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Coaching sanitario: estar bien para ofrecer bienestar

01 de noviembre de 2017 / Fuente: https://www.isep.es/

Por: Maribí Pereira

En la actualidad, en el ámbito sanitario se trabaja con un nivel de sobrecarga emocional importante. Tanto el personal sanitario como las personas que demandan los servicios de coaching sanitario se enfrentan a una tensión que puede llegar a los límites extremos debido a las reformas que está experimentando el sector sanitario (nuevos protocolos, nuevas direcciones, exigencia de objetivos, políticas de compra, recorte de recursos, etc.).

El coaching sanitario, un gran desconocido

Una de las deficiencias del ámbito sanitario es que durante muchos años las instituciones tanto públicas como privadas han mostrado muy poco interés por la formación humana de los profesionales y en el alto impacto que tienen determinados puestos laborales y el exceso de funciones que cumplen muchos profesionales, generando con ello: a) falta de motivación, b) estrés, c) síndrome de Burnout, y d) ansiedad y depresión, y en consecuencia, continuas faltas al puesto de trabajo por enfermedad o bajas de periodos prolongados de tiempo.

Con ello, se hace necesario un nuevo enfoque con herramientas y metodologías diferentes que permita al personal sanitario mantenerse funcionado sin perder la salud. Partiendo de esta necesidad, surge el coaching sanitario como un proceso donde los profesionales del sector sanitario son acompañados por un coach que les guía en la búsqueda y consecución de sus objetivos personales o profesionales, tomando en cuenta la “soledad” del líder porque el profesional sanitario, como líder de su equipo de trabajo, está solo en sus decisiones de alta responsabilidad profesional; la necesidad de “reinvención” debido a la crisis económica; y el cambio que está sufriendo la profesión sanitaria en sus diversas ramas. Este proceso busca liberar todo el potencial personal y profesional del personal sanitario, para la gestión empresarial y para el manejo de la atención a los clientes/pacientes, es aquí donde el coaching sanitario se hace cada vez más necesario.

Formación en coaching sanitario

ISEP cuenta con el Máster en Coaching Sanitario. El coaching sanitario nos ofrece:

Talleres de inteligencia emocional

Programas específicamente diseñados bajo la demanda que exista en un momento determinado en la empresa o institución. Se basan en potenciar autoconocimiento, la autoconciencia, habilidades interpersonales, gestión del estrés (autorregulación), comunicación, recursos emocionales para el día a día y programa smile de atención al paciente.

Manejo psicológico del paciente conflictivo

El mundo de los profesionales de la salud puede llegar a ser altamente difícil porque en la actualidad existen gran cantidad de derechos adquiridos y otros no tanto, que están presente en las relaciones entre pacientes, personal sanitario y también familiares. A veces, las exigencias de éstos no son o no deben ser atendidas por los profesionales y hay que saber comunicarlo asertivamente y poner límites.

Comunicación en situaciones límite

En el ámbito de la salud es dónde se suelen producir las situaciones más complejas en el mundo de la comunicación debido a lo delicado de los mensajes. Cuando la salud y la vida de las personas se encuentra seriamente amenazada, el personal sanitario necesita habilidades para transmitir los mensajes estrictamente necesarios sin que eso cause malestar y en muchos casos, el agravamiento de las enfermedades del paciente o provocar conflictos no deseados.

Inteligencia emocional para profesionales de la salud

Todas las personas que constituyen el ámbito sanitario necesitan de técnicas generales de inteligencia socio-emocional, tanto para la autogestión como para poder relacionarse mejor con su entorno. Familiares, enfermos, compañeros, dirección y administración, son los entornos dónde están inmersos estos profesionales y deben aprender a manejarse lo más efectiva y eficazmente posible.

Trabajo en equipo para profesionales de la salud

Es el complemento perfecto para conocer cómo funcionan los equipos cuando realmente son efectivos y la base de las relaciones que deben potenciarse para progresar y sobretodo, realizar un trabajo de calidad contando con el apoyo y profesionalidad del compañero.

Liderazgo y técnicas de coaching para profesionales de la salud

Dentro del ámbito sanitario, hay muchos profesionales que deben gestionar y dirigir grupos. Tanto en los servicios de enfermería como medicina (en donde hay supervisión y jefaturas de servicio o sección) por ejemplo, es importante adquirir habilidades para tratar con diferentes caracteres y personalidad en un grupo. El conocimiento de las claves del liderazgo, la gestión emocional y el método del coaching son muy importantes para el desarrollo óptimo de las funciones del personal a cargo.

Coaching individual

Dirigido a cualquier trabajador del sector sanitario con interés en su propio desarrollo personal o profesional.  Se trabajan elementos como: la motivación, desarrollo de carrera, satisfacción en el puesto de trabajo, autoconocimiento, planes de desarrollo personal, superación de burnout, superación de dificultades y adaptación al cambio.

La formación en coaching sanitario ofrece una salida laboral en creciente demanda y clave para mejorar el sector sanitario, porqué solo si estás bien puedes ofrecer bienestar, el objetivo máximo de cualquier profesional de la salud.

Fuente artículo: https://www.isep.es/actualidad-psicologia-clinica/coaching-sanitario-estar-bien-para-ofrecer-bienestar/

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Los factores neurotróficos y el ejercicio físico y mental

30 de agosto de 2017 / Fuente: https://www.isep.es/

Por: Maribí Pereira

En la actualidad, se ha demostrado que las deficiencias de neurotrofinas están involucradas en diferentes enfermedades como la epilepsia, la enfermedad de Alzheimer, de Parkinson y la depresión. Las neurotrofinas o factores neurotróficos son una familia de proteínas formada por el factor de crecimiento nervioso (NGF, del inglés nerve growth factor), el factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF, del inglés brain-derived neurotrophic factor), la neurotrofina-1 (NT-1), la neurotrofina-3 (NT-3) y la neurotrofina-4 (NT-4). Se vierten al torrente sanguíneo y son capaces de unirse a receptores de determinadas células para estimular su supervivencia, crecimiento o diferenciación. Una de sus funciones es impedir a las neuronas diana que inicien la apoptosis, permitiendo así que las neuronas sobrevivan.

¿Qué es el BDNF?

Mark Tuszynski, de la Universidad de California, demostró que uno de los factores integrado en esa familia de proteínas -conocido como BDNF– evitaba la muerte neuronal en modelos de lesiones cerebrales en primates y ratas, y también la disfunción cognitiva en los mismos animales de edad avanzada. El BDNF se considera, además, importante para la memoria a largo plazo (Insua, 2003).

Una forma de incrementar las neurotrofinas cerebrales es hacer trabajar al cerebro para que fabrique mayores cantidades de estas sustancias. Es decir, cuanto más activas estén las células del cerebro, más cantidad de neurotrofinas producirán y esto generará, a su vez, mayores conexiones entre las distintas áreas del cerebro. La consecuencia será un cerebro con mejor funcionamiento, una mejor memoria y un mejor estado de ánimo (Insua, 2003).

La mayor parte de actividades que se realizan a diario consisten en una serie de rutinas que hacen que el cerebro funcione automáticamente, con un mínimo de desgaste, para lo cual requiere un mínimo de energía. En decir, las actividades rutinarias son inconscientes, las experiencias pasan por las mismas carreteras neuronales ya formadas y no hay producción de neurotrofinas. Al cerebro conviene hacerlo “correr” con acciones nuevas y diferentes. Formación como el Máster en Neuropsicología Clínica de ISEP ampliarán tus perspectivas de evaluación, diagnóstico e intervención dentro de las diferentes patologías clínicas que cursan con afectación del Sistema Nervioso Central y alteraciones y/o deterioro de los procesos cognitivos y conductuales.

Para Iván Izquierdo, prestigioso neurocientífico argentino, la mejor recomendación es leer, leer y leer pues con la lectura se activan todas las regiones de la corteza cerebral (Insua, 2003). Por otro lado, la actividad física es uno de los recursos efectivos para aumentar los niveles de neurotrofinas. De hecho, ha emergido como un modulador de las funciones mentales superiores durante la vida, ya que ha demostrado afectar varios sistemas de neurotransmisores. Específicamente, el factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF), es un mediador clave en el mejoramiento de las conexiones sinápticas y en la capacidad del cerebro de cambiar y remodelar dichas conexiones (plasticidad), dependiente de uso.

Ejercicios Neurotróficos

En experimentos realizados con ratas se observó que después de varios días de correr voluntariamente en una rueda, al menos 1-2 km por día, los niveles de BDNF se incrementaron en las células del hipocampo, una estructura altamente plástica, que normalmente se asocia con las funciones cognitivas superiores, más que con la actividad motora. Los cambios en los niveles de este factor se hallaron en neuronas, particularmente las del giro dentado (gyrus dentatus o GD), el hilus y la región CA3 del hipocampo. Estos cambios aparecieron en pocos días, tanto en ratas hembras como machos, y fueron sostenidos en el tiempo, luego de varias semanas de ejercicio, con un incremento consecuente de las cantidades de proteína BDNF. Además de hallarse niveles aumentados de BDNF en el hipocampo, también se hallaron en la médula espinal lumbar, el cerebelo y la corteza.

Por otra parte, se encontró una correlación positiva entre la distancia promedio corrida por día y el aumento del BDNF en el hipocampo. A pesar de que otros factores tróficos, incluyendo el factor de crecimiento nervioso (NGF) y el factor de crecimiento de fibroblastos-2 (FGF-2), también son inducidos en el hipocampo en respuesta al ejercicio, su aumento fue transitorio y menos sostenido que el provocado sobre la expresión del BDNF, sugiriendo que este último es un mejor candidato como mediador de los beneficios a largo plazo provocados por el ejercicio en el cerebro.

Investigaciones realizadas en humanos, sugieren que el ejercicio puede mantener o mejorar la plasticidad cerebral. El aprender, una función superior que requiere alta plasticidad, incrementa la expresión del gen del BDNF, y éste, a su vez, facilita el aprendizaje. Estas evidencias predicen que mecanismos que inducen la expresión génica del BDNF, tales como el ejercicio, pueden mejorar el aprendizaje. Más aún, el correr incrementa un mecanismo relacionado con la memoria llamado potenciación a largo plazo (LTP) en el GD y mejora el aprendizaje espacial en pruebas con laberintos de agua, en ratas.

Con el fin de incrementar la producción de neutrofinas y con ello ampliar la plasticidad cerebral, el Centro de Neurobiología del Duke University Medical Center (EEUU) propone una serie de ejercicios sencillos que podrás trasladar a tus pacientes con la formación obtenida con el máster en neuropsicología:

1. Intentar ducharse con los ojos cerrados: localizar los grifos, ajustar la temperatura del agua, buscar el jabón y encontrar el champú.
2.Utilizar la mano no dominante para comer, escribir, destapar el dentífrico o lavarse los dientes.
3. Leer en voz alta para activar otros circuitos cerebrales que cuando se lee en silencio.
4. Cambiar los itinerarios y tomar diferentes caminos para ir al trabajo o volver a casa.
5. Modificar las rutinas y cambiar la ubicación de los objetos cotidianos de uso.
6. Aprender algo nuevo: informática, fotografía, cocina, yoga, baile o un idioma.
7. Identificar objetos sin mirarlos. Por ejemplo, reconocer a través del tacto diferentes frutas o vegetales
8. Hacer cosas diferentes. Salir, conversar con personas de diferentes edades, trabajos e ideologías. Usar las escaleras en lugar del ascensor. Salir al campo, caminar por la playa, la montaña, escalar, etc.

Fuente artículo: https://www.isep.es/actualidad-neurociencias/los-factores-neurotroficos-y-el-ejercicio-fisico-y-mental/

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Sugestión e hipnosis en el proceso terapéutico

03 de mayo de 2017 / Fuente: https://www.isep.es

Por: Maribí Pereira

Los fenómenos de sugestión son unos de los aspectos del comportamiento humano que más han llamado la atención desde hace varias décadas. De hecho, algunos autores señalan que el ser humano es un “animal sugestionable” (Sidis, 1898). Es importante recordar que sugestión y sugestionabilidad son términos que se han relacionado habitualmente con características negativas de los individuos como “debilidad mental”, “debilidad de personalidad” o “personalidades fácilmente influenciables”. No obstante, en la actualidad, desde la perspectiva psicoanalítica, se considera que la hipnosis es esencialmente una situación en donde la sugestionabilidad se ve ampliamente aumentada (Bowers, 1976; Wolberg, 1948 y 1982 y, Weitzenhoffer, 1989).

Por su parte, autores pertenecientes al paradigma sociocognitivo, refutan el concepto de estado alterado o especial, no obstante, tienen en cuenta el valor de la sugestión en el proceso terapéutico, enfocando la hipnosis como una serie de comportamientos sugeridos (Barber, 1979) en los que se incluyen dos componentes: las técnicas de inducción hipnótica y la administración de sugestiones específicas para obtener una respuesta subjetiva y/o motora determinada (Spanos, 1996). Estas sugestiones hipnóticas son “…formas de comunicación que invitan a los sujetos a construir imaginariamente situaciones en términos de “como si”, definir esas situaciones “como si” fueran reales y realizar conductas congruentes con la definición de las situaciones imaginarias como reales” (Spanos, 1996, p.21).

La hipnosis en el ámbito clínico

En el ámbito clínico, la hipnosis se refiere al empleo de las técnicas de sugestión como “ayudantes de los sistemas terapéuticos psicológicos establecidos” (Kirsch, Lynn y Rhue, 1993, p. 4). La hipnosis difiere de otros procedimientos terapéuticos en el énfasis en la sugestión verbal e imaginaria como vías para modificar la forma en que un sujeto responde y experimenta su mundo interno y externo (Gibson y Heap, 1991).

La definición con mayor consenso sobre la hipnosis data de 1985 y fue propuesta por John F. Kihlstrom, quien afirmó que “la hipnosis puede ser definida como una forma de interacción social donde un sujeto responde a las sugestiones administradas por un hipnotizador que provocan cambios en la percepción, la memoria y la acción voluntaria”

Para considerar la hipnosis es importante tener en cuenta la información previa que el sujeto tiene sobre la hipnosis, ya que esto puede influir notablemente en que el individuo decida implicarse activamente en el proceso o no, así como en las expectativas de respuesta que puedan generarse (Barber y DeMoor, 1972; Spanos y Chaves, 1989; Wagstaff, 1991).

Por otro lado, es fundamental considerar las variables del sujeto que son independientes del contexto hipnótico, es decir, aquellos rasgos estables del individuo que se manifiestan en diversos contextos, independientemente de si el sujeto va a ser hipnotizado o no, entre las cuales están:

  • Habilidades cognitivas previas, entre las que se incluyen la capacidad de imaginación, la implicación imaginativa-emocional y la tendencia al fantaseo, la absorción y focalización de la atención, la flexibilidad cognitiva y la capacidad de relajación.
  • Capacidad de imaginación: la mayoría de autores resaltan la importancia de la imaginación en el comportamiento hipnótico. De hecho, desde la inducción hipnótica hasta cada una de las sugestiones específicas que se elicitan durante la hipnosis supone, explícita o implícitamente, el empleo de las habilidades imaginativas por parte del sujeto. Así que, en general, existe cierto consenso en admitir que existe una relación positiva entre la capacidad de imaginación y la responsividad a la hipnosis (Holroyd, 1992).
  • Implicación imaginativa-emocional y tendencia al fantaseo: una característica que define a los sujetos altamente sugestionables es su implicación imaginativa, es decir, la implicación emocional en la imaginería de forma que ésta se percibe subjetivamente como más vívida y realista (Barber, 1999)
  • Absorción: hace referencia a la disposición para experimentar episodios de “total atención” que se basan en la implicación absoluta de los recursos perceptuales, motores, imaginativos e ideacionales dirigidos a una representación unificada del objeto de atención.
  • Recursos atencionales flexibles, entre los que destacan: a) Focalización de la atención o capacidad para mantener la atención estímulos sin distracciones, b) Atención selectiva que permite la discriminación entre estímulos, c) Atención dividida que es la capacidad para diversificar la atención entre dos tareas, y d) Atención vigilante, que implica atender a una tarea, pero además mantener una atención difusa como preparación para responder a cualquier otro estímulo imprevisto.
  • Flexibilidad cognitiva, se basa en que un individuo utiliza diferentes tipos de estrategias o estilos de procesamiento de la información durante la ejecución de una tarea determinada. En otras palabras, tiene que ver con el hecho de que los individuos altamente hipnotizables muestran una mayor facilidad y rapidez para cambiar del empleo de estrategias analíticas y racionales a estrategias imaginativas, tanto si son hipnotizados como en otros entornos.
  • Capacidad de relajación. “en general, la persona que es altamente sugestionable puede tardar mucho menos tiempo en aprender la relajarse que aquella no dependiente y que se mantiene distante” (Jacobson, 1925, pág. 87). Por tanto, queda claro que la relajación es un componente básico de la hipnosis, razón por la cual, aquellos individuos altamente hipnotizables manifiestan habitualmente mayor facilidad para relajarse que los poco hipnotizables.

Fuente artículo: https://www.isep.es/actualidad-psicologia-clinica/sugestion-e-hipnosis/

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Arteterapia y autismo

19 de abril de 2017 / Fuente: https://www.isep.es

Por: Maribí Pereira

El arteterapia es una técnica terapéutica dentro de las denominadas terapias artísticas y creativas que utiliza el proceso creativo y la transformación de los materiales artísticos para expresarse y comunicarse (con o sin palabras), facilitando el acceso a conflictos internos, especialmente inconscientes, con la finalidad de elaborarlos simbólicamente. Se trata de una creación visual y tangible de procesos psíquicos. Esta transformación supone una aproximación diferente al conflicto, permitiendo su acceso y resolución.

Por su parte, el proceso creativo activa otros sistemas psíquicos que colaboran en la salud mental de los pacientes (Paín, 1995), ya que estos deben encontrar un equilibrio entre lo que desean hacer y lo que el material les permite realizar, encontrándose con la realidad de las leyes de la materia.

Una de las características más diferenciadoras del arteterapia es que la relación terapéutica es triangular (Shaverien, 1991) y cada vértice corresponde a paciente, terapeuta y obra, con lo cual tenemos un proceso terapéutico con unas complejas transferencias y contratransferencias entre paciente/obra, paciente/terapeuta y terapeuta/obra; esto, considerando tan importante la relación terapéutica como la relación con la obra.

En el caso específico de los pacientes con Trastorno del Espectro Autista (TEA), a menudo viven en un mundo de sensaciones. El arteterapia les ofrece la posibilidad de acceder a un lenguaje al que probablemente tengan mejor acceso que al de las palabras. Los materiales ofrecen una gran variedad de posibilidades sensoriales y para cada caso hay que pensar cuáles son los más adecuados, por lo que, como especialistas, debemos estar atentos para reconocer la vía de acceso más activa en ese cada paciente: la visión (los colores, las formas los contrastes, los movimientos, los brillos, etc.), el oído (los sonidos de los materiales, los golpes, rasgados de hojas), el olfato (olor del barro, de la pintura, la cola), el tacto (las sensaciones de suavidad o dureza, aspereza, frío o calor) o el gusto (mucho más complicado de experimentar con materiales plásticos pero que hay que tener presente ya que la exploración oral suele ser muy importante).

A continuación, se presenta un modelo aproximado de cómo se manifiestan y trabajan las características del espectro autista de las sesiones de arteterapia. A través del Máster en Terapias Artísticas y Creativas de ISEP podrás descubrir este y otros, y hasta conseguir las herramientas necesarias para diseñar modelos personalizados a cada caso:

Sensorialidad e indiferenciación:

El arteterapia ofrece la posibilidad de comunicarse con un sistema que no requiere pensamiento simbólico (la palabra). A partir de ello, la comunicación se da por medio de las sensaciones que despiertan los materiales, los cuales dan una amplia gama de matices sensoriales que permiten ir trabajando sobre la conciencia del propio cuerpo y de sus límites, ya que el cuerpo empieza y/o termina allí donde se reconoce la existencia de otro cuerpo. En este sentido, el arteterapia permite conectar con experiencias sensoriales iniciales y volver a recrearlas para reconstruirlas de una forma más organizada.

Las producciones de los pacientes con autismo a menudo expresan caos mental debido a un manejo inadecuado del cúmulo de sensaciones que invaden sus sentidos, sin organización y que dificultan o paralizan el correcto funcionamiento mental. También es bastante común la dificultad de mantenerse dentro de los límites de la hoja, la mesa, recipientes, etc., como una manifestación de sus complejas relaciones con los límites internos y externos. El arteterapia permite acercarse a este caos y empezar desde este punto a hablar sobre lo que podemos diferenciar de esta masa, algunos colores o materiales que se distinguen, las marcas del recuerdo del proceso, que les permitan ir saliendo del caos físico y, de forma paralela, del mental.

En el caso de los niños que no pueden o no desean hacer representaciones, es muy útil estimularlos a hacer diferentes movimientos con el cuerpo que dejen la marca de este en el papel, ya que eso les aproxima a la creación y a la diferenciación. Cada trazo será diferente y les generará sensaciones distintas.

Aislamiento/rechazo a la relación:

Los materiales artísticos también pueden ser empleados por los niños con autismo para aislarse de la relación con el terapeuta, autogenerándose un mundo de sensaciones donde no cabe el pensamiento y en el cual pueden quedar sobreexcitados por la experiencia sensorial. Si esto es así, debemos usar esta información para entender que estamos frente a su problema principal y que cuando han de relacionarse con los demás se asustan, se vuelcan en sus sensaciones conocidas y se quedan atrapados en ellas sin poder pensar. La aceptación del rechazo, entendido como el miedo a la relación, el interés por sus cosas externas y la verbalización de sus dificultades ante la idea de necesitar alguna cosa del terapeuta, les va ayudando a abrirse hacia el exterior.

Otros pacientes ni se acercan a los materiales. Es como si no los hubieran visto pero es importante estar alerta a los pequeños flashes de interés (miradas fugaces) para mostrarles ese material y sugerir un acercamiento. Para ello, suele funcionar que el  arteterapeuta se ponga a jugar con los materiales con grandes dosis de teatralidad para captar la atención del niño. Es importante encontrar el material más sencillo de emplear, por ejemplo, si hay dificultades de presión será mejor usar rotuladores que lápices de colores.

Rechazo al significado compartido:

El rechazo al significado compartido implica aquella relación en donde se “comparte” una actividad, pensamiento o emoción. A menudo actividades que pueden empezar siendo muy significativas, como hacer agujeros en la plastilina, van derivando hacia actividades solitarias y “autísticas”, por lo que los niños quedan fijados en la autosensorialidad y el no pensamiento, que los retrae del mundo externo. Es por esto que debemos mantener una atención activa ajustada que nos ayudará a recuperar la relación y, poco a poco, el significado compartido de la actividad que se realice (Álvarez, 2004). El material plástico ofrece la posibilidad de pasar de la experiencia sensorial a la simbólica. Así por ejemplo, el barro nos permite una exploración sensorial no simbólica, permite la fantasía de fusión con el material, la experimentación de la adhesión, pero también ofrece la posibilidad de progresión simbólica, dejando una huella en el material, haciendo un agujero, creando bolitas, figuras, etc., sin perder la posibilidad de volver a una exploración sensorial.

Voracidad:

Otra de las características que podemos encontramos en los pacientes con autismo infantil es la necesidad de utilizar la máxima cantidad de material posible, parece que nunca hay suficiente o que el profesional no tiene algo que ellos necesitan, lo cual hace pensar en niños “hambrientos” de muchas cosas.

Contratransferencialmente el arteterapeuta puede sentirse insuficiente y desbordado por las demandas, de manera que hay que transmitirle al paciente que no se puede satisfacer todas sus necesidades pese a que puede resultarle doloroso darse cuenta de ello. Una forma de hacerlo es establecer un límite con los materiales; cada sesión tiene un material variado pero limitado, que no se puede reponer hasta la próxima sesión, lo cual permite reflexionar sobre las carencias y las insatisfacciones internas.

Destrucción:

En algunos casos, las personas con autismo sienten la necesidad de destruir el material que se les ofrece. En esta situación, lo adecuado es transformar la agresión más descontrolada hacia una actividad más concreta, como romper papeles, arrancar, arañar, moldear plastilina, recortar. Si aun así, el niño no regula el nivel de destrucción y se muestra expectante a la actitud del terapeuta, lo más óptimo es eliminar los materiales dados para que no los destruya y no pueda agredir a otro (arteterapeuta) ni agredirse. Esto conlleva a que obligatoriamente, el paciente ponga en marcha un mecanismo de contención con el objetivo de volver a obtener los materiales deseados.

Por otra parte, la destrucción puede ser mucho más sutil, como es el caso de pacientes que siempre acaban destrozando su obra. Ver que son capaces de hacer cosas les hace sentir demasiado diferenciados, que avanzan por el camino del crecimiento, un camino lleno de inseguridades, de riesgos, de incertidumbres y de un gran deseo de volver hacia lo conocido y retroceder. Es por todo esto que es tan importante permitir los estados de destrucción y dar tiempo para que puedan conectar, no solo con el miedo, sino también con el deseo de crecer y avanzar. Es importante dar valor (sin exagerar) a lo que han podido hacer, a sus capacidades “ocultas”, y acompañarlos activamente en el riesgo hacia las novedades (Coromines y Viloca, 2003; 2008).

Experiencia de fragmentación:

En el autismo, la dificultad para poder pensar de forma organizada a menudo está relacionada con la dificultad para poder tener experiencias continuas y conectadas dentro de un todo experiencial. Esto quiere decir que las experiencias físicas y mentales suelen ser vividas de forma aislada unas de las otras. De esta fragmentación se deriva la gran dificultad que tienen estos pacientes para generalizar la experiencia, para captar la globalidad y aplicar un patrón lógico a lo que sucede en su entorno. Hay pacientes que plantean este conflicto sobre las conexiones mentales en sus obras, donde se refleja el gran esfuerzo que tienen que hacer para encontrar estos circuitos organizativos que a ellos no les sale de forma natural.

De igual manera, su agenda personal es como una especie de cajón desastre desordenado y lleno de cosas poco útiles, que de alguna manera representa su estado mental, caracterizado por la dificultad para seleccionar las informaciones que reciben y ordenar las experiencias personales. La posibilidad de ordenar esta caja, de escoger lo que se necesita y lo que no, lo que es importante o no, a veces los libera y de forma paralela les permite percibir que su caos interior ha sido contenido y ordenado. La experiencia global del arteterapia puede ayudar a hacer esta integración de las partes, al ver que el cuerpo se vincula al movimiento y este a la representación.

Baja tolerancia a la frustración:

La dificultad para simbolizar y para integrar el pensamiento lleva a estos pacientes a presentar dificultades para tolerar la dureza de la realidad que choca con sus deseos e intereses. En las sesiones de arteterapia los pacientes tienen que lidiar necesariamente con la frustración, aun cuando no lo deseen, ya que los materiales tienen una realidad física concreta con las que se han de enfrentar para realizar su producción artística, lo cual posibilita ir encontrando un equilibrio entre lo que “la realidad me permite realizar y lo que yo deseo”.

A menudo hay niños con autismo que quieren construir estructuras muy altas, pero sin la precaución de construir una base sólida, por lo que suelen caer. Con las sesiones de arteterapia se pretende reforzar la necesidad de pensar en la base, en lo que sustentará la materia, lo cual posibilita el que se cuestionen las propias bases y elaboren estructuras internas más eficaces.

El trabajo sobre el desajuste entre la fantasía y la realidad es importante en el trastorno del espectro autista, ya que la distancia entre lo que se quiere representar (la realidad) y la representación, a menudo genera frustración. Aceptar que hay una discrepancia entre la realidad y la representación no siempre es fácil. Hay pacientes que nunca parecen satisfechos con su producción, intentan mejorarla y se esfuerzan en perfeccionarla en un intento de hacerla igual a la realidad.

Repeticiones, rutinas y rituales:

En el tratamiento de niños con TEA es fácil verse rodeado de rituales y rutinas de difícil manejo. A pesar de que estos rituales deben ser entendidos como una manera de defenderse de un exterior que consideran amenazador y que, como defensas que son, no deben eliminarse, también hay que tener en cuenta que pueden necesitar de ayuda para poder salir de ellas. El arteterapeuta debe ofrecer estas posibilidades de cambio desde los materiales, con las diferentes formas de explorarlo y manejarlo: pintar en vertical, en horizontal, con mucha o poca agua. Motivarlos con las propuestas nuevas puede desbloquear una rutina enquistada.

Fuente artículo: https://www.isep.es/actualidad-educacion/arteterapia-y-autismo/

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Atención temprana de niños, herramienta de aprendizaje natural

29 de marzo de 2017 / Fuente: https://www.isep.es

Por: Maribí Pereira

El proceso de aprendizaje consiste en realizar nuevas conexiones neuronales en nuestro cerebro. Desde que nacemos, nuestro cerebro está receptivo a todos los estímulos externos y, gracias a su adaptabilidad, se va modificando con cada nueva experiencia, conducta y estímulo.

La Estimulación Temprana ha estado tradicionalmente relacionada con la atención específica a menores con discapacidad o diferentes trastornos del desarrollo. No obstante, en la actualidad no solo se recomienda en casos que requieran de una intervención psicológica concreta, sino que es necesaria en todo tipo de niños. La formación en atención temprana es una de las herramientas que tanto profesionales de la educación como psicoterapeutas pueden utilizar para revolucionar las aulas del siglo XXI.

Una metodología alejada de planteamientos convencionales que buscan una única “respuesta correcta”, se centra en cómo aprende el cerebro de forma natural. Esto es, probando cosas nuevas, no obteniendo siempre la respuesta “correcta” y verdadera. Una educación de calidad fomenta la exploración del pensamiento alternativo, las respuestas múltiples y la autoconciencia creativa, así como acelera el desarrollo intelectual, emocional y motor de los más pequeños.

Es por ello que en las aulas de clases, algunas de las actividades que se realizan deben tener un carácter lúdico e integrar diferentes contenidos con el fin de despertar el interés y favorecer el aprendizaje de los niños. En el primer momento de escolarización de los niños, el tiempo ha de organizarse respetando los ritmos y necesidades básicas infantiles de alimentación, sueño e higiene. En esta etapa, las rutinas proporcionan seguridad y confianza a los niños, además de enseñarles nociones temporales.

Existen varias áreas de intervención en atención temprana. La primera de ellas es el área emocional. La educación emocional es un proceso continuo en que los niños empiezan a reconocer los sentimientos propios y ajenos y a desarrollar habilidades que les permitirán relacionarse con las personas de su entorno. El desarrollo emocional es indispensable para lograr una buena adaptación social y aumentar el sentimiento de pertenencia al grupo. Por ello, deben participar en actividades colectivas y en la celebración y ambientación de fiestas y tradiciones populares.

Respecto al área motora, el movimiento se constituye como el gran pilar del aprendizaje, la afectividad y el desarrollo intelectual. Las sesiones de clases de psicomotricidad han de ser dinámicas y activas. En ellas, los niños van tomando conciencia de su cuerpo en relación con el espacio y el tiempo y al mismo tiempo adquieren autonomía. También obtienen un mayor control postural, equilibrio y capacidad de movimiento. Al terminar cada sesión, se sugieren hacer unos minutos de relajación para fomentar en el futuro, que tengan control del estrés y la ansiedad. Asimismo, es óptimo que cada día tienen un tiempo para actividades al aire libre.

El desarrollo de la percepción visual es fundamental para aprendizajes posteriores y se puede trabajar en el aula con diversas entradas de estimulación incluyendo murales, láminas, cuentos, bits (dígitos binarios), juegos de atención y actividades de coordinación óculo-manual.

Por su parte, con la estimulación del lenguaje desarrollamos una mejor comunicación, tanto oral como gestual, a nivel comprensivo y expresivo. Una forma de que los niños aumenten su vocabulario es a través de narraciones de cuentos, expresión de deseos, ideas y sentimientos y el uso sistemático de los bits (enciclopédicos, matemáticos, de lectura)

El desarrollo del pensamiento lógico-matemático se realiza con actividades que fomentan la capacidad de razonar y de atención. Los niños deben empezar resolviendo problemas sencillos partiendo de lo cotidiano, por ejemplo, pueden realizar series, agrupar y clasificar objetos atendiendo a su forma, color, tamaño y peso.

En cuanto al área musical es importante señalar que la música y el ritmo modelan el cerebro y desarrollan las capacidades auditivas y expresivas. Por ello, los niños desde muy pequeños deben ser expuestos a diferentes sonidos que pueden relacionar con sensaciones y estados de ánimo.

Finalmente, la estimulación temprana también aborda el área artística. Y para potenciar su imaginación y creatividad, se emplean las primeras herramientas y se desarrollan destrezas manuales con actividades como el modelado, el rasgado, el pegado y la pintura. Los niños se expresan y disfrutan con sus producciones y las del grupo.

El Máster en Atención temprana de ISEP te descubrirá los beneficios de la atención temprana tanto para detectar de forma precoz los posibles riesgos de deficiencias, así como para diseñar programas de estimulación a niños menores de 6 años con trastornos del desarrollo o sin ellos.

Fuente artículo: https://www.isep.es/actualidad-educacion/atencion-temprana-de-ninos-herramienta-de-aprendizaje-natural/

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Neurodidática, eje de cambio en el paradigma educativo

22 de marzo de 2017 / Fuente: https://www.isep.es

Por: Maribí Pereira

La neurodidáctica es una disciplina reciente que surge a partir de los avances de la neurociencia. Se encarga del estudio de las bases cerebrales de los procesos de enseñanza y aprendizaje para impulsar este último en función del potencial de cada individuo (Rodríguez, 2015).

En este sentido, al conocer las estructuras cerebrales implicadas en los procesos de aprendizaje, los profesores pueden convertirse dentro del aula en entrenadores de las respectivas funciones mentales para que estás favorezcan el aprendizaje de los alumnos. Con este objetivo ISEP ha diseñado el Máster en Neuroeducación y Optimización de Capacidades.

Los principios básicos de la neurodidáctica se basan en las siguientes premisas (Rodríguez, 2015):

1. El aprendizaje requiere un papel activo del que aprende.
2. El aprendizaje implica respeto a los ritmos, intereses, nivel y necesidades de cada alumno.
3. Para que se produzca un verdadero aprendizaje es fundamental que los niños y niñas sean los protagonistas del proceso y los responsables del mismo.
4. Los avances en neurociencia demuestran que el aprendizaje requiere exploración, búsqueda de sentido, razonamiento y comprensión. La mera exposición de contenidos no es aprendizaje sino que favorece a la repetición de dicha información sin una comprensión de la misma.
5. Las emociones tienen una gran implicación en el aprendizaje, por lo cual, el estado de ánimo de los alumnos van a determinar su aprendizaje.
6. El papel de las neuronas espejo (células cerebrales que favorecen la empatía e imitación) en el aprendizaje es indiscutible.

La neurodidáctica supone un cambio en el paradigma educativo tradicional, modificando los modelos de enseñanza tradicionales que no consideran las bases neurales que subyacen al aprendizaje.

Algunas prácticas que promueve la neurodidáctica para potenciar el aprendizaje en el aula, y que se incluyen en la formación en neuroeducación de ISEP, son:

-Clase invertida: implica que los alumnos sean los encargados de buscar y desarrollar los contenidos en casa, por su cuenta y aprovechar la hora de clase para hacer trabajos y exponer sus dudas al profesor. El educador se convierte así en un guía del aprendizaje (Rodríguez, 2015).

-Grupos reducidos y aprendizaje cooperativo: en esta práctica, los pequeños grupos son los responsables del proceso, los que de manera activa entre ellos procesan, elaboran e interpretan la información (Rodríguez, 2015).

-Dinámicas basadas en el aspecto lúdico: a partir de las cuales se promueva el aprendizaje a través de juegos y se requiera de  trabajo en equipo y creatividad (Rodríguez, 2015).

-Formas más rápidas, esquematizadas e interactivas de exponer la información: por ejemplo, pequeños videos motivacionales, mapas conceptuales, etc. a partir de los cuales, la información debe ser expuesta y es entonces cuando serán los alumnos quienes indaguen, experimenten y exploren para dotar de significado a la información  y para crear sus propios aprendizajes (Rodríguez, 2015).

-Guiar el aprendizaje con preguntas: esta estrategia motiva al alumno, concentra su atención y le convierte en una especie de investigador que busca en cualquier fuente de información posible la solución a las interrogantes que se le plantean (Morgado, 2014).

-Practicar frecuentemente el recuerdo de lo aprendido: preguntar sobre la información recientemente aprendida beneficia a la memoria a largo plazo promoviendo el reclutamiento de los circuitos neuronales del recuerdo en las subsecuentes oportunidades de estudio (Morgado, 2014).

-Evaluaciones orales: las exposiciones o los exámenes orales no solo permiten una evaluación muy rigurosa del conocimiento adquirido por los alumnos, sino que, sobretodo, inducen en ellos un tipo de estudio mucho más basado en la comprensión de los materiales y la información que en su simple memorización (Morgado, 2014).

-Inmersión temprana en más de una lengua: los alumnos que adquieren múltiples lenguas en su infancia y las practican a lo largo de su vida tienen una mayor atención selectiva y desarrollan el hábito de conmutar contenidos mentales, lo que les facilita la adquisición de aprendizajes complejos, especialmente los que implican cambios en las reglas de ejecución (Morgado, 2014).

-Homenaje a la lectura: de todas las actividades intelectuales potenciadoras de capacidades mentales la más asequible y la que proporciona un mejor balance costo/beneficio es, sin duda, la lectura. Las cortezas occipital y temporal se activan para ver y reconocer el valor semántico de las palabras. La corteza frontal motora se activa cuando evocamos mentalmente los sonidos de las palabras que leemos. Los recuerdos que evoca la interpretación de lo leído activan poderosamente el hipocampo y el lóbulo temporal medial del cerebro, que son zonas críticas para la memoria. Las narraciones y los contenidos emocionales del escrito, sean o no de ficción, activan la amígdala y demás áreas emocionales del cerebro. El razonamiento sobre el contenido y la semántica de lo leído activa la corteza prefrontal y la memoria de trabajo. La lectura refuerza también las habilidades sociales y la empatía, además de reducir el nivel de estrés del lector (Morgado, 2014).

La modificación del actual sistema educativo pasa por la inclusión de cursos de neuroeducación en la formación de equipos docentes. Este debe ser el primer paso para conseguir el éxito.

Fuente artículo: https://www.isep.es/actualidad-neurociencias/neurodidatica-eje-de-cambio-en-el-paradigma-educativo/

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El olvido, ¿un proceso voluntario?

15 de marzo de 2017 / Fuente: https://www.isep.es

Por: Maribí Pereira

Suele pasar que deseamos olvidar aquel suceso que nos ha dejado un recuerdo desagradable, vergonzoso o doloroso.

De hecho, un grupo de neurocientíficos de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, ha demostrado que los seres humanos utilizan dos procesos para olvidar: la supresión y la sustitución, y que el cerebro trabaja de formas diferentes en cada caso (Benoit y Anderson, 2012).

Según Roland Benoit, se trata de dos mecanismos diferentes que producen el olvido: “el primero obstaculiza el proceso de recuperación de recuerdos y el segundo permite suplir los sucesos desagradables por otros” (2012). De hecho, son dos maneras contrarias en que el cerebro nos permite olvidar volitivamente recuerdos no deseados.

Este estudio es la primera demostración de dos mecanismos diferentes que provocan tales olvidos: uno, al darle “OFF” al sistema de recuerdos y, el otro, al proporcionar al sistema de recuerdos ocupar la conciencia con una memoria sustituta.

Los investigadores emplearon imágenes de resonancia magnética funcional para explorar la actividad cerebral de sujetos que habían aprendido asociaciones entre pares de palabras y que, después, intentaban olvidarlas según uno de los dos procesos, es decir, bloqueándolas o sustituyéndolas (Benoit y Anderson, 2012).

En el estudio, colocaron una pantalla donde aparecían las palabras y formaron dos grupos de un total de 36 sujetos participantes. Estos sujetos codificaron pares de palabras, como por ejemplo, nieve-Antártida, playa-África, azúcar, dulce, etc. en primer lugar, se les preparó para que recordaran la asociación y después para que olvidaran la segunda  que conformaba cada par, intentando bloquear su recuerdo, es decir, empleando la estrategia de supresión (Benoit y Anderson, 2012).

En segundo lugar, los participantes recogieron una palabra nueva que sustituía a una parte del par. Así por ejemplo, playa-buceo, azúcar-chocolate, nieve-frío, mientras las segundas palabras que conformaban cada par se borraban de la pantalla. Por tanto, en esta parte del estudio, los sujetos fueron entrenados para no pensar en “África”, “Antártida”, “Amazonas” recuperando la palabra de sustitución “buceo”, “chocolate”, “frío” (Benoit y Anderson, 2012).

Los resultados indicaron que cada mecanismo, sustitución y supresión, activan unos circuitos neuronales distintos. En este sentido, cuando se suprime un recuerdo, se origina una perturbación de los procesos mnemotécnicos debido al córtex prefrontal dorsolateral, que impide la actividad del hipocampo, región cerebral que es fundamental para recordar sucesos anteriores (Benoit, 2012).

En cambio, cuando se sustituyen unos recuerdos por otros, se ven involucradas dos zonas del cerebro, específicamente, el córtex prefrontal y el córtex midventrolateral prefrontal, los cuales funcionan para traer determinados recuerdos a nuestra conciencia al mismo tiempo que “eliminan” los indeseados. En esa sustitución de los pensamientos intervienen dos elementos: un recuerdo sustituto, que va a ser recuperado, y otro que desagrada a la persona.

Cabe destacar que las dos estrategias de olvido (supresión y la sustitución) resultaron igualmente adecuadas al momento de deshacerse de los recuerdos porque “se trata de dos mecanismos que ayudan a mejorar el control mnemotécnico de asociación mental para recuperar los recuerdos”, señala Benoit (2012).

Finalmente, conocer que diferentes procesos favorecen el olvido de los recuerdos puede ser útil “porque ahora sabemos que a la gente, de forma natural, se le da mejor un mecanismo u otro” (Benoit, 2012). Por tanto, a partir de estos resultados se podrían desarrollar tratamientos de problemas de salud mental relacionados con la regulación deficiente de la memoria, como ocurre después sufrir un traumatismo craneoencefálico (Benoit, 2012).

Fuente artículo: https://www.isep.es/actualidad-neurociencias/el-olvido-un-proceso-voluntario/

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