venderemos, sino que publicamos el código abierto de manera que está disponible para toda la comunidad ingeniera de vehículos autónomos».

Cameron llegó a Udacity hace tres años y medio, creyendo en la necesidad de hacer la educación más accesible y efectiva. Después de liderar el equipo que elaboraba las ‘apps’ móviles de esta particular universidad digital, se convirtió en el vicepresidente de ingeniería y producto y diseñó desde bambalinas el programa que ahora dirige.

Los retos a los que se enfrentan los alumnos de Udacity tienen recompensa: el alumno que ofrece la mejor solución recibe una dotación económica

Además, fue el encargado de sellar alianzas con las muchas empresas interesadas en no perderse ni una línea del código programado ni una pizca del talento emergente que saldrá de este curso. «Tenemos catorce asociados, líderes en el diseño de coches autónomos, en su fabricación, en el ‘hardware’ o en el ‘software’», explica Cameron. «Muchos de ellos nos han ayudado a diseñar el programa para reflejar los últimos avances en el campo y para incluir el desarrollo de las habilidades necesarias que se están buscando en un ingeniero de coches autónomos».

La flamante lista incluye a algunas de las mayores compañías de automóviles y el curso se promociona asegurando que todas usarán su base de alumnos para contratar. Mercedes-Benz, Nvidia, Otto, Didi, BMW, HCL, AutonomouStuff, McLaren Applied Technologies, NextEv, Elektrobit, HERE, Local Motors, Polysync y LeEco son los catorce reclutados para la primera edición de este programa, puesto en marcha en septiembre, que pretende convertirse en un imprescindible para una industria que, en los próximos años, moverá 42.000 millones de dólares (40.000 millones de euros).

Un sistema de retos

Además de diversas explicaciones y prácticas, para este curso han optado por proponer retos a sus estudiantes. De esta forma, se aseguran de comprobar el código y de emplear únicamente el mejor y el más seguro en su coche de más de dos toneladas. Los retos vienen con recompensa incluida, así que el alumno que ofrece la mejor solución recibe una dotación económica.

«Hemos lanzado cuatro retos y el quinto llegará pronto. Los cuatro en los que ya están trabajando son el diseño del soporte de una cámara [ya resuelto], la predicción de ángulos de giro con ‘deep learning’, la localización del vehículo empleando únicamente las imágenes de la cámara —y no el GPS— y la construcción de un tablero de mandos Android para vehículos autónomos», enumera el director del programa.

El primero de ellos, resuelto después de muchísimas impresiones y comprobaciones, lo ganó un estudiante llamado Haden Wasserbaech, cuyo diseño demostró ser el más estable. Ahora, además de ayudar a facilitar imágenes más claras, su modelo está disponible de forma abierta y sobre él se pueden realizar nuevas modificaciones.

Con este curso, al que pueden apuntarse estudiantes de todo el mundo, y con la publicación de su ‘software’, desde Udacity pretenden impulsar la industria de los vehículos sin conductor y nutrirla de talento joven. «La alta demanda de ingenieros de coches autónomos es una gran oportunidad para nuestros estudiantes, que podrán transformar sus carreras con la educación ‘online'», defiende Cameron.

Se estima que la industria del vehículo autónomo moverá cerca de 40.000 millones de euros en los próximos años

Aunque aún queda por ver si realmente sus estudiantes acaban siendo reclutados por las grandes empresas (lo más probable) o se lanzan a emprender sus propios proyectos, Udacity y su nanotítulo son otra de las muchas muestras de la importancia que tecnológicas, empresas de automoción tradicionales e investigadores están dando a los coches autónomos.

«Los expertos están de acuerdo en que los coches sin conductor ayudarán a reducir el número de accidentes en todo el mundo», defiende Cameron. «Tristemente, cada año miles de personas seguirán perdiendo la vida en accidentes hasta que seamos capaces de terminar con la brecha de talento necesaria para convertir el mundo en un lugar más seguro para todos».

Fuente del articulo: http://www.elconfidencial.com/tecnologia/2016-12-31/ingeniero-coches-autonomos-aprender-cursos_1310848/

Fuente de la imagen:

http://7www.ecestaticos.com/imagestatic/clipping/746/0c8/7460c88e5a0513c9a4d335ae5cfe1aa5/ingeniero-de-coches-autonomos-asi-puedes-aprender-online-la-profesion-del-futuro.jpg

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Por qué millones de chicas juegan a ligarse a un rompecorazones virtual

Por: Marta Sofia Ruíz

Todavía relativamente desconocidos fuera de Japón, los videojuegos ‘otome’ han cautivado a una legión de adolescentes con sus relaciones románticas virtuales. La protagonista elige entre varios pretendientes y vive aventuras mientras, poco a poco, se enamora. Lisa es una de las jugadoras españolas que disfruta de este tipo de títulos de simulación de vida, con tramas cada vez más elaboradas.

¿Será Sirius? ¿Será Yoshino? ¿Será Kale? Varios chicos para elegir y una protagonista que tiene que decidir con quién vive un romance. Ese es, a grandes rasgos, el argumento principal de los juegos ‘otome’.  Diseñados para un público mayoritariamente femenino y originarios de Japón, estos títulos aún no han conseguido romper del todo las barreras de la nación nipona, donde son tremendamente populares. En el resto del mundo, su base de fans ha ido creciendo lentamente a lo largo de los últimos años, cuando algunos títulos en inglés han empezado a cosechar buenos resultados.

Aunque la premisa parezca básica, los creadores de ‘otome’ y los guionistas de los juegos en su mayoría mujeres  pasan muchas horas intentando que el romance que funciona como aliciente principal parezca realista. Además, la mayoría de los títulos se caracterizan por presentar tramas muy elaboradas, con otros elementos destinados a captar la atención de la jugadora más allá de la relación romántica.

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Al principio me interesaban los ‘otomes’ por los chicos que había, pero a medida que fui jugando a varios, lo que más me gustaba era la trama: vida estudiantil, magos, príncipes, ídolos del pop, ninjas, etcétera”, explica a HojaDeRouter.com la joven  Lisa, una jugadora española de ‘otome’ de 19 años, residente en Vigo y estudiante de japonés.

Hay argumentos de fondo para todos los gustos: En ‘Alice in the Country of Hearts’ se vive una reinvención del clásico de Lewis Carroll. En  ‘Hakuoki’, uno de los títulos más exitosos, la protagonista, disfrazada de hombre, busca a su padre. En ‘Amnesia: Memories’, la heroína principal despierta sin ser capaz de recordar su pasado.

En otros títulos, la jugadora se verá inmersa en una trama policíaca y tendrá que resolver algún tipo de crimen o acudirá a un colegio para vivir distintas aventuras con sus compañeros uno de los argumentos más típicos. Este es el caso de ‘Tokimeki Memorial Girls Side 1’, un juego para la Nintendo DS con el que Lisa se introdujo hace ya seis años en el mundo del ‘otome’.

“El Tokimeki Memorial Girls Side es un ‘otome’ en el que tu personaje, es decir, tú misma, se encuentra en los últimos años de secundaria”, explica a HojaDeRouter.com. “Es bastante ‘realista’ en el sentido de que pasas ‘3 años’ [virtuales] yendo a clases y en que tienes que perfeccionar tus técnicas, estudios, hacer amigos, ir de compras, etcétera”.

Imagen del juego 'Amnesia: Memories'
Imagen del juego ‘Amnesia: Memories’

Aunque cada título presenta variaciones, casi todos los ‘otomes’ siguen un mismo modelo. “No se trata exactamente de ‘citas’”, cuenta Lisa. «Hay una serie de personajes y normalmente tú eliges con quién quieres hacer la historia”. Sin embargo, en algunos casos el juego cambia y la jugadora no podrá elegir a su interés romántico directamente. “En algunas ocasiones, mediante tus respuestas y acciones, consigues llamar la atención de un personaje o no”.

BARRERAS PARA LOS OTOME

Aunque este tipo de videojuegos, una suerte de actualización de las novelas románticas, goza de una enorme popularidad en Japón y ha sido incluso analizado en estudios, su desembarco en  Occidente no está siendo fácil. Entre los motivos, referencias culturales que son chocantes fuera del país nipón y la falta de traducciones más allá del inglés.

Un ejemplo de referencia cultural que puede incluso molestar a una audiencia occidental es el ‘kabe-don’, el momento en el que el hombre sujeta a la mujer contra la pared como supuesto gesto romántico.

Construir las personalidades de los personajes, especialmente de la chica protagonista, es otro de los grandes retos. “A las audiencias occidentales les gusta ver personajes principales con una personalidad establecida y no los típicos estereotipados que aparecen en los juegos ‘otome’”, explica Sue Anne Chan, desarrolladora de este tipo de juegos. Aún así, hay casos de éxito.

Financiado a través de Kickstarter, ‘Purrfectly Ever After’ fue diseñado desde un principio teniendo en cuenta a la audiencia occidental, creando una línea argumental con una influencia japonesa menos marcada. En él, la protagonista es una antigua gata ladrona, que se transforma en una humana con una personalidad muy fuerte y un gran sentido de la justicia. En este caso, entre sus posibles intereses amorosos también hay una mujer. ‘Amnesia: Memories’, otro de los más populares fuera de Japón, permite construir una nueva personalidad para la protagonista gracias a su pérdida de memoria. Cada decisión narrativa configura al personaje, añadiéndole una capa de profundidad.

Publicado hace dos años por Cybird, una de las mayores compañías japonesas de videojuegos,  Midnight Cinderella’ también ha sido un éxito. En este título la protagonista crece en un pueblo humilde hasta que un día es elegida princesa. Con la salud del rey empeorando y sin herederos, tiene la responsabilidad de decidir quién gobernará a su lado.

Imagen del juego Purrfectly Ever After.
Imagen del juego ‘Purrfectly Ever After’

Estos títulos, sin embargo, no están entre los favoritos de Lisa. La española enumera algunos como ‘Tokimeki Memorial Girls Side 1’ y ‘Tokimeki Memorial Girls Side 2’ para Nintendo DS o los juegos para móvil ‘Love Planet – EXO with you’, ‘Destiny Ninja 1’, ‘Wizardess Heart’, ‘Be my Princess 1’ y ‘Forbidden Love’. En todos ellos hay algún personaje que también le gusta más que el resto.

A pesar de su entusiasmo, lo cierto es que encontrar estos juegos en España no resulta fácil.  ‘Corazón de melón’, lanzado en 2011 por la compañía francesa de juegos ‘online’ Beemov, es uno de los pocos que se han traducido al español. De aquellos originarios de Japón, solo ‘Hakuoki’, para Nintendo 3DS y en inglés, se ha vendido en nuestro país.

Sin embargo, Lisa encuentra otras vías para disfrutar de su afición por el ‘otome’ y conseguir los juegos que le interesan. “’Los Tokimeki Memorial Girls Side’ se pueden jugar en emuladores de Nintendo DS con el juego parcheado, es decir, gracias a fans que los han traducido por voluntad propia del japonés al inglés”, explica.

De hecho, los parches son una de las maneras más típicas de acceder a estos romances virtuales. Además de las comunidades que traducen del japonés al inglés, más masivas, también existen varios grupos formados por fans de España y Latinoamérica que se dedican a traducir al castellano.

Lisa, en general, opta por descargarse aquellos diseñados para móvil en la Play Store, aunque siempre están en inglés. Aún así, comenta con optimismo que jugar en la lengua de Shakespeare le ha servido para mejorar su comprensión y dominio del idioma. Para la consola de Nintendo solo se compró el título que llegó a nuestro país.

Además de las barreras culturales e idiomáticas, Lisa señala lo peculiar del género como otra de las posibles causas de su lento desembarco en el mercado español. “ Pienso que es un juego que no a todo el mundo le atrae. Va más dedicado a chicas y no tiene tanta demanda como otros. También es cierto que no muchas personas conocen el género y que tal vez por ello no tienen tanta fama”, reflexiona.

Videojuegos muy diferentes para un público concreto al que le atrae la idea de vivir una relación completamente virtual, que se termina en cuanto cierras la ‘app’ o das el juego por finalizado. Sin mensajes, llamadas ni malas segundas oportunidades.

Fuente: http://www.eldiario.es/hojaderouter/otome-videojuegos-romance-pareja-novio-amor_0_600890366.html

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La española que vigila al Sol desde la NASA para que no se apague la tecnología

11 de enero de 2017 / Fuente: http://www.eldiario.es/

Por: Marta Sofía Ruíz

La actividad del Sol puede tener una repercusión directa en la tecnología de la Tierra. En función de la magnitud del evento, podría provocar incluso una catástrofe. Por eso, desde la NASA, Teresa Nieves Chinchilla trabaja para comprender en profundidad las emisiones de la estrella y evitar problemas energéticos o en el sector de las telecomunicaciones.

A pesar de estar situado a más de 149 millones de kilómetros de distancia, la actividad del Sol influye en nuestro día a día mucho más de lo que pensamos. Entre otras cosas, puede afectar gravemente al funcionamiento y la estabilidad de nuestra tecnología.

De hecho, a lo largo de la historia, erupciones solares extremas y tormentas geomagnéticas han dejado un reguero de problemas en nuestro planeta: fallos en los sistemas de comunicación por telégrafo debido al evento Carrington en 1859, problemas en los radares estadounidenses en 1967 o, más recientemente,  daños graves a las instalaciones eléctricas de países como Canadá, Suecia o Sudáfrica son solo algunas de las consecuencias de las más violentas interacciones del Sol con la Tierra.

Con el objetivo de entender cada vez mejor este tipo de fenómenos y de proteger el desarrollo tecnológico, la española Teresa Nieves Chinchilla, doctora en Ciencias Físicas, trabaja en el Goddard Space Flight Center de la NASA estudiando la actividad solar. Analiza los datos disponibles sobre el astro rey para conocer la naturaleza de los eventos que en él se producen, aprender a controlarlos y obtener modelos más precisos que ayuden a mejorar la meteorología espacial.

“Mi mayor contribución al campo son los modelos teóricos de emisiones de masa coronal, una nube de plasma y campo magnético que se emite desde el Sol”, explica a HojaDeRouter.com. “Pero también trabajo con fulguraciones solares o con cualquier estructura solar que se propague desde el Sol a través del viento solar, como ondas de choque… Estudio todo lo que ocurre en el medio interplanetario”.

Así, Nieves Chinchilla trabaja en colaboración con otros investigadores y operadores para comprender mejor la evolución de estos eventos que determinan la meteorología solar. “Para ello ‘vigilamos’ el Sol, pero mi objetivo es encontrar lo que no comprendemos y los errores para poder corregirlos”, añade.

Tal y como nos recuerda esta doctora de la NASA, la economía, la seguridad global y el funcionamiento diario de nuestras sociedades cada vez dependen más de satélites, telecomunicaciones, sistemas de navegación, transportes aéreos y transporte energético. Todas estas tecnologías son vulnerables a las interacciones entre el Sol y la Tierra.

Aunque los últimos ciclos solares han sido más débiles, puede haber eventos extremos
Aunque los últimos ciclos solares han sido más débiles, puede haber eventos extremos

Aunque los últimos ciclos solares —lapsos de once años en los que se mide la cantidad de energía emitida por el sol— han sido más débiles que los anteriores, esto no quiere decir que un evento extremo, uno muy fuerte como los ya mencionados, pueda afectar de forma relevante al planeta. “Esto puede ocurrir en cualquier momento. ¿Debemos preocuparnos? No. ¿Debemos ocuparnos? Sí”, sentencia la doctora.

La radiación que emana desde el Sol es la principal causa, por ejemplo, del deterioro prematuro de satélites, del daño a los sistemas GPS o de las averías en transformadores de transporte de electricidad. Sin embargo, estos son solo algunos ejemplos del impacto de la actividad solar en el planeta y en el desarrollo tecnológico. “El peligro y del daño que pueden llegar a producir estas llamadas tormentas geomagnéticas es cada día mayor”, asevera.

UNA SOCIEDAD CADA VEZ MÁS AUTOMATIZADA

Conforme aumenta la dependencia de la tecnología, también lo hace el peligro de que un colapso, incluso breve, tenga consecuencias graves. “Ahora miramos nuestra cuenta bancaria en el teléfono, el médico nos puede mandar las analíticas por email. Para buscar una casa, para encontrar un trabajo… Toda la vida empieza a estar centrada en el teléfono», enumera Chinchilla. «En diez años, la dependencia tecnológica será aún mayor”.

No solo el usuario de a pie depende cada día más de los dispositivos tecnológicos: el funcionamiento de una ciudad o de un país también se apoya cada vez más en la tecnología. “Esto significa que un apagón puede ser una catástrofe”, relata

Por eso es tan importante su trabajo, ya que contribuye al desarrollo de herramientas y recursos para mejorar las predicciones relativas al Sol. También a la creación de modelos teóricos que describan la naturaleza de las emisiones de la estrella.

La actividad del Sol puede afectar a la tecnología
La actividad del Sol puede afectar a la tecnología

“Si tenemos un evento solar extremo puede ocurrir una catástrofe y repercutir en la vida de muchas personas», insiste. «También puede afectar a la seguridad de un país, a las comunicaciones, a los aviones… Toda esta infrastructura se puede venir abajo cuando un satélite no hace una conexión correcta”.

De una punta a otra del globo, los gobiernos, cada vez más conscientes de esta problemática, se han ido preparando durante los últimos años. En España, Red Eléctrica  cuenta con protocolos de actuación ante tormentas solares peligrosas. Recientemente, el presidente Obama firmaba una orden ejecutiva para organizar y coordinar a las agencias federales frente a los posibles efectos adversos de la actividad solar.

“El objetivo es desarrollar un plan estratégico para entender cuál es el riesgo real al que nos enfrentamos, cómo predecir esta actividad y cómo mitigar sus efectos en la sociedad”, explica la experta. “Lo que tiene que hacer un país es concienciarse y prepararse para lo que pueda ocurrir en los próximos años”.

Aunque ya se mandan alertas acerca de la actividad solar, de momento solo las reciben las compañías más directamente afectadas y las agencias espaciales. “Por ejemplo, empresas cuya actividad productiva está basada en la telecomunicación, en navegación por GPS, las empresas aéreas que determinan la ruta de aviones evitando zonas de alta actividad geomagnética o gobiernos cuya seguridad nacional recae en satélites”, detalla la experta.

A pesar de estas medidas y de los estudios que se llevan a cabo, todavía queda mucho por hacer. Según Nieves Chinchilla, no solo las compañías y aquellos que establecen los protocolos deben interesarse por la actividad solar, sino que cada país debe impulsar la investigación al respecto y tratar de entender cómo nuestra estrella puede afectar al planeta.

“Me parece importante no preocuparse, pero sí ocuparse”, recuerda una vez más Teresa. Con el espacio como laboratorio y trabajando con montañas de datos, modelos y mediciones, ella seguirá investigando el Sol para que nuestra tecnología se mantenga a salvo.

Fuente artículo: http://www.eldiario.es/hojaderouter/ciencia/Teresa_Nieves_Chinchilla-NASA-tormentas_solares-ciencia-tecnologia_0_596340397.html

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La ética del informático: «Un día haremos una estupidez que costará miles de vidas»

Por: Marta Sofía Ruiz

Cada vez más desarrolladores se atreven a hacer públicas las peticiones ilegales o escasamente éticas que les hacen sus jefes o clientes. Conforme avanza la automatización de nuestro entorno, el debate sobre la necesidad de un código deontológico para los programadores también se intensifica. En España, pocas carreras relacionadas incluyen una formación ética consistente.

Casi todo lo que hacemos hoy en día —desde comprar o realizar una llamada hasta coger un tren, conducir un coche conectado o viajar en avión— implica utilizar algún programa informático. Detrás de las líneas de código que rigen nuestro día a día está el trabajo de un profesional que escribe las instrucciones y las reglas lo mejor que sabe, puede y le dejan.

Como son humanos, los desarrolladores pueden cometer errores o tomar decisiones equivocadas, a veces con graves consecuencias. También puede suceder, como han confesado algunos programadores arrepentidos o escandalizados por las peticiones de sus jefes, que el ‘software’ en el que se ven forzados a trabajar tenga unos fines cuestionables.

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Así, mientras estos profesionales van escribiendo el código que mueve el mundo (sistemas de voto electrónico, herramientas bursátiles, complejos programas de gestión industrial…), el debate sobre la necesidad de establecer códigos éticos en informática y de dar directrices claras a los jóvenes estudiantes que se inician en el sector se intensifica, sobre todo en el mundo anglosajón.

«Estamos matando gente», se lamentaba el programador Robert Martin en una reciente intervención. «Y un día alguno de nosotros va a cometer una estupidez y el resultado va a ser una catástrofe en la que mueran miles de personas».

Por desgracia no iba desencaminado. “El mal funcionamiento de programas informáticos puede provocar graves problemas que incluso involucren el coste de vidas humanas”, recuerda a HojaDeRouter.com  José Manuel García Carrasco, catedrático de la Universidad de Murcia y experto en la materia. “Hay unas prácticas de trabajo saludables que pueden contribuir a mitigar o resolver estos problemas y ayudarnos a tratar el tema de la responsabilidad ante un fallo informático”.

En los años 90, este investigador, miembro de la Red de Excelencia Europea HiPEAC y de prestigiosas asociaciones internacionales como IEEE y ACM, ya publicaba artículos hablando sobre la importancia de la ética para los programadores y reclamando la elaboración de códigos deontológicos rigurosos. Aunque entonces era difícil prever la omnipresencia de la tecnología en nuestras vidas, ya se habían producido algunos incidentes graves por culpa de problemas informáticos sobre los que convenía reflexionar.

“Algunos recordarán el caso del buque de guerra inglés Sheffield, hundido durante la guerra de Las Malvinas en 1982”, apunta el catedrático. Aquel barco estaba entre los más modernos de su tiempo, y los pilotos argentinos que intentaban atacarlo contaban con aviones menos sofisticados. Sin embargo, fue alcanzado por un misil.

“Aunque la versión más divulgada fue que gracias a la pericia y valentía del piloto había conseguido hundir dicho barco, un examen más profundo del caso reveló que el ‘software’ de defensa, que no había sido verificado en su totalidad, tenía algunos fallos”, explica Carrasco.

En aquellas décadas, otros conflictos bélicos dejaron más ejemplos de fallos informáticos que terminaron costando vidas. Tal y como relata el catedrático, en la primera guerra del Golfo, en el año 1991, un misil iraquí del tipo Scud traspasó la barrera de defensa de misiles estadounidenses Patriot, penetrando en una base de Estados Unidos en Dhahran (Arabia Saudí) y matando a 28 personas. La causa fue otro fallo en el ‘software’ de defensa.

Sin embargo, no todos los lamentables incidentes han tenido lugar en el contexto de una guerra. A finales de los años 80, el equipo Therac-25 para el tratamiento del cáncer, que se basaba en una terapia por bombardeo de rayos en la zona afectada, se hizo especialmente popular. Este aparato disponía de dos tipos de radiaciones: directas de baja potencia y reflejadas de alta potencia.

“Por un fallo en el diseño de la aplicación, en algunas circunstancias el equipo no operaba correctamente y le aplicaba al enfermo directamente las radiaciones de alta potencia, lo que provocó que murieran varias personas antes de que se detectara dicha anomalía y se retirara el equipo”, explica Carrasco.

Desde entonces, aunque muy poco a poco, las formulaciones éticas han ido avanzando con el objetivo de evitar fallos como aquellos en un mundo cada vez más informatizado. “La importancia de este tema hoy en día es tan grande que ha hecho que ya se hayan desarrollado códigos de ética para los profesionales de la informática, especialmente en el terreno de la programación”, concreta el experto.

Las organizaciones internacionales más prestigiosas, como la Association for Computing Machinery (ACM), el Institute of Electrical and Electronics Engineers (IEEE) o la International Federation for Information Processing (IFIP), han ido desarrollando códigos y normas de conducta aplicables a este sector. De hecho, en el año 1999, las dos primeras suscribieron un código ético para la enseñanza y la práctica profesional de los ingenieros de ‘software’, que resume los deberes de un programador en ocho principios, comenzando por el interés público.

Los expertos se plantean a quién engloba la categoría de desarrollador
¿Quién es programador? Los expertos se preguntan si debería determinarlo un colegio profesional

“Dicho código, que es el que está actualmente en vigor […] vino a cubrir una necesidad muy importante”, afirma Carrasco. Sin embargo, esta referencia deontológica, que se elaboró cuando muchas de las tecnologías actuales ni siquiera existían, presenta ciertos problemas como, en algunos casos, la falta de concreción. Otro, muy actual y el principal según el catedrático, tiene que ver con quién puede ser considerado un programador.

“Para ser programador, ¿hay que haber estudiado Ingeniería Informática o se trata de un conocimiento de tipo artesanal que cualquiera, con pericia y tiempo, puede desarrollar?”, se pregunta el experto. “Dicho de otra forma: ¿puede cualquiera desarrollar y vender una aplicación informática o se necesita pertenecer al colegio profesional de ingenieros informáticos?”.

El resto de carencias son comunes a los códigos deontológicos de casi cualquier profesión: cómo se define lo que es correcto y lo que no, cómo se controla su cumplimiento o quién y cómo se encarga de sancionar a aquellos que se saltan las normas.

A pesar de que existen ciertos códigos, todavía queda mucho por hacer. En las universidades españolas, en las carreras relacionadas con la informática, es poco frecuente encontrar alguna asignatura en la que se aborden cuestiones éticasy solo alguna materia avanzada de programación recoge algún epígrafe sobre el comportamiento deontológico de un ingeniero de ‘software’. Además, los problemas a los que se tienen que enfrentar los profesionales del sector aumentan cada día.

En España, las carreras del campo incluyen poca o ninguna formación deontológica
En España, las carreras informáticas incluyen poca o ninguna formación deontológica

Ejemplo de ello es la creación de aplicaciones informáticas complejas, desarrolladas por un equipo de personas que, además de especificar el problema y escribir el código, tendrán que asegurarse de que funcionan correctamente. “Habitualmente es imposible que se lleguen a ‘testear’ completamente, por lo que el comprador se tiene que conformar con que haya una alta probabilidad de que el programa no tenga ningún error”, se lamenta el catedrático. “ Y cuando falla, ¿de quién es la culpa? ¿Del programador, del especificador del problema, del que le hizo las pruebas o del que lo instaló?”. Todavía no hay respuesta clara.

La propiedad intelectual —dirimir quién es el dueño de una aplicación, si es lícito copiar un programa o hasta cuándo tiene que dar soporte el creador de una herramienta—, las cuestiones de privacidad en el almacenamiento de datos o la legitimidad del acceso a un servidor  —dirimir si es razonable acceder si no está expresamente permitido (como harían un ‘hacker’ ético para buscar fallos) o si un programador puede dejar puertas traseras en sus aplicaciones— son solo algunos de los dilemas que se plantean los profesionales de la informática y que a menudo son difíciles de resolver.

Incluso si conocen la respuesta, en ocasiones  ceden a la presión de sus jefes y acaban escribiendo programas cuyos fines no son del todo legales o éticos. El código que empleaban los coches de Volkswagen para pasar las pruebas de emisiones contaminantes o el uso cuestionable de los datos personales que hacen algunas tecnológicas podrían ser buenos ejemplos.

“Para solucionar en parte los problemas anteriores, mi propuesta es que en los estudios de informática se incluyan una o varias asignaturas de deontologíaque preparen a los estudiantes para comprender la programación de aplicaciones informáticas como una profesión dentro del contexto de la sociedad”, reclama Carrasco. “Los estudiantes necesitan desarrollar la capacidad de preguntarse acerca del impacto social de la informática». Aprender ética para programar el mundo.

Fuente:http://www.eldiario.es/hojaderouter/tecnologia/software/etica-deontologia-informatica-desarrolladores_0_593191114.html

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La activista negra que forzó los derechos de autor para luchar contra la esclavitud

Marta Sofía Ruiz

Feminista, abolicionista y defensora de los derechos de los afroamericanos, Sojourner Truth usó los derechos de su propia imagen para financiar sus distintas luchas. Adelantada a su tiempo, esta activista del siglo XIX pasó treinta años siendo esclava y, tras huir de su dueño, dedicó su vida a intentar cambiar un sistema con el que no estaba de acuerdo.

Nacida en 1797 como esclava, Sojourner Truth –nombre que adoptó en 1843– pasó gran parte de su vida luchando contra la esclavitud y fue una defensora de los derechos de la mujer y de la igualdad entre blancos y negros. Vendida un total de tres veces, escapó un año antes de que su último dueño se viera obligado a liberarla a causa de las nuevas regulaciones del estado de Nueva York, que avanzaba lentamente hacia la abolición total del esclavismo.

Con su hija pequeña en brazos, abandonó la granja en la que había trabajado los últimos 16 años, dejando atrás a su marido y a otros tres hijos que, ni siquiera con las nuevas leyes, podían obtener aún el derecho a ser libres. “ No salí corriendo, pensando que hacía mal, salí andando, creyendo que todo estaba bien”, explicaría años más tarde.

Desde entonces, su vida se convirtió en una batalla permanente contra lo establecido en la que utilizó todas las herramientas a su alcance para hacer oír su voz. Dotada de una gran espiritualidad, que experimentó a través de su pertenencia a distintas congregaciones, Truth fue una de las primeras afroamericanas que ganó un juicio contra un blanco cuando, en 1928, acudió a los juzgados para conseguir la custodia de su hijo Peter, que había sido vendido a un esclavista de otro estado de forma ilegal. Le dieron la razón. Y no sería la última vez.

En 1832 presentó una demanda por calumnias cuando su nombre se vio envuelto en un escándalo relacionado con el Reino de Matthias –un grupo religioso al que estuvo vinculada durante un tiempo– y obtuvo 125 dólares, lo que equivaldría a unos 2.600 euros en la actualidad. Años más tarde, en 1865, presentó cargos contra un conductor de un tranvía que la había intentado tirar del vehículo y que, debido a su denuncia, fue apartado de su puesto de trabajo.

Sin embargo, puede que uno de los puntos más peculiares de la historia de esta luchadora pionera sea el uso que hizo de su propia imagen, que ha permitido que distintas fotografías en las que aparece hayan llegado hasta nuestros días. En ellas, Truth, una mujer alta y ya en sus sesenta, mira al espectador con una pose digna, ataviada con la vestimenta cuáquera que adoptó en las últimas décadas de su vida. Con un precio de 25 centavos –lo que en la actualidad equivaldría a unos 6 dólares o a unos 5 euros–, aquellos que las adquirían contribuían a la labor de predicación de Truth, que recorrió el este y el medio-oeste de Estados Unidos defendiendo sus ideas.

LA SOMBRA PARA PROTEGER LA SUSTANCIA

La tarjeta de visita o ‘carte de visite’ fue un formato fotográfico para retratos de estudio nacido en Francia que se convirtió rápidamente en un fenómeno social, expandiéndose por toda Europa y Estados Unidos. Los álbumes para coleccionar y mostrar estas tarjetas de pequeñas dimensiones se volvieron habituales y las personas intercambiaban sus retratos y adquirían otros nuevos, siendo especialmente relevantes los de personajes prominentes de la época.

Truth encontró en estas ‘carte de visite’ un modo de financiación y, a la vez, una forma de reivindicación peculiar. La abolicionista decidió que la propietaria de las imágenes en las que aparecía era ella, y no el fotógrafo que las realizaba. Por ello, ponía en los retratos que el ‘copyright’ le pertenecía.

Tal y como explica el libro ‘Enduring Truths. Sojourner’s Shadows and Substance’, poco después de que la activista empezara a reclamar derechos sobre su imagen, Estados Unidos introdujo una enmienda que clarificaba el ‘copyright’ estableciendo que “los autores que habían creado las fotografías y los negativos de las mismas eran los poseedores de la propiedad intelectual.»

A pesar de que los fotógrafos no se dieron demasiada prisa en ejercer sus derechos legales, las imágenes que incluyen ‘copyright’ mencionan habitualmente a su creador. Por ejemplo, Mathew Brady –el fotógrafo– es el que aparece como poseedor de los derechos en su retrato de Abraham Lincoln, a pesar de la importancia del presidente. No era así en el caso de Truth, que consiguió obtener la propiedad de las imágenes que protagonizaba. De hecho, solo dos de sus cartas de visita, de las primeras realizadas en los años sesenta del siglo XIX, mencionan al fotógrafo. Y aún así también incluyen su nombre.

“En sus cartas de visita, Truth exigía que se imprimiera su nombre tanto en la parte delantera como en la parte trasera de la foto. Esto es muy inusual, pocas cartas de visita incluyen el nombre de la persona que aparece en ella y, hasta donde yo sé, ninguna tiene derechos de imagen asociados a la persona fotografiada, lo que sí sucede en el caso de Truth”, explica en el libro Darcy Grimaldo Grigsby.

El nombre de la activista no es lo único que se grababa en esas fotos: «Vendo la sombra para mantener la sustancia», solía aparecer escrito acompañando a la imagen de Truth. Este lema era su forma de explicar, y reclamar, que después de haber sido vendida en numerosas ocasiones, era ella ahora su única propietaria y la que decidía comercializar una parte de sí misma.

A pesar de que los fotógrafos que realizaban su retratos podrían haber reclamado el ‘copyright’, la mayoría de los autores de sus cartas de visita estuvieron de acuerdo en cederle su derecho sobre las imágenes y ni siquiera aparecer mencionados. En contra de la ley, la convención y la práctica general, Truth poseía incluso la sombra de su imagen.

¿ACASO NO SOY UNA MUJER?

Este juego con el ‘copyright’ le permitió pasar las últimas décadas de su vida luchando por la abolición total de la esclavitud, por el voto de los afroamericanos y las mujeres –acudió en varias ocasiones a las urnas pero nunca la dejaron votar–, por el derecho a la educación y a la propiedad de terrenos de los esclavos emancipados, por la desegregación de los tranvías y por la eliminación de la pena capital.

Adelantada a su tiempo y defensora de las nuevas tecnologías –como dejó patente en cartas que remitió a distintas publicaciones–, Truth no pasó a la historia por su reivindicación original y tan particular de los derechos de imagen, sino por su aclamado discurso ‘ ¿Acaso no soy una mujer? que pronunció en la Convención de Mujeres de Akron (Ohio) en 1851, en el contexto previo a la Guerra de Secesión. Durante su mensaje, según la transcripción que otros realizaron de sus palabras, Truth reivindicó y estableció un paralelismo entre la la lucha por los derechos de las mujeres y los de los afroamericanos.

“Los caballeros dicen que las mujeres necesitan ayuda para subir a las carretas y para pasar sobre los huecos en la calle y que deben tener el mejor puesto en todas partes. Pero a mí nadie nunca me ha ayudado a subir a las carretas o a saltar charcos de lodo o me ha dado el mejor puesto. ¿Y acaso no soy una mujer? ¡Mírenme! ¡Miren mis brazos! ¡He arado y sembrado, y trabajado en los establos y ningún hombre lo hizo nunca mejor que yo! ¿Y acaso no soy una mujer? ¡Puedo trabajar y comer tanto como un hombre, si es que consigo alimento, y puedo aguantar el latigazo también!”

Futura protagonista del reverso del billete de 10 dólares, que homenajeará a las pioneras que lucharon por el sufragio femenino, y con un asteroide nombrado en su honor, los métodos de esta luchadora, que se declaró dueña hasta de su sombra, le ayudaron a combatir las injusticias y le hicieron ganarse un hueco en la historia de sus diferentes luchas y también, de pasada, en la de la propiedad intelectual y el ‘copyright’.

Fuente del articulo: http://www.eldiario.es/hojaderouter/Sojourner_Truth-abolicionismo-esclavitud-feminismo-derechos_0_544545763.html

Fuente de la imagen: http://images.eldiario.es/hojaderouter/Vendo-proteger-sustancia-inscripcion-tarjetas_EDIIMA20160804_0184_18.jpg

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Solidarios pero machistas: ¿por qué el ‘software’ libre no escucha a las mujeres?

14 de diciembre de 2016 / Fuente: http://www.eldiario.es/

Por: Marta Sofía Ruíz

La comunidad del código abierto se caracteriza por su solidaridad: los desarrolladores realizan, de forma gratuita, modificaciones de ‘software’ para mejorar proyectos ajenos. Sin embargo, a pesar de su espíritu colaborativo, esta sociedad ‘online’ es machista y prejuzga las aportaciones femeninas. Las programadoras solo son tratadas como iguales si no se identifican como mujeres.

Los sesgos de género en el campo de la ciencia y la tecnología se han documentado en distintos estudios. Recientemente, un  análisis sobre el proceso de selección para un puesto de laboratorio demostró que, ante un mismo currículum, tanto hombres como mujeres evalúan las habilidades del candidato más positivamente si el solicitante es varón. Las mujeres obtienen puntuaciones más bajas por currículums con exactamente las mismas características que las de sus compañeros hombres y tienen menos posibilidades de ser contratadas porque son percibidas como “menos competentes”.

Por desgracia, parece que estos sesgos de género también están presentes en la comunidad de código abierto, en la que el primer indicador de discriminación es el dato de la baja presencia femenina: solo un  11,2 % de los programadores son mujeres.

 Github, una plataforma de desarrollo colaborativo que facilita el alojamiento de ‘software’, la reutilización de código y la participación en proyectos de terceros, se caracteriza por un supuesto espíritu de solidaridad y colaboración. A pesar de ello, un  estudio reciente sobre esta página indica que las contribuciones de mujeres tienden a ser rechazadas por los creadores de las iniciativas con más frecuencia. Eso sí,  solo cuando su género es reconocible.

“Nuestro análisis indica que las contribuciones de las mujeres suelen ser más aceptadas que las de los hombres. Sin embargo, cuando su género es identificable, son rechazadas más a menudo”, explica a HojaDeRouter.com Emmerson Murphy-Hill, investigador de la universidad de Carolina del Norte (EE.UU.)

Las contribuciones de las mujeres tienden a ser rechazadas más habitualmente.
Las contribuciones de las mujeres tienden a ser rechazadas más habitualmente.

Este contraste entre el nivel de aceptación cuando publican desde el anonimato y el de rechazo cuando se identifican como mujeres ha llamado especialmente la atención de los investigadores. Entre las posibles causas, señalan que las desarrolladoras que han logrado vencer todos los obstáculos podrían ser especialmente competentes.

“Estamos sorprendidos de que las peticiones sean mucho más aceptadas en el caso de las mujeres», afirma el científico. «Sospechamos que tiene que ver con la autoselección: las mujeres que están en GitHub son más competentes, quizás porque otras fueron desanimadas por una gran variedad de razones y no llegaron a conseguirlo”.

El estudio sobre esta comunidad basada en ‘software’ libre es uno de los primeros que se han llevado a cabo en este campo, pero un reflejo de lo que es habitual en internet. “Trabajos previos habían documentado de forma cualitativa los sesgos de género en la comunidad de código abierto. Y conocíamos casos personales, así que era una buena oportunidad para examinar estos sesgos con una gran base de datos y asignar cifras a los resultados anteriores”, destaca  Murphy-Hill.

INTERNET, UN LUGAR INHÓSPITO PARA LAS MUJERES

En su libro ‘Unspeakable things’, la periodista británica  Laurie Penny explica que, desde los comienzos de internet, la retórica imperante ha defendido que la Red derribaría las barreras de género: ser hombre o mujer no tendría importancia ‘online’. Sin embargo, la activista señala la trampa: para ser tratada como una igual hay que ocultar que eres mujer, en una especie de «armario del género», un término acuñado por Clay Shirky, autor de ‘Here Comes Everybody’ y teórico de internet.  

La autora profundiza además en la narrativa del ‘geek’ como triunfador del siglo XXI, una historia en la que las mujeres solo representan un papel secundario. Aunque con variaciones, la estructura siempre es la misma: chico ‘geek’ que lo pasa fatal en el colegio, no tiene amigos —o pocos— y sufre el acoso de parte de sus compañeros. Nadie le comprende y la chica popular pasa de él. Sin embargo, es realmente inteligente. Al final usa su ingenio para conseguir un montón de dinero y a la chica sin tener que renunciar siquiera a su camiseta con eslogan. La chica solo es el objeto a conseguir, no la protagonista.

Según Penny, la cultura de internet se crea sobre esta narrativa ‘geek’, sobre la idea de que los hombres que construyeron la Red eran los marginados de la pirámide social tradicional, en el sentido del orden social de cafetería de instituto. Esto implica que muchos de estos jóvenes que construyeron el mundo ‘online’ tenían una incapacidad para conectar con las mujeres o eran ignorados por ellas. Por ello, la Red aún actúa bajo la premisa de que las chicas son invasoras, el enemigo.

La organización Girls who Code busca inspirar a las jóvenes para que persigan oportunidades en el campo de la informática
La organización Girls who Code busca inspirar a las jóvenes en el campo de la informática

Otras voces en la Red, como la de Bruce Perens, uno de los fundadores de la comunidad del código abierto, también apuntan a la falta de empatía como el motivo para esta brecha de género ‘online’.  En su web, el fundador y primer líder de los proyecto Linux Standard Base y UserLinux explica que a los chicos no se les enseña a trabar amistades sanas con las mujeres ni a buscar interacciones socialmente respetuosas, lo que les conduce a tener muy poca empatía.

“Si el ambiente escolar no segregaba a los chicos y las chicas de manera activa, se segregaban de manera natural, y no está bien. Hemos terminado teniendo otra generación de chicos que no han pasado mucho tiempo al lado de compañeras mujeres, no las entienden y no sienten empatía por ellas. Además, cuando la atracción sexual se convierte en un factor, la falta de empatía hace que los chicos tiendan a cosificarlas”, defiende.

El informático señala también las características poco habituales de esta comunidad como otro de los factores que contribuyen a crear un clima particular, adecuado para aquellos que no están cómodos en el mundo ‘offline’ y que prefieren las interacciones a través de un ordenador. “Se trata de un ambiente que atrae a gente con problemas sociales, que quizá les conducen a una falta de empatía con las mujeres, y también tenemos a hombres que no tienen ninguna patología pero que no han sabido socializar con las mujeres de la forma adecuada”.

LUCHANDO POR CERRAR LA BRECHA

Gobiernos y organizaciones siguen trabajando para que la brecha de género en el campo de la ciencia y la tecnología disminuya. En el sector de la programación, en Estados Unidos hay organizaciones como  Girls who Code que intentan inspirar a las jóvenes para que persigan vocaciones en el campo de la informática.

Por su parte,  Black Girls Code pretende aumentar el número de afroamericanas en el espacio digital, ofreciendo herramientas a mujeres negras de entre 7 y 17 años para que puedan convertirse en líderes innovadoras que sirvan de modelo a sus comunidades.

Sin embargo, estos esfuerzos aún no tienen un reflejo claro en las estadísticas, que siguen mostrando las dificultades que tienen las mujeres para acceder a las carreras técnicas. El documental ‘CODE, Debugging the gender gap’ busca concienciar sobre este problema. La directora y productora, Robin Hauser, decidió rodarlo cuando su hija le llamó para decirle que iba a dejar la ingeniería informática que estaba cursando. “Soy muy mala, soy la peor de la clase, no encajo”, comentó a su madre. En la web del documental, Hauser explica que su confianza estaba bajo mínimos y que era una de las dos únicas mujeres en una clase de 25 personas. Dejó la carrera, pero hasta su abandono estaba sacando notable en todas sus asignaturas.

A través de entrevistas, animaciones y ‘flashblacks’, CODE trata de entender por qué las mujeres y la población negra no reciben oportunidades suficientes en la ciencia, y el papel que los estereotipos, el sexismo y los obstáculos educacionales juegan en esta crisis. Puede que la respuesta sea que, tal y como se decía en los comienzos de la Red, “no hay chicas en internet”. O, simplemente, que puede que internet no quiera reconocerlas.

Fuente artículo: http://www.eldiario.es/hojaderouter/internet/software_libre-codigo_abierto-comunidad-mujeres-genero_0_504299654.html

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