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El desarrollo forestal no es solo cuestión de árboles

30 de noviembre de 2016 / Fuente: http://pcnpost.com/

Por: Rodrigo Arce Rojas

Aunque parezca trivial decirlo hablar de desarrollo forestal va mucho más allá de los árboles o incluso de ecosistemas forestales o de biodiversidad forestal.

Para llevar este debate de manera significativa podríamos empezar definiendo ¿Qué estamos entendiendo por desarrollo?, ¿Qué estamos entendiendo por lo forestal? Las respuestas podrían parecer obvias pero en estos tiempos de incertidumbre y cambio no lo son. Porque resulta que el desarrollo puede ser entendida de diversas formas tanto entre los propios forestales como los que no son forestales. Además para complejizar el debate habría que conocer cuál es la concepción de desarrollo para los que no quieren ver lo forestal. El hecho que se produzcan intensivos procesos de deforestación masiva o deforestaciones focalizadas – legales o ilegales – dan cuenta que no todos tienen la misma valoración.

Ello es entendible, en tanto la palabra desarrollo tiene múltiples connotaciones y ni siquiera hablar de desarrollo sostenible lo resuelve todo si es que la famosa integración de todas las dimensiones se supedita al poder del crecimiento económico, razón frecuentemente aludida al hablar de desarrollo.

Si uno hace un rápido inventario de las principales afirmaciones implícitas (o explícitas) sobre “desarrollo forestal” encontramos (tema por cierto que amerita una investigación más profunda y sistemática) algunas de las siguientes expresiones:

  • Debemos mejorar las exportaciones de los productos forestales
  • Debemos lograr aumentar la contribución del sector forestal al PBI nacional
  • Debemos dar facilidades para que fluya la inversión forestal
  • La legislación forestal es extremadamente reguladora y controlista
  • El sector forestal tiene un gran potencial de contribución a la economía nacional
  • El desarrollo forestal debe estar bajo la responsabilidad de los forestales,
  • Los bosques deben ser productivos
  • Para conservación basta con las Áreas Naturales Protegidas
  • Las entidades conservacionistas son las que se oponen al desarrollo forestal, entre otras afirmaciones.

Entonces tendríamos que identificar cuáles son los paradigmas de desarrollo forestal que subyacen a cada una de las afirmaciones. Este necesario ejercicio – que debería ser participativo – sería muy fructífero para poder aclarar nuestras visiones y podremos saber qué tanto son compartidas, qué teorías del desarrollo están sustentando estas afirmaciones. Pero también nos permitiría conocer cuáles son las distorsiones, sesgos, ausencias o vacíos. Tan importante como reconocer qué es lo que se dice es reconocer honestamente qué es lo que no se está diciendo. Esta es una forma de reconocer lo que no estamos tomando en cuenta, lo que no estamos valorando, lo que estamos subestimando o incluso descalificando.

De todo ello se desprende la necesidad de reconocer cuáles son las grandes narrativas y metanarrativas forestales. Reconocerlas nos permitirá identificar cuáles son las “verdades” que orientan nuestro accionar forestal. Así podremos reconocer si todas nuestras verdades resultan consistentes, vigentes y pertinentes.

Resulta que la actividad forestal también está sujeta a las “verdades” que pueden ser producto de construcción social o producto de la correlación de fuerzas de poder. Detrás de cada una de las verdades hay una serie de supuestos que no sabemos si se sustentan o no. Lyotard (1998) nos habla de los metarrelatos legitimantes que son aquellos discursos que aparecen con fuerza de verdad pero que no siempre lo son.

Entonces “verdades” son construidas desde determinadas estructuras de poder y no siempre tienen congruencia con la realidad. En ese proceso de construcción de “verdades” aparecen procesos de racionalización con atavío de razón (Morin, 1998). La racionalización, como explica Freud y otros psiquiatras, es una patología de la razón. Consiste en querer encerrar la realidad dentro de un sistema coherente. Todo aquello que contradice este sistema coherente, es puesto al margen, olvidado, tratado como ilusión o apariencia (Solís, S.f).

Para hacer consistencia de todo lo que estamos hablando tomemos en cuenta la afirmación: los forestales amamos los árboles. Será interesantísimo saber como forestales cuál es la afirmación que mejor nos representa:

  • En efecto, los forestales amamos a los árboles
  • Los árboles no se han creado para amarlos sino para aprovecharlos
  • El amor es inconsistente con el desarrollo económico forestal
  • ¿Qué tienen que ver los árboles con el amor? (entonces pensarán que el autor está totalmente trastornado)
  • Es totalmente posible combinar el aprovechamiento sostenible de los árboles con el amor a los árboles

Como corolario, el desarrollo forestal no es solo pensar en los árboles (además de pensar en la biodiversidad forestal o pensar en la gestión de paisajes forestales sostenibles) sino que también importa nuestro marco paradigmático, nuestros pensamientos, discursos, narrativas y relatos. El lenguaje es una poderosa herramienta que da cuenta de nuestra cultura y por ello es importante saber si nuestro lenguaje forestal está a la altura de los tiempos dando cuenta de su contribución a la reducción de la pobreza multidimensional, a la generación de progreso multidimensional, al cumplimiento activo y comprometido con los Objetivos de Desarrollo Sostenible del PNUD.

De todo ello se desprende que debemos estar gratamente acompañados no solo de especialistas de todas las disciplinas sino también de todos aquellos que tienen la voluntad de trabajo interdisciplinario y transdisciplinario. Los bosques nos convocan a todos.

Como hemos podido reconocer en esta provocadora nota nos importa el aporte desde la filosofía, desde la ética, desde la lingüística, desde la antropología, desde la sociología, la literatura, la psicología, entre otras tantas valiosas dimensiones para que desde un enfoque plural podamos contribuir por un genuino desarrollo forestal. Visión además que deberá tener la virtud de ser integral sin llegar a la completud, de ser una acción estratégica de síntesis antes que fragmentos analíticos de la realidad.

Entonces podremos constatar que el gran propósito del sector no solo es crear riqueza sino también contribuir por la erradicación de la pobreza.


Bibliografía citada:

Lyotard, J-F. La condición postmoderna, Ediciones Cátedra S.A., Madrid, 1998

Morin. E. Introducción al pensamiento complejo. Barcelona, Gedisa Editorial, 1998.

Solís, L. El pensamiento complejo

Fuente artículo: http://pcnpost.com/rodrigo-arce-el-desarrollo-forestal-no-es-solo-cuestion-de-arboles/

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La gestión de paradigmas para hacer frente al cambio climático

25 de noviembre de 2016 / Fuente: http://pcnpost.com/

Por: Rodrigo Arce Rojas

La palabra crisis es el signo de los tiempos. Se habla de crisis ambiental, crisis climática, crisis económica, crisis política, crisis de liderazgos. Todo ello refiere a la diversidad de manifestaciones del cambio global. Una de estas expresiones refiere al cambio climático, uno de los más grandes retos que nos corresponde enfrentar como sociedad.

Existen diferentes perspectivas para hacer frente al cambio climático, algunos prefieren las soluciones de mercado, otros privilegian las soluciones tecnológicas, mientras que otros enfatizan las soluciones de tipo institucional o legal. Es claro que abordar un tema complejo e incierto como el sistema climático y sus alteraciones producto de las emisiones de gases de efecto invernadero requiere también respuestas complejas e integradoras.

El cambio climático pone de manifiesto la forma cómo la humanidad ha ido construyendo histórica, cultural y simbólicamente un sentido a lo que se ha dado en llamar desarrollo. No existe un único modelo (si es que cabe el término) económico, un único modelo de desarrollo, ni un único modelo civilizatorio, no obstante, es innegable desconocer el peso específico que ha ganado el proyecto económico de acumulación, del triunfo del consumismo, materialismo, hedonismo, de valoración del éxito personal.

El sur, especialmente los países de las zonas tropicales, se caracterizan por una alta diversidad en todos los planos. Esta diversidad se presenta como de manera ambigua como una oportunidad de negocios pero también como un obstáculo de crecimiento del mercado que busca uniformizar a los consumidores o cuando es posible segmentarlos en estratos de consumidores.

Históricamente occidente se ha desarrollado con un enfoque de fragmentación. Así, hemos separado el hombre, de la naturaleza; hemos fragmentado las ciencias en ciencias naturales y sociales; la razón, de la emoción; el sujeto que estudia, del objeto estudiado. Así mismo simplificamos la naturaleza humana y la reducimos al éxito individual, la conducta humana a su orientación al egoísmo, al materialismo, al hedonismo.

Separamos también lo urbano de lo rural que lo sentimos tan lejos y tan distante afectivamente. Olvidamos que lo que pasa en los bosques y en los glaciares también nos afectan y las emisiones de GEI desde las ciudades también afectan los bosques y los glaciares. Estamos fuertemente entrelazados por los ciclos biogeoquímicos, por el ciclo hidrológico. Todos somos parte de la trama de la vida y de la naturaleza.

También nos hemos propuesto simplificar los ecosistemas y agroecosistemas. De esta manera prosperan las plantaciones y las ganaderías por facilidad de manejo tecnológico y para producir grandes cantidades de materias primas a economías de escala que demandan los mercados.

La pretensión de dominio del ser humano sobre la naturaleza nos ha llevado a verla únicamente como proveedora de recursos y depósito de desechos. Así, las dimensiones sociales y ambientales son considerados como barreras o limitantes al desarrollo y por tanto hay que eliminarlos o maquillarlos.

En todo este proceso hemos ido olvidando que formamos parte indesligable de la naturaleza; que el altruismo, la solidaridad, la compasión, la empatía forman parte del acervo de la humanidad; que somos parte de la trama de la naturaleza y el cosmos y que las relaciones, vínculos y afectos forman parte intrínseca de nuestra naturaleza social.

Por todo ello, para hacer frente al cambio climático, necesitamos no solo más mercado o más tecnología, necesitamos, sobre todo cambiar nuestras creencias más profundas y nuestra manera de pensar y actuar. Por ello se sustenta que abordar seriamente el cambio climático implica un cambio del modelo civilizatorio. Revisar la forma cómo pensamos y actuamos, la forma cómo producimos y consumimos.

Fuente artículo: http://pcnpost.com/rodrigo-arce-la-gestion-paradigmas-frente-al-cambio-climatico/

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Reflexiones sobre los paradigmas de desarrollo y conservación ambiental

23 de noviembre de 2016 / Fuente: http://pcnpost.com/

Por: Rodrigo Arce Rojas

No es posible explicar la conservación ambiental solo a partir de posturas polarizadas en las que de un lado se encuentra un patrón de desarrollo agresivo contra la naturaleza y en el otro un patrón de relación armónica entre el ser humano y la naturaleza. Aunque dichas posturas son muy frecuentes, inclusive en ámbitos académicos y políticos, la realidad es más compleja.

Múltiples son los factores que explican la complejidad de esta situación. Sin dejar de desconocer que el factor económico juega un rol muy importante en la modelación de los esquemas de desarrollo y conservación ambiental y que lo político desde el accionar estatal muchas veces avala esta supremacía, ya no estamos frente a sociedades que aceptan pasivamente esta realidad.

La mayor y mejor información, las demandas de participación y la movilización ciudadana actúan como contrapesos con diferentes grados de logro.

Producto de la acción ciudadana, iniciativas públicas y privadas orientadas a mejorar el desempeño ambiental, aunque también por diversos grados de sensibilización del sector empresarial, han aparecido herramientas que buscan regular el papel de los sectores económicos en sus impactos sociales y ambientales. Por ejemplo una de estas herramientas es el Pacto Mundial.

El Pacto Mundial pide a las empresas que hagan suyos, apoyen y lleven a la práctica un conjunto de valores fundamentales en materia de Derechos Humanos, Normas Laborales, Medio Ambiente y Lucha contra la Corrupción.

Con relación a cuestiones ambientales las empresas deben apoyar los métodos preventivos con respecto a problemas ambientales, deben adoptar iniciativas para promover una mayor responsabilidad ambiental y deben fomentar el desarrollo y la difusión de tecnologías inofensivas para el medio ambiente. Desde organizaciones internacionales como el Banco Mundial (BM) o el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) existen una serie de estándares sociales y ambientales que exigen a los proyectos que se respeten como condición de financiamiento. Así mismo se menciona a iniciativas de la sociedad civil como la Certificación del Comercio Justo (Fair Trade) y los estándares del Forest Stewardship Council (FSC) para el caso de manejo forestal, entre otros. Otras herramientas son los programas de Responsabilidad Social Corporativa y las iniciativas de certificación de desempeño ambiental como por ejemplo ISO 26000 (Responsabilidad Social) e ISO 14001 (Medio ambiental).

El tema es que muchas de estas iniciativas son voluntarias y por tanto no están generalizadas con lo que las preocupaciones sobre los impactos ambientales se mantienen.

De otro lado, los Estados cada vez realizan esfuerzos por mejorar sus sistemas de fiscalización y supervisión ambiental sea porque son signatarios de acuerdos y compromisos internacionales, porque desean mejorar sus sistemas de gestión ambiental o por las presiones y demandas de la sociedad civil que exigen que los Estados no se queden solo en políticas de apertura y facilidades a las inversiones sino que cumplan un rol de garante de derechos y entre ellos los ambientales. Los Estados se mantienen en la tensión de apoyar decididamente el crecimiento económico y de asegurar una gestión ambiental efectiva. Las instancias ambientales podrían tener las mejores voluntades para avanzar en una gestión ambiental sostenible pero frecuentemente tienen que lidiar con el peso político y económico que tienen los sectores productivos. No siempre lo logran o tienen que aceptar situaciones de transacción.

En lo que respecta a las comunidades locales no en todos los casos se mantiene la premisa de la estrecha relación entre los seres humanos y la naturaleza. Los procesos de transculturación y aculturación producto de la globalización de la economía de mercado han permeado en diverso grado. Pero no solo son las carencias inmediatas que explican la conservación o degradación ambiental sino que también entran en juego tanto procesos históricos de exclusión como debilidades en los sistemas de gobernabilidad y gobernanza. Por ello, se puede afirmar que la sostenibilidad ambiental no será posible mientras la expansión del capital aumente los rangos de pobreza e impida el acceso de los pobres a los recursos necesarios para la mera supervivencia (Laguardia, 2013). En este contexto la propuesta de “economía verde” aparece como una opción que reconoce que ha recogido las falencias en consideraciones ambientales y sociales y por tanto pretende mejorar su desempeño.

Desde un sector de la sociedad civil y desde algunas de las grandes organizaciones representativas de los pueblos indígenas consideran que en tanto se mantienen los supuestos y las herramientas de economía convencional desconfían que la economía llamada verde vaya a responder el déficit de atención a estos temas y que sería una nueva estrategia para seguir haciendo lo mismo que siempre pero con una nueva cara y un nuevo discurso. Esto debe llevarnos a una reflexión profunda sobre el modelo de desarrollo a seguir.

Las grandes economías no pueden seguir creciendo de manera exponencial en un mundo finito (Esposito y Zandvliet, 2013). No obstante, no podemos dejar de reconocer que en las tensiones entre desarrollo y conservación ambiental ha habido interesantes avances. La pregunta es si es suficiente y las evidencias de campo nos indican que no. Ya no estamos hablando únicamente de situaciones polarizadas porque se verifican relaciones en la que se entretejen la formalidad, informalidad e incluso la ilegalidad. Resulta preocupante que en algunos casos comunidades locales también ingresan a situaciones de producción ilícita para los que no hay respuestas fáciles al ser tipificados como “problema social”.

Además, la corrupción en diferentes niveles se constituye en un mal endémico difícil de combatir.

Se requieren entonces nuevas aproximaciones como por ejemplo el rol de la gobernabilidad y la gobernanza, el diálogo relativo a la “nueva ética económica” que necesitamos, los procesos de negociación intra e intercultural para definir los límites ecológicos de los sistemas económicos, los derechos humanos desde una perspectiva multiactor y de sostenibilidad, entre otros. A fin de garantizar economías y sociedades sostenibles, se necesitan cambios estructurales y políticas novedosas que alineen los objetivos de desarrollo humano y cambio climático con estrategias de baja emisión y capaces de adaptarse a cada clima, y con innovadores mecanismos de financiación público-privada (PNUD, 2013). Por ejemplo, la experiencia en Latinoamérica indica que se requiere mejorar la gobernanza ambiental si se pretende revertir la degradación ambiental y el uso insostenible de los recursos naturales.

Entre los componentes críticos se encuentran el apoyo de múltiples partes interesadas, la sensibilización pública entre todas las partes involucradas, mecanismos más sólidos de sostenibilidad financiera, una capacidad institucional mejorada, marcos legales adecuados y mecanismos más sólidos de cumplimiento (PNUMA, 2012). El hecho que se mantengan los pasivos ambientales, ríos, suelos y aire contaminados, los procesos de deforestación y fragmentación de hábitats, la pérdida del acervo genético, nos llevan a la necesidad de ser más creativos en la generación de alternativas para la sostenibilidad.

El hecho que se considere a la legislación ambiental “agresiva” desde sectores económicos es una demostración que todavía estamos privilegiando el crecimiento económico a la sostenibilidad. Existe la necesidad entonces de desarrollar aproximaciones teóricas y metodológicas que den cuenta de la complejidad. Patrones duales de pensamiento nos están limitando a desarrollar alternativas de mayor impacto.


Bibliografía revisada:

Esposito Guevara, Carla A. y Zandvliet, Hans. 2013.

Las negociaciones sobre cambio climático en las Naciones Unidas y la realidad de las emisiones. Una perspectiva desde el sur. En: Crisis socioambiental y cambio climatico / Carla A. Esposito Guevara [et.al.] ; coordinado por Mayra Paula Espina Prieto ; Gian Carlo Delgado Ramos ; Hector Sejenovich. – 1a ed. – Ciudad Autonoma de Buenos Aires : CLACSO, Pp:23-52

Laguardia Martinez, Jacqueline. 2013. En: Crisis socioambiental y cambio climatico / Carla A. Esposito Guevara [et.al.] ; coordinado por Mayra Paula Espina Prieto ; Gian Carlo Delgado Ramos ; Hector Sejenovich. – 1a ed. – Ciudad Autonoma de Buenos Aires : CLACSO, Pp:53-76 Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). 2013.

Informe sobre Desarrollo Humano 2013 El ascenso del Sur: Progreso humano en un mundo diverso. Nueva York, 216 p.

Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) 2012. GEO 5

Perspectivas del Medio Ambiente Mundial.

Medio ambiente para el futuro que queremos. Panamá, 552 p.

Fuente artículo: http://pcnpost.com/rodrigo-arce-reflexiones-sobre-los-paradigmas-de-desarrollo-y-conservacion-ambiental/

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Principios para el desarrollo forestal que queremos

16 de noviembre de 2016 / Fuente: http://pcnpost.com/

Por: Rodrigo Arce Rojas

Si queremos visualizar el desarrollo forestal que queremos lo primero que habría que hacer es conceptualizar ambas palabras “desarrollo” y “forestal”. A estas alturas pareciera que hablar de aquellas palabras es bizantino porque hemos hablado tanto y tanto tiempo ha transcurrido que quedaría la impresión que la historia se ha clausurado pero no es así.

En medio de la incertidumbre de los tiempos por lo menos tenemos claro (coyunturalmente) algunos atributos respecto al desarrollo. Primero que no existe una única forma de entender y vivir el desarrollo. Segundo que los desarrollos son contextuales y que no puede haber una fórmula única para entender y disfrutar el desarrollo. Tercero que el marco de desarrollo se ha incrementado sustancialmente.

Así de los 8 Objetivos de Desarrollo del Milenio hemos algo más que duplicado con 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Lo que marca la época es el reconocimiento de la multidimensionalidad del desarrollo. De ello no podemos hacer abstracción al hablar de los bosques.

La palabra forestal también tiene otras connotaciones cuando se reconoce explícitamente la biodiversidad forestal, la gestión de paisajes, la gestión de territorios. De la mirada de recurso hemos pasado a la mirada de territorios con toda la complejidad que el término implica, es decir masa, energía, información y sentido.

Queda claro entonces que no solo estamos hablando de aspectos biofísicos (sin desconocer o subestimar su importancia) sino que también implica la consideración de aspectos sociales, institucionales, legales, culturales, psicológicos, entre otros aspectos.

Las discusiones sobre desarrollo forestal no pueden eximirse de las grandes discusiones globales sobre nuevas formas de entender el desarrollo. Los grandes problemas de frontera que se identifican con relación a los bosques no pueden tratarse solo desde una perspectiva disciplinaria y queda más claro para todos la necesidad de enfoques interdisciplinarios, transdisciplinarios e incluso indisciplinarios. Bajo este marco plantearemos algunos de los principales principios a tomar en cuenta para el desarrollo forestal que queremos.

Estos principios no deben tomarse por separado sino que forman parte de un todo integrado absolutamente interrelacionado e interdependiente.

Principio de totalidades: lo que implica tomar en cuenta todas las personas, todas las edades productivas y de conservación, todas las culturas, todos los actores, todos los sectores, todos los niveles, todos los agentes económicos, todos los servicios ecosistémicos de los bosques, todas las posibilidades (sostenibles) de aprovechamiento y conservación de los ecosistemas. Esto implica superar los esquemas de exclusión y subestimación de actores y procesos. Implica también reconocer al ser humano en toda su integralidad como ente biopsicosocial, con cuerpo, corazón, mente y espíritu. La integración entre el tener, el ser y el hacer. Este principio no implica caos sino un orden por descubrir a través del diálogo generativo.

Principio de dialogicidad: No se trata de quedarse en las polarizaciones, tensiones o confrontaciones. Bajo este principio se busca que dialoguen el pasado, el presente y el futuro; el sistema bosque con el entorno global del cual forma parte; lo moderno con lo llamado tradicional; la ciencia con los saberes ancestrales; la tecnología moderna con las tecnologías tradicionales; la producción con la conservación; los bosques con los sistemas agroproductivos, las matemáticas con la poesía; lo pragmático con la ética; la razón con la intuición; lo material con lo espiritual. Más que polarizaciones lo que se busca es darle dinamismo al sistema en búsqueda de equilibrios dinámicos.

Principio de sinergias: Lo que se busca a través del diálogo, la participación, la concertación y la gobernanza es sumar esfuerzos, administrar toda la energía biofísica y sociocultural de los ecosistemas forestales y su sociodiversidad asociada. Se busca las complementariedades estratégicas a favor del aprovechamiento sostenible, conservación de los bosques y la contribución efectiva a la calidad de vida, buen vivir, vivir bien o vida plena que plantean los diversos actores forestales.

Principio de sostenibilidad: este es el principio que ordena todo el sistema pues no hay desarrollo forestal posible si se afecta la capacidad productiva y reproductiva de los bosques. Se requiere una mirada de socioecosistemas sostenibles donde se mantienen los procesos ecológicos, se mantiene la resiliencia y la capacidad adaptativa de los bosques y los otros sistemas vegetales asociados. El principio de sostenibilidad requiere una atención seria, profunda y comprometida para no devaluar la sostenibilidad subordinándola a intereses de crecimiento económico. Todas las dimensiones son importantes y todas requieren recibir la debida atención.

Principio de equidad y justicia: el desarrollo forestal implica un profundo respecto a las personas y a su derecho de un ambiente sano y saludable. Ciudadanos y ciudadanas requieren ser respetados por su condición de personas. La vida en general necesita ser respetada en tanto el ser humano es parte de la naturaleza. No es posible contaminación o daños a los ecosistemas y las personas que afecten su integridad física y cultural. Por ello la necesidad de la justicia ambiental y forestal.

Bajo estos principios podemos plantear participativamente las diversas opciones de desarrollo forestal. Como se ha señalado, ello requiere profundos procesos participativos de diálogo generativo y transformador. Se requiere mucha creatividad e innovación para explorar todas las posibilidades y encontrar caminos sensatos. Toda la institucionalidad (políticas, leyes, acuerdos, pactos, arreglos sociales) debería ser pensada para que florezca un desarrollo forestal inclusivo y sostenible.

Fuente artículo: http://pcnpost.com/rodrigo-arce-rojas-principios-para-el-desarrollo-forestal-que-queremos/

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Incidencia de la corrupción en el cambio climático

12 de noviembre de 2016 / Fuente: http://pcnpost.com/

Por: Rodrigo Arce Rojas

La corrupción afecta la calidad de vida, la gobernabilidad, la institucionalidad y favorece la exclusión social e inequidad. Incide además en el mantenimiento de la calidad de los ecosistemas y su capacidad de resiliencia para hacer frente al cambio climático. La corrupción es un factor que ataca directamente las condiciones de sostenibilidad y de justicia de una nación o pueblo. 

Se entiende por corrupción la utilización ilegal de un cargo público por los políticos o funcionarios para obtener un beneficio privado. Refieren actos ilegales que i) se llevan a cabo con la participación de funcionarios públicos, ii) afectan al poder y propiedades públicos, iii) se cometen para obtener un beneficio privado, iv) se cometen intencionadamente y v) son clandestinos (FAO, 2001).

La corrupción afecta la calidad de vida, la gobernabilidad, la institucionalidad y favorece la exclusión social e inequidad (Meir, 2009). Incide además en el mantenimiento de la calidad de los ecosistemas y su capacidad de resiliencia para hacer frente al cambio climático.

La corrupción es un factor que ataca directamente las condiciones de sostenibilidad y de justicia de una nación o pueblo. ECODES (2011) señala que la evidencia empírica sugiere que los altos niveles de corrupción están asociados con bajos niveles de desarrollo, como revela la comparación del índice de control de la corrupción del Banco Mundial y del producto interior bruto per cápita que muestra la existencia de una alta correlación entre ambos indicadores.

La corrupción es un problema de preocupación global y nacional. Algunas de las principales conclusiones del Barómetro 2010, elaborado por Transparency International (2010) son altamente preocupantes:

  • En todo el mundo, se percibe que los niveles de corrupción han aumentado en los últimos tres años.
  • Las experiencias de hechos de soborno administrativo son generalizadas, y no han registrado variaciones si se las compara con el año 2006. Una de cada cuatro personas en el mundo ha pagado un soborno
  • Las medidas del gobierno para combatir la corrupción suelen verse como poco eficaces.
  • Existe un bajo nivel de confianza en las entidades formales para combatir la corrupción.

La corrupción es el principal problema que enfrenta el Perú. Así lo considera más de la mitad del país (51%), según la Sexta Encuesta Nacional sobre Corrupción de Pro Ética, elaborada por Ipsos Apoyo. Esta percepción ha ido aumentando significativamente con el paso de los años, pues en el 2003 llegaba a 25%. El 56% considera, además, que la corrupción de funcionarios y autoridades son el principal factor que impide el desarrollo del país (El Comercio, 2010)

Las manifestaciones de la incidencia de la corrupción sobre el cambio climático se ponen de manifiesto en los diversos sectores y recursos:

  • En el caso del agua se encuentran nexos entre el agua, la corrupción y el cambio climático en los siguientes sectores: Administración de recursos hídricos, Sistemas de abastecimiento de agua potable y saneamiento, Agricultura y Energía hidroeléctrica (Transparency International, 2008).
  • En el caso de los bosques la corrupción corre a lo largo de la red de valor incluyendo la asignación de derechos.
  • En el caso de recursos minero energéticos existen sonados casos de corrupción descritas prolíficamente por la prensa.

Indudablemente no se pueden hacer generalizaciones pero tampoco se puede subestimar un problema que afecta las bases mismas del desarrollo. Es un tema que requiere la más alta prioridad de atención si es que queremos avanzar a un desarrollo con equidad.

El cambio del uso del suelo, la deforestación, la degradación forestal, la alteración de suelos y la tala ilegal debilitan el papel de los bosques para hacer frente al cambio climático. Así mismo, la extracción de madera fuera de las áreas autorizadas y en zonas frágiles de altas pendientes, el aprovechamiento mayor del volumen autorizado, el transporte y comercialización de productos forestales con documentación fraudulenta, el debilitamiento de las obligaciones asumidas en los planes de manejo forestal. Sin adecuadas medidas silvícolas y de conservación de suelos se pone en duda la sostenibilidad de los bosques y por tanto su efectividad para hacer frente al cambio climático.

Como describe FAO (2001) los bosques cumplen un papel central en la adaptación y mitigación al cambio climático: “El carbono se acumula en los ecosistemas forestales mediante la absorción de CO2 atmosférico y su asimilación en la biomasa. El carbono se almacena tanto en la biomasa viva (la madera en pie, las ramas, el follaje y las raíces) como en la biomasa muerta (la hojarasca, los restos de madera, la materia orgánica del suelo y los productos forestales). Cualquier actividad que afecte al volumen de la biomasa en la vegetación y el suelo tiene capacidad para retener –o liberar– carbono de la atmósfera o hacia la atmósfera.” Aunque las emisiones totales de gases de efecto invernadero de los países de la Comunidad Andina son relativamente bajas no se puede desestimar las emisiones productos de la deforestación y degradación de bosques.

Olivera (2003) producto de la experiencia americana y mundial señala que pueden establecerse los siguientes principios en la formulación de políticas anticorrupción:

  • Se debe actuar sobre los sistemas
  • Se debe actuar preventivamente
  • Se debe actuar integralmente
  • Se debe actuar en un marco democrático
  • La prensa debe jugar un papel fiscalizador

Así mismo, según el autor arriba señalado, la definición de reales políticas anticorrupción debe implicar:

  • Una adecuada conceptualización y tipificación del fenómeno de la corrupción.
  • El análisis y tratamiento de los factores que posibilitan la corrupción.
  • El reajuste de la legislación que trata el fenómeno de la corrupción a nivel de cada país.
  • Acción internacional concertada (incluye normatividad supranacional).

Algunas de las recomendaciones que alcanza FAO (2001) para la lucha contra la corrupción en el sector forestal son:

  • Hacer que la integridad tenga una mayor recompensa
  • Imponer sanciones más severas
  • Reducir los poderes discrecionales de los funcionarios públicos
  • Simplificar el marco normativo, administrativo y reglamentario
  • Hacer un mayor uso de mecanismos de mercado
  • Involucrar a los medios de comunicación, las ONG y el público en la lucha contra los delitos forestales

El cambio climático presenta un nuevo conjunto de retos para el sector forestal, pero al mismo tiempo crea oportunidades. Los esfuerzos internacionales de las dos últimas décadas por construir un entendimiento común, un marco normativo y un conjunto de instrumentos para la ordenación forestal sostenible constituyen una base firme para que los responsables de las políticas y los encargados de la ordenación forestal aborden el cambio climático de manera eficaz (FAO, 2011).

Para hacer eso posible hay que fortalecer gobernabilidad, institucionalidad, el marco normativo, el sistema para favorecer el cumplimiento de las leyes tanto por parte de las autoridades como de los usuarios forestales. Para ello se requiere una lucha decidida contra la corrupción, visiones y agendas compartidas, recursos y voluntad política, participación y vigilancia ciudadana y un papel activo de los medios de comunicación. Se requiere además desplegar los mecanismos de acceso a la información pública, fomento de la ética en la función pública y la transparencia. Se requiere políticas y acciones expresas de lucha contra la corrupción. www.ecoportal.net


Bibliografía revisada:

  • Ecología y Desarrollo (ECODES). 2011. Prevención de la corrupción y el soborno.
  • El Comercio 2010. La corrupción es el principal freno al desarrollo del Perú. Lima. Miércoles 18 de agosto.
  • FAO, 2011. Situación de los bosques del mundo 2001, Roma, 176 p.
  • FAO, 2001. Situación de los bosques del mundo 2001, Roma, 168 p.
  • Meier, Martha. 2009. Corrupción y contaminación. BATALLA CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO REQUIERE TRANSPARENCIA. En El Comercio. Lima. Sábado 29 de Agosto
  • Olivera, Mario. 2003. Hacia reales políticas anticorrupción. En: Revista Probidad. Edición 24 septiembre. 12 p.
  • Transparency International (TI) 2008. Enlazando las agendas de corrupción, agua y medioambiente para combatir el cambio climático. Documento de política 2. Berlín, 4 p.

Fuente artículo: http://pcnpost.com/rodrigo-arce-incidencia-de-la-corrupcion-en-el-cambio-climatico/

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Abordando la gobernanza forestal desde la perspectiva de la complejidad

09 de noviembre de 2016 / Fuente: http://pcnpost.com/

Por: Rodrigo Arce Rojas

Existen muchas formas de definir la gobernanza. Para Bárcena (2012) la “gobernanza” de los recursos naturales se refiere al conjunto de políticas soberanas de los países sobre la propiedad de los recursos naturales, y la apropiación y distribución de las ganancias por la explotación de esos recursos, para maximizar su contribución al desarrollo.

Esto requiere de políticas públicas que involucran aspectos institucionales, regulatorios, fiscales, de planificación estratégica, de gestión y manejo de conflictos socio-ambientales. No obstante, la forma más entendible de definir la gobernanza es la que presentan Petkova, et al. (2011) quienes señalan que la gobernanza forestal se refiere a quién toma decisiones, cómo se toman las decisiones, tipos de decisiones que se toman y características de las decisiones con relación a los bosques.

Al centrar la gobernanza en las personas, que son los que finalmente toman las decisiones, se configura un sistema social en el que es importante entender su dinámica basado en el comportamiento de las personas. Ello a su vez nos conduce al reconocimiento de sistemas sociales complejos y la necesidad de abordarlo desde la perspectiva de la complejidad.

Lo “forestal” es una gran área o campo que se caracteriza por su complejidad. Refiere a la complejidad de la persona humana, complejidad de los diversos grupos que lo constituyen y la complejidad del entorno. Todo ello sumado a la propia complejidad de los ecosistemas forestales.

Complejidad entendida no solo como una gran cantidad de variables (que pasan a constituirse en datos) sino porque fundamentalmente se verifican interacciones, interferencias, interdependencias producto de la presencia de fenómenos no lineares de comportamiento que son muy sensibles a las condiciones iniciales, son altamente impredecibles y dan pie a propiedades emergentes.

Según Law y Mol (2002), hay complejidad si las cosas se relacionan, pero no se suman, si acontecimientos ocurren, pero no en un proceso en tiempo lineal, si fenómenos comparten espacio pero no pueden ser asignados a unas coordenadas tridimensionales únicas. Por su parte Rodríguez (2008) menciona que hablar de complejidad significa tratar con composiciones y colectivos de formas y tamaños que difícilmente encajan con las rígidas taxonomías y formas de representación de lo social que ha utilizado históricamente el pensamiento social.

Señalan Smyle et al. (2016) que la trayectoria del sector forestal en muchas partes del mundo es decepcionante. La extracción no sostenible, la explotación ilegal de madera y del comercio de productos forestales, la corrupción y la consecución de intereses creados, son solamente algunos de los males que desafían los esfuerzos regulatorios y que aún hoy dan origen a la deforestación y a la degradación forestal con demasiada frecuencia. En este contexto, los enfoques convencionales de abordaje de la gestión forestal fuertemente disciplinarios, lineares y deterministas basados en causas-efectos han mostrado sus límites.

La interacción sociedad humana-ambiente tiene propiedades emergentes que no pueden ser abordadas desde el punto de vista puramente social o ecológico. Las propiedades emergentes de tal interacción puede ser abordadas y descritas de mejor manera con una aproximación de redes complejas (Amaral & Ottino, 2007), en comparación con otras aproximaciones enfocadas en el nivel de individuo o de población, sin considerar la interacción entre sus elementos a describir (Munguía-Rosas et al. 2013).

Rayner et al. (2010) al revisar las relaciones entre complejidad y gobernanza forestal reconocen que la gobernanza forestal internacional es compleja y fragmentada. Señalan que muchos de los problemas críticos de los bosques son intersectoriales y que no pueden resolverse solo desde una perspectiva de administración forestal desde lo forestal para lo forestal. Mencionan que los problemas complejos forestales necesitan enfoques sinérgicos implicando una amplia gama de instrumentos políticos. Por ello plantean que el reto de la gobernanza forestal es pasar de una propuesta sobre los bosques hacia el concepto de ‘bosques’[paisajes], que abarca la complejidad intersectorial e interinstitucional y que es necesario una mejor comprensión de los intereses de los actores, sus ideas e incentivos en entornos complejos.

Un enfoque de gobernanza forestal por tanto remite inmediatamente a un enfoque de sistemas complejos en el que hay reconocer nítidamente todas las partes interconectadas e interdependientes que en buen romance quiere decir todos los actores, todos los intereses, todos los procesos y todos los temas. Visiones reduccionistas de concepción de lo forestal que privilegian solo lo productivo o solo la protección no dan cuenta de la complejidad de los fenómenos del sistema.

Pero como todo buen sistema, que siempre está inscrito en otro sistema, implica también reconocer las profundas interacciones con el entorno que no se reduce a lo forestal como se entiende convencionalmente. En esta suerte de diálogo entre sistemas que se traslapan también es importante reconocer los sistemas que favorecen o afectan la gestión sostenible de los bosques.  Ya no es posible seguir manteniendo una posición de isla de la profesión, del gremio o incluso del llamado “(sub) sector forestal”.

Por todo ello son de suma importancia los procesos de participación y diálogo intercultural tanto en el proceso de elaboración, como en la implementación y monitoreo de las políticas públicas forestales. Mecanismos claros de transparencia, rendición de cuentas y lucha contra la corrupción son señales del diálogo de buena fe. Se requiere desplegar un ambiente colaborativo de involucramiento en la gestión forestal para que todos los actores involucrados participen en los procesos de administración pública efectiva y sientan que no solo son co-constructores de las políticas públicas forestales sino también co-responsables en la gestión forestal sostenible, en el cumplimiento de las leyes y acuerdos.

Es importante avanzar hacia verdaderos esquemas de sostenibilidad forestal en donde los principios de equidad y justicia sean el fundamento del ejercicio de derechos de todos los actores y que no existan sectores invisibilizados, subestimados o incluso perjudicados, todo ello en nombre del Estado de Derecho cuyo marco epistemológico no estaba considerando a los actores de menor poder político.

Para avanzar en una perspectiva inclusiva hay que tener la capacidad de no quedarse únicamente en las generalidades o en los promedios. Las sobregeneralizaciones del marco normativo han terminado dañando a actores específicos y a mujeres. Hay que tener la suficiente sensibilidad para detectar las irregularidades, las fluctuaciones, los quiebres, las bifurcaciones, las discontinuidades que se presentan en el sistema forestal.

La gestión de sistemas complejos implica reconocer la necesidad de generar climas de diálogo y colaboración para construir significados compartidos con sentido de sostenibilidad. No solo hablamos que tan eficiente somos como “productores forestales” o como “protectores de bosques” sino cómo establecemos procesos dialógicos en donde los opuestos se encuentran, se complementan, se sinergizan.

En esta perspectiva sistémica no solo hablamos de la calidad de ciudadanos forestales sino también de la calidad de ciudadanos planetarios y eso implica mirar más allá del recurso. De ahí la importancia de los enfoques de gestión de paisajes forestales sostenibles donde importa tanto la ciencia como el saber local, la ingeniería como la poesía, las certidumbres como la intuición y la imaginación creadora. Más que pensar en que nos domine el caos lo que se trata es de reconocer ese orden que no queremos ver, más que temer a las inestabilidades lo importante es reconocer el juego entre estabilidad e inestabilidad que produce proceso adaptativos y evolucionarios.

Es la maravillosa complejidad que nos permite re-encontrarnos con nuestra esencia. De eso se trata.


Bibliografía citada:

Amaral, L. & Ottino, J. (2007). Augmenting the framework for the study of complex systems. Eur J Phys, 38:147-162.

Bárcena, A. (2012). Gobernanza de los Recursos Naturales en América Latina y El Caribe. Seminario Gobernanza de los Recursos Naturales en ALC 24 de abril de 2012. Comisión Económica para América Latina y el Caribe.

Law, John & Mol, Annemarie (2002). Complexities. Social Studies of Knowledge Practices. Durham, NC: Duke University Press.

Munguía-Rosas, Miguel A., Montiel, Salvador, & Castillo, María T. (2013). Redes, Ecología y Ciencias Sociales: las redes complejas en Ecología Humana. Ecología austral, 23(2), 135-142. Recuperado en 14 de octubre de 2016.

Fuente artículo: http://pcnpost.com/rodrigo-arce-abordando-la-gobernanza-forestal-desde-la-perspectiva-de-la-complejidad/

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Fortalecimiento de capacidades forestales en clave de complejidad

02 de noviembre de 2016 / Fuente: http://pcnpost.com/

Por: Rodrigo Arce Rojas

Fortalecer capacidades forestales en clave de complejidad implica generar condiciones objetivas y subjetivas para que los diversos actores forestales públicos y privados desarrollen una nueva forma de pensar, de sentir, de expresarse y actuar a partir de una concepción más integral de los bosques o mejor aún de los socioecosistemas forestales.

La clave para este proceso es que los actores forestales desarrollen la sensibilidad para acercarse a los socioecosistemas forestales como sistemas complejos donde se reconoce explícitamente que existe un conjunto de partes altamente interconectadas, interdependientes que establecen relaciones y vínculos que favorecen la emergencia de nuevos comportamientos.

Esto significa generar condiciones para que las y los actores forestales desarrollen capacidades para un pensamiento sistémico en el que se reconoce que la realidad puede abordarse mediante sistemas que dialogan profundamente con el entorno. Implica considerar en su real dimensión el contexto y la historia para comprender la naturaleza de la dinámica del socioecosistema forestal. Ello implica necesariamente un enfoque interdisciplinario en el que se supera la suma de perspectivas disciplinarias sino que se desarrollan métodos de trabajo concordado a partir de la definición de marcos epistémicos comunes, marcos metodológicos concordados y significados concertados.

Significa también desarrollar un pensamiento crítico de profunda base filosófica en el que no bastan las formas convencionales de resolver los problemas (con paradigmas y mitos reiterativos), no bastan ni siquiera los marcos teóricos o legales aceptados sino que existe la predisposición de revisarlo todo, de recrearlo todo, de explorar todas las posibilidades, de buscar lo que lo que antes no se ha buscado, de sentir lo que antes no se ha sentido, de resignificar nuestro vocabulario forestal. Porque el pensamiento crítico no se queda con las primeras impresiones o pareceres sino que busca nuevas explicaciones, nuevas preguntas, nuevos abordajes. Es un pensamiento que piensa sobre tu propio pensamiento, el pensamiento de otros, el pensamiento con los otros, el pensamiento desde los otros. Porque no se trata de quién tiene la verdad sino cómo se construye la verdad que además siempre será contextual y contingente.

Fortalecer capacidades sobre los socioecosistemas forestales implica no quedarse con las regularidades, los promedios, la tradición o el dictado explícito o implícito de los grupos de poder. Pensar en complejidad implica justamente buscar las irregularidades, las fluctuaciones, los quiebres, las rupturas, las fluctuaciones, los eventos raros, los factores críticos, aquel mundo inadvertido que no quisimos ver en nombre de la eficiencia o en nombre de las teología de los pensamientos acabados.  Porque creíamos que lo consciente dominaba nuestras decisiones cuando hoy sabemos que el inconsciente tiene muchísimo más peso de lo que habíamos creído.

Significa también generar condiciones para que los actores involucrados tengan la predisposición de reconocer los cambios súbitos, irreversibles e impredecibles que se verifican en los sistemas.  Pensar en forma compleja implica tomar en cuenta la riqueza de la dinámica sistémica no lineal, la influencia de las condiciones iniciales, la importancia del proceso, la capacidad auto organizativa, los procesos adaptativos y evolutivos en el sistema.

Porque es necesario descolgarnos de la lógica de trabajar únicamente con los visibles, con los que tienen voz, con los funcionales, porque hay un universo de actores que siempre estuvieron ahí pero nunca quisimos verlos. Porque nuestra concepción de caja cerrada donde solos resolvemos nuestros problemas y no recibimos las influencias del entorno es una figura que ya no puede sostenerse. No solo la caja ya estaba abierta sino que los problemas de frontera no se resuelven únicamente con ojos y corazones forestales.

Porque no es posible pensar y actuar solo en términos de los elementos biofísicos de los socioecosistemas forestales o solo en términos de mercado. Necesitamos incorporar la ética y la poesía al universo forestal para recuperar su espiritualidad y sacralidad. Estas carencias han provocado que la corrupción esté ahí presente y no hayamos tenido éxito para erradicarla.

Porque es necesario que no simplifiquemos la realidad en mundos binarios o polarizados. Porque se requiere que entendamos las totalidades de los socioecosistemas forestales y las relaciones que definen las estructuras. Porque es necesario que reconozcamos las múltiples dimensiones, categorías, escalas y sentidos que se verifican en los socioecosistemas forestales en un diálogo fecundo con su entorno. Ello da pie a que reconozcamos la diversidad con sus múltiples lógicas y sentidos.

Por todo lo expresado se requiere que los programas de fortalecimiento de capacidades forestales no se queden en desarrollar competencias analíticas sino más bien de integración y síntesis. Que favorezca que los actores involucrados no se queden en los objetos sino que avancen en la necesidad de abordar los problemas de fronteras que se verifican en los socioecosistemas y los paisajes forestales y que hasta ahora nos han sido esquivas con esquemas de pensamiento lineales y de soluciones de enclave, asépticas y fragmentadas de la realidad compleja.

Por todo lo expresado, requerimos más bien unir lo que estaba desunido, tejer lo que estaba separado, religar lo que estaba desconectado; sinergizar antes que condenar, subestimar o evadir. La complejidad no tiene que ver con lo complicado, tampoco tiene que ver con el caos mal entendido como desorden.

Es una nueva forma de acercarse a la realidad para complementar el enfoque disciplinar que hasta ahora ha primado para enriquecer nuestra comprensión del mundo forestal y sus posibilidades de transformación con criterios de libertad, equidad, justicia y sostenibilidad.

Fuente artículo: http://pcnpost.com/rodrigo-arce-fortalecimiento-de-capacidades-forestales-en-clave-de-complejidad/

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