Los clubes de debate como semilleros de ciudadanos

12 de julio de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org

Por: Roddy Enrique Rodríguez

En un país que busca superar la violencia y la intolerancia, educar a nuestros niños para que sean los ciudadanos que necesita el mañana es sin duda una tarea vital.

Usted se encuentra caminando por la calle y se topa con dos personas en medio de una discusión sobre política donde se enfrentan en torno a un tema. Uno de ellos repite sin pensar lo que escucha en la prensa, se altera ante la crítica, e insulta a su contraparte. Por otro lado, su interlocutor escucha con atención y duda de lo que ve en los medios, nunca descalifica a su rival y siempre responde con argumentos y evidencias.

Si bien ambos tienen un nivel similar de educación, status socio-económico y origen geográfico, algo los diferencia. ¿Qué podría ser?

Mientras el primero no ha recibido entrenamiento en debate y por tanto de allí deriva su tendencia a hacer de las posturas encontradas un ejercicio conflictivo y demagógico, el segundo se ha formado en debate, de lo cual se origina su tendencia a tener discusiones de altura, a privilegiar la razón sobre la violencia, y a respetar a su contraparte.

El debate como herramienta educativa permite formar mejores ciudadanos y profesionales, al punto que tal actividad se encuentra extendida en numerosos lugares alrededor del mundo. Tanto a nivel colegial como universitario, la práctica constante del debate ha permitido que cientos de miles de niños desarrollen competencias y habilidades que le permiten ser mejores trabajadores y miembros de una comunidad política.

Pensamiento crítico, investigación, habilidades académicas, expresión oral, escucha activa y tolerancia son solo algunas de las habilidades que se pueden desarrollar si se practica el debate constantemente. Pero: ¿Cómo exactamente transforma a un individuo el hecho de pertenecer a un club de debate?

En primer lugar, un debatiente es una persona que valora la razón y la evidencia. La primera lección que recibe alguien en el mundo del debate es cómo argumentar, y para ello debe soportar sus opiniones en razones y evidencias que conformen un buen argumento, y a partir de allí sus intervenciones en un debate son evaluadas desde dicho canon, por lo cual adquiere el hábito de dar y exigir argumentos bien fundamentados en cualquier discusión.

En segundo lugar, alguien que ha practicado el debate adquiere gran interés en mantenerse informado sobre realidades políticas, sociales y económicas, lo cual hace que sea una persona orientada a tomar mejores decisiones relativas a lo público dado el nivel de información que maneja.

En tercer lugar, adquiere competencias comunicativas dado que en el debate competitivo el complemento de los argumentos, la razón y la evidencia es la capacidad de transmitirlos en una forma convincente y persuasiva. Ello lo hace un mejor profesional dada que la comunicación es una de las competencias más necesarias en el siglo XXI, así como en numerosos casos puede hacerlo un mejor ciudadano, pues siente que con sus habilidades debe contribuir a una mejor discusión de los asuntos que le afectan.

En cuarto lugar, es muy probable que el rendimiento académico de la persona aumente considerablemente, ya que adquiere capacidades de investigación para preparar un caso, mayor interés en aprender más allá de lo que ve en clase, así como también aumenta su capacidad de lectura y razonamiento.

La lista podría continuar para explicar un poco más otras competencias como lo son la tolerancia, el pensamiento crítico, la escucha activa, la confianza, la escritura y cómo las mismas son adquiridas por parte de un miembro de una sociedad de debate. Sin embargo, los puntos ya explicados en cierta forma son suficientes para ilustrar el gran potencial que tiene el debate en la escuela.

Por tanto, desde la Liga Colombiana de Debate queremos proponer a los rectores, autoridades y profesores de todo el país la creación de sociedades de debate y ciudadanía en sus escuelas, así como incluir debate en el currículo, de forma tal que dicha actividad se conforme como semillero de los ciudadanos que necesita Colombia.

Hacerlo es algo relativamente sencillo: Se puede conformar una sociedad de debate para que los estudiantes practiquen semanalmente, así como también puedan asistir a torneos de debate intercolegiales. Para ello se requeriría un profesor que cumpla el rol de coach, y por tanto sea el encargado de convocar y entrenar a los muchachos, de lo cual derivarían los beneficios mencionados anteriormente, todos ellos asociados al debate competitivo escolar.

También se puede discutir en clase asuntos públicos o que afecten a la comunidad, donde el profesor puede fungir como moderador, permitiendo que los estudiantes expresen y argumenten sus posturas en torno a un tema. Distintos estudios demuestran que dichas discusiones pueden aumentar el interés del joven en asuntos que afecten a la comunidad o al país e incluso llegar a discutirlos con sus familiares en casa, beneficiando adicionalmente a su familia.

Adicionalmente, se pueden sostener debates entre candidatos a personeros estudiantiles. Experimentar la democracia desde pequeños puede ser una de las mejores formas en que un niño entienda y valore los principios que rigen el sistema político democrático, por lo cual presenciar a dos candidatos basando sus postulaciones en propuestas y en una discusión centrada en argumentos puede hacerle entender y valorar que dicha práctica es necesaria también para todos los ámbitos de la sociedad.

En un país que busca superar la violencia y la intolerancia como parte de su acervo cultural, así como también disminuir prácticas que debilitan la democracia como la demagogia y el clientelismo, educar a nuestros niños para que sean los ciudadanos que necesita el mañana es sin duda una tarea vital, y desde el Centro Incide consideramos que los clubes de debate pueden ser una herramienta que contribuya significativamente a formar al ciudadano que forjará el futuro de la patria.

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/columnas/los-clubes-de-debate-como-semilleros-de-ciudadanos

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Las experiencias vivenciales como educación ciudadana

07 de junio de 2017 / Fuete: https://compartirpalabramaestra.org

Por: Roddy Enrique Rodríguez

Para lograr que una persona sea buen ciudadano, la misma debe valorar y tener en alta estima los principios y competencias que hacen de alguien un ciudadano virtuoso.

En Chocó un niño entiende lo terrible que es la injusticia gracias a un juego de roles. En Antioquia una niña se siente empoderada gracias a haber participado en un torneo de debate, mientras que en el Caquetá un grupo de niños aprenden la importancia de la confianza y el capital relacional gracias una dinámica de grupo donde deben resolver un problema trabajando en equipo.

En todos estos casos es posible transmitir e inculcar competencias ciudadanas en jóvenes estudiantes gracias al uso de experiencias vivenciales que dejan huella en los mismos y, honestamente, considero que esta es la mejor manera en que se puede formar en ciudadanía a los jóvenes de nuestro país.

Participación, tolerancia, deber, derecho, capital social y otros conceptos ciudadanos son difíciles de explicar y transmitir a casi cualquier audiencia, más aún si la misma es muy joven. Adicionalmente, resulta aún más difícil lograr que quienes aprenden dichos conceptos los internalicen, consideren que los mismos son realmente importantes, y por tanto efectivamente los pongan en práctica en manera diaria.

Por tanto, resulta menester superar modelos tradicionales de formación ciudadana basados en transmitir conocimientos asociados al sistema jurídico de un país o a los derechos y deberes que tiene un niño y ciudadano. Si bien es necesario que todo habitante de un país conozca dichos elementos, tal conocimiento no es suficiente ni asegura que una persona con dicha información será de hecho un ciudadano que contribuya al desarrollo político, social y económico de la nación.

Para lograr que una persona sea buen ciudadano, la misma debe valorar y tener en alta estima los principios y competencias que hacen de alguien un ciudadano virtuoso. Por su parte, lo que hace a un ciudadano virtuoso puede ser objeto de extenso debate, pero el enfoque de este artículo gira alrededor de la forma en que dichos valores, principios y competencias ciudadanas puedan ser inculcados en un niño o adolescente.

Ello me lleva de vuelta al inicio del presente texto: Las experiencias vivenciales. El aprender haciendo o la innovación en métodos educativos permite superar la barrera que implica transmitir conocimiento ciudadano para así alcanzar el objetivo deseado, el cual es la aprehensión, internalización y puesta en práctica de dichos conocimientos.

Ya sea a través de un juego, un torneo, un campamento, con el deporte, a través del arte, las dinámicas de grupo, la comedia, el cine, una simulación, los medios audiovisuales o cualquier otro medio no tradicional, la educación ciudadana puede ser transmitida en formas innovadoras, las cuales en comparación a la enseñanza tradicional resultan mucho más efectivas.

Dichos medios resultan más efectivos por numerosas razones. Los mismos logran que el participante vea las implicaciones de lo aprendido en la vida diaria, así como también permiten mayor involucramiento (engagement) por parte del estudiante, deseo de superación, entusiasmo, estimulación de la actividad cognitiva y experiencias fuera de lo común que dejan moralejas y aprendizajes difíciles de olvidar, entre otros tantos beneficios mencionados por la literatura especializada en gamification y nuevas formas de enseñanza.

En un país profundamente marcado por la violencia en sus distintas expresiones, el fin del conflicto armado ofrece una oportunidad histórica para crear las bases que nos permitirán construir la nación que queremos ser, y uno de dichos cimientos sin duda es contar con ciudadanos que contribuyan al desarrollo integral de la nación.

Pero para tener dichas bases debemos educar a los ciudadanos que conformarán las mismas, por lo cual debemos comenzar de inmediato. Y para que dicha formación sea efectiva, sin duda deberemos apostar a herramientas innovadoras de educación, pues sólo las mismas permitirán que un niño aprenda y desee ser un buen ciudadano.

En el Centro Incide nos alegra contribuir a construir un mejor país ideando e implementando nuevas formas de educar en ciudadanía, siendo las experiencias vivenciales una de ellas. Cada persona que formamos es potencialmente un mejor ciudadano en el futuro, pero dichos esfuerzos no deben limitarse a educar unos cuantos niños, sino que deben ser un esfuerzo mancomunado por masificar la cultura deliberativa y ciudadana, pues contar con buenos ciudadanos será el pilar fundamental que nos permitirá construir la Colombia que todos queremos.

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/columnas/las-experiencias-vivenciales-como-educacion-ciudadana

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